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[Capítulo 9] - Falso secreto.

—Mikaela-san, promete que no te enojarás conmigo —dijo Shinoa.

—Lo que sea, sólo cuéntame. —Mikaela estaba ansioso.

—Bien. Yuu-san y yo estamos saliendo —habló con la mirada firme.

El rubio no supo que decir durante unos instantes. Se quedó quieto, con el ceño un poco fruncido.

—Es la verdad, créeme.

—Wow. Jamás pensé que Yuu-chan tendría novia tan rápido... —Shinoa lo hacía tan bien, que se lo creyó.

—Sí...

—Y... ¿quién se declaró? —preguntó Mika con curiosidad.

—Uh... —"Vamos, piensa..."—. ¡Él!

— ¡¿Él?! Wow. Eso también es inesperado... —murmuró lo último, y luego sonrió—. Felicidades.

—G-Gracias...

—Shindō, Hiragi, ¿no deberían estar en clases?

Sorprendidos y asustados, ambos asintieron y empezaron a caminar rápido hacia el salón.

-°-°-°-

—Shinoa, ¿qué le dijiste a Mika? —preguntó Yuu.

—Algo —rió—. No fue nada extraño, créeme.

—No confío en ti...

—Mejor así.

— ¿De qué hablan? —Mikaela apareció con una sonrisa extraña.

—De nada interesante —contestó la de cabello lila, de la misma manera.

Desde el inicio de las clases, por alguna razón, ambos tenían una mirada cómplice. Yuu no comprendía la situación, y temía que se le estuviera ocultando un segundo secreto.

—Shinoa, ¿podemos hablar? —preguntó.

—Lo siento; no tengo tiempo ahora. Pero podemos hacerlo antes del club. Tenemos papeleo —explicó.

—Espero que terminen pronto...

—Gracias, Yuu-chan —rió el rubio.

-°-°-°-

Cuando Shinoa y Mikaela terminaron su trabajo, el chico se fue solo a casa y la chica se volvió a reunir con Yūichirō.

—Oye, Shinoa... —dijo este—. Uh... ¿Mika y tú...están saliendo?

La pregunta fue como un golpe por la espalda. No sabía que el azabache pensaría tal cosa. De seguro era por las miradas que se dirigían.

—No... —respondió ella—. ¿Qué te hizo creer eso?

—Es que... últimamente pasan mucho tiempo juntos...

— ¿Con últimamente te refieres a hoy en la mañana? —cuestionó la de cabello lila, con una sonrisa—. Deja de hacerte ideas tontas. Sólo... tenemos trabajo. Recuerda que él es el presidente y yo la vicepresidenta.

—Es cierto —rió Yuu—. ¿Qué haremos hoy en el club? —preguntó, mientras caminaban.

—Probablemente tengamos entrenamiento. Kureto-nii quiere que todos sepamos usar correctamente algún arma, para poder acabar con los vampiros —enfatizó las últimas palabras, imitando la voz de Kureto y sacándole otra risa al chico.

Una vez estaban dentro del salón del club, se encontraron con Mitsuba, que tenía una funda llena de "papeles morados", según Yuu.

—Mira, son como tu cabello —le dijo a Shinoa.

—Eh, Mitsu-chan, ¿qué es eso? —preguntó la chica, después de golpear a Yuu con el codo.

—Invitaciones —respondió la rubia—. Ten, una para ti, y una para ti. —Les entregó las invitaciones, sonriente.

—Es cierto, tu cumpleaños está muy cerca —recordó Shinoa—. Gracias por invitarnos~

—Parece que ya están todos aquí —habló Kureto, parado encima de una pequeña plataforma—. Hoy tendrán entrenamiento. Primero, deben escoger un arma, y se les asignará algún ejemplar. Sólo hay cinco tipos diferentes de arma. Shinya enseñará a utilizar las armas de largo alcance, Guren la espada, y Mahiru y yo nos encargaremos de las demás.

— ¡Genial! —exclamó Yūichirō, sonriendo—. Siempre quise usar una espada.

—Entonces irás con Ichinose-san~ Yo iré con Mahiru-nee —dijo Shinoa—. Aunque ya tengo mi propia arma~

— ¡¿Tu propia arma?!

—Sí, haz silencio. Se llama Shi~ Es una guadaña.

— ¡¿Como la Parca?! —exclamó susurrando.

—Ajá.

—Wow. ¡Quiero verla!

—Algún día te la enseñaré —sonrió la chica—. Ahora ve por tu arma~

-°-°-°-

—Mikaela-kun, ten. —Al día siguiente, Mitsuba empezó a repartir las invitaciones que le faltaban, antes de que llegara el profesor.

El rubio observó la suya un rato antes de leer su contenido.

—Una pijamada... —murmuró para sí mismo.

—Buenos días, Mika. —En ese momento apareció un sonriente Yūichirō. Su entrenamiento no había resultado un éxito, pero al menos aprendió ciertas técnicas—. ¡Oh! También te invitaron.

—Buenos días, Yuu-chan. Eh, sí... Espera, ¿ya te dieron la tuya? Acabas de llegar...

—Mitsuba-san me la dio ayer, en el Club de Literatura —explicó.

—No sabía que ella estaba ahí también... Vaya, creo que todas las personas a las que conozco están ahí.

—No exactamente —rió el azabache—. ¿Y tú ya te uniste a algún club?

—No. Aunque quisieron reclutarme en el de baloncesto, por alguna razón...

—Pero tú... nunca has jugado básquet.

—Ya lo sé —rió—. Puede ser una buena oportunidad para intentarlo por primera vez.

El profesor llegó por fin, dando inicio a la clase. Era la típica clase de matemáticas que siempre hacía que Mikaela se durmiera. Hacía, tiempo pasado.

Ahora el rubio se moría por dormir aunque fuese unos segundos. Le entristecía el hecho de que ya no podría hacerlo. El único punto bueno era que podía quedarse toda la noche leyendo, estudiando, o haciendo alguna otra cosa productiva. Pero nada se comparaba a tener diez horas de sueño.

-°-°-°-

Sus ojos azules observaban algún punto en la distancia, que Yūichirō desconocía. Esa era la descripción gráfica de la frase: "Mirando a la nada, pensando en todo".

Porque, sí, Mikaela estaba pensando en todo. En su condición como vampiro, en la pijamada de Mitsuba, en el Club de literatura, en el secreto de Shinoa y Yuu... Eran tantas cosas, y habían sucedido en tan poco tiempo...

Suspiró otra vez, captando de nuevo la atención de su amigo azabache.

—Mika, no has probado tu bento... —dijo, haciendo un puchero.

—Uh... Lo siento —murmuró el rubio, regresando al planeta Tierra.

Tomó el bento y empezó a remover cada cosa con los palillos. Se preguntó por qué la mamá de Yuu había decidido preparárselo; tal vez su amigo le dijo que nunca lo veía comer en la escuela.

—Yuu-chan, ¿por qué...? —preguntó, lento.

—Nunca te veía comer, y cuando se lo comenté a mamá, decidió enviártelo. —"Lo sabía..."

—No era necesario.

— ¡Claro que sí! Debes cuidar tu salud...

Si bien era cierto, Mikaela lucía más pálido que antes. Pero Yūichirō no podía saber la razón, y por eso tenía extrañas sospechas. De hecho, ni siquiera se le cruzaba por la cabeza que su amigo pudiese ser un vampiro.

Menos aún cuando le hicieron prometer en el Club que derrotaría a todos los vampiros. Porque "derrotar a todos los vampiros" incluía al rubio.

Sin negarse, el chico empezó a comer lo que había en el bento, aunque no tuviera sabor alguno para él.

Luego de eso, y de un par más de clases, Yuu se marchó al Club de Literatura y lo dejó solo otra vez. Caminó con tranquilidad a casa, pues tendría toda la noche para hacer tarea.

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Capítulo no revisado por mi beta-reader ahsdfgsadf

PD: ¿Les gusta el nuevo formato de título? :>

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