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12|Deberes reales

Christopher la vio detenido. Ella se aproximo a el con esa tímida incertidumbre. Esta noche llevaba una delicada camisa de dormir blanca con detalles de encaje. Chérie sintió los pasos ligeros de Mila que se disponía a abandonar las habitaciones, después de asistir a la princesa.

-Mi señora... Mi Señor- Tom hizo una ligera reverencia y cerro la puerta de la habitación. Ya había caído la noche. Y ahí estaban los dos solos. Ahora sin interrupciones.

-Ven acá preciosa.- Le dijo, y su voz se escucho como una caricia-

Ella se aproximo algo reticente. Nerviosa. Sabia que esperar. Sabia lo obvio. Pero ella no lograba emocionarse. Suponía que debía estarlo. Kathleen siempre lo estaba.

Christopher le indico el borde de la cama, dándole unas suaves palmaditas a el edredón azul. Ella se sentó a su lado. Se obligo a sonreír. Nerviosa, intentando no evidenciar la tensión.

-Tengo un obsequió para ti... - Sonrió y se mojo el labio. Le entrego un pequeño paquete envuelto en un curioso y delicado papel dorado amarrado con una cinta de terciopelo azul. Expectante Christopher. Vio a su mujer observarlo confusa. Solo el papel en si era una delicia.

-Papel de seda... - Se acerco a ella observando el envoltorio como ella lo hacia. Esa mirada transparente, podía intuir lo se pensaba- Viene de China...-  Explicó.

Cherie abrió mucho los ojos incrédula

-El papel... - Continuo sonriente- El contenido viene de mas cerca...

Cherie desato la envoltura. Era un libro, lucia tosco, ni si quiera llevaba una cubierta elaborada, la tapa era de un papel grueso en un tono vino tinto. Entonces leyó su titulo.

"Memorias de
Lady Azahar."

Letras doradas en una magnífica cursiva. -¿Que es esto? - Pregunto curiosa.

- Relatos cortos que imagine te podrían gustar- Se sonrió con malicia. Imaginando impaciente el efecto que el libro tendría en su joven e inocente esposa.- Es lo mas leído en la corte de Cydonia en esta estación.- Continuo.

Chérie comenzó a hojear las páginas y luego de reconocer la prolijidad de la imprenta Guttenberg, la última joya de la modernidad, mayor fue su sorpresa cuando se encontró con unas ilustraciones impresas en tinta de color... Sus ojos se abrieron mucho su boca se separo tragando aire y de pronto noto que Christopher estaba solo en camisa y comenzaba a ponerse cómodo... quitándose el pantalón. Quedando en un albo calzoncillo.

- ¿Qué?...- Le hablo casi cínico sabia que ella algo había encontrado. Eso era mas que seguro.

La imagen lujuriosa de unos amantes. Ella sobre el, de espaldas al dibujante. Chérie inclino la cabeza, observando... El parecía estar sentado bajo ella... ambos desnudos. Respiro profundo, al darse cuenta, el estaba dentro de ella y el brazo de su amante rodeaba la espalda de la mujer, su mano se perdía en una entrometida caricia entre sus nalgas... Le pareció que habían unos dedos perdidos ... ¿"Ahí."?

Al analizar toda la imagen y estar segura de lo que transmitía, a Chérie se le subieron los colores a las mejillas y sintió una especie de bochorno. Calor. Extraño. Intento bajar la mirada. Pero el se inclino obligándola a enfrentar sus ojos.

Sin dejar de observarla tomo de sus manos el libro abierto y miro un segundo la página.

-¿Inquietante?- Le pregunto su marido. Ella asintió casi inmóvil. Tiesa.

-Es mejor de lo que te imaginas- Comentó paciente. Cálido.

Obsceno. Morboso... Estuvo a punto de decir. Pero una mano del príncipe se movió cálida por la mejilla de la jovencita, ella poso su mano sobre la de el reteniéndola. Bajo la mirada, con cierta vergüenza.

- Nunca me imagine... - Exhaló - yo... No... Se- Intentó explicar con angustia. Ahora se sentía tan pequeña, avergonzada. Ilusa. No encontraba la forma de explicar.

-Y eso es maravilloso - Sonrió dulce y se acerco buscando sus labios. Chérie se perdió en ese suave y encantador beso. Luego sintió esa gran mano en su espalda, algo la estremeció. Exhalo mucho aire y se dio cuenta que su corazón comenzaba a latir.

Las manos de Christopher se movían cálidas. Con calma. Recorriendo con ternura e inocencia sus brazos y espalda. Sin invadir. Esperando a sentir sus manos sobre el. Inevitablemente ocurriría. De alguna forma la iba a provocar.

Los tímidos besos al pasar esos valiosos minutos, comenzaron a tomar carácter y de apoco le pareció a Christopher que la princesa dejaba de estar rígida. Su cuerpo se alivianaba. Entonces las manos del futuro rey tomaron otras direcciones, ahora con la intención de buscar que su piel comenzara a llenarse de esa deliciosa calidez. Ella a minutos se detenía a ver sus ojos y respirar, ahora consiente de su abrazo. Todo su cuerpo rodeándola. Hasta que Sworth no lo resistió, su mano hábil se escabullo desde el borde y hacia abajo por dentro de ese adorable calzón de encaje. La Princesa se estremeció en un salto. Abrió mucho los ojos y de golpe vino la imagen, esa ilustración a su mente. - Shhhhssshh...- El rubio arrastro el balbuceo aquietandola. Suave y debilitante, sin empujar, por encima de la linea entre sus pliegues. Sintiendo como su hombría comenzaba a tomar fuerza. Cherie cerro mucho los ojos, contuvo el aire, de apoco lo fue soltando al compás de esa mano pesada y caliente que sabia seria imposible mover. Entonces comenzó a notar, otro corazón... Ahora entre sus piernas tomando fuerza. Esos saltos involuntarios de sus caderas... pusieron al chico de ojos azules por sobre aviso.

-¿Te gusta?- Le pregunto con esa expresión tentadora, cierta malicia en sus ojos.

Ella asintió, sonriendo, bajando la mirada avergonzada.

-A mi me encantaría...- Hablo suavecito al oído, sin buscar enfrentar ese pudor.

Chérie se quedo muy quieta. Parecía que ni respiraba. Un encantador beso en sus labios, la obligo a dejar de pensar. Entonces busco el modo de empujar sus dedos por debajo del calzoncillo de Sworth hasta que su mano dio con esa hombría ya inflamada... palpitante.

Tan solo fue necesario un suave rose de sus dedos, y algo hizo saltar la erección del príncipe, acompañada de un gruñido. Chérie abrió los ojos, lo observo. Como su rostro cambio cuando ella rodeo su pene con toda su mano. Entonces Chérie arrastro su pulgar por la piel que aun no revelaban fuera de la ropa interior. Sworth poso su pesada mano sobre la de su mujer y comenzó a guiarla empujándola, moviendola hasta que entendió la idea. Entonces la soltó para dejar sus manos libres para recorrer su cuerpo.
Christopher al notar que un pequeño apretón y estremecimiento. Decidió que ya era tiempo de bajar esa adorable bombacha.
Ella se estremeció., al sentir sus manos subiendo el borde de su camisa levanto sus brazos dejándolo descubrirla. Sin embargo mantuvo los ojos muy cerrados cuando por fin estuvo desnuda sobre el lecho contrastando con el oscuro edredón.

-Chérie- Llamó su atención.

Ella se negó por un momento. Sintió el aire sobre su piel y el movimiento en el colchón.

-¿Soy tu dueño?- Vibró esa grave voz señorial...

A la princesa le salto el corazón. ¿Que clase de pregunta era esa? -Eres mi dueño...- Exhaló sin voz con los ojos cerrados.

-¿Lo soy y no eres capaz de mirarme a los ojos?...- Insistió.

Ella hizo esa mueca de profundo dolor. Su mirada gris busco el rostro de su Señor. Lo descubrió sin camisa. Luciendo ese perfecto torso cada musculo insinuándose con orgullo en su lugar. Perfecto. Magnifico.

-Eres preciosa... - Le hablo dulce marcando el recorrido de su mirar por su pequeño cuerpo. Los dedos de Sworth bajaron cálidos desde el cuello hasta su delta de venus. -Ya no puedo desearte más...-  Empujó haciéndose espacio entre la linea de sus pliegues... cerciorarse de lo que sospechaba. Esos pezones inflamados, el color en las mejillas, sus labios rojos, acusando el calor en su cuerpo... Chérie se retorció. Fue eléctrico, algo incomprensible. Christopher froto su pequeño botón de placer y sintió esa humedad que no podía esconder. Ella fue a tomar la mano del príncipe... Sin saber de verdad si quería o no retirarla.

-...¿Me deseas?- Preguntó interrumpiéndola con esa entonación lasciva, disfrutando de ese calor, esa delicada humedad... el anticipo a todo...

-Te deseo...- Suspiró apegando su culo al colchón apretando las piernas conteniendolo. No dejándolo... pero negándose a si misma.

-Solo déjate llevar- Le hablo muy suave. Ella intento relajar su entrepierna permitiendo una caricia. Ya respiraba pesado... quieta hasta que su cuerpo se revelo contra si misma y busco con su entrepierna la mano del príncipe. Segundos mas tarde Christopher descubrió su hombría y la penetro desatando en ella un legitimo quejido, Fuerte. Claro. Una de las manos de la princesa fue a dar a su espalda y las yemas de sus dedos se aferraron a él, cuando tras retirarse volvió a empujar. -...Duele- Se quejo angustiada. La sensación punzante le parecía no quería ceder, pero la fiebre en su vientre era mucho mas fuerte que todos sus pensamientos. Apretaba. Molestaba y solo podía abrazarlo. No quería dejar de sentir su piel.

-Ya pasara...- Ronroneo a su oído repleto de placer, esa increíble estrechez. El ardor de su vientre. Esa exquisita y resbalosa humedad. No le molestaba hacer todo el trabajo. Estaba idiotizado, tomaba ritmo y los quejidos de Chérie se acoplaron a sus movimientos. En la medida en que ella se quejaba mas fuerte, el comenzó a moverse mas intenso... Hasta que no supo como, solo que ella comenzó a buscarlo con su propio cuerpo entonces pequeños temblores comenzaron a sacudir su cuerpo y la voz se perdió. Ya solo habían jadeos y urgencia. Algo se sacudió adentro y sus dedos se aferraron a los músculos de su espalda ya no lo soportaba.... Su cuerpo ya no aguantaba mas. Christopher se detuvo a observarla. Ella no tenia idea.... El imaginaba lo que iba a pasar... Entonces busco ese perfecto movimiento empujando fuerte, arrastrando su deseo. Chérie se retorció de espalda al colchón aferrándose desesperada en un grito agudo y dolorido, todo su cuerpo se sacudió. Ella comenzó a llorar. Ni siquiera noto que el también se había desatado en un orgasmo. Ni idea de lo que significaba. Pero hombre mas dulce no había en el planeta. Sujeta. Tan abrazada. Como si no quisiera soltarla jamas. Hasta que pudo calmar las lágrimas. Hasta que toda esa insana presión dogmática religiosa desapareció. Las leyes de la moral ya no existían, ni los títulos de realeza. Solo eran ella y el, hombre y mujer. -ven acá...- la acomodo y arropo bajo las sabanas junto a el. Era increíble, Christopher observo esas sombras que aparecieron en sus ojos, por el cansancio. Acaricio su rostro -Mi pequeña flor- Beso su frente. La abrazo. La acuno hasta que se quedo dormida entre sus brazos.

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Aun no caía el alba cuando la puerta de Sam Padalecki se cimbro con fuerza. Los golpes apurados exigían respuesta inmediata. Y no era la única. Sam se asomo absoluto desnudo. James le subió una ceja.-Tu señor te requiere ahora.-

Desde el pasillo observo el movimiento inusual -¿Quehhh?-

-La princesa también requiere los servicios de su doncella- Exhaló con desanimo. El cabello de Sam estaba desordenado y su torso por completo lucia abrillantado de sudor.

James se dio media vuelta al tiempo que Padalecki cerro la puerta y una figura femenina se movió bajo sus cobertores. El hombre de confianza de Edward se encamino hacia la torre del rey Christopher apresurado, con esa sensación complicada. Estaba en medio de dos buenos amigos. Había logrado ahorrarle ese dolor a Monique, pero quien sabia por cuanto tiempo.

Mila salio apurada desde los aposentos de la reina cargando el vestuario adecuado, camino diligente por los pasillos y observo a Sam alejarse apresurado hacia la habitación de Dean. Lo que no imagino fue ver a esa figura rubia que le daba la espalda y presurosa se cubría el cabello con un amplio capuchón. Que no logro evitar que la castaña de bellos ojos verdes la reconociera. Incrédula. Incluso ofendida. Casi furiosa. Mila camino apresurada, para alcanzar el paso, dispuesta a enfrentarla. Pero al pasar por su lado dos pasos mas adelante de ella se giro. La rubia con ojos de gato bajo de inmediato la mirada escondiéndose tras el amplio gorro de tela. Aunque ya lo sabia, había sido descubierta. Y por las personas menos indicadas.

.................

Las manos de Christopher se movían pesadas sobre la piel de Chérie. Haciéndose notar. En medio de esas cálidas caricias se había despertado encontrándose a ese magnifico hombre de nuevo deseoso e impaciente. Sus besos no tardaron en volverse hambrientos, las manos de la princesa recorrían su impresionante espalda ancha y marcada de una bella musculatura, algunos mechones del cabello de sol de su señor rosaban su frente causándole cosquillas. A penas estaba respirando, ya lo había sentido frotarse sobre, encima de ella. Sworth ya sin control sobre si mismo separo sus piernas y se hundió por completo haciéndola gritar. Dolorida. Chérie se aferro aun mas a su espalda su torso. Con cada envestida le entrego un dulce quejido, sin negarse a lo que el hacia. Ahora buscaba sus labios, sentía que necesitaba su boca, su aliento sobre ella y se estremecía. Las piernas de la joven buscaron el acomodo y termino por cruzarlas por sobre las de él. Los gemidos de placer comenzaron ha hacerse notorios cada vez mas fuertes. Por unos segundos se detuvo a observarlo cuando se dio cuenta que escucho una especie de ronroneo desde la garganta del príncipe. Sonrió. Sin estar muy clara, imagino que solo lo estaba disfrutando, y ella, aun seguía esa punzante protesta en su hendidura, pensando que era perfectamente normal... pero Christopher, era más dotado que la gran mayoría de los hombres de la corte, Chérie aun no era consciente, de esa bondad en el dueño de su vida.

-Owwww..... Ohhhhhhgggg....... ooooooohhh..... Chris..... Chris..... OOOOOOOWWWWwww.......- Se escucho en la antesala a la habitación real. Los guardias permanecían a cada lado de la puerta. Mike Cavendish, Dean Ackles y Mila Isabey se quedaron mirando. A Mila francamente le dio risa. Legítimamente feliz. Por fin la princesa parecía que lo estaba disfrutando. Dean tenia esa descompuesta mirada de hermano mayor Y Mike. Trato de no imaginar. Pero su pensamiento lo traicionaba.

-¿Que esperas?- Le pregunto Dean Serio. Descompuesto.

-Ahhhhgggg..... NOOOOOO.... Ni loco- Le discutió Mike. Era urgente despertar... Interrumpir. Todo el castillo ya estaba en vela.

-Christopher se va a molestar si no lo haces- Insistió Dean

-Va a rugir si lo hago.- Respondió. Ambos conocían demasiado bien a su amigo.

Mila levanto una ceja. Indignada por el par de cobardes y dio el paso golpeando la enorme puerta de roble.

-AAAAAyyyy...... AAAAAAAhhhgggghhggg...... Aaashhggwwwwww.....- Seguían los quejidos- ..... Mi señor..... Mi señorrrrr......- Se escucho la aguda voz desesperada de la princecita. Hasta que un agudo y placentero grito traspaso las paredes, seguido de un gran rugido.

Mike silbo impresionado. Al borde de una carcajada. Era eso o volverse loco. Dean frunció el ceño disgustado por el poco decoro.

-¡SEÑORES!- Les llamo la atención la eficiente doncella de la Joya de Bellerose. Sin mas espera volvió a golpear con determinación.

-¡POR JESUCRISTO!- Rugió furioso. Acababa de lograr hacer vibrar por completo a su pequeña mujercita y no podía ser posible que a esas alturas de la madrugada osaran interrumpir sus deberes reales... La mirada de Mike del otro lado de la puerta se descompuso. Dean miro de reojo a Mila negando en desacuerdo.

-Preciosa....- Exhaló, beso sus labios dulce como pidiéndole permiso para levantarse, Chérie seguía abrazada a el. Ella asintió sin poder hacer nada. No tenia ni idea que podía estar pasando.

Christopher emputecido se levanto de la cama y en dos trancos abrió la puerta, completamente desnudo y sin importarle esa erección que aun no se relajaba.

Mila no pudo contenerse, se le cayo la boca.

-...¡POR LA ERA DEL CRISTIANISMO!- Rugió.

Dean y Mike de inmediato reaccionando apoyaron la rodilla derecha en el suelo, ambos empuñaron su mano derecha, se la llevaron al corazón. -¡SALVE CHRISTOPHER II, REY DE CYDONIA Y TODA EASTLAND!- Replicaron al mismo tiempo, bajando la mirada.

La mirada de Sworth tardo en cambiar. Pero de pronto, sintió ese vahído en el cuerpo,  se apoyo en la puerta. Chérie se sentó en la cama cubriéndose el pecho con la sabana.

-...Christopher...- Exhalo espantada sin voz. El se giro hacia su mujer y de un duro golpe cerro la puerta haciéndola retumbar.

Mike y Dean se miraron espantados.

Christopher camino hacia la cama y se sentó en la orilla intentando lograr reaccionar. Ella se acerco a el por la espalda, abrazándolo. -Mi señor...- Le hablo suave y dulce al oído. Sworth le negó la mirada y una lagrima cayo al suelo al comprender que su padre había muerto.

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°¡DIOS SALVE A NUESTRO REY CHRISTOPHER II!.... y que el señor ampare a nuestra princesa Chérie... Justo cuando estaban empezando a entenderse... ¿Ahora que va a pasar?

Gracias por sus votos y comentarios.

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