Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[Capítulo 2] - Nuevo secreto.

Aún no lograba procesar lo que había sucedido hace un día. Era demasiado difícil de creer que en verdad existieran los vampiros. A pesar de eso, él ahora era uno, y eso hacía que fuera más dificultoso asimilarlo.

No pudo conciliar el sueño en toda la noche, y tampoco sentía pesados los párpados. Parecía tener insomnio, pero le quedó claro que no era así. Incluso había tomado pastillas para dormir, las cuales no funcionaron. Y, por su nueva condición, ni siquiera las ojeras se atrevían a aparecer.

— ¿Mika? —La señora de Shindō apareció frente al rubio, ubicándose en el marco de la puerta—. ¿Estás despierto?

—Sí, mamá —respondió, irritado de algún modo.

— ¿Sucede algo? —se sentó en la cama, junto a él.

—No, no pasa nada —mintió—. ¿Y tú? ¿Cómo amaneciste?

—Excelente —respondió, ofreciendo una sonrisa, aunque estaba confundida porque su hijo nunca le preguntaba esas cosas—. ¿Vienes a desayunar?

Mikaela asintió, para luego levantarse. Su madre salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí, y regalándole la privacidad necesaria para poder cambiarse de ropa. Se despojó de la camiseta blanca que se había puesto para dormir, y buscó entre su armario hasta encontrar la dichosa camisa que ocupaba para ir al colegio.

La agilidad de sus dedos había incrementado de manera increíble, por lo cual pudo abotonar más rápido. Le echó una mirada al reloj. No era tan tarde, pero tampoco muy temprano. Terminó de alistarse, y, mientras se acomodaba la corbata, tomó su bolso y se dispuso a bajar las escaleras.

La casa en la que vivía era amplia, aunque eran pocas personas. El cuarto de Mikaela era tan grande, que incluso sobraba espacio; mientras que, la habitación matrimonial era enorme comparada con esa. Pero ese cuarto ni siquiera se acercaba a la cocina o al salón principal.

Llegó al comedor, y se sentó en su puesto habitual. Habían seis sillas, de las cuales sólo ocupaban tres. Se podría decir que gran parte de la casa era de relleno. Un plato de huevos revueltos fue servido frente a él, seguido de un vaso con líquido naranja. Tomó el tenedor, y empezó a comer, tan rápido como siempre.

—Calma, nadie te va a quitar la comida. —La señora reía debido a la actitud de su hijo, siempre  apresurado por la vida—. Y... ¿Terminaste tus tareas?

—Creo que sí —respondió, jugando con el tenedor. No sentía apetito, pero seguía comiendo.

— ¿Cómo te fue en detención? —se le ocurrió preguntar.

—Bien, me dejaron salir antes. —Sin dudas era doloroso mentirle a su madre, pero... ¿qué se podía hacer cuando una maestra de inglés te convertía en vampiro?

—Oh, qué bueno. Perdón si no te aconsejé sobre qué hacer, sólo que, a diferencia de ti, yo nunca estuve en detención —dijo, con aparente ironía.

—No necesitas recordármelo... —murmuró, metiéndose otro bocado.

—Mika... —seguía murmurando Yūichirō, esperando obtener la atención del rubio. Lo escuchaba, pero no tenía ganas de hablar, por miedo a mostrar sin querer los colmillos que ahora poseía—. Mika...

— ¿Qué pasa? —suspiró, por fin, intentando hablar sin abrir tanto la boca.

—En realidad no sé... Es que estás muy raro —dijo el pelinegro—. ¿Sucede algo?

—Para nada —dijo Mikaela.

— ¿Te pusieron aparatos en los dientes o algo así? —volvió a preguntar.

—No...

— ¿Entonces? ¿Por qué no me cuentas cómo te fue el fin de semana? —Yuu no paraba de hacer preguntas, genial.

Mika sólo suspiró, y siguió caminando, adelantando a un Yūichirō extrañado. También le dolía no poder decirle la verdad a su mejor amigo, al que consideraba su hermano. Pero no podía hacer nada más.

El profesor de Matemáticas estaba atónito. Era demasiado sorprendente que Mikaela estuviera bien despierto en su clase, copiando cada uno de los ejercicios, y respondiendo a todas sus preguntas.

—Veo que te hizo bien la detención, Shindō —dijo.

—Sí, y mucho —habló Yuu, también sorprendido.

El rubio no dijo nada, y sólo sonrió de satisfacción por los halagos. Desde aquel día, Mikaela Shindō fue considerado un icono estudiantil, y se convirtió en el alumno ejemplar que sus padres siempre quisieron que fuera.

Gracias a los aspectos vampirescos que había obtenido, la vida se estaba volviendo más fácil, y eso le encantaba. En poco tiempo pudo superar las calificaciones de los mejores estudiantes del Instituto Serafín, y eso no les gustaba.

— ¿Shindō Mikaela? —preguntó una chica, que venía acompañada de un muchacho de tercer año.

— ¿Hiragi Shinoa? —preguntó, de igual manera. Ya se había acostumbrado a hablar sin mostrar los colmillos, así que, no había problema.

— ¿Quién crees que eres?

—Sólo un humilde estudiante —sonrió.

—Dime tu secreto, no se lo contaré a nadie —dijo Shinoa.

— ¿Secreto? ¿Qué secreto? —Mikaela levantó la ceja.

—No me mientas. Corre un rumor por la escuela —explicó—. Dicen que utilizaste magia para volverte buen alumno, y así subiste las notas de repente.

— ¿Magia? ¿Te refieres a hechicería y esas cosas?

—Eso mismo —asintió la chica.

—Nunca en la vida —dijo él, saboreando las palabras—. No creo en esas cosas.

— ¿Seguro? —sonrió ella, con malicia.

El chico rió, y siguió caminando hasta su casillero. Como siempre, allí encontró a su mejor amigo, con quien había dejado de convivir como antes lo hacían.

— ¿Yuu-chan?

—Oh, eres tú —dijo el azabache, sin voltear la mirada—. ¿Pasa algo?

—Eso debería preguntar yo. —Mikaela se empezaba a sentir incómodo así. Yūichirō había cambiado, en cierto modo.

—Iré directo al grano, ya me conoces —volteó, mirándolo a los ojos—. Sé que hemos sido amigos mucho tiempo, y sabes todo sobre mí. Pero creo que yo no lo sé todo sobre ti. Desde hace un tiempo actúas raro, y quiero saber por qué.

—No pensé que esta conversación llegaría hasta ese punto —posó la mano sobre su nuca—. Lo siento Yuu-chan, no te lo puedo decir, en verdad.

—Bien. Nos vemos luego —cerró el casillero, y se dispuso a alejarse del lugar. 

Pero el rubio lo detuvo.

—Lo siento Yuu-chan —dijo—. No me gusta ocultarte cosas, lo sabes. Sólo que... Esto es algo que nadie puede saber.

— ¿Qué cosa? —seguía insistiendo.

—Yo... —Mikaela Shindō —interrumpió una voz femenina—. Necesito hablar contigo.

—Krul-sensei —se sorprendió Yuu—. Estábamos en un... —No me interesa. —La pelirrosa agarró a Mikaela del brazo, y lo llevó consigo, dejando solo a un Yūichirō confundido.

— ¿Qué crees que haces? —preguntó, acorralando a Mikaela—. Te advertí.

—L-Lo siento... Es que... ¿Puedo decírselo sólo a— ¡No!

—Pero Yuu-chan se enojará si lo se lo digo...

—No me importa —Krul se retiró del lugar, dejando solo al rubio.

Sabía que no podía decir nada, pero también sabía que si lo seguía ocultando perdería a su mejor amigo.

Holaaaa -w-

Nisa vuelve después de un largo tiempo sin actualizar este libro gg Pues, el capítulo de hoy lo empecé ayer c; Y milagrosamente lo terminé rápido :0 Espero que no haya quedado raro~

Espero que les haya gustado, y si fue así, no olviden dejar su estrellita<3

-Nisa

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro