3. La cocina
" -¿Estás segura, Valentina? -Natalia miraba a la chica que la acompañaba, intentando asimilar lo que le decía.
-Juzga por ti misma. Será mi hermana, pero es una puta. Están en este hotel.
Su mejor amiga le había confesado que Hugo y su hermana mayor, tenían un lío. Lo que sintió fue rabia por verse burlada de esta manera, pero, también sintió un enorme alivio pues llevaba deseando dejar a Hugo desde hacía un tiempo. No lo amaba. Nunca lo había amado a pesar de que él "parecía" esforzarse por hacerlo. Si aún estaba con él, era por que su madre siempre buscaba una razón para que no lo dejara. Pero, esto, era la gota que colmaba el vaso.
Sacó su móvil para mirar los últimos mensajes, cuando una familiar risa llamó su atención. Levantó su mirada y la dirigió al dueño de esa odiosa voz. Allí estaba él, riéndose y besando a Davinia, la hermana de su amiga Valentina, sin importarles que todos los miraran.
Natalia sintió un escalofrío en todo su cuerpo, cuando el chico dejó de besar a la morena y cruzó su mirada con la de ella. Se quedó estático en su sitio, sin ni siquiera poder moverse.
- ¿Natalia? –acertó a decir el chico deshaciéndose del abrazo de la morena, la cual lo miraba confundido, para llevar sus presurosos pasos hasta ella- Natalia, mi amor, no es lo que tú piensas...
- ¡Ni se te ocurra! –le chilló Natalia sin importarle donde estuvieran. No quería ni que se acercara a ella. No quería escuchar ninguna de sus disculpas. Quería que de una vez por todas, él se alejara de su vida. Hacía poco que había cumplido los 20 años y ansiaba tanto comenzar a vivir.
- Amor...
- ¡Amor, tu puta madre!
Natalia se dio la vuelta y salió con pasos acelerados del hotel sintiendo como Hugo, su novio, ese impuesto por su madre, caminaba detrás de ella gritando su nombre. Bajó las escaleras como una exhalación, y salió corriendo una vez que estuvo en la calle. Corrió y corrió hasta que vio un taxi que paraba delante suya. Se subió dentro de el e instó al conductor a que se fuera de allí lo antes posible. La última mirada que le dio a Hugo fue más de odio que de tristeza.
Si, él la había engañado, pero, por fin podía respirar ".
📅 DOS DÍAS DESPUÉS
Llevo unos días que no duermo bien. La semana que viene comienza la nueva temporada y necesito esto. Competir. Ganar. Si he venido al Real Madrid es precisamente para eso. Para ganarlo todo. No tengo suficiente con entrenar, necesito la adrenalina de los partidos.
Entro en la cocina de casa llevándome la mano al cuello. Hoy le diré al fisio que me dé un buen repaso a esta zona y me quite toda la tensión que tengo. Abro la nevera y cojo el brick de zumo de naranja dispuesto a llevármelo a la boca. Un manotazo en mi muñeca me hace desistir.
-¡No seas guarro, tío! –la estridente voz de mi hermana Andrea me hace dejar el envase en la encimera y alzar una de mis cejas mirándola.
-¿Otra vez aquí? -le pregunto viendo como me quita el envase y se da la vuelta para buscar un vaso donde echarlo.
-Si, otra vez. Voy a hacerte un puchero para comer que dice mamá que solo lo comes cuando vas a su casa -me fijo en el rostro de mi hermana pequeña, el cual luce bastante fastidiado, de ahí su aparición en mi casa y su insistencia en hacerme la comida.
-¿Y a ti que te pasa? -Andrea me da el vaso de zumo y me contesta con una airada mueca.
-Nada. ¿Por qué tendría que pasarme algo? –me dice alzando sus dos manos, como si tuviera que creerme lo que me dice.
-Tu olla exprés explotó hace dos días y te ha dejado la cocina hecha una mierda. Te vienes a la mía y me haces unas comidas de la hostia...pero, no te pasa nada -le replico apoyándome en la encimera, esperando su respuesta.
Andrea coge otro vaso y vacía el contenido del brick en el. Se sienta en una de las sillas y después de darle un largo trago al zumo, pone sus codos sobre la mesa.
-Quiero cambiar la cocina. Entera. Por algo más moderno...pero Mario no para de poner pegas. Dice que contrate una decoradora, que él pasa... -me confiesa luciendo de nuevo esa cara de fastidio. Y después de sus palabras, como que lo voy entendiendo todo.
-¿Y porqué no lo haces? -mi pregunta sé que es solo una afirmación de lo que ella pretende, porque cuando a Andrea se le mete algo en la cabeza, no para hasta conseguirlo. Para desgracia de mi cuñado.
Mi hermana se muerde los labios y veo que el superior le tiembla ligeramente. Suspira algo fastidiada repiqueteando los dedos en la encimera.
-¿Qué pasa, Andrea? -le pregunto mirándola fijamente a los ojos. Está dándole vueltas a lo que sea para ver como se sale con la suya.
-Que lo que yo quiero es mucho dinero Juancho. Y mi puto marido es un tacaño a pesar de que gana mucha pasta, eso es lo que pasa.
Mario Hermoso. El marido de mi hermana Andrea. Un bendito. Mi hermano Willy fue quien los presentó. La química entre ellos era tan evidente que tardaron muy poco tiempo en salir y que mi hermana lo presentara en casa. A pesar de que Mario es mayor que ella casi 5 años, eso no fue impedimento para que se casaran hace un año y si, son felices. Y mi cuñado no es un tacaño, es que la cocina de casa, es la segunda vez que sufre una reforma y Mario ya está hasta los huevos
-Mira, hagamos una cosa, Andrea. Como ya mismo es tu cumpleaños, yo te la regalo -le sugiero más para que no martirice a mi cuñado, y por ende, al resto de la familia.
-¿De verdad? -me pregunta ella con voz entusiasmada y casi sin creerse lo que le propongo.
-Si, de verdad -le contesto confirmando mi proposición.
- Ay, por dios. Eres el mejor hermano del mundo –Andrea me agarra del cuello y me da un abrazo muy fuerte mientras estruja mis mofletes.
- Mejor no le digas a Willy que has dicho eso, aún se cree que él es el favorito -Le saco la lengua a mi hermana y ella me guiña un ojo. Se levanta de la silla y va hacia el frigorífico sacando una tarrina de mantequilla, la cual agita entre sus manos y me la enseña.
- ¿Tortitas? -me propone con una gran sonrisa en su rostro. No debería desayunar esa bomba calórica, pero, la estoy viendo tan feliz que no quiero negarle nada.
- Claro.
Me siento en uno de los taburetes viendo como ella se encarga de hacer el desayuno. Me relaja verla cocinar. Andrea es la pequeña de la casa. Tuvo que dejar el baloncesto por una inoportuna lesión de tobillo cuando tenía 18 años. Estaba en un estado de ánimo deplorable y su peor época coincidió cuando conoció a Mario. Siempre he pensado que él, de alguna manera, la salvó, y es cierto. Ninguno concibe su vida sin el otro. Al mirarlos a los dos juntos, supongo que ellos tienen lo que yo en algún momento de mi vida ansío. Un amor de verdad.
- ¿En qué piensas, Juanito? -arqueo una de mis cejas mirando a mi hermana.
- En nada en concreto –le digo esbozando una pequeña sonrisa. Mi hermana se me queda mirando y ladea su cabeza un poco como si estuviera evaluándome.
- Tú has follado –Andrea levanta la cuchara y me señala con ella sorprendiéndome hasta a mi. A veces me asusto de lo mucho que me conoce. Más que mi madre.
- ¡Qué dices loca! –le respondo intentando hacerla desistir de sus pensamientos.
- Se te nota en la cara, Juancho. Te veo más desahogado -no puedo evitarlo y suelto una carcajada al escuchar sus palabras- ¿Ves? Lo sabía. Venga, cuenta, quién es ella y donde fue.
- Andrea, eres mi hermana. Hay cosas de las que no deberíamos hablar -no sé porque le acabo diciéndole esto porque al final voy a terminar contándoselo todo.
- Yo te conté la primera vez que lo hice con Mario -me recuerda ella alzando una de sus cejas de manera bastante cómica.
- Estabas deseando contarlo –le contesto rodando mis ojos. Recuerdo perfectamente ese momento. Mi hermana venía de casa de su ahora marido, como si flotara. Con cara de absoluta felicidad. Y o me contaba lo que había hecho o reventaba.
- Porque me lo pasé de puta madre –Andrea empieza a remover la mezcla para las tortitas sin apartar su mirada de la mía- cuenta.
Me llevo las manos al pelo pensando que pronto tendré que ir a cortarlo. Miro a Andrea que sigue con su misma cara de interrogación.
- Fue una tía que conocí en una cafetería hace un mes o así. Apenas hablamos ese día, pero, me llamó bastante la atención. La otra noche me la encontré en un evento de uno de los patrocinadores. Estuvimos hablando bastante rato...y bueno, una cosa llevó a la otra y acabamos haciéndolo en mi coche.
Mi hermana deja de remover la mezcla y alza una de sus cejas de manera interrogativa. Aprieta sus labios y después de pensarlo unos segundos, me da un puñetazo en el hombro ante mis airadas protestas.
- ¿Por qué me pegas, Andrea? -le pregunto sin saber a que viene esta muestra de violencia gratuita.
- Te acuestas con una tía al cabo de no sé cuantos meses. Una tía que por lo que se ve, te gusta, y te la follas en tu coche. Eres muy cutre, Juan Alberto.
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo al recordar como ella me llamaba así. Natalia me dijo que le gustaba más mi nombre completo. Recordarlo es acordarme de ella y como vibraba mientras la tenía encima de mi.
- ¿Qué quieres que te diga? Fue el momento y donde pillamos –le digo con sinceridad. Aún recuerdo cuando salimos de la discoteca calientes, ansiosos y sin poder dejar de tocarnos.
- Bueno, espero que la próxima vez la compenses -me pide ella, con lo cual, todos los recuerdos de después se agolpan en mi cabeza, produciéndome cierta tristeza.
- No habrá próxima vez –le respondo de forma categórica a Andrea. Y ahora que lo pienso, no me apetece nada hablar de ello. Ni siquiera con mi hermana.
- ¿Y por qué? Tiene que haberte gustado mucho esa chica para que te arriesgaras a hacerlo en tu coche.
Me pongo en pie quitándome las arrugas del pantalón. Camino unos cuantos pasos hasta ir hacia la ventana de la cocina y ver las oscuras nubes que hay en el cielo. Resoplo con fastidio porque la pregunta de mi hermana me ha jodido. Y la respuesta, aún más.
- Porque se fue después de hacerlo, Andrea.
Mi hermana aprieta los labios mirándome de forma interrogativa. Chasquea su lengua y esboza una sonrisilla antes de hablarme.
-Pues pudo ser por muchas razones -acaba diciéndome.
-Ilumíname -de un salto me siento en la encimera esperando todas las respuestas de mi hermana. A veces se me olvida que es la pequeña de los tres, porque sus palabras y sus consejos la hacen aún más madura de sus 23 años.
-Pues...que follas de puta pena y por eso se fue corriendo.
Clavo mi mirada en la de mi hermana para ver como está a punto de descojonarse de la risa. Ruedo mis ojos negando después con mi cabeza.
-Me decía Juan Alberto no pares... no creo que fuera...
-Para que terminaras pronto y poder irse -termina ella la frase produciéndome sus palabras un ligero fastidio, porque puede que fuera por eso por lo que se fue tan deprisa.
-Ay dios, Andrea, eres la puta hostia dando ánimos -le regaño a mi hermana porque no necesito sentirme peor de lo que me siento- por estas cosas no me gusta contaros nada.
Andrea deja el bol con la masa de tortitas y viene hacia donde estoy. Se coloca entre mis piernas para poner después su cabeza encima de mi pecho. Acabo abrazándola durante unos segundos en los que beso su cabeza cuando se separa de mi.
-Lo siento, Juancho -Andrea me mira realmente arrepentida de lo que me ha dicho- mira, dices que la llamaron por teléfono y que por su cara, era importante. Quédate con eso. Que se tuvo que ir y ya está.
-¿Sin darme su teléfono? ¿ni su Instagram? joder, que me inclino más por tu opción de que no le gustó estar conmigo -me llevo las manos a la cabeza y me rascó algo nervioso. Definitivamente, hoy voy a cortarme el pelo.
-Cariño. Tú eres increíble, y estoy segura de que esa chica lo sabe. Seguro que hay una buena razón para su huida. Y ojalá que la próxima vez que la veas, puedas preguntarle. Así que, no te atormentes más. ¿A ti te gustó?
Me muerdo el labio superior recordando todos y cada uno de esos momentos. Desde que la vi en la discoteca hasta que sus tetas acabaron en mi boca. Recordarlo me produce un escalofrío en todo mi cuerpo y si, también una mala sensación.
Porque diga lo que diga mi hermana, ella huyó de mi.
Con lo cual, todas las expectativas que tenía sobre la chica del café, se han ido a la puta mierda.
📅 DÍAS DESPUÉS
Cuando me surgió la oportunidad de jugar en España, no me lo pensé. Deseaba salir de Estados Unidos y de la liga más exigente del mundo, la NBA. Varios equipos estaban detrás de mi, pero, yo lo tenía claro desde el primer momento. Quería jugar en el Real Madrid, al lado de Sergio Llull y de mi gran amigo Rudy Fernández. De hecho, este fue quien más me animo a fichar por los blancos, algo de lo que no me arrepiento.
Me pongo los calcetines con calma. Es la manera que tengo de templar los nervios antes de mi primer partido. Mi debut oficial en liga.
-¿Te follaste a la rubia de la otra noche? la amargada que no quiso que la invitara.
Mi compañero Joel, o el gilipollas que me ha tocado al lado, me da una palmada en el muslo que me resulta muy desagradable, al igual que su pregunta. Lo miro intentando no caer en sus provocaciones y él, lejos de darse por aludido, no se va de mi lado.
-Joel, me estás molestando. Tengo un ritual antes de cada partido y tú me estás desconcentrando -le pido sin molestarme en mirarlo o juro que le doy.
-¿Qué ritual? -me pregunta con algo de sarcasmo en su voz.
-No hablar con gilipollas.
Las risas de Sergio, quien está frente a mi, hacen eco en esta zona en la que estamos. Joel aprieta su mandíbula mirándome bastante enfadado. En vistas de que no le contesto, se levanta soltando algún que otro improperio. Sergio aprovecha en ese momento para sentarse al otro lado y darme uno de esos consejos que tanto adoro en él.
-Ese es imbécil desde que nació -me dice señalando al rubio que se pavonea en la otra esquina del vestuario- pero es un buen escolta. Lástima de persona.
-Bueno, no es algo de ahora. Ya nos llevamos mal desde categorías inferiores, así que... -le hago un gesto a Sergio y termino de ponerme los calcetines. Él me da una palmada en el hombro y se levanta dándome una larga mirada.
-¿Listo para triunfar? -mi boca se curva en una sonrisa y asiento ante sus palabras. Estoy motivado. Estoy con ganas de salir ahí fuera y arrasar.
-Nací para eso -le contesto sin ningún tipo de duda.
-Bueno, Juancho, que todos vean más allá de Bo Cruz.
*** Bo Cruz es el personaje de la película "Garra", la cual la protagoniza Juancho y que os recomiendo. Este capitulo se lo quiero dedicar a vitbooks . Espero que te haya gustado ***
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