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O14.⠀❨ Cobra Kai y un trato especial ❩⠀

Cuando Kenny le había sugerido a Jesse ir a hablar con Terry Silver para asegurarle un puesto en la sede principal, Jesse no creyó que se refería a tener directamente su primera clase.

Cobra Kai era todo lo que Jesse había imaginado y al mismo tiempo lograba ser peor.

El lugar era inmeso, repleto de máquinas y sacos de boxeo, una barra de alimentos, colchonetas aquí y allá, el color rojo brillante y el negro oscuro parpadeando en cada rincón y más estudiantes de los que Jesse creía que debería haber en un único dojo.

Le había dicho a Kenny que podría volver otro día, él le respondió que todos los días había esa misma cantidad de gente y que por eso Jesse debía demostrarle al sensei Silver que él era merecedor del puesto.

Pero, ¿Era Jesse merecedor del puesto en la sede principal de Cobra Kai? Por supuesto que no, Gabe solía decir que yo tengo menos estado físico que una tortuga embarazada, ilógico porque las tortugas ponen huevos pero ese no era el punto.

Entonces allí estaba Jesse, colocándose lo que le dijeron que era un gi y preparándose para lo más parecido que tendría de una suave y reconfortante paliza en las próximas semanas, eso si lograba unirse a Cobra Kai.

Yo... Lo dudo mucho. Pensó Jesse, observando cómo en el vestuario ya había estudiantes que estaban estirándose mientras hablaban y se cambiaban, como si estuvieran preparándose para una maldita carrera de seiscientos kilómetros o algo así.

El vestuario, al igual que el resto del dojo era increíblemente grande, con pasillos completos de casilleros y un camino que te dirigía directamente a otro pasillo pero este con duchas contra las paredes.

Kenny le había estado enseñando el lugar en un recorrido que logró cansar a Jesse, lo cuál no era buena señal porque se suponía que estaba a punto de demostrar que era valioso para el dojo y una simple caminata lo dejó con la respiración entrecortada.

Sí, está bien, Jesse prefería quedarse acostado en su cama mirando la misma saga de películas por cuarta vez que salir a caminar por las mañanas, demandenlo.

Jesse salió de los vestuarios con un gi negro sin mangas que tenía la Insignia de Cobra Kai en el costado de su pecho justo por encima de su corazón, se encontró encantado por la suave tela y creyó que sería bastante útil para amortiguar algunos pares de golpes que Jesse sabía que se le venían.

¿Se estaba preparando para que le pateen el trasero? Por supuesto, Jesse no era un idiota. Desde que puso un pie en el dojo sabía cuál sería su destino.

—¡Hey Kesse, por aquí! —llamó la voz de Kenny a la distancia, que se encontraba hablando con un hombre mayor alto.

Un hombre mayor alto con coleta de caballo grisácea.

Un hombre mayor alto con coleta de caballo grisácea, gi negro, parche de sensei y que se parecía mucho a la foto de Terry Silver que Gabe le había enseñado el día anterior.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Jesse, pero aún así decidió acercarse hasta Kenny y el que probablemente debería ser Terry Silver.

—Le estaba contando al sensei lo que hablamos. —dijo Kenny una vez que Jesse se encontró a su lado y enfrentando al probable Terry Silver.

Y ¿Jesse mencionó que tenía ojos escalofriantes y una sonrisa altanera que no le gustaba para nada? Bueno, el casi probable Terry Silver las tenía.

Me está mirando como si supiera algo que yo no sé. Qué carajos.

Jesse ladeó la cabeza con curiosidad después de asentir ante las palabras de Kenny.

—Oh, él es el sensei Terry Silver, el fundador de Cobra Kai. —explicó Kenny con algo que se le parecía al orgullo en su voz, Jesse volvió a guardar silencio una vez más y asintió.

Okay, sí. Definitivamente es Terry Silver.

—Kenny me estaba contando que tu hermano es un grandioso en Karate, ¿cómo se llama él? —preguntó Silver, mirando directamente a Jesse.

—Gabriel... Hardaway. —respondió Jesse con cuidado.

—¡Oh! El tres veces campeón del Dragón oscuro de Oregón, por supuesto que sí. Entonces tu familia debe tener una gran conexión con el karate. —Terry Silver mostró una extraña combinación entre estar complacido y dmocionado.

—Estoy comenzando a creer que sí. —admitió Jesse, ayer descubrió que había muchas más conexiones al karate de lo que su familia alguna vez habría dicho.

—Está bien, eso suena increíble. Oye Kenny, ve que tu clase está por comenzar. Déjame a tu amigo que veré que haremos con él a continuación.

—Sí sensei. —exclamó Kenny, dando una revenrencia hacia el tipo antes de salir corriendo hasta las colchonetas rojas con borde negro en donde una mujer con una larga trenza había comenzado a dar instrucciones.

Jesse casi quiso burlarse de cómo había sonado Kenny Señor, sí, señor. ¿Qué eres, su maldito soldadito? Hasta que recordó que efectivamente sí lo son.

Andy le había contado lo que Hawk tuvo que vivir en Cobra Kai a manos de Terry Silver y John Kreese, al parecer los tipos habían ido a la guerra de vietman y allí se entrenaron para aprender karate, una vez que volvieron de la guerra abrieron Cobra Kai pero todo el trauma militar ya estaba arraigado en ellos.

La mirada escalofriante que Silver le estaba dando no hizo mucho por calmar los inestables nervios de Jesse, pero aún así, cuando el hombre hizo un ademán para que lo siga, Jesse así lo hizo.

Recordó que en un casillero había dejado su mochila y su teléfono junto con el resto de su ropa, hubiera sido buena idea tener su teléfono encima por si sus hermanos lo llamaban, después de todo él no les había avisado que vendría aquí, pero supuso que no era una buena idea dejar caminando solo a quién seria su próximo sensei y el secuestrador de sus padres.

Jesse sabía que debía enfocarse esta vez, que cuando creyeron que los culpables eran los Miyagi Do, él no había dado todo de sí para demostrar su valía ante sus hermanos que fue eso lo que él siempre buscó, demostrar que era bueno y que podía ayudar a encontrar a sus padres.

Entonces estaba decidido, haría lo que sea necesario para entrar al maldito dojo que parecía una personificación rebuscada del infierno y se infiltraría tanto en la mente de todos estos tipos que lograría que se equivoquen, digan algo en algún momento que finalmente los delaten y guíen a Jesse hasta sus padres.

—Entonces, ¿algún tutor que pueda firmar estos papeles? —preguntó Terry Silver, sin ningún papel a la vista pero entrando por una puerta que era lo más parecido a una oficina lujosa que Jesse había visto.

Ni siquiera a su padre, que toda la vida le había sobrado el dinero, se daba el lujo de tener tantas cosas en una oficina.

Jesse se quedó en el marco de la puerta mientras pensaba en la respuesta, técnicamente Gabe aún no era su tutor legal ya que lo seguían siendo sus padres, pero sus padres no podrían firmar porque los tiene Terry Silver.

Sí, tengo tutores ¿Los podrías sacar de tu maldito atico y pedirles que vengan así firman esos papeles? Jesse se mordió la lengua con fuerza para no dar esa respuesta y en cambio se encogió de hombros.

—Mis padres están de viaje, ¿Puede alguno de mis hermanos mayores? —preguntó con su voz específicas para hablar con adultos, suave y prácticamente educada.

—Ya veo... Bueno, si son mayores de edad no veo ningún tipo de problema en que ellos vengan. Siéntate allí. —Silver señaló la silla frente suya, el movió un par de papeles por el escritorio y se sentó en una silla frente a una gran pantalla de computadora.

Jesse hizo lo que le pidieron y caminó desde el marco de la puerta a la silla, la miró con sospecha durante unos segundos hasta que finalmente se sentó, enfrentando la mirada de Terry Silver.

¿Dónde están? ¿Dónde los tienes?

—Estaba pensando, en darte un trato especial debido al gran talento que tiene tu hermano y que asumo que tú también lograrás formar. —comenzó Terry, extendiendole los papeles a Jesse el cuál los tomó y se negó a leerlos porque sabía que su visión se encontraba lo suficientemente borrosa.

Jesse no iba a llorar, por supuesto que no, estaba conteniendo las lágrimas con todas sus fuerzas. El lugar era aterrador de una manera en que para cualquier otra persona no lo sería, el saber que Jesse estaba encerrado con el mismo tipo que tenía a sus padres hacía poco por intentar aliviar toda la energía nerviosa que contuvo su cuerpo.

—¿Trato especial? —balbuceó Jesse sin comprender, intentando que sus manos se encuentren firmes contra el papel para no doblarlos.

—Pues claro, he visto un par de veces a Gabriel Hardaway y es más que grandioso como dijo Kenny, es increíblemente talentoso y me encantaría que su hermano sea parte de Cobra Kai. —explicó Silver, su voz se encontraba pareja y lo miraba con un brillo de diversión oscura que logró poner en alerta a Jesse.

Qué me ves, tarado. Jesse le sonrió y asintió a sus palabras.

—¿Y cuál sería el trato especial? —preguntó Jesse, evadiendo comentar que él y Gabe no eran hermanos de sangre entonces nada le podía asegurar al tipo que Jesse lograría lo mismo que su hermano como si estuviera predispuesto en su familia o algo así.

—Bueno, Kenny me ha contado que no estabas muy emocionado por una pelea con un estudiante ya entrenado, puedo ver que aún no tienes lo que se hace falta ni para un cinturón blanco, entonces, estaba pensando entrenarte, aquí mismo allí en esa colchoneta. —Silver señaló la mencionada al fondo de la gran oficina, detrás de los sofás, Jesse volteó a verla durante unos segundos—. No puedo darte un trato especial sólo a tí frente al resto de estudiantes, entenderás que el resto no lo verá justo. Pero, de todos modos me gustaría dártelo por respeto a tu hermano, aquí en donde ninguna mirada curiosa te juzgará por hacerlo mal.

Eso... Eso no suena nada mal.

Jesse guardó silencio durante algún momento, intentando encontrar en dónde estaba la trampa, de que se iba a beneficiar Silver con eso, de qué le serviría a él que Jesse sea bueno, lo pensó y realmente lo intentó pero nada venía a su mente.

—¿Y qué gana usted con eso? —preguntó Jesse, entrecerrando sus ojos y mirando con sospecha cómo la sonrisa de Silver se ampliaba.

El tipo extendió sus brazos y le dió esa mirada de ¿No es obvio? antes de responderle—. Ganaré a un Hardaway en mis filas, ¿Qué otra cosa podría pedir?

Claro, lo dice por Gabe, se cree que seré tan bueno como él.

—Está bien, acepto. —Jesse se levantó de la silla, dejando los papeles sobre la mesa y dándoles una rápida ojeada.

—Puedes darle esos a tu hermano para que los firme. —señaló Silver, para después guiar a Jesse hasta la colchoneta negra.

—Espera, ¿comenzamos hoy? —preguntó Jesse sorprendido.

—¿Cuándo creías que íbamos a comenzar? —le respondió con otra pregunta Silver, soltando una carcajada y negando con la cabeza.

Jesse aspiró una fuerte bocanada de aire, siguiendo a Silver hasta la colchoneta.

Oh mierda, ya no me gustó tanto el trato especial.

***

Poco a poco vamos a ir retomando el canon de la temporada cinco ♡⁠

Recuerden votar y comentar para que siga publicando los capítulos, pronto llega la cuenta regresiva ^^

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