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Capítulo 15

Capítulo dedicado a darkstarsPJJk
Muchísimas gracias por leerme y recomendarme, cada una de tus palabras siempre me hace muy feliz. 💜

Era la noche del martes. Habían pasado cuarenta y ocho horas desde la última vez que Jimin y Jungkook se habían visto. En todo ese tiempo, el escritor no había dejado de cavilar respecto a lo sucedido. En un primer momento se había sentido engañado, traicionado y enojado, pero enfriar la cabeza le había dado una nueva perspectiva. Era hasta conveniente que Jungkook y Nochu fueran una misma persona, a pesar de todo. Si rememoraba, había varios momentos de los que compartieron que podrían tomarse como intentos de Jeon por revelarle la verdad, pero de un modo u otro habían acabado siendo interrumpidos.

Sin embargo, luego de las cosas que le dijo y no haberlo siquiera llamado, se sentía realmente incómodo contactar con el actor. ¿Cómo debía comportarse? A los ojos de cualquiera, se debía ver como un idiota impulsivo que no había sido capaz de racionalizar su comportamiento frente a una persona maravillosa que había transformado su vida de demasiadas maneras. Porque si Nochu y Jeon Jungkook eran uno solo, eso simplemente significaba que ese hombre había sido, en los últimos casi siete años, uno de los pilares más importantes que lo había sacado de su caparazón de monotonía y tristeza; con sus expectativas, opiniones y comentarios optimistas le había dado ánimos para traer un nuevo capítulo cada semana, y hasta más seguido. A esa persona que no había hecho más que traer luz y felicidad a su existencia llena de cicatrices, él la había tachado de mentirosa y le había dado la espalda. Se sentía como el mayor de los idiotas. Probablemente lo era.

El sonido de unos pasos acercarse lo hizo dirigir su mirada a la puerta, que se abrió de golpe, dejando entrar claridad a la oscura habitación que se había convertido en su refugio esos días. La luz se encendió de golpe, cegándolo momentáneamente.

—Espero que tengas una justificación sumamente creíble como para haber faltado a la universidad estos dos días, y una enfermedad invalidante o terminal para no responder a mis llamadas ni haberme abierto la puerta cuando toqué ayer y hoy. Tuve que tomar medidas drásticas e ir a buscar la copia de tu llave a mi casa. —Taehyung entró, vuelto una tormenta de palabras—. ¿Qué pasó?

—¡La luz! —Se tapó con la sábana, volteándose de espaldas. No se sentía con ánimos siquiera de hablar.

—¡Deja de quejarte por estupideces y dime qué te pasa! —Lo destapó—. Todo estaba bien hasta que te dejé con Jeon el domingo... —Vio como Jimin apartaba la mirada—. ¿Sucedió algo con Jeon?

El escritor tomó aire y liberó un largo suspiro antes de encontrar su mirada con la de Taehyung y contestar:

—Es Nochu...

—¿El problema es con Nochu? —perguntó extrañado—. Pensé que era algo relacionado con Jeon.

—Es con ambos... Jungkook es Nochu.

—¡¿Qué?! —La sorpresa fue demasiado grande como para poder disimularla. Se sentó en la cama a su lado.

—Me enteré esa noche, sin querer vi las notificaciones de su celular, aparecía nuestro chat.

—Supongo que eso es algo bueno, ¿no? No solo no debes preocuparte por estar amando a dos personas distintas al vez, porque ambas son una, sino que eso también te demuestra que Jeon está siendo sincero, y no fingiendo para obtener algo de ti, o algo por el estilo. El Jeon Jungkook que has conocido, es el verdadero, no el de las cámaras o las formalidades. Todo será más fácil ahora. —Observó a Jimin morder su labio inferior y fruncir el entrecejo con preocupación—. O tal vez no... ¿Qué hiciste, Chim?

—Echar todo a perder, como siempre. —Se agarró el cabello con los puños—. ¿Por qué no pude tener ese razonamiento cuando me enteré? ¡Debí reaccionar diferente!

—¿Y cómo reaccionaste?

—Le grité que era un mentiroso... No lo dejé decir nada y le dije que se fuera.

—Auch. Quizás te apresuraste un poco en juzgar.

—Lo hice. Demasiado. —Cubrió su rostro con sus manos—. Tuve miedo. Las mentiras me han hecho tanto daño que... Recordé lo de Jaewo y, después, ya no pude pensar con claridad. —Mostró su cara, sus ojos cristalizados y a punto de romper en llanto—. Ya no quiero volver a amar y sufrir. Ya no quiero más mentiras, lo que ha habido más allá de ellas, nunca ha sido nada bueno.

—Jimin... —dijo Tae, en tono de regaño—. A veces no sé si lo haces de manera consciente o inconsciente.

—¿Qué cosa?

—Temer al amor. —El rostro del escritor mostró su evidente sorpresa—. Han pasado años desde lo de Jaewo, incluso has tenido otras relaciones.

—No llames relación a folladas sin compromiso.

—Lo que sea... A lo que me refiero, es a que cada vez que estás cerca de alcanzar la felicidad, tú mismo comienzas a ponerte trabas, a buscar justificaciones para no abrir tu corazón, cuando ya es demasiado tarde. No puedes tratar de convencerte de que Jeon te ha mentido, la propia culpa que sientes lo demuestra. Sientes que algo no está bien en tus decisiones, y por más que intentas sacarlo de tu cabeza, te es imposible. ¿Por qué no te das una segunda oportunidad? Quizás si haces lo que sientes correcto, el peso de tu corazón se vuelva más liviano.

—Lo que siento correcto...

—¿Qué sientes que deberías hacer?

—Disculparme... Escuchar.

—Entonces por qué dudas. Hazlo. —Le alcanzó el teléfono desde la mesa de noche y se lo entregó—. Esperaré afuera, tómate tu tiempo. De paso te prepararé algo de comer, no había señales en la cocina de que hayas cocinado.

—Gracias, Tae. —Apretó el celular en su mano—. Por todo.

—Somos amigos, Chim, para eso están los amigos. Y sabes que no es necesario que me agradezcas, eres importante para mí y quiero ayudarte a ser feliz. Quiero que veas que tu felicidad está más cerca que nunca y estás a punto de dejarla ir por un miedo injustificado. El amor lastima, antes o después, no siempre es color de rosa. Si por miedo a salir herido, no te das la oportunidad de amar, ¿qué te queda?

—Soledad y miedo... —admitió—. ¿Qué sería de mí sin ti, Taetae? Mis pensamientos siempre se estancan y nunca llego a una solución.

—Tienes las soluciones sin necesidad de mi ayuda, solo necesitas un poco más de valor para poder admitirlas. Y, por el camino que vas, tengo fe en que el día en que lo logres llegará pronto.

—Eso espero —sonrió.

Vio a Taehyung salir, observándolo con admiración. Esperaba, al igual que su amigo, que ese día llegara pronto. Pero también deseaba que llegara pronto el día en que Taehyung lograra abrir su corazón a alguien más, alguien que sí lo correspondiera y lo hiciera feliz. Quien lograra atrapar el corazón de Tae iba a ser muy afortunado, su amigo tenía un alma de oro. Incluso él pensó más de una vez lo sencillo que sería todo si hubiese logrado enamorarse de él, pero su corazón no lo había escogido a él para entregarse, sino a Jeon Jungkook. Suspiró profundamente y se dispuso a marcar el número.

Kim se encontraba en la cocina, cortando unos tomates, mientras recordaba sus propias palabras: «Eres importante para mí y quiero ayudarte a ser feliz», le había dicho a Jimin. Varias personas que se habían percatado de sus sentimientos hacia su mejor amigo, al escuchar esas mismas palabras, le habían preguntado por qué no trataba de conquistarlo, de convertirse él mismo en esa felicidad que tanto quería que Jimin alcanzara. Pero Taehyung no podía hacer eso, había dejado de lado su egoísmo cuando estaba con Jimin. Se había consolidado como su soporte. Era una decisión que había tomado por sí mismo y no iba a cambiar.

—Tae... —La voz apagada de Jimin se escuchó entrar en la cocina—. No me contesta. ¿Estará enojado? ¿Y si no quiere hablar conmigo porque no confié en él?

—¿Y si está en medio de alguna entrevista y no puede contestar? Ya vas de nuevo poniendo el carruaje delante de los caballos. —Hizo un sutil gesto de negación con la cabeza y sacó su celular del bolsillo, comenzando a revisar sus contactos—. Toma. —Le ofreció el teléfono—. Llama a Yoongi. Es su manager, de seguro sabe de su horario y te puede decir qué pasa ahora mismo.

—¿Tienes el número de Min? —preguntó, tomando el celular—. No sabía que eran así de cercanos.

—Conversamos bastante cuando tú y Jeon nos dejaron abandonados en la piscina —bromeó—. Su esposa no era muy habladora, así que... —Tragó grueso, recordó lo ocurrido con aquella mujer—. Nos entendimos bastante bien... ¿Sabías que también es otaku?

—No tenía idea. Seguro que entones hubo mucho para conversar. Jungkook también ve algo de anime, hablamos un poco sobre las series de temporada.

—Intercambiamos contacto más que nada porque prometí enviarle unas recomendaciones de unos mangas cortos y novelas para que leyera. Pero también hemos conversado de temas triviales. Es un buen tipo. Y tú, acaba de llamar, antes de que se te acabe el valor.

—Ya voy, ya voy —rio y caminó a la sala con el teléfono en el oído mientras se conectaba la llamada.

Después de un par de timbres, la voz de Yoongi se escuchó del otro lado.

—Hola, Taehyung: ¿cómo estás? Justo estaba leyendo la novela ligera que me recomendaste.

—Hola. No soy Taehyung, soy Jimin.

—Oh, hola. ¿Todo bien?

—Sí... Bueno, no. —Se regañó mentalmente por su nerviosismo—. Es que no he podido comunicarme con Jungkook, y Tae me dijo que quizás podrías decirme en qué momento estaría libre para hablar.

—Ya entiendo. Jungkook no está trabajando hoy, desde anoche comenzó a sentirse mal y se tomó el día libre.

—¿Sentirse mal? ¿Qué tiene?

—Es solo gripe, esta mañana pasé a verlo y tenía algo de fiebre, pero parecía estable. He tenido que reordenar su agenda y encargarme de otras cosas en la empresa, así que no he podido ir a verlo. Pasaré antes de irme a casa.

—No me contesta el teléfono por más que le insista. ¿Habrá empeorado? ¿Hay forma de comprobar que esté bien?

—Puedes ir a visitarlo si quieres. De ese modo estaré más tranquilo también.

Sin saber muy bien cómo, y sin haberlo pensado demasiado, esa conversación evolucionó a una cena rápida con lo que había preparado Taehyung, y un viaje improvisado al departamento de Jungkook, con la clave que Yoongi le había dado anotada en su celular, y un pequeño nylon con medicinas.

Jimin entró lo más silenciosamente posible, había tocado el timbre antes de aventurarse a escribir el código, no podía tomarse tantas libertades. El sitio se encontraba casi en penumbras. Era mucho más grande que su departamento, pero se sentía como un hogar a pesar de lo espacioso del lugar. El color de la pintura de las paredes, el diseño de los muebles, los escasos adornos; todo tenía el toque de ese Jungkook que no salía en cámaras, ese chico sencillo, romántico y humilde. Estaba rodeado por la esencia del hombre que había conocido, que llevaba conociendo desde hacía más de seis años, que siempre había sido sincero y transparente, y él tachó de mentiroso, sin ningún reparo ni consideración. ¡Cómo había podido ser tan tonto!

—¿Jungkook? —llamó con voz algo suave, en busca de alguna respuesta.

Después de revisar a grandes rasgos la planta baja, subió las escaleras, a donde supuso se encontraría la habitación del actor. Notó una puerta entreabierta y se dirigió a ella con cautela. Era un cuarto, suponía que de Jungkook. A medida que sus ojos de adaptaron a la oscuridad, notó la silueta de las puertas de un clóset, un escritorio con una laptop, la cama king en el centro y una puerta, también entreabierta a un par de metros, que parecía ser el baño. El sonido del agua de la ducha cayendo se expandía casi imperceptible por la habitación, como un eco lejano.

—Jungkook, ¿estás ahí? —Dio un par de toques en la puerta—. Soy yo, Jimin. Yoongi me dijo que estabas enfermo. Me preocupé y... vine a ver cómo estabas. —No le contestó—. Sé que puede que estés enojado por cómo te traté y por no haber confiado en ti, pero tratemos de hablar, por favor. Prometo escuchar esta vez.

Se mantuvo de pie, sin abrir más la puerta. Pasaron un par de minutos y comenzó a extrañarse, Jungkook no lo ignoraría de esa manera por más enojado que pudiese estar, no cuando le había dicho que esperaría a que lo contactara para hablar y aclarar todo. ¿Y si le había pasado algo?

—¡Jungkook! —exclamó, irrumpiendo en el baño.

La bañera estaba llena de agua, vacía, mientras el cuerpo de Jungkook yacía inconsciente en la ducha, con la espalda recargada de la pared y las piernas extendidas en los azulejos; el agua de la ducha corría por todo su cuerpo, manteniéndolo empapado.

Jimin entró sin quitarse la ropa o las pantuflas que se había colocado en la entrada, importándole poco si se mojaba. Cerró la llave y el agua dejó de precipitarse. El cuerpo de Jungkook estaba notablemente frío al tacto, su piel pálida y sus labios morados, al igual que sus dedos y uñas.

—¡Santo Cielo! Estás congelado. —Tomó un albornoz blanco que descansaba sobre una pequeña repisa al lado de la bañera y envolvió al actor.

Con algo de dificultad por la diferencia de estaturas y complexión, lo llevó hasta la cama y lo cubrió con la gruesa frazada. Había notado el esculpido cuerpo, cubierto solo por unos bóxers que tapaban lo más íntimo de su cuerpo, pero tenía otras prioridades que no le permitían desviar su atención de lo más importante.

—Ji-Jimin... —susurró Jungkook, tiritando por el frío.

—Aquí estoy. —Se apresuró a tomar su mano—. ¿Qué te pasa? ¿Necesitas algo? ¿Te sientes muy mal? ¿Quieres que vayamos al médico?

—Perdóname... —balbuceó. No parecía estar consciente de nada a su alrededor—. Perdóname por... no decirte la verdad. Iba a... hacerlo, lo juro, pero quería... sorprenderte, que fuera especial. —Un par de lágrimas se escaparon de sus ojos cerrados—. Créeme, por favor... Lo lamento.

—Te creo, Jungkook. Te creo. Pero este no es momento de hablar de eso, debes recuperarte.

—Lo... siento. —Sus labios tiritaban con cada palabra. Apretó el agarre en la mano del escritor.

—Lo sé. También yo. —Colocó su otra mano sobre la de Jungkook—. Ahora déjame prepararte algo caliente para beber, necesitas entrar en calor.

—No me... dejes, por favor —suplicó, nuevas lágrimas se deslizaron por sus pálidas y frías mejillas—. Lo siento... Lo siento... Lo sien-

No completó la frase, los labios de Jimin se posaron sobre los suyos, callando sus súplicas con un tierno beso.

—Te perdono, Jungkook —susurró, aún sobre sus labios—. No me iré, no te preocupes. Te cuidaré. También necesito que me perdones por ser un idiota. —Dejó otro beso en el dorso de la mano del actor, que seguidamente aflojó el agarre y lo dejó marchar.

—Gra-cias... —Se quedó dormido.

Jimin le secó las lágrimas, lo arropó y dejó un beso en su frente para ir a preparar un poco de té caliente y buscar las medicinas. Observó la imagen de ese hombre que tantas emociones hacía revolotear en su interior y antes de cerrar la puerta, dijo:

—Dios... Por favor, permíteme superar mis miedos, y vivir mi propia historia de amor con este hombre, en lugar de solo imaginarla y escribirla como hasta ahora.


¡Holiwis! Después de un par de semanas, esta historia está de vuelta. La verdad, estaba en medio de una crisis, porque no sabía muy bien cómo poner lo que quería. Al final quedé muy contenta con el resultado, a pesar de todo. Espero que también les haya gustado.

He visto que llegaron varios nuevos lectores al mismo tiempo. ¿Cómo llegaron a la historia? Tengo curiosidad, espero que alguien lea esto y me responda.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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