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La entrada al bar era gratis, al igual que el primer vaso del trago de preferencia del comensal. El límite de tragos era disminuido. No vas de tres vasos, con el fin de prevenir disturbios y peleas de borrachos dentro del local. La gente no mostraba descontento, de hecho, se acostumbró a una norma que siempre estuvo y que se volvió más flexible con el tiempo.

Yoongi había pedido un vaso de whisky con hielo, pero no ha dado ni un sorbo; su vista estaba clavada en el vaso. Desde que entró al sitio, no ha posado sus labios en el borde del vidrio, pues tenía la cabeza en todas partes que se perdía en los mismos pensamientos del todo el día desde que salió del apartamento y de la casa de su madre. Se sacó el anillo del dedo anular, mirándolo mientras jugaba con la joya entre sus dedos, luego lo dejó junto al vaso para dar el primer trago que fue amargo al mismo nivel que él lo estaba, por ende, no le afectó del todo.

En ese momento siente pasos detrás de su espalda que se convierten en la presencia de Jungkook que lo quedó mirando para luego tomar asiento en la mesa junto a su amigo. Este tenía también un vaso con el mismo tipo de bebida. Asi como llega Jeon, llega Jackson con una botella de soju y Namjoon detrás de él con una cerveza.

—Te buscamos todo el día para preguntarte qué tal te fue en casa con Taehyung, ¿dónde mierda andabas? —Le dio un trago al vaso de soju que sirvió.

—Fui donde mi madre y estuve allí todo el día hasta que me vine para acá. —Explicó abatido.

Wang, al oír su tono de voz, más una cara que se cargaba casi que contagiaba su tristeza, supo que algo malo sucedía con su mejor amigo. Esperaba que no fuera tan grave, pero el vaso de whisky con hielo y verlo aquí en vez de estar en su apartamento con su esposo e hijo era sospechoso de narices.

—Bien, algo te pasa y se nota a leguas. Habla. —Ordenó.

—No sé siquiera amargarles la noche. —Fue sincero. No deseaba aguarle la bienvenida a casa que sus familias y amigos le dieron a los suyos. No era justo.

—Al diablo, hazlo, no me gusta verte aquí cuando deberías estar en tu hogar, con tu familia. —Le insistió. —No me hagas sacarte la lengua para que hables. Creí que estarías feliz, saltando en una pierna de estar en casa; de hecho, te hacía acurrucado junto a Taehyung y con Yeonjun pegado como la lapa a ustedes. —Comentó divertido, sacándole una leve sonrisa al grupo menos a Min que lo observa con decaimiento.

—¿Qué sucedió? —preguntó Namjoon con seriedad. —No me digas que Taehyung tiene a alguien más.

Yoongi negó tamborileando sus dedos contra el vidrio del vaso.

Taehyung tiene un hijo.

Los tres se miraron entre ellos, buscando alguna respuesta más clara a lo que decía Yoongi. Jackson era el único del grupo que se atrevía a preguntar mucho más. En vez de, sentirse tristes como Min se mostraba, sonrieron felices por él. Sabían que para su amigo el tener un hijo con Kim era un anhelo y algo que intentaron en Jirisan sin frutos obtenidos; sin embargo, con las oportunidades de la isla, quizás esta vez sí logró lo que ambos como pareja querían.

—¿Fuiste padre? ¡¿Tienes un hijo?! —Wang se alegró bastante. —Felicidades por el mini Yoon...

No es mío, Jackson, es de Seo-Joon.

El ambiente se cortó enseguida con el filo de la revelación del azabache. Todos borraron sus sonrisas del rostro al oírlo, quedando sin palabras y son sabiendo cómo continuar la conversación. Preguntar si estaba bien o cómo se lo tomó era desatinado, ya que su rostro respondía esas dos preguntas y muchas más respecto a su estado de ánimo.

Al primero que la noticia le cayó como balde con agua fría fue a Jackson, convirtiendo su faz en un poema. Jeon quedó boquiabierto y Namjoon pasmado con sus ojos abiertos de par en par. Ni uno daba cuenta de lo que acaba de oír.

—¿Es una broma? Pero tú y él lo estaban intentando aquí en Oedo, acaso... ¿Y Seo-Joon estaba con él? No comprendo, Yoongi... —Hablaba buscando comprender la historia, solo que Yoongi negó tras palabras y regresaba a decir que "no" con su mirada.

—Park no estaba porque ya está muerto. —Le dio un trago largo al vaso, dejando que el amargor se apodera de su garganta. —Murió sin saber que Taehyung esperaba un hijo suyo, y el cómo falleció tampoco tengo idea.

—Entonces... ¿Taehyung te engañó? —-preguntó Namjoon recargándose en la silla.

—¿Se considera infidelidad si crees que la persona que amas está muerta? —Inquirió. —Dejé de comunicarme con él, pudo pensar que estaba muerto. Yo... lo abandoné aquí, ese es el punto.

—Pero no dejaste de comunicarte porque querías, la señal era débil, los radios perdían los canales, era algo que pasaría. —Comentó Jungkook. —No lo abandonaste, no creas eso, nos fuimos por una causa que eran nuestros hijos, no por capricho, menos por querer abandonarlos.

Los dos, Kim y Wang, estuvieron de acuerdo con las palabras de Jeon.

—¿Y qué dijo? ¿Cómo supiste para empezar que ese niño no es tuyo?

—Me dijo que era mío, yo me lo creí hasta que comencé a preguntarle. Entonces supe que los tiempos no concordaban. Jiho tiene dos años y dos meses.

—Carajo... ¿Y Yeonjun cómo reaccionó?

—No sé, dejé el apartamento en la mañana y no he sabido nada de Yeonjun, me siento terrible porque estoy aquí ahogando la mierda que siento en whisky en vez de estar con mi hijo. Soy un idiota. —Se tomó la cabeza, apoyándose sobre la mesa. Ocultando su rostro entre sus manos.

El grupo veía a Min abatido por las emociones, el sentimiento de haber sido engañado o traicionado, hasta el punto en que le mintieron en su cara, era horrible y no hacía falta vivir lo mismo que él para comprenderlo. El azabache era expresivo con sus emociones, las vivía a flor de piel y la tristeza, la rabia y el no saber qué hacer, lo podía percibir. Su entorno era tenso, pesado, decaído, se puede decir.

—Habla con él. —Fue lo que dijo Namjoon tras el silencio de la mesa.

—No tengo el ánimo de hacerlo, no aún.

—Quizás hay algo que no has escuchado, Yoongi. —Insistió. —Conozco a Taehyung, dudo que hacerte daño es lo que más quiera, te ama.

—No puedo, intento, pero no logró poner pies en la calle y caminar hasta allí. ¡Me mintió en mi cara con lo que más dolía! —Min se volvió a sentir miserables, alterándose un poco, captando la atención de algunos comensales cerca. Luego se relajó. —Lo he querido abrazar y decirle todo lo que lo extrañé. Expresarle que lo amo y que es todo para mí. ¿Qué hago yo con esto? ¿Cómo lo superó?

Nadie ni el mismo Min Yoongi tenían la respuesta a algo complicado como lo que estaba pasando.

—Creo que lo mejor es que se tomen un tiempo, después hablan a solas y con calma, no creo que ni tú, ni Taehyung quieran mandar todo a la basura de la noche a la mañana. —Intervino Jungkook.

El azabache miró a sus amigos y asintió ante la idea. Tal vez el tiempo sería una buena manera de enfrentar un poco más las circunstancias, digerirla para así poder llegar a estar frente a su esposo, aclarar la situación y quizás entender por qué todo pasó de ese modo.

Esto lo haría a pesar de la tortura que podía significar vivir lejos de Taehyung, pero a la vez no. Verlo por las mañanas en las calles, oír a su padre o madre hablar de él o que Yeonjun estuviera con Kim. Saber que respirar por fin el mismo aire tras años queriendo volver, era un martirio que vivir por intentar recuperarse.

No odiaba a Taehyung, tampoco era capaz de ver a Jiho como el problema. Odiarlo o culparlo, era un niño. No era ese tipo de persona que culpaba a un indefenso por errores humanos, además en aquel pequeño era ver a Yeonjun cuando estaba creciendo en sus primeros años; la mirada curiosa, la timidez y el brillo de sus orbes, cada detalle era similar.

Pensando en Yeonjun dejo el vaso y se puso firme. Iría a buscarlo, ver en dónde estaba, porque necesitaba saber si estaba bien o cómo ha digerido el volver a un lugar nuevo y diferente.

—Creo que es mejor que vaya a buscar a Yeonjun, lo busque mucho tiempo como para perderlo de vista.

Jungkook asintió bastante de acuerdo, pues le pasaba similar con Beomgyu que, luego de haber almorzado, salió del apartamento y no la ha vuelto a haber. Si era sincero, lo tenía un poco ansioso. Durante el día estuvo en su hogar y Somi preguntaba repetidas veces por su hermano. Jeon sin saber qué decir, tomó la decisión de salir y en eso se rindió, pensando que quizás andaba con Yeonjun.

—Te acompañó a buscarlo, quizás Beomgyu anda con él.

Namjoon y Jackson, para hacer compañía, también irían con ellos.

Antes de que pudieran responder al bar, entró un policía. Los cuatro miraron cómo se dirigía al hombre que servía los tragos en la barra, este último a punto hacia la mesa en donde se hallaban, Yoongi, Namjoon, Jungkook y Jackson. El uniformado agradeció y fue hasta ellos dejándolos algo confundidos, creyeron que hicieron algo o sucedió algún infortunio que los involucrara a todos. En eso, saluda de manera neutra.—

—Buenas noches, ¿quién de ustedes son Min Yoongi y Jeon Jungkook? —preguntó mirando a uno por uno.

—Él y yo, ¿sucedió algo? —Jungkook a punto a su amigo y luego a él mismo.

—Los buscamos toda la tarde, señores. Si son muy amables de seguirme hasta la estación, se los agradecería mucho. —Los invitó a salir del bar con amabilidad.

—Claro, no hay problema, pero, ¿pasó algo grave? —Intentó esta vez Yoongi saber qué sucedía.

—Ya verá. Síganme, por favor.

Kim y Wang se miraron entre ellos sin saber por qué requerían de sus amigos en la estación. Esperaba que fuera para temas de registro o administrativos, ya que regresaron a Oedo, aun así no tenía sentido, puesto que se realizaba en el ayuntamiento.

Los cuatro salieron y, por suerte, a solo un par de cuadras, estaba la estación de policía de Oedo. Jungkook aún la recordaba dado el tiempo que trabajó en ella, y que buscaba volver a hacerlo queriendo retomar su vida antes. De hecho, él pensó que era por algo similar, incluso Yoongi que en su tiempo que quiso hacer pruebas para trabajar allí en vez de repartidor.

Claro que estas, eran suposiciones de ambos, pues el oficial no daba señales de querer decir qué pasaba, mantenía el ambiente misterioso, lo que no les gustaba para nada, era lo peor como preámbulo a malas noticias.

En solo minutos lograron llegar. Subieron las escaleras hacia la entrada principal de una estación un tanto promedio, no muy grande ni tan pequeña. Dentro de ella había un par de policías más que harían el turno de la noche. Al ingresar hacia donde estaban los escritorios y la zona para dejar constancias, Yoongi y Jungkook fueron guiados a dos sillas e invitados a sentarse, mientras que Namjoon y Jackson miraban desde sus espaldas, detrás de ellos.

—¿Dirán qué demonios pasa o no? —Min se puso más serio. Ya no le gustaba para nada el silencio fastidioso, mientras que el oficial escribía línea tras línea en una hoja en blanco. —Si no van a decir absolutamente nada, me largo...

Antes de ponerse de pie llegó el hombre que lo buscó en el bar.

—Señor Min, usted está aquí porque su hijo provocó disturbios en una tienda de conveniencia. —Tomó la hoja, poniéndola en frente de ambos. —Robó, persecución, bebió en la vía pública y vandalismo en la plaza central. ¿Cómo responde a ello?

Min se quedó mudo.

—¿Seguro que es mi hijo? —preguntó. —Debe haber un error, él no es así. —Sonrió derrochando bastante seguridad.

Los dos policías carcajearon.

—Muchos padres dicen eso cuando sus angelitos hacen desmanes en el pueblo. —Dejo la hoja en el escritorio. —Min Yeonjun y Jeon Beomgyu, ¿les suenan? —Jungkook se tomó la cien y Yoongi respiró contando hasta casi llegar al cien. —Eso creí. Háganlos pasar, por favor.

Jackson estaba aguantándose la risa mientras que Namjoon le golpeaba con el codo en una de sus costillas para que no lo hiciera, sin embargo, la risa salió de sus labios cuando vio a Yeonjun caminar de lado a lado, pálido, y sujetándose como podía del oficial que lo traía. Luego cayó sentado en una silla de un escritorio para poder recostarse en ella mientras murmuraba miles de incoherencias a voz baja. Se le sumó Beomgyu que quedó al lado mirando el techo, casi cayendo dormido.

—En ese momento sus hijos tienen dos opciones. La primera es que cumplan con la pena impuesta para lo que hicieron o, el famoso servicio comunitario que duraría un mes completo. Ustedes son los adultos "responsables", así que deben decidir.

—¡Yo no haré nada! —gritó Yeonjun golpeando la mesa con su puño.

—Si como no... —Musitó el oficial. —Pueden llevárselos, hasta mañana nos vemos por un largo mes.

Yeonjun se puso de pie casi que, cayendo sobre su novio, pero este lo empujo un poco para que así fuera agarrado del brazo por Yoongi que lo miró severo. El menor río con sus mejillas ruborizadas por el alcohol en su sistema. Asi mismo, le hizo Jungkook que Beomgyu. Por otro lado, Namjoon y Jackson iban detrás de ellos, y Wang no dejaba de reírse.

Una vez fuera de la estación, Min dejó a su hijo sentado en una banca de piedra. Se acercó a él y pudo oler a centímetros el alcohol fermentando, era solamente soju y quizás cuantos litros de este tenía en la sangre como para apenas poderse mantener en pie o sentados, al borde dormirse.

—Yo creo que me voy. Les deseo suerte con el grupo de alcohólicos anónimos. —Carcajeo Jackson. Luego miro a los dos menores. —Ustedes, mocosos, me hacen de mi día mejor. Adiós.

—Yo iré a ver a Jungwoo. Lamento... esto. —Les dijo a ambos padres.

—Adiós, gracias por acompañarnos.

Kim asintió y se despidieron.

Jeon y Min miraron a los chicos que estaban a punto de caer dormidos. Jungkook le aplaudió en la cara a Beomgyu despertándolo en seguida. Incluso el menor le siguió el juego y comenzó a aplaudir junto a su padre.

—¡Bravo! ¡Muy bien, es el primer escándalo que haces aquí! ¡Debería darte un premio! —Le celebraba con sarcasmo mientras le aplaudía.

—¿E-En serio...? —Sonrió emocionado.

—¡Claro que no! ¡Estás castigado! —Exclamó severamente. Yeonjun lo atrajo para abrazarlo y acariciar su cabeza, defendiendo a su novio.

—¿Por qué gritas? No soy sordo... —dijo, dejándose querer por el azabache que le acariciaba la cabeza con parsimonia.

—Vámonos, ahora, Beomgyu.

El castaño fue tomado del brazo y alejado casi que a la fuerza de Yeonjun que no lo quería soltar. De no ser por Yoongi que le quito la mano del brazo, este estaría arrastrándose por el piso. Yoongi y Jungkook, tras separarlos, se despidieron, se desearon suerte de paso. Asi quedaron solamente ambos, padre e hijo, uno de pie y el otro sentados con la mirada idea hacia el cielo, mirando las estrellas.

—Me debes una buena explicación. ¿Dónde andas? ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué pretendías? —Enumero pregunta por pregunta contándolas con sus dedos de la mano.

Yeonjun rodó los ojos y llevó sus manos hasta sus orejas, tapándola e inhibiendo el ruido de la voz de su padre.

—Ya... Solo bebí y ya. Fui a dar una vuelta, lo que dice el policía. Es mentira, lo juro. —Levantó el dedo meñique. —No robe... Quizás si hui, y bote un basurero y bebí cerca de... un tobogán y eso, pero... lo normal. —Se encogió de hombros.

—¡Lo normal?! ¡¿Para ti es normal beber como si no tuvieras fondo y hacer desastre en este lugar?! —Encaró. —¿Cuándo bebiste?

—Poco.

—No te atrevas a seguir mintiendo, odio que lo hagas. ¿Cuánto? —Volvió a preguntar.

—¡Tú odias todo! ¡Eres un amargado! —Le dijo molesto. —Pero te diré, porque me caes bien... —Río. —Dos botellas. —Levantó dos dedos. Luego sumo uno. —Quizás, tres o cuatro. Mejor lo dejo en diez... —Carcajeo cayendo rendido sobre la banca.

Min negó ya harto.

—Ya, ponte de pie y vamos.

—¡No! ¡No iré a ni un lado, déjame aquí! ¡Odia ese apartamento! —Se quejó cuando Yoongi lo levantó y lo hizo caminar hasta su hogar. —No me vas a obligar, tengo diecinueve años.

—Si como no, te comportabas mejor cuando tenías diez. —Refunfuñó ayudándolo a caminar.

—¡Es injusto! ¡Tú eres injusto! —Comenzó a llorar tirándose al suelo.

Min casi tropezando sobre él, gruñe enojado. La gente a su alrededor los miraba algo apenados y sintiendo un poco de vergüenza. Pero a Yoongi le importaba un bledo lo que las personas podían decir o pensar, solo quería sacar a su hijo de la calle y meterlo a la cama para que durmiera de una vez. Mientras intenta levantarlo, el chico abraza la pierna del mayor, aferrándose como cual molusco en ella.

—¡Yeonjun ponte de pie! ¡Me estás haciendo pasar vergüenza!

—¿Te avergüenzas de mí?

Los ojos de Yeonjun se comenzaron a aguantar a medida que miraba a Yoongi. El mayor debió a haber medido sus palabras, o tal vez, la borrachera, provocaba en su hijo una reacción diferente. Después de todo, los litros de soju eran evidentes.

Min miró hacia arriba y solo pensó una cosa.

—¿Por qué a mí?

Yeonjun lloraba fondo mientras era llevado por su padre.

═══════ ● ════════

Taehyung dejó la bolsa de té con sabor a lavanda en la taza. Usualmente, lo bebía cuando tenía problemas para dormir, cambiándolo por las pastillas que usaba con el mismo fin y más para quedar dopado hasta la mañana siguiente. Le había funcionado bastante en el último tiempo tras enterarse de que esperaba un bebé, costando dejarlas, claro, pues fue una adicción que costó mucho dejar de lado.

El castaño miró con su ojo aún bueno el reloj de la cocina que marcaba diez minutos para las doce en punto. Suspiró por casi quinta vez en esa noche, ya era demasiado tarde, estaba preocupado por Yoongi y Yeonjun que aún no daban señales de aparecer por la puerta. Le sumaba el hecho de que ambos salieron enojados de casa en la mañana, dejándolo solo con Jiho, ya que Suran recogió a Ji-yool al rato diciendo que debía irse.

Su día avanzó, pero no dejó de preguntarse en dónde se metieron esos dos. Jiho ya estaba en la cama durmiendo, así que podía darse el lujo de tener su atención en los problemas que ahora enfrentaba.

Fue hasta el sillón, sentándose con la taza entre sus manos; a su vez, miraba por la ventana cómo la noche cubría todo lo que su vista alcanzaba a ver y mucho más allá. El tick-tack del reloj era su acompañante más que los miles de ruidos en su mente; pensamientos que no ha podido callar e ideas sobre cómo recuperar su matrimonio con Yoongi no lo dejaban en paz.

También la discusión con Yeonjun empeoró todavía más el panorama familiar de ese momento. Sin duda, esa no era la bienvenida que alguna vez imaginó.

Miró hacia su lado derecho, en donde la almohada que usó su marido para dormir seguía con el aroma a champú de manzanilla más la colonia que alcanzó a impregnar. Fue inevitable extrañarlo, quería abrazarlo, sentir la calidez de su cuerpo y sus labios, aunque sea un segundo más. Ya si Min decidía tomarse un tiempo, iba a aceptarlo, a duras penas, pero lo trataría de hacer.

No debió mentir, de hecho, no tuvo que ni siquiera meterse con Seo-Joon, era evidente.

Sin embargo, de lo que no se arrepentía era de Jiho. A pesar de que su llegada a su vida fue un estruendo para su vida que le costó bastante aceptar, con el paso de los meses el pequeño fue su compañía. Del mismo modo, lo ayudó a salir un poco de aquel oscuro agujero en el que la depresión por la ausencia de su esposo e hijo lo tuvieron por mucho. Solía pensar que sería de él, sin su pequeño, quizás Kim estaría en una etapa de la depresión en la que salir sería la peor lucha de todas.

En eso, sus pensamientos abrumadores desaparecieron con el sonar de la puerta, al ser tocada con brutalidad. Se puso de pie en seguida, dejando la taza sobre la mesa de centro para ir rápidamente hasta ella. Era y esperaba que fueran Yeonjun y Yoongi.

Una vez la abrió la puerta del apartamento, un cuerpo pesado cayó sobre sus brazos; por suerte, alcanzó a reaccionar y sujetarlo con fuerza, si no hubieran caído ambos al suelo. Le miró el rostro para saber de quién se trataba y era Yeonjun que, con solo tenerlo a centímetros, el olor a soju le invadía la nariz.

Detrás estaba el mayor de los tres, agotado, como si hubiera corrido una maratón.

—¿Por qué está así? ¿Qué le pasó ahora?

—Yeonjun está ebrio. —Le dijo sin divagar.

—No puede ser cierto... —Hizo fuerza para tomarle el rostro a su hijo y este estaba adormilado.

Min entró con prisa, cerrando la puerta detrás de él. Posterior a ello, ayudó a Taehyung a llevarlo hasta su cuarto, lentamente sin que despertara y comenzara nuevamente a comportarse como el típico borracho que lloraba sin motivo aparente, solo porque sí.

El azabache lo tendió en la cama, dejándolo boca arriba para que no se ahogara en su propio vómito, si es que pensaba hacerlo. Entre los padres acomodaron al chico, uno le quitó las zapatillas y otro lo cubrió con una manta para que pudiera dormir por fin.

Tras dejarlo durmiendo, salieron del cuarto, cerrando la puerta con cuidado de no despertarlo.

—¿Cómo diste con él en ese estado? —preguntó el castaño.

—Me fue a buscar un policía diciéndome mil cosas. —Explicó con brevedad. Después miró fijamente a Taehyung. —¿Por qué no me dijiste que salió?

—Es que... No sabía dónde estabas, te fuiste temprano y al rato Yeonjun se fue.

—¿Y eso por qué?

—Nos escuchó discutir anoche, sobre... eso. —Camino hacia la sala para no conversar cerca del cuarto del muchacho.

Min vio cómo Kim tomaba la taza y le daba un sorbo para luego dejarla en la encimera de mármol de la cocina. Yoongi lo siguió con la mirada.

—¿Pasarás la noche acá? —preguntó sin dejar de ver el tazón humeante.

—¿Acaso quieres que me acueste a tu lado después de todo lo que ha pasado? —Inquirió. —Deberías ser un poco coherentes, ¿no crees?

—No pido que duermas conmigo, pero sí que estés aquí. Te necesito aquí, en serio lo digo.

Yoongi rodó los ojos, soltando una risa nasal que molestó un poco a Taehyung. Apretó entre su mano derecha con la oreja de la taza.

—¿Piensas que miento? ¿No me crees?

—¿Debo hacerlo?

Taehyung dejó con brío la taza, salpicando un poco a su alrededor.

—Claro, sí, puede que te haya mentido con lo de Jiho, y te pido por favor que me perdones. —Suplicó acercándose un poco a él. —Hay muchas cosas que te he dicho que son ciertas. Esta es una de las que te necesito aquí, conmigo, en nuestro hogar para estar bien después de haber pasado años alejados y sin saber del otro.

—Entonces, Yeonjun sabe que discutimos, supongo que no debo fingir y quedarme en el sofá. Me voy con mi padre por un tiempo. —Ignoró todo lo que Kim le dijo, encaminándose hacia la puerta para salir.

Taehyung, sin pensarlo, fue detrás de él.

—Yoongi, te acabo de decir algo y me ignoras, porque...

—Porque no quiere escuchar más, no quiero seguir con el tema de Seo-Joon, es por eso. Quiero tiempo para pensar qué hacer con esto, si afrontarlo o cada uno por su lado y se acaba de una vez.

—¿Qué? ¿Te quieres separar de mí? ¡¿Después de todo lo que hemos vivido juntos?!

—Hace años que nos separamos, Taehyung...

—No te voy a soltar tan fácilmente, yo te amo, en serio que te amo con mi vida, Min Yoongi. —Le dijo con las lágrimas en sus ojos.

Min abrió la puerta.

—Me importa que puedas arreglar las cosas con Yeonjun por ahora.

El azabache salió de una vez, cerrando de golpe la puerta. Se apoyó contra ella y respiró profundo.

«También te amo, solo que todo esto duele.» 

═══════ ● ════════

Min se desahoga con sus amigos esperando concejos al respecto, pero a cambio consiguió ver por primera vez a su hijo en un estado un poco penoso, ebrio y dando de que hablar en la isla con su amistad con Eun-yoo que parece no conocer ciertos límites.

Su relación con Kim no parece ir viento en popa, sigue el enojo y el temor de perder al otro.

Muchas gracias por leer, hasta la otra semana.

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