¿dónde estaba?
no lo sé,
pero fue el peor lugar al que pude haber ido.

no te creo, al menos ya no más.
cuando me digas "vamos"
prefiero mil veces quedarme atrás.

mientras tú navegas libre en altamar, me mantengo yo firme.
porque las olas apagan el fuego, eso sí lo leí, y tal vez por eso
esta vez la suerte no estuvo de nuestro lado.

ahí viene tu embarcación,
la puedo ver a la distancia.
pero esta vez no llegarás con tanta calma

porque sabes que es muy práctico buscar la ruta más rápida
en tu celular,
¿pero acaso la pantalla puede asegurarte que arribes, en verdad, a donde necesitas estar?

oye, ya lo encontré. la voz para alzar finalmente está de nuevo en mi poder:
con ella no me guardo más este mensaje:
como que va a llover. aquí no eres bienvenido.

por eso, si llegas me iré yo
tan pronto como pongas un pie en mi territorio.
"pues ya abordando, cariño, ya estamos en el avión",

le diré a la persona que realmente me llena,
dejándote apostando una suerte incierta
dentro de las maquinitas en el casino (pésimo su servicio, por cierto).