56
Lim estaba más que ansioso al darse cuenta de que los días pasaron y Yeonjun nunca dio cara con la respuesta de la decisión que había tomado. Sin embargo, extrañamente, tenía esperanza de que apareciera, ese muchacho era su salida de todo esto, solamente él lo podía regresar a su laboratorio, dar un poco de libertad.
Por más que se buscaba dar ánimos para seguir esperando al joven, cada vez bajaba más los brazos, aceptando que tal vez nunca le iba a decir que sí, y que con su sola ausencia rechazo su ofertar con ayudarlo a darle lo que quisiera a cambio de trabajar por la cura.
Aquello lo enfadaba, lo ataba de manos y no lo dejaba continuar por más que tenía otra oportunidad con alguien diferente y nuevo. Golpeo la pared con su puño, enojado al ver que nada pasaba. No le quedaba más que aguardar en su cárcel a espera de lo imposible.
Se regresó a su cama y aguardo en espera de la gobernadora, como cada lunes por la mañana que lo iba a visitar, corroborando la situación. Se quedó mirando fijamente la celda hasta que oyó la puerta del pasillo ser abierta y unas pisadas marcadas por los tacones femeninos.
Ja-hyun apareció con dos policías más a sus espaldas para hacerle de escoltas. Si Yeonjun no aparecía debía buscarse la manera propia de salir de la cárcel, cueste lo que le cuesto. Con o sin Min.
—Buenos días, señor Lim. —Saludó la mujer tomando la silla que estaba a su lado, se sentó y cruzo de piernas para hablar con él. —¿Cómo ha sido su semana? ¿Agradable? ¿Necesita un cambio de celda a una más oscura o con más sol? —Habló sarcásticamente. Lim negó.
—Es otra cosa lo que quiero. —Se aferró a los barrotes mirando fijamente a la mujer. Esta acepto, dispuesta a oír lo que requería. —Verá, soy un hombre de ciencia, y el peor castigo para un hombre como yo es que le priven de hacer su trabajo.
—Bueno, doctor, o ex doctor, su trabajo fue suspendido luego de que haya usado personas inocentes, enfermas y con familia de la isla para su conveniencia e intereses propios. ¿No lo recuerda acaso?
—Créame que lo recuerdo muy bien, pues ese día su hija me atrapo con las manos en la masa. —Comento. —Sin embargo, señora Cha, necesito, no… Me urge trabajar si no me moriré del aburrimiento en esta pocilga.
—Lo lamento, pero no será posible. —Se levantó de la silla, lista para retirarse y retomar su trabajo, pero la voz del hombre preso la detuvo.
—¿Qué pasa así le digo que quiero ayudar a esta isla? ¿Qué deseo que prosperé y se cuide de ese virus letal o lo que sea que convierta a las personas en seres no viviente? O mejor… ¿Y si él dice que alguien se ofreció voluntariamente?
Las preguntas no le hicieron ni cosquillas a Ja-hyun. Sabía que pasaría esto si visitaba a Lim, pero a eso fue a dejarle en claro que las cosas no se hacen con tratos, menos con ofertas que no podrá cumplir un hombre con falta a la palabra, tal como Jeon-se lo era. La mujer camino de regreso hacia los barrotes, los policías se pudieron en alerta en casa de que intentase atentar contra la vida de la mujer. Ella se quedó parada barriendo con la mirada al doctor.
—¿Cómo es eso de que alguien se ofreció? —preguntó. —No diga, ya lo sé, yo todo lo sé. —El doctor frunció el ceño. —Sé que fue Yeonjun, mi nieto, el que oyó su propuesta de trabajo y me encargo trasmitirle el mensaje, señor Lim.
El doctor de alguna manera no sintió cómodo con saber que Ja-hyun sabía todo lo que hablo con ese joven en el hospital, pero le daba igual, más ahora que estaba emocionado, se puede decir que él ya podía sentir la libertad llegar a su vida luego de mucho tiempo bajo tierra encerrado en una celda pequeña.
—Debería estar feliz de que su nieto es una persona de bien que quiere ayudar en mi trabajo, de encontrar una cura para las personas de esta isla. —Contaba y Cho continuaba sería.
La mujer sonrió ladina.
—No sé qué ideas se hizo en la cabeza, pero mi nieto me pidió decirle que no trabaja con usted.
—¿Qué?
—Como oyó señor Lim, Yeonjun no se prestará para trabajos con falta de pruebas, más si los hace alguien que cometió homicidio en Oedo.
—P-Pero… Se veía convencido… ¡Iba a aceptarlo! ¡¿Qué hizo para que dijera que no?! —Exclamó, aferrándose a los barrotes y agitándolos con fuerza, demostrando su ira.
—Yo no hice nada, mi nieto es lo suficientemente inteligente para darse cuenta de que hacer un trato con una persona desquiciada y asesina nunca no iba a salir nada bien. —Comentó. —Y mira, doctor Lim, si usted quiere salir le va a costar hacerlo, porque aquí no se dan regalías por buena conducta.
Lim en ese momento estaba enfurecido con todos más con esa mujer y su nieto, que lo hizo hacerse falsas esperanzas con la cara de interés que pudo cuando le ofreció darle lo que quisiese si lo ayudaba con sus investigaciones.
Una vez más, no le resulto y siendo él el que seguiría estando en un calabozo por el resto de su vida.
El doctor golpe la celda con ira, el pateo igualmente haciendo que esta temblará desde abajo hasta arriba y Ja-hyun negó al ver que un hombre como el logro hablarle a su nieto hasta casi convencerlo, tal como Yeonjun le dijo en su oficina tras contarle lo que Lim quería hacer y le ofreció por ser parte.
—¡Sáquenme de aquí, ya pegué por lo que hice! —Gritó y el guardia le dijo que se le alejará de los abarrotes mientras le enseñaba una porra.
—Puedo hacer algo por usted y es que su petición pasara por el consejo. Si es aprobada, saldrá condicionalmente; esposado, vigilado en sus horas de trabajo y volverás aquí a pasar la noche. Y si es que es negada, no saldrás nunca de aquí, mató a muchas personas, señor Lim.
—¿Y-Y me la darían? —preguntó ensimismado en la reja de la celda.
Cha sonrió un poco.
—No. Lo puedo intentar, pero es que ni yo quiero verlo entre nuestra comunidad.
La mujer salió sin mucha más que agregar a la conversación con el doctor Lim dejando nuevamente solo al hombre sucumbiendo en la soledad y la oscuridad de la cárcel con un solo guardia custodiando la puerta de entrada del pasillo de las demás celdas.
Este se regresó a su cama para recostarse. Observo detenidamente el techo hasta que, de solamente la rabia que sentía, soltó un grito y comenzó a lanzar todo a cada rincón de su calabozo. Pateando la cama y tirando a la almohada hacia otra esquina buscando que la ira se disipara de su cuerpo.
Todo ese enojo y odio que sentía en ese momento tenía nombre.
Min Yeonjun.
Y tarde o temprano se las iba a apagar, lo iba a usar como sujeto de prueba, peor de lo que hizo con Eun-yoo.
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—¿A dónde me llevas, Gyu?
Beomgyu no respondió a la pregunta de su pareja. Min sabía que iban por el sendero que Eun-yoo les mostró cuando apenas había llegado a Oedo, era él caminó del lugar “secreto” de su mejor amiga, pero mucho más allá no sabía, ya que iba con los ojos vendados y por más que le preguntase a Jeon este reía y lo molestaba diciendo que pisara con cuidado.
—¿Por qué tanto misterio?
El castaño sonrió un poco.
—Ya no falta mucho, aguanta un poco.
Yeonjun no reclamo cuando sintió que le agarraba la mano y aceleraba el paso con tal de hacerlo correr a ojos vendados. Tuvo miedo ya que al no ver nada pensaba que se iba a caer en cualquier momento en un charco de lodo, agua o doblarse los tobillos por no saber dónde está pisando.
—No sé qué pasa por esa cabeza tuya, solo sé que tengo miedo de caerme y hacer el ridículo.
—Qué exagerado te volviste.
Cuando el chico se detuvo, Min sintió como le soltó la mano y se paraba detrás de él. Yeonjun asumió enseguida que ya habían llegado al destino misterioso que Beomgyu estaba planeando.
—¿Ya llegamos? —preguntó impaciente. —¿Puedo sacarme esto?
Beomgyu se quedó contemplando as u novio de espaldas. Este vestía un pantalón de mezclilla con las rodillas rajadas y pequeñas hilachas colgando. La camiseta era sin mangas, en un tono negro con dibujos con líneas blancas de estampado, un tipo de insignia. Dejaba sus brazos medio blanquecinos al descubierto mostrando sus músculos un poco flexionados, non eran voluminosos, eran de un joven de diecinueve años promedio.
—¿Gyu?
El chico sintió como su novio le quitaba la venda con cuidado y lo primero que vio fue el lugar que visitaron con Eun-yoo la primera vez, solo que había una manta con una cesta de pícnic en ella. Quizás ya había visto ese paisaje, pero con el detalle que de seguro era de su novio lo hacía más especial hasta el punto de emocionarlo. Se quedó sin palabras mientras veía a Beomgyu pararse delante de él exponiendo su pequeña travesura.
—¿Y qué tal? ¿Te gusto mi sorpresa? —preguntó ansioso esperando una respuesta positiva.
Min se sonrojó un poco y asintió con la cabeza. Beomgyu lo besó.
Supo desde un principio que le iba a gustar, aunque ya lo visitaron, esta vez estaban a solas, lo que le daba un toque íntimo y romántico para ambos jóvenes que apenas comenzaban a vivir un noviazgo sano y o en el exterior expuesto al peligro diario de las calles.
Yeonjun estaba bastante paz, en sus viejos recuerdos de infancia recuerda cuando sus padres lo llevaban aún campo de flores cercano a Jirisan en primavera y verano, viendo como creían y teñían el césped de varios colores vivos dándole un toque más hermoso a un país muerto desde hace año, era un pequeño rincón que conocieron ellos tres. Quizás aquí no había flores, pero recordaba esa serenidad y la placidez de estar con quienes querían mucho.
Esta vez estaba la persona que más amaba de manera sana y sincera, sujetándolo de la mano mientras lo llevaba a la manta de pícnic. Era de un color tradicional cuadrillé con cuadrados blancos y celestes. La cesta traía rollos de gimbap, arroz, guarniciones y como postre, galletas y varias frutas que era del gusto de ambos, además de una pequeña botella de jugo y otras de agua. Pues el alcohol quedo prohibido por un muy largo tiempo.
Los dos se acomodaron, sentándose frente al otro, mientras miraban el océano, bañarse de los rayos de sol de ese día, más las últimas brisas que quedaban del verano, ya estaban entrando a otoño y se sentía el fresco chocar en sus rostros. Además, que los árboles poco a poco cambiaban de tonalidades al naranjo más bello de la estación.
—¿Por qué hiciste esto tú solo?
—No me molesto hacerlo —contestó.
—Sí, pero podíamos hacerlo juntos.
—Quería darte una sorpresa, has estado con la cabeza en otra parte con lo del… doctor ese. —Comentó dándole un vaso. —¡Pero no hablemos de eso! —Agregó con una sonrisa dejando la botella de lado. —Hablemos de otras cosas, o solo comamos, disfrutemos del paisaje juntos. ¿Te parece?
—Sí.
Ambos chocaron sus vasos haciendo un brindis y bebiendo del jugo de frutos rojos que compro en la tienda de conveniencia. Lo más chistoso de todo es que el señor dueño del lugar no dejaba de mirar a Beomgyu desde el mesón, rio un poco al recordarlo.
Yeonjun se recostó sobre la manta mirando como las nubes se movían al compás de viento.
Giro un poco su cabeza unos grados hacia su chico que estaba sentado mirando el océano hacia el horizonte. Llevaba un short de mezclilla negro con una camisa cuadrillé atada a la cintura y una camiseta de la misma tonalidad con un estampado estilo rockero. Estaba sentado en “W” con las rodillas dobladas y los pies apoyados, al contrario de las caderas mientras se apoyaba en sus brazos. Para juguetear un poco, le hizo pellizco el codo y Jeon cayó hacia el lado debido a la sorpresa de la acción.
—Ya dime, ¿Por qué me trajiste hasta aquí? —Le preguntó, observando ahora a Beomgyu que estaba recostado a su lado mirándose a los ojos.
—¿Por qué debe haber otro motivo? Ya te dije… —respondió.
—Si tienes razón, solo que… gracias por ayudarme en este proceso con las terapias. Ha sido un tiempo difícil, pero de no ser por ti y por mi familia quizás siga en un hoyo de depresión tomando pastillas. —Comentó. —Eres parte importante del proceso. Gracias.
—Somos novios. Appa Minie me dijo que las parejas se apoyan sin importar qué, refuerza la relación y hace que la comunicación sea mejor, así no existen secretos, los lazos se hacen fuertes —dijo recitando las palabras de Jimin.
—Qué sabio, appa Taehyung, solo me dice que en ocasiones se debe dar lo mejor por la persona correcta, amarla, respetarla, comprenderla y apoyarla. Solo que me da risa porque mis padres se tardaron en decirse te amo. —Comento riendo un poco. —¿Y qué te dijo el señor Jeon?
Beomgyu comenzó a reírse con doliendo su estómago.
—¡¿Por qué le dices, señor Jeon a mi padre?! —Río. —¡Es raro!
—¡¿Y como le digo?! ¡¿Suegro?! —Yeonjun puso mala cara. —¡Suena peor y me mata si lo hago!
—¿A tu padre como le debo decir?
—Como sea, pero señor Min no, va a sentir viejo. —Aconsejo.
La pareja comenzó a reír por lo que hablaban hasta que llego nuevamente el silencio y la calma a su entorno. Yeonjun lo miro de perfil y suspiró con cierto enamoramiento.
—Amo estar así; tranquilo, sin tener preocupaciones o bueno… no tantas.
—A mi igual, solo los dos en calma.
La brisa agitó el césped y algunas hojas cayeron sobre la manta. Entonces el castaño no se logró contener más al ver el rostro de su pareja y se lanzó sobre él quedando recostado sobre su pecho. Yeonjun se sorprendió por el ímpetu de su chico.
—¿Qué es lo que tienes?
Beomgyu le tomo el rostro y lo besó con cierta pasión. El azabache abrió los ojos como platos al sentir el furor del beso. Aguardó un poco más, ya que la cercanía se sentía bastante diferente y exquisita como para separarse de su novio en ese momento.
La temperatura comenzó a subir más de lo normal, era claro que no era del ambiente, sino que de ellos mismo que se besaban con cierta pasión y deseo desbocado que los dejaba sin aire. Yeonjun se alejó para tomar un poco de aire, se quedó mirando a Beomgyu a los ojos, ambos tenía un brillo enternecedor que lo enamoraban cada segundo más.
—Gyu… E-Espera. —Le detuvo. —No he dejado de pensar en algo.
—Siempre te pones a pensar en los momentos menos apropiados para ponerte filosófico, Yeonjun.
Min se sonrió un poco.
—Es que yo… —Se mordió los labios. —He tenido una cosa guardada desde hace día y la traje por… por no sé…
—Me da ansiedad escucharte cada que tartamudeas y no dices anda nunca —dijo a modo de regaño.
Yeonjun metió la mano a su bolsillo trasero del pantalón saco una billetera vieja de color negra. La abrió y con sus manos temblorosas sacó lo que parecía un paquete brillante de color gris que no decía nada. Era cuadrado y relieve circular que se daba ver.
Según lo que sabía, eso era un preservativo.
—No lo puedo creer. —Río apoyándose en su pecho. —¿Acaso se lo sacaste a tu padre?
—¡No, que vergüenza sacarle condones a appa Yoongi! —Reclamo. —Me dio Jackson hyung ayer… —Murmuró.
—Eso es peor, Yeonjun. —Comentó mirándolo a la cara. La tenía roja como tomate maduro, que estaba seguro de que ni su novio soportaba el calor de las mejillas y el rojo intenso que se instaló en su dermis. —¿Y qué? ¿Tienes ganas de… eso?
Yeonjun aparto la mirada un poco avergonzada, más no poder.
—No sé… ¿Tú quieres que lo intentemos?
Beomgyu beso su mano y le sonrió juguetón. Yeonjun fijo su mirada en él como le quitaba el preservativo de las manos para mirarlo mejor.
—Quiero intentarlo contigo y averiguar como se pone esto juntos.
El azabache dejo la vergüenza un poco de lado y rio al ver los ojos juguetones de su novio. Se sentaron sobre la manta y besaron previamente.
El primero en tomar las riendas del asunto fue Beomgyu que en silencio se sentó a horcajadas en Yeonjun para besarse con más deseo y una sensación extraña que atravesaba su cuerpo, como un cosquilleo y una aceleración que no comprendía el mismo. Jeon miro a su alrededor, viendo como las hojas caían sobre el césped y la brisa mecía sus cabellos, detalles así marcaban experiencias más esta que jamás imagino tener su primera vez en una manta al aire libre con el océano de fondo, sin embargo, era increíble.
Yeonjun metió sus manos debajo de la camisa con cierta timidez, abrazándolo piel a piel. Era íntima la situación al punto de poner cada vello de su cuerpo erizado. Sin aviso el castaño le quito la camiseta sacándose por los brazos dejando con la piel al descubierto y Min se quedó en blanco sin saber qué hacer.
—¿No vamos muy rápido?
—Lo dice el que trajo un condón en el bolsillo desde hace media hora.
—Olvídalo. —Se lanzó a besarlo y con sus manos le quita la camiseta para besar mejor su cuello.
Sintió de pronto como los dedos curiosos del castaño desabrochaban sus jeans con prisa hasta dejar el borde de los bóxeres al descubierto. Ambos se miraron ras dejar de besarse. El azabache bajo sus manos hasta llegar los glúteos de su novio y dio un apretón efusivo que le saco al chico un largo suspiro mientras se mordía los labios. En eso lo tumba en la manta. De un segundo a otra, la prenda inferior de ambos muchachos quedo de lado, dejándolos en ropa interior mientras se rozaban entre sí con la intención de sentirse más sin desnudarse aún. Nunca imaginaron algo así; solos a punto de tener la primera vez del otro en el exterior. Min no dejaba de mirarlo y lo besaba cada vez que Jeon abrió los labios para dejar salir un leve gemido al ser rozando por su pareja.
Fue en ese momento que el azabache se quedó mirando el sobre, lo abrió con los dedos, con cuidado, ya que nunca había tomado uno antes y lo saco.
Beomgyu se acercó, le beso la mejilla con ternura. Le susurro algunas cosas que erizaron a Min de pies a cabeza.
Si era sincero, nunca ha tenido la charla de sexo con sus padres; ni anticonceptivos ni nada que tuviera que ver con el ámbito sexual. Primero; porque no estuvo en cuatro años y se perdió de la conversación vergonzosa que toda familia debería tener. Segundo; le daba vergüenza, ir a sus padres a hablar de sexo, condones y pastillas, sonaba infantil, pero Yeonjun era intimido, bueno, a veces.
Solo por intuición tenía que ponerlo, con cuidado para no romperlo. Se bajo el bóxer con cuidado y lo coloco desde la punta hasta la base. Una vez tuvo el profiláctico puesto se tapó el rostro muriéndose del bochorno.
—Al demonio, ya da igual… ya lo puse.
Beomgyu rio al verlo hablar solo.
—Se hará de noche y te sigo esperando…
—No me presiones, es mi primera vez. —Protesto.
—Solo hazlo, estamos solos. Tú y yo. —Le tomo la mano.
El azabache le ajo la ropa interior a su novio y con cuidado se fue acercando mientras estaban tomados de las manos con los dedos entrelazados. Jeon abrió un poco las piernas a la vez que sentía que Min se abría paso en su interior con suma delicadeza hasta llegar al interior. Beomgyu gimió fuerte y Yeonjun igual. Solo ese fue él tomaría paso para comenzar asentir una avalancha de sensaciones vibrantes, emocionante y frenéticas de dos jóvenes inexperto tenido su primera vez juntos.
No solo era sexo, era conocerse un poco más y saber que era lo que le gustaba al otro. Cada embestida era mirarse a los ojos, besarse con la mirada trasmitiendo lo que realmente sentían mutuamente, amor, pasión, anhelo y la lujuria del momento. No se detuvieron en ni un momento más que estaban a solas con el ruido de las olas de testigo del amor de dos jóvenes.
El castaño descubrió que Yeonjun podía ser posesivo y romántico al mismo tiempo, algo que nunca ha experimentado y para ser el primer encuentro era magnífico. La pareja se movió encima del mantel, cambiando de posición mientras se besaba fogosamente. Beomgyu se colocó encima y poco segundo después regresó la posición de antes, repitiendo entre ello los besos.
—Te amo…
—Yo te amo mucho más.
(…)
Ambos caminaban de regreso a casa en silencio, fingiendo que no acaba de pasa nada, pero les era imposible cada que se miraban reían juntos.
—Fue un día bastante intenso —dijo Min pasando por entre algunas ramas.
—Jamás pensé que nuestra primera vez seria en el aire libre.
—Literalmente hay una primera vez para todo.
Beomgyu sonrió un poco mientras caminaban, se acercó solo para tomar la mano de su pareja con la que tenía libre, en la otra llevaba la cesta con la manta de pícnic dentro.
Había algo diferente en Yeonjun, como si mostrara más seguridad y confianza, lo que le permitía sentir bastante bien y satisfecho a su lado. Estaba muy feliz de poder estar viviendo la relación que siempre quiso con su novio.
En el tiempo que estuvieron lejos de casa cuando apenas comenzaban a ser novio les fue difícil. Porque tenía mucho miedo de perder al otro a manos de la RCMC o de algún caminante o corredor, o grupo de personas dementes que todavía quedaban como las mujeres que se lo quería comer en el granero, recordar a estas últimas le daba escalofríos aún no sabe como es que lograron salir sano y salvos, sobre todo enteros.
Regresando a lo de su relación, el miedo siempre los perseguía, y Yeonjun no lograba expresarse de mejor manera debido a que pasaba en alerta. No lograba dormir en paz y era también irreal lo que sentía por el otro, en su momento creyeron, era culpa de la soledad, de estar lejos de sus familias, pero hasta el día de hoy, todo aquello era más que real; el sentimiento y el amor mutuo.
Ahora podía saber lo que sus padres sentían por el otro, como Jungkook amaba a Jimin y viceversa, comprendía al fin ese querer estar con las personas que amas a cada segundo que pasa durante le di.
—Ahora entiendo por qué appa Minie decía sentir mariposas en el estómago cuando veía a appa Kook. —dijo Beomgyu entrelazando sus dedos con los de Yeonjun. —Me gusta sentirme, de esta manera, experimentar esas mariposas contigo.
—Yo igual. —Yeonjun se apegó más a él.
Los dos jóvenes caminaron bajo el atardecer otoñal del bosque de regreso a Oedo, no era necesario hablar, ni hacer ruidos, mientras que la compañía era la correcta y cómoda. Ahora por fin era el momento de disfrutar de su amor, que se proclamó a los cuatro vientos, con el océano y las nubes de testigo.
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La respuesta final de Yeonjun fue que no, podemos respirar de alivio al saber que no aceptó la propuesta de Lim. Por otro lado, cada vez vive su juventud paso a paso con ayuda de Beomgyu. 💕
Gracias por leer, hasta ahora solo será un capítulo por miércoles hasta que tenga el tiempo más libre, lamento estos inconvenientes con las actualizaciones ya volveremos a la programación de siempre.
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