40
Al abrir sus ojos, se encontraba en un prado, verde, con algunas pequeñas flores silvestres florecidas en él. Jungkook sintió la suavidad debajo de sus botas llenas de sangre oscura y fresca. Algo descolocado por donde estaba, levantó la mirada y se encontró con Beomgyu sentando en una banca a los lejos. Quiso caminar, pero algo le tomó la muñeca para detenerlo.
Más bien, era alguien y esa persona, era Jimin.
—Minie... Te extraño tanto, perdón por dejarte.
El chico solo moraba en silencio.
—Lo intento, en serio que lo intento, pero... pero no lo encuentro.
Comenzó a llorar dolido.
—Vuelve... Vuelve por favor...
El pelinegro miró hacia la banca y allí estaba su hijo mayor. Observando la escena de sus padres reencontrándose. Extendió la mano pata hacer que Jungkook fuera con él. Su hijo lucha radiante, su cabello revoltoso por esa brisa fresca de la pradera. Su ropa estaba limpia, con una camisa blanca y pantalones de Jean claros y unas converse blancas también.
—Appa...
—Beomgyu.
Estaba en el medio. Entre la espada y la pared pensaba qué camino seguir. Mientras que lo hacía, aquel hermoso campo verdoso comenzó a incendiarse en un abrir y cerrar de ojos, aguantado a Jeon generando una sensación de ahogo y dolor en el pecho.
La mano de Jimin, que presionaba con fuerza, hizo que comenzara a doler cada vez más hasta que su tacto quemaba como agua hirviendo sobre la piel. Le quería quitar la mano, pero no lograba, y el ruido martillantes de gritos al final del sendero de la pradera lo estaban aturdiendo más hasta el punto en que la cabeza estaba por estallar de dolor.
—¡Appa!
—¡Jungkook!
Jeon se sentó de golpe, empapado de sudor. Su reparación era agitada. El pecho subía y bajaba con repeticiones cortas.
—¿Todo en orden? —Se preocupó Jackson al ver lo pálido y mojado que estaba por el sudor. —Parecía que estabas teniendo una pesadilla; si quieres, hablamos de ello.
El pelinegro tomo la botella de agua y se la bebió al seco lo poco que quedaba de esta. Arrugando la botella debido a la sed que sentía.
—Eran Minie y Gyu de nuevo. —Admitió tomándose la cabeza. Sintiendo la punzada de la herida que tenía en la frente.
—Lo lamento... ¿Te duele aún? Solo fue un corte.
Wang le miró el apósito que hizo Yoongi de manera provisoria para detener la sangre que fluida de la herida de su mejor amigo. Hace ya algunas semanas, más, exactamente tres, se habían lanzado a la capital en busca de Yeonjun y Beomgyu, claro que esa distancia se convirtió en más días debido a la falta de vehículo y las gordas de caminantes que aumentaba cada día más. Sumándole los corredores que les hacían encerrona en los callejones. De no ser por la agilidad de todos más de alguno estar muerto. No solo ellos, sino la tormenta que cayó con un agua cero bloqueando varias rutas que iban directo a Seúl.
En eso Jackson lo mira, percatándose del decaimiento de Jeon.
—¿Por qué esa cara?
—¿Crees que me hayan olvidado?
Wang chasqueó la lengua.
—No digas eso, ellos nunca podrán olvidarte porque eres padre de Gyu y el marido de Jimin. Además, te aman, Kook eres demasiado importante para ellos como para que un día lleguen y hagan que ya no existes.
—Pero... ¿Pero si Beomgyu está con un grupo donde sobrevivir? O peor... ¿Si murió y no tengo ni jodida idea? Sus labios temblaron ante aquel horrendo pensamiento. —¿Qué tal si Jimin encontró a alguien más para ayudarlo a criar al bebé? ¿O volvió a enamorarse de un tipo que no lo haya dejado atrás? —Jungkook sintió sus ojos humedeciéndose.
—Ya cállate, el frio te está congelando el cerebro. Y no, dudo que esas cosas pasen porque vamos a volver y haremos de esto un mal rato. Estarás con tus Beomgyu, el bebé y con Jimin. Dudo que Jimin tenga paciencia para otro imbécil. —Le explicó, sacando algunos trozos de maní del sobre que tenía en el bolsillo.
Ante ello, Jungkook sonrío al oír la mención del bebé.
—¿Crees que es niño o niña?
Wang se quedó pensativo.
—Aposté con el señor Park y dijimos que sería niña. —Le comentó lanzando el maní a su boca y atinándole con victoria. —Será una pequeña versión tuya o de Jimin, ya que dicen que las hijas se parecen a los padres.
—Sería una niña hermosa si se pareciera a Minie. —Se imaginó por un instante a una pequeña con la mirada dulce de su pareja, los labios rellenos, la piel tersa y lechosa. —¿Crees que ya es hora de regresar? ¿Está mal que lo piense?
—Encontraremos a los chicos, eso te lo aseguro, Jungkook.
Dentro del furgón estaban los demás durmiendo cómodamente durante el viaje. Aparte de ellos, y que también estaba despierto, era el sargento Tak que conducía por la carretera de camino a Seúl, una de las más frecuentadas en su tiempo, que daba una vista a la ciudad debido a la altura en la que estaba. Los dos hombres del fondo vieron a lo lejos los edificios característicos de la capital del país, lo moderno que fueron y llenos de ventanas que daban un aire elegante y pulcro.
Ya no era así, claro estaba. A lo lejos se apreció un edifico quemado, destrozado y casi derrumbándose cuesta abajo. Asimismo, se podía apreciar una de las estructuras más frecuentadas y era el estadio olímpico ubicado en Seúl. Jackson se sentó al ver que estaba completamente destruido, solo eran escombros de los que fueron un espacio de encuentro social. Con lo destruido que se encontraba la estructura, se podía inferir y asumir que había sido bombardeado antes cuando el caos era insostenible.
Jungkook también lo miró ver quedando bastante sorprendido con la vista que tenía. Alguna vez recuerda haber ido a un partido con sus amigos. Ahora no era nada, solo partes del gran edificio desmoronado.
Pasaron por un bache en la carretera. Despertando de golpe a los demás ocupantes del vehículo. Intentaron volver a la realidad, y ese golpe se lo dio el paisaje distópico en el que se había adentrado.
—Ese es...
—El estadio... —Le respondió Namjoon al menor. —De seguro lo bombardearon cuando todo comenzó.
Jackson asintió.
—Aún lo recuerdo, es decir, cuando convocaron a las personas al estadio como refugio principal. —Contó mirando por la ventana. —A las horas nuestro comandante nos dio orden de... de retirada. Fue ahí cuando Hoseok y yo no entendimos qué carajos pasaba, hasta que oímos que los mandos enviaron material explosivo al estadio... — Mencionó decaído. —Tras eso, mucho como Hoseok y yo quedamos a la deriva, sin mandos, sin comandante, algunos se fueron, otros murieron. Nosotros sobrevivimos y encontramos el hospital.
—¿Por qué bombardearlo con familias dentro?—preguntó Chan-Young.
—Se propagaba rápido. —Se sumó Yoongi a la conversación. —Mirabas a un lado y había como cinco atacando a las personas. Solo había gente que corrían y gritaban sin saber a dónde ir. Por eso, los convocaron al estadio, para acabar con la plaga de una vez.
Era duro, pero era cierto. Fue un genocidio masivo, con el fin de proteger a la gente o al país, pero no valía la pena si ya no quedaban a quienes proteger. Mucha gente muro ese día, gente sana y que no fue atacada por los caminantes en ese entonces. Murieron en vano, injustamente y de manera cruel por gente con poder aterrada por perder lo material y lo económico, pensando que recuperarían algo cuando no tenía ni la mínima idea de que fue lo paso y que demonios fue que ocasiono todo ese desastre a nivel país. No se sabía si a nivel mundial, pero, al ver que la ayuda nunca llego de los países aliados, se dio a entender que el mundo se acabó.
—Si el estadio está así, ¿creen que otros países hayan explotado los aeropuertos?
—Tal vez. —Comento Jaewook. —Los grandes puertos también deben de estar iguales, con tal de evitar que esto llegara a escalas mayores, pero sinceramente creo que medio mundo se jodió con esto. Haber explotado un estadio no ayudo en nada, solo murió gente y seguimos en la misma miseria de hace años. Punto final.
Continuaron avanzando hasta que el automóvil comenzó a andar a jalones, indicando que estaba perdiendo la fuerza cada vez que avanzaba. El sargento frenó y apagó el motor.
—Bien, el décimo que se queda sin combustible. Debemos continuar de pie.
Jungkook abrió los ojos.
—¿Está consciente de que Seúl es una ciudad que tenía casi diez millones de personas? ¿Y que tal vez esa gente ya no seas caminantes, sino corredores? —Le interrogó algo preocupado por la opción que quería tomar. No estaba del todo de acuerdo. —No podemos arraigarnos de ese modo.
—Ya sé, pero encontré otro vehículo serio, y complicado, y apenas llegamos vivos a Seúl hace unas semanas. El invierno se aproxima, cada vez hace más frío y no nos queda comida. Tenemos que pensar ya en algo.
El silencio reinó en el vehículo, dejando a todos callados, pensando en otra opción, que no la había. A nadie se le ocurría nada, todos de manos atadas, preocupados de lo que les deparaba la capital. Tenía razón, Jungkook, tal vez ya no había caminantes, solo infectados que corrían como guepardos y que tenían hambre. Yoongi tamborileó sus dedos sobre el intento en donde estaba Jaewook, viendo por la ventana la cantidad de autos varados en medio de la carretera, además de lo inestable que podía llegar a estar por el peso y el paso de los años. Un derrumbe a esa altura los mata sí o sí.
Min fue el primero en bajarse, estaba a punto de estallar de emociones que eran complicadas de conservar. Al estar en exterior, sintió el frío, al calar sus brazos descubiertos con solo una camiseta sin mangas, dejando ver sus brazos pálidos, sucios con sangre y tierra, además de algunas heridas y raspaduras del viaje. Sacó la chaqueta de la mochila y se abrigó para apoyarse y ver toda la capital desde donde estaba. Respiró hondo y comenzó a llorar en silencio.
—Mierda... ¿Qué hago ahora? —Se tomó la cabeza.
¿Era correcto seguir?
Han sido meses, largos, que no han dado frutos de nada, solo esa vez que supieron que las mujeres habían tenido a su hijo en ese granero, pero nada más. Sentía que cada paso que daba retrocedía aún más y se alejaba de Yeonjun. Tenía miedo, rabia, impotencia por no haberlo protegido, quizás aún más. Tampoco supo más de Taehyung, las veces que intentó contactar el radio perdía señal hasta que un día, luchando con dos corredores, uno lo tiró al suelo generando que Yoongi cayera sobre el aparato pariéndolo en dos. Lo único que lo conectaba con su esposo, se hizo añicos.
¿Era momento de volver? ¿Podía hacerlo sin que la conciencia le pesara?
Fue con un objetivo y no podía regresar sin este cumplido. Sentía que le fallaría a la persona que amaba, y no solo a Kim, sino a Yeonjun que podría estar esperándolo en algún lugar del país. A pesar de que existía esa sensación de lanzar la toalla y tomar un bote a la isla, peor eso también tomaría tiempo. Lo mismo que se demoró en viajar por casi toda Corea buscando algún rastro de Yeonjun, pero no había nada.
—Oye Min. —La voz de Jaewook lo sacó de sus pensamientos.
Min se secó las lágrimas y se recompuso.
—¿Qué sucede?
—Sé que no soy el indicado, pero haciendo honor al tiempo que llevo viajando contigo, debo decirte esto. —Min lo miró curioso. —Creo que... es hora de regresar. Son meses, casi es invierno y...
—Voy a seguir. No me digas que me detenga, porque seguirse hasta saber algo de mi hijo. —Le dijo firmemente. —¿Acaso tú cuando perdiste a la hija de Hwan-woong no hiciste lo mismo?
La pregunta le sentó fatal. Regresando años atrás en su mente.
—¿Andamos directos, parece?
—Lo mismo digo yo. —Se cruzó de brazos para mirarlo fijamente. —Vamos, dime, ¿qué hubieras hecho?
—Yo la busqué, el mismo tiempo que tú has buscado a Yeonjun, y nunca logré nada. La perdí, le fallé a Yeo de la peor manera y eso no me deja dormir desde que empezamos este viaje, porque una y otra vez vuelvo al día en que me la quitaron. —Comentó algo ofuscado por la pregunta que Yoongi le hizo. —Esa niña no merecía nada, no sé si estaba viva, muerta o qué, pero no pude seguir porque perdí lo poco que me quedaba cordura. —Suspiró pesado caminando hacia el lado de Yoongi. —A quienes pensé que la tenía, los maté, y resultó que eran simples personas sobreviviendo y no puedo cambiar nada.
—Aun así, hiciste todo y yo aún no doy el cincuenta por ciento que me resta. —Concluyo.
Yoongi comenzó a caminar avanzando entre los vehículos. El resto del grupo no opinaba nada, solo le seguía los pasos al azabache. Aunque Lee quedo un tanto tocado con el tema, hace tiempo que no lo hablaba y de la manera en que salió no le agradaba del todo debido al dolor que significaba.
—Es cosa tuya, Yoon. Sigue, camina, corre, pelea, busca, pero trata de no perderte a ti mismo con esto.
Min se detuvo a mirarlo.
De pronto un leve temblor en el suelo los asustó defendiendo la conversación entre Lee y Min. Todos miraron alrededor, buscando el origen, el movimiento. Concluyeron que era el viento el que generaba ese movimiento en la carretera. Jackson caminó hacia uno de los costados y vio lo que era. Se acercó un poco y tomó sus binoculares y vio cómo algunos corredores se aproximaban desde la lejanía de la carreta, corrían como condenados y se empujaban entre sí, pasando a llevar a los demás que eran tirados al suelo. Estaba seguro de que fue el ruido del motor que los atrajo. Si se subían y comenzaba a correr y chocar con los autos, ese pilar iba a colapsar, creando una catástrofe con todos ellos allí mismo.
—Oh carajo... Esto es una jodida broma. —Wang se sacó los binoculares. —Hay que irse ahora de aquí. —Ordenó adelantándose a sus amigos.
—¿Pasa algo? —preguntó Sang-wook sin entender bien. No se quedó quieto, también lo sigue, al igual que el resto, esperando una respuesta más clara.
—Pasa que alertamos a los corredores y viene pisándonos los talones, así que hay que correr.
El grupo se miró entre sí, aterrado, por lo que Jackson acaba de decirles.
Sin esperar más corrieron en dirección de la primera salida de la carretera que daba a la avenida principal de Seúl. Pasaron por entre los autos mientras oías los gruñidos de los corredores un poco más lejos. Bajaron por la salida y vieron nuevamente la ciudad desde sus perspectivas.
Destrozada, abandonada y sin ni un alma.
Caminaron por la calle viendo la cantidad de cuerpos tirados en el suelo, sin vida. Algunos ya estaban en los huesos, otro con poca carne aún en sus extremidades, y los pocos caminantes que había todos estaban con las costillas a la vista y asquerosamente horribles; despellejados, podridos, y con sus rostros cadavéricos incapaces de reconocer si eran hombres, mujeres e incluso niños, si no no fueran por sus harapos, no sabría distinguirlos. Sang-wook asesinó a un par que estaba atrapado bajo un escombro que cubría y movía la mandíbula, creyendo que lograría morderlo. Apenas enterró el arma, la sangre salió de una tonalidad similar al del petróleo. El caminante se murió allí, bajo un trozo de la pared de un edifico de cinco pisos, ya en la mitad derrumbado.
Los autos también estaban en la miseria. Entre medio de la calle había algo de hierbajo aflorando desde el asfalto, los árboles bastante crecidos, con pocas hojas ya debido al clima actual y temporada, así mismo contaban con varias ramas extendiéndose a sus lados, notándose la falta de cuidado. El piso estaba realmente agrietado por el paso de los años, así como todo lo que los rodeaba. Polvoriento y destruido.
Se quedaron parados un momento, pesando qué hacer, a dónde ir y cuestionándose si seguir con esto, era lo correcto. Estaban de regreso a Seúl, quedándose ya sin ideas, sin comida, sin munición.
Solo les quedaba la esperanza y la fe.
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El golpe de viento azoto con fuerza su refugio dentro de una tienda vieja de disco donde pasaron la noche. Esa mañana emprenderían viaje nuevamente para buscar en las cercanías del estadio, era un veredero suicidio, pero quería recorrer lo más posible de la ciudad, abarcar el terreno correcto para por fin decir que ya no había mucho más que hacer, claro que no querían. Irse sin regresar con sus hijos, luego de meses intentándolo, era una sensación horrible que se instalaba en sus pechos. Jungkook y Yoongi estaba dispuesto a seguir solos, peor el grupo insistió y dijeron que aplazaría aún más la búsqueda extendiéndose hasta la provincia de Jeolla del Norte. Todos mantenían sus esperanzas vivas en encontrar a Yeonjun y Beomgyu.
El grupo salió de la tienda para comenzar a caminar bajo la ventolera que azotó esa mañana la capital. Había tanto viento que sus cabellos revoloteaban con brusquedad y levantaban partículas de tierra y basura imposibilitando la vista. Por lo malo que estaba el clima, se aseguraba que caería un aguacero en poco y deberían regresar a buscar otro lugar. Ya hacía más frío de lo normal para la época en la que se encontraban, todavía quedaba algo de otoño antes de la llegada del invierno, pero hacia un frío gélido que calaba sus huesos convirtiéndolos en estacas de hielo, generando dolor en las articulaciones y extremidades, haciendo complicada la lucha contra corredores.
—Parece la Antártida. Y eso que falta para invierno. —Bufó Jaewook frotándose los brazos con sus manos. —Pronto lloverá, debemos quedarnos hasta mañana.
—Perderemos tiempo, cada paso es un acercamiento. Y aunque nos quedemos, no creo que el tiempo cambie por un largo tiempo. Comentó Chan-Young mirando la nubosidad de ese día.
El equipo continuo a través de las calles de Seúl hasta llegar a un barrio comercial, con distintos locales y apartamentos tipos loft industriales. La mayoría de los establecimientos se veía destruidos y abandonados, el viento movía las hojas de papel viejo que yacían tiradas en el suelo dándole un aire lúgubre y tétrico. Habían tomado ese camino para acortar un poco la distancia y dar con la avenida principal del estadio de la ciudad.
El mayor del grupo, Tak In-hwan, les hizo un gesto y señaló hacia un pequeño grupo de caminantes que había al final de la calle. Yoongi y Namjoon fueron a matarlos para evitar que atrajeran más infectados, creando una horda con una cantidad considerable de muertos. Ya no les hacía ni cosquillas encontrarse con los seres, pues desde que comenzaron con el viaje desde la península hasta las ciudades ha sido innumerable la cantidad de corredores más caminantes que se han cruzado en el último tiempo lejos de sus hogares.
Mientras luchaban, en la calle principal se vieron algunos corredores captando el ruido de la lucha que se generó. Gruñeron hambrientos y comenzaron a correr en dirección de Namjoon y Yoongi para abalanzarse contra ellos. Sang-wook se interpuso, matando a uno de un machetazo en la cabeza, rebanando la mitad de esta. Y el otro lo mato Jungkook lanzándole una flecha certera en la cien. No conformes con ello, poco a poco comenzaron levantarse más caminantes que se creían murtos, pero tal parecía que estaban en una especie de reposo. No se movieron hasta oír el bullicio.
—¡Mierda! ¡Son más! —exclamó Jackson matando a un anciano.
Comenzaron a surgir desde los locales y casas de la zona hasta que estuvieron a punto de ser acorralados. El menor del grupo junto a Jaewook vieron un callejón vacío para escapar por allí. Con indicación, todos corrieron hacia allá, metiéndose en esa calle, escapando de los corredores que se iban en avalancha contra ellos. El último en acercarse al pasaje fue Wang, que sintió cómo una mano le jalaba el gorro de la chaqueta cortaviento que tenía puesta.
—¡Jackson!
El militar reaccionó rápido y se dio la vuelta apartando con su brazo al ser podrido que quería solo hincarle el diente. Lo tomó del cuello y lanzo contra la pared antes de que los demás infectados se aproximaran al callejón. Peleó hasta que Min llegó con su katana a clavarla en un ojo, matándolo enseguida.
—¿Estás bien?
—Hay que irnos de aquí, Yoon.
Min guardo la katana. Retomaron el camino sumándose al grupo que ya había salido de la vía de escape llegando a una zona de puro edificio altos acristalados. El escenario se mantenía igual; abandonado, polvoriento y sin señales de vida de ni una sola persona. Jackson y Yoongi se acercaron viendo algunos carteles que indicaban que calle tomar para llegar al estadio. En medio de eso, había un autobús volcado cerca de ellos con varios caminantes dentro golpeando el cristal; la mayoría adolescentes de una escuela, sus uniformes eran prueba de ello.
—Bien, estamos del otro lado, solo debemos dirigirnos por el puente Cheongdam-gyo, tomar la rotonda y saldríamos directamente por el estadio de béisbol. —Les dijo Sang-wook apuntando el mapa que había en uno de los paneles de la parada de autobús.
—¿Por qué ir allá? —preguntó el menor.
—De seguro tendremos algún perímetro militar donde conseguir algunas cosas que nos sirvan para continuar. Solo por eso, luego retomamos el camino en dirección al mirador de Seúl y tomamos la salida hacia Incheon para movernos cerca de Jeolla. —Continuaba señalando lugares en el mapa y los demás asentían conformes con el plan.
—Está bien, pero deberías tener más cuidado con los corredores.
—No pidas lo imposible, estamos en un cementerio, literalmente. Seúl era una ciudad poblaba, encontrarte con infectados será cosa de cada hora hasta estar en alguna zona alejada de las ciudades. Paso lo mismo Daegu. —Intervino Namjoon.
—Comprendo.
—Entonces vamos. Tenemos mucho que caminar.
═══════ ● ════════
—¡Jackson, apresúrate!
Jaewook le había gritado al ex militar que se estaba quedando solo por saltar la reja que daba hacia dentro de la zona del estadio bombardeado. Wang se subió, pero en eso que apoya su mano para tomar impulso, un corredor se lanza contra ella y le da un mordisco.
Jackson soltó un fuerte alarido de dolor, alertando a todos, quienes corrieron regresando con él para matar a los infectados que estaba cerca de lanzarse contra el cuerpo de su amigo. Tomo el cuchillo y se lo encarto en la cabeza luego quitándolo con impotencia.
—¡Hijos de perra! —Vocifero logrando saltar al otro lado, cayendo con brusquedad al suelo y a los pies de Yoongi. Este de inmediato lo reviso y le vio la mano izquierda con abundante sangre fluyendo de ella. Esta ya no tenía el dedo meñique. El corredor le arranco de cuajo el dígito. —¡Puta madre! ¡Me mordió, joder! ¡Hijo de puta!
—¡Jackson! —Min lo tomo de los hombros para calmarlo. —¡Jackson, reacciona! ¡Levántate! ¡Vamos!
Ayudaron a Jackson a llegar a una carpa de atención médica. Namjoon fuel el primero en entrar y vio a dos médicos militares convertidos en caminante. Al de la derecha le lanzó el hacha encartándola en la frente, y al otro lo pateo y lo mato con el cuchillo. Ya despejado lanzo las cosas que estorbaban en la camilla de la carpa médica, para que Jeon y Min lo recostaron sobre esta viendo como Wang se quejaba de dolor y el miedo comiéndolo desde dentro.
—¡¿Qué hacemos?! —preguntó el menor del equipo. —¡No puede convertirse!
—¡Estoy pensando! —gritó Jaewook.
Kim se quedó parado detrás de todos los que pensaban en que demonios hacer con Jackson perderlo no era la opción y se negaban a hacerlo. Namjoon se tomó la cabeza, agobiado por los gritos y la desesperación que se podía respirar en la carpa. Por un momento, un flash de Seokjin volvió a su mente. Recordando todo lo que lo aprendió u oyó de su pareja antes de morir.
¿Qué haría Jin? ¿Qué haría él en esta situación? ¿Qué hago yo?
Hasta que su mente hizo "click".
Dejo caer su mochila al suelo y vio algo con el filo suficiente, hasta que sus orbes exasperados buscando algo vio en la espalda de Yoongi su katana. Era lo único que había, su hacha estaba contaminada por sangre de caminante y la idea era no arruinarlo.
Namjoon desvaino la katana de Min, tomo un trapo que había en la mesa, cogió alcohol que estaba sobre una mesa extensa con implementos médicos. Lo abrió vertiendo la mayoría del contenido sobre el filo con el fin de desinfectar el arma.
—Quítense. —Sentencio. Jackson lo vio y pensó que lo iba a matar, incluso los demás tuvieron medio. Pero le dijo en un susurro <<sosténganlo>>. —Lo siento Jackson...
—¡No, no! ¡Namjoon!
El filo de la katana le rebanó la mano a Wang, cortando todo rastro de infección que se podía haber propagado en ese momento. El silencio reinó en la carpa dejando a todos boquiabierto, Chan-Young se tapó la boca evitando el deseo de vomitar al ver la mano cortada sobre la camilla. Namjoon dejo caer la espada japonesa al suelo y busco la manera de controlar el temblor de sus manos. Jackson intentaba asimilar lo que acaba de ocurrir.
Le había cortado la mano para salvarle la vida. Sin embargo, la hemorragia no tardo en llegar, ahora que había que pensar en detenerla.
—Busquen apósito, gasas, suero y alguna venda o cualquier cosa que sirva de compresa. Si hay una zona médica, afuera debe haber alguna ambulancia. Apresúrense.
—Buscaré medicamentos. —Les dijo Yoongi saliendo de la carpa en busca de lo que se propuso.
Los dos quedaron solos bajo la carpa de color verde, mientras que In-hwa hacía de guardia en caso de que llegasen corredores o caminantes por el ruido y el alboroto generado en solo cuestión de minutos. Jackson apunta de desmallarse, vio a Namjoon a los ojos y le sonrió adolorido.
—Eres un maldito loco Kim Namjoon...
—No podemos perderte, Jackson, no así. —Le dio unas palmadas en el hombro. —No te duermas, quédate con nosotros, ya vienen con las cosas.
—No moriré, eso te lo aseguro, menos por culpa de esas cosas asquerosas. Todavía me queda mucho por molestarlos. — Miró su brazo ya sin su mano izquierda. —Supongo que esto es por haberte disparado aquella vez.
—Cállate imbécil... —Ambos rieron.
—¿Y quién te dijo que debes amputar? —preguntó cada vez más ido por la sangre perdida.
Namjoon hizo un mohín.
—Jin, él me dijo que era la mejor opción en caso de emergencia.
Wang sonrió.
—Bien hecho, de seguro está orgullo de ver que sigues sus consejos.
═══════ ● ════════
Cada vez más la situaciones complicadas se hacen presentes de tal modo que las esperanzas se están agotando. El miedo y el desamparo aumenta con el paso de los meses. Yoongi se cuestiones que su está mal creer que rendirse lo hace mal padre o un incapaz de cumplir promesas y Jungkook no está alejado de lo mismo.
Por otro lado, Jackson se ha librado del peligro, solo que le costó una de sus manos. El grupo deberá seguir avanzando hasta que llegue el punto de no poder más...
Gracias por leer.
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