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El rehén estaba de rodillas, su rostro teñido de rojo en largas gotas de sangre aún así mostraba una sonrisa, disfrutaba del sabor metálico en su boca luego de ser molido a puñetazos como el traidor que era. Tal vez tenía una costilla rota, los cortes en sus brazos hechos al rojo vivo deberían arder, deberían tenerlo agonizando en su miseria, pero no era así. El asesino que tenían amarrado desde sus muñecas, arrodillado en el suelo y con diferentes tipo de heridas decorando su piel algo bronceada luego de tantas operaciones a pleno mediodía, no hacía más que reírse en la cara del capitán de aquella escuadra o como fuera que se llamara.

Se reía como un imbécil.

El alto castaño de uniforme mantuvo su mirada llena de asco sobre él, los otros tres oficiales de intachable uniforme que cuidaban su espalda ni se inmutaban, los tres se limitaron a apuntar con sus armas al prisionero que tenían permiso de torturar hasta que su fin llegase.

一¿Te esforzaste tanto por mí...?

El más alto ni se molestó en hacer algún tipo de reacción ante las palabras del que parecía feliz de tener sus piernas rotas, de estar tan lastimado como para que su pecho se contrajera en agonía y poder ver al capitán con su uniforme de gala.

一Estoy tan feliz... 一Susurró el rubio.

Los ojos enloquecidos que el rubio moribundo se caracterizaban con la iris tan pequeña y temblorosa que le hacía ver como el demente que era, como ese psicótico que fue capaz de infiltrarse por la noche en la tienda de un soldado de las fuerzas especiales del ejército surcoreano e irse tras dejar su huella en el lugar.

一Kang Taehyun.

La sonrisa del aludido se amplió aún más, si es que eso era posible, cuando el capitán dictó su nombre con lo que deseó él mismo que fuera anhelo, aunque no se acercara.

一Y sabes cómo me llamo 一en definitiva, Taehyun había enloquecido, se le notaba en su forma lenta de pronunciar一. Esto es divertido.

El de mayor rango entre todos los presentes hizo su primer movimiento desde su llegada luego de unos segundos con la mirada del rubio clavada en sus ojos. El castaño dio un paso adelante, pudiendo jurar haber visto los ojos oscuros de Kang desbordar emoción, dado que en segundos se volvieron brillantes, resplandecientes, como si una galaxia se ocultara en ellos.

Era tan feliz.

Sí que lo era.

一Capitán, tenga cuidado.

一Silencio, teniente.

Otra vez la voz aterciopelada del delirio del traidor se dejó escuchar. Fue rústico, su voz militar siempre había sido así, pero cuando el prisionero y él estaban solos, su voz se volvía tan suave y dulce que parecía tener azúcar en sus labios teñidos en un suave rosa que casi nadie notaba.

El más alto se agachó frente al prisionero, mismo que intentó removerse en su lugar para acercarse a él, falló en su intento, sin embargo todo lo que hizo fue jadear, cosa que en comparación con lo que debía sentir, no era ni la sombra.

La resistencia de ese chico era increíble.

Y es que había sido entrenado para eso.

一Huening, ¿te gusta tenerme así? Eres malo.

一"¿Qué debo hacer para que sufras?" 一Las palabras de Huening salieron sin previo contexto一 me he estado preguntando eso todo el tiempo.

一Puedo fingir sufrir si quieres 一susurró Taehyun con fingida inocencia, imitando el aura de un niño en una travesura.

Antes de que el rubio pudiese reír, el dorso de la mano del capitán rozó suavemente su mejilla cubierta de sangre ya casi seca, un tacto paciente que Kang disfrutó a cada segundo, incluso haciendo que llegara a entrecerrar sus ojos justo un segundo antes de que el mayor rompiera el contacto.

Abrió sus ojos de nuevo cuando dejó de sentir si calor, un vacío entre ambos le atemorizó hasta que sintió su corazón latir con fuerza animal y su rostro volverse una mueca por primera vez en los cuatro días que llevaba encerrado allí, viviendo a base de agua y algo de pan viejo que le tiraban como si fuera un perro.

Aún así, esa vida de animal callejero, maltratado y violentado no lo había hecho sentir tan mal como la distancia de su amante, a quien tenía a menos de un metro, con su rostro a la altura del suyo, pero distante de manera anormal.

Taehyun estaba confundido.

一Kai.

Huening Kai alzó sus comisuras en una sonrisa que en lugar de crear tranquilidad le causó miedo.

一Pensé mucho cómo un traidor tan desligado del mundo como tú podría sufrir 一confesó en un susurro, hablando solo para que el rubio lo oyera一, y aunque no lo creas, lo conseguí... Sé cómo hacer que vivas un infierno.

El traidor exhaló una risa corta solo para llenar el silencio que lo ponía ansioso, la sonrisa que llevaba el capitán lo ponía mal, le hacía sentir que algo no iba bien.

Mantuvo su boca cerrada a la espera de una explicación, sus comisuras estaban alzadas, debía mantener su fachada de imbécil desinteresado que tanto le gustaba a los federales, pero lamentablemente no pudo mantenerla por mucho más tiempo. Su sonrisa de antes se esfumó tan pronto como logró mirar de reojo al líder de aquel grupo de mercenarios con licencia desenfundar una pistola en si cinturón.

一Me vas a matar... 一Murmuró Taehyun mirando fijamente el arma de color negro, al terminar de detallarla movió su vista hasta el más alto一. Mátame.

Para la sorpresa del rubio, Huening negó con su cabeza.

Y Taehyun pudo sentir como todas las heridas de su cuerpo se abrían al mismo tiempo, desgarrándole el alma desde lo más profundo, cuando Huening Kai, su adorado y precioso amante de cabello castaño, llevó la boca de la pistola hasta su sien.

Por primera vez desde que se convirtió en un objetivo de seguridad nacional, por primera vez desde que había ingresado al ejército y desde que se convirtió en un traidor, Taehyun lloró de dolor en su lugar, clamando y suplicando en agonía cuando intentó moverse para alcanzar al contrario y falló de la forma más patética. La sangre que goteó en sus brazos le desagradó y sus piernas rotas finalmente causaron la reacción que se esperaba, dolor.

La voz se le cortó, su respiración pareció quedarse en el camino, la presión en sus pulmones no le dejaba siquiera tomar aire, intentaba hablar y solo lograba soltar jadeos desesperados a la vez que se forzaba a tomar más y más bocanadas de aire que no lograba digerir, por lo que acabó ahogándose en cuestión de segundos para acabar con su rostro rojizo y con lágrimas en los bordes de sus ojos.

Aún con la imagen aterradora de Taehyun sufriendo entre heridas y un corazón bombeando a toda prisa, Kai volvió a sonreír.

一Lo lamento, tal vez si no fuera lo que soy podriamos haber tenido un mejor final.

Al terminar, bajó el seguro del arma.

一¡¡No lo hagas!! 一Gritó Taehyun desesperado, sollozando y temblando frente a él一 mátame. Mátame a mí 一murmuró nervioso, atropellando palabras inaudibles que se repetían en su demencia一. Mátame... Cortame el cuello, disparame... ¡¡Mátame a mí!!

El tono de voz del rubio era quebradizo y agudo, en algunos puntos subía demasiado, en otros parecía murmurar, una voz digna del ataque de pánico que recién comenzaba a crecer en su pecho. Mientras hablaba sacudía su cuerpo, intentaba zafarse del agarre que no le permitía extender sus manos y detener a Kai, ignorando el dolor en un desespero que jamás sabría si siquiera le importaba a los que tenían que proteger a su líder.

Kai negó con su cabeza y Taehyun siguió intentando soltarse aunque fuera inútil.

El dedo índice del capitán se colocó sobre el gatillo y Kang intentó fingir que no lo había notado.

No iba a verlo, si no lo veía no lo iba a hacer. Si aguantaba sus lágrimas y cerraba sus ojos con fuerza no iba a pasar, Kai estaría bien, aguantaría hasta que se desatara y lo alcanzara, hasta que sus brazos lastimados lo rodearan para protegerlo. Kai esperaría...

一Mi amor, mírame.

Desprevenido, Taehyun abrió sus ojos con lentitud, sus rostro escondido en su brazo se alzó un poco y como si estuviera en una tortuosa cámara lenta de una película que no era capaz de controlar, no pudo ignorar su petición.

一Lo lamento.

Y lo vio.

Con la imagen siendo captada por sus retinas, con el trauma impreso en el salpicado que llegó a su rostro, el sonido seco que lo aturdió hasta dejar un pitido en sus tímpanos y su corazón que dejó de latir al momento, Taehyun tuvo que ver cómo el único hombre que creyó haber amado alguna vez en su vida dejaba que una bala atravesara su cabeza hasta que sus ojos oscuros se volvieran vacíos y todo su cuerpo parara de funcionar por completo al dejar su último aliento en el aire.

La condena por traición era la agonía.

Y Kang Taehyun tenía que agonizar con la imagen de Huening Kai suicidándose frente a él por lo que le quedara de vida.

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