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Capítulo 22

La mirada de Yoongi se perdía en la alfombra, su cabeza estaba hundida entre sus hombros y sus codos apoyados en sus muslos; su cabello goteaba, todavía húmedo, producto a la reciente ducha. La oscuridad y el silencio embargaban la habitación de Taehyung, donde se encontraba sentado en la esquina de la cama. No tenía muy claro cómo había llegado aquí, sus recuerdos eran nítidos hasta el momento en que se había deshecho en lágrimas entre los brazos de su amigo. No esperó verlo allí, ni siquiera sabía por qué había ido, pero estaba infinitamente agradecido.

Un par de toques se escucharon desde la puerta, y vio a Tae asomarse sigiloso, con una sonrisa amable en los labios, cargando una bandeja con un tazón y un vaso con agua. Encendió la luz y comenzó a acercarse.

—Aunque sea verano, no debes quedarte con el pelo mojado, podrías enfermar. —Dejó la bandeja en la mesa de noche, tomó una toalla de la gaveta, y la colocó en el cabello de Yoongi, secándolo con suaves movimientos—. Te he preparado un poco de caldo, pensé que te sentaría mejor algo ligero.

—Gracias, pero no tengo hambre —respondió Min, tras unos segundos, con tono ausente.

Taehyung no sabía qué decir para cambiarle el estado de ánimo. Se sentía triste, en igual medida que culpable, a pesar de todo. Le dolía verlo así. ¡Cómo no sentirlo! Había sido testigo, ya varias veces, de lo que los amores no correspondidos y la personas retorcidas eran capaces de hacer a las relaciones. Ya estaba harto de sufrimiento. Tomó un largo suspiro y dijo:

—Dejar de comer no es la solución, Yoongi. Sé que estás dolido, que ha sido un momento difícil y que está muy reciente. Demasiado. Pero no puedes soltarte al abandono como si lo que sucedió hubiese sido tu culpa.

—Sí tengo culpa. Descuidé nuestro matrimonio, no fui suficiente —escupió las palabras con auto desprecio.

Las manos de Taehyung lo tomaron por las mejillas y forzó su atención en él.

—No digas eso. Eres una persona maravillosa y desde que te conozco, no has hecho más que intentar complacerla y hacerla feliz.

—Fue demasiado tarde.

—Nunca es demasiado tarde si los sentimientos son sinceros, por ambas partes. Si no la hubieras amado aún, no lo habrías intentado, y lo hiciste. ¿Cómo puedes decir que era demasiado tarde, si fuiste el primero que no se rindió? —Taehyung pudo ver un pequeño brillo de comprensión en la mirada del hombre frente a él—. Ella no te merece. No fue capaz de ver el gran hombre que tenía a su lado, se dio por vencida sin intentarlo y tomó la peor de las conductas.

Las manos del manager se pasaron por sus cabellos con frustración, apretándolos y despeinándolos. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de la que era su mujer, teniendo sexo con un hombre en su propia cama, se repetía como un CD rayado en su mente.

Nada tenía sentido. Había dejado de tenerlo en cuestión de horas y todo se había volteado patas arriba, para luego caer por un barranco, rompiéndose en diminutos e irreparables pedazos.

—¿Por qué fuiste a mi casa, Tae? —Vio a Taehyung tragar en seco y desviar su mirada, culpable. Una punzada de dolor le atravesó el pecho—. ¿Qué sabes? ¿Acaso sabías lo que iba a pasar hoy? —cuestionó indignado.

—¡No! —rebatió Kim de inmediato—. Por Dios, no... Yo solo, tenía un mal presentimiento.

—¿Un mal presentimiento? —Alzó una ceja—. Debe haber sido muy fuerte para llevarte allí. ¿Qué sabes, en realidad? —volvió a preguntar.

Decir que Taehyung estaba contra la espada y la pared, se quedaba corto. No había palabras sutiles para confesarle a Yoongi que su propia esposa, le había ofrecido tener sexo, y casi delante de sus narices.

—Taehyung...

El nombrado apretó los labios, incapaz de ofrecer una respuesta.

—Dime qué sabes —solicitó otra vez.

—Yo... vi conductas en ella que no me parecieron adecuadas para una mujer casada —resumió escuetamente.

—Solo la has visto cuando fuimos juntos a la piscina. ¿Fue ese día? —La mirada de su amigo fue suficiente respuesta—. ¿Qué viste?

—Yoongi, creo que lo mejor es no hablar de esto.

—¿Estaba coqueteándole a alguien allí? ¿Es eso? —La mente de Min pareció obtener una revelación—. Ese día estábamos solo nosotros, prácticamente. Dudo que haya sido a Jungkook, se conocen de antes y no es que se lleven demasiado bien. ¿Acaso fue a Jimin?

—Yoon, ya déjalo, por favor.

—Si no fue a Jimin, entonces... Fue a ti —comprendió—. Santo cielo. —Se pasó las manos por la cara, frotando su mandíbula, frustrado.

—Lo lamento, yo...

—No lo lamentes. Es mi culpa ser el único en no darse cuenta de que hacía el papel de idiota.

Sus miradas se encontraron, y Taehyung pudo ver el brillo del dolor y la traición, comenzar a convertirse en lágrimas. El joven intentó tocarlo, pero Yoongi rehuyó al tacto.

—Déjame solo, por favor —suplicó.

Después de algunos segundos de silencio que parecieron eternos, Taehyung se puso de pie y se dirigió a pasos lentos hacia la entrada. Antes de salir, se volteó y miró a Yoongi por última vez.

—Trata de comer algo... —Intentó decir algo más, pero sus palabras se le quedaron atascadas en la garganta—. Pasa buenas noches. —Se marchó.

El manager estaba enojado, tanto como nunca antes recordaba haber estado. Sin embargo, no exteriorizó toda esa ira contenida, por más que no le faltaron ganas de hacerlo. Taehyung no merecía ser el sustituto de toda la rabia que contenía hacia la que, desde ya, consideraba su ex mujer. Solo necesitaba tiempo para pensar y organizar sus ideas, decidir qué haría de ahora en adelante y de qué manera.

Amaba a esa mujer, pero todos los pequeños sucesos acumulativos, habían comenzado a transformar en odio, a una velocidad vertiginosa, los sentimientos que guardaba en su corazón hacia ella. Hacía ya un tiempo, Jungkook le había dicho que no confiaba en ella, y que él estaba ciego de amor, pero que él no se metería en su matrimonio, pues no tenía derecho.

«Estaba ciego de amor, sin duda», pensó.

No culparía a nadie por no haberle dicho o insinuado nada. Él es un hombre adulto, responsable de sus decisiones y acciones. Se creía enamorado y a pesar de tener todas las pruebas frente a su rostro, no las vio. Porque no hay peor ciego, que el que no desea ver.

En la sala, Taehyung dejó caer su peso en el sofá, a la vez que un pesado suspiro lo abandonaba. No era esto lo que pensaba para una noche de sábado. A pesar de haber tenido un mal presentimiento tan grande, no imaginó que esa sería la realidad que le esperase. No sabía si había hecho lo correcto, ni siquiera sabía qué se podía catalogar como correcto en esas circunstancias. Sin embargo, le quedaba claro que su trabajo no había concluido todavía. Sacó su celular del bolsillo, buscó en sus contactos y se dispuso a hacer una llamada que consideraba sumamente necesaria, aprovechando que lo noche no era demasiado vieja aún.

─━━━⊱✿⊰━━━─

Jungkook estaba de pie junto a la ventana de cristal, con una botella de cerveza en la mano. Las luces del complejo turístico se observaban desde la suite del hotel donde se habían alojado. A pesar de que la incipiente oscuridad no permitía apreciar la belleza de Jeju en todo su esplendor, ofrecía un ambiente tranquilo y un contraste hermoso. Su habitación era amplia, con una decoración minimalista en tonos blancos y negros, muebles sofisticados, un baño de ensueño que incluía un jacuzzi que había probado hace unas horas, y una cama king size con un colchón tan suave y delicioso que llamaba al sueño.

A pesar de tener todos los lujos y comodidades para garantizar una relajante estancia después del viaje, antes de comenzar las grabaciones el día siguiente, Jungkook no había logrado despejar su mente por más de cinco segundos. Todos sus pensamientos estaban ocupados por Jimin, y por lo que habían hecho la noche anterior.

Contrario a lo que cualquiera podría pensar, no estaba entrando en una crisis existencial por haber compartido sexo oral con un hombre, o haber dormido juntos. Tampoco le preocupaba si el resto del mundo, incluida su familia, estaría o no de acuerdo con su relación. Estaba seguro de sus sentimientos y de lo que quería para él y Jimin. Habría tiempo de enfrentarse a todo lo que fuese necesario y crear planes de acción, pero, por el momento, solo deseaba disfrutar de los sentimientos que se iban cultivando en su interior.

Escuchó su teléfono sonar, y una sonrisa se dibujó automáticamente en sus labios al pensar que se trataba de su novio, quien lo llamaba para su usual charla de antes de dormir. Su expectativa se convirtió en decepción al ver que no era Jimin el remitente de la llamada, pero rápidamente se transformó en preocupación, porque esa persona nunca lo había llamado, no había motivos para ello.

—Hola, Taehyung. ¿Todo bien? —preguntó expectante.

—Buenas noches, Jungkook. Perdona que llame a esta hora, pero es importante.

—¿Pasa algo con Jimin?

—No, no. Jimin está bien. Se trata de Yoongi... No sé si me corresponda a mí hacer esta llamada, o decir esto, pero pensé que sería bueno que lo comunicara, en caso de que él no se comunique.

—¿Podrías ir al grano, Taehyung? ¿Qué le pasó a Yoongi? ¿Algún problema con su sorpresa de aniversario?

—Sí... -Se armó de valor para revelar la verdad—. Cuando llegó a su casa, descubrió a su esposa con otro hombre en la cama.

—¡Mierda! —Tuvo que sentarse en la cama para no caer por el golpe que representaba la noticia—. ¿Cómo está él?

—Devastado. No puedo siquiera descifrar lo que está pensando. Lo traje a mi casa, no creí buena idea dejarlo solo, y tampoco pensé que quisiera quedarse en ese sitio.

—Muchas gracias, Tae. Me alegro mucho de que hayas podido estar ahí para él. —El alivio lo recorrió al saber que Yoongi no estaba solo.

—No lo conozco lo suficiente como para saber qué tiempo demorará en reponerse de esto. Es un hombre responsable, así que asumo que avisará a su trabajo si cualquier cosa sucede. Pero pensé que sería bueno que tú lo supieras.

—Gracias de nuevo, de todo corazón. Si algo sucede, por favor mantenme al tanto. Trataré de hablar con él.

Después de colgar, Jungkook trató de llamar a Yoongi varias veces, pero siempre lo mandó al buzón de voz. Le dejó algunos mensajes y se acostó en la cama, observando el techo mientras pensaba en lo mucho que lamentaba no poder dejar de lado su trabajo y volar de regreso a Seúl. Aunque fuera el propio Yoongi quien lo matara por incumplir con su trabajo.

Se sintió como el amigo más terrible del mundo. Hacía ya mucho tiempo había notado que de parte de Eunha no quedaba amor, pero sabía que Yoongi no se rendiría. Jamás imaginó que esto llegaría a suceder, era demasiado repugnante y bajo, incluso para ella.

—Maldición —susurró impotente.

Volvió a tomar su teléfono y marcó a Jimin. Necesitaba escuchar su voz.

—Hola —contestó Jimin.

El hermoso sonido que provocaron esas palabras fue suficiente para sacarle una sonrisa.

—Hola. Perdón por llamar tan tarde. ¿Cómo está mi chico?

—Extrañándote. ¿Qué hay de ti?

—Yo siempre te extraño. —Jungkook escuchó un risita al otro lado de la línea—. ¿Qué pasa?

—Me refiero a cómo estás, y qué tal estuvo el vuelo. Sé que me extrañas, sin que me lo digas. Pero me gusta escucharlo.

—Me alegra saber que estamos en la misma página.

—Pensé llamarte más temprano, pero tu teléfono estuvo ocupado la mayor parte del tiempo. Asumí que estarías ocupado. De hecho, pensé que hoy no llamarías.

—Sí, estuve haciendo algunas llamadas. Y, también... —suspiró— me llamó Taehyung.

—¿Tae? —La voz de Jimin obtuvo un tinte inmediato de preocupación—. ¿Pasó algo?

—Eunha engañó a Yoongi —resumió—. La encontró con otro hombre en la cama.

Jimin se quedó mudo por unos instantes antes de poder encontrar las palabras en su garganta.

—Por Dios...

—Me siento como una mierda, Jimin. Yo sabía el tipo de mujer que era ella. Sabía que no lo amaba, y aún así, no le advertí. Y para colmo, ni siquiera puedo estar ahí para él, ahora que me necesita tanto. —La necesidad de decir esas palabras había sido tan grande, que no pudo contenerlas más.

—No es así, Jungkook. Yoongi es un adulto, y por más que seas su amigo y lo aconsejes, él iba a ser quien tomase las decisiones sobre su propia vida. Además, a pesar de que ahora no puedas estar ahí físicamente, él sabe que puede contar contigo, siempre.

El actor se quedó en silencio, sabiendo que su novio tenía razón, y que esas palabras eran justamente las que necesitaba escuchar.

—Gracias, Jimin. Este sábado empezó genial, solo para terminar como el peor de los días.

—¿Sabes qué es lo mejor de los días malos? —dijo, poniendo su mejor tono optimista.

—¿Acaso hay algo?

—Que te dan la oportunidad de trabajar por días mejores. No todos los días son tristes, ni siquiera los lluviosos, donde el cielo está gris; recuerda que, más allá de las nubes, sigue siendo azul. Se trata de ser paciente, esperar que pase la tormenta y comenzar a andar otra vez.

El corazón de Jungkook se calentó por esas palabras.

—Deberías poner esa frase en uno de tus libros, en el futuro.

—Ya lo hice —sonrió travieso, cambiando el curso de la conversación.

—¡¿Qué?! ¿Y por qué no sé nada de eso?

—Porque aún no está publicado —dijo, con voz juguetona—. Aunque podría darte spoiler VIP solo para novios.

—Me gusta cómo suena eso.

Conversaron un rato más, hasta que los bostezos los interrumpieron demasiado. Se fueron a la cama con la esperanza de que el día de mañana, trajera experiencias mejores.

¡Holiwis! Tres siglos tarde, pero estoy de vuelta. Perdón por la demora, espero que nos leamos pronto. El capítulo estuvo bastante calmado, pero era necesario dejar explícitas algunas cosas. Les adelanto que en el próximo, Troya empieza a arder de nuevo. 💜

PD: pongo los banners cuando mi conexión mejore.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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