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Capítulo 28

Jimin nunca había sido de tomar la iniciativa durante el sexo. Sus experiencias pasadas con Jaewo, le habían demostrado lo catastrófico que podía llegar a ser todo, cuando abría su corazón y se dejaba llevar en la intimidad. En los últimos años, todo se había resumido a placer, a noches sin compromiso que no se repetían y a simple satisfacción de necesidades físicas, dejando la parte emocional a un lado. No podía permitirse algo diferente, su mente y su corazón no se lo permitían. Era demasiado difícil confiar ahora.

Quería cambiar eso. Deseaba a Jungkook con todas sus fuerzas y quería entregarse por completo. Debía dejar el fantasma de su horrible ex novio en el pasado, sepultado por la superación y no por el miedo; olvidado por un amor verdadero y no por un intento de huir. No tenía muy claro qué era lo que más le gustaba; conocía sus propios puntos erógenos, pero poco más. No había tenido la oportunidad de explorar en su sexualidad con la libertad suficiente, él mismo se había privado de sus alas, encerrándose en una falsa jaula de seguridad, creyendo que el amor no llegaría. Pero había llegado a derrumbar todas sus barreras, y él no estaba dispuesto a ofrecer resistencia.

El cuerpo de Jimin temblaba cuando se colocó a horcajadas sobre Jungkook. Las respiraciones de ambos, aceleradas. Sabía que el actor estaba nervioso. Era entendible, siempre se quiere complacer a quien se ama, pero no era necesario. El escritor tenía nervios suficientes como para ambos, mas no podía quedarse de brazos cruzados, era una batalla mental consigo mismo, que estaba dispuesto a luchar y vencer. Él y Jungkook harían el amor, no volvería a dejar que sus miedos lo dominaran. Sería la primera de muchas noches que, por si solas, curarían su alma y borrarían la oscuridad de su pasado.

Los besos comenzaron a ser compartidos y las manos iniciaron su recorrido explorador por el cuerpo ajeno, desnudándose poco a poco. Caricias y toques suaves tanteaban el terreno de la confianza, llevando los dedos a sitios que sacaban gemidos y sonidos de placer. Jeon le besó las clavículas y fue descendiendo, saboreando la nívea piel de Jimin, hasta lamer y saborear cada uno de los pezones del escritor, dejando mordidas y succiones por igual, desencadenando una serie de sensaciones demasiado intensas que hacían la excitación de ambos crecer en sinergia.

Los toques tímidos y las caricias torpes fueron tomando cada vez mayor avidez, velocidad y profundidad, como si la pasión desenfrenada no pudiese ser detenida. Las manos de Jungkook habían alcanzado la intimidad de Jimin, y lo masturbaba con la cantidad exacta de presión y ritmo para arrebatarle gemidos de placer en cada movimiento. El escritor, al ver las facciones tensas de su novio, también se dedicó a brindarle placer con sus manos, añadiendo además fricción a sus cuerpos y sus penes, que se empezaron a mover en sincronía.

Jungkook temblaba, con Jimin entre sus brazos, todavía a horcajadas sobre él. Era obvio que llevaba mucho tiempo conteniéndose. Las grandes manos de Jeon acariciaron los cabellos plateados de su novio, apartándole los mechones húmedos de sudor de la frente. Sus bocas se estamparon con fuerza y sus lenguas persiguieron cada rincón contrario. La velocidad de sus manos se incrementó, al igual que los jadeos de placer, culminando en un orgasmo al unísono, que los dejo lánguidos, uno sobre otro, abrazados y en éxtasis.

—Eso fue... increíble —dijo Jimin, regularizando su respiración, todavía encima de Jungkook.

—Si es contigo, todo lo es.

—Deja de decir esas cosas. —Le dio un golpecito en los pectorales y le besó el cuello—. Gracias, Jungkookie.

—¿Por qué? —Le sostuvo la barbilla con los dedos.

—Por haberme ayudado a dejar todo atrás, por enseñarme lo que es amar y confiar de verdad. Por ser conmigo de una manera, que me permite entregarme sin reparos. Quiero todo contigo.

—Si se trata de agradecer, yo también debería hacerlo.

—¿Ah, sí?

—Sin dudas. —Ayudó a Jimin a recostarse en la cama y lo envolvió en un suave abrazo, acariciándole distraídamente la espalda con los dedos—. Antes de conocer tus historias, y de conocerte a ti, cuando solo hablábamos como Nochu y Mochi, yo era una persona diferente. De no haber descubierto mi verdadera identidad, gracias a tus libros y a que pude ser yo mismo cuando hablábamos, me hubiese dejado llevar por mi entorno y las compañías equivocadas. Puede que ahora fuera un arrogante sin remedio, que se drogara cada fin de semana, saliendo por sexo y alcohol, tratando de llenar el vacío de su corazón.

—Santo Cielo —suspiró—. No digas esa clase de cosas de forma tan casual. —Sus mejillas de sonrojaron—. Recuerda que soy un escritor de novelas románticas, este tipo de conversaciones son mi debilidad. Podría hasta ponerlas en alguno de mis libros futuros.

—Para mí sería un honor ser tomado de referencia para alguna de tus historias, sin importar el tipo de libro... o de escena. —Le apretó una de sus nalgas.

—Oh. ¿Está diciendo que desea usarnos de referencia para mis escenas de cama? ¿Es que quiere hacerme tener una erección mientras escribo? —preguntó travieso.

—Me encantaría. Tal y como ahora. —El pene de Jimin se había engrosado contra su muslo.

El escritor tanteó con sus manos, hasta encontrarse con la polla de Jeon, ya endureciéndose otra vez.

—¿Decías? —Sonrió malicioso.

—Eres un manipulador. —Lo besó.

Jimin se volvió a acomodar hasta quedar sobre Jungkook nuevamente, con sus nalgas sobre la gruesa y palpitante erección de su pareja.

—Quiero que lleguemos hasta el final hoy. —Movió sus caderas de manera sugestiva e inclinó su torso hacia adelante y abajo, hasta que su rostro quedó a pocos centímetros del oído de Jungkook—. Quiero montarte, te quiero dentro de mí.

—¡Joder, bebé! —gruñó Jungkook, agarrándole las nalgas y amasándolas para repetir el movimiento anterior—. No digas esa clase de cosas, o no podré contenerme.

—No lo hagas. Ya te dije, quiero todo contigo. —Sin quitársele de encima, se acercó a la gaveta de la mesita de noche y sacó un pomo con lubricante—. Déjame prepararme para ti.

Jungkook puso sus manos sobre las de él, retirándole el recipiente de las manos.

—Permíteme ser yo quien lo haga. Enséñame cómo. Quiero sentirte con mi cuerpo, de todas las maneras posibles.

Con movimientos cuidadosos, siguiendo las orientaciones de Jimin, Jungkook introdujo sus dedos resbalosos en el cálido y apretado canal, primero uno y luego los demás, estirándolo progresivamente. Un sentimiento de anticipación y una excitación en ascenso se apoderaron del actor, solo de pensar en lo bien que se sentiría alrededor de su polla, envolviéndolo, acoplándolos. A medida que el pasaje se iba soltando, los movimientos de Jimin se volvían más confiados y atrevidos, cabalgando sus dedos en busca de más. La dirección y el ritmo de los dígitos de Jeon cambiaron, y entonces algo sucedió.

—Agh... Santo Dios —gimió Jimin, retorciéndose sobre Jungkook. Su pene se convulsionó y líquido preseminal brotó de su uretra. Entre temblores, lo besó en los labios—. Parece que has encontrado el sitio correcto.

El escritor observó a su novio con detenimiento. Jungkook tenía las pupilas dilatadas y una inconfundible mirada de deseo ardía en su rostro; sus labios estaban entreabiertos, dejando salir su agitada respiración. La espera se había prolongado demasiado.

Tras un último beso desesperado y cargado de deseo, Jimin tomó el lubricante y vertió una generosa cantidad sobre el miembro de Jungkook, recorriendo la longitud con su mano. Alineó la polla contraria con su entrada y se dejó caer poco a poco, introduciendo una parte y volviendo a levantarse, repitiendo el proceso una y otra vez, tomando cada vez más, hasta que su cálido interior lo tomó por completo. Respiró profundo y se quedó quieto, sintiendo. La sensación de plenitud, la quemazón, las pulsaciones en su interior. Había pasado mucho tiempo, demasiado, pero no recordaba haber sentido nunca lo que ahora. No se trataba simplemente del placer físico incontenible, sino de la indescriptible sensación de estar completo, al tener a Jungkook en su interior.

«Dios... Amo a este hombre», pensó.

Comenzó a moverse lentamente, subiendo y bajando, haciendo movimientos circulares, encontrando su ritmo, dándoles placer a ambos. Fue acelerando con velocidad, sin tregua para adaptarse a nuevas sensaciones, solo bombardeándose con placer, en un frenesí sin control. Jeon lo agarró de las caderas y unió su pelvis en un vaivén que se acoplaba al de Jimin, haciendo sus pieles chocar con furia y permitiendo a las penetraciones llegar más al fondo. La polla de Jimin era una fuente de líquido preseminal; su cuerpo, brilloso por el sudor, excibía sus pezones duros y su pecho enrojecido, contrastando con su usual tono claro de piel; su boca estaba semi abierta, dejando escapar jadeos y gemidos sin sentido, sus ojos, perdidos en el placer, no lograban enfocar nada que no fuesen sus propias sensaciones.

—Jungkook... Sí, perfecto. Fóllame... Más —rogó, sosteniendo su propio pene y comenzando a masturbarlo, mientras la longitud de Jeon se seguía perdiendo en su interior.

Jungkook gruñía y gemía, de su boca solo salían frases inconexas sobre lo delicioso que se sentía el interior de Jimin y cómo no era suficiente por más que tomaba de él. Su agarre en las caderas del escritor se afianzó y aceleró el ritmo, ya de por sí imposiblemente feroz y desenfrenado. Se incorporó y acercó sus torsos, una de sus manos se desplazó a la cintura de Jimin y la otra a sus glúteos; unió sus labios en un beso desgarrador y salvaje que los hizo gemir más alto. Jimin era lo que nunca pensó encontrar, más de lo que jamás creyó obtener y mejor que cualquier cosa que hubiese probado. Perfecto en cuerpo y alma.

—Mío...

Esas palabras fueron el detonante para un segundo orgasmo, demasiado increíble e irreal como para poder hacer algo más que jadear en brazos del otro, y dejar caer sus cuerpos lánguidos, entrelazados entre las sábanas.

—Te amo tanto, Jimin. También deseo todo contigo.

—Soy tuyo. Tendremos todo el uno con el otro. —Lo besó, esta vez un simple encuentro de sus labios, sin segundas intenciones, como muestra de consagración y compenetración sentimental—. También te amo, Jungkook.

En medio de caricias perezosas y besos traviesos y cansados, fueron arrastrados a los brazos de Morfeo. Completos y complacidos, con una sonrisa en sus rostros, se quedaron dormidos, fundidos en un cálido abrazo.

─━━━⊱✿⊰━━━─

E

l sonido de la alarma era desgarrador en los oídos de Jimin, jamás pensó que llegaría a detestar lo suficiente su celular, como para desear lanzarlo por los aires y romperlo. Para empezar, ¿por qué había puesto una alarma, si no tenía que trabajar ni ir a la universidad hoy? En medio de la bruma del sueño, todavía sintiendo el calor del cuerpo de Jungkook junto al suyo, pudo identificar que no se trataba de su alarma, sino de su tono de llamada. Se despojó del sueño y se separó con cuidado del abrazo que los unía, tratando de llegar a su teléfono antes de que Jungkook se despertara; el pinchazo en sus caderas le dificultó bastante su objetivo. El actor parecía estar muy agotado, pues no pareció inmutarse. Jimin no quería interrumpirle el descanso.

—¡¿Qué quieres a esta hora, Tae?! —le reclamó a su amigo, viendo en el reloj de pared de la sala que apenas estaba amaneciendo. Debían haber dormido, si acaso, tres o cuatro horas. La noche se había alargado, por más de un motivo.

—¡¿Estás loco?! ¡Tenía que decirte! No veo las noticias, así que debe haber sido milagro divino que haya visto el reportaje.

—No sé de qué me estás hablando...

—Es Jaewo...

El cuerpo de Jimin se congeló por un instante, y por su mente comenzaron a pasar demasiadas teorías aterradoras.

—¿Q-qué pasa con él? —tartamudeó, el temor impregnando su voz.

—¡Está muerto!

—¡¿Qué?! ¡¿A qué te refieres con muerto?!

—Es tal y como lo oyes. Lo supe hace apenas unos minutos. En el noticiero matutino, comenzaron a hablar del cadáver de un hombre joven encontrado a las orillas del río Han al amanecer; cuando aparecieron en pantalla los datos de la víctima y vi que se trataba de él, casi escupo el desayuno.

—Pero, ¿cómo sucedió? Anoche estaba bien cuando lo vi.

—¿Anoche? —cuestionó Taehyung de vuelta—. ¿Se llegaron a encontrar? ¿Qué pasó?

—Le dije lo que tenía planeado y le dejé claro que no caería en sus amenazas. Luego me fui. Trató de perseguirme para hacerme daño, pero Jungkook, que me siguió en secreto porque estaba preocupado, se encargó de que no me alcanzara. —Hizo silencio por un momento—. ¿Crees que Jungkook...? Olvídalo, estoy pensando tonterías. Creo que he estado leyendo demasiadas novelas de mafia y policíacos.

—Lo más probable, Jeon no me ha dado la impresión de ser un jefe de la mafia. Además, hablaron algo de las características del cuerpo, algo así como que se correspondía con las lesiones que aparecían en las víctimas de la pandilla de un tal Jack, que llevan tiempo persiguiendo, pero no han logrado atrapar.

—¿Estaría siendo perseguido? Tal vez por eso buscaba conseguir dinero.

—Eso no es algo que podamos saber, Jimin; tampoco justificaría lo que ha hecho. Si van a abrir alguna investigación al respecto, supongo que su familia se encargará. —Taehyung suspiró—. No me alegro de las desgracias de nadie, sería incapaz, pero todo el mundo obtiene lo que le corresponde, en algún momento de su vida. Al menos ahora, puedes estar tranquilo.

—No por los motivos que esperaba o deseaba, pero sí, tienes razón.

—Con eso termina mi parte matutino, regresa a la cama. Supongo que no estés solo —dijo, con tono claramente sugestivo—. Hablamos luego.

—Tonto... Adiós.

Después de terminar de procesar su previa conversación, Jimin se dirigió de regreso a la habitación, con la esperanza de intentar retomar su sueño al lado de Jungkook. Al entrar, notó la cama destendida y el cuerpo de su novio, de espaldas a él, sentado en el borde mientras sostenía una conversación telefónica; todavía estaba desnudo, y en su espalda se apreciaban algunas marcas de las experiencias compartidas algunas horas atrás.

El escritor se acercó en silencio, con una sonrisa en los labios, dispuesto a darle los buenos días en cuanto colgara, para luego disfrutar de un desayuno juntos, pero sus planes se desvanecieron al escuchar las últimas palabras de la plática.

—Sí, Yoongi, te prometo que tendremos cuidado y saldremos por separado. En unos minutos salgo para allá. —La preocupación en el tono de Jeon era palpable.

Una vez había colgado, de los labios de Jungkook se escapó un pesado suspiro. Se pasó las manos por el rostro y el cabello, en un evidente gesto frustrado.

—Jimin —dijo, cuando sus ojos se encontraron con la figura de su pareja.

—¿Qué... sucede? —preguntó, algo preocupado por el ambiente tenso.

—La prensa ha descubierto lo nuestro.

Y, de la misma manera en que la mente de Jimin construyó un panorama de tranquilidad futura, el caos del presente derrumbó sus sueños.

¡Holiwis! Un poco demorada, pero ya volví. Me complico con demasiada facilidad. 😅😐

Espero que el lemon no me haya quedado muy chueco XD. Les cuento que el próximo capítulo debe ser el último, solo faltaría ese y el epílogo. Aunque soy terrible para dar aproximados, así que no sé, vamos a ver qué pasa. Ya estoy entrando en modo depresivo y nostálgico por el final, así como ando con el enlistamiento de Jinnie. 😭😭😭

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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