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Capítulo 16

Capítulo dedicado a ale-army-mom
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Jimin regresó a la habitación unos minutos después, con una taza de té y unos analgésicos y antipiréticos en una bandeja. Logró que Jungkook se lo tomara todo y se dedicó a ponerle compresas para bajar la fiebre. Después de más de media hora de batallar, la temperatura corporal del actor parecía comenzar a disminuir, dándole una expresión más tranquila mientras dormía. El escritor le apartó los cabellos del rostro y se descubrió a sí mismo acariciándolos delicadamente para apartarlos de su frente.

El Jungkook seguro de sí, de presencia imponente y porte inalcanzable no estaba allí; tampoco el chico amable, risueño y sincero. Frente a Jimin, se encontraba una nueva faceta que no pensó ver de Jeon, una indefensa y triste, que sollozaba en sueños cada cierto tiempo, murmurando su nombre y rogando por su compañía. Era doloroso verlo y escucharlo, se sentía culpable. Él más que nadie había sido lastimado por el amor, ¿por qué no había sido capaz de pensar y escuchar, en vez de convertirse en quien lastima?

Un par de horas habían pasado, y las facciones de Jungkook eran serenas. Había vencido la fiebre y los escalofríos, y tampoco parecía delirar. Jimin dejó escapar un bostezo y paseó su mirada por la habitación, ahora iluminada por la tenue luz de la lámpara en la mesa de noche. Era un sitio sencillo, pero impregnado con la identidad de ese Jeon que no salía a la cámara, ese que él había podido conocer. Un par de fotografías del cielo nocturno y otra de un atardecer en la playa, colgaban en las paredes; un par de consolas de videojuegos y algunos DVDs estaban junto a la televisión. En una de las esquinas, una planta artificial de hojas anchas daba un contraste diferente al conjunto.

Jimin se puso de pie y se acercó al escritorio cerca de la ventana, la vista de la ciudad era hermosa. Sin embargo, su mirada fue robada por algo más; al lado de la pantalla, ordenados por fecha de publicación y por serie, estaban todos los libros suyos que habían sido publicados. Había un estante aparte, cerca de la televisión, con otras muchas obras, pero solo las de él se encontraban por separado, en un sitio cercano, con marcadores que sobresalían en distintas partes que, suponía, eran sus escenas favoritas. Se veían como si fueran revisados paulatinamente, y no que solo se encontraran acumulando polvo.

Debajo del monitor, pudo distinguir una tablilla de madera con una pequeña frase tallada: “Solo el trabajo duro, hará al éxito otorgarte una felicidad genuina”. Jimin tuvo que tragar el nudo en su garganta. Recordaba esas palabras. ¡Claro que lo hacía! Se las había dicho a Nochu casi en sus inicios de conocerse. Jungkook siempre se había caracterizado por ser un actor respetado por todos, gracias a sus esfuerzos y su profesionalismo. ¿Acaso sus palabras habían contribuido en algo a ello?

—Por Dios, Jungkook. —Un par de lágrimas descendieron por sus mejillas. Estaba conmovido.

Se acercó a Jeon, dejó un beso en su frente, otro en sus labios y uno en sus manos. Colocó su cabeza en el pecho del actor, con su oído justo sobre su corazón, tratando de que los acompasados latidos del hermoso hombre que dormía frente a él, calmaran el tsunami que se había desencadenado en su propio pecho. Estaba sobrecogido por tantos sentimientos. Cuando Jungkook despertara, hablarían, y esta vez escucharía, este hombre merecía eso y más.

La claridad escasa que se filtraba en la habitación era para los ojos sensibles de Jungkook, un arma de destrucción en masa. Sentía el cuerpo pesado y agotado, recordaba haberse acostado sintiéndose mal y necesitando algo para la fiebre, pero nunca tuvo fuerzas para ir a tomarlo. A pesar del malestar, sin embargo, se sentía mejor que ayer. Intentó moverse un poco para levantarse, percatándose de que su cuerpo se sentía pesado, no por su propio peso. Sus ojos casi se salieron de sus órbitas cuando la expresión serena de un Jimin profundamente dormido estaba sobre su pecho. ¡¿Qué hacía Jimin acurrucado con él en su cama?!

«Cálmate, Jungkook, tienes que intentar pensar con claridad y recordar lo que pasó», se dijo a sí mismo, pero su mente continuaba en blanco.

Sintió el cuerpo de Jimin removerse a su lado y vio sus ojos abrirse lentamente.

—Ho-hola —dijo, sin poder procesar nada más.

El rostro de Jimin estaba tan sorprendido como el suyo cuando despertó, el carmín teñía sus mejillas y se encontraba claramente avergonzado por lo que estaba sucediendo allí, fuera lo que fuese.

—Bu-buenos días —contestó el escritor, incorporándose rápidamente. Le tocó la frente a Jungkook con sus dedos temblorosos y sonrió—. Ya no tienes fiebre. Me alegro mucho.

—¿Cómo es que...? ¿Por qué...? ¿Cuándo...? —Su mente no era capaz de formular una pregunta completa.

Entonces Jimin comprendió que Jungkook, probablemente, no recordaba nada de lo sucedido la noche anterior. Era una posibilidad que había considerado, la fiebre era muy alta y parecía haber estado delirando.

—Vine anoche, Min me dijo que estabas sintiéndote mal y que él no podía pasar muy temprano porque tenía trabajo acumulado. Estaba preocupado, así que vine a ver cómo estabas —simplificó—. ¡Ah! No te preocupes, nadie sabe que estoy aquí. Yoongi me explicó cómo hacer para entrar sin levantar sospechas.

Si bien el apartamento de Jungkook estaba en un edificio de clase media alta, tenía muy buena seguridad, suficiente como para proporcionar una vida relativamente sencilla, y a la vez cómoda, para un celebridad como él. Ese distrito era muy tranquilo y los paparazzis curiosos no podían estar rondando libremente. Además, al ser un complejo bastante grande, nadie podía saber quién venía a ver a quién, por no mencionar que el número de habitación de Jeon no era de dominio público; el personal también era bastante discreto. Un buen disfraz, una entrada casual y una llamada de Min Yoongi, fueron suficientes para permitir su paso sin mayor percance.

—Además —añadió—, también quería disculparme contigo. Me comporté como un idiota, a pesar de ser el primero en decir que debíamos comportarnos como dos adultos y conversar sobre lo sucedido. He venido a escucharte, tal y como prometí. —Sonrió conciliador.

—Jimin, yo... —Un gruñido escapó del estómago de Jungkook, antes de que pudiera pronunciar nada más.

—Es normal que tengas hambre, no comes nada desde no sé cuándo, y tu cuerpo debe estar débil. —Trató de desviar su atención del rostro avergonzado de Jungkook, pero era demasiado tierno como para no quedarse mirándolo enternecido—. Calentaré lo que traje para ti anoche.

—¿Me habías traído algo para cenar?

—Bueno, supuse que si te sentías mal, no debías haber cocinado nada. No contaba con que tu refrigerador estuviera casi vacío, así que fue doblemente productivo.

—No suelo comer en casa, no tengo mucho aquí más que comida chatarra.

—Tiene sentido. —Se puso de pie. Sus ojos se desviaron de nuevo al escritorio—. Esa frase...

—Es la que me dijiste hace años, cuando apenas nos conocíamos como Nochu y Mochi. ¿La recuerdas? —Jimin asintió—. Esa frase es mi comienzo. Marca el inicio de mi nuevo yo y de todo lo que aprendí de ti y tus historias. Me hizo comprender el tipo de persona que quería ser, y qué deseaba observar de mí mismo al mirar atrás. Muchas gracias, Jimin.

—No hay de qué. M-me alegra haberte ayudado —habló velozmente—. Voy a calentar la comida, puedes tomar una ducha mientras tanto.

Salió apresuradamente y sin mirara atrás, rezando porque su sonrojo no hubiese sido demasiado notorio. ¿Qué era esa sonrisa llena de sinceridad y devoción? Jeon Jungkook era, definitivamente, más de lo que Park podía procesar estando sereno.

La comida consistió en unas gachas y kimchi. Jungkook agradeció que fuera algo simple, su estómago no se sentía preparado para digerir nada muy pesado. Comieron en silencio, cruzando miradas curiosas y algo nerviosas de vez en cuando. El actor estaba con su mente llena de todas las palabras que quería decirle a Jimin, pero que no encontraba cómo ordenar para que fueran oraciones coherentes. Eran demasiados sentimientos guardados y muchos años de espera. Pero, ¿acaso había palabras correctas o suficientes? Lo mejor era simplemente decir lo que sentía, como lo sentía, sin buscar una confesión perfecta; porque haber conocido a Jimin, ya era de por sí perfecto.

Lavaron los platos juntos, con sus dedos rozándose de vez en cuando al pasarse la vajilla de una mano a otra. Hicieron algo de café con leche y regresaron al salón.

—¿Por qué no vamos a la terraza? —dijo Jungkook.

—¿Terraza?

Un nuevo lugar se abrió ante sus ojos, no tenía ni idea de que el departamento tuviera un sitio con tan hermosa vista. Los edificios y la urbanidad llegaban hasta donde su visión alcanzaba, y los rayos de sol apenas acariciaban la parte superior de los más altos, aún era bastante temprano. La brisa mañanera jugó con sus cabellos, algo fresca, pero sin llegar a ser fría; era una sensación agradable. Cuando se volteó para hablarle a Jungkook, se lo encontró observando su rostro con adoración. ¿Cómo podía alguien mirarlo de esa manera, cual si fuera lo más sagrado del universo? Y, ¿cómo había podido él mismo, dudar de la sinceridad de los sentimientos de quién lo miraba así?

—Jimin, antes que nada, me gustaría disculparme nuevamente contigo. —Tomó un sorbo de su café y exhaló—. Debí ser sincero desde el principio, pero me obsesioné con que debía buscar el momento justo. Creí que debía lograr que confiaras en mí primero, que me vieras como el verdadero Jungkook, que no pensaras que solo quería tratarte como una conquista pasajera, o algo por el estilo. Pero, de tanto que temí y esperé, acabó sucediendo justo lo que intenté evitar.

Jimin pensó interrumpirlo y también disculparse, decirle que no tomara todo el peso sobre sus hombros, porque él también tenía parte de la culpa de lo que estaba pasando. Sin embargo, optó por no detener las palabras que el actor estuvo conteniendo por tanto tiempo. Escucharía hasta el final.

—Quería que todo fuera perfecto. El encuentro, el ambiente, la revelación, las palabras. Pero que todo esto se desencadenara por perseguir una situación utópica, me hizo ver que no hay una manera perfecta, pues la perfección la hace el hecho de que seas precisamente tú la persona a la que quiero entregar mi corazón.

El corazón de Jimin dio un vuelco en su pecho y sintió que todo el aire de sus pulmones escapaba.

—Aunque, a estas alturas, no necesito entregártelo, porque ya lo tienes. Desde mucho antes de que supieras quién era yo, lo tienes, incluso desde antes de yo mismo saberlo; porque lo que ha ido creciendo en mi corazón, no se remonta solamente al encuentro fortuito entre Park Jimin y Jeon Jungkook. Este es un amor que nació en Nochu desde que conoció a Mochi, y se ha ido cultivando hasta ahora, para florecer en todo su esplendor. —Tomó ambas manos del escritor entre las suyas, y depositó un beso en cada una.

—Jungkook... —Los ojos del escritor se cristalizaron.

—Me atrajo tu forma de ser, me encandiló tu alma, me envolvió tu esencia, me atrapó tu personalidad. Y cuando todo se unió en la imagen del hombre que está delante de mí, supe que estaba irremediablemente enamorado. Estoy irremediablemente enamorado de ti.

Jimin parecía estar buscando las palabras, perdidas en un mar de beligerantes emociones que luchaban por prevalecer, sin lograr la armonía para obtener una pronunciación coherente.

—Yo estaba confundido. No sabía cómo llamar a lo que Nochu provocaba en mí. Temía y temo a las mentiras, me robaron todo una vez, y no quería que volviese a suceder, así que acabé cerrándome al amor. Cuando conocí a Jeon Jungkook, pude sentir el cariño creciendo en mi interior de manera desmesurada, yéndose más allá de una simple amistad. Me estaba enamorando. Y eso a lo que pude llamar amor, era lo mismo que había estado sintiendo por Nochu durante tanto tiempo.

>>Entonces volví a sentir temor. No sabía qué hacer con esos sentimientos encontrados. El miedo y la desconfianza me hicieron torcer todo en mi cabeza, lastimándote sin merecerlo. Estuve a punto de perder lo más hermoso que me podría estar pasando en la vida, y todo por cobardía. Porque amo a Nochu, y también a Jungkook. Que ambos sean uno, es la mejor coincidencia que me pudo suceder y, que me ames, el mayor de los regalos.

Ante esa revelación, el actor no pudo hacer más que, sin rodeos, preguntar:

—¿Quieres ser mi novio, Park Jimin?

—Por supuesto que sí, Jeon Jungkook.

Y se besaron con las ganas que habían estado conteniendo desde hacía demasiado tiempo. Un beso con sabor a café con leche, a pasión, a deseo, a añoranza; un beso que marcaba un inicio de sinceridad para dos corazones profundamente enamorados.

¡Holiwis! Regresé por aquí, y esta vez para quedarme. "Devil's Love" fue mi intento fallido de tratar escribir dos historias a la vez. Me di cuenta de que por más que quiera, no puedo, así que iré de una en una. Y, por supuesto, esta será mi prioridad, que ya lleva demasiado tiempo llena de pausas.

Como persona pobre que no tiene cómo ver el concierto, vine a ahogar mis penas en Wattpad. Espero que quienes sí pueden hacerlo, lo disfruten mucho. 💜

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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