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Jimin cerró la puerta de la alacena de su hogar. Había hecho un pequeño inventario antes de ir de camino al hogar de sus amigos a celebrar el cumpleaños de Min. Terminado de revisar la alacena con un mal sabor de boca, cada vez daban menos alimentos para el mes, antes daban para tres meses, pero no le era ajeno, pues él trabajaba en los almacenes junto a Hye-jin donde hacía inventarios juntos y la mujer ya había expresado su preocupación por la situación.
Últimamente, cocinaba menos, racionaba más y aquello no lo dejaba tranquilo, ya que Somi estaba en pleno desarrollo y quería alimentarla bien, tal como hizo con Beomgyu en Jirisan, sin embargo, ya no estaban allí donde, por fortuna, las cosechas cada vez abundaban. No entendí que estaba comenzando a hacer mal, que muchas se morían, se secaba sin explicación alguna o tenía exceso de pesticida que provocaba intoxicación en algunas personas que alcanzaron a consumir las verduras y frutas.
Jimin suspiró mirando el reloj de la pared, pensando que ya iban tarde, pero a Jeon justo se le ocurrió arreglarse a última hora cuando él pidió explícitamente que lo hiciera temprano. Además, pensaba en Beomgyu y Somi que quizás ya estaban esperándolos.
—Estoy listo. —Anuncio Jeon apareciendo con un pantalón pegado a sus piernas, negro de vestir y una camisa del mismo tono con los tres primeros botones desabotonados, dejando ver su trabajado cuerpo que para Park, indirectamente, siempre era un deleite. —¿Qué te parece?
—Solo iras a la casa de tu amigo, ¿a quién vas a ir a ver? —Arrugo al frente y Jungkook carcajeo al verlo medio celoso.
—Solo a ti. —Le besó los labios. —Si esa es tu manera de decir que me veo bien, pues yo solo diré que te ves atractivo.
Park se miró la ropa, no era la gran cosa, más bien era lo que encontró en una tienda de ropa usada de la isla. Una camisa blanca debajo, suéter marrón con un pantalón de la misma tonalidad, pero un poco más claro que marcaba la diferencia de tonos creando contraste.
—No es mucho.
—Como sea, te ves bien con lo que te pongas encima. —Le susurró en los labios, luego lo besó.
Jimin rio entre dientes.
—Vamos antes de que se haga tarde. —Le aviso caminando hacia la puerta.
La pareja salió del departamento dejando la puerta bajo llave bien asegurada. Caminaron por el pasillo del edificio topándose con algunas pocas personas que iban saliendo y otra regresando a sus hogares.
Jungkook y Jimin iban conversando tranquilamente hasta que el chico, Park Chan-yeong apareció en la escalera saludando a Jeon y a Park. El más alto no se esperaba verlo, pues la mayoría de la gente de la seguridad estaba cubriendo zonas y los demás tomándose un descanso por el día.
—Hola, hyung. Lamento interrumpir tu día. —Le dijo apenado.
—Solo dime que sucede.
Los tres comenzaron a bajar por las escaleras.
—Es que quería saber si podía ir a cubrir la zona sur hoy, la fui a revisar por orden del sargento Tak y... no había nadie. —Comentó.
—¿Cómo que no había nadie? —Río confundido. —Deje al grupo instalado ahí, de hecho, lo hice con Jackson esta mañana. —Le recordó. Chan-yeong parecía no entender. —¿Hace cuánto fuiste a ver la zona sur?
—Hace una hora, te estaba buscando, pero dijeron que te tomarías el día libre hoy.
El azabache estaba extrañado con la petición más el aviso del joven, diciendo que no había nadie en la parte sur cubriendo perímetro. Cuando él recordaba exactamente que apenas amaneció, tuvo que ir a dejar a un grupo de cinco hombres instalados allí, y lo hizo junto a Jackson. Solo hicieron eso para tomarse el resto del día libre por el cumpleaños de Yoongi.
Los tres salieron del edificio.
—¿Le aviso a los demás?
—No, lo veré después, ahora voy de camino donde Yoongi. —Aviso. —Tal vez se tomaron un rato de descanso.
—Está bien, de todos modos, le avisaré al sargento Tak.
A Jungkook le pareció una buena idea. Tomo un poco a ligera lo que el joven le había dicho, ya que no ha pasado nada extrañado desde la vez pasada y esperaba que continuara así, además ha estado trabajando en la seguridad de la isla con los demás mucho tiempo, casi sin un día libre. Quería estar con Jimin y sus amigos, aunque sea un momento para poder olvidarse de las responsabilidades.
Chan-yeon se iba a despedir cuando oyeron el grito de una mujer. Jimin se dio la media vuelta enseguida viendo que provenía del primer piso del edificio, pero no vio nada, deicidio acercarse a pesar de Jungkook lo jalo del brazo para que no fuera. Se asomó y vio al lado izquierdo en la primera puerta cómo un corredor se devoraba a Haerin, la niñera de Somi y Jiho.
Su madre, la señora Kang, pasó corriendo para auxiliarla, lo que provocó que el corredor quitara la atención de la chica para cambiar de víctima. Este se lanzó tomando impulso hacia la pobre mujer que cayó de espaldas al suelo sin lograr defenderse del infectado. Jimin retrocedió y chocó con el pecho de Jungkook, quien estaba atónito viendo cómo aparecían más y más caminantes, pero más que nada, corredores por todos lados.
Chan-yeong sacó su pistola y le disparó a algunos que iban a atacar a dos mujeres sentadas en la banca de la plaza frente al edificio donde vivían Jungkook y Jimin. Jeon por su parte, estaba intentando procesar lo que pasaba, entendía que se trataban de ellos, pero aun así era impactante.
—Somi... Beomgyu... —Jimin sintió su pecho doler al pensar en los dos. —Jungkook. —Tomó a su esposo del brazo intentando que reaccionara. —¡Jungkook, tenemos que ir a buscar a Somi y Beomgyu!
Jeon reaccionó al oír el nombre de sus hijos. Solo esperaba que estuvieran en casa de Min y Kim para protegerse, pero no se quedaría tranquilo hasta comprobarlo por el mismo.
—¡Esas cosas aparecieron de la nada! —Exclamó Chan-yeong.
—Ve avisarle al sargento, ya mismo.
El chico asintió y se fue corriendo por entre el tumulto de gente que corría despavorida de los caminantes y corredores, por suerte, algunos pocos se defendían como podían de los muertos, solo que, por el miedo y agotamiento, se rendirán siendo atacados, mordidos y despedazados por las manos y dientes de estos.
Jungkook y Jimin sin pensarlo mucho, emprendieron un viaje rápidamente al edificio donde vivían sus amigos, pasando por entre los gritos que se despedacen y el caos. Estaban desarmados, no habían sacado nada de casa, pensando que sería un día tranquilo. Solo tuvieron que correr, esquivar y seguir corriendo para toparse con los corredores que se lanzaba como vestía feroces hacia ellos buscando morderlos.
Jeon al ver a la gente escondiéndose, tuvo que hacer algo, no podía perder a más, así que recordó que el punto de seguridad y podía contener a más personas era el ayuntamiento antes que el hospital de Oedo. El azabache fue hasta a una mujer que tenía a su pareja al lado acorralada en un árbol de la plaza frente a los departamentos de Oedo.
—¡Vayan al ayuntamiento! —gritó para que todos los que estaban cerca lo oyeran.
El pánico se desató en cosa de minutos, las personas no paraban de correr despavoridas de un lado hacia otro, chocando entre sí y cayendo al suelo.
Jimin encontró a un policía con el estómago abierto en medio de la plaza de juego de los niños de la isla. Sin saber qué hacer, se alejó de Jungkook y este salió detrás de él. Park le buscó armas encontrando una pistola cargada y un garrote de fierro.
Jungkook recargó la pistola y Jimin se hizo del garrote, afirmándolo con fuerza en su manso. Fue el momento justo cuando un corredor se iba acercando a ellos y el de ropa marrón le dio un golpe certero en la cabeza haciendo un hueco en ella salpicando sangre en sus prendas y cara. Luego Jeon le voló la cabeza a una caminante y de este modo se mantuvieron juntos, acercándose cada vez más al edificio.
Apenas llegaron vieron que uno de los pisos se estaba quemando, era dos más arriba del departamento de Yoongi y Taehyung.
—No...
A pesar de ver, el nivel de caos fue al edificio.
—¡Jimin! ¡Jimin, espera! —Le gritó Jungkook corriendo detrás de él para detenerlo.
—¡Nuestros hijos pueden estar allí arriba! —Se desesperó.
—Lo sé, pero o vayas solo...
El castaño miró la entrada del edificio al ver cómo salían personas igual de aterradas. El chico lo miró y le besó los labios.
Jimin salió disparado hacia la entrada del inmueble y Jungkook igual para no dejarlo solo en ningún momento. Una vez cruzó la calle, mató a dos caminantes a fierro limpio y su marido mató a tres más con la pistola, comenzando a quedarse sin munición. Al entrar la obra, se topó con un cadáver tirado en el piso.
Tenía una bala incrustada en el centro de su cabeza, no sabía de quién se trataba y cuando se acercó, vio que era Hye-jin. La misma mujer de Jirisan que vino con ellos a Oedo buscando una oportunidad. Estaba muerta en la entrada al complejo con la bala en su cabeza, dejando un enorme charco de sangre roja y espesa.
El cuerpo Hye-jin estaba inerte. Su camisa sucia y con sangre, dejando ver que tuvo que haber pasado por mucho para llegar hasta donde estaba tendida. Parecía haber sido golpeada por los moretones en sus brazos. Jimin se inclinó y, sin saber qué hacer, sintió mucho dolor y rabia. Miró hacia atrás buscando a Jungkook, pero este ya no estaba, lo que hizo que se pusiera de pie de inmediato para ir por él.
Preocupado, se quedó mirando si subir la escalera o ir por su esposo. Sentía que, si iba por uno, perdía al otro, dejándolo sin saber qué poder hacer, con las manos atadas incapaces de tomar una decisión. Entonces pasó rápido, además de doloroso, que lo hizo perder el equilibrio. Su cabezo dolió, por lo que parecía haber sido un golpe duro en ella.
Y ahí lo vio, con una mirada fría, cuál iceberg. Lo recordaba bastante bien, era el mismo que acabó con Jirisan hace años.
—¿Park Jimin? —Bogum saco un cuchillo de su cinturón. —O mejor, Jeon Jimin. El yerno de Gong-Yoo.
Jimin intento alcanzar el garrote, pero Bogum lo lanzó lejos de una patada.
—Me mando con una orden clara. —Si inclino colocando su mano en el cuello de Park. —Llevarme al hijo, al nieto y matar al yerno. —Es justo, después de todo el amor los hace ponerse idiotas.
El castaño le dio una cachetada en la cara debido a la falta de fuerza, como para lanzarle un puñetazo en el pómulo. Bogum se apartó y con el cuchillo en la mano se lo enterró en el muslo izquierdo, sacándole un grito de dolor a Jimin.
—¡Hijo de puta! —Vocifero de dolor.
—No quiero ser malo contigo, como lo fui con ella. —Miro a Hye-jin. —Esa perra no me quiso decir donde está Taehyung y Yoongi, y mira que estoy siendo bueno porque planeo una buena reunió familiar.
Bogum se inclinó hacia adelante para mirarlo detenidamente. Tenía lindos labios y piel lechosa. Entendía por el hijo de Gong-yoo estaba empedernido con él.
—Ya, Bogum.
Jimin miró hacia el lado derecho enseguida, viendo que quien salía de las sobras era Jeon Gong-yoo, el padre de Jungkook. El hombre traía un traje, bien vestido de manera elegante, mientras que sus manos eran cubiertas por guantes negros y en su mano una pistola con silenciador.
Camino a pasos lentos hasta el chico.
—Tú, mocoso... —Susurró. —Arruinaste a mi hijo.
—No... —Sintió la presión de Bogum en su cuello. —Tú eres el único que lo arruino años antes... —Habló en un hilo quedándose sin aire.
Gong-yoo sintió cólera que quiso matarlo él mismo. Apartó a Bogum y le puso el pie en el pecho y apuntó a su frente con la pistola. Solo que Jimin fue más rápido y agarró el cuchillo con el Bogum le hirió la pierna. Lo tomó de la empuñadura y lo clavó en el brazo del hombro, haciéndolo botar la pistola.
Bogum al ver que intentó levantarse, le pateó el estómago. Gong-yoo lo agarró de la pierna herida y lo golpeó con fuerza en la cara que se le nubló la vista. Los reflejos, la musculatura gruesa y fina comenzaba a dejarlo, no respondía ni quisiera para tomar el cuchillo una vez más.
El padre de su esposo se sacó el cuchillo del brazo, lo agarro con más fuerza y entonces se lo clavo en el costado el abdomen. Jimin abrió la boca debido al dolor.
—Se acabaron los juegos. —Gong-yoo le sacó el cuchillo, haciendo que comenzara a desangrarse. Lo tiró al suelo. —Ahora sé que tú y mi nieto son la debilidad de Jungkook, y voy a hacer que me pague cada año que fue mal agradecido con su padre.
—Déjalo... Deja a Jungkook...
El mayor noto que estaba a nada de perder la conciencia. Miro a Bogum.
—Haz lo que quieras con él, solo me importa mi hijo.
Tras la última luz de conciencia, vio cómo Bogum lo dejaba allí tirado. Al fin y al cabo, él no valía nada, él ya tenía sus objetivos personales claros, así como Jeon.
═══════ ● ════════
Suran ordenó las últimas fichas clínicas de los pacientes de esa semana que ya habían sido dados de alta. Cada archivo quedaba en la bodega del sótano para futuros usos que pudieran necesitar, además que era un modo de tener la historia de las personas de Oedo bajo el control del hospital en caso de futuros médicos cuando los demás se retirasen dando el paso a nuevas generaciones que esperaba que fuera pronto.
Por suerte ese día pudo llevar a Ji-yool para luego irse con ella a casa de su hermano para su cumpleaños. Ambas estaban acabando de ordenar cuando unos golpes en la puerta la sacaron de su labor.
—¿Ocupada, señorita Min? —Do-yeong abrió la puerta tras tocar, asomándose un poco. —Vaya, veo que tiene una asistente personal. —Miró a Ji-yool quién rio un poco.
—Quiere aprender, al parecer ya tengo quien tome mi lugar en un futuro. —Le dijo orgullosa. —Quiere ser enfermera o parte de la seguridad de la isla.
—¿De la seguridad?
Suran bajo la mirada.
—Es que, Jackson le dijo que quizás a Hoseok le hubiera gustado serlo. Asi que Ji-yool está empeñada en eso. —Comentó con melancolía.
—Lo que decida hacer, será la mejor. —Elogió a la menor que estaba feliz de ver que alguien más la motivaba a sus deseos y sueños.
Suran agradecía que Do-yeong fuera así con su hija, era amable, compresivo y atento con ella, más bien, con las dos. Pues su amistad se fue afianzando con el paso del tiempo y de vez en cuando el doctor Ha dejaba sobre la mesa las intenciones que tenía con Min, aunque no siempre era directo por miedo al rechazo y respeto por el luto que guardaba hacia Jung.
—¿Te parece venir con nosotras al cumpleaños de mi hermano?
—¿Tu hermano? ¿Min Yoongi está de cumpleaños? —Don-yeong se sorprendió. —Vaya, tiene cara de no celebrar.
—No quería celebrar porque le recuerda lo viejo que está, pero es la ley de la vida.
—Lo mismo digo, pero sí, estaría encantado de ir con ustedes como acompañante, señoritas.
Ji-yool celebró emocionada, le agrada el doctor Ha más porque cuidaba a su madre en el trabajo.
—Entonces dejaré todo esto en orden y partimos al departamento de mi hermano. —Suran estaba contenta porque el médico aceptó su invitación.
Ha suspirado al ver su enorme sonrisa. Sabía que Suran era una mujer amable, encantadora y que amaba a su familia, entregada a ella a los que le importaban de verdad y aquello, era lo que más le encantaba de ella. Sin embargo, él respetaba, comprendía que lo último que perdió fue a su futuro esposo y el padre de la pequeña Ji-yool. No logró conocer a Jung Hoseok, pero tuvo que haber sido el tipo más afortunado al conocer a una mujer como Min Suran.
Espero paciente a la mujer que estaba guardando los archivadores para que el próximo turno se los llevase a la bodega del hospital para la recopilación y estos. Él y la hija de Min se quedaron conversando mientras que la menor le contaba cómo era su tío Yoon para que supiera cómo dirigirse a él. Do-yeong reía al oírla empeñada en darle unas clases exprés de cómo tratar a Min Yoongi.
El ambiente se vio truncado por el ruido de una alarma. Suran miró hacia el parlante de una esquina de la oficina de administración del hospital, al igual que hizo el doctor Ha. Ambos se dedicaron breves miradas.
—A todo el personal del hospital de Oedo se le informa que se ha declarado clave roja. Repito, clave roja. No es un simulacro.
La mujer se quedó pensativa recordando que era clave roja.
—¿Acaso...? —Ella miró a Do-yeong.
—Clave roja... —Ha se puso de pie caminando hacia la puerta. —Significa que han llegado los muertos.
Ji-min la compañera de trabajo y amiga de Suran, interrumpió en la oficina, entrando despavorida y cerrando de golpe la puerta. Aún estaba en turno ese día, así que esperaba verla por los pasillos hoy en la tarde. Solo que la preocupó su expresión de espanto que traía.
—¡Llegaron los infectados! ¡Están afuera y dentro del hospital!
Un corredor se oyó lanzarse contra la puerta. Ji-yool gritó y se escondió debajo del escritorio por órdenes de Suran. La cual empujo la puerta impidiendo que la tiras abajo, al igual que la enfermera y Do-yeong que hacían fuerza.
—¡No vamos a poder contenerla más! —Gritó Ha. —Apártense.
—¡No! ¡Si entran estamos muertos!
Do-yeong tomo la silla del escritorio, listo para atacar.
—A mi señal...
—¡Doctor Ha! ¡¿Se volvió loco?!
El muerto rompió la puerta, sacando un trozo de la madera de esta, apartando a las dos mujeres enseguida para resguardarse. Este entró a la oficina lanzando contra el médico, pero el hombre le dio con la silla en la cabeza hasta romperla. Tomo una pata de esta y se la enterró en el ojo izquierdo, comenzando a teñir el suelo gris, con sangre oscura, casi negra y espesa.
En eso aparece Roy por la porta rota.
—¡Tenemos que cerrar las puertas de emergencia de UCI y UTI! —Indico.
Suran miró a Do-yeong sin saber qué hacer. Él la tomó del brazo y luego saco a Ji-yool del escritorio.
—No las dejaré solas. Iremos juntos.
—Tengo que resguardar el hospital...
—Lo haremos juntos.
Los tres profesionales salieron de la oficina encontrándose con los pacientes, escondiéndose en las salas de espera, consulta y hospitalización del hospital de Oedo. Bajaron al primer piso encontrando todo el caos que gobernó. Caminantes y corredores habían logrado entrar luego del cierre de la puerta principal con la protección de emergencia que era dos puertas, pero de acero que eran corredizas. Los enfermeros y enfermeras con los portadores de sueros los golpeaban, otros tomaban las bandejas y les daban en la cabeza, algunos tenían más entrenamiento y les reventaba la cabeza en el suelo a patadas con azotándolas contra el mesón de la recepción.
Do-yeong tomo el micrófono que se usaba para llamar a los pacientes.
—¡Resguarden las unidades de especialidad! ¡Necesito a paramédicos atendiendo pacientes heridos y al resto cubriendo las áreas y protegiendo a los pacientes! —Indico primero. —Cierren las puertas hasta nuevo aviso y, por último, no dejen entrar a personas mordidas. —Apago el micrófono.
—¿Nos encerraremos?
—No hay otra señorita Ji-min. — Comentó corriendo hacia el box de atención primaria, dejando a Ji-yool en la camilla. —Quedar aislados es la manera de prevenir perder a pacientes que ya están alterados. Debemos deshacernos de los que quedan antes que acaben con el personal.
—Debo ir por mi hermano... por mi familia —dijo Suran asustada.
—No saldrás sola, menos dejarás a Ji-yool aquí.
Min miró a su hija que estaba aterrada.
—¿Qué hago?
—Esperemos que esto se calme un poco y saldremos. Por ahora debemos cuidar este lugar, será un punto para ayudar a los que sufrieron daños y están herido, no podemos caer. —Comentó Do-yeong.
Ella y la enfermera asintieron con las cabezas.
—Ji-min, te encargo a Ji-yool, por nada del mundo salgan de aquí hasta que lleguemos. ¿Puedes hacerlo?
—Ni lo pidas, nos quedaremos como estatuas aquí dentro.
Ella le agradeció.
El doctor y la enfermera salieron cerrando la puerta del box, encontrándose con enfermeros muertos en los pasillos con el estómago abierto, pacientes mordidos y devorados, algunos arrestados corriendo sin importar tener una vía de suero colgando. Antes de ellos se alzó un anciano que sentía una baja de suero colgando de los brazos que había caídos por una lucha que debió tener con uno de los caminantes o corredores. Ha tomo la baja de goma y la enredó en su cuello, ahorcándolo, al ver que no cedía. Suran lo pateo con fuerza en la cabeza, reventándola contra la pared.
—Gracias... —Se alivió Ha.
Al llegar nuevamente a la sala de espera principal del hospital se toparon con un enfermero que estaba lleno de sangre de caminantes.
—Doctor Ha, estamos hasta el cuello.
—¿Lograron deshacerse de más muertos?
—Apenas salimos de servicio, nos topamos con varios infectados. —Contestó poniéndolo al tanto. —Hemos matado a muchos, pero algunos no dan más, esto... esto fue de la nada. Las personas están llegando por la entrada trasera pidiendo ayuda, pero se están amontonando. Tememos que si los dejamos entrar se haga una avalancha.
—Usa el micrófono del mesón y anuncia el pase, pero que lo hagan de la manera más ordenada posible para evitar accidente. Pero deja que pasen, hay espacio para recibirlos.
El enfermero corrió hasta el mesón y encendió todos los altavoces del hospital para que las personas pudieran oírlo con claridad. Mientras daba las instrucciones, Ha y Min fueron justos hasta donde entraban las personas para poder indicarles que se fueran a urgencias, lugar que estaba siendo resguardados por Ji-eun. Estaba libre de todo corredor y caminante que pudiera amenazar con la vida de los habitantes.
Suran al verla en la entrada de urgencia, organizando a los pacientes, corrió hacia la doctora.
—¿No has visto a los demás?
—No, iba saliendo, pero todo se volvió un caos insostenible, por suerte quedan menos. Los guardias se están haciendo cargo. —Explicó. —¿Por qué?
—Quiero salir.
—Su, no es nada seguro. —Advirtió tajantemente.
—Sé que es peligroso, pero no puedo quedarme aquí tranquila.
—Los demás deben estar bien, saben protegerse. Debes confiar, Suran. —Le dijo tratando de tranquilizarla. —Quedarte aquí por si llegan.
La chica, sin saber más que poder hacer regreso con Ha, estaba acomodando a algunos pacientes heridos en las pocas camillas que había. Estaba comenzando a colapsar, personas heridas por cortes, golpes y magulladuras llenaban las urgencias y la sala de espera del hospital. Todos golpeados por estar huyendo, corriendo y chocando entre sí.
Al llegar a urgencia, oyó un grito de una enfermera que estaba detrás de una cortina con un paciente. El doctor y la hermana de Yoongi corrieron a ver qué ocurría en la camilla número tres. Corriendo la cortina, se toparon inmediatamente con un recién infectado, mordiéndole el brazo a la chica mientras esta lo tiraba para alejarse.
Suran, tomó las sabanas y lo amarró a la cama mientras buscaba con qué matarlo. Encontrando el extintor. No se complicó más y le comenzó a golpear la cabeza con fuerza hasta matarlo, dejando la cabeza destrozada. La enfermera gritaba aterrada, alertando a los demás que comenzaron a huir de urgencias hacia el lado de JI-eun. Ha querido salvarla, pero al verle el brazo, la infección ya había avanzado.
—Es demasiado rápido... —Murmuró Suran.
La chica, sin saber qué hacer, salió huyendo de allí. Corriendo hacia donde todos los demás habitantes estaban entrando para refugiarse. Ha y Min se quedaron mirando apenados por la chica que acaba de ser infectada y su decisión fue ir a convertirse allí afuera, evitando más miedo entre las personas.
—¿Cómo va todo? Vi a una chica salir...
—Se infectó. —Señaló Do-yeong el cuerpo del infectado en la camilla.
—Mierda... —Murmuró la doctora. —Esto es horrible.
—Tenemos que seguir cuidando este lugar. ¿Cómo está la entrada? —preguntó Suran.
—Ya la cerramos, no había nadie más en la entrada. Pasaron alrededor de veinte personas, heridas y sanas. Unas cinco estaban infectadas a punto de convertirse.
—¿Qué hay en las demás áreas?
—Limpias. El problema fue en la entrada principal y la entrada de urgencias, pero los guardias neutralizaron el peligro y en la sala de espera no quedan más.
Suran estaba un poco más tranquila.
—Tenemos que revisar hasta el tercer piso y la azotea. Asegurarse de que no hay nada.
—Me parece bien, enviaré a los guardias a revisar y a personas que quieran ayudarnos. —comentó la doctora Lee.
Los tres fueron con los pacientes para comenzar a trabajar en curarlos. Muchos de ellos lloraban; aterrados, los niños se refugiaban en los brazos de sus madres o padres que estaban con ellos. Todo recordaba a los primeros comienzos cuando esta pandemia había comenzado. El caos, el horror, la sangre por todos lados y el miedo de saber si estaban infectados o no. Era revivir un trauma que afectó a todos los sobrevivientes de Oedo.
En eso que fui con un grupo de familias, oye el grito de Roy.
—¡Tenemos un herido!
Suran corrió rápidamente hasta la entrada, que al dejar entrar a la persona en cuestión, la cerraron de inmediato. Al ver que la persona cayó arrodillada frente a Suran y Roy, la chica se inclinó para ayudarlo a ponerse de pie, en eso ve que se trataba de Jimin.
—¡Jimin! ¡¿Qué demonios te pasó?! —Le miro las piernas sangrando y bastante golpeando. —¡Traigan una camilla! ¡Rápido!
Roy corrió junto a Ji-eun.
—Oye, ¿qué pasó? ¿Qué te hicieron?
El castaño se dejó caer en brazos de su amiga a punto de desmayarse, por haber caminado tanto estaba completamente desangrado, pálido, helado y sudoroso. La hermana de Yoongi lo levantó enseguida cuando vio la camilla llegar; lo subieron en conjunto para llevarlo a restablecerle volumen. Lo complicado es que había perdido mucha sangre y necesitaban hacer una trasfusión en ese momento. Roy le hizo curaciones rápidas en la pierna, rompiendo ese lado del pantalón, viendo que era profunda.
—S-Su... Suran... —Le tomo la mano.
—¿Qué pasa?
—E-Es... Es Bogum... Llegó...
═══════ ● ════════
Bogum no ha llegado solo, sino en compañía del padre de Jungkook, Gong-yoo. ¿Qué le espera al grupo con la aparición repentina de Park?
Gracias por leer y lamento no haber actualizado la semana pasada y anoche. Tuve problemas de señal, pero nada grave disfruten estos capítulos. ♥︎
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