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02

-¡Quita esa cara Mochi! -Bufó el
castañito desde el otro lado del río
de cuclillas en el pasto verdoso
y húmedo por las salpicaduras
del agua que el río desbordaba,
animando al pequeñito conejillo
qué lejos de la orilla se mantenía.

No era miedo, JiMin tenía
fobia al agua y en especial a las
caudalosas aguas de los ríos, no
era ni de cerca algo que pudiera
Superar por unos cuantos elogios
del otro chico, aquel ya estaba
acostumbrado a las aguas pues
su familia le acostumbró desde
temprana edad a conseguir comida de ese medio y allí dónde está era un excelente pescador.

-T-Tengo miedo, H-Hyung! ¡El
agua me va a tragar! -Vociferó él
temblando del miedo, sus manitas
hechas puños a los costados,
escuchaba el gruñir de los felinos
asesinos y de los lobos aullándole
de cerca, habían ido muy lejos
andandoy comprendía el nivel
de peligro al que se enfrentaban-
¡S-Sácame de aquí!

Jungkook rodó los ojos esbozando
una sorisa burlona, no era de
echar la bronca pero él no sabía
Cómo aquel bonito Alfa se había
convertido en su amigo con lo
lorica y débil que es, es decir, si
estuviera catalogado como Omega, las cosas y sus acciones cautelosas tendrían sentido con su raza, pero se suponía que pertenecía a los alfas.

-Jiminie, estarás entre los
colmillos de un bonito gatito que te dobla la estatura si no cruzas este río, no es tan difícil, solo debes ir por las piedras y listo -El susodicho movió sus ojos a un costado, dentro de los matorrales se vislumbraron los destellos de dos pares de ojos muy atentos a sus movimientos.

Regresó su mirada al osito que
tan campante se había echado a
jugar con los hierbajos, el gazapo
no tenía otra opción más que ir
saltando de una roca a otra, unos
diez metros, una profundidad de
no más de medio metro, ahogarse
en aquel charco sería una deshonra para toda su manada y quedaría en el recuerdo como el más tonto de los conejos belier.

-Uh Uh, ¿ves esos dos lobitos?
No son de los Kim, tampoco de
los Choi... entonces, puedes ser
su almuerzo perfectamente -Si
Jungkook no podía ayudarle a
cruzar, al menos le serviría como
sus ojos para alertarle de los
problemas que acechaban a sus
espaldas- Éste río es la frontera,
aquí Tae podrá cuidarnos,
de ese lado éramos una jugosa y
apetitosa comida..

-C-Cállate o yo mismo me entrego
como tributo! -Pataleando gruñó..
bueno... su intento de gruñido
fue el mejor chiste para él Omega
castañito.

Al tanto de los hambrientos lobos,
a nada de lanzarle piedras a
JungKook y su miedo subiendo
por su sistema, JiMin corrió
hacía atrás, literalmente comenzó
a huir de los cazadores y del propio Jungkook.

Fue hasta entonces que su sonrisa
se disipó por completo y con
sorpresa vio cómo se perdía entre
los altos árboles, hasta que de
JiMin no veía nada. Solo supo
reaccionar al completo cuando por el rabillo se percató del movimiento de los arbustos, los lobos se movían, irían a por él.

-Serás... -Maldiciendo entre
dientes sus ojos se abrieron más
de lo normal, al instante dejando
su cómoda posición para saltar las piedras del río- iTaehyunie Hyung, se van a comer a mi conejito! -Chilló adentrándose a la zona enemiga, alertando así a ciertos lobeznos echados por alli.

Corriendo con tranquilidad el osito visualizó por encima a sus espaldas, tres grandes lobos de negros pelajes con enormes colmillos y claros ojuelos saltaban el río que segundos antes él había cruzado, un cuarto lobo —éste muy pequeñito y de un pelaje blancuzco y pulcro— se sentó sobre sus patas traseras en el pasto, bastante tranquilo a priori.

Jungkook, acompañado de grandes defensores, aligeró su paso, olisqueando el lugar y segundos más tarde guió a los caninos por el bosque, llevándolos sólo un minuto después a una zona abierta e iluminada.

-¿Se puede saber qué
neurona tuya quiso suicidarse,
JiMin? -Masculló con rudeza,
aparentemente hablando solo, mas no era así, en la rama de un árbol de mediana altura se encontraba el conejito de enormes orejas caídas moviendo su naricita tiernamente- Bájate de allí, no quiero empezar guerra por tu culpa -Escupió levando sus manos a los costados de su cintura.

-Esta zona no te respalda, más te
vale dejar de pisarla... -Jungkook
alzó sus labios en un puchero,
riendo poco después.

-¿Toman ventaja por ser yo
un pequeño niño que no llega
a los diez años? ¿Así de crueles
pueden ser los lobos de esta zona?
Dejen que me lleve a mi amigo,
estábamos jugando-

-Traes contigo a tres miembros
de los Kim, muy inocente no
eres -Dijeron entre los árboles,
Jungkook adjudicó un nombre a
aquella voz por lo grave que llegaba a ser y la poca pizca de amabilidad puesta en cada palabra mascullada.

Entonces tuvo un poquito de
nervios viajando por su sistema,
agachó sus hombros y crispó sus
labios antes de dibujar una sonrisa, era un cachorro pero era uno muy especial.

-Este territorio no es ni la mitad
del mío, está deterioradoy tienen
más cazadores que caza, ¿està
usted seguro de sus amenazas?
-Inquirió con un ojo puesto en el
conejito que reacio le dio vistas a su pomposa colita respingona- Como no te bajes de ahí, dejaré que te hagan al carbón... -Le susurró con rudeza.

-Debo recordarte que estás, como
bien dices, en mi territorio, si te
cazo aquí, eres mi presa y tus papis no podrán hacerme nada, al fin y al cabo... su único descendiente vino solito a enfrentarse a nosotros por salvara un... ¿eso es una rata?

A Jungkook se le escapó una
carcajada.

Pero ojo, fue sin querer.

-¿A-A quién llamas tú "rata"?
-Su vocecita se hizo audible, pero
el chico estaba enganchado en
una rama por la parte de sus
pantalones, estaba colgando
cual prenda de ropa para secar-
H-Hyung, ayúdame, tengo los
pantalones apretando zona
dolorosa... -Esto último se lo dijo a
Jungkook, quien tomó su mentón
para tapar su boca y que sus risas
no se oyeran- Hyung -Se quejó una
vez le vio la malicia.

-Lo siento, lo siento..

-Que bonito Alfa, mírale, ojos
lindos y gordito.. -Volvió a hablar
saliendo de su escondite.

La figura de un adolescente se
mostró frente a ellos, los colores de sus cabellos eran grisáceos y por sus labios se veían los colmillos raerse, rápidamente al lado de Jungkook se aparecieron dos hombres de no más de veinte años, el sobrante fue voluntario a ayudar al gazapo atrapado.

-Mucho tiempo sin verte, Mimi
-Sonrió plenamente al saborear
cada sílaba, el castañito de baja
estatura sintió un escalofrío
desagradable.

-Iuhg... ojalá hubiera pasado más
tiempo sin ver tu horrenda cara,
HeeSeung Hyung -Se quejó.

-¡H-Hey! -Chilló el Alfita gruñón.

Jungkook sintió al bajito chico
legar a su lado y abrazar su
cintura, sus ojuelos asustadizos se
Conectaron con los suyos y en su
pecho rompió lugar el sentimiento
extraño que siempre sentía al
estar cerca de él las alas de las
mariposas haciéndole cosquillas en Su estómago y esas hormonas que le hacían sentirse cohibido y lindo salieron a flote representándose como un fuerte sonrojo en sus mejillas abultadas.

-Vete ya, Jungkook, los Kim no
tardarán en mandar a su manada
si sigues prolongando el tiempo..
-Dijo con fastidio rodando sus ojos, casi obligando a su acompañante a reprimir los impulsos de ir hasta aquel hermoso Omega de oso y... - Vamos, deja de ver carne que
no tendrás o te maldecirán.. -Le
dijo directamente cuando vio en
sus ojos un color amarillo intenso
tomar el control sobre él.

[...]

[1 año después ]

Jungkook tenía nueve años de
edad, JiMin siete.

Jungkook estornudaba en el
descampado repleto de flores
cargadas de polen y siendo
las abejas las incrédulas
que transportaban ese polvo
amarillento de un lado a otro,
provocando oleadas del mismo
por el viento que las mecía
suavemente. JiMin estaba
agachadoy casi camuflado
entre las amapolas, sus deditos
enrollando el tallo verdoso y
haciendo presión se llevaba
entre sus falanges la flor robada,
posteriormente la colocaba junto
a las demás en una cesta, esa que
siempre llevaba consigo.

A pocos años de presentarse
como Alfa y Omega, los cachorros
disfrutaban de su libertad, la
primavera era una estación algo
especial y borrosa para el osito
llorón llorón por su alergia–-
pero muy brillante y linda para el
conejito belier.

Ese día habían ido a las zonas
bajas de las montañas, alejados de
fronteras y territorios pues aquello no era de nadie, normalmente se utilizaba como lugar de cosecha y sustento. Allí acudían todos los que querían un pequeño terreno para tener una cosecha con la cual alimentar a su familia o manada, no todos iban alí para lo mismo pues algunos contaban con sus huertos en casa y por eso sobraba tantísimo espacio.

Para aquellos que no se
alimentaban sólo de verduras
y productos naturales era más
complicada la alimentación diaria
pues la carne estaba en su pirámide alimenticia. Jungkook, al igual que su manada, contaban con un rebaño numeroso, para dar bocado a los necesitados, lobos heridos, los cachorros abandonados que dejaban en las orillas de los ríos eran rescatados y al ser crías salvajes, debían darle carne para su crecimiento.

El osito había sido más herbívoro
que carnívoro y eso es culpa de
JiMin, quien llevaba a su casa
frutas frescas y las más sabrosas
verduras, volviéndole un amante
de aquellas piezas verdes.

-¿No te es suficiente con esas, JiMin? -Temiendo a un empeoramiento de su alergia preguntó aquello, su carita
comenzaba a hincharsey sus
manitas a irritarse, por sus piernas ya se hacían ronchas rojizas hinchadas- M-Me siento mal...

Los ojos saltones del Alfa
le buscaron rápidamente,
encontrándoselo en n pésimo
estado, y, como era de esperarse,
pronto brotaron las lágrimas de sus avellanos ojitos que buscaban verle a él.

-H-Hyung, iremos ya al río. No
llores, ¿si? -El azabache abandonó
su canasto repleto de flores recién
cortadas, tomando entre sus
manitas la del más alto, sacándole
de allí tan pronto pudo.

Ambos echaron a correr hasta
adentrarse al bosque, donde estaba más oscro y donde el pequeño conejito sentía los colmillos de los depredadores en su nuca constantemente, pero allí estaba seguro Jungkook. Aliviado
comenzó a dar bocanadas de aire
limpio de partículas, al comenzar a andar la situación fue tornándose más calmada, como de costumbre sus manos iban entrelazadas.
Sus deditos juntos, sus miradas
avergüenzan chocando sin querer y el silencio siendo su mejor opción.

Llegados al río Jungkook quitó
rápidamente su ropaje.

-Vamos, Mocji, prometo no
soltarte -Animó el osito soltando
sus cabellos marrones que antes
estaban en una coleta saltona. Sus
ojuelos, dos galaxias, esperaban
pacientemente al Alfa, se podría
decir que el gazapo aún no
mejoraba su relación con el agua,
puesto allí se replanteaba si quitar Su ropa y entrar.

El Omega solo llevaba unos
calzoncillos y él se sentía apenado
en todos los sentidos posibles, si
antes se coloreaban sus mejillas,
ahora sus orejas se habían pintado de rojo pasión. Inclusive tenía sus dos ojos penetrando el pasto verde para no ver a JungKook sin ropa.

-E-Entra tú, Hyungnie... yo no
necesito bañarme ahora mismo..
-Musitó girando sobre sus talones,
dejándose ser controlado por sus
nervios.

-Anda, Mochi, no quiero nadar
solo. Además, dijiste que querías
venir a esta presa cuando empezó
el invierno.. -Fue en busca de
su rostro hecho un tomatito, sus
manos tomaron sus rechonchas
mejillas y le obligó a alzar la mirada, le sonrió dulcemente y Park no tuvo más opción.

-Si lo dices así...

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