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uno

Gracias a thrdflavor por dejarme adaptar la obra. <3

TaeHyun estaba enojado.

Su pequeño hijo de ocho años, SungHoon, salió corriendo tan pronto como llegaron a casa. Huyendo del regaño de su padre Omega por haberse escapado de la escuela.

¡Escapado! ¿Cómo es que un niño tan pequeño se escapaba de la escuela? Y lo hizo, solo porque había querido ir al parque de patinaje a jugar con los niños más grandes que eran geniales según el mini Alfa; no sabía mucho acerca de ellos, solo sabía que tenían alrededor de trece años e iban todos los días a ese lugar para pasar el rato con sus patinetas.

Y es que no era la primera vez que esto sucedía. Dos veces fue descubierto escapándose, burlando a los guardias que se aseguraban de que todos los cachorros fueran recogidos por sus padres, con tal de ir con esos niños.

TaeHyun no lo entendía. TaeHyun comenzaba a desesperarse.

Su niño había comenzado a actuar diferente en esas últimas semanas: No quería comer y, si lo hacía, era por la obligación suya que se le imponía; a veces era grosero, desobedeciendo y escapándose de la escuela. Y todo había empezado desde que terminó con su último novio.

A decir verdad, empezó desde que el mini Alfa le preguntó por qué YeonJun ya no iba a la casa a verlos y TaeHyun tuvo que explicarle que ellos habían tomado rumbos diferentes por cuestiones de "adultos".

Cuando YeonJun comenzó a ir con la intención de ganarse a su pequeño, SungHoon, el mini Alfa tuvo cierto apego inmediato. De alguna forma, el Alfa mayor logró que el niño lo quisiera con un par de sonrisas y una promesa de cuidarlos a ambos. SungHoon se encariño tan rápido con él, así que por supuesto que, el haberlo "perdido" de repente y de un día para otro sin más explicaciones, fue un duro golpe para el niño, y también para TaeHyun, quién tuvo que callarse la verdadera razón.

El aroma de otro Omega en el Alfa, las marcas en su pecho, los rasguños en la espalda, la distancia que había puesto entre ellos. Fue poco tiempo para que decidiera acabar con todo de una vez e ir al departamento del mayor con tal de descubrir qué estaba pasando y finalmente, cuando tocó la puerta y un Omega le abrió, pudo confirmar sus sospechas.

¿Qué otras pruebas quería si el chico le sonreía con amabilidad usando únicamente una camisa abotonada de YeonJun? No le importó si le generaba problemas con el Omega, ahí mismo mandó al carajo a YeonJun frente al chico, solo escuchando un reclamo hacia el Alfa que inició una discusión antes de irse.

Por un momento, realmente pensó que YeonJun podría ser el Alfa indicado.

Pero ¿qué estaba pensando? Ningún Alfa quería a un Omega con un cachorro, nadie quería tener la responsabilidad de ser un padre completo para SungHoon.

Aunque no podías estar con TaeHyun si no tenías eso claro. Si no ibas a ser un padre, entonces era mejor dejarlo ahí.

El timbre de la entrada se escuchó cuando colocó las bolsas de compras –que había hecho antes de regresar a casa con SungHoon– en la mesa, por lo que regresó hacia la entrada para abrir.

Después de asomarse en el pequeño ojo de pez de la puerta, suspiró para tratar de calmarse un poco y no dar una mala imagen al Alfa que estaba detrás.

En cuanto la puerta se abrió, se encontró con una sonrisa en los rectos labios y el delicioso aroma de coco al que siempre tuvo una pequeña debilidad.

Alto, se veía remarcado porque TaeHyun andaba descalzo desde que entró a la casa, con ese porte fuerte por el que alguna vez estuvo loco, alguna vez también estuvo encantado con ese bronceado leve en su piel con todos esos lunares esparcidos y lo atractivo que era incluso en su juventud.

En ese momento, sus facciones se veían más maduras, endurecidas, un rastro de barba creciente en su mentón. Tan guapo que su Omega seguía suspirando por él sin su consentimiento.

— Hoy es viernes, así que vengo por SungHoon.

Choi BeomGyu fue su Alfa alguna vez, cuando eran más jóvenes e ilusos, y creían que iban a estar juntos para siempre. En un descuido por parte de ambos, TaeHyun quedó embarazado de su único hijo; por lo que, a la edad de diecisiete años, ambos tuvieron que hacerse cargo del bebé en camino. Fue difícil. Al ambos ser todavía un par de adolescentes inexpertos, apenas y tuvieron algo de ayuda de sus padres ya que: "ambos fueron irresponsables, así que tendrán que asumir la carga por sus cuentas".

Las peleas comenzaron a ser parte de su rutina junto a los llantos del bebé por el ambiente pesado en el aire: TaeHyun quería salir a divertirse, BeomGyu no quería quedarse a cargo del cachorro; TaeHyun quería tener intimidad, BeomGyu se frustraba porque el cachorro lloraba e interrumpía; TaeHyun comenzó a conocer a otras personas, BeomGyu también y de pronto ambos fueron infieles y eso fue lo último que necesitaban para que el vaso se derramara.

Cuando SungHoon tenía dos años, ambos se separaron oficialmente y decidieron hacer las cosas calmadas; se dividieron los días, mientras TaeHyun podía tener al cachorro los lunes por la tarde, martes, miércoles y jueves, BeomGyu tenía los viernes, sábado, domingo y lunes por la mañana.

Esa fue su vida por los últimos seis años hasta ese momento; BeomGyu vendría todos los viernes después de la escuela del niño (hora que salía él del trabajo como guardia de seguridad) para llevárselo a su pieza o a veces a quedarse en el lugar de TaeHyun para pasarla los tres juntos. Ciertamente, TaeHyun olvidó que ese día vendría.

— Ah sí... Lo olvidé, lo siento — suspiró cansado, realmente agotado y se hizo a un lado, dejándolo pasar. — Él está castigado, escapó de la escuela, así que, por favor, no lo premies, ¿sí?

— ¿Qué? ¿Cómo qué escapó?

— Pues decidió por cuenta propia irse con los niños de secundaria a jugar con las patinetas.

Beom Ryu frunció las cejas, negando lento. Por un momento pareció molesto, pero después TaeHyun lo miró ceñudo porque una sonrisa se dibujó en sus rectos labios antes de soltar una risita baja, confundiéndolo.

— ¿Qué es gracioso? Nuestro hijo de ocho años se escapó de la escuela, ¿y tú te ríes?

BeomGyu negó, tratando de calmarse para no hacerlo enojar más, pero no podía dejar de reírse. — No, no, no, es solo que... Recordé que nosotros también solíamos escaparnos de la escuela para irnos a besar por ahí, ¿recuerdas?

TaeHyun bufó, cruzándose de brazos, pero sonriendo un poco también. — Sí, pero nosotros estábamos en secundaria y éramos lo suficientemente grandes como para saber cruzar la calle.

— ¿Recuerdas cuando nuestros padres se enteraban y nos castigaban? — BeomGyu se había acercado para tocar sus brazos cruzados, acariciándole como solía hacer para calmarlo cuando eran novios.

— Un día eres joven y provocabas corajes, y al otro eres tú quien los tiene. 

BeomGyu se rió, asintiendo, logrando que TaeHyun también se riera un poco, estando ya menos tenso. Esos días fueron realmente los mejores, no importaba que sus padres al final se enteraran que de nuevo se habían escapado como cada viernes a última hora y terminaban castigados, valía la pena porque en esas horas podían ser ellos mismos.

Iban al centro comercial a pasarla un rato por ahí, o quizás también al cine para besarse en la parte de atrás, incluso llegaron a coger en la casa de BeomGyu cuando sus padres trabajaban y se encontraba sola.

Fueron buenos tiempos.

— Pero esto es diferente, SungHoon tiene ocho años y no puede solo ir por ahí sin compañía en la calle.

— Estoy de acuerdo.

— Ha estado molesto desde que terminé con YeonJun… Solo se porta mal a propósito porque quiere que vuelva.

BeomGyu asintió, curioso de pronto. — ¿Terminaste con él? ¿Por qué?

TaeHyun suspiró, dejándose caer en el sofá, teniendo al mayor sentado a su lado después. — Estuvo engañándome.

— Lo siento — no lo sentía. En el fondo, incluso estaba sonriendo de saber que ya no tendría que oír nada más de ese Alfa. Quizás era la pequeña parte de él que todavía sentía algo por el menor. Aunque sí que estaba molesto, lo cual era irónico en su situación.

— Como sea, ya no importa. Está castigado, así que nada de consentirlo en tus días, ¿bien? Necesita aprender que no va a obtener todo por rabietas y que está mal irse de pinta.

— Pero... Quería comer pizza hoy...

— Pues sin pizza ahora.

BeomGyu puso ojitos de cachorrito mientras se acercaba al Omega y trataba de verse adorable, usando esa técnica que siempre logró bajarle las defensas a TaeHyun cuando se enojaba. Esa vez no parecía ser diferente, aunque el menor trataba de no caer por el sucio truco.

— ¿Por favor? Solo esta vez, te prometo que no lo voy a consentir después, ¿sí, sí? Andaaa, yo no estoy castigado, me he portado bien ~

TaeHyun bufó, mirando el aegyo del Alfa. Intentó resistirse, no dejarlo ganar, pero acabó por resoplar y rendirse ante la insistencia. — Está bien, pero solo esta vez, ¿sí?

— ¡Sí! — le dejó un rápido besito en su mejilla para agradecerle, luego gritando: — ¡SungHoon, te conseguí pizza! ¡Ven antes de que tu papi cambie de opinión y nos castigue a los dos!

TaeHyun se rió por eso último, escuchando a su hijo celebrar desde su habitación antes de que corriera hacia ellos, lanzándose a los brazos de su padre Alfa todavía sentado en el sofá. Sonrió al ver la escena de BeomGyu jugando con él, regañándolo con voz suave y un poco de aegyo por haberse portado mal, levantando el meñique para entrelazarlo con el cachorro como una promesa de no volver a hacerlo enojar.

Por un momento, su pecho se sintió cálido ante la imagen de sus dos Alfas conviviendo, de su hijo contento por tenerlos a los dos juntos, de BeomGyu sonriendo como un cachorrito emocionado al terminar de pedir la pizza a domicilio.

Y recordó esos primeros días cuando SungHoon recién había nacido, a pesar de que ambos tuvieron que sacrificar muchas cosas en sus vidas, parecían una verdadera familia feliz. Pudo haber sido un accidente que arruinó muchos planes, pero BeomGyu estaba contento de tener un bebé y TaeHyun estaba feliz de verlo tan radiante.

Fueron felices.

— ¿En qué tanto piensas? — el Alfa mayor le susurró cerca de su oído para no molestar a SungHoon, quien estaba concentrado mirando la televisión frente a ellos una película que ya vio muchas veces antes.

El niño se encontraba en medio de sus padres, relajado por el aroma combinado de ambos; coco y canela, como el manjar que tanto le gustaba comer cuando los extrañaba.

TaeHyun negó, sin mirarle, observando el final de la película. — SungHoonnie, ve a guardar tus cosas para ir con papá, ¿sí?

El niño asintió, saltando del sofá para correr emocionado hacia su habitación. BeomGyu ayudó al Omega a recoger la mesa donde había una caja de pizza vacía, vasos vacíos donde bebieron el refresco y la botella a la mitad. TaeHyun caminó hacia la cocina, dejando los vasos en el lavavajillas, apoyándose en la esquina de la isla de la cocina y soltando un suspiro cansado. Todavía estaba agotado por el largo día, bastante harto de los malos tratos de su jefe únicamente por ser Omega y junto al terror que sintió cuando no encontró a su bebé en la escuela. Todo lo tenía al límite.

— Relájate, estás muy tenso — BeomGyu le susurró a su espalda, acariciando sus brazos con cuidado. — ¿Todo bien?

— No... casi me despidieron hoy.

— ¿En serio? ¿Qué pasó?

Cuando se giró, ni siquiera le importó lo cerca que el Alfa se encontraba, acorralado entre el cuerpo de BeomGyu y el lavabo de cocina a su espalda, sintiendo su aroma de lleno contra su nariz, calmándolo. Siempre encontró paz en su olor, desde que se conocieron cuando eran adolescentes, incluso en ese momento, la tranquilidad y comodidad que lo rodeaba siempre estuvo ahí. Su lobo se sentía en paz, reconociéndolo como su Alfa inclusive si dejó de serlo hace mucho.

— Llegué tarde otra vez, y mi jefe es un patán. Me hizo el día más imposible de lo que ya hace.

— Desde que rechazaste a su hijo Alfa se la trae contra ti...

TaeHyun asintió, rodando los ojos. — No es mi culpa que su hijo también sea un idiota, ni siquiera se esforzó por tratar de gustarme un poco — se apoyó en el hombro de BeomGyu, abrazándolo y siendo correspondido, sintiéndose natural en ambos. — Y con la rabieta de SungHoon por YeonJun mi estrés está a otro límite.

— Ya... Calma, necesitas relajarte. ¿Recuerdas cómo nos ayudábamos a quitarnos el estrés?

El Alfa sostuvo su mentón, sonriendo divertido, acercándose con la intención de besarle, pero siendo detenido a milímetros de tocar los carnosos labios, ya que el contrario puso las manos en su pecho, aunque TaeHyun no se alejó más que eso. Miraba hacia un lado, al vacío, sintiendo los latidos de BeomGyu en sus palmas abiertas.

— ¿Qué hay de SungHee?

— Olvidé decirte... Terminamos hace una semana. Quería que eligiera entre SungHoon y tú o ella, decía que parecía más enfocado en ustedes que en mi relación con ella.

— Tú... Supongo que te decidiste por SungHoon...

— Siempre me voy a decidir por ustedes — susurró suave, sonriendo un poco. — Siempre voy a elegirte...

TaeHyun tragó saliva, mirando sus ojos un segundo antes de bajar a los rectos labios, siendo atraído por él como siempre fue la gran mitad de su vida, alzando la cabeza para poder atrapar esos labios que tanto había probado antes. BeomGyu le respondió de inmediato, acariciando su boca con la misma devoción de siempre, colocando la manos en su cadera sin ninguna duda, inmerso en la cálida suavidad de los belfos.

Cuando TaeHyun abrió más la boca y permitió que sus lenguas se encontraran, el beso se volvió salvaje; entre sus respiraciones pesadas, las manos tocaron todas partes, y mientras los dedos del Omega se enredaban en los cabellos ajenos y mantenían a BeomGyu cerca, las grandes manos del Alfa se deslizaron desde sus caderas hasta sus nalgas, donde sin ningún pudor apretó y se ganó un gemido.

Eso bastó para que TaeHyun terminara el beso y a cambio le ofreciera el cuello, cerrando los ojos con gusto al sentir la boca en su zona sensible, con los largos dedos acariciando su intimidad sobre la ropa, apretándolo más y más contra él, logrando así sentir la dureza creciente en su entrepierna.

Jadeaba, permitiendo que le toque, tocándole también, dejando que lo tomara desde sus nalgas para cargarlo y girarlo hacia la mesa del comedor en la misma cocina, subiéndolo y colocándose en medio de sus piernas abiertas, volviendo a reclamarlo. BeomGyu gruñó en su boca cuando sintió los dedos ajenos quitar su cinturón, desabrochando su pantalón antes de adentrar una mano en su ropa interior, tocándole directo. TaeHyun siseó al encontrarlo duro, amando el poder que seguía teniendo sobre él.

Justo en el momento en que el Alfa terminó de desabotonar la camiseta de oficina del Omega, rápidos pasos se escucharon acercarse a la cocina antes de que la voz infantil se oyera, gritando: "¡Ya estoy listo, papá!". Haciendo que se separaran de golpe y que, sin querer, el Alfa mordiera el labio inferior de TaeHyun.

BeomGyu se dio la vuelta, acomodando su ropa y el cinturón, tratando de calmarse un poco, carraspeando. — Bien, campeón. ¿Ya nos vamos?

— ¡Sí! — asintió feliz, pero mirando curiosos a ambos. — ¿Por qué están rojos? ¿Qué le hacías a papi antes de que viniera? ¿Por qué estaban tan pegados? ¡Huele a papá y a papi!

— Oh... uhm... yo... revisaba la temperatura de tu papi, se sentía mal, está un poco enfermito, pobrecito, ¿verdad? — mintió, aclarándose la garganta y acercándose a su niño con una sonrisa. — Anda, despídete de tu papi que ya nos vamos.

El mini Alfa asintió, corriendo hacia su padre Omega que ya lo esperaba con los brazos abiertos y una sonrisa nerviosa en los labios, atrapándolo en un apretado abrazo. — Te portas bien con tu padre, ¿sí? Obedece en lo que te diga y no hagas desastres.

— ¡Sí, papi! — le tocó las mejillas, abriendo mucho los ojos —. ¡Estás caliente! ¡Estás enfermo!

— Y-ya se me quitará. No te preocupes, bebé. Tomaré mi medicina.

— ¿Seguro?

— Sí, mi amor. Anda, ve con tu padre.

El cachorro asintió, regresando con BeomGyu, quien le tendió la mano para juntos caminar hasta la entrada. TaeHyun siguió acomodando su ropa, tocando su labio lastimado que se sentía un poco caliente, pero por suerte sin encontrar ninguna herida abierta.

— ¡Oh! Recuerda que está castigado, así que sin videojuegos, ni salidas, ni golosinas. ¿Sí, BeomGyu?

— Sí — el Alfa respondió con la voz cargada de aegyo, haciéndolo sonreír. — ¿Me vas a castigar a mí también?

— A veces eres un cachorro también — se quejó, golpeándole el pecho sin mucha fuerza, oyéndolo reír. — Ya, nos vemos el lunes.

— ¡Adiós, papito!

— Sí. Adiós, papito.

— Oye, oye, espera. ¿Y mi besito de despedida?

TaeHyun los detuvo, agachándose para mostrar su mejilla y esperar su besito, el cual su niño dejó con mucho entusiasmo, recibiendo uno igual. — Te amo, mi amor. Pórtate bien.

— ¿Yo no tendré besito? — BeomGyu puchereó, mostrando su mejilla, a lo que TaeHyun sonrió divertido.

— ¡Besito, besito, besito!

— ¿Ves? SungHoon quiere que me des un besito también. Hay que ser justos, ¿verdad, campeón?

— ¡Justos!

El Omega rodó los ojos, pero de todos modos se acercó a BeomGyu para dejarle un besito en la mejilla como despedida, recibiendo uno en los labios en un movimiento veloz e imprevisto, sintiéndose avergonzado.

— Ahora sí, ya nos vamos.

— ¡Adiós papito!

— ¡Di-diviértanse!

¡Muchas gracias por leer! <3

pd: originalmente era un one shot, pero pedí el permiso para poder dividirlo en varias partes para que no se les haga tan larga la lectura. ^^

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