Capítulo 6
En Corea del Sur, el Sol hacía ya varias horas había pasado su cénit cuando Jimin estaba en la sala de reuniones de su editorial acompañado de Seokjin, quien le explicaba cómo se desarrollarían los siguientes fan meeting y entrevistas el resto de la semana. Había un par de viajes por el país, no muy largos. No podía conocer a todos a la vez, pero poco a poco tendría la oportunidad de ir haciendo más eventos de esa clase.
A pesar de que una parte de él estaba escuchando a su editor, la otra estaba en los recuerdos del día y, sobre todo —todavía sin saber por qué—, en Nochu. Le estaba importando más de lo que desearía. La sonrisa que le brindó a cada fan fue sincera; cada apretón de manos, cálido; cada pequeña plática, amena. Fue un día feliz y productivo; sin embargo, no pudo apartar sus pensamientos de la expectativa cuando preguntaba a nombre de quién firmaba cada libro. No logró impedir que sus ojos recorrieran el recinto repetidas veces buscando sin siquiera saber a quién. No fue capaz de contener el suspiro decepcionado que abandonó su interior al terminar el evento y que Nochu no hubiese estado.
Jin le envió la información de su agenda próxima, así como los detalles sobre el elenco del Dorama. Jimin estaba algo agotado, simplemente hizo un asentimiento y prometió revisarlos más tarde en casa, después de descansar un rato. Se despidieron hasta el día siguiente. El escritor pidió un taxi y se dispuso a volver a casa.
Había tenido más de una oportunidad de revisar su celular desde la finalización del evento, pero no lo había hecho. Por más que deseaba repetirse que las palabras que le había dicho Taehyung eran las correctas, que solo había sido un contratiempo pasajero, no ver a Nochu en la firma de autógrafos había vuelto a sacar sus inseguridades a flor de piel. ¿Acaso sería decepcionado una vez más? Le aterraba el hecho. Es difícil alejarse de los fantasmas del pasado, lo es mucho más hacerles frente, ni que hablar de aceptarlos y superarlos. Sin importar cuántas veces se repitiera a sí mismo, o alguien más se lo corroborase.
Era fácil verse indiferente y seguro ante los demás, ellos no sabían nada sobre él o sus miedos y, aunque lo supieran, no cambiaba nada. Siempre se mostraba tal y como era, así solo entraría en su vida quien lo aceptara de esa manera. ¿Para qué fingir y teatralizar una fantasía que en su momento se desvanecería ante la inminente realidad?
Park Jimin siempre se mostraba a todos tal cual era, sí, pero no siempre fue correspondido de la misma manera. Una de esas ocasiones fue particularmente difícil, justo en la que decidió abrir su corazón a la persona que consideró correcta, con la que creyó que valdría la pena tener algo más que solo sexo. Y, precisamente esa vez, fue decepcionado. Esa vez todo se transformó en una gran mentira que se llevó su esperanza de amor.
Mentalizado para su segunda decepción, desbloqueó la pantalla y se conectó para entrar a su buzón. Su barbilla comenzó a temblar, sus ojos se cristalizaron y un par de lágrimas silenciosas abandonaron sus orbes para descender por su rostro. Lo que encontró en los mensajes devolvió el alma a su cuerpo y la esperanza a su corazón.
Sinceridad y aceptación. Eso le había ofrecido Nochu, ese pequeño desconocido no tan desconocido que consiguió hacerlo dibujar una sonrisa de manera inconsciente y olvidar todas sus paranoias, solo bastando una lectura a los mensajes para lograrlo.
—¿Será que... puedo darme una segunda oportunidad de amar? ¿Será que esta vez encontré a la persona indicada? —musitó, exteriorizando ese pequeño suspiro de esperanza que mantuvo oculto por tanto tiempo en un lugar que él mismo había olvidado.
Mochi
Que hayas reaccionado de esa manera al saber sobre mí, es el mejor regalo que puedo recibir.
Me hubiera gustado poder conocerte hoy, pero hay cosas que no dependen de nosotros.
También tengo muchas ganas de hablar contigo, aunque parece que nos toca ser pacientes. La responsabilidad llama.
Tenemos todo el tiempo del mundo, cuando regreses del trabajo y nos libremos un poco de las responsabilidades, nos encontraremos. No debe demorar demasiado.
Y, Nochu...
Muchas gracias.
Muchas gracias por aceptarme, por seguir deseando conocerme. Muchas gracias por no decepcionarme, por ser la persona maravillosa que he imaginado todos estos años. Tantas palabras quedaron implícitas en ese agradecimiento que era imposible enumerarlas. Jimin no podía negar que se moría por conocerlo, por un momento pensó hasta dejarle su número de celular y pedirle que lo llamara, le escribiera; una video llamada era tan tentadora. Sin embargo, hasta ahora ese chat había sido su pequeño rincón especial, el paso de los años había hecho crecer su roce hasta convertirse en lo que hoy era. Si su decisión fue saltar directamente a conocerlo en primera instancia, sería paciente. Su primer encuentro sería cara a cara, tal y como diseñó originalmente.
Nunca imaginó sentirse rondado por emociones tan complicadas y profundas alrededor de alguien que literalmente no conocía. Una retrospectiva era suficiente para notar la evolución en su persona, inclusive lenta. Hacía solamente un par de años que se había percatado de los sentimientos especiales que albergaba hacia Nochu. Primeramente todo fue formalidad, cumplidos, un par de saludos casuales; luego nació la espera de un comentario para responder, la anticipación de un debate respecto a los giros argumentales y la construcción de personajes; después llegaron las preguntas fuera del contexto de los libros, relacionadas con el día a día, las relaciones personales, las percepciones de la vida, trivialidades como los gustos o preferencias más sencillas. Terminaron siendo, hasta cierto punto, confidentes anónimos.
Jimin comenzó a confiar a plenitud, sin percatarse de cuándo o por qué. Y esto era mucho decir, pues se había cerrado a esa clase de sentimientos. Incluso a él le resultaba confuso. Era capaz de aceptar con orgullo sus preferencias sexuales a pesar de las malas miradas; tenía siempre una respuesta mordaz para quien la mereciese, ofreciéndosela sin reparos; emanaba temple ante las masas, tambaleándose por dentro. ¿Por qué se había convertido en esto? Lo sabía... Lo que Choi Jaewoo le había hecho lo había convertido en una coraza de roca que cubría un relleno de algodón. Fue un desengaño que llegó en el momento equivocado y por parte de la persona que creyó correcta y resultó ser su mayor equivocación. Esa experiencia lo había endurecido, pero no lo suficiente como para llegar a las capas más profundas de su alma.
Su blando y esperanzado corazón tenía fe para amar. Apoyado en la escritura y la lectura, que le enseñaron a conocerse y comprenderse a sí mismo y a los demás, quiso darse una segunda oportunidad, con la certeza de que esta vez no fallaría al escoger. Que su elección acabase siendo Nochu fue algo que ni él mismo pudo prever, todo era muy atípico, pero se sentía verdadero. Eso era suficiente, ¿no?
Nochu era sincero, no le mentiría. Podía confiar en él, no lo traicionaría. Esa certeza silenciosa acompañaba sus actos.
Llegó a casa con mentalidad resuelta, tomó un baño, cenó algo ligero y se acostó a dormir. El día había sido agotador, pero no lo suficiente como para borrar la sonrisa de su rostro. Las próximas semanas estarían bastante cargadas y los siguientes siete días no asistiría a la universidad, fundamentalmente por sus viajes y entrevistas varias. En parte lo agradecía, así las aguas de la revelación de su identidad se calmarían y no tendría que lidiar con las miradas intensas de la primera impresión. Las cosas estarían ya más tranquilas a su retorno.
Mientras desayunaba, ya con la mañana haciendo acto de presencia, recibió una llamada de su editor.
—Hola, Jin-hyung. ¿Ya vienes por mí?
—Estoy frente a tu departamento. Si queremos estar a tiempo en todas las entrevistas, debemos salir temprano.
—Dame un par de minutos y bajo. —Colgó.
Terminó de prepararse, agarró su bolso con algunas cosas que necesitaba y bajó rápidamente. Saludó a Seokjin y subió al asiento del copiloto. El motor fue encendido y se pusieron en marcha.
—Bueno, Jimin, asumo que ya pensaste qué decir sobre Jeon Jungkook en tu entrevista de mañana, ¿no? Siendo su fan, de seguro te emocionó tanto la noticia que ya tienes preparado el discurso.
—Disculpa, hyung, creo que no te sigo en esta conversación. —Una mezcla de confusión y expectativa emocionada se hizo presente en su expresión.
—¿No revisaste nada de lo que te mandé?
Con movimientos tan nerviosos que parecía harían caer el celular de sus manos, buscó los documentos que le fueron enviados la tarde anterior. Una sonrisa embobecida comenzó a aparecer en su rostro a medida que leía el contenido. ¿Cómo era posible que Jeon Jungkook fuese el protagonista del Dorama de su historia y no lo sabía? ¿Cómo no había leído tampoco que tendría que opinar acerca del artista y su interpretación de dicho papel protagónico?
—Jin-hyung...
—¿Qué?
—¿Existe la muerte por idiotez entre las causas que puedes anotar en tu Death Note? Porque merezco morir de eso y de buena suerte, a la vez.
—No seas ridículo. En vez de pensar en morir, aprovecha que tendrás la oportunidad de conocerlo y convierte la energía que te dará en tiempo para trabajar en tus actualizaciones, en lugar de usarla para stanearlo por internet.
—¿Cómo sabes eso?
—Soy un oráculo, jajaja. —Le dedicó una mirada de obviedad—. Por favor Jimin, con el compromiso y amor que tienes por tus fans, nunca fue concebible para mí que estuvieses siempre tan atrasado con tu fecha límite. Tenía que haber algún vicio de por medio. Basta ver cómo lo miras para saber.
—Y yo que lo tenía como el secreto mejor guardado de mi vida, al menos de ti. —Hizo un puchero.
—Para la próxima esfuérzate más, Chim.
—Lo haré —rio—. Hyung, ¿por dónde crees que debería empezar a hablar de él? ¿Su físico, sus cualidades, las cosas que particularmente me gustan? —El brillo de la emoción destilaba por sus ojos.
—Deberías comenzar por concentrarte en las entrevistas de hoy y dejar ese tema para mañana. Menos mal que revisaste los documentos hoy, no hubieras descansado nada anoche.
Las palabras de Seokjin habían entrado por uno de los oídos de Jimin y salido por el otro, estaba flotando en su pequeño mundo imaginario.
Sin embargo, no era el escritor el único colmado por el júbilo. En Europa, Jeon estaba con una gran sonrisa destellando en su expresión. Para Jungkook, saber que podría conocer cuál era el pensamiento de Mochi hacia su persona, sin conocer su identidad como Nochu, era una gran oportunidad. Si bien existía la posibilidad de que la entrevista tuviera una que otra respuesta colegiada, tratándose de Jimin y teniendo en cuenta lo que había logrado comprender de él en los últimos años, sabía que sus opiniones serían sinceras y elaboradas por sí mismo.
Junto a la expectativa y emoción se albergaban cierta preocupación y desasosiego. Para Jimin, Nochu y Jeon Jungkook debían ser existencias totalmente opuestas. ¿Y si la reacción que obtenía al revelar esa convergencia inesperada no era la felicidad? ¿Y si Mochi no quedaba convencido de su sinceridad ante un cambio tan radical en la imagen de Nochu al superponerse con la de su imagen como artista?
No recordaba desde cuándo no experimentaba ese nerviosismo descontrolado, ¿desde su debut quizás? Si bien nunca tuvo problemas con acatar indicaciones y comportarse cómo debía según el Jeon Jungkook que su empresa había vendido, pues no le molestaba particularmente, ahora mismo deseaba con enormes ganas poder ser él mismo, haber podido ser él mismo en el pasado para que Nochu y Jeon fuesen uno, sin ningún tipo de dudas sobre sus intenciones.
De nada valía suponer o crear hipótesis sin fundamentos, todo era cuestión de esperar las palabras del propio escritor. Pero, mientras tanto, ¿qué hacía con las ansias y el nerviosismo incontrolables?
—¿Te pasa algo, Kook?
—¿A qué te refieres? —dudó a la interrogante de su manager.
—Es que justo iba a preguntarte el motivo de tu sonrisa de imbécil, cuando tu cara se arrugó como si hubieras comido un limón.
—Mi rostro no podría tener tantas arrugas ni aunque quisiera. ¡Y no pongo cara de imbécil cuando sonrío!
—Tienes razón. Sonríes como un bebé. —Despeinó sus cabellos—. No tienes que cargar con las preocupaciones solo, no solamente soy tu manager, también soy tu amigo. Puedes contar conmigo, lo sabes.
—Gracias, hyung. Solo son algunos pensamientos locos, no te preocupes. —Sacó una agenda con unas notas escritas con su puño y letra y comenzó a leerlas.
—¿Qué es eso?
—Son algunas ideas para mi entrevista de la tarde.
—¡Ah! ¿En la que tienes que hablar sobre tu opinión del Dorama, el elenco y demás? Por algo estás tan emocionado. Solo tomas notas manuscritas cuando es algo verdaderamente importante.
—¡Qué bien me conoces!
—Es fruto de los años que llevamos juntos. Aunque entiendo tu emoción, de veras. Park Jimin escribe increíble.
—¿Desde cuándo lees sus historias? Esto no lo sabía —dijo emocionado.
—Decidí darle una ojeada a la novela del Dorama, poco después de que se decidiera tu participación.
—¿Y...? —Puso sus característicos ojos de cachorrito.
—Y estuvo tan genial que terminé el libro en dos días. —Hizo pequeños gestos de asentimiento con su cabeza—. Creo que puedo volverme su fan... Incluso compré otra novela más para comenzar a leerla en estos días.
—¡Genial! Ya tengo a alguien más para emocionarme hablando sobre sus historias. Deberías leer la que está publicando ahora. Los debates en los comentarios son divertidos e intensos.
—Calma, Kook. Todavía no llego a ese nivel de fanatismo.
—Pero si dices "todavía", es porque en algún momento llegarás, ¿no?
—Podría ser.
Continuaron su trayecto hacia las diversas locaciones entre charlas y opiniones sobre la nueva preferencia literaria de Yoongi. El manager estaba feliz de ver a su acompañante tan emocionado al hablar sobre las obras de Mochi; sin embargo, que la emoción al referirse al escritor fuera del margen profesional igualara y hasta sobrepasara la intensidad de los sentimientos que transmitía al intercambiar sobre las historias, le causaba cierta angustia. No mentía al decir que era amigo de Jungkook, que podía contar con él y que lo apoyaría; lo que no podía hacer era permitirle tirar su carrera por la borda.
Jungkook le había negado ya en una ocasión ver a Mochi con un sentimiento diferente a la admiración. Le garantizó que la relación que deseaba tener con el escritor era de pura amistad y él le creyó, o al menos lo intentó. El mal presentimiento que crecía en su interior no era un juego, no era pequeño. Esas miradas, esa sinceridad, ese brillo, esa sonrisa inocultable y transparente, esa emoción y alegría contagiosa. Eso era amor. Su amigo debía saberlo también. Tenía que saberlo, la intensidad de esos sentimientos expresaban una fuerza tal que sería imposible para su portador no notarlos. Aunque había perfectamente cabida para la confusión, por más que se fuese abierto de mente, la sexualidad era un tema delicado de manejar y que podía traer polémica en la mente de una persona, aun inconscientemente.
Yoongi era perfectamente capaz de aceptar la orientación sexual de su amigo, independientemente de cuál fuese. Eso no era importante a sus ojos, ni cambiaba el tipo de persona que Jungkook era; pero si se trataba de revelarlo al público, las tornas cambiaban. Era egoísta, lo sabía. Y por desgracia era lo mejor, al menos mientras viviera en una sociedad tan conservadora como la de su país y fuera una celebridad, eso también lo sabía.
Si era para proteger a su representado de los haters, internautas y su propio fandom enardecido, era capaz de convertirse en el malo de la película, el que no cedería y le diría que era incorrecto hasta el último minuto, el que se opondría a su amor. Sin embargo, si se trataba de proteger la sonrisa y felicidad de su amigo por sobre todas las cosas, de apoyarlo en sus decisiones y ponerle la mano en el hombro para decirle que estaba ahí para él; estaba en medio de un gran predicamento. Llegado el momento, ¿debía actuar como manager, o como amigo?
Nada garantizaba que las circunstancias llevaran ese rumbo, pero la posibilidad existía y no era tan remota a sus ojos. Ya pensaría en algo. Mientras tanto, debía evitar que Jungkook se dejara llevar y sus sentimientos se desbordaran sin control. Lo primero era esa entrevista. Le recomendó que a pesar de lo que sentía y quería transmitir, lo mejor era dejar todo momentáneamente en el plano profesional. Su entrevista era antes. Se suponía que solo conocía a Jimin por el Dorama y poco más, nunca había mencionado sobre Mochi con anterioridad, pues resultaba controversial con su imagen. Además, no podía responder sin pensar, no sabía cuáles serían las impresiones que brindaría Park al día siguiente. Tras eso trazarían una ruta para próximas intervenciones.
A regañadientes, Jungkook estuvo de acuerdo, comprendía la lógica del asunto, no podía quedar como un fanboy sin saber de qué forma se referiría Mochi a él. Por chat supo que era su fan y lo admiraba mucho, pero no sabía qué tan intensamente lo demostraría. La decisión no era tomada solo para beneficiarse a sí mismo, sino también a Jimin. Estar dentro de los Minnies le permitió saber que el fandom no era para nada tóxico, todos querían y admiraban mucho a su escritor y que este lo admirara a él no cambiaría nada, más bien se emocionarían, gritarían de emoción y hasta comenzarían a shippear; lo veía venir. Sin embargo, con su fandom era distinto, eran mujeres muy celosas y posesivas. Si no quedaban conformes con la respuesta de Park respecto a su persona, podrían reaccionar de una manera no muy pacífica.
¡Holiwis! Un poco tarde, pero llegué. Planeaba actualizar ayer, pero entre una cosa y la otra me atrasé. De todos modos, en esta ocasión no hay día fijo de publicación porque mi horario es muy fluctuante, pero seguirá semanal.
¿Alguien vivo después de las
presentación de los chicos en los TMA?
Y se llevaron cinco premios 😭🤧. Se merecen el mundo. EL UNIVERSO. 💜
Chao chan 😘
Hasta la próxima actualización.
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