[Capítulo 11] - 'Verdad o Reto'.
Luego de unos minutos, todos los invitados estaban en la habitación de Mitsuba. Como ella no era de las chicas más sociables que podía existir, sólo algunos de los compañeros a los que invitó asistieron. Aun así, es mejor calidad que cantidad.
Se sentaron en el suelo, formando un semicírculo, frente al televisor. En el medio había un bol relleno de palomitas de maíz, debido a que estaban a punto de ver una película. En lugar de una de terror, como harían en una pijamada normal, la rubia decidió que verían una de comedia, por lo miedosos que solían ser Yūichirō y Yoichi.
El primero esperaba con ansias que presionaran el botón play para por fin poder disfrutar. Hace tiempo no veía un filme, y ésta era la oportunidad perfecta para hacerlo.
Cuando la película empezó, todos mantuvieron sus ojos fijos en la pantalla. Soltaron muchas carcajadas en los abundantes momentos divertidos, e incluso llegaron a estar a punto de morir de risa.
Sin embargo, lo que sorprendió a todos fue la maravillosa capacidad de Mikaela para reprimir su risa, puesto que no soltó sonido alguno durante la hora y cincuenta minutos que duraba la película.
—Mika parece un robot —comentó Yuu—. Wow, eres impresionante.
—No es para tanto —rió el rubio.
El tazón ya estaba vacío, exceptuando los clásicos residuos de intentos los fallidos de palomitas. Aun así, Kimizuki seguía teniendo un puñado en su poder.
—Bien, ahora jugaremos a... ¡Verdad o reto! —propuso Mitsuba, a petición de Shinoa.
"Lo tiene todo planeado ya, huh...", pensó Mikaela.
Sus filosos ojos azules observaron a la "uvita" con cuidado. Si tenía algo en mente, no sería algo bueno, eso estaba claro.
—Aquí hay una botella —comentó Lacus, extendiéndole el contenedor de plástico a la cumpleañera.
—Gírala tú primero, Mitsu-chan —sonrió la pelimorada.
La rubia asintió e hizo girar la botella. Ésta se detuvo apuntando al chico de cabello rosado.
—Kimizuki-kun, ¿verdad o reto?
Frunció el ceño, como si su decisión fuera de vida o muerte—. Verdad —concluyó, lo suficientemente seguro de que no tenía un secreto vergonzoso.
—Bien... —suspiró—. ¿Es cierto que... fuiste a clases de ballet? —cuestionó, con diversión.
El chico se sonrojó. De seguro eso era obra de Shinoa, así que la miró de forma malvada mientras asentía con lentitud.
Lacus se echó a reír, al igual que la pelimorada y Yūichirō.
—Te toca. —Mitsuba le tendió la botella.
Shiho la hizo girar, y ésta vez apuntó a René.
— ¿Verdad o reto?
—Reto —dijo, sin ganas.
—Te reto a comer éste tazón de helado en menos de cinco minutos. —Mientras se lo pasaba, el otro asentía.
Logró cumplir el desafío, quejándose de que fue muy fácil. Giró la botella de forma perezosa, y obtuvo el resultado que quería.
—Reto, por favor~ —Lacus reaccionó de forma instantánea.
—Actúa como si fueras una chica que se le quiere confesar a Shindō —propuso, apuntando a Mikaela con la cabeza.
El rubio frunció el ceño. Por el contrario, el de cabello morado empezó a reír. Después se aclaró la garganta y empezó con su actuación.
—S-Shindō-kun... —susurró, con un intento de voz femenina—. M-Me... ¡Me gustas!
Su imitación no fue digna de un anime shoujo, pero al menos fue pasable. El objetivo principal era que el oji-azul se impresionara, así que salió bien.
Luego de un par de rondas llenas de secretos desvelados y muchos retos extraños, llegó el momento que quizás todos estaban esperando...
Mikaela giró la botella, después de tener que besar el suelo, y el afortunado en ser apuntado con la tapa de ésta no fue nadie más y nadie menos que Yuu.
— ¿Verdad o reto, Yuu-chan? —le preguntó.
—Verdad... —decidió, luego de unos minutos de silencio.
Ésa era la oportunidad perfecta.
—Yuu-chan, ¿es real el Club de Literatura?
El azabache abrió los ojos como platos. Además, se dio cuenta de lo tonto que era. Si hubiera dejado su orgullo y hubiera escogido el reto, eso no hubiera pasado.
—Responde, y no puedes mentir —replicó Shindō.
Después de un largo silencio incómodo, en el que el oji-azul mantuvo su mirada fija en el oji-verde, el segundo se dignó a responder.
—No... —suspiró.
Shinoa, Mitsuba, Yoichi y Kimizuki se dedicaron una extraña mirada de: "¿Qué está haciendo?"
— ¡Lo sabía! —exclamó el rubio—. Entonces dime, ¿qué haces por las tardes?
— ¿Puedo contarle? —Amane se dirigió a la pelimorada.
—Supongo que ya no hay remedio —dijo ésta.
Empezaron a explicarle lo que en realidad hacían. Le contaron sobre el Escuadrón, y a Mika le dio miedo oír las siguientes palabras que dijo su amigo de la infancia:
— ¡Exterminaremos a todos los vampiros!
Estaba seguro de que ése "todos" significaba todos y lo incluía a él. Pero también sabía que Yuu no podría hacerle daño aunque quisiera...
—Vaya, qué inteligentes. Revelaron tan valioso secreto con nosotros presentes... —sonrió Lacus, mirando a René—. Qué lástima, ahora tendremos que unirnos a ése tal escuadrón. —Se volteó hacia Mikaela y le guiñó el ojo—, si no quieren que le contemos a alguien más.
Una parte del rubio estaba emocionada porque ahora podría formar parte del secreto de su amigo. Sin embargo, otro pedazo estaba decepcionado porque él no le reveló su secreto. Y... la parte restante tenía miedo de lo que pudiera suceder.
—Mmm... ¿Acaso vinieron a la pijamada de Mitsu-chan sólo para enterarse de esta información? —inquirió Shinoa.
—Por supuesto que no. —Lacus negó—. Vinimos porque no teníamos nada más que hacer —admitió—. Aunque... Suena divertido el trabajo de acabar con los vampiros.
—Bien, pueden unirse. Mikaela-san también —lo señaló.
—Acepto —sonrió, satisfecho.
— ¡Alto! ¡¡Primero me tienes que revelar su secreto!! —dijo Yuu, en voz muy alta.
— ¿Huh? —Era lo más justo, aunque no quisiera aceptarlo.
— ¡Hazlo!
—Mi... secreto... —Tendría que pensar muy bien sus palabras si quería salir de ésa. Estaba acorralado, tal y como Yūichirō hace unos minutos.
—Pues...
—Tiene juegos inapropiados en su computadora —habló Lacus, tan rápido que casi no fue entendible.
— ¿Qué clase de juegos? —El azabache miró con los ojos entornados a su amigo.
"Te debo una, Lacus...", pensó, aunque no se le ocurría qué decir.
—Es demasiado vergonzoso para decirlo en voz alta —continuó el pelimorado—. Pero, como todos somos amigos y ahora formamos parte del mismo escuadrón... Deben saber que... a Shindō le gustan las lolis —susurró.
La cara de desconcierto del azabache fue épica. Al igual que el sonrojo de Shinoa.
—Nunca pensé eso de ti, Mika —rió—. Vaya... Pero somos amigos, recuerda que puedes confiar en mí —le sonrió.
—Entonces, ¡a Shindō-kun le gusta Shinoa!
— ¡Mitsu-chan!
Después de eso, empezó una discusión entre las dos chicas. Pero, por suerte, fue interrumpida por Mikaela, quien decía que Shinoa y Yuu eran novios. En ése momento comenzó otro dilema, encabezado por el mismo Amane. Así fue como el oji-azul descubrió que el noviazgo de ambos era falso.
Esa fue una noche muy extraña y llena de revelaciones, sin dudas.
~~
¡Fin del capítulo! :D(?)
Creo que fue gracioso y entretenido- Creo-
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