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60

Lim tomó nuevamente la tiza blanca que había pedido para marcar en la pared el tiempo que llevaba encerrado en los calabozos de la isla. Ha hecho mucho tiempo y ya no sentía, como el mismo médico que tuvo alguna vez un ingenio impresionante, todos sus planes y sus ideas habían sido derrumbadas por la ambición y el último encierro que le impusieron por ser parte de un plan que acabó con varios inocentes.

El médico sonrió mientras rayaba nuevamente la pared, una línea que marcaba un día más y un día menos de la condena impuesta por el nuevo concejo de Oedo. Al rayar la pared, se regresó a su cama y se recostó sobre el viejo y plano colchón prestado. Cerró sus ojos, pensando en ese día que tanto le prometieron alguna vez.

¿Cuándo vendría por él?

Sospechaba que su gente no era de palabra o que si las cumplías con cierto retardo. Suspiro ciertamente molesto por todo lo que, esperado por ellos, pensando que quizás mañana u hoy mismo romperías las puertas de cada hogar, exigiendo lealtad a punta de armas.

Sacó el rastreador que le habían dado mucho antes de llegar a Oedo y que le dijeron que solo en caso de ser necesario debía activar la señal que sería enviada cuando estuviera en problemas o hallara algo de común interés para todo el grupo. Cuando miró la pantalla de este, oyó desde lejos cómo la voz del sargento Tak se hacía presente junto a varias pisadas, señalando que no solo venía él por su cuenta, sino que estaba acompañado por más gente.

Se apresuró en sentarse para actuar normal y esconder al rastreador, solamente que fue en cuestión de segundo cuando apareció Tak abriendo la reja con cierta impotencia. Levantó una pistola, apuntándolo de inmediato.

—Quédate quieto, Lim. —Ordenó sin bajar el arma. Con su cabeza le dio señal de que entrarán los demás.

Jackson pasó y requisó al médico quitándole el rastreador de entre las manos. Wang luchó agarrando la ropa de Wang, pero este, al tener mucha más fuerza, le apartó los brazos llegando a empujarlo el suelo para que se alejase.

—Eres un imbécil; de saber que tenían algo bajo la manga, te hubiéramos mandado con las demás lacras del conejo antiguo. —Murmuró el sargento Kim como amenaza mientras recibía el rastreador que Jackson le arrebató. —Encontramos a tu amigo, muerto, por cierto.

Lim rodó los ojos.

—No sé de qué me hablan.

Wang lo tomó del cuello de la camisa y lo arrastró hasta los pies de Tak.

—¡Mejor habla antes de que yo te haga hablar sacándote de la lengua, idiota! —Amenaza el ex militar. —El tipo tenía el mismo rastreador que tú y la señal le llegaba desde este agujero de ratas en el que vives.

—Piense lo que quieran... —Murmuró, riéndose de todos. —Ya da igual, lo que le haya pasado al sujeto que encontraron, la señal y todo... —Se mostró burlesco. —Están acabados, ustedes y toda esta isla llena de pobres ingenuos que creen que pueden vivir en paz mientras que el mundo se fue al demonio.

—Es intentar avanzar —dijo Min. Entró a la celda, quedándose de pie junto a Jackson y Tak. —Intentan vivir mientras sigue habiendo tipos como tú que no nos son ni un aparto para lo que se busca construir.

Lim carcajeo, por otro lado, se sentó en la orilla de la cama, cruzando sus piernas y mirando a todos con sonrisas socarronas. Luego puso su atención en Yoongi.

—Min Yoongi. Siempre te quise conocer, antes de que se fuera el consejo anterior, oí mucho tu nombre entre tu madre, la enfermera Min y tú... marido. —Comentó mirándolo a los ojos. —Déjame decirte que tú eres el menos indicado de opinar sobre Oedo. Solo dime una cosa... ¿Dónde estuviste estos años mientras que hacíamos y deshacíamos a nuestro antojo?

—Buscando a mi hijo, pero eso no te interesa. Asi que mejor cierra la boca si no quiere que la cierre yo. —Avanzó de manera amenazante hacia el doctor.

Comenzó a reírse una vez más en cara de Yoongi mientras el resto se sentía incómodo por el actuar del doctor Lim quien buscaba sacar de quicio a Min de alguna manera y si eso pasaba, las cosas acabarían siendo mucho peor para el médico.

—Cierto, me contaron de ti. —Yoongi entrecerró los ojos. —Un hombre sobreviviente que se hizo el padre abnegado y el ejemplo a seguir de muchos padres de familia. Cuidado un hijo que no tiene su sangre.

—¿Quién te dijo eso? —Apretó los puños.

—Un viejo amigo tuyo, Park Bogum. ¿Te suena? —preguntó sonriendo ladino.

Aquello confirmaba que Lim era parte de la RCMC, lo que significaba un grave problema para toda la isla. El grupo se tensó, pensando en muchas posibilidades de que el grupo de ellos estuviera por llegar a la isla.

—Bogum está muerto —dijo Jungkook.

—Da igual, de todas formas, me da pena pensar que, mientras te partías la espalda buscando a un muchacho que ni es tuyo, Seo-Joon se cogía a tu marido luego de unos tintos en la oficina. —Miró hacia la ventana mientras mantenía una expresión socarrona, buscando provocar a Yoongi.

—Cállate, hijo de perra. —Jackson lo empujo con fuerza, pero este se volvió a colocar en la misma posición sentado en la cama mientras miraba solamente a Min.

—Seo-Joon siempre anduvo como perro babeando detrás de tu esposo, yo puedo asegurar que deseaba que estuvieras muerto. —Lim se puso de pie mirando a Min a la cara, buscando provocarlo más. —Parece que luego de varios intentos le resultó a Park, la prueba es otro hijo más que no es tuyo. ¿Te gusta criar hijos ajenos o qué?

Min no dijo nada, solo le propino un puñetazo certero en el pómulo derecho que lo hizo caer al suelo, quejumbroso y adolorido. Yoongi no se medió, ni pensaba hacerlo, por ello mismo, agarró al doctor del cuello de la camiseta que traía y comenzó a darle puño tras puño en la cara, para comenzar a salpicarle sangre en las manos hasta que estas estaban teñidas de rojo.

Jungkook y Jackson trataron de contenerlo, pero no podían, Min estaba desatado dejándose llevar por la rabia de la manera en que Lim se dirigió a él sacando temas delicados para el azabache como su paternidad y lo sucedido con Taehyung y Seo-Joon, abriendo una herida que creyó cerrada, pero que todavía le dolía.

Pensar que su marido estuvo en brazos de alguien que no era él, le seguía provocando cierta impotencia que estaba descargando en la cara de Lim.

—¡Yoongi, ya déjalo! —Wang lo agarró del brazo y lo alejó. —No sacas nada golpeándolo, necesitamos que hable.

—¡No va a decir ni un carajo este hijo de perra! —Vociferó. —¡Lo voy a matar, Jackson! ¡No tiene ni un puto derecho de hablar de mi vida!

—Ya sé... Pero así solo le darás en el gusto. —Lo tomó de los hombros.

Lim se levantó con dificultad con ayuda de Jungkook, que luego lo empujo hacia un rincón de su celda.

—Hazle caso a tu amigo, Min. —Escupió sangre. —Golpeándome, no cambia nada, ya lo echo hecho, está solo, me quedaré esperando que su maldita isla caiga lento. Voy a disfrutar de ver cómo agonizan.

Min se zafó del agarre de Jackson y caminó de egreso a Lim. De no ser por Jungkook, que se puso de pie en medio, lo estaría golpeando otra vez contra la pared.

—Me voy a encargar de que pudras en este agujero. —Le susurró para después salir de la celda con la rabia, aun corriendo por las venas.

Tak, Kim y Namjoon estaban tensos observando todo lo que acaba de pasar, además de ver cómo Yoongi se iba completamente furioso y detrás de él para poder contenerlo, Jackson y Jungkook. Los demás se quedaron con Lim para hablar y ver si podían solicitar algún enfermero para que le prestara curaciones, después de todo Min casi le muele la cara a puño limpio, demostrando que la rabia del azabache era algo a que temerle, sobre todo a tener en cuenta que poner a su familia en boca, era una sentencia clara.

Fuera de la celda y de la estación de policía de la isla, Yoongi se paró en la entrada, tomando un poco de aire para poder continuar e intentar sacarse las palabras de Lim de la cabeza. Sería difícil, no obstante, que el tema hubiera sido cerrado junto con Taehyung. Era algo que seguiría siendo parte del doloroso pasado de ambos, como varias cosas que recordaban juntos y dolían.

Se apoyó en la pared, tomándose la cabeza; había sido una mañana corta, pero intensa. No pensó que las cosas escalaran a ese nivel, menos acabar golpeando de manera salvaje a un demente. Se miró las manos, específicamente sus nudillos, que están con sangre suya y del doctor. La abría y cerraba y esta dolía cada vez que lo intentaba. Volver a casa de esa manera era ponerse en una situación incómoda donde debía de inventar alguna excusa para que Kim no lo interrogara.

—Debemos ir a un hospital, ¿no crees?

—No iré a ni un lado, Jackson —dijo severo. —No quiero que Suran me vea con la mano así y que me pregunte, no tengo cabeza para soportar preguntas de nadie.

Wang y Jeon se miraron entre sí.

—Ese hijo de perra no tenía derecho a hablarte así, menos sacar a la mesa un tema pasado.

El azabache se hizo el cabello hacia atrás.

—Después de todo, tú y Taehyung ya cerraron ese tema. —Agregó Jungkook. —Lo que fue, se quedó en el pasado, ahora debemos mirar hacia adelante. ¡Ese tipo está desquiciado, mientras lo golpeabas se reía!

—Es un loco de mierda... —Comentó Wang.

—Si es un tema que pasó, pero... la manera en que lo dijo yo... sentía que había sido recién, como cuando me enteré y eso me jode muchísimo. —Jugueteó con el anillo en su dedo anular. —No debía ponerme así, pero... es inevitable saber que, mientras no estabas, cosas pasaron, que no pudiste evitar.

—No es tu culpa, todos nos fuimos por algo bueno. Yeonjun y Beomgyu están bien aquí, están viviendo una vida tranquila.

—Sí, pero, ¿hasta cuándo, Jackson? —preguntó alterado. —Si ese demente mandó a llamar al grupo de Bogum, estaban acabados todos. Como pasó en Jirisan, nos quedamos sin nadie, sin Eunwoo, sin Hoseok; Bogum dejó a Tae ciego de un ojo. ¡No puedo esperar que todo siga tranquilo!

Ambos miraron a Yoongi.

—No puede tener el control de todo, Yoongi. —Agrego Wang.

—Sí, debes dejar de culparte por cosas que se escapan de tus posibilidades —dijo Jungkook. —Hemos pasado por muchas cosas por muchos años, toca descansar, pero no antes sin dar cara y acabar con todo de una vez.

—¿Qué piensas?

—Tenemos que reforzar toda la seguridad, vigilancia a la antigua y ya. Más no podemos hacer, menos ir por ellos, sería atraerlo hasta acá y es mucho peor.

Los dos asistieron más que de acuerdo con el azabache, debía buscar la manera de frenar todo esto y poder mantener el lugar tal como estaba. Sin quererlo, se había vuelto un nuevo hogar, de mucho que tuvieron en su paso por la supervivencia, sin embargo, Oedo prometía mucha más seguridad con el simple hecho de ser una isla; aislada, a kilómetros de la orilla costera. Era por ello que debía cuidarlo, no solo porque era un trozo de tierra en medio del océano, sino porque estaban las familias que habían formado, la vida que tuvieron reconstruir a basa de dolorosos recuerdos.

Jungkook, Yoongi y Jackson comenzaron a caminar hacia el ayuntamiento para poder hablar con la madre de Min, quien podría dar la orden de aumentar la seguridad en los perímetros costeros de Oedo y precisamente poder asegurarse de que podían evitar más intrusos como el del bosque.

En camino hacia allá, desde lo lejos, Jackson logró divisar una figura femenina bastante familiar. Wang, al ver que se hacía más clara la persona, vio que se trataba de la hermana de Yoongi. La mujer estaba vestida con su uniforme de enfermera del hospital de la isla, con su cabello recogido bien atado con un elástico y algunos pocos mechones cayendo por su frente debido a la agitación.

Se tomaba cansada, la frente sudada y una expresión penumbrosa.

—¡Jungkook! —Lo llamo en un grito captando la atención de Jeon.

—¿Suran? ¿Qué andas haciendo fuera del hospital? —pregunto Yoongi sin comprender.

Jungkook la miro confundido, pero, por la expresión que traía y la prisa, no había mucho que pensar. Ya sabia por donde iba todo. El chic bajo la mirada y frunció sus labios, trago duro, aguantando las ganas de llorar que lo invadieron de la nada.

Sabía que Suran estaba ahí por un motivo, y ese era su suegro. La enfermera se había ofrecido a estar al tanto de la situación de la salud de Eun-seok y, por ello mismo, Jimin y Jungkook le solicitaron que cualquier cambio le avisara, sobre todo, que le dijera si ya había partido.

—¿Es él? ¿Verdad? —La miro con los ojos vidriosos.

Wang y Min se quedaron sin palabras, todo apuntaba que se trataba del padre de Park.

—Sí... —Suran suspiro. —Falleció esta mañana, me avisaron hace unos minutos porque estaba cubriendo un turno. —La chica bajó la mirada con gran dolor. —L-Lo lamento mucho, Jungkook... —Murmuró con algunas lágrimas en sus ojos.

Jeon asintió e intento no llorar, sabía que esto pasaría tarde o temprano, iba a ocurrir.

Yoongi al ver a su hermana dolida por la partida la abrazo y la contuvo un poco. No solo era ella, también Jackson y él estaban apenados por la partida del padre de Jimin. Era y será un gran hombre que, como todos, lucho por encontrar a su hijo, vio crecer a Beomgyu, lo más se lamentaban es que Somi, la menor de todos, no podrá volver a ver a su abuelo y él, se perderá todas las etapas que merecía ver.

Jungkook no quería llorar, pero Wang fue con él y lo atrajo a su cuerpo con un abrazo más que fraternal, entregándole apoyo y contención.

—Sí, quieres llorar, solo hazlo. —Le dijo.

Jungkook presionó sus ojos con fuerza y sus manos iguales. Le hubiera gustado haber hecho algo más por él, pero si ni los médicos pudieron, él menos que no tenía mayores conocimientos médicos. Tras mucho tiempo de calma, el hombre había vuelto a desprender las lágrimas.

Park Eun-seok había fallecido, solo quedaban despedirse de él y agradecer sus años en esa gran familia que se formó con los años.

═══════ ● ════════

La sala funeraria para los pacientes recién fallecidos estaba en un costado del hospital. Consistía en un salón con todo el espacio necesario para recibir a los familiares, amigos de la familia y cercanos de la persona. Había mesas largas, con los cojines para apoyarse frente a esta misma, y de un lado derecho, pasando el arco. Estaba el altar para el fallecido con todos los crisantemos blancos que habían llegado, más algunas coronas de flores hechas por la única florista de la isla.

Al salón llegaron primero los familiares de Eun-seok; Jungkook, Jimin y Beomgyu. Somi la había dejado a cargo de Suran que llegaría de las penúltimas, esta misma se ofreció a explicarle a la pequeña que era lo que había ocurrido con su abuelo, Jimin y Jungkook no han la manera ni las fuerzas de poder hacerlo, por el lado de Beomgyu, era un momento complicado que ni él sabía explicar.

Jeon, el ahora nuevo cabeza de familia, se sentó junto a su esposo y su hijo al lado de este en un costado de la sala mientras veían entrar a los más cercanos. Los primeros en pasar fueron Jae-ik y Ja-hyun que encendieron unos inciensos e hicieron reverencia. Min la hizo a pesar de usar bastón, pues el hombre era su mejor amigo y debía despedirlo sin impedimento alguno.

Luego de ellos pasó Namjoon con su hijo y Jackson, que los acompañó, repitiendo lo mismo que los padres de Yoongi y Suran. Asi fueron pasando uno a uno, más que nada gente que era cercana para ellos, hasta que llegó el turno de la familia de Yoongi y Taehyung.

Kim abrazó a Jimin y a Jungkook para poder hacerles saber que contaban con ellos para lo que necesitaran. Yeonjun por su parte, contuvo a Beomgyu que miraba fijamente el portarretrato de su abuelo. Era inevitable para él sentirse mal por haberle faltado cuatro largos años, y haber regresado cuando su enfermedad estaba avanzando; sentía que era algo imperdonable. Sin embargo, Yeonjun le recalcó que no había culpable.

Avanzado un poco más el tiempo, los que se habían despedido se reunieron en una mesa mientras comían un poco de yukgaejang acompañado de soju.

—No puedo creer que... ya no veremos al señor Park entre nosotros. —Comentó Jackson mirando la botella verde frente a él. —Es como cuando se fue la señora Park...

Namjoon asintió mientras que Jungwoo descasaba apoyado en su brazo. Kim acarició la cabeza de su hijo con parsimonia. Pensó mucho en todo, y siempre que ocurría una tragedia le era imposible no pensar en Seokjin. Después de todo, no puedo hacerle esta misma despedida. La muerte, para él, era un tema delicado; en ocasiones le hubiera gustado por darle un funeral digno a Soobin y Seokjin.

El menor miró a su padre hacia arriba, mientras que Yoongi con su familia comían en silencio.

—Appa... —Le llamó. —¿El abuelo de Somi está con appa Jinie y el tío Binie? —preguntó inocentemente.

Yeonjun sonrió ladino, dejó la cuchara de lado y lo miró.

—Claro que sí. Al igual que con el Hoseok hyung, todos están juntos, Jungwoo. No te debes preocupar por eso.

El niño asintió con una sonrisa dulce. Namjoon le agradeció al hijo mayor de Min y Kim.

—Yo siempre he dicho, solo estamos de paso. —Comentó Jae-ik tomando un vaso de soju haciendo una morisqueta por el sabor hace tiempo que no bebía.

—Sí, y tú no debes beber alcohol, lo dijo el doctor cuando te operaste. —Le regañó Ja-hyun quitándole la botella, dejándola al lado de Yoongi. —Como sea... extrañaré a Eun-seok como extraño a todos. —Mira a sus hijos y les toma las manos, a ambos. —Solo quiero que todo vuelva a la calma para poder estar bien.

—Hacen falta todos... —Susurró Suran pensando en Hoseok.

Jeon apareció con Somi en su brazo ya dormida, de su lado su esposo e hijo. Estaba aclarando la garganta un poco, para poder captar la atención de todos los presentes que estaban en cada mesa repartidos.

—Gracias por estar acá con nosotros en este momento difícil como familia —dijo dejando a la pequeña en brazos de Jimin quien se sentó en la misma mesa donde estaba la familia Min en compañía de Namjoon y Jackson. —¿Necesitan algo más?

—No, estamos bien. No tienes por qué atendernos. —Namjoon lo tomó de los hombros y lo sentó. —Deben tomarse un respiro de esto.

—Aun así, tienen a tres personas por las cuales salir adelante. La pérdida del señor Park será como la de tu madre, Jimin. Como lo fue la Jin y... Hoseok. Bueno, de todos los que nos han dejado en el camino. —Comentó Jae-ik.

Jimin asintió y sonrió débilmente.

—Gracias...

Taehyung sobó su espalda.

—Lo importante es que estamos todos unidos, no importa qué. Si necesitan algo, solo deben decirnos, saben mejor que nadie que para eso somos un grupo —dijo Yoongi.

—Claro, pero... hay una cosa que Eun-Seok quería que les leyera. —Jungkook sacó del pantalón de vestir del funeral un sobre doblado.

Albergó aquel trozo de papel que contenía la carta que había escrito el mayor para todos ellos, para el grupo en sí y las demás que hizo aparte para su nieto, hijo, yerno y nieta, que estaban leídas y guardadas, menos la de Somi. Jeon mantuvo el sobre guardado desde que el hospital le entregó las cosas de Eun-Seok.

—Es una carta que él escribió mientras estaba hospitalizado, a nosotros también nos hizo unas, pero... me pidió que les leyera, está a todos ustedes. —Anunció desdoblando el sobre y sacando la carta.

El grupo se puso serio a disposición de oír a Jungkook con atención, quien iba a transmitir las palabras del señor Park. El hombre de traje funerario tomó aire profundo y comenzó a leer con calma.

Para todos y todas ustedes, me refiero a este grupo de sobrevivientes que ha pasado años buscando un lugar en donde sentirse seguros. —Hizo una pausa. —Desde que los conocí siempre me sentí agradecido por haber cuidado de mi único hijo. Cuando lo vi en ese bosque tras andar sin rumbo fijo, supe que ustedes eran las personas indicadas, quizás dudé de Jungkook. —Todos rieron un poco al igual que Jeon. —Desde ese día hasta este que estén leyendo esta carta, les estaré profundamente agradecido. Cuando enfermé, me he tomado el tiempo de pensar en que las pequeñas acciones cambian vidas, y de no ser por Jae-ik nos halló a mi mujer y a mí en ese bosque. Tal vez no hubiera vuelto a ver a Jimin nunca más, no hubiera conocido a mi nieto ni a mi nieta, a nadie... —Jungkook se secó las lágrimas un poco. —Sigan así, siendo el grupo que, a pesar de las adversidades, se idean la manera de poner la frente en alto. Somos una familia, llena de personas, con un propósito que fue sobrevivir. Los voy a extrañar, desde Jae-ik hasta al hijo de Namjoon. Cada uno de ustedes es mi familia, el lugar en que mi esposa y yo pudimos sentirnos a gusto. Es hora de dejar de sufrir por una enfermedad y buscar la paz en ese limbo, paraíso o a donde sea que trascienda. Cuídense, Park Eun-seok. Prometo contarle a todos los que hemos perdido que ustedes lograron la estabilidad que buscamos antes.

El grupo completo se puso melancólico pensando en los que partieron antes de llegar a Jirisan y a Oedo, quienes merecían la mínima oportunidad de descansar, de vagar sin rumbo, pelear por supervivencia y esperar una mejor mañana. Asi como han perdido, han ganado, lograron la unión entre todo, confiaron en cada uno y llamaron familia luego de años compartiendo una lata de provisión hasta una casa donde cenar juntos en una mesa.

No volvería a verlos nunca, pero el recuerdo siempre albergaba en cada uno de ellos.

Jae-ik tomó nuevamente la botella de soju que estaba junto a su hijo mayor. Se sirvió recordando los buenos años pasados juntos. En aquellas noches en su viejo hogar, recuerda haber bebido una buena copa en sus noches largas en vela junto a la esposa de Park. Regresó y todos los vieron con la botella que dejó en el mueble donde estaban las fotos de los padres de Jimin, la acomodó mejor y sonrió a las fotos de sus amigos.

—Salud, amigo mío.

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¿Qué pasar ahora en adelante con el descubrimiento del grupo? ¿Lim se saldrá con la suya o tendrá represalias?

Como sea, nuestro personaje favorito ya le dio su merecido por sacar a la luz temas que no le incumben y sobre todo complicado para Yoongi. Finamente tenemos la arriba de unos de los personajes más duraderos de las dos temporadas de Outlast, el padre de Jimin.

Lamentablemente su enfermedad se lo llevó y podrá estar con todos quien han pérdido en el camino.

Gracias por leer, nos enclenque tramos la próxima semana.

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