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VII. Facing Up; Part 2


Bendito asiento del Shelby.

Si hubiera sido otro momento estaría super emocionada de ir aquí, endemoniadamente apretada a Yoongi. Su pierna roza apenas la mía en cada movimiento que los amortiguadores del Shelby no son capaces de tolerar. Y yo me debato entre dejarme llevar por la electricidad de tenerlo a mi lado, o continuar pensando en cuán inútil puede llegar a ser este manojo de cosas que siento por él.

El ambiente aquí dentro se puede cortar con una pluma, no sé si estarán nerviosos o concentrados, pero ambos se encuentran en un silencio absoluto y sólo se escucha un suave tarareo de Sohee mientras sus ojos se pierden a través de la ventanilla.

Yoongi respira profundo y su brazo se ajusta un poco más al mío cuando se hunde en el asiento. Joder, le hierve la piel. Quisiera no notarlo pero se me hace imposible. Lo observo por el rabillo del ojo y puedo verlo con sus párpados cerrados y su cabeza reclinada en el asiento. Su cabello, pálido como él, se desliza en el cuero del respaldo como seda, y su bonita boca se mueve imperceptible, de hecho lo hace bastante rápido pero casi cerrada. Sé que está repitiendo sus letras pero yo siento que está lanzándome hechizos para que no deje de verle. Y cuando sus ojos conectan con los míos, parece que han funcionado, porque tardo unos segundos en esquivarlos.

Por Dios, he sido muy obvia.

Otra vez suspira y mira por el pequeño vidrio a su lado. El primero que lanzó puedo deducir que fue por la presentación, el segundo, bueno, ese creo que es culpa mía. ¿Estará cabreado? Sohee tiene razón, estoy siendo egoísta. ¿Y si piensa que me incomoda lo que vi? ¿Y si cree que le guardo algún prejuicio?

Estoy frustradísima. Porque no puedo decirle que en realidad estoy increíblemente confundida por haberlo visto con alguien más, y que ciertamente me da igual lo que ese "alguien más" tenga entre las piernas, porque no era yo, y Dios sabe lo que daría por haber sido yo.

Unos quince minutos de silencio después, el Shelby se aparca en una parte de la ciudad que a decir verdad, luce un poco lúgubre. Sohee se baja y reclina el asiento, a continuación me bajo yo también y detrás de mí, Yoongi.

—Allí es... —dice Hobi, -aunque no sé ve muy convencido- mientras señala el único sitio de la cuadra que parece no estar abandonado. Bueno... más o menos. Al menos tiene luces. Es un galpón, básicamente, lo que aún no deduzco es si es intencional que luzca como salido de una escena post apocalíptica rollo Mad Max, o realmente es un basurero—. Vale... Joonie, Sohee, mantengan sus bolsos al frente y no acepten bebidas de extraños.

—¿Y al bolas que le pasa? —me susurra Sohee.

—Yo ni siquiera llevo bolso. Creo que está nervioso.

—En qué puta mierda nos hemos metido Hope. —le dice Yoongi a mi hermano, y me alegro de oírlo hablar por primera vez en casi una hora.

Al parecer, todos aquí tenemos el mismo palpitar acerca de este sitio.

—Ya estamos aquí. A darlo todo ahora...

Hoseok suena valiente pero estira su mano en dirección a Sohee. Quizás aparente que está marcando su territorio cuando avanza hacia el lugar tomado de ella. Pero yo sé que está con unos nervios que se muere y la necesita como un bebé a su biberon. Ahora que lo pienso, hace mucho tiempo ya, Hobi buscaba con sus ojos los de Sohee cuando las cosas se ponían tensas. Recuerdo una cena por mi cumpleaños que terminó, como suele suceder en casa de los Jung, con un desplante de mi padre hacia Hoseok. Esa fue la primera vez que note la complicidad entre estos dos, cuando Sohee se burlaba de mi padre a sus espaldas para que mi hermano no se sintiera un desdichado de primera.

Avanzo detrás de ellos. Tal vez la terapia de aversión está funcionando.

—Josie...

Vale, no estoy perdiendo la cabeza ¿cierto?

Despacio me doy la vuelta, esperando desilusionarme cuando creo escuchar a Yoongi llamándome, tal vez no sea él, tal vez realmente haya una Josie cerca. Si Min Yoongi usara mi nombre real cada vez que se dirige a mí todo sería más fácil. Pero gracias a él me he acostumbrado a voltear la vista hacia cualquier nombre que empiece con "J". Aunque para mi sorpresa, parece que no estoy loca. Aún está junto al Shelby, lleva sus manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones rasgados negros, y está mirándome fijamente.

Sus oscuros ojos me dice «sí tonta, fui yo», cuando lo miro por unos segundos. Y mi corazón se rebela mientras emprendo el paso temeroso en su dirección. No puedo creer que quiera hablar aquí y ahora.

Tranquila, tal vez sea otra cosa.

¿Qué pasa? —pregunto, con una sonrisa que no acostumbro darle a él.

¿Qué pasa CONMIGO?

—Eso... contéstame eso... —touché.

—¿Qué cosa?

Suspira audiblemente.

—Vamos. Suéltalo... dime: "¿Eres gay Yoongs?" O "No te preocupes, yo no vi nada" o que tal un "No me puto hables nunca más" cualquier mierda me sirve, pero tira una de una vez, joder.

Mierda. Sohee tenía razón. ¿Qué hice?

Yoongi yo no... eh...

Su risa irónica ocupa el silencio que hice sin intención.

—Sabes, las cosas están siendo bastantes jodidas para mí ahora mismo... mierda, estoy tan confundido... —me duele el pecho cuando dice lo último, porque en realidad se lo dice a él. Lo veo recostarse contra el capó del Shelby y llevar una mano a su frente para masajearla con fastidio.

—Me decepcionan dos cosas... —acercándome a su lado, apoyo mi cadera junto a la de él. Sus ojos me buscan en seguida y su gesto me hace apresurar la conclusión de mi frase—. Primero: sabes que yo no diría "No me... puto hables nunca más" porque yo no uso esas palabras. Y segundo: pensé que después de casi dos años conviviendo me conocías lo suficiente.

Su pequeña sonrisa me alivia un poco.

—Apuesto que pensabas lo mismo antes de la escenita de la otra noche.

—Y lo sigo pensando hoy, justo ahora también. —su gesto se vuelve vulnerable y baja la vista, porque si hay algo que Yoongi no soporta es sentirse vulnerable–. Yoongi, la verdad... me importa una mierda. Sé que he estado actuando extraño pero... no tiene nada que ver con aquello.

Bueno, eso es: MENTIRA.

Luego de unos segundos, el surco de su entrecejo se desluce y lo veo lanzarle una corta sonrisa a la punta de sus Converse negras, y entonces vuelve la vista a mí, con su ya reconocible gesto de burla.

—Vaya, Joanie, ¿has dicho mierda?

Sí, aquí está Min Yoongi.

Que sepas que en mi fuero interno lo digo periódicamente, y algunas cosillas más. Ah, y que sepas también, que muchas han sido para ti. —le sonrío lo más falso que puedo, que se note.

Sus ojos punzantes se entrecierran mirándome fijo, sus mejillas se marcan por el esfuerzo que hace para no devolverme una sonrisa también, en su caso una real, y al final suelta un "Woah" y agrega:

—He vivido una farsa todos estos años, tú sí que me decepcionas, Jolie.

—¿Tres diferentes en una noche? ¿En serio?

—Aún tengo más. Hoy se me ha dado por los americanos...

—Nunca Joonie ¿no?

Con un gesto de asqueroso me ve de pies a cabeza haciéndome reír, y empujo con mi hombro el suyo, robandole una pequeñita -casi imperceptible- sonrisa. Me basta, porque en el «rebuscado, poco agraciado y reducido diccionario de Min Yoongi» significa que está bien. Y luego un silencio se hace entre nosotros, pero no me incomoda. Y menos mal, porque si fuera alguien que no soportara los silencios, no podría estar cerca de él.

Mirando hacia el suelo comienza a sacudir suave su cabeza, de arriba a abajo. Suele hacerlo bastante seguido de hecho. He llegado a la conclusión de que su mente laboriosa vive dando con verdades que nunca suelta en voz alta. No me mira cuando estira su mano en mi dirección y enreda sus largos dedos en mi muslo, justo encima de mi rodilla. No es una caricia, es un suave apretón, es como un «Estás aquí». «Estoy aquí» le respondo, sosteniendo su antebrazo y devolviéndole la presión. Esta es nuestra relación: burlas, indirectas filosas, y lenguaje de señas, y mucha honestidad, más de su parte que de la mía. Y cómo lo admiro por eso.

Mis piernas son más anchas que las suyas, sin embargo, sus manos son del tamaño suficiente para sujetarme con firmeza. Mi piel se crispa, como si su palma estuviera fría pero de hecho, le hierve. Sólo espero que no note cuanto me provoca con su tacto porque han sido suficientes confesiones para una noche.

—¿Vienen o qué?

###

La verdad, el sitio no está tan mal. Sí, le falta trabajo, pero si mal no recuerdo, los chicos dijeron que era algo muy improvisado y nuevo, y teniendo eso en cuenta, está bastante decente.

No hay un mueble de todo el recinto que esté a juego entre sí. Tiene una estilo muy relajado, y algunos indicios -como el mostrador y la pared de ladrillos- que me hacen creer que era un bar de mala muerte en su vida pasada. El resto de las paredes están grafiteadas, pero apostaría cada centavo a que sus diseños son intencionales, y están la mar de buenos. La más grande, la que se extiende detrás del escenario, tiene pintado un rostro gigante soplando cientos de velas de lo que parecen ser las cabezas de un montón de críos. Es tan perturbador como fascinante.

Estoy acodada en la barra con Sohee, esperando que nos atiendan. Hay una música suave, apenas por encima de los susurros del sitio. Los chicos están al otro lado del salón con el tipo que, asumo, es el "niñato pijo" del que Yoongi hablaba hace un momento. Siendo honesta, luego de ver lo bien que parece apañárselas para revivir esto, no creo que sea simplemente un crío presumido.

—No está tan mal ¿verdad? —pregunta Sohee, arrancándome las palabras de la boca—. Y ha venido bastante gente.

—Sí, me alegra mucho por los chicos.

—¿Qué les sirvo?

Ambas nos volvemos a la barra al oír la voz, y creo que la sorpresa también nos alcanza en partes iguales. Es Lucy, la amiga de Soyoung. La amiga avergonzada de Soyoung. Sohee suelta una risa irónica y cuando noto que está lista para lanzar algún comentario filoso, le sostengo la muñeca que descansa en la barra.

Lucy ve el gesto y vuelve sus ojos a Sohee, con una mirada de «no me acojono contigo, muñeca» y entonces me ve a mí, cuando asume que soy quien va a hacer la orden.

—Dos ron con cola, por favor.

Los sirve frente a nosotras mientras Sohee me frunce su pequeña nariz. Me hace gracia como se vuelve un pitbull cuando se trata de las personas que quiere. Pero no tiene sentido, no vale la pena echarle una bronca a Lucy, que no ha hecho más que ser testigo de las burlas que me lanza su amiga. Sí, un testigo silencioso, pero testigo al fin.

—Son 17 mil won.

—No, no —dice Sohee, y las cejas de Lucy se elevan—, estamos con ellos, los que tocan hoy. Básicamente, ese ron es nuestro.

Su dedo señala en dirección a los chicos, y las tres llevamos los ojos a ellos. Hobi nos ve y le susurra algo al dueño del lugar que, con un agite de su mano, le ordena a Lucy que "está bien". Ella le lanza un gesto con el mentón, demasiado grosero para tratarse de su jefe, él le sonríe de inmediato, con unos dientes gigantes y blancos que hacen que parezca una burla y a continuación, le muestra el dedo corazón en un movimiento veloz.

Me fijo de nuevo en Lucy, impresionada, esto es más rápido que un partido de ping pong y obviamente, algo se cuece aquí. Ella sigue con su vista fija en él y chasquea su lengua cuando desliza las bebida hacia nosotras diciendo: "que aproveche". Y se va.

—No es tan bribona cuando está sola eh. —suelta Sohee antes de darle un trago y llevar un mechón de su largo cabello lacio detrás de su oreja.

—¿En serio? A mí me pareció mucho más jodida ahora. Cuando está con sus amigas apenas alza la vista.

Le doy un trago al vaso mientras veo a Sohee repensar lo que le dije, y una vez más busco a los chicos con la mirada. Siguen en el mismo sitio, sólo que ahora alguien más los acompaña. Es un tipo increíblemente alto, el ron burbujea en mis labios cuando me río de lo pequeño que Yoongi se ve entre él y el buenorro dueño del bar. Aunque, el cabrón es temible aún con su metro setenta. Lo sé porque acaba de lanzarme una mirada que me ha hecho acojonarme un poco, siento que me ha leído el pensamiento. Si estás en mi cabeza ahora Yoongi, lo siento y te ves muy guapo.

—Ese tipo es la nueva obsesión de Yoongi. —dice mi amiga al notar mi mirada.

—No me digas, ¿otro más? Me bastaba con el que se estaba enrollando.

Sohee se ríe.

—No, tonta, es músico. Hobi me dijo que esta noche se presenta él también, y que han estado trabajando juntos. Me habló con tanta admiración que tuve que preguntarle si le ponía.

Ahora soy yo quien se ríe.

—Pero oye... me parece familiar...

—Claro, va a la uni. ¿Nunca has escuchado de Kim Namjoon? ¿El genio desertor que eligió composición?

—Oh, ¿es él?

—Como si componer fuera una tontería. La gente me cabrea. —dice perdida en su propia charla y le da otro trago profundo a su vaso.

Se ven increíblemente animados, los cuatro, y son un popurrí algo hilarante. El castaño, dueño del lugar, tiene definitivamente un aire de crío insolente. No sé si es por la forma en que calza su camiseta dentro de los pantalones, coronados con un cinto. O tal vez sea porque está más bueno que el chocolate, pero la forma en que mira al resto tiene algo de... ¿dulzura? Extremos peligrosos. Y luego está Kim Namjoon. No sabía que era él. Es decir, lo he visto otras veces y he escuchado del famoso desertor de ciencias, pero nunca supe que se trataba de la misma persona. Sus ropas son un mezcla de hipster y obrero de construcción, no sé porqué esperaba que un genio de la composición vistiera más sobrio.

—¿Y qué pasó con el malaleches? —me pregunta Sohee.

Y yo suspiro, porque mi medio-mentira me explota en la cara cuando recuerdo la escena. Y digo medio-mentira porque es verdad que me importa una mierda a quién besaba, lo que no puedo ignorar es el pesar de mi estómago al pensar en ello.

—Creyó que yo le guardaba alguna clase de... rechazo.

—Te lo dije.

—Tuve que decirle que me importa una mierda.

—Tendrías que haberle dicho que lo que le guardas son ganas. Muchas, muchas ganas. —dice dando un trago largo y terminando su copa—. ¿Cuándo vas hacer eso?

—No tiene sentido So...

—Creo que deberías dejar que lo decida él. Lánzate a la piscina mujer, deja de llenarla en tus bragas —no me da el tiempo de decirle "asquerosa" porque se aleja de la barra—. Voy al baño, no te vayas no quiero perder los lugares, están muy cerca del escenario.

Vuelvo a buscar a Yoongi cuando Sohee desaparece, pero ya no se encuentran en el lugar de antes. El sitio no es muy grande así que lo escaneo rápidamente y... no lo creo. Su sonrisa cuadrada ensancha en sus labios -y todo su rostro-, cuando nuestros miradas se encuentran. Es increíble porque cuando sonríe, realmente sonríe. Lo sé, es redundante, pero basta con verlo para comprender.

Lentamente señala con su dedo índice y mayor sus propios ojos, y luego algún sitio a mi lado, en un gesto de «estoy observando», y entonces busco su objetivo. Es Lucy, que ni siquiera ha notado que Kim Taehyung está en el otro extremo del salón. De verdad, tiene que dejar su papel de héroe barato.

Pero al final no puedo evitar sonreír. O se caga plenamente en mis reclamos o le gusta provocarme, y para qué mentir, cualquiera de las dos cosas me divierten. Fuera de eso, ¿qué demonios hace en este sitio? Con un gesto de mi cabeza lo invito a unirse a la barra, y no tarda en elevar aún más sus comisuras -en contra de mis pronósticos- y emprender su paso.

Cruza el bar con su botella en la mano. Sus Jeans claros me llaman la atención. Son holgados pero se le ajustan perfectos a las caderas. ¿Acaso es la primera vez que lo veo con un par así? En realidad, creo que es la primera vez que lo observo detenidamente. Me doy cuenta que no soy la única, un grupo de chicas cotillean y lo devoran con sus ojos en cada paso que da. Vale, Kim Taehyung ES verdaderamente atractivo, tanto como singular, no lo he pasado por alto.

—¿Me estás siguiendo, Jung? —dice sentándose en la banca que ocupaba Sohee. Jung, le he dicho que me llame Joonha pero parece gustarle más mi apellido—. Primero en la biblioteca, ahora en este pedacito de inframundo...

Pedacito de inframundo, muy acertado.

—Ya quisieras ¿Vas hacer que me echen de aquí también?

Su sonrisa burlesca se pierde en el pico de su botella.

—Esperaba que me ayudaras con eso... —suelta antes de dar un trago, lo dice bajo y de alguna forma, lo hace sonar como si hablara en serio—. Entonces, tu hermano y tu chico se presentan hoy.

Con la mano en que carga la botella señala a Hoseok y Yoongi, a quienes por fin encuentro. Están a un lado del escenario, parecen preparar el sonido junto con los demás.

Mi chico, ya quisiera yo.

Sí, y no es mi chico.

—Lamentablemente.

—Tu lo has dicho... y ¿Cuál es tu excusa para estar aquí? Porque definitivamente se necesita una.

Los ojos le crecen, tal y como si hubiera recordado algo. Carraspea su garganta con exageración, deja la bebida en la barra, limpia su palma húmeda contra su camiseta negra y, sosteniendo su codo, me extiende la mano derecha, rollo diplomático.

—Soy el presidente del club de fans de Kim Namjoon. —me río. Ahora que lo dice, creo haberlos visto juntos antes. Me corrijo, seguramente los vi juntos antes, de otra forma sería imposible imaginarlo—. ¿Quieres ser un miembro honorable?

Agitamos nuestras manos unos segundos.

—Hmm... ¿y cuántos son en este club?

—Dos... si dices que sí.

—Vale. Pero creo que primero debo verlo en acción...

—En serio, ¿las chicas se hacen un dedo en el baño o qué? ¿Cómo pueden...? —el remolino de desbarro de Sohee se corta cuando ve su sitio ocupado, pero no llega a ofenderse porque Taehyung en seguida le lanza un "Hey, amiga de Jung"—. Hey, Kim Taehyung. Mi nombre es Sohee, pero da igual. ¿Te ha invitado Joonie? ¿Me devuelves mi sitio?

Taehyung sonríe, he notado que le divierten un poco los enfrentamientos. Deja el asiento y con una gesto de caballero la invita a sentarse. También he notado que exagera los gestos de caballero.

—No. —le respondo yo–. Taehyung es el presidente del club de fans de Kim Namjoon. Y si quieres puedes ser un miembro honorable ¿verdad?

—Por supuesto que sí. Y gozar de todos los beneficios.—otra vez su voz de diplomático.

Sohee toma mi trago, que aún no he terminado, le echa un sorbo y nos mira intermitente, como quien duda de un vendedor insistente.

—¿Cuántos son en este club?

—Tres... si dices que sí. —los ojos de Kim brillan ante mi respuesta y yo me río una vez más. Que fácil es hacerle feliz.

Mi amiga sonríe con malicia, no sé que se le estará ocurriendo pero parece que me quedaré con la intriga, porque la música se corta y el Dueño Buenorro (así he decidido llamarle de ahora en más) está de pie en el escenario, dándole unos golpecitos al micrófono y acomodando la altura del soporte.

—Probando, probando... —dice y se ríe, y al final murmura "siempre quise hacer eso". Vale, es un crío, pero me agrada—. Eeehhh okay... soy JK —ya, me quedo con Dueño Buenorro—, quiero darle las gracias a todos los que le han dado una oportunidad al Unplugged en sus primeros días de vida y... espero verlos por aquí nuevamente, tengo una inversión que recuperar saben, los números rojos... vale, supongo que eso no les interesa... ¡Ahora! Disfruten del talento.

Se escuchan algunas palmas confundidas por sus declaraciones, que se acentúan un poco más cuando Buenorro deja el escenario y los chicos se suben.

—Es tan incómodo como atractivo. —le susurro a Sohee.

—A tope.

Kim Namjoon es el que toma el micrófono ahora, y cuando suelta las primeras palabras de agradecimiento y presentación su voz áspera me hace dar un pequeño respingo. Sin dudas tiene una imagen imponente. Taehyung está de pie a mi lado, un poco en el medio de los taburetes que Sohee y yo ocupamos, y al comenzar a sonar la música tomo su brazo para hacerlo a un lado, porque no alcanzo a ver todo el escenario. De hecho, es a Yoongi a quien busco. Dice "Lo siento" y se posiciona a mis espaldas, bastante cerca, con su codo en la barra detrás del mío. Su respiración golpea mi coronilla y su aroma me distrae un momento, porque me cuesta comprender que es suyo. Huele a... ¿crema hidratante? ¿Lavanda? ¿Manzanilla? Nada de aftershave. Por alguna razón, no me asombra.

Y entonces los chicos empiezan con su canción. El estilo no me sorprende para nada, es muy... ellos. Adictivo y energizante sin llegar a ser aturdidor. Tanto así que no me apetece estar sentada. El letargo eterno de Yoongi desaparece por completo cuando comienza a escupir sus letras, y es que realmente no hay otro verbo que le calce a la forma en la que las suelta. Como si se quitara las ganas de decirle al mundo lo que calla cada día, como si lo guardara todo para este instante, y sus versos son tan filosos como burlona suena su voz. Siento mi corazón golpear las costillas mientras lo veo, mientras lo escucho. Su sinceridad me emociona. Termina su parte con una risa que me hace a mí soltar otra como una tonta, y entonces comienza Hobi. Sohee chilla como una buena groupie y lo vitorea cuando Hoseok hace una referencia a mis padres que, claro, solo nosotros entendemos.

Divertida por la escena busco los ojos de Taehyung a mis espaldas, girando sobre mi hombro, pero noto al instante que él no se ve tan feliz. Está mordiendo una y otra vez su labio inferior, y tiene la vista fija en el escenario pero como si no estuviera viéndolo realmente. Además, se ve algo pálido. Me acerco un poco a su oído para preguntarle si está bien. Solo me mira de la misma forma vacía y asiente. Y cuando, nada convencida, devuelvo la vista al frente, suelta en mi oreja con su voz profunda: "Voy por algo de aire", y desaparece en dirección a la puerta trasera, justo cuando Namjoon comienza con su verso.

My babies espero estén disfrutando la historia como yo al escribirla 😭♥️

Gracias por estar ahí.

Muchos cariii 💕

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