XXVI. Us; Part 2
Su mano izquierda aún está en mi glúteo cuando se extiende por sobre la cama para alcanzar su mesita de noche, y lo que hay dentro.
De camino a aquí he pensado en detalle lo que podría suceder. Para que mentir, que acabemos haciéndolo estaba en la mayoría de los posibles escenarios que monte. Lo que no esperaba era estar tan poco nerviosa.
De hecho, lo estuve más al verlo al otro lado del umbral, después de un viaje completo contemplando el momento, que ahora mismo, con mi coño desnudo frente a su rostro y sus manos abriendo despacio el envoltorio del condón.
¿He dicho coño? Dios, ¿qué ha hecho conmigo? Bueno, técnicamente sólo se pronunció en mi cabeza.
Su cabello sigue algo húmedo y el resplandor que entra por las persianas de las puertas francesas lo hacen ver como una jodida aparición. Kim Taehyung es bellísimo, más que eso. Y me pone tanto que creo que estaría igual de húmeda aunque no me hubiera apoyado un dedo encima.
Por Dios... voy a follármelo.
Sus largas manos se escurren por su tronco acomodando el látex en su longitud, soltando a la vez un suspiro, y trago grueso porque, no va a ser nada fácil que esa cosa entre en mí, más aún teniendo en cuenta lo en desuso que está mi vagina.
Vale... no es momento de acobardarse, Reina.
Su rostro sube hacia mí cuando termina de colocárselo. Sus ojos negros me enfocan y mientras sus largos dedos continúan moviéndose lento en su miembro, una de sus manos sube de nuevo a mi muslo, y otra vez más arriba.
—Quítate la camisa. —dice, luego de mirarla por unos cuantos segundos mientras aún se acaricia a él, y a mí.
Comienzo a deshacerme de mis botones, los ojos de Tae siguen el movimiento de mis manos algo trémulas, hasta el final. La dejo caer a mis espaldas, y antes de que lo diga, hago lo mismo con mi sujetador.
Sus orbes pasean por cada rincón de mi cuerpo desnudo, fijas, perezosas y concentradas. Corro el fleco húmedo y pesado que le cae sobre las cejas cuando echa la cabeza más hacia atrás para verme a los ojos. Esto es lo más cliché que se ha cruzado por mi mente jamás, y voy a renegar de mi misma por una eternidad pero, de verdad, me siento tan tan atraída a él como si de un imán se tratase.
La silueta recta y corta de sus pestañas, el lunar en su párpado, nariz y labio, la forma en la que su boca oscuros contrasta con su piel dorada, y como la muerde mientras me observa. Incluso su pequeña pancita que tanto desentona con el tamaño de su polla. Genial, ahora también digo polla.
Por todos los dioses, quiero hacerle guarradas hasta el fin de los tiempo. Y eso, definitivamente, es algo totalmente nuevo para mí.
Taehyung vuelve a tomarme el culo, y cuando me impulsa un poco en su dirección estoy a punto de acercarme a la cama para recostarme, pero él enlaza los dedos en mi pierna, deteniéndome.
—Quiero que vengas arriba, Jungsie. —dice, con la voz tan partida que mi centro hinchado da una nueva punzada sólo al oírlo.
Lo observo un momento. Continúa tocándose con parsimonia, esperando por mí. Su labio algo inflamado es azotado por sus dientes mientras tira de nuevo de mi cadera, suave, haciendo que mis piernas choquen con la estructura de su cama, casi implorándome con los ojos que le dé el gusto. Nunca lo he hecho arriba, pero tampoco me había corrido vestida en un tren hasta ayer.
Cómo negarme.
Trago grueso cuando pongo una de mis rodillas a un lado de su muslo. Tae observa mi movimiento, y mientras recorre mi cuerpo con sus ojos briosos, se impulsa un poco más atrás, hasta que su espalda alcanza la pared junto a su cama. Subo mi otra pierna, él sostiene mis caderas con las dos manos, buscando mi entrada con su mirada, y sus ojos vuelven a los míos cuando la alineo con su miembro, mientras despega una de sus manos de mí y lo sostiene firme hacia arriba.
Apoyada en sus hombros, beso de nuevo sus labios cuando vuelve a mirarme y me murmura "baja, por favor" aún pegado a mi boca, y despacio, le obedezco.
A pesar de estar empapada y de que mi coño duela necesitado, el tamaño de su miembro me hace tomarlo con calma.
Veo su garganta ajustarse cuando la punta de su polla comienza a abrirme, y el largo trago que da es precedido por un gemido, que es algo más bajo del que yo suelto. Sus ojos van desde los míos a la creciente unión entre nuestros cuerpos, con un ritmo constante, como si no quisiera perderse mis gestos pero la escena que hay abajo también demandase toda su atención. Cuando desciendo un poco más acompañada de nuestras respiraciones lentas y pesadas, tengo que detenerme por la presión, darme tiempo a acostumbrarme, y entonces entiendo su manía de tenerme arriba. Es mucho mejor para hacerlo a mi ritmo.
La idea de que haya pensado en eso me excita todavía más y necesito besarlo de nuevo, mientras termino de bajar de golpe, haciendo chocar mi centro contra su pelvis, arrancándome a mi misma un gemido que él responde gruñendo áspero en mi boca, con sus dedos afirmándose en mis caderas, enterrandome las yemas en la piel.
Una de sus manos sube a mi rostro, teje sus dedos en mi cabello a la altura de mi sien y pega más mi boca a la suya, devorándome los labios pero sin moverse dentro de mí. De hecho está algo tenso, como si estuviera haciendo todo de sí para contenerse. Cuando aleja un poco su cabeza sus ojos caen fijos en los míos. Sereno, fascinado.
—¿Cómo estás? —su voz está rota y su aliento cálido en mis labios me hace lamermelos con ganas y suspirar en respuesta.
—Estoy... ¿Llena? —Sus orbes, que habían bajando al gesto de mi boca, viajan rápido de regreso a mis ojos. Sus comisuras se elevan, muerde su labio para no hacerlo pero de igual manera veo como se angosta su mirada y al final, suelta una risa corta, que hace que a mí también se me escape una, y gimo de nuevo, por el impulso que da su miembro en mi interior y el ajuste de mi coño sobre él—. Ah... joder, no te rías.
De nuevo aprieta sus labios para contenerse. Una de sus manos baja dando caricias y sobando la piel de mis caderas y muslo, hasta mi pantorrilla flexionada en su colchón. La otra, la que iba en mi nuca, hace un camino igual hasta mi pecho, donde da un apretón. Me toca con ganas y cuidado, y a mi se me pone la piel de punta mientras me recorre con los ojos abstraídos y brillantes, medio entrecerrados, sin siquiera moverse, sólo palpándolo todo a su paso. Como si quisiera guardarse la imagen completa.
—Dios... estás buenísima, Jungsie... —dice ronco. Y siento como me aprieto más en torno a él, mientras mi corazón aumenta su frecuencia. Y aunque no sé si sea cierto, ahora mismo le creo todo—.Vale... sin presiones pero... puedes comenzar a moverte.
Afirmo mis manos a su nuca y con una sonrisa me inclino de nuevo sobre su labios, y cuando alguno de sus dedos aparece otra vez en mi cabello profundizando más el beso, comienzo a moverme despacio.
Dios.
Solo las primeras fricciones en mi interior me hacen volverme loca, y más cuando son precedidas del choque de mi clítoris sobre su vientre bajo. No tengo idea de como moverme. Voy probando como me gusta, tratando de descubrir lo que le gusta a él. Cuando me separo un poco más de su cuerpo y me dejo caer profundo, Taehyung lanza un jadeo más fuerte que lo deja de boca abierta mientras farfulla "Joder", cortando la pelea entre nuestras lenguas. Me muevo adelante y atrás, buscando aliviar mi centro palpitante al frotarlo contra él. Miro un instante hacia abajo, donde nos unimos completos, y me enderezo un poco para volver a verlo, imitando el movimiento anterior que le arrancó un gemido. Trato de ser silenciosa cuando vuelvo a subir y bajar de golpe, haciéndolo a ritmo constante.
Joder, estar arriba es una pasada.
Su mandíbula tensa, su mirada extasiada y el vibrar de su exhalación que se escapa de él arrancándole lamentos. Mientras lo observo, entiendo que lo que lo hace todo alucinante, es que mi necesidad de él es real.
Dios, voy a tener un orgasmo así, de verdad va a pasar.
Taehyung toma uno de mis pechos en su boca, me mira a los ojos mientras muerde y succiona, casi desafiandome, haciendo que un espasmo me surque el cuerpo. Entierro mis dedos en su cabellos mientras continúo moviendome, aunque cada vez es más difícil porque mi cuerpo no deja de tensarse, como si estuviera ardiendo desde adentro, a punto de estallar.
Cuando suelta mi pecho baja la vista hacia el movimiento de mis caderas, y jadeando vuelve a mis ojos, con una decisión que no entiendo hasta que actúa. Succiona su pulgar y lo lleva directo hacia mi centro, y la primera presión que ejerce allí me hace soltar un gemido desgarrador.
Él muerde su labio sonriendo satisfecho y le sigue un "sshh" suave que me hace imitar su gesto.
—¿Así está... mejor, cari? —pregunta con esfuerzo y su voz partida, y DIOS... que me llame así podría hacer que me corra ahora mismo.
O tal vez sea porque es buenísimo con sus dedos. O porque sabe precisamente lo que necesito aún cuando yo no tengo ni puta idea. Da igual.
Afirmo desesperada mientras continuo bajando y subiendo en torno a su polla con dificultad. Mientras él maltrata mi clítoris observándome de boca abierta y respiración cada vez más pesada. Puedo ver su pulso acelerado en medio de su garganta. Un sonido ronco la atraviesa cuando gruñe, alzando un poco su cadera, entrando más hondo en mí y alcanzando un punto profundo que hace que las olas del orgasmo comiencen a devorarme, creciendo desde mi vientre bajo, encrespandome la espina. Y cuando por fin exploto de placer, es tan intenso que ni siquiera puedo emitir sonido. Arqueo mi columna y las últimas estocadas las logro sólo por su ayuda.
Lo escucho maldecir un montón mientras dejo caer mi cabeza hacia atrás, con mis ojos cerrados y una sonrisa en mis labios. Mi centro palpita contra su mano temblorosa y entonces me enderezo de nuevo, para poder observarlo, para presenciar los últimos espasmos de su cuerpo debajo del mío.
Su torso está cubierto de sudor, su cabello está húmedo y ya no sé si es causa del baño. Los dos respiramos corto y audible. Sus labios también tienen una leve muestra de satisfacción y pensar que nos provocamos esto el uno al otro, me hace adorarnos juntos.
De nuevo despejo sus ojos que me apuntan sedados, su mano sigue en mi cadera, ahora más suave, moviendo sus dedos en caricias. Se endereza un poco aún sin salir de mí, deja la pared para pegar su pecho al mío. Puedo sentir nuestros corazones compitiendo. Me sostiene fuerte con ambos brazos como un nudo en mi cintura y me besa, ahora dulce, suave y sin prisa ninguna, separándose a cada momento, como los primeros besos de un crío.
—Creo que si nos quedamos mucho tiempo así... podría continuar. —vuelve a darme otro beso mientras sonrío. Lo último que me queda de energía lo uso para apretar mis brazos alrededor de su cuello. Estoy débil, perezosa, demasiado satisfecha.
—Creo que yo no podría.
—Tengo que ponerte en forma...
—De a poco, campeón.
Con su ayuda salgo despacio de encima de él y me tumbo en su cama, con mis músculos algo entumecidos. Creo que de verdad estoy fuera de forma.
Lo veo mientras se inclina para deshacerse del condón, lo anuda y mirando hacia todos lados, termina por apoyarlo en su escritorio.
—Eso es asqueroso. —le digo al instante, pero él me palmea el costado del culo para que me haga a un lado y le deje recostarse junto a mí.
—Es mi escritorio, tranquila, no me molesta.
Mi ceño está profundamente fruncido hacia él cuando apoya su cabeza en la almohada junto a la mía. Hace un gesto con su boca de "Me da igual". Se ve en extremo arrogante con esa mueca, y me encanta.
—¿Entonces... ? —comienzo, y aunque acabamos de follar, me da mucha vergüenza soltar la pregunta que se me ocurre ahora—. ¿Cómo... ?
—Para morirse, Jungsie. —me corta, mientras su mano se apoya en mi vientre dando caricias vagas.
Siento mis mejillas arder y mis labios curvarse solos.
—Guay... —digo.
—Más que guay. —acota.
—Superguay. —replico.
Taehyung se ríe haciéndome cosquillas en la oreja.
—Oye, Jungsie... ¿conoces esa película de Jim Carrey en la que él borra sus memorias? bueno... yo repetiría esta en bucle. —Sus dedos siguen dejando siluetas extrañas en mi cuerpo, como si estuviera dibujando algo. Y mientras yo busco en mi cabeza la peli que acaba de decirme, le devuelvo las caricias ascendiendo por su brazo.
—Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. —digo un poco emocionada, como si estuviera en un programa de preguntas y respuestas.
Taehyung se tensa de golpe, se irgue apoyando el peso en su codo y me observa desde arriba, como si le hubiera revelado una verdad sorprendente.
—¡Eres una puta genio! he estado el último mes tratando de recordar el nombre.
—Hombre, existe google ¿sabes?
—Naahh, ya no lo necesito, te tengo a ti para decirme toda esa cantidad de datos irrelevantes. —yo chasqueo la lengua pero él lo pasa por alto, y peinando mi fleco hacia atrás continúa—. Por ejemplo, mmmm... apuesto a que sabes cuántos centímetros es una vara.
Me muerdo la mejilla para no sonreír arrogante porque, sí, lo sé.
—Aproximadamente 83 centímetros. —termino por decir.
—¿Lo ves? Joder, me pone mazo que sepas esas mierdas. —su miembro semi flácido se frota contra el costado de mi muslo cuando se impulsa un poco más sobre mí.
—Es que a ti te pone todo eh...
—Bueno, soy un poco pajilla. —dice y me hace reír—. Pero es tu culpa Joonie, eres tú. Es que me encantas, joder.
No sé por qué me tenso tanto frente a su entusiasmo, y cuando se lanza de nuevo a mis labios le devuelvo el beso un poco reticente.
Sé que lo ha notado cuando se aleja lento, con sus cejas pesadas sobre sus grandes ojos, tratando de comprender mi repentino reparo.
Vale, sí sé el porqué, estoy... aterrada.
—¿Qué pasa? —pregunta, acariciando suave la punta de su nariz contra la mía, ascendiendo más y besando mi frente. Aspiro hondo el aroma a jabón que aún conserva en su cuello—. ¿Acaso acabas de olerme?
Me río al ser descubierta.
—¿No?
Su sonrisa enorme y singular destella en su rostro. Su mano recorre mis costillas, contornea suave con su pulgar e índice el perímetro de uno de mis pechos y sube su muslo hasta presionarlo con mi entrepierna, todavía húmeda.
—Dime... ¿qué te molesta? —insiste.
Cuando se aleja un poco para verme a los ojos, sostengo sus mejillas. Repaso con mis dedos el final de sus patillas y los pocos indicios de vello que tiene allí, mientras sigo vagando por su rasgos.
Sé que no se merece mis dudas y mucho menos mis silencios. Por eso, aunque no tengo en claro que es esta sombra que quiere comerme las entrañas, trato de ponerlo en palabras, porque si algo me ha enseñado Taehyung es que sacarlo todo siempre es mejor para entenderlo.
—Estoy... asustada, Tae.
—¿De mí? —su voz se afina un poco cuando lo pregunta—. No voy hacerte daño, Jungsie.
—Lo sé, no te temo a ti. Me temo a mí. Esto que siento es... no sé, como si estuviera ascendiendo a la cima de una montaña rusa. Sé que en algún momento voy a caer...
—¿Por qué? ¿Por qué piensas eso?
Suspiro, aún sosteniendo su rostro. Su mano libre ha subido a mi cabello y lo retira tras mi oreja, paciente por mi respuesta. Lo pienso un segundo aunque no me lleva mucho descubrir la causa.
—Supongo que... me cuesta creer en que algo como lo nuestro, tan genial como siento que es, pueda ser sincero, perdurar. —su gesto aún se ve contrariado. Sé que puede sonar disparatado pero es algo que temo—. ¿Recuerdas cuando te dije que la practicidad era la forma en la que intentaba vivir?
—Y querer... ¿no es nada práctico?
Querer. Trago duro ante esa palabra.
—No estoy segura de saber lo que es querer. Joder, si hasta creo que tengo más experiencia en el sexo que en eso, imagínate. —su risa suave golpea mi rostro—. Mis padres... no se quieren, Tae. Nunca he visto a mi madre mirar a mi padre de la manera en que la tuya lo hace. Ni siquiera mi hermano y yo hemos recibido esa clase de atención. Su amor siempre se basó llanamente en cumplir nuestras necesidades. Y claro... esperar que nosotros lo hiciéramos con nuestras obligaciones.
Su gesto amable se desluce lento aunque ni por un segundo deja de acariciarme.
—Quiero darle una paliza a tu padre, para ser sincero, pero supongo que todo eso a ha hecho de ti quien eres ¿No? Y de nuevo: a mi me encantas, Joonie. —besa mis labios otra vez y vuelve a acostarse a mi lado, de cara a mí. Y yo giro mi rostro para verlo, acercándolo al suyo, cerrando un poco mis ojos—. Hay cosas que no se piensan... debes acostumbrarte a eso.
Supongo que tiene razón.
No puedo culparlos por siempre de mis carencias, de los huecos que van apareciendo en mi vida. Debería ser responsabilidad mía tratar de llenarlos ahora, más allá de qué los haya causado.
Cuando vuelvo a abrir mis ojos Taehyung lleva los suyos cerrados. Su mano ha dejado de moverse en mi vientre y su respiración es algo pesada y serena.
—Deberíamos vestirnos... —le susurro. Él afirma con un sonido de su garganta, parece destruido.
—debería... estar en el cine con una buena explicación en unos veinte minutos.
—Deberías bañarte de nuevo entonces.
—Deberías acompañarme.
Me río cuando por fin abre sus bonitos ojos oscuros y eleva sus cejas, como respaldando su idea.
—Debería...
Cuando se aleja de mi costado después de dejarme otro beso y se dirige al baño, veo su culo fascinada. Diría que es mejor que el mío. Trato de reunir todas mis fuerzas para enderezarme en la cama y al instante en que lo hago, mi móvil vibra en el piso, dentro de mis pantalones.
Hoseok: Sis, alerta roja. Los Jung nos visitan esta misma noche.
—¿Jungsie...?
—V-Voy...
No creo estar preparada para esto.
¿Cómo están mis peques?
Bueno, les cuento que estuve pensando mucho si hacer este momento desde los ojos de Tae o los de Joonha.
Siendo honesta amo escribir desde la perspectiva de Taehyung, es divertido y relajante. Por supuesto también disfruto hacerlo desde la de Joonha, la diferencia es que todo se vuelve mucho más reflexivo.
Pero bueno, decidí que este momento era algo más especial para ella y quería contarlo así.
¿Qué opinan ustedes?
Y una cosa más:
¿Qué piensan que puede suceder ahora?
Sólo diré:
Nos leemos prontito
♥️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro