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11

Comenzó a nevar fuera de la cabaña, en las ventanas se fue acumulando la densa nieve y el viento pesado abatió las bisagras de las ventanas haciendo que la mayoría de éstas se cerraran al
mismo tiempo.

-JiMin, me gustas.

Musitó dejándose ver devastado, sus luceros miel ahora estaban deteriorados por una capa de tristeza decorada con lágrimas cristalinas, pues aquello no era una confesión infantil de dos cachorros que se atraen, era terminar con aquella valiosa amistad que había estado cuidado por tantísimos años.

-M-Me gustas y siento ser tan
egoísta, s-siento decirte esto y
terminar con nuestra amistad pero no puedo soportarlo más... -Sonrió entre la tristeza del momento y la avalancha de sentimientos que le derrotaron ante el calor que tenía ganado, era cómico para su Omega quien bien sabía su posición.

Sin embargo Jungkook había perdido las esperanzas de ser feliz con JiMin porque bastaba con un rechazo para mandar a su Omega al deteriodo, y él lo había arriesgado. Y no le importaba
realmente perder a su Omega después de un abandono, sabía que nadie iba a despertar lo que JiMin despertaba en él solo con pensar en ellos dos, nunca existiría alguien capaz de recibir tanto amor como el que JiMin recibió de JungKook a lo largo de los años.

-E-Es inoportuno decírtelo ahora y
de esta manera, ya llevo tres copas de vino y siento que no estoy en mis cabales... -Se sinceró casi hablando solo- Pero estando sobrio jamás podría llegar a decirte nada...

-¿Lo dices para que no me case? ¿Que he de hacer con mis hermanos entonces? -Park habló sorprendiéndolo, el tono vulnerable y tímido que tenía el Alfa para expresarse cuando estaba triste siempre ocasionaba un retorcijón en el corazón de JungKook.

-Tarde o temprano acabaría
diciéndote lo que siento, pensé en
hacerlo hace años cuando te hiciste novio de Sunoo pero para ese entonces era un cachorro que no sabía expresarse -Afirmó dando por terminada su cuarta y última copa- Y sí, te lo digo para que no te cases... sería imposible para mi Omega acudir a una boda en la que lo pisotearías al tomar a otro Omega como tuyo...

JungKook seguía con esa sonrisa
melancólica y puede que el alcohol subiera por su sistema y tiñera de rojizo sus mejillas, pero también estaba avergonzado por confesarse.

-¿Crees que yo quiero casarme?

-Esa pregunta ya me la has hecho, sé que es por tu familia. Pero, sí retomas mis sentimientos y me tomas en cuenta, podrías darte el lujo de traer a tus hermanos al bosque pues estos territorios también te pertenecerían... Y el bosque es lo más seguro de todo el reino, no sé porque te empeñas en
aislarme de ti...

JiMin fue el que terminó su quinta copa de vino esta vez, ya habían dos botellas de vino abiertas y dejadas en los pies de la mesa, mientras que ellos ingerían la bebida en un intento de distraerse y no verse directamente a los ojos. Para ese entonces tenía el aroma de JungKook jugando con su cabeza, sus palabras melodiosas tenían todo el sentido del mundo y por más que quisiese tener otro plan, el de Jungkook sonaba como un cuento dramático con un final feliz.

-Hyung, no me gustaría abusar de tu posición... a mi no me parece correcto estar contigo para asi proporcionarle a mi familia un sustento...

-Si correspondes a mis sentimientos de la misma forma, ¿por qué sería un abuso hacer algo por la familia? -Una risa suave fue escapando de sus belfos, hasta que por su rostro se pintaron las lágrimas, entonces la sonrisa que pretendía mantener firme se fue al garete- Si no me quieres de la misma manera en la que lo hago yo, si fui el único que vio cosas donde no las habían y si fui el único que se enamoró en primavera... acepto que quieras rechazarme...

El pálido vaciló en ceder a su
mirada melancólica y cubierta de
gotitas saladas, ni tan si quiera se
dignaba a aceptar que el alcohol
había entrado en su sistema por
breves segundos causándole un
mareo ligero, pues lo siguiente que dijo le dejó el doble de descolocado.

-Si yo no te amara me habría
gustado hacer mi vida lejos de
aquí, tal vez irme desde que dejé
de ser cachorro... pero después de
tantas primaveras e inviernos a tu
lado, después de que te robaras mi corazón, me es imposible dejarte. Y-Yo nunca supe expresarme como tú y pensé que después de darnos tantos besos aceptarías que yo también te amo como lo haces tú...

- JiMin...

- También me gustas, Jungkook.
Posees mi corazón desde hace
años y parece ser que recién te das cuenta que he hecho todo lo posible por acercarme a ti... -Sus pómulos se tintaron de un bonito carmín, tal vez el alcohol o la vergüenza, quién sabe- Eso ya me da igual...

Fue el turno de JungKook de quedarse sin saliva para proseguir.

Pero ahora tenía unas inmensas ganas de besarle emergiendo de su pecho, su Omega saltarín por escuchar a su Alfa aceptarle, más que feliz por ser correspondido.

Y ninguno de los dos se opuso
cuando el mayor entrelazó sus largos falanges con los de JiMin, sus corazones latiendo en sincronía y sus luceros retratándose en las finas capas de lágrimas que perduraban, como si el momento fuera a conmemorarse para siempre en sus memorias. Era de esperarse que el Alfa tuviera más sed de deseo con solo ver sus pupilas dilatadas.

Era magnífico aquel momento,
cuando Jungkook unió sus suaves
y agridulces belfos con los del
azabache. Como si el volumen de alcohol del vino fuera algo pasajero, porque aquellos besos embriagaban el doble y tentaban con seguir probando más y más hasta saciarse.

JiMin lo besó anhelando más.

JungKook concedió la cercanía entre sus cuerpos subiéndose a su regazo con ambas rodillas a los lados de su cadera, el ambiente sutilmente frío fue desapareciendo.

-Hey, JiMinie... ¿te vas a casar?

- Sólo si es contigo mi dulce osito...

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