47
Taehyung se encontró con Yoongi y Yeonjun de pie frente a pocos metros de él.
Su hijo tenía el cabello un poco largo hasta la nuca, algo despeinado, sus ropas sucias hasta podía ver qué húmeda, las mejillas rojas y sus ojos vidriosos. Incluso sin perder ese brillo particular.
A su lado estaba Min, por lo que se dio cuenta de que se cortó el cabello. Este azabache, como siempre, su piel pálida y la mirada llena de anhelo, deseo y alegría, eran varias emociones que intentaba descifrar. El mayor permaneció quieto en la puerta sin mover un solo músculo.
Todavía le costaba poder creer que su esposo e hijo volvieron. A pesar de tenerlos al frente, sentía que estaba viendo una especie de espejismo o alucinación debido a todo el dolor que alberga tras perderlos a ambos, al no poder volverlos a ver. Entró en un trance que le cegó. Sus piernas tambalearon un poco, antes de caer sintió la mano fría de su pareja, sujetarlo del brazo antes de que se fuera hacia el lado sobre el niño que seguía con la mirada puesta en ambos sujetos extraños que estaban en su casa.
—Cuidado... —Yoongi lo sujetó antes de que tropezaba con el menor que no parecía soltarse de la tela del pantalón de Taehyung. Min le sonrió.
Oír la voz de su esposo lo hizo volver a la realidad, sus ojos dejaron caer las lágrimas por su rostro y abalanzó contra Min aferrándose a su cuerpo, Yeonjun miraba la escena feliz por el rencuentro con de padres que ni siquiera le importaba si lo saludaba de los últimos.
El de la cicatriz en el ojo, hundió su rostro en el cuello, sintiendo el aroma a vainilla que tenía su ropa y cuerpo. Lo extraño tanto que creía estar soñando y que en cualquier momento algo lo despertaría y alejaría de la ensoñación. Era cálido, reconfortante y perfecto.
El castaño se apartó y vio a Yeonjun más grande, con rostro un poco más maduro. Extendió ambos brazos y el menor fue hasta él para dejarse acariciar por su padre. Se posó en su pecho, oyendo los latidos que retumbaban en el oído.
—¿Eres tú, Yeonie? Dime que... que no es un sueño, por favor...
—Soy yo y appa Yoongi que estamos aquí. —Le respondió con la voz en un hilo.
Los tres se abrazaron con arduamente y el menor estallo en llanto comenzado a humedecer la camisa de Taehyung, este solo podía acariciar la cabeza de su hijo, lo había esperado por tanto tiempo que este abrazo era irreal para él. Lo único que de verdad quiso era ese calor familiar que busco y que no encontraba en Bogum, ese sentimiento de que alguien lo esperó, lo buscó y esperó por años, era impagable y no quería alejarse nunca más de ese círculo familiar.
Agradecía él no haberse rendido y, por supuesto, a Yoongi no dejar de buscarlo por cada rincón de Corea. Por él y por su deseo de llevarlo a casa, Yeonjun estaba ahí, parado con ellos.
El niño que estaba en la entrada del apartamento miraba la escena sin poder entender qué pasaba, para él solo eran extraños abrazando a su padre.
Había mucho que decirles que no acabaría jamás. Con los ojos llenos de lágrimas, miró a su pareja, lo acercó a su cuerpo para volver a sentir la cercanía con él.
—Yoongi... —Sollozo.
—Por fin estamos aquí... —Le susurró.
El llanto de Kim creció al escuchar su voz y el tacto con él. Asintió repetidas veces sin apartar la mirada de los dos. Yoongi le secó las lágrimas con el dorso de su mano, notando la suavidad de sus mejillas contra la piel fría de sus manos. Parecía una fuente rota que no dejaba de escurrir gotas llenas de los sentimientos que tenía en ese momento.
Yeonjun estaba feliz de haber vuelto, el saber que el dolor que paso había acabado y ante sus ojos se abría una nueva vida, nuevas oportunidades de olvidar el crudo pasado.
—No sé qué decirles... Yo los extrañé mucho —dijo sin contenerse y los volvió a estrechar entre sus brazos.
Padre e hijo se dejaron querer por Kim. Luego de mucho tiempo comprendía que le costara encontrar las palabras apropiadas, sin embargo, el abrazo y las lágrimas eran todo para entender que Taehyung también vivió en agonía en su ausencia.
El castaño quería decir mucho más que un "los extrañe", pero su mente y boca no estaban conectadas; por ende decir algo coherente a la situación o palabras mejor formuladas era un reto. Los tres estaban en la misma situación, sin palabras, atónitos por estar en donde tanto querían estar después de mucho esperar.
La familia se separó tras unos segundos de seguir abrazados. Kim lo analizó un poco y se percató de que estaban delgados, no lo suficiente como decir que estaban desnutridos. También se notaban cansados y un buen baño los ayudaría a despejarse, relajarse para ir a la cama.
—Pasen, les preparé algo para comer. —Taehyung los hizo pasar cerrando la puerta detrás de él, teniendo a todos dentro para luego dejarla con seguro. —Estaba justo por servir la cena, se pueden duchar, cambiar y venir a comer. ¿No quieren algo más? ¿Tienen sed?
—Estamos bien —respondió Yeonjun con una sonrisa.
Bajo la mira cuando su pierna recibió un diminuto golpe por parte del niño, que lo miraba con el ceño fruncido y sus ojos llenos de molestia. Le jalaba el pantalón y le negaba con la cabeza e intentaba hablar, pero solo podía emitir inaudibles sonidos de la boca, no formulaba palabras, solo gruñidos y quejas.
Se agachó a la altura del menor.
—Hola, me llamo Yeonjun, ¿y tú? —preguntó con una sonrisa.
El niño le miró los labios y ladeó la cabeza sin entender. Taehyung levantó a su hijo en brazos.
El corazón de Yoongi se detuvo por un segundo. Se quedó mirando al pequeño en silencio y con serenidad. Era adorable y bastante tímido, su cabello era castaño con unos visos un poco más claros que le daban cierto tono aleonado a su cabeza. Tenía pequeños crespos también. Sus mejillas regordetas y vestía una jardinera con una polera debajo y calcetines con estampados de gatos. Concluyó uno parecido a Yeonjun cuando tenía unos tres, quizás, los mismos ojos, mirada y la manera de ver a la gente desconocida.
Después volvió a la realidad.
¿Era su hijo? ¿O quizás Taehyung conoció a alguien?
Con algo de valor se atrevió a hacer la pregunta que más le aterraba su respuesta.
—¿Él es?
—Él es Jiho. —Le dijo con una sonrisa. —Sí, es... es tuyo, Yoongi.
Min respiró y dejó caer una lágrima.
—Pero yo...
—Supongo que es lo que me dejaste antes de irte, es parte de ti. —Le dijo con convicción.
—Pensé que te casaste y que tuviste familia con alguien más —Ignoró un poco las palabras de Kim.—
—¿Por qué haría familia cuando esperaba a la mía? No puede, te veía, en todos lados, a Yeonie igual. Por suerte llegó Jiho y me levantó para seguir adelante. —Miró al pequeño para dejarlo en el suelo nuevamente. —Tengo mucho que decirles, pero primero quiero que se pongan cómodos y coman.
Ambos estuvieron de acuerdo, ya que cuando el aroma proveniente de la cocina invadió sus narices, sus estómagos rugieron exigiendo algo de proteína, carbohidratos, entre más, para saciar el hambre que traían desde que se embarcaron en Incheon. Antes de pasar a la mesa, el castaño les entregó. Era la vieja ropa de Min, aseguraba que les quedaría igual a los dos, así que sin dudarlo, padre e hijo fueron al baño. Yoongi al baño de la habitación matrimonial y Yeonjun al del pasillo.
Al pasar unos quince minutos, la comida estaba en la mesa, había varias guarniciones que Taehyung preparó en los minutos en que ellos se duchaban para poder darles una cena contundente. No sabía cuánto han pasado sin poder comer bien. Cuando acomodó la mesa, sentó a Jiho en su silla y le sirvió primero para que cenara y luego llevarlo a la cama. Yoongi aparece sigilosamente, estaba con un pijama que dejó bajo la almohada cuando apenas partió de Oedo, olía a detergente de ropa y estaba suave, era un alivio vestir algo limpio y cómodo que olía a rosa mosqueta y no ese olor a cadáver y humo pegado en la tela. Cuando salió del baño tras darse una ducha, vio más detenidamente que todo seguía exactamente como lo dejó antes de irse, era como si el tiempo no pase en aquella habitación.
El azabache se quedó en el pasillo viendo cómo Taehyung preparaba Jiho colocándole un paño de cocina en su pecho para que no se ensuciara y le decía cómo tomar la cuchara para el arroz. Sonrió ante la escena, algo que le llamaba la atención y dejaba de hacer ruido era que el menor no hablaba, no decía nada, solo asentía, movía la cabeza y apuntaba con la mano. Min se hizo presente cuando Taehyung estaba colocando los cuencos con arroz en la mesa.
—Parece un banquete. —Sonrió. —No era necesario tanto.
—Qué va... —Le dedico una sonrisa. —Debes tener hambre, así que no me molesto si quieres que haga algo más.
—No, está perfecto así. —Min se sentó en la cabecera de la mesa, como era antes, además de que Kim le señaló su silla. —¿No necesitas ayuda?
—Debes estar agotado —dijo desde la cocina.
—No, estoy bien. La ducha me ayudó.
Jiho miraba a Yoongi con fijación. El niño, sin querer, por estar viendo al adulto, dejó caer la cuchara a la mesa generando un ruido que captó la atención de ambos. Miró, al ver cómo su mano se estiraba y la habría y la cerraba queriendo alzar la cuchara; en el proceso, gruñía algo molesto.
—Déjame ayudarte. —Min le dio la cuchara. Este le puso arroz y se la paso. Jiho se rehusó. —¿No quieres?
El castaño se sentó en la mesa al fin.
—Hace eso para que le des. Bota la cuchara y cuando la ve con comida, abre la boca. —Explicó mirando al niño.
Jiho hizo lo que Taehyung muy bien sabia. Yoongi sonrió ladino, la verdad no le molestaba, así que hizo caso a la petición de su hijo. Sonaba extraño, casi que un sueño, pero el pequeño era suyo.
—¿Por qué no dice nada?
—Tiene hipoacusia, escucha, pero muy poco.
La respuesta consternó a Min. Ahora tenía sentido todos los detalles que vio en el menor. No hablaba, y cuando le decías algo, te miraba los labios buscando entender qué le decías. De cierto modo se sentía algo mal, más bien culpable, quizás por su ausencia y la de Yeonjun. Taehyung no pasó unos buenos meses, el estrés y todo lo que vivió provocaron que el crecimiento de Jiho diera como resultado la sordera parcial que tenía.
Yoongi aparto un mechón de cabello de la frente de Jiho mientras movía sus mejillas felices por estar comiendo.
La voz de Yeonjun interrumpió el ambiente. Taehyung alzó la mirada al ver a su hijo duchado, con un pijama suyo. Sonrió nostálgico al verlo más alto, más grande y la mirada más madura; aun así, sentía que los ojos brillantes que toda la vida ha tenido jamás desaparecerían.
—Hace tiempo que no me daba una ducha con agua tibia, estuvo increíble. —Se sentó en la mesa y sus ojos brillaron al ver panceta recién hecha. —Esto huele muy bien. Gracias, appa.
—Come lo que quieras, Yeonie. Hay más.
Cada uno comenzó a comer animado, más que anda Yoongi y Yeonjun parecía tener un enorme vacío en el estómago que no podía llenar, dándose cuenta de que tenía más hambre de la que decían tener realmente. Taehyung le servía agua para que les bajara y no se atragantarán. Verlo comer energéticamente, felices y disfrutando de los sabores, lo hacía feliz, algo simple, pero su corazón se llenaba cada vez que Yeonjun hacía su expresión de que estaba delicioso.
En medio de la cena, las conversaciones sobre cómo estaban los demás. Taehyung preguntó por Jungkook y Namjoon, incluso por Jackson, realmente por todos. Y así Yoongi le respondía algunas cosas. El castaño sintió alivio al saber que hasta Beomgyu estaba bien y pensaba que Jimin debería estar saltándose felicidad por tener a su esposo e hijo en casa, además de la pequeña Somi que por fin conocía a su padre y hermano mayor.
Luego todo se tornó más melancólico. Para Kim resultaba difícil apreciar que su hijo ya tenía diecinueve años y no quince años. Aunque más allá de los años, le importaba más verlo ahí, sentando a su lado sonriéndole, siempre soñó con volver a ver a su hijo y a Yoongi.
—Creí que volverían, que solo serían meses en que estaría aquí de nuevo, pero fue duro no saber nada de ustedes.
—¿Cuántos años tiene Jiho? —preguntó Yeonjun.
—Tiene dos años y dos meses. —Bajó la cuchara con la mano temblorosa. —Me tardé en enterarme, no tuve muchos síntomas, fue raro porque contigo despertaba con náuseas todos los días.
La mirada de Min decayó y Kim supo que se debía a saber que no estuvo ahí. El castaño le tomo la mano que tenía libre.
—No me imagino lo difícil que fue para ti todos estos años, appa... —Murmuró cabizbajo mirando a su padre.
—Un tiempo creí que murieron, y mi escape a ese dolor era beber y tomar pastillas para dormir hasta caer a la cama y no saber de nada ni de nadie en días. Estaba perdido, en cada sentido. No me reconocía, no sabía quién era en ese entonces. —Taehyung decidió contar parte del tiempo en que estuvo solo. —Por ello, tal vez él nació con su condición. Me he culpado cada vez que lo veo o cuando tengo hablar fuerte para que me entienda un poco.
—Lamento haberte dado la impresión de que morí allá afuera. Perdí la comunicación cuando me iba alejando de la costa y comunicarme contigo fue complicado. Perdóname.
—Estás aquí y es lo que importa. —Mira a su hijo después. —Lo que sí, no esperaba que te comunicaras estando tan lejos.
El menor sonrió débil.
—Tomé el radio de Bogum, que estaba en su cuarto; era de largo alcance. Apenas sabía usarlo, pero recordé lo que el abuelo Jae-ik y el de Gyu me explicaron. Hice algunas cosas y... y contigo, no puedo decirte nada.
—¿Dónde estabas en ese momento?
—Estaba en donde se quedaba la gente de Bogum. La zona segura, que le decían algunos, queda en la frontera.
—¿En la frontera con el Norte?
—Sí. Ahí han echado raíces. No sé si es el mejor tema de conversación, de todas formas tengo la intención de ayudar, sé que Jeju aún tiene gente, la cerraron por completo cuando aparecieron los muertos, Bogum y el abuelo de Beomgyu quieren ir allá ya y hacerse de ese punto, lo han planeado por mucho tiempo. —Contaba detallando cada parte de su relato. —Estaban Incheon por una razón y era esa, además de querer llevarme de nuevo. —Les dijo hastiado.
—Dudo que vayan, hijo. Bogum está muerto.
—Esperen, ¿Bogum murió? —preguntó Taehyung.
—Y-Yo... lo hice... —Yeonjun se miró la mano con la cual empuñó el cuchillo. —No quiero hablar de eso, solo era sobre e Jeju, no de Bogum, no quiero que sea más tema de conversación.
Yoongi miró a Taehyung y este le dio entender que su hijo tomó un cuchillo para arrebatarle la vida a quien le hizo en su adolescencia un infierno.
—Se acabó el tema, entonces. —El castaño levantó la barbilla con sutileza para que lo mirase. —Cuéntame, ¿qué quieres hacer aquí?
—Ser un buen hermano mayor y quizás trabaje... —Río. —Suena extraño.
—Suena perfecto. —Le animó. —Hay un cuarto desocupado, es tuyo. Luego lo acomodas como desees, hijo.
El joven se levantó de la mesa recogiendo parte de la mesa. Después de haber ayudado a su padre, dio un largo bostezo y Taehyung le dijo que fuera a la cama. Le indicó dónde estaba su cuarto y asintió despidiéndose y deseando las buenas noches.
Caminó con paso pesado y apenas vio la cama, se dejó caer sobre el colchón que lo abrazaba y la almohada que acariciaba su cabeza. Suspiro feliz y miro el techo hasta que de poco a poco sus parpados se cerraban para darle paso al sueño. Lo mejor es que iba a descansar como realmente quería hacerlo, quizás dormir hasta tarde, y ver que, cuando saliera de cuarto, no vería gente de uniforme ni el rostro de Park, solo serían Taehyung y Yoongi, más Jiho que estaba en casa como alguien nuevo en su vida.
Cayó como un tronco y se quedó dormido en cuestión de un solo minuto. La comodidad lo abrazó, la calidez del hogar y la cena contundente igualmente lo hizo. Estaba en casa y con ello era suficiente para estar al fin en paz.
Mientras tanto, los únicos en pie eran la pareja y Jiho, que estaba en la mesa de centro haciendo algunos garabatos de manera rápida y con muchos colores diferentes, ignorando lo que pasaba a su alrededor. Pero el único que ignoraba el hecho de que estuviera ahí quieto como una foto, era Min, que lo miraba desde la cocina gracias a que esta era abierta y daba una gran vista al living compartido con el comedor.
Ver al pequeño, representaba un dolor en su pecho que dolía. Los pensamientos lo hostigaban, abrumándolo de sobremanera. Taehyung pasó por su lado y le quiso quitar el paño de cocina para que se fuera a la cama. Yoongi no cedió.
El castaño lavaba los platos y Yoongi los secaba con un paño seco, después lo guardaba.
—Puedo solo, ve a descansar. —Le repitió el castaño, pues quería que el azabache descansara tras un largo viaje.
—Estoy bien, en serio... —Le respondió lo mismo que hace minutos. —Además, todavía tengo cosas que aclarar.
Taehyung se tensó dejando el vaso en el secador de la vajilla.
—¿Y qué es?
Yoongi esta vez dejo el paño de lado y camino hasta el fregadero en donde Kim estaba de pie.
—¿Por qué me mientes?
El castaño parpadeó un par de veces desconcertado.
—¿C-Cómo? Yoongi, yo...
—Por favor, no lo haga, no sigas... —Insistió. —Solo dime la verdad. Jiho no es mi hijo, ¿cierto?
El alma de Taehyung cayó al suelo. Sus manos temblaron dejando caer el vaso dentro del fregadero, este hizo un estruendo que esta vez sí capto la atención del menor dejando sus crayones de lado.
—Yoongi... —Kim trataba de responder, pero era incapaz de formular las palabras. No contaba con ni una, ni para defenderse. —Perdóname...
—¡Dime algo! ¡Lo que sea! —Exigió tragándose la desesperación para no alzar más la voz y despertar a Yeonjun o alterar a Jiho. —Solo basto preguntarte y escucharte, para saber que había vacíos en tus palabras. La edad del niño, el hecho de que tuviste problemas de adicción, te cuidas mucho como para ponerte a beber estando en cinta. Dime ahora, quien demonios es el padre de tu hijo.
—No me hagas decírtelo... Te lo suplico.
—Dímelo, ahora, Kim. —Se alejó.
Taehyung apretó sus labios, sintiendo un dolor en el pecho, además de sentir como la bilis se regresaba por su esófago.
—Es... Es de Seo-Joon,
—¡¿Qué?! —Min tenso la mandíbula. —¿Estuviste con él? ¿Luego de saber que me daba un mal presentimiento cuando andaba cerca de ti? ¿Cómo? No... Mejor dime cuando y por qué.
—No quiero hablar de esto... —Taehyung dio pasos atrás para apartarse de Min.
Yoongi lo tomó de la muñeca para detenerlo.
—¡Bueno yo sí! ¡Al carajo y dime la puta verdad, ahora! —Exclamo.
En eso, Jiho le jaló del pantalón con timidez, luego se extendió la hoja donde había cuatro círculos de diferentes colores, un pequeño círculo amarillo que simulaba ser el sol, nubes celestes y de fondo el océano. Min lo miraba con detenimiento, mientras que Taehyung sollozaba. El castaño alzó al niño en sus brazos y este se aferró a su padre, que lo llevaba a su habitación. El pequeño movió su mano despidiéndose de Yoongi.
—Te diré la verdad, solo déjame acostar a Jiho y hablamos. Por favor... Solo dame un momento.
Su corazón dio un vuelco al ver su pequeña mano y un mohín en su rostro.
Lo menos que quería era esto, discutir con la persona que ama y ha extrañado por meses, años. Pero le mintió en su cara, quiso fingir para no arruinar el momento que estaban teniendo luego de todo lo vivido sin Yeonjun en casa. Su hijo estaba feliz y él priorizaba su felicidad antes que la suya, pero ahora era su momento, saber la verdad, entender los lapsos de tiempo que no le cuadraban.
Estaba molesto, destrozado también, al saber que Seo-Joon era parte de esto. Odiaba darle la razón a su instinto, pero sabía que ese tipo algo tenía entre mano con Taehyung, que igualmente se le acercó en su ausencia. Sin embargo, creía que no estaba dentro del derecho de reclamar cuando dejó a Kim solo en la isla y dándole a entender que murió intentando buscar a Yeonjun. Podría pasar, era un pensamiento normal de alguien que intentaba llevar el día a día solo dentro de cuatro paredes.
Tratando de pensar a favor de Taehyung, era imposible cuando la rabia de saber que no fue capaz nunca de cumplir lo que ambos deseaban se apoderaba, se sentía inútil, incapaz de darle lo que quería, un hijo propio de él. Por otro lado, existía ese enojo por la mentira dicha en sus narices.
Se sentó en el sofá buscando calmarse, pero era imposible. Se tomaba la cabeza, pensaba en qué decir o qué hacer. Si iba a irse o quedarse, odiarlo, amarlo, entenderlo, era un verdadero lío. Y lo peor es que ni sabía si Seo-Joon sabía de esto. A él sí que quería darle un puño porque, luego de haberlo advertido a la puerta de su hogar, aun así, se atrevió a hacerlo a sus espaldas.
Taehyung apareció al cabo de unos minutos. Estaba serio y con los ojos puestos sobre Yoongi que se había puesto de pie para ver por la ventana.
—Lo mejor es que me vaya.
—No, no es necesario... —Lo detuvo cuando se dio la media vuelta para mirarlo. —No dejaré que te vayas sin que me escuches.
—Habla entonces.
Kim tomó aire.
—Seo-Joon es el padre de Jiho, y no me voy a escusar, pero sobre mi problema con el alcohol y pastillas era cierto, Yoongi, todo si lo fue. —Comenzó contando. —Una noche, Seo-Joon me invitó a un pequeño bar que hay por aquí y pasamos la noche junto hasta que me acompañó hasta acá. Yo me... me borré, pensé en ti, creí que eras él y... lo besé, luego las cosas se descontrolaron y pasaron.
—¿Fue esa vez y ya?
—No...
—¿La segunda vez estabas ebrio? —preguntó mirándolo a los ojos. —Dime que lo estabas para no pensar peor de lo que ya lo hago.
—Un poco, me había bebido dos botellas de vino tinto y tomado algunas pastillas para dormir, estaba algo ido. Esa pena me comía cada vez que abría los ojos en la mañana, el vacío a mi lado o no oír a mi hijo. Creí olvidar la voz de Yeonjun y es el sentimiento más horrible, el creer que no volverás a ver a las personas que amas. —Declaró sollozante. —Seo-Joon vino a verme y me acosté con él para olvidar todo, pero nada era con amor, te lo juro, Yoongi. Yo jamás amé a Seo-Joo, nunca lo quise como a ti, te he amado todos estos años.
—¿Por qué hablas en pasado de él? ¿Qué paso?
—Murió, antes de poder decirle que estaba esperando un hijo de él.
El azabache se hizo el cabello hacia atrás, con la clara frustración emanando de sus poros. Se sentó de nuevo en el sofá y se apoyó en sus rodillas mientras meditaba cada palabra. Taehyung se hincó frente a él y le sujetó las manos con vehemencia, rogando a que lo mirase.
—Yo creí que podía hacerlo, decirte que funcionó, lo que intentamos formar había funcionado porque más que nadie quería tener un hijo con tu propia sangre, pero te estoy dando otro hijo que no es tuyo.
—No, esto es diferente. Soy el padre de Yeonjun porque me nació serlo y tú me diste la oportunidad. Esta vez... me mentiste. —Lo observó enojado. ¡Usaste lo que me ha dolido desde hace años, el no poder darte un hijo, Taehyung! —Apartó sus manos de golpe. —Seo-Joon se murió y viste la oportunidad de mentirme en mi cara, te queda como anillo al dedo. No estaba, te acostaste con él, quedaste en estado y... y estamos aquí. ¿Sabes qué es lo peor?
—Yoongi no digas eso... No te quería perder, otra vez...
—Lo peor, es que te creí. —Lo ignoro, debido a la impotencia. —Por un momento acepté eso de que te dejó algo de mí, pero en realidad fue Seo-Joon quien dejó parte de él contigo.
Yoongi no fue capaz de seguir oyendo las palabras de Kim, se alejó del sofá dirigiendo sus pasos hacia la puerta del apartamento, estaba bastante molesto por toda la situación, más que nada afligido y desconsolado.
—Espera...
El hermano de Suran se detuvo frente a la puerta con la mano colocada sobre la perilla. Taehyung aprovechó y quedó detrás de él. Comprendía que no podía ser capaz de verlo a la cara, aun así, quería olvidar que estaba enojado y lanzarse contra sus brazos para no dejarlo ir nunca más.
—Déjame salir. —Sentencio con voz grave.
—Si quieres descargar tu odio y tu rabia, hazlo conmigo. —Suplico con la voz rota. —Lo que hice fue horrible, te engañé, y te mentí, y lo asumo. Jiho no tiene la culpa de mis errores.
—No digas estupideces, jamás podría odiar a un niño que no tiene la culpa de nada. —El azabache se dio la vuelta despaciosamente. —Cumplí mi promesa, traje a mi hijo a casa con su padre.
—¿Y la de volver conmigo?
—Hace casi cuatro años dejé a mi esposo, no a un mentiroso. Lo siento, pero no te reconozco.
—No seas injusto conmigo. Hemos pasado parte de nuestras vidas juntos, no voy a dejar que lo echemos por la borda.
El de tez pálida frunció el ceño.
—¡Tú fuiste, Taehyung! ¡Tú mandaste todos estos años a la mierda! —Le encaró. Tú te metiste con el tipo que te dije, explícitamente, que no me agradaba por cómo te miraba o se dirigía a ti, pero tú vas y te encamas con él y me vienes a decir que su hijo, era mío para no perderme... ¿Qué mierda te pasa? —Hablaba sin entender nada. Sentía que estaba hablando de una película, pero no, era su vida. La cruel realidad.
En tres años y casi cuatro, han pasado miles de cosas que eran fáciles de procesar. Taehyung tenía un hijo con alguien más, que estaba muerto y era horrible, pues murió sin saber nada, y Min solo le quedaba afrontar la situación como mejor pudiera, de manera madura o impulsiva como fuera, pero debía hacer algo antes de acabar peor. Hizo todo y nada para volver y ver esto, oír la mentira, lo estaba matando con fuego vivo en su interior, todo ardía, su corazón se apretaba cada vez que veía a Taehyung a la cara y era la sensación para espantosa.
Nunca sintió algo así, ni siquiera años atrás con Hwang-Woong, había sido horrible, pero esto... no conocía la palabra más adecuada para describir todo lo que estaba pasando por su mente y corazón.
—Te amo...
—Pensé en ti, cada noche, cada día. —Desoyó las palabras de Taehyung. —Pensé en Yeonjun también, quería volver contigo junto a mi hijo. Pero tú... mientras yo no estaba, estuviste con Seo-Joon. —Soltó una risa nasal sin saber manejar sus emociones.
—No supe nada de ti por mucho tiempo, no tuve ni idea si es que estaba muerto o no... No sabía qué hacer, perdóname, por favor, te lo ruego... —Acunó el rostro entre las manos, solo que, Min se las apartó.
—No es escusa, y da igual, ya lo hiciste, Jiho tiene dos años, así que no me queda más que intentar aceptarlo. —Le dijo apenado. —Me quedaré esta noche, dormiré en el sofá y me voy mañana.
—Yoongi...
El mayor paso por su lado alejándose rápidamente de él. Min se fue al baño a encerrarse por un momento para pensar mejor las cosas. Sumergido en la agonía, en cada cosa que sentía en ese momento. No quería irse, su corazón gritaba que abrazara, besara a Taehyung para poder sellar esos años lejos de él, pero era imposible, sabiendo todo lo que pasó o parte de ello, le constaba intentar acercarse a él.
Lo amaba y eso generaba aún más dolor, ya que era incapaz de dejarlo de querer de la noche a la mañana, en solo minutos, porque Kim lo era todo para él, su esposo y amigo, el amor de vida. Cuando menos creyó darle una oportunidad al amor, apareció aquel chico con su hijo en camino y comprendió que cerrarse a lo inevitable era estúpido.
Estaba confundido, molesto y acongojado. Creyó que el reencuentro sería como el de las historias o las películas, donde los protagonistas se abrazaban y besaban exclamando a los cuatro vientos cuanto se extrañaron, el suyo fue todo menos ese sentimiento.
═══════ ● ════════
Lamentablemente la mentira no duró nada, Yoongi se dio cuenta con solo preguntar de manera cuidadosa hasta saber que Jiho no es suyo.
Las cosas están tensas entre ambos, Min se siente dolido por el momento y su tristeza más el dolor está a flor de piel.
¿Cuál será el siguiente paso de la relación entre Yoongi y Taehyung?
Gracias por leer.
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