Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXX. Epilogue: My bubble;

Despertar con Jungsie entre mis brazos se encuentra en el top tres de mis cosas favoritas en el mundo. Dios, es que esta chica se ha adueñado de todas mis listas en cuestión de semanas: el top de polvos, el top de risas. Ha desbancado a Nam en el top de "conversaciones en la madrugada"; incluso ha creado listas nuevas y se ha colocado a la cabeza, como mi reciente top de "prácticas sexuales a las que me negaba". Por supuesto, eso no se lo voy a confesar, su entusiasmo al respecto me turba un poco.

Cuando se remueve entre mis brazos la aprieto más a mí. No sé si son esos soniditos que suele hacer en las mañanas, o el aroma de sus sábanas, o simplemente su culo en bragas descansando en mi entrepierna, pero mi erección mañanera es real y concisa, y sé que la ha sentido cuando suspira profundo y se acerca más.

—¿Cómo es que despierta antes que tú? —pregunta con su voz partida, girando de cara a mí aún con sus ojos cerrados.

Sí, definitivamente la ha sentido.

—Llevamos vidas autónomas.

Sus manos se enredan en mi cuello al igual que lo hacen nuestras piernas. Estoy muy agradecido de que su cama sea pequeña. Sus gruesos labios algo secos se curvan en una sonrisa adormilada, y yo se los beso. Porque puedo. Joder, me encanta "poder" todo esto.

—Se te está haciendo manía colarte en mi cama mientras yo duermo. 

Atontado, juego con los mechones más largos de su cabello que se extienden como chocolate sobre la almohada; le ha crecido bastante desde la primera vez que hablamos. Ahora, cuando mueve suave su fleco tras su oreja, sí se sostiene allí. Sus párpados pesados me regalan de a poco sus ojos negros. Parece un gatito recién nacido, queriendo ver el mundo por primera vez. Madre mía, estoy hecho un meloso.

—Culpa a Jungoo, el torneo de dardos luego del ensayo se puso muy intenso. Terminé superpedo. Pero te alegrará saber que tu hombre ha triunfado.

—Oh...  mi brillante caballero... Creo que voy a comenzar a interponerme a la amistad entre ustedes dos.

—¿Y eso? —tal vez debería sonar más indignado de lo que lo hago. Pero mi empalme me tiene demasiado distraído ahora mismo, al igual que la piel de su cintura.

Mi mano se escurre dentro de su camiseta hundiendo mi dedos en su cuerpo, afirmo mi muslo en su coño cálido y mi miembro contra su vientre. Jungsie inspira profundo y trata de seguir con su retórica, aunque los dos sabemos que le está costando un huevo. 

—Porque... —antes de que pueda continuar, beso de nuevo sus labios—. hmmm... Hace un momento tenía una buena razón. —confiesa y me río.

Sus ojos se abren más que antes, hace aparecer sus deditos en mi mejilla, acariciándome como si intentase descubrir algo.

—¿No debería ser yo el que esté en desacuerdo con la amistad entre ustedes dos? Ya sabes porque... no, tampoco tengo un porqué.

Y como si el asunto entre nuestros cuerpos no tuviera nada que ver con nuestra charla, me muevo un poco sobre ella y beso el ángulo de su mandíbula, haciéndola ronronear.

—¿Por qué es un guapetón? —pregunta.

—Por ejemplo. Podría ser. —murmuro besando más abajo, directo en su cuello.

Jungsie se remueve.

—Así que lo admites... si algo pasa entre ustedes... ¿me invitarías?

De golpe levanto la cabeza. El gesto de burla que llevaba en su rostro se extingue como el de un niño que ha sido descubierto en medio de su travesura.

—Por Dios... No bromees con eso...

Abre su boca, algo descolocada. Es que me encanta...

—Lo siento... no quería...

—Es que me pone muchísimo que hagas chistes guarros. —cuando me impulso un poco más contra ella, jadea bajo, y luego sonríe porque entiende que no voy en serio—. Aunque, déjalo, no es lo tuyo... y antes de llegar a los tríos nos falta un buen trecho.

Esta vez es ella quien me besa a mí.

—Ya me jodería... —dice, y hunde su cabeza en mi cuello mientras vuelvo a presionar mi empalme, ahora acomodado entre sus piernas. Gime de nuevo y se separa para verme—. Ahora... detente. Debo ir al museo y luego a la Universidad.

—Mentira. —contesto, moviéndome una vez más.

Jungsie curva un poco su espalda por la fricción de nuestros sexos. Mi tonteo está comenzando a volverse inmanejable.

—Verdad.

—Pero hoy comienza el receso. —le discuto y me vuelvo a impulsar, haciéndola morderse el labio e inspirar profundo.

—Y es mi... último día para la entrega del ensayo.

—Mierda... es verdad... —su risa suena un poco más alta cuando a pesar de mi gesto de desconcierto, sigo empujando deliciosamente mi miembro contra su coño—. ¿Por qué en el receso? No me parece... nada justo. Quería verte luego del trabajo. —hundo mi mano bajo las sábanas y entre nosotros, despacio, acariciando sus bragas y arrancándole un jadeo—. Sí, sé que a ti tampoco te parece bien. —la vacilo al notar lo cachonda que está.

Suspira dándome la razón, y estirándose un poco alcanza su móvil que descansa en una pila de libros, una que actualmente oficia de mesita de luz.

El cuarto que Jungkook le ha dado es pequeño, y a pesar de que Jungsie no ha sacado del todo las cosas de sus cajas, hay algo que lo hace extremadamente acogedor. Tal vez sea porque es suyo, o porque estos últimos días ha sido un poco nuestro. Hoseok aún sigue con su búsqueda de algo "bonito y barato", aunque ahora que ha descubierto que el sofá de Jungoo puede volverse futón, se está tomando las cosas con más calma.

—Mierda, lo siento Tae,  no hay tiempo... entro a las 10 hoy. —dice mirando la hora con un puchero. Me alegra que este tan profundamente decepcionada como lo estamos mi amigo y yo.

—Vale... pero permíteme.—rendido al fin y dejándome caer en un codo, tomo el móvil de sus manos.

Recordatorio: Follarme a Taehyung.

Hora: ... hmmm... 20:30.

Ya estaremos juntos para entonces.

—¿Qué has hecho? —pregunta cuando lo dejo sobre los libros, beso sus labios y le doy espacio para que se levante de una vez, a pesar de que odie la idea.

—Lo sabrás, ahora arriba. —digo palmeándole el culo—. Hora de triunfar, reina.

Me sonríe en cuanto escucha lo último. Estas semanas he aprendido que el apodo "princesa" le divierte por lo ridículo, pero "reina" sí le gusta.

Espira en seguida, languideciendo su sonrisa mientras se pone de pie y busca unos pantalones. Y yo me manoseo un poco mirándola, porque me parece guapísima recién despierta.

—No voy a triunfar, te lo dije ya, tonto...

Mientras sube los pantalones por sus piernas con su gesto ensombrecido, me siento en su cama, justo delante de ella, y la ayudo a terminar su tarea impulsando sus vaqueros hasta su cintura y abrochándolos allí. Al final, dejo un beso en su estómago cuando se quita su camiseta de dormir. 

—¡Eh!... sí lo harás, ¿recuerdas? Esta vez a tu manera... —Termina de prender su camisa a cuadros y mientras continúa arreglándose, me ve para devolverme una sonrisa. Una de las suyas. A veces todavía necesita que se lo recuerde. Yo también un poco—. ¿Vamos... a Daegu el próximo fin de semana? Tengo que decirle a mis padres lo de la carrera...

—Claro... —dice, y toda la celeridad que llevaba se extingue cuando queda de pie en medio de la habitación, mordiendo su carrillo y guardando un silencio sospechoso—. Tae... ¿les has dicho que nosotros... ? Ya sabes, que tú y yo somos... ¿soy tu novia?

Sus labios carnosos pasan a formar una línea fina y rosa, sus cejas se elevan y aunque no se ha movido del sitio, noto por su postura que está agarrotada por dentro a la espera de mi respuesta.

Dios, que mona es.

—¿Novia?... ¿tú y yo?... oh, mierda... debí aclarar esto antes, Jungsie, pero yo no... las relaciones no son lo mío. No sirvo para los compromisos ¿sabes? —Su silencio es perturbador. A decir verdad su imagen completa lo es. Veo como sus ojos crecen segundo a segundo, mientras su piel palidece y su boca se abre apenas y... vale, no puedo prolongar esto un segundo más—. Joder, estoy bromeando... estás pálida como un cadáver... por Dios, de verdad no puedes vivir sin mí ¿eh? —Pestañea varias veces, su mandíbula se ajusta y temeroso, me inclino hacia atrás en la cama—. Cari, yo... sí lo somos, ¿no? ¿está bien? Eso está bien ¿verdad? ¿Quieres que me arrodille? No espera, eso es para el matrimonio. Para eso sí que no estoy listo, Joonie.

—Te reviento, ¡cabrón! —chilla lanzándose sobre mí, y sólo por culpa de mi carcajada es que logra aprisionarme contra el colchón.


"Un ensayo sobre un hecho histórico.

¿Por qué esta premisa es pensada de un único modo? Luego de darle vueltas al asunto por semanas sin encontrar cómo abordar el tema sobre el que he decidido reflexionar, entendí, que en la forma de ver las cosas reside el encanto.

Así que no, esto no es un ensayo que trate sobre ninguna de esas grandes historias que tanto he disfrutado conocer. No analizaré la forma en la que un imperio pudo haberse erguido a espaldas de Rómulo, o sucumbido a manos del bárbaro Odoacro. Probablemente no sea debido, siquiera, llamarlo ensayo. ¿Es esto una introducción? ¿Habrá argumentación y conclusión? Lo cierto es que no lo sé, y eso es lo bueno también. Porque entendí que para comprender los hechos profundamente, hay que deshacerse de los esquemas. Y no puedo hablar de los suyos, sabrá cada uno cuáles fueron las piedras que levantaron o condicionaron quienes son hoy en día. Pero les contaré los míos, porque yo, al igual que tú y este suelo que nos sostiene, tengo algo que decir.

Así que la historia, será mi historia; mis peldaños a mi reciente yo, nada definitivo. Si lograran verse a ustedes mismo detrás de ella, algún pequeño reflejo al menos, tratando de decir algo; si es que son capaz de alzar la vista e intentar dejar las jaulas, mis palabras habrán cumplido su cometido. Habré ganado mi propia competencia. Y tal vez se entienda que, probablemente, Rómulo no fue muy distinto de Odoacro, ni tú de mí... "

Los ojos de Davis se levantan de mis folios. Mis manos tiemblan un poco y las afirmo a mis vaqueros amplios, apilando la tela dentro de mis puños. Me observa un instante más entre sus gafas y sus cejas, con sus codos en la madera de su escritorio, y lo que seguramente sean sólo unos segundos, me parecen una eternidad.

—Es como un Déjà vu... —murmura.

—¿Disculpe?...

Suspirando amigablemente, se retira sus gafas y restriega sus ojos con su gran pulgar e índice.

—Jung... Joonha, sabes que... esto no es un ensayo de historia ¿verdad?

Lo dice con una sonrisa algo triste y por un instante, tengo que luchar con ese remanente muy mío que teme increíblemente decepcionar a los demás. Así que inspiro profundo, trato de devolverle el mismo gesto y espiro después.

—Lo sé, señor Davis, de todas formas, quiero presentarlo, aunque claramente perderé el concurso.

Esta ha sido mi última "rebeldía", aunque, como Tae me dijo más temprano, es un triunfo a mí manera.

—¿Por qué? —pregunta sinceramente curioso, incluso un poco conmovido.

—Porque... siento que, hay personas que deben leerlo.

Sus ojos vuelven a mi no-ensayo.

—Si es así... lo presentaré con gusto entonces.

—¿No tendrá problema usted? Tal vez quiera terminar de leerlo. Se supone que es mi tutor... de ser así puedo...

—No te preocupes por eso. —Davis baja las hojas a su escritorio y se impulsa un poco hacia adelante—. No se lo digas a nadie... Pero discutir cada tanto con mis colegas me sienta bien.

Y algo incrédula, me río cuando su espalda vuelve a descansar sobre su gran silla. Si la mitad de las personas en el mundo fueran como él, todo sería más sencillo.

—De verdad, muchas gracias señor Davis.

—No es nada Jung... y llámame Walter... aunque no delante de los otros alumnos, por favor, no quiero que estén celosos. —bromea y yo me río, porque el hecho de que soy su alumna favorita es tan obvio que no hace falta decirlo ya.

—Está bien, muchas gracias, Walter. —digo levantándome de la silla—. ¿Nos veremos el siguiente semestre?

—Diversión asegurada.

Él me imita acompañándome hasta la puerta con una sonrisa amigable en sus labios finísimos. Desde que Tae me ha dicho eso, no puedo dejar de mirarlos.

###

Cuando entro al Unplugged los amplificadores rechinan sobre las charlas entretenidas, haciéndome vibrar el estómago.

Supongo que a causa del estridente sonido y las voces, nadie ha notado que estoy aquí, dándome tiempo de observar la escena tan particular. Si hace un mes me hubieran dicho que estaría viviendo en el bar de un desconocido, o que Lucy Lee y yo seríamos buenas colegas, me hubiera descojonado. Si hace un mes me hubieran dicho que Kim Taehyung, el excéntrico chico de Antropología Contemporánea, se volvería mis ganas de ser mi mejor versión, o que Min Yoongi pasaría de ser un amor imposible a un amigo inquebrantable, me hubiera partido de la risa.

Si me hubieran dicho hace tanto que enfrentaría a mis padres y que mi rebeldía escudante decantaría en calma, me hubiera muerto del miedo.

A veces no nos damos cuenta de cuánto están cambiando las cosas, no hasta que damos el salto de atrevernos a mirar quiénes fuimos, y a reconocer quiénes somos ahora.

Las mesas y taburetes están ya posicionadas para esta noche, las luces encendidas a medias. En el centro del bar, Sohee discute con Yoongi. No entiendo sobre qué, ahora que no tienen que convivir; pero sé que está sucediendo porque mi amiga puntea con su índice el pecho del rubio, haciendo que él ponga sus ojos en blanco. Hoseok está allí también, con su mano enredada distraídamente en la cintura de su novia, aunque lleva la atención sobre el escenario, donde Lucy está sentada absorta en su teléfono y Jungkook está tratando de rearmar el micrófono que Nam acaba de dañar, mientras mi chico se ríe de ello con su carcajada estruendosa que hace que el pecho se me atiborre de satisfacción, como una inyección de felicidad instantánea que entra por mis oídos.

Descubro de pronto mi propia burbuja de bienestar, entre esas personas un poco rotas pero tan suyas, y sé que estoy sonriendo cuando los ojos de Tae encuentran los míos y sus labios en cuadro me enseñan sus dientes.

Allá, sobre el escenario, manotea el micrófono de las manos de Jungkook sin quitarme los ojos de encima.

—¡Silencio, capullos! —vocifera manteniendo su entusiasmo, como si estuviera lanzando halagos. Jungkook suelta una risotada, los demás lucen divertidamente confundidos, menos Lucy, quien se ha sobresaltado y lo observa con indignación—. Que ha llegado Joonie.

Me muerdo el labio con pudor cuando por su culpa, todos voltean a verme.

—Menos mal, Juan... que estaba intragable ya... —dice Yoongs, como si Tae no fuera capaz de escucharlo.

Por su cara de molestia es que termino por reír suave, aunque no sé de qué están hablando.

—Eh... ya llegará tu turno, hombre. —Los ojos de Tae regresan a los míos, de nuevo me sonríe suave volviendo a su ternura y aunque sigo sin comprender, me adentro más al bar prendada de su mirada, hasta estar frente al escenario, donde apoyo mi bolsa y lo observo expectante dejándome caer en una banca. Será que... —. ¿Nam...? —Namjoon asiente—. Jungoo: música. —dice, y una guitarra ligera llena el Unplugged—. ¿Estás lista? —me pregunta a mí.

—No puedo esperar... —murmuro por culpa de la sorpresa, pero parece escucharme.

Sus labios decaen lentamente, cierra apenas sus párpados y cabecea como si siguiera con ese movimiento el son de las notas, buscando su entrada, y cuando lanza las primeras palabras al micrófono, el interior de mi cuerpo queda ahuecado, como si su voz aireada y melancólica me hubiera arrancado las entrañas. Es profunda pero sedosa, es plácida, se siente como un "todo estará bien".

Me habla de tristeza, me habla de una calma conseguida y una sinceridad dolorosa. Su voz me habla mucho, muchísimo más de lo que su bonita letra está intentando decir. Y a pesar de que mi garganta se anuda, le sonrío con un amor que de pronto me parece escaso.

No sé cuántos minutos dura su canción; se siente como una pacífica nebulosa sin tiempo, creo que podría escucharlo eternamente. Cuando la música cesa acompañando sus últimas palabras, seco rápidamente la lágrima rebelde que descubro intentando acariciarme el pómulo, antes de que nadie lo note. Y trato de no racionalizar como Taehyung tiene la capacidad de reblandecerme inéditamente, porque, de repente, estoy bien con ello.

Las palmas de Sohee son las primeras en romper el silencio, las siguen las de Jungkook y Hobi, y un poco perezosas se unen las de Lucy. Yo, por mi parte, algo atontada, dejo la banca y mis pasos vacilantes me llevan hacia él, quien está saludando a Nam con un abrazo torpe. Sus ojos regresan entusiasmados a los míos, y de un salto limpio deja las tablas, parándose frente a mí.

—¿Entonces... ? —pregunta bajo, volviendo la charla algo íntima.

—Eso fue... —y antes de que pueda terminar, mi móvil suena con una melodía extraña.

Lo quito de mi bolsillo confundida.

Recordatorio: Follarme a Taehyung

Su carcajada me hace elevar la vista, siento mis mejillas arder y antes de que pueda reprocharle nada, sus enormes manos sostienen mi rostro y sus labios se presionan firmes contra los míos. Una vez, dos veces, la tercera algo húmeda ya.

—¡Eh! Que no soy un hermano moderno, pido respeto. —interrumpe Hoseok, haciendo ahogar algunas risas a sus espaldas.

Ignorando sus reclamos sostengo los dedos de Tae aún en mis mejillas. Lo beso una vez más y le susurro:

—¿Arriba en cinco?

—Joder, en tres...

"El mundo siempre querrá decirte que hay un porqué, y eso es lo primero de lo que deberíamos dudar. No solamente porque lo más sublime de nuestras vidas suele carecer de uno, y embarcarse en su búsqueda sería igual a cerrarle los ojos a esa belleza. Sino también porque aquellos que acostumbran darnos con total seguridad, son todavía más dañinos que los que no existen. Por eso recuerda no adueñarte de esas instrucciones que no te calzan. No hay un mandato divino, no deberíamos cargar de axiomas nuestras vidas ni construir con ellos nuestros propios muros.

No es que sea sencillo salir de la caja, pensar fuera de ella. Ni siquiera podría dar la receta, o creer que lo he lo logrado. Sería pecar de soberbia decir que he dejado de cuestionar porque he dado con mis certezas. Lo cierto es que, comenzar a dudar de todo, me ayudó a dejar de hacerlo. Así que duda, siempre duda. Porque tú no eres lo que te han dicho, ni serás los que los demás quieran. Puedes soltar el libro que te han dado, ese que dice el cómo y el para qué. Ese que fue escrito por quienes sabían muy poco de ti, incluso de ellos, pero que de alguna forma terminó en tus manos.

No olvidemos nunca que tenemos la potestad de no saber siquiera quiénes somos, o quiénes queremos ser. Cualquier mandato que rechine en tus oídos merece la pena ser desarmado. Y aquello que te llene el pecho y quite tus pies del suelo, merece la vida ser sentido. Por eso escucha siempre tu propia voz, incluso cuando más confundida se halle, date la oportunidad de perderte, porque te prometo que aún en tu mayor confusión, mientras tuya sea, te hallarás a gusto."

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro