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57

Taehyung sentía una sensación diferente al ver a Yoongi jugar en silencio con Jiho. Estaba en la alfombra armando bloques; él veía desde la encimera de la cocina, apoyado en silencio, sin querer interrumpirlos.

Adoraba ver que Jiho se estaba acercando a su esposo a su tiempo y más ver que Min respetaba esto de la manera más encantadora posible. Jugaba con él, lo dejaba en la cama para dormir, o lo ayudaba a darle baños cuando estaba como un terremoto de inquieto. Cada detalle hacía que su corazón estuviera lleno al punto de estallar. Lo hogareño y familiar siempre fue algo que mantuvo en Jirisan con Yeonjun y Yoongi y retomarlo en un lugar que tenía de todo para continuar una vida plena, era aún mejor, siendo ese el plus de todo.

Vio a Min tomar el bloque que el pequeño armó con sus manos y este le aplaudió, felicitándolo por su hazaña.

—Lo hiciste muy bien —dijo elogiando a pesar de que no lo oía. Yoongi él acarició su cabello con parsimonia.

Taehyung se acercó y se le unió con cautela. Min se sorprendió cuando recibió un beso en la mejilla.

Jiho miraba con curiosidad las muestras de cariño entre los dos mayores, sonriendo al ver cómo Yoongi reía entre dientes con el beso que Taehyung le dio a su marido. El menor se acercó a Kim y se sentó en sus piernas buscando muestra cariño similar. Min comenzó a reír al ver que Jiho le buscaba los labios queriendo un beso en su mejilla. El castaño lo había entendido, entonces depositó unos besos por toda su cara, apretando sutilmente los mofletes.

—Te amo, bebé... —Siguió besando. —¿Con qué celoso? ¿No?

Jiho se rio haciéndole burla a Yoongi quien estaba fascinado con la escena de celos del menor de la casa. Luego el menor se fue corriendo a su cuarto como si nada a su cuarto, dejando a los dos sentados en la alfombra.

Yoongi se levantó con dificultad para comenzar a recoger los juguetes de Jiho, dejando ordenado para la hora de la cena, le tocaba hoy cocinar a él y ya tenía el menú en su mente para sorprender a Taehyung, pues al castaño le gustaba la sazón de su marido y la dedicación que le ponía a cada preparación por eso.

Min miraba los bloques armados de Jiho, simulando una ciudad.

—Yo creo que va a ser ingeniero, mira todo esto. —Señaló asombrado.

—¿Tú crees que haga grandes cosas cuando sea mayor? —preguntó poniéndose de pie ayudando a su esposo.

—Claro que sí, será el mejor constructor de todo Oedo.

Taehyung se quedó maravillado por la relación que se estaba forjando entre ambos. Verlos jugar juntos pasar las tardes cuando Jiho dibujaba, armaba sus bloques o le hacía compañía a Yoongi en la cocina, cada pequeño momento era de apreciar y recordar, pero había un detalle, y era que, ahora que Min trabajaría para la seguridad de Oedo le preocupaba que Jiho lo comience a extrañar y hacer uno que otro berrinche.

—Amor, me preocupa cuando comiences a trabajar y llegues tarde. Jiho se pondrá de mal humor. —Dejó una casa de juguetes pegada al ventanal de la sala. Luego se sentó en el sofá esperando a que Min se sentara a su lado.

—Para esto está su hermano mayor, Yeonjun lo cuida muy bien —respondió. Se acomodó un poco su pantalón y se sentó en el sofá al lado de Taehyung.

—Sí, claro, pero al aparecer Yeonie quiero hacer la preparatoria y lo encuentro muy bien, no pudo por todo lo que pasó.

—Entonces debemos buscarle una niñera, más ahora que tu igual quieres trabajar como asistente oficial de mi madre —dijo.

—¿Crees que se adapte a una?

—Jiho no es un diablillo. —Kim lo miró fijamente. —Bueno, a veces, pero no siempre.

—Pero bueno... si hasta lo defiendes y todo.

Yoongi descansó brevemente esperando que diera la hora de cocinar. Sintió cómo Kim se acurrucaba en su pecho mientras estaba sumido en un silencio, mientras que en el cuarto de Jiho se oían sus pasos desde lejos. Min solo lo acarició con ternura mientras el castaño posaba su mano sobre sus pectorales cubiertos por a la camiseta blanca que usaba en ese momento.

—Te quiero preguntar algo. —Min prestó atención a la petición de su esposo. —¿Cuándo te comenzaste a enamorar de mí?

Yoongi hizo memoria y, si era sincero, fue un momento muy específico en aquellos años cuando el fin del mundo estaba en pleno apogeo.

—Deja recordar... —Miró al techo. —Fue cuando me dejaste tocar tu vientre, después de lo que pasó con Jaewook. —Confesó. —Verte expuesto, cómo te esforzabas por llevar adelante el grupo con tu embarazo en ese momento, fue algo que me cautivo mucho. Y más cuando tuve el privilegio de sentir las patadas de Yeonjun.

Taehyung quería llorar. Min no sabía que Kim guardó con aprecio aquel momento, había sido algo diferente comenzando una avalancha de sensaciones que llegaron a Taehyung entre eso y las claras hormonas del embarazo. Quería llorar y abrazar a Min, pero apenas se conocían y no era apropiado.

—¿No quería huir cuando me viste con un hijo en brazos?

—No, de hecho, cuando me dejaste tomarlo, yo me sentí su padre desde ese momento.

—Es loco, pero... yo igual te vi como su padre ese día en que nació Yeonjun. Todo lo que hiciste por él, el riesgo que tomaste, me di cuenta de que no eras un mal hombre que abandona gente en los bosques.

Min chasqueó la lengua y comenzó a reír junto a Taehyung.

—¿Por qué me preguntaste eso? —Sintió curiosidad mientras buscaba su mirada.

—Verte, me provoca sentimiento y siempre quise saber más de por qué te enamoraste tanto de mí y esperaste mucho, pero mucho por decírmelo.

—Porque venía de una relación horrible, recién salido de prisión, y me aterraba espantarte. —Admitió.

Taehyung le tomó el rostro entre sus manos y lo besó nuevamente.

—No sabes cuánto te amo, Min Yoongi, cada cosa que dice me convence más de que eres el hombre indicado para mí.

—Qué romántico, te ganaste un premio... —Le sonrió juguetona besando sus labios del mismo modo.

—¿Me dejarás montarte esta noche o prefieres otra cosa? —Le preguntó al oído, mordiendo levemente su lóbulo. —Ando de buen humor y te puedo sorprender.

—¿Aún más?

—Siempre puedo más... —Le susurró. Poco a poco se fue sentando sobre sus pelvis y Min inatentamente comenzó a moverse un levemente.

Lamentablemente, esa burbuja debía ser rota por uno de los dos, había un niño y ya era hora de comer. Yeonjun iba a llegar y las cosas se volvieran incómodas para todos. Yoongi le besó los labios y Taehyung supo que no era el momento, pero tampoco esperaría mucho por ello.

—Estás muy hiperventilado, Min Taehyung, pero échalo a la suerte.

Su marido rio entre dientes y recibió el último beso por parte de Yoongi.

El castaño se puso de pie y vio a Jiho volver a toda velocidad hacia Min lanzándose a sus piernas. Luego este lo tomó en brazos para ver qué traía en sus manos y era un dibujo de sus familias. Yeonjun, Yoongi, Taehyung, Jae-ik, Suran, Ji-yool y Ja-hyun. En la otra tenía otro donde estaban todos los demás hasta el señor Park incluido en él, lo que llenó nostalgia a Min.

Jiho quería preguntar si lo hizo bien, pero no hallaba la manera, solo Yoongi y Taehyung le sonrieron y Kim él aplaudió. Ambos le regalaron un beso en su cabeza con sus cabellos revoloteando por todos lados. El dibujo fue dejado por Kim en la nevera, era el más lindo que ha hecho en mucho tiempo, colocando hasta el mismo Jaewook que solo ha visto una vez paseando con Yeonjun por Oedo. El menor de la casa era un niño angelical, más de lo que podía soportar el corazón de Yoongi y Taehyung.

(...)

Era ya casi de noche, la tarde cayó sobre Oedo y la mayoría acabó sus jornadas de trabajo afinando los últimos detalles para la llegada del otoño, más ahora que el consejo propuso una feria donde cada agricultor pueda poner en exposición, los productos que se cosecharán durante la temporada. Lo cual los emocionaba bastante.

Así, como todos regresaban a sus hogares, otros aprovechaban de visitar familiares y amigos para cenar juntos, como en el caso de Jackson Wang, que siendo ya de tarde se hallaba en casa del matrimonio Min.

Decidió ir a visitar a Yoongi, más ahora que en los próximos días se iba a integrar al equipo de seguridad de la isla. No era como la policía, que ellos se centraban en más problemas ciudadanos. Este equipo, que ha estado desde la gente, comenzó a quedarse en la isla. Hacían vigilancias de que todo el perímetro de la isla que esté habitado se mantenga en orden, sin avistamiento de amenazas, o problemas relacionados con los caminantes.

No solo se unía Yoongi, sino también Jungkook y Namjoon. Luego de haber pasado bastante tiempo fuera de la isla, quisieron retomar sus viejos trabajos, pero no lo lograron, menos después de ver que los peligros fuera de la isla cada vez eran peores. Los tres postularon como Jackson les indicó y, con suerte, a la semana les informaron que quedaron dentro. Estaba bastante contento con sus nuevos compañeros de trabajo que son sus mejores amigos, sentía que hacían buen equipo y quedó demostrando con los años supervivencia que han atravesado todos juntos.

—Mañana es la bienvenida en el ayuntamiento. Si no mal recuerdo, se firma un compromiso que lo valida tu madre y el concejo. —Comentó Jackson tomando asiento en la mesa del comedor, con su taza de café recién hecha y una más que era para Yoongi. —Espero que no sea demasiado para ti, ¿seguro que podrás?

—Sí, estaré bien. —Hizo un gesto con la mano, quitándole importancia al asunto. —He vivido y hecho cosas peores.

—Lo sé, pero hablamos de una isla, Yoon. Con mucha gente. —Recordó.

—Para eso estás tú, por si se me hace muy pesado el trabajo. —Le dio un sorbo al café con una sonrisa.

—Olvídalo, ya no te quiero como compañero de trabajo.

Wang y Min se quedaron conversando mientras que Taehyung estaba dándole un baño a Jiho para luego llevarlo a su cama. El menor de la casa, cada vez que veía a Jackson, lo observaba fijamente como si fuera alguien ajeno a su familia. Lo conoció bien y estaba dándose la oportunidad de ser amigo de Jiho tal como lo fue de Yeonjun a la edad.

El ex militar miró hacia el pasillo y tuvo mucha curiosidad por saber sobre la relación de ambos; cómo estaban, si iba en viento en popa o había algo más que trabajar para conseguir esa estabilidad que siempre han tenido, y que envidiaba. Eran una buena pareja, se complementaban y eso mismo pasaba con Jimin y Jungkook. Siempre que podía aplicar las cosas buenas de ellos en su relación con Eunwoo en aquellos años que pasaron juntos. Los mejores de su vida, por cierto.

Pero por el ambiente y al aire familiar que respiraba en el departamento, suponía que todo estaba en orden y que no había de que preocuparse por su amigo.

—¿Tú y Tae han estado bien? ¿Verdad? —Se mostró interesado.

Min sonrió enseguida, asintiendo con la cabeza.

—Bastante bien —respondió. —Cuando apenas comenzábamos a arreglar nuestra relación y nos enterábamos de lo que estaba pasando a Yeonjun, la terapeuta nos mandó con una psicóloga para hacer sesiones en pareja. —Contaba sin omitir detalles. —Tocamos temas pendientes, volver a retomar la comunicación y la confianza. Asi que estamos bien, me siento a gusto en mi hogar, con mi familia y puedo decir que Jiho, se me acerca más, apenas se despega de mí.

—No sabes lo tranquilo que me deja oír hablar de ese modo, ya se nota que estás a meses de cumplir cuarenta. Hablas como todo un viejo sabio. —Yoongi lo miró con ojos asesinos. Jackson rio burlándose un poco. —Ya... no te enojes, solo bromeo.

—Bueno... si estoy viejo. —Admitió a duras penas. —Pero mi vida está en orden para poder seguir tranquilo.

—Ya sé qué reglaré para tu cumpleaños.

—Me traes un bastón y te doy con eso mismo en la cabeza, Jackson. —Lo amenazó apuntándolo con la cuchara con la que revolvía el café.

—Iba a decir que viagra, pero no es mala idea.

—Eres un idiota... —Se frotó la cien del lado derecho. Luego le dio un golpe con la mano abierta en la nuca.

Jackson se sobó adolorido y en eso aparece Taehyung.

—Oye, Tae, ¿no crees que tu marido necesita las pastillas azules? —preguntó.

Kim rodó los ojos.

—¿Cuándo vas a madurar, Jackson? Deja de decir idioteces. —Se metió en la cocina, pero pocos segundos después. Se asomó con una sonrisa juguetona en su semblante, dejando que Jackson y Yoongi lo vieran. —Y no, no las necesitas. —Le guiñó el ojo a su marido de manera coqueta.

—¡Pero si te acaba de coquetear en mis narices! —Exclamó dándose aire con una revista que había en la mesa para seguir con el juego. —Quién diría que te convertirías en todo un cuarentón semental. —Bromeó.

—¿A qué hora te vas de mi departamento? Ya me cansé de tus charlas, Jackson. —Miró el reloj mientras Wang se reía de su cara seria. —Son las siete ya... —Min se quedó mirando fijamente el reloj y dejó la taza de lado. En eso, cae en cuenta de que su hijo mayor había salido hace varias horas. — Taehyung, ¿dónde está Yeonjun?

El castaño se abofeteó mentalmente por olvidar decirle que Yeonjun saldría hoy con su novio. Su hijo se lo encargó, y apenas salió de su hogar hacia donde se reuniría con Jeon, dejándole como favor decirle a Min, puesto que, andaba ocupado arreglando los últimos detalles para su ingreso al trabajo.

Como si nada, se unió a la mesa con una taza de té de canela para acompañar, sumando una sonrisa inocente. El azabache lo miró con los ojos entrecerrados y Kim le dio un sorbo breve a su té.

—¿Se te olvidó decirme? ¿Cierto?

—Sí, perdón, pero está con Beomgyu, no te preocupes.

—Bueno, ya, déjalo en paz, está grande, puedo ir y venir con novio a donde sea —dijo Jackson.

—Sí, Yoongi, déjalo vivir su noviazgo en paz. Me recuerdas al señor Park cuando conoció a Jungkook. — Mencionó.

No, claro que no actuaba como un padre celoso, sobre protector, pasando la supuesta crisis de la mediana edad, donde intenta criar a un adolescente enamorando, siendo el novio del hijo de su mejor amigo de años.

Tomo un respiro de sus pensamientos y sorbió su café.

Bueno, sí, lo era. Lo admitió, pero para sí mismo, porque jamás iba a reconocerlo ante su esposo, ni amigo, a nadie, porque en el fondo su orgullo era de piedra y dar la razón a los demás aún era algo difícil para Min. Solo se la daba a Taehyung, más cuando andaba enojado o de mal humor, que por Dios que da miedo cuando despertaba con el pie izquierdo.

—Iré a buscarlo, ya son pasadas las siete, va a oscurecer pronto.

Taehyung y Jackson miraron hacia el balcón y jurarían que el sol aún tenía un poco de brillo como la penúltima tarde de verano. Luego miraron el reloj y apenas eran las siete con tres minutos. Kim rio junto con Jackson.

—Amigo, deja de humillarte, y no sea el suegro que todo el mundo odia. —Lo tomó del brazo y lo sentó en a la silla.

—¡No soy el suegro de nadie y no digas esa palabra otra vez porque la detesto! ¡Me hace sentir viejo y solo tengo treinta y nueve años! —Vociferó ofuscado.

Wang chasqueó la lengua

—Treinta y nueve o cuarenta, como sea, ya estás a un número del viagra... —murmuró.

—Amor, cálmate... deberías ir a dar un baño y relajarte. Te veo tenso.

No pasó mucho tiempo después, a eso de las siete, con veinte minutos de la tarde, la puerta fue abierta por Yeonjun. Entro campante con una sonrisa de oreja a oreja y el cabello desordenado, ropa destartalada. El primero en ver esto fueron Taehyung y Jackson, que sonrían como tío orgulloso. No era necesario ni preguntarle qué pasó, pues el mejor que nadie sabía por qué el chico venía de tan buen humor.

—¡Hola, ya volví! —Yeonjun abrazó a Taehyung por el cuello y luego a Yoongi.

—¿Cómo la pasaste con Beomgyu? ¿Qué hicieron de interesante?

Yeonjun se quedó en blanco. Jugó con sus manos algo nervioso por la pregunta.

—Hablamos... Pasamos el rato y ya. —Mordió su labio inferior. —Me voy a dar una ducha rápida, ¿qué hay de cenar?

—¿No... comiste? —Jackson preguntó con doble intención.

—¡Sí! ¡Sí, ya cené! —Min se aclaró la garganta. —Como sea, me ducho y me voy a la cama.

—Claro...

Los tres adultos vieron a Yeonjun irse al baño. Jackson supo que hizo un buen trabajo aconsejando y dando un pequeño regalo.

—Algo no me gusta... —comentó Min mirando a Kim.

—La verdad, a mí tampoco. —Concordó el castaño.

Wang se puso de pie listo para irse luego de contemplar su cometido.

—No se hagan los que no saben. Es muy obvio: llego de humor, sonríe, no ceno... —Comenzó a enumerar mientras se colocaba su corta viento.

—¿Qué insinúas? —El azabache le preguntó con el ceño fruncido.

—Tu hijo ya no es virgen, y no se preocupen, le di un preservativo. —Se subió el cierre de su chaqueta.

—¡¿Qué tú hiciste qué?!

Taehyung y Yoongi exclamaron a la vez.

═══════ ● ════════

Jungkook había llegado temprano por la mañana al hospital, entró específicamente a oncología para visitar Eun-seok como era de costumbre. Esa mañana, solo lo citó a él por pedido de Roy, que pasó por su casa avisando. Jimin aceptó que quizás había algo que hablar con su esposo y no quiso insistirle en ir.

Jeon entró saludando a las enfermeras y enfermos que conocía bien por la frecuencia de sus vistas a Park. Entró a la habitación trece, abrió la puerta y vio a los demás pacientes que compartían cuarto con Eun-seok, que solo eran tres; una mujer, otro señor y Eun-seok. Jungkook saludó con educación a los mayores y estos le sonreían.

El chico abrió la persiana que separaba a su seguro con los demás, viéndolo teniendo en la cama con su rostro cada vez más pálido y decaído, ojerosos, sus mejillas hundidas y las cuencas de los glóbulos oculares visibles.

Jungkook suspiró dolido al verlo de esa manera. Tan achacado por la enfermedad que le dio, se sentía bastante mal al no estar ahí para él y para Jimin cuando más lo necesitaban. No se imaginaba lo difícil que fue para su esposo estando con Somi bebé, recién nacida, lidiando con la enfermedad de su padre, que fue en progresión hasta que se atenuó de manera agresiva de un día a otro.

—Buenos días, ¿qué tienes para hoy? —preguntó tomando la silla que estaba junto a la camilla.

—Exámenes de sangre, una radiografía y... más exámenes, medicamentos. —Contó acomodándose en la cama. —Ah... y me traerán más parches de morfina.

Jungkook lo ayudó colocando mejor sus almohadas hasta que quedó cómodo y la espalda recta para que pudiera recibir el desayuno que venía a las nueve.

—Y ustedes, ¿cómo están? —preguntó poniendo la mesa. —¿Beomgyu y Somi? ¿Cómo están?

—Jimin y yo, estamos muy bien. Beomgyu está... enamorado de Yeonjun y apenas lo veo cuando sale con él. Me es difícil verlo con novio, pero no quiero ser el padre celoso y sobre protector, juro que lo intento. —Comentó frustrado.

—No seas como yo cuando te vi la primera vez. —Río tosiendo un poco. —Déjalo que disfrute su noviazgo con Yeonjun, es un muy buen muchacho. Dile eso mismo a Yoongi.

—Lo voy a intentar, pero aún me cuesta. —Se reclinó en la silla.

—¿Y Somi? ¿Cómo está la única princesa de los Park?

Jungkook rio.

—Está hermosa, cada día se pone más linda, sus mejillas, son como las de Jimin. —Eun-seok se enterneció. —Y tiene mi color de cabello. Es la mejor amiga de Jiho, pasan juntos cuando vamos a visitarlos o ellos vienen a casa.

—¿Y Jiho? ¿Cómo va? —preguntó interesado en él. —Jimin me dijo que están esperando para comenzar bien con el tratamiento correspondiente.

—Ahí va, Yoongi se frustra al no saber lo que quiere. Supe que Namjoon le ayudó y bueno, Yeonjun le enseña con un libro de lenguaje de señas infantil. Poco a poco lo van logrando. —Contó.

La puerta fue abierta por una mujer encargada de la cafetería de los pacientes que llevaba su desayuno, almuerzos, colaciones y cenas. Le dejaron a los dos primeros que estaban con Park, y al final a él una comida un poco más contundente como el solícito del doctor en la última cita.

El señor Park comenzó a comer con cuidado y con la poca fuerza que tenía en las manos debido a la debilidad ósea que presentaba. Jungkook lo ayudaba como podía para que no fuera tan difícil para el hombre.

—La verdad, Jungkook, yo te cité para otra cosa.

—Dígame lo que necesita, suegro.

El hombre dejó con lentitud la cuchara de lado.

—El viernes el médico me dijo que mi partida es... inminente y me ofreció una opción.

—¿Cuál?

Hubo un silencio breve.

—Eutanasia o que no me hagan reanimación.

Jungkook sintió un peso en su pecho, algo dolido al oírlo. No esperaba para andar eso, sin embargo, fue algo en lo que se conversaron entre él y Jimin hace un mes. Park lloró mucho por la idea de que a su padre le quedaba poco, pero esto no se lo ha dicho. No quería ni imaginarse la reacción de su esposo ni de Beomgyu.

—Señor Park...

—No me digas que no lo haga, muchacho. —Le pidió dándole un bocado al arroz. —Ya lo decidí, y como no sé cuándo me dará un paro, tomaré la primera opción, solo necesito una firma de consentimiento de parte de mis tutores que eres tú y Jiminie. —Comentó. —Quería que hables de esto con Jimin, por favor. Dile lo que quiero y vengan a firmar eso pronto, ya... ya no aguantó más Jungkook, esto a suspiro viviendo y no es vida eso.

Jeon sonrió un poco secándose las lágrimas, muriendo con cariño al señor Park.

—Yo... Yo lo voy a extrañar, señor Park. —Sollozó, sorbiendo su nariz un poco. —Yo prometo hacerlo, por usted, porque merece algo descansar después de tanto.

Eun-seok sonrió agradecido.

—No llores, muchacho, has sido bueno con mi hijo. Le diste una familia, un hijo y una hija hermosos, y los dos, niños buenos, sanos y educados. Sé que son una gran familia en el futuro y procuren cuidar de sus hijos, que son lo más importante. —Pidió con el corazón en sus manos. Adoraba a sus nietos con su vida y dejarlos le dolía en el alma.

Eun-seok se acercó hacia su mueble personal con sus objetos de aseos, y algunas otras cosas que usaba para no aburrirse. Entre sus cosas sacó algunos sobres que tenían el nombre de las personas más cercanas a él: su familia, incluidos sus nietos y Jae-ik y una para todos los demás del grupo del cual fue parte durante sus años.

—Entrégaselas, a Somi dile que la lea cuando sepa leer. —Río. —Pero léanlas cuando yo ya no estoy, a los demás debes leérselas porque bueno, no tengo fuerzas para cada uno, espero que esa carta sea una despedida digna para todos ustedes.

—Lo haré, ¿desea algo más? —preguntó.

Eun-seok le sonrió y le hizo acercarse.

—Cuídate, Jungkook, eres un buen hombre, un buen padre, y puedo decirte que eres como mi hijo y espero haber sido ese padre que te merecías. Alguien mejor, que te quiera por lo que eres y has logrado que por algo más. —Empezó a decirle y Jungkook se derramó en lágrimas mientras lo oía. —Gracias por todo, Jungkook. Por cuidar de mi hijo, de mis nietos, de mi esposa cuando enfermo y de este viejo. —Le sostuvo las manos y le dio palmadas. —Nunca bajes la cabeza, come bien y cuídate, te lo pido.

Jeon no solo soportó más, y se acercó a abrazarlo con cuidado de no hacerle daño. Eun-seok lloró cuando miraba a su yerno, entretanto sentía que la vida se iba poco a poco, en cada suspiro que daba.

—Gracias por ser el padre que siempre quise.

═══════ ● ════════

La relación entre Jiho y Yoongi avanza cas a día comenzando a fortalecer sus lazos, lo cual hace a Taehyung feliz ver que su familia está unida. También Yeonjun cada vez crece más y hace sus pequeñas "travesuras" por ahí.

Pero no todo es felicidad, por otro lado tenemos al señor Park que cada día agoniza más y Jungkook logro tener ese padre que siempre deseo alguna vez que fuera Gong-Yoo.

Muchas gracias por leer y sobre todo por la espera de Jirisan, además de mi clara falta de tiempo, entre en una especie de bloqueo con Outlast y no supe como continuar esta historia. No preocupen que de a poco estoy retomando.

Una vez más, muchas gracias. ♥︎

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