Capítulo 1
Un montón de personas apresuradas con sus brazos llenos de papeles, eran el panorama que reinaba en cada planta de la editorial Golden Seal, una de las más prominentes de Corea del Sur y que había tenido la oportunidad de encargarse de la publicación de prestigiosas obras de escritores reconocidos. Esta empresa también era conocida por su capacidad para descubrir nuevos talentos, apoyándose en sus excelentes editores. Esa característica les permitió encontrar a Park Jimin, un aficionado con dotes para la escritura que se equiparaban casi con las de los veteranos.
En un salón de reuniones privado de la sexta planta, con cortinas color pastel que cubrían a medias el ventanal acristalado y en cuyas paredes se apreciaban algunos cuadros de jarrones con rosas rojas, el joven escritor revelación, de cabellera gris, estatura mediana y cuerpo esbelto, observaba con sus hermosos ojos azabaches el contenido de su taza de té y las galletas en la mesa de centro frente a él, en compañía de su compañero de trabajo.
—Bueno, Jimin, creo que ambos estamos de acuerdo en que ha llegado el momento, ¿verdad? —Su editor lo sacó de sus pensamientos.
Los ojos de Jimin recorrieron la figura elegante de su editor a cargo, con su siempre pulcro traje, hoy de color gris, que remarcaba sus anchos hombros, con una corbata azul marino y su cabello perfectamente peinado. A los ojos de cualquiera quedaba claro que Kim Seokjin era todo un galán.
—Lo sé, Jin-hyung, te dije que estaba de acuerdo.
—Tu tono sigue sin escucharse convencido, por eso no dejo de preguntártelo.
—Aunque me negara, ibas a continuar insistiendo hasta que diera mi brazo a torcer.
—Obvio que sí. No entiendo por qué te sigues aferrando a mantener tu identidad en secreto.
—Admite que ese misterio me hace más interesante. —Subió y bajó las cejas varias veces.
—Ese misterio solo hace que tus fans pidan cada vez más información sobre ti, y que mi trabajo aumente con creces. ¿Tienes idea de lo difícil que ha sido promocionar a alguien que no quiere que su rostro sea visto o su voz sea escuchada? —La expresión de su editor cambió por una agotada, como si recordara dichos acontecimientos.
—Para hablar por mí, las palabras de mis obras. —Seokjin frunció el ceño—. Lo siento... Pero, igual soy bastante popular, no deberíamos preocuparnos por esas nimiedades.
—Sí, debemos. Estamos a punto de lanzar tu cuarta novela en físico; además de que está la propuesta de hacer un Dorama con la anterior. No puedes seguir tras bambalinas, si la oferta se concreta, tienes que presentarte con el staff y el elenco, es una cuestión de educación y profesionalismo.
—Lo sé, lo haré. Te dije que lo haría. Pero igual se siente incómodo... Raro.
—¿Es por tu sexo? O te preocupa que por ser un hombre que escribe romance, piensen que eres...
—Tranquilo, no me quita el sueño que me tachen de gay. Lo soy, y no me avergüenzo de serlo —respondió sin titubear.
—¿Y dónde está el problema entonces?
El problema, tal y como afirmaba, no era ser gay. ¿Qué tal si esa persona se enteraba de que era un escritor reconocido? ¿Y si lo sucedido en el pasado salía a la luz? Ese no era un asunto del que pudiera hablar con todo el mundo; tampoco quería hacerlo.
—Me gusta mi privacidad —justificó.
Jin bufó ante esas palabras.
—Dime eso cuando no te pases horas chachareando con un desconocido en tu buzón.
—¡Nochu no es un desconocido! Es...
—¿Qué es? ¡Dímelo! Tengo entendido que no se han encontrado en persona. Ni siquiera has visto una foto suya, y viceversa.
—¿Cómo sabes eso? —El asombro en la pregunta de Jimin era tan notorio que parecía cual si su mayor secreto hubiese sido descubierto.
—¿Qué cosa? ¿Lo de la foto? —El escritor asintió—. Si la tuvieras, me la hubieras presumido desde hace tiempo. Te conozco.
—Tal vez la tengo, pero no te la enseño porque es feo y no quiero que te burles de él.
—Por favor, Jimin. Amas tanto a tus fans que eso no es importante para ti. Sonríes como idiota cada vez que te cuentan cosas sobre ellos o te piden consejos. Si ese fuera el caso, me mostrarías la fotografía solo para evaluar mi reacción y anotarme en tu Death Note si no te agradaba lo que dijese.
—Seokjin, guárdate lo de otaku, por favor.
—No quiero que me diga eso alguien que aprendió kendo por admirar a Zoro. Al final no me respondiste. ¿Qué es Nochu para ti?
—Es difícil describirlo. Realmente, no encontraría las palabras para hacerlo, pero lo que sí es seguro es que es una persona muy especial para mí.
—¿Estás enamorado de él? —preguntó incrédulo.
—¡¿Qué?! ¡No! —negó inmediatamente—. No estoy tan loco como para caer en un romance online.
No supo por qué, pero algo en sus propias palabras le causó incomodidad. No estaba enamorado, pero algo se removía en su interior cuando conversaba con ese chico desconocido.
—Mejor así... Pero, cayendo en el tema principal de nuevo. Míralo por el lado positivo, si te revelas a tus fans, podrás tener el pretexto para conocer personalmente a tu chico especial.
—Esa propuesta se oye tentadora. —Se sonrieron con complicidad.
—Dejando de lado las bromas. ¿Por qué no quieres que te conozcan?
—Ya dije que me presentaría con mis fans, tengo que hacerlo por lo del Dorama, quiera o no. Es una cuestión de profesionalismo. Lo demás no tiene importancia. —Alzó los hombros con aparente indiferencia.
—Entonces, ¿ya puedo dar por hecha tu presentación al público? —Alzó una ceja y le extendió la mano, dejando pasar, a propósito, el cambio de tema repentino.
—Trato hecho. —Le estrechó la mano.
—Perfecto. La semana que viene tendrás tu primera firma de autógrafos, aprovechando el lanzamiento de tu nuevo libro. ¡Tus fans estarán encantados! —Salió a toda velocidad tras una pequeña reverencia, para que Jimin no pudiera negarse.
El escritor solo se pudo quedar boquiabierto, percatándose de que había sido estafado. Sin embargo, dentro de todo su enojo superficial había cierta chispa de felicidad, complementada con una silenciosa y sincera sonrisa. No podía enojarse con Jin, tantos años juntos habían hecho crecer una relación más fuerte que la de simples compañeros de trabajo. Lo consideraba su amigo, pero aun así, el motivo por el cual no deseaba ser conocido públicamente no se lo podía confesar. Quería privacidad, sí, pero la verdadera causa se remontaba a un suceso que marcó sus años de preparatoria, cuando aún vivía con las ganas de experimentar un amor verdadero, ese que tuvo que empezar a poner en sus historias porque la cruel realidad le demostró que en la vida no era tan sencillo. Casi lo consideraba inexistente.
Algo que mantenía su mente lejos de recuerdos indeseados y le permitía disfrutar de su tiempo libre, era stanear a Jeon Jungkook. Pero, por supuesto, si bien Seokjin comprendería sus motivos de permanecer fuera de cámara si le contara su pasado, lo mataría si supiera del amor y admiración desmedidos que sentía por el actor y que lo hacían atrasarse con sus fechas límites en ocasiones, pues se entregaba de más al vicio.
Lo que sentía Jimin era más profundo que un simple crush, como lo solían llamar. Era un verdadero fan, un "Cookie" ejemplar que apoyaba en stream, votaciones y toda clase de actividades dentro del fandom; además de que había visto todas sus series y películas. Lo que amaba de Jeon Jungkook no era solo su increíblemente formado cuerpo, su estatura, su rostro tallado por los mismos ángeles, sus expresivos ojos y su hermosa sonrisa. La perseverancia, el esfuerzo y el talento, habían llevado a esa celebridad hasta la cúspide, superando las adversidades y los múltiples rechazos. Lo admiraba y añoraba tener la oportunidad de estrechar su mano y conversar con él. Al menos un intercambio de saludos.
Los próximos días estuvieron cargados de revuelo para todo el país, fundamentalmente para Seúl. Cualquier apasionado de la lectura y el romance, sin dudas no sería capaz de contener su emoción. Si algo llamaba la atención de todos respecto a Mochi, además por supuesto de su gran talento y sus libros ingeniosamente atrapantes, era su identidad. La noticia de su primera aparición en público se hizo viral de inmediato. Todos se preguntaban quién se ocultaba detrás de las hermosas palabras que habían hecho palpitar con fuerza estridente a todos los corazones prisioneros de su encantadora prosa.
Uno de los más ansiosos por la llegada del esperado momento era cierto fan apasionado que seguía las obras de Mochi desde sus inicios, con quien compartía una relación que no sabía si llamar amistad, pero era muy especial para él. Su identidad también era un secreto, no porque su persona fuese tan insignificante que no tendría sentido presentarse, sino por algo muy distinto. Qué pensaría Mochi si supiera que su querido fan y compañero de chat, Nochu, era el mismísimo Jeon Jungkook, el hombre más deseado de Corea del Sur.
Luego de chatear por tantos años, aun desde el desconocimiento, habían podido aprender cosas mutuamente sobre sus gustos y preferencias, así como de sus formas de ser y maneras de ver la vida y a las personas. Jungkook sentía que podía confiar en Mochi, pero no dejaba de estar algo nervioso; su imagen como actor era totalmente opuesta a su comportamiento como Nochu, a pesar de que este último fuera su verdadero yo. Otro tema que le angustiaba, era no poder convencer a su manager de que le permitiese ir; Min Yoongi lo mantenía alejado de escándalos y protegía mucho su imagen, sería todo un reto obtener su autorización.
Su manager era un hombre de baja estatura y facciones delicadas e incluso tiernas que lo hacían parecer un lindo gatito, pero de inofensivo no tenía nada. ¿Cómo podía alguien tan pequeño emanar un aura tan amenazante?
—Yoongi, por favor. Te juro que volveré pronto. Nadie notará que soy yo, llevaré cubre bocas, gorro y gafas —alegó, con mirada de cachorro suplicante.
—Lo que me pides está fuera de cuestión, Jungkook. La respuesta sigue siendo no.
—Pero... es mi día libre, ¿por qué no puedo ir?
—Porque no estamos hablando de ir a una tienda de conveniencia a buscar una botella de leche. Quieres ir a una firma de autógrafos de la escritora más famosa de Corea actualmente.
—¡No es una firma de autógrafos, es la firma de autógrafos! Es la primera vez que hará una desde su debut. Todo el fandom está eufórico, incluyéndome. ¡Queremos conocer a Mochi!
—Tenía entendido que la conocías.
—Solo chateamos. Lo sabes.
—Siempre dices que es especial para ti y que sientes como si fueran amigos.
—Y lo somos. Por eso quiero que nos conozcamos, este es el momento perfecto para hacerlo, debo aprovechar esta oportunidad.
—¿Hace cuánto tiempo que chatean?
—Bueno, nuestras conversaciones salieron del marco de las historias y nos comenzamos a volver verdaderamente cercanos hace un par de años. Antes éramos solo conocidos, no es sencillo abrirse del todo con alguien a quien no conoces.
—¡Me gustan esas palabras! ¿Ves, Jungkook? Tú mismo has llegado a la respuesta que planeaba darte. No se conocen, a pesar de lo que me digas.
—Pero...
—Suponiendo que te permitiera ir, ¿qué pasará cuando quieras encontrarte con ella más adelante porque se quieren seguir conociendo?
—Eso no pasará.
—¡No te mientas y no me mientas! Te conozco demasiado, sé que lo harás. ¡No voy a dejar que caigas en boca de todo el mundo por estar viéndote a escondidas con una chica! ¡Eso es lo que necesito que entiendas!
—¡¿Y quién dijo que era una chica?! —respondió sin haber pensado demasiado.
—¡¿Qué has dicho?! —Los ojos de Yoongi casi se salieron de sus órbitas al escuchar las palabras de Jungkook—. ¡¿Es un hombre?!
—¡No! —Yoongi hizo una mueca—. No lo sé.
—¿Cómo que no lo sabes?
—Todo el fandom se refiere a Mochi como si fuera una mujer, y como no parece negarlo, decidí tratarla como tal. Sin embargo, cuando conversamos me da la impresión de que no es una chica. No es algo que pueda corroborar, sería incómodo preguntarle. Además, no lo considero un detalle importante o que vaya a cambiar algo entre nosotros —rebatió, seguro de sus palabras.
Yoongi quedó petrificado. Aunque la posibilidad de que Mochi fuera un hombre no daba por sentado que fuese homosexual, era preocupante. No era homofóbico ni nada parecido, pero esa nueva circunstancia, a su manera, los ponía en una situación difícil. Jungkook estaba en un punto de su carrera donde ese tipo de rumores, aun totalmente infundados, podrían hacerle mucho daño. Si no iba a permitir que su artista fuese visto como si estuviese en una relación oculta con una joven, mucho menos dejaría que lo tacharan de gay.
Después de unos segundos de silencio en los que el manager organizaba sus ideas, tomó la palabra una vez más:
—Ya hemos llegado —dijo, a la vez que el auto se detenía frente al edificio donde realizaría su sesión de fotos—. Dejemos este tema por el momento. Vamos, es casi la hora. —Jungkook no se inmutó ante su llamado. Su cuerpo se mantuvo rígido dentro del vehículo—. ¿Qué se supone que haces? ¿Un berrinche? Kook...
—Hyung, necesito ir. —Yoongi sabía que cuando Jungkook lo llamaba hyung, era porque le hablaba como amigo y no como su representado—. Tengo que agradecerle por haberme convertido en una mejor persona. Sus historias me ayudaron a encontrarme a mí mismo. Por favor...
El manager sabía de primera mano los problemas a los que tuvo que enfrentarse su amigo desde su debut, era tan tímido que nadie pensó que llegaría a convertirse en un artista con una proyección corporal tan majestuosa. Los comportamientos y conductas de los idols y actores -su nuevo círculo social-, tampoco eran generalmente los más ejemplares. Temió por su joven representado. Temió que la arrogancia y el concepto de superioridad que primaba en la industria, le arrebatara el corazón amable que lo caracterizaba cuando lo conoció. Sabía que los mensajes y enseñanzas implícitos en las obras de Mochi lo habían ayudado a conservar su esencia y arraigar su forma de ser, aun rodeado de malas influencias... No podía decirle que no. Ya no.
—Está bien, puedes ir —cedió—. Pero tendrás sumo cuidado. Estaremos cerca por si es necesario cuando llegue el momento.
—Hyung... —Los ojos cafés de Jungkook brillaron más que nunca y se cristalizaron por la emoción—. Gracias.
—Sí, sí, no hay de qué. Ya vámonos, llegaremos tarde si no nos apresuramos.
El artista solo amplió más su sonrisa, asintió y bajó del vehículo, con la emoción creciendo a velocidades exorbitantes en su interior. Moría por terminar su agenda del día, regresar a casa, chatear con Mochi y decirle lo feliz que se sentía por poder finalmente conocerse en persona... Sin embargo, en el fondo le preocupaba el impacto que podría causar revelarle de esa manera tan inédita su verdadera identidad. La reacción que obtendría al presentarse como Jungkook era un misterio que le inquietaba, no necesariamente para bien. ¿Habría alguna forma de cambiar eso?
¡Holiwis!
En Latinoamérica todavía es día once, pero no cambia el hecho de que ya en Corea sea el cumpleaños de nuestro hermoso líder, y como lo prometido es deuda, aquí está de vuelta el primer capítulo de esta historia. 💜
Planeo actualizar semanal. No prometo un día fijo por cuestiones de mi horario, pero sí será una vez por semana. En esta ocasión los capítulos, como habrán notado, son más largos, así que no puedo subir el ritmo más de aquí. Espero les haya gustado.
Chao chan 😘
Hasta la próxima actualización.
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