XXIV. Healing; Part 2
Inspiro con fuerzas cuando me bajo del taxi frente a esa puerta de vidrio, la cual no veo desde aquella tarde incómoda. Ajusto mis dedos al asa de mi bolsa e inflo el pecho, buscando una valentía que antes era más fingida, y ahora se siente más presente.
Acabo de despedirme de Tae en la estación del tren, con un vergonzoso beso en medio de la acera. Todavía no sé que significa esa libertad que nos hemos tomado. Por ahora he decidido no pensar más en mis dudas y aferrarme a mis certezas. Y me he dado cuenta que hay bastantes que ignoraba. Por ejemplo: que ya lo extraño.
Cuando doy el primer paso, no puedo evitar sonreír.
El esquema mental que llevo en mi cabeza se esclarece de a poco. Ayer a la tarde cuando Yoongi me atajó en la puerta de nuestro apartamento, cuando yo no sabía que le sucedía a Taehyung, ni tampoco que era eso que comenzaba a pesarme dentro, estuve a punto de perder la cordura. Hoy después de un día agotador y cargado de un abanico de infinitas sensaciones, lo único que temo es que esas certezas que esclarecieron en mi cabeza, sean borradas.
¿Y si al ver a Yoongi, todos estos años me arrasan como un tsunami de nuevo a la orilla, a empezar de cero? Antes de presionar el timbre del quinto piso, me digo a mi misma que debo dejar de cuantificar, y comenzar a sentir.
—Voy.
Constesta rápido, y el sonido del interlocutor colgando comienza a agitarme el pecho.
En unos pocos minutos Yoongi está frente a mí, al otro lado del cristal, me sonríe casi imperceptible y le echa llave al cerrojo tirando de la puerta para dejarme pasar.
—Lo sé, un pedazo de mierda. El portero eléctrico no funciona. —dice. Respondo con una sonrisa y recorro con disimulo su anatomía. Lleva sus vaqueros claros y rasgados, y una camiseta negra algo desbocada en el cuello, que hace que sus blancas clavículas parezcan encendidas por el contraste—. ¿Qué tal tu día? —pregunta haciéndome una seña, indicándome la dirección del ascensor con una mano, mientras la otra se posiciona en mi cintura.
Me tardo hallando la respuesta, primero porque su pregunta es totalmente nueva en su repertorio. Yoongi es más de un "Hombre, que tarde llegas" incluso cuando soy una chica. Y segundo, porque sus dedos están enredados en mi cintura, presionando la tela de mi camiseta sobre mi piel. Si lo otro era nuevo, esto es un estreno total.
—Bueno pues... — "he tenido mi primer orgasmo en más de veinte años. Ah sí, y fueron dos"—. Algo agotador.
El ascensor se vuelve silencioso mientras nos observamos. Él sonríe algo incómodo y asiente despacio, mientras juega con el cabello de su nuca. Y por suerte llegamos a su piso, porque ni me siento yo misma, ni él se siente como Min Yoongi. ¿Qué coño es este aire embarazoso?
Cuando entro a su estudio me maravillo de lo rápido que ha pasado de ser una espacio vacío a un lugar que grita "Yoongi" por cada rincón. Es que este chico hace todo bien. Doy unos pasos perdidos dentro. Veo su pila de discos originales perfectamente acomodados sobre la pared del sofá, que se extiende a las espaldas de sus consolas enormes y brillantes. Me río al imaginarlo pasandole cera a cada instante. Me acerco un poco, de chismosa, porque ni puta idea de qué son estos aparatos. Lo único que reconozco sobre su escritorio es un porta retrato. Y claro, las caras en él. Hobi, con Sohee en su regazo de manera incomoda, y a ambos lados, Yoongi y yo, los dos con caras de "terminemos con esta mierda". De hecho recuerdo perfecto el día que la tomamos. Fue el inicio de las vacaciones de verano, hace casi un año. Mi hermano y mi amiga aún no estaban saliendo... o eso creo, aunque ahora que observo donde lleva las manos Hoseok, me parece un poco dudoso.
—He hecho ramen. —volteo enseguida cuando Yoongs entra a la sala, con una olla humeante, y la deja en medio de la mesita de té que va paralela al sofá.
Vale... esto es aún más extraño.
—Ah... genial...
A decir verdad, no tengo tanta hambre. Supongo que es por estar atrapada en una dimensión desconocida, en la que Yoongi me pregunta por mi día, me acaricia la espalda baja y me cocina. Debería estar enamorada ahora mismo. Ahogándome en mariposas mientras me siento frente a él y damos los dos unos bocados de la cena, juntando un poco nuestras cabezas sobre la olla. Sin embargo, lo único que dicen mis pensamientos es: ¿Dónde carajos está mi amigo?
La cena pasa con más silencios de los habituales. Me corrijo: la cena pasa con silencios distintos a los habituales. Normalmente Min Yoongi es de las pocas personas capaces de estar conmigo por horas, no cruzar ni una palabra y hacerme sentir completamente a gusto y Dios... cuánto amaba eso. Pero este mutismo no tiene nada que ver con aquel. Este es tenso, incómodo como el de dos desconocidos. Y la verdad que en lugar de estarme preguntando si de verdad Min Yoongi es el chico al que quiero, lo único que hago es pensar qué le sucede.
Cuando la olla está ya vacía y la habitación es ocupada sólo por una suave tonada de alguna canción estilo R&B que desconozco, mi espalda está recostada contra el cuerpo del sofá, junto a la suya, y mi cabeza harta de darle vueltas al asunto.
Le lanzo una mirada que me devuelve al instante, como si él también estuviera cansado de esto. Aún sin quitarme los ojos de encima deja caer un poco su cabeza, que descansa ahora en el asiento del sofá, yo imito su gesto. Levanta su mano y aspirando suave rasca su delicada nariz, y yo imito su gesto. Y cuando frunce su ceño en sospecha y vuelve a enderezar su cabeza: yo imito su gesto.
—Si serás pringada. —suelta por fin. Y lejos de ofenderme me sonrío aliviada.
—Hola Min Yoongi... ¿Dónde has estado? —mis palabras le sorprende, a decir verdad a mi también un poco.
Suspira y se sienta de cara a mí, con sus piernas como indio, y yo suelto el enlace que tenía sobre mis rodillas y extiendo las piernas bajo la mesa. Me observa un instante y termina por dejar caer su cabeza, vencido.
—Dios, soy pésimo en esto. —masculla, y algo descolocada, me río.
—¿Qué se supone que es... "esto"?
Su cabeza se eleva, sus profundos y filosos ojos encuentran los míos y no sé por qué, su nueva mirada me hace tensarme un poco.
Y esta vez, cuando Min Yoongi se inclina hacia adelante, yo no me muevo de mi sitio. Su boca se acerca despacio a la mía, sin despegar nuestras pupilas. Admito que estoy nerviosa, pero también ansiosa por saber cómo se sienten los labios de Yoongi. Mi yo actual es algo distinta a la chica que corrió su rostro asustada, al menos ahora soy consciente de que no hay nada mal conmigo. Mi único enemigo sigue siendo el que creí vencer: mis propios prejuicios.
Yoongi humedece apenas sus labios antes de alcanzar mi boca. Y solo entonces cierro los ojos. Son suaves, esponjosos y cálidos. Sabe a ramen. Se sienten bien. Cuando los mueve despacio alrededor de mi boca me sorprendo un poco por su delicadeza. Me lo hacía más tosco y prepotente, sin embargo me besa pausado y considerado. Mis manos siguen muertas en mi regazo, una de las suyas sostiene apenas mi mejilla, mas no parece hacerlo por hambre, más bien se siente insegura al tacto.
Besa mi labio de abajo, sigue un poco con el de arriba y acaricia ahora con su pulgar mi pómulo. Podría describir como se siente, el roce suave sus labios, la aparición tímida de su lengua, podría dar tanto detalle que de pronto me doy cuenta de algo: estoy pensando demasiado, y estoy sintiendo muy poco. Se separa un instante, deshaciendo apenas el contacto de nuestras bocas. Me ve un momento a los ojos, para nada obnubilados sino más bien confundidos, y cuando vuelve a besarme inclina más su cabeza. Y le hecho más ganas al asunto, ladeo también la mía y juego un poco con mi lengua en su boca. Me doy cuenta que no siento pena alguna cuando lo hago. No estoy contrariada pero no estoy satisfecha.
La nube que se adueña de mi cabeza cuando Kim Taehyung besa mis labios, las punzadas en mi vientre bajo, las ganas de morirme contra su boca; no aparece nada de eso. Tampoco es como con los chicos anteriores, no estoy incómoda mientras mis labios son humedecidos y acariciados por los suyos, mi mente se encuentra serena y de hecho, lo disfruto. Pero más allá de eso, no siento nada. Y para ser honesta, soy capaz de darme cuenta que él tampoco. Por eso cuando despega nuestras bocas, deja caer su frente en la mía y da un chasquido frustrado de su lengua, no puedo evitar mis ganas de reír como tonta.
—Nada... ¿verdad? —murmuro en nuestra cercanía.
Yoongi despega más su cabeza, su mano se escurre de mi mejilla y sus ojos punzantes se vuelven suaves, mientras crecen un poco, mientras acomoda su garganta.
—Joonie... yo, lo siento no quiero que pienses que-
—¿Vas a contarme quién es? —la música vuelve hacerse notar, el nuevo silencio me hace dudar. Y es gracioso porque la única duda que tengo ahora mismo, es si Yoongi y yo podemos ser de una vez por todas, totalmente sinceros—. ¿recuerdas a Kim Taehyung? —pregunto entonces, cuando no parece dispuesto a hablar. Bajo mi vista a mis dedos ahora sí, ansiosos sobre mis muslos—. He... estado todo el día con él, Yoongi, y creo que... joder, creo que le quiero.
Sus ojos fijos parecen ausentes ante mi confesión. Parpadea luego un par de veces, como cayendo al fin y abre su boca, como si fuera a hablar, pero lo único que hace es suspirar. En realidad, es una mezcla de suspiro y risa corta.
—¿Le... quieres?
Asiento despacio pero decidida. Y me siento algo tonta cuando sonrío, por lo que rápidamente vuelvo mi vista a mis muslos.
—Él... es genial de tantas formas, que comienzo a dudar si realmente lo es o sólo estoy poniéndolo en un pedestal. A veces, sólo quiero estar a su altura...
—No hay diferencia. —dice, y tengo que volver a mirarlo—. Si... si siente que es genial, entonces lo es. Esa es tu verdad ¿no?
De nuevo, asiento.
—Puedes pensar que es un poco triste, conocerte a ti mismo a través de alguien más. De hecho, la idea me rechina un poco ¿sabes? Sin embargo, si logras verte desde otro ángulo y encuentras en él una parte de ti que... se siente correcta, debería ser igualmente válido ¿no? —espero su respuesta pero no llega, sus ojos simplemente me analizan, no sé si lo que he dicho es muy intrincado o si simplemente está en desacuerdo—. Ya... no me hagas ca-
—Jimin. Park Jimin es... su nombre. —Siento que mis córneas van abandonar mis cuencas cuando lo escucho de sus labios. Lo sabía. Ahora es él quien baja la vista a sus piernas—. Yo es que... esto ha sido tan difícil. Yo... yo nunca he sentido nada por un chico, ¿en que me convierte eso? He llegado a desconocerme y a veces estoy tan frustrado que... que quiero encerrarme y dejar de oír al mundo. —termina, restregando su cabeza con desidia.
—Y ¿qué hay de él? —Mi pregunta lo toma desprevenido, la forma en que suelta su rostro y eleva su vista lo deja en evidencia—. ¿Cómo... se siente él?
—¿Sabes por qué vuelvo a salir? —continúa luego de una pausa, y yo niego lentamente—. Por él... porque tiene más cojones que yo y es capaz de tirar por los dos pero yo...
—Yoongi... no seas duro contigo. Yo... sé muy bien como te sientes. Sé lo que es el peso de los demás, las opiniones, las miradas. También sé lo bien que se siente ser uno mismo... Lo he estado descubriendo. —afirmo, encogiéndome de hombros—. Creo que esa es una tarea de la que ningún ser humano va deshacerse nunca. Por eso, deberíamos aprender a lidiar con nuestra incomodidad.
Mientras nos observamos fijo, vuelvo a dudar de que me haya comprendido. Pero el humedece sus labios escondiendo una de sus sonrisas, y asiente cual péndulo, de arriba hacia abajo.
—¿Cuándo has crecido tanto, Juan? —suelta al final, formando una pequeña arruga sobre su nariz, haciéndome soltar una risa incrédula.
—Cabrón.
—Vaya... incluso has aprendido a insultar. —Le lanzó un empujón pero retiene mi brazo y me aprieta a él. Me sostiene más cerca, haciéndome ceder al instante, y enredando mis brazos en su pecho me dejo caer con él cuando se recuesta sobre su espalda, descansando mi cabeza en su hombro. Me acaricia el cabello, y aunque esto también es nuevo, no se siente para nada forzado—. Siento haberte metido en este lío, Joonha... es que si no era él creí que... solo podrías ser tú.
Esa confesión es más bonita que todas las cosas fingidas que Yoongi ha hecho esta noche. Por eso me hundo más en su pecho.
—Pero no soy yo y... tampoco eres tú. —inclina un poco su cabeza hacia abajo y yo hago lo opuesto para encontrar sus ojos—. Deberíamos decirles ¿no crees?
Asiente, y despacio pega sus labios a mi frente. Y me acomodo de nuevo a su lado, restriego mi mejilla y aspiro profundo. Su fragancia masculina ya no me pone nerviosa, por el contrario, estoy en paz con ella.
Este ha sido el día más agotador y revelador de mis últimos años. Tal vez por eso comienzan a pesarme los ojos, la verdad es que la música sonando de fondo ayuda mucho también.
—Admite que igual querías echarme un polvo. —murmura algo áspero.
—Capullo.
Su pecho vibra suave bajo mi cabeza.
—Me agrada este Juan.
###
La clase del profesor Davis comienza en unos cuantos minutos. He tenido que irme muy temprano de casa esta mañana para evitar a Sohee. No es que no quiera contarle qué tal ha sido mi escapada a Daegu, ni como de claro llevo mis sentimientos ahora, es sólo que, por algo que no sé si llamarle "respeto" creo que Taehyung debe ser el primero en saberlo.
Supongo que esa es mi razón para llevar esta sonrisa de tonta y no poder detener el vaivén de mi cabeza hacia la puerta. No sé por qué, si Tae siempre llega tarde.
Decido concentrarme en mi cuaderno, donde estoy pasando en limpio mi presentación de la propuesta que le mostraré hoy a Davis. Aún así sonrío, aunque mis palabras estén un poco cargadas de despecho, también me hacen sentir ligera.
La silla junto a mi chirría cuando la arrastran. Y alzo mi cabeza como un resorte, busco con ojos cómplices a mi lado pero nada de lo que encuentro es lo que yo esperaba. De hecho, ni haciendo el esfuerzo podría haberlo predicho.
Lucy se sienta a mi lado, larga un extenso y profundo siseo de hastío, y apoya el bolso en la mesa. Luego de observarla un segundo, aún cuando no me devuelve la mirada, recorro el salón de clases, tratando de hallar una razón para que haya decidido ocupar este sitio. Pero no la encuentro. La mayoría del aula se halla vacía, y la verdad es que Lucy nunca suele sentarse al frente en la clase de Davis. Así que no, no lo entiendo.
Tal vez nota mi confusión cuando vuelvo a posar mi mirada en ella, porque ahora me corresponde. Sus ojos verdes son algo intimidantes. Tiene bajo ellos unas pequeñas bolsas violáceas, y el cabello largo y negro que le cae a los lados, enmarca su mirada de una manera todavía más influyente. Es bonita, aunque no parezca nada amable.
—Ayer... te ausentaste de la clase de Políticas. —dice, y olvido respirar un instante por lo profunda que es su voz. Apenas si parece la de una chica. Ahora que lo pienso nunca la había escuchado.
—Sí, yo... estaba... —agitó su mano desinteresada, como para insinuarme que me detenga. Y aunque en un principio me pareció bastante grosero sus siguientes palabras me hicieron olvidarlo.
—Tengo las notas. Si es que las quieres, claro. —mira un momento mi cuaderno bajo mi mano y regresa con sus bochas claras a mi rostro, y su gesto de disconformidad me pone un poco nerviosa—. O mejor no, dan vergüenza en comparación a las tuyas.
—No... si las quiero, sería genial... ¿gracias?
—¿De nada?
Su tono me hace soltar una corta risa. Es guay, algo que creí que nunca diría.
Un horda de estudiantes comienzan a llenar el salón de pronto, haciendo que el bullicio se vuelva un poco aturdidor y llevándonos a suspender nuestra conversación. Una de esas personas que aparece por la puerta más cercana a nosotras, es Soyoung, y aunque estoy acostumbrada a su mirada repulsiva, me sorprende como se le desfigura el rostro al ver a Lucy a mi lado, y como, al igual que a mí, le da vuelta la cara con desprecio.
Trato por unos cortos segundos de desentrañar lo que de pronto parece todo un misterio, pero Davis entra también al salón, pidiendo silencio con sonrisas y pocas ganas, y cuando se acomoda para comenzar con la lección, doy un recorrido más a la estancia, para confirmar que Taehyung no ha llegado. Pensaba enviarle un mensaje, pero cuando desbloqueo la pantalla me sorprendo.
Tae ✨: Buenos dias Jungsie Jung. Si es que estas volteando tu cabeza en busca de mi presencia, lo siento, tendrás que esperar para verme
Visionario cabrón.
Yo: ¿Y tú eras... ?
Tae✨: No me recuerdas? Vas a hacerme dar detalles? 😏
Dios, emojis no, y menos ese por favor.
Yo: Vale, basta de cháchara... ¿estás bien?
Tae✨: Cháchara...? voy a abstenerme. Tranquila cari, estoy bien. Digamos que ocupado con un proyecto. Te puedo llama de noche?
Ya... ¿desde cuando tengo remolinos en lugar de entrañas?
Cari...
Yo: Vale
Cuando la clase de Davis termina, me acerco a él con la presentación de mi ensayo en mano. Me siento un poco culpable cuando su sonrisa crece más al terminar de hablar con otro estudiante y voltear hacia mí. Sí, soy su alumna favorita, y me da un poco de tirria admitirlo.
—Profesor, este es... el resumen del tema de mi ensayo. Como habíamos acordado.
Él lo toma y baja la vista a las hojas. Y mientras comienza a leer, su semblante se vuelve serio lentamente. Me ve un par de veces en medio de la lectura, y nerviosa cambio mi peso de pierna mientras trato de disimular, observando a los estudiantes marchando fuera.
—Joonha, esto es... —su pausa me preocupa como el infierno, porque su opinión es más importante para mí de lo que sería la de cualquier docente—. Estoy sorprendido. Es un tema muy interesante. No esperaba menos de ti pero... —suspira, despacio da la vuelta al escritorio y me llama a un lado, donde hay menos barullo—. ¿Eres consciente que el concurso será evaluado por... personas que probablemente se sientan ofendidas por esto?
Lo pienso un segundo.
—La verdad, profesor Davis, creo que... no me importa. —su ceño se frunce aunque igual sonríe.
—Bueno, pues, genial entonces. —dice y se encoge de hombros. Por eso es de mis personas favoritas.
Aquí, yo, quien cumple sus promesas
QUIERO QUE ME CUENTEN QUE LES PARECE COMO VA LA COSA
Los próximos capis vendrán jugositos porque, me duele decirlo pero, se acerca el final.
Si mis cuentas no fallan quedan unos seis capítulos
No estoy llorando
¿Ustedes?
Gracias por seguir allí
♥️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro