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05

Había pasado tan solo media hora desde que había llegado ahí y Taehyung ya se sentía muy pero muy aburrido.

—Aqui es el comedor, y también la sala de reuniones.

—Ujum.

En todo el recorrido solo había dicho eso y a Jungkook ese "ujum" ya le estaba llegando a los huevos.

—Y...¿Que te pareció?.

—Interesante.

—Lo es –sonrio–, pero hay más cosas. Hoy no hay mucho movimiento, pero normalmente esto está más lleno.

—Entiendo –observo a su alrededor–, y ¿Que se supone que haré yo?.

—Oh, pues nada complicado, sígueme.

Ambos continuaron el recorrido hasta llegar a una puerta.
Jungkook abrió la puerta y se hizo a un lado para que Taehyung viera el interior.

—¿Y esto es?...

—Todo lo que se necesita para la limpieza.

—Eso ya lo sé –cruzo los brazos sobre su pecho–, ¿pero que hacemos aquí?.

—Bueno, tú querías saber que harás aquí.

—No –nego, no pudiendo creer–, tu me estás diciendo...

—Asi es, tú serás el encargado de limpieza, Taehyung.

No, de seguro Jungkook le estaba jugando una broma, si, eso era. Después de todas las que le había hecho ayer y aquella mañana quizá Jungkook ya lo tenía planeado. Espero a que Jungkook comenzará a reírse en su cara, pero esto nunca pasó.

—¡Estás completamente loco si crees que yo, Kim Taehyung, seré el encargado de limpiar!.

Jungkook ya se esperaba aquella respuesta, claro que sí. El señor Kim se lo había advertido.

—Muy bien Taehyung, no me dejas de otra más que quitarte tus tarjetas de crédito.

Taehyung frunció el ceño, confundido. ¿Que tenían que ver sus tarjetas en un asunto como este?.

—No entiendo...

—Tu papá me dijo que si no aceptabas el puesto, me veria en la terrible decisión de quitarte tus tarjetas.

—No, no te creo. Papá jamás haría tal cosa.

—Ahora si Taehyung –se acercó a él–, ahora ya no lo tienes comiendo de tu mano... Eso tenlo por seguro.

Y se alejo, dejando a Taehyung rojito por aquella cercanía y por la furia que tenía en su cuerpo.

—Muy bien, te haré la pregunta nuevamente. ¿Aceptas o no?.

Taehyung cruzo los brazos sobre su pecho y movió el pie, pensando. Por otro lado, Jungkook sonrió triunfante ya que sabía cual sería la decisión de Kim.

—Esta bien –hizo una mueca con la boca–, ¡pero!...Yo elegiré mi vestimenta de trabajo.

—Lo siento Taehyung, pero la vestimenta es así para todos, no importa el rango o que hagas.

—Solo...deja que le agregué algunos detalles.

Jungkook suspiró y lo pensó unos segundos.

Hay veces es las que se comporta caprichoso, y creeme...hará de todo para conseguir lo que desea.

—Esta bien, solo tres retoques y nada más.

—Trato.

Extendió la mano, Jungkook dudoso la tomo y en cuanto ambas palmas de sus manos chocaron un pequeño choque eléctrico se sintió, haciendo que ambos apartaran su mano.

—Bu-bueno, mañana comienzas pero por ahora puedes ver la fábrica si gustas, yo... Tengo cosas que hacer.

Sin nada más que decir se fue, dejando a Taehyung solo.

Y así las horas pasaron, horas en las que Taehyung dió como diez recorridos a la fábrica, conociendo cada lugar y personas del lugar.
Lo que más llamo su atención fue el lugar donde armaban todo, cómo por ejemplo: camas, roperos, armarios, mesitas de noche, etcétera.

En cuanto llegó la hora del almuerzo, Jungkook fue a buscarlo, encontrandolo hablando muy amenamente con Jimin. Se acercó dónde ellos se encontraban y en cuanto estuvo a un paso de Taehyung, le tendió un pequeño sobre.

—Ya es hora, Taehyung.

Este le miro con cara molesta. ¿Cómo se atrevía a darle aquello en frente de Jimin? ¡Cómo se atrevía a hacer algo tan privado delante de un desconocido! , osea, si, ya eran conocidos pero no al grado de saber tal información.

—Oh, ¿Estás enfermo Taehyung?.

—Ah, no es nada –quito el sobre de la vista de Jimin–, solo son vitaminas.

Jungkook le tendió un pequeño bote de agua y Taehyung lo bebió de un solo trago.

—Muy bien, es hora de almorzar.

—¡Es verdad!. Los chicos deben de estar esperándome. ¿Vienen?.

—Oh, no Jimin. Iremos a casa, mamá llegó así que ya sabes.

—¿La señora Jeon está aquí?, bueno , si es así este fin de semana voy de visita a tu casa, quiero verla.

—Y estoy seguro que ella también quiere verte.

Jimin sonrió y miro a Taehyung, este se encontraba pensativo.

—Muy bien Taehyung, mañana nos vemos –lo abrazo y Taehyung se quedó inmóvil al sentir tal muestra de afecto–. ¡Adiós chicos!.

Se alejo siguiendo el camino que lo llevaría al comedor. Jungkook nego riendo, Jimin jamás cambiaría.

—¿Nos vamos?.

—Esta bien.

Bajo de la banca donde se encontraba y camino a la salida.

—Espera, antes debes de quitarte el uniforme –se dirigió al depósito–, o es que ya te gustó –comento burlón–.

—Como te dije Jeon, antes muerto que usar este uniforme.

—Bueno, entra tu primero, tengo que hacer una llamada antes.

Sin decir nada, Taehyung entro, dejando solo a Jungkook. Este se dirigió a los casilleros , puso su clave y de ahí saco su mochila y de está saco su celular. Prendió este y vio la hora, era las doce en punto y como lo esperaba recibió la llamada. Contestó.

—Buenas tardes, señor Kim.

—Hola Jungkook. ¿Cómo estás? ¿Que tal todo por allá?.

Muy bien señor, Jimin tuvo todo en orden y los pedidos se entregaron en la fecha correcta , no hay ninguna queja, cómo siempre.

Me alegra escuchar eso Jungkook –suspiro–, y mi hijo... ¿Cómo está él?.

Yo diría que bien –suspiro–, usted tenía razón al decir que siempre consigue lo que quiere.

Escucho como el señor Kim comenzó a reír, lo cual causó una pequeña sonrisa en él.

—¿Y ahora que hizo ese pequeño demonio?.

—Uhmm, pues –miro la puerta del depósito–, vera. Hoy le traje la fábrica a mostrarle el lugar y que conociera un poco de todo esto, pero bueno, en cuanto le mostré su uniforme se puso todo rojo de la furia, comenzó a decir que no usaría eso, que prefería morir a usar algo tan corriente como un overol.

Habia olvidado ese pequeño detalle –suspiro–, lo siento Jungkook, se que Taehyung suele ser pesado en algunas ocasiones, pero no lo culpes, él es un buen...

¡Oh no!, no es una queja, señor Kim. Es solo que me tomo por sorpresa... Su forma de pensar es tan única y bueno... Eso lo hace único, por ejemplo, está mañana me sorprendió con que se pinto el pelo.

Oh... Bueno, él siempre fue así.

—Y lo entiendo, pero... Señor Kim yo... Quisiera que Taehyung se quede más tiempo aquí, para que vea cómo es la vida, que conozca a más personas que no sean de su mismo entorno social.

Uhmm, no lo sé Jungkook –chasqueo la lengua–, no sé si Taehyung se adaptara a esos movimientos.

La puerta del depósito se abrió y de ahí salió un despeinado Taehyung, con un puchero en los labios, molesto quizá.

—Lo hará, créame que lo hará, señor Kim.























Y hasta aquí, muchas gracias por tomarse el tiempo de leer esta historia ✨.

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