36
Namjoon miró el atardecer por quinta vez consecutiva. Jaewook llevaba más de una hora buscando algún lugar y todavía no daba ni una señal de vida. Los demás igual parecía, más que preocupados por él, estaban pendientes de lo poco que quedaba por oscurecer. Jackson refunfuñaba contra Min por haberle dicho que fuera el, si hubieran ido ellos ya estarían acomodándose en un sitio hasta mañana.
Había llegado a la ciudad de Busan, por el distrito norte, Dongnae-gu. Tras haber caminado unos días sin parar, y para mala suerte, no encontraron ni un solo vehículo que funcionase para hacer el camino más corto.
Su búsqueda seguía sin dar bueno furtos. Solo caminaban sin rumbo definido por Busan, buscaban en lugares recónditos donde podrían estar los chicos, pero no era como creían. Al explotar se daban cuenta de que estaba vacío, sin notas o algo que le dijera por donde estaban.
Era muy exasperante,
—Joder, Jaewook. —Kim apretó los labios al ver que el sol cada vez caía más. —Apresúrate.
Sang-wook mordisqueo el palillo entre sus dientes, luego lo saco y lo lanzo lejos.
—¿Volverá o no? —preguntó. —Hagan sus apuestas señores.
—Hyung, no es el momento. —Murmuro Chan-Young.
La avenida estaba completamente despejada, solo algunos caminantes, pero estaba muertos gracias a ellos. Uno que otro dentro de vehículos cerrado que no hallaron la necesidad de abrir para matarlos, se morirían allí dentro y se punto final. Kim se levantó de la cuneta y comenzó a caminar algo nervioso.
El sujeto, apareció solo veinte minutos después cuando la oscuridad era más evidente aun las estrellas se dejaban ver en el despejado cielo de la ciudad Jinju. El grupo al verlo suspiro dejando ir toda esa angustia. No por él, si no por el refugio.
—¡Por fin! —Exclamo Jackson tomando su rifle. —Creí que te habías muerto, idiota.
—¿Te preocupaste por mí? —pregunto con el fan de reírse.
—Claro que no, tarado. —Negó. —Me preocupaba tener que dormir en la calle, no tú.
Yoongi se acercó a ellos, detenido la conversación.
—¿Encontraste algo donde quedarnos? —preguntó.
—Sí, lamento haberlos hecho esperar, pero ya encontré un lugar donde quedarnos a pasar la noche.
—Perfecto, duermo incluso en el baño de un restaurante. —Comento Jungkook tomando sus cosas.
—¿En serio? ¿Qué paso con el chico cara bonita y sacado de revista que conocía? —Cambio el tono a uno divertido. —Tienes cara de haber sido un chaebol, Jungkook.
—Cierra la boca, nunca me considero uno, menos lo hice porque mi padre era asi. Lo odiaba. —Aclaro.
—Entonces lo ibas a ser...
—Sí, Jaewook, pero desistí de ello porque me puse a viajar. ¿Podemos movernos o quieres seguir preguntando por mi vida pasada? —Sonó agresivo.
Jackson se tragó la risa al igual que Namjoon.
—Como te admiró, Kook. —Celebró en silencio el ex militar.
Lee se quedó atrás, pero luego todos le dijeron que el indicaran donde estaba su nuevo refugio.
El grupo caminó por la avenida principal hasta adentrase a una calle estrecha. Los ochos hombres se adentraron a una tienda, apenas ingresaron In-hwan bajo las persianas de seguridad con las cuales contaba. Lo agradecían, ya que les daba algo más de seguridad.
Sang-wook y Chan-Young se percataron del lugar y era bastante estrecho para todos debido a la cantidad de pequeños cubículos pegados el uno al otro.
—No lo miren asi, no es lo mejor, pero era lo único que no tenía caminantes —comento haciéndolos pasar.
Yoongi se quitó la mochila dejándola en el mesón de la tienda. Todo indicaba a ser un CyberCafé. Aquellos donde alguna vez estuvieron llenos de adolescentes metidos en la pantalla jugando a algún videojuego. No era un lujo, menos un hotel cinco estrellas, pero cumplía la función de protegerlos de la intemperie. Por lo que vio había una puerta detrás del mesón y estaba entre abierta, supuso que allí debía tener los típicos fideos instantáneos que se pedían antes mientras se usaba la computadora. Tomo su katana y se adentró asesinando a un infectado vestido del trabajador de la tienda.
Los demás se acomodaron quitando los aparatos de las mesas y las separaciones creando camas arriba de ellas. Unos pocos, como Tak, Pyeon y Chan-Young se acomodaron el suelo debajo de estas mismas. Jackson también ya que se sentía más resguardado.
—Por lo que veo, les gusto. —Les dijo quitándose la mochila y las armas de los bolsillos sacando algunas cosas de esta.
—Debemos descasar, por ende, todo sirve.
Jungkook miro por todos lados y vio una caja con los fusibles. Movió algunos y sorprendentemente las luces se encendieron. Al parecer contaban con un generador de emergencia. Algunas parpadearon debido a los años que permanecieron apagadas, pero sirvió para ver mucho mejor. Entre eso, se percató e una computadora que se había encendido, dudo sobre el acceso al internet, asi que no servía de nada usarla, pero rio al ver que su ojos regresaba a contemplar las cosas del pasado, y si, era una simple computadora que en su años lo fue todo para una sociedad.
Min apareció a los minutos con una caja llena de sopas y fideos instantáneos. Los ojos de todos brillaron pues no han comido adecuadamente desde que salieron de Jirisan en donde pudieron traer lo que más pusieron en bolsos y mochilas.
El estómago de Jackson rugió al ver los fideos que parecían ser Jajangmyeong. Su boca se hizo agua.
Jaewook no se quedó atrás, incluso el hambre lo obligó a usar sus habilidades creativas. Se dio una vuelta por el lugar y encontró un pequeño tarro, alcohol y un encendedor. Llevo sus materiales cerca de su grupo y delante de ellos hizo una pequeña fogata dentro del tarro de lata, al echar el alcohol y encenderlo, una pequeña llamarada se dejó ver. Todos se sorprendieron antes sus habilidades.
—Entonces si sirves para más cosas. —Se buro Wang.
—¿Vas a comer o burlarte? —Le ataco.
Namjoon abrió algunos fideos y comenzaron a esperar pacientemente hasta que la primera tanda se calentó por completo. Jackson comió de los primero y disfruto cada bocado.
—Sabe a casa. —Murmuro con la boa un poco llena. —Eunwoo hacia una olla de esto y Sunwoo siempre se comía la mitad.
—Algo me dice que no solo fue Sunwoo —intervino Yoongi tomando su porción que Namjoon calentó para ellos. Después dio el bocado sintiendo la bomba de sabores. Si estaban caducados, ya les daba igual a todos, el hambre lo podía todo. —Pero si, sabe a casa. —Suspiro dando el segundo bocado.
El resto comían en silencio. Se dieron el gusto de hacerse una segunda ronda, por lo menos había harto y los demás fueron metidos en sus mochilas para el resto del viaje. El agua tampoco hizo falta ya que todos tenían una botella llena y bebían a medida de iban comiendo de poco a poco con tal de disfrutar cada sabor y fideo.
Tak fue el primero terminar, aprovecho de sacar el mapa y extenderlo en el centro para que todos vieran sus avances. Suspiro pensativo. Después todos miraron el mapa para prestarle atención.
—¿Qué ve sargento Tak? —preguntó el menor del grupo.
—Estamos cerca de Myeong-dong, si seguimos hacia el norte lograremos llegar a Ulsan dentro de un par de semanas más. —Explico delineando con sus dedos el recorrido.
Todos se mantuvieron atentos.
—Ha pasado un mes desde que estamos aquí. Cada lugar que hemos recorrido, no hay nada que me diga donde está mi hijo. Algo o lo que sea de él, es lo único que necesito para calmarme y saber que está bien en algún lugar. —Comento Yoongi algo frustrado. —Un mes... desde que deje a Taehyung y no me vuelto a contactar con él.
—Dijiste que lo habías hecho la semana pasada —dijo Jackson.
—No pude... —Se bajo de la mesa y se apoyó en ella cruzándose de brazos. —No he hablado con él desde aquella vez.
—¿Entonces que haces? —pregunto Namjoon.
—Seguir la ruta según lo acordado. Estamos recién en Busan, no se desanimen tan rápido. —Aconsejo Sang-wook. —Y si no hay nada en Ulsa, bueno, buscaremos en Daegu.
—Asi es, no debemos bajar los brazos ante esta situación. Seguir es lo importante y regresaremos a casa, todos, sanos y salvos. —Hizo hincapié Namjoon. —Tenemos gente que nos espera.
Yoongi y Jungkook a duras penas concordaron con Namjoon. No era pesimismo, sino miedo. Queria más que nadie volver con Taehyung y con Yeonjun a su lado para hacerlo feliz por una vez en este último tiempo que ha sido la mayor tortura. Y ni se imaginaba la situación con Jeon, se fue sabiendo que Jimin estaba embarazado, y para alguien como él apegado a su familia y sensible, perderse esta etapa ha de ser algo realmente tormentoso.
—¿Qué crees que estén haciendo todos por allá ahora mismo? —preguntó Jungkook.
—Yo creo que deben estar cenando o durmiendo. Es tarde. —Yoongi se sentó en el suelo acomodando su mochila como almohada y sacando la chaqueta oscura que encontró en una vieja tienda de ropa. Se acomodó mejor en el suelo —como pudo— mirando a los demás que seguían comiendo.
—A veces pienso que creen que estamos muertos —Jeon se entristeció. —Ha pasado mucho... Quizás a Jimin ya se le ve un poco de vientre. ¿No crees?
Namjoon asintió con una sonrosa y lo abrazo tratando de animarlo.
—No pienses esos, debes tener esperanza. —Comento Jackson. —Asi como ellos la tienen, y tal vez, Yeonjun y Beomgyu también. Esos mocosos... ojalá chasquear los dedos y hacer que aparezcan por arte de magia en la puerta.
—Quisiera lo mismo. —Murmuro Yoongi pensando en Yeonjun. De su bolsillo saco una foto de las que encontró en el cuarto del menor y la contemplo por unos largos minutos.
Después de acabar con toda la cena. El grupo se dispuso a acomodarse para dormir y ponerle fin al ajetreado día; un par a limpiar recogiendo los envases y botando el invento de Jaewook, después de todo se irían mañana a primera hora. Ya todo limpio y conas luces apagadas. Jackson se acomodó al lado de Yoongi y de Jungkook, quedando en el medio, y Namjoon al lado izquierdo de Min, este ya se había dormido.
—Es como una pijamada. —Rompió el silencio. Yoongi le miró girando sus cabezas y removiendo sus cabellos, al igual que Jungkook. —¿No tienen algo de frio?
—No pienso abrazarte Jackson. —Jungkook se dio la vuelta enseguida y le dio la espalda cubriéndose con una manta que traía en su bolso.
—Vamos... —Murmuro. Luego miro a Yoongi. —¿Y si yo te abrazo a ti?
—No te pongas a joderme ahora, tengo sueño. —Cerro los ojos.
—Si hubiera sido gay, hubiera peleado con Taehyung por ti, Yoonie. —Canturreo pellizcándole el brazo al azabache. —Lo que pasa en la pijamada, se queda en la pijamada.
Por un minuto un silencio sepulcral hasta que el de la cicatriz comenzó a carcajearse al igual que Jungkook. Los demás ya se había dormido, asi que hablaban entre susurros y se reian a voz baja.
—Realmente eres un payaso, Jackson... —murmuro Jeon ahogando su risa.
Los tres se cayeron por un momento hasta que el ex militar volvió a hablar al mismo nivel de voz.
—No creía decir esto, pero... lo quiero chicos. —Confeso Wang mirando el techo entre la infinidad de la oscuridad.
Jungkook y Yoongi sonrieron por su lado.
—Gracias, Jackson. Por acompañarnos.
—¿Qué? —Se giro en dirección de Yoongi. —¿Por qué agradece idiota?
—Por siempre estar ahí, con nosotros... Sin ti, no sé qué sería de nuestro grupo.
—Somos una familia. Después de todo hemos vivido cada momento juntos. —Comentó orgulloso.
Jeon cerro sus ojos al igual que Min. Los dos sintieron una cálida sensación en sus pechos. La cercanía con Jackson era especial, era un amigo, un hermano y todo lo que pudiera significar un lazo inquebrantable. Era optimista a pesar de haber perdido a Hoseok y Eunwoo hace ya un tiempo.
Estar asi, como en los inicios del grupo les traía calma.
—Regresaremos a Oedo, juntos, con Yeonjun y Beomgyu, ya lo verán. —Susurro Jackson cerrando sus ojos también. —Aún hay gente esperándonos.
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Ja-hyun había recogido las últimas cosechas de la primavera. Cada vez quedaba menos para darle paso a los cultivos de verano, su estación favorita por lo cálida y los ricos frutos que dejaba. Además doraba ver alguna flores coloridas crecer luego de mucho tiempo.
Dejo algunas en la canasta de la respectiva fruta y la llevo hasta el toldo extenso de unos diez metros todo llegaban todos los recolectores a dejar las cosechas realizadas ese día. Vio sus fresas y vio que sacó mucha ese día, orgullosa de sí misma, pero aquel trabajo tenía el costo que sus rodillas pagaban. Debía ir a médico si o si o tendría a Suran taladrándole la cabeza con ir al doctor noches tras noches.
Aunque le gustaba la preocupación. Estaba feliz de ver a su hija ejercer lo que le gustaba y la preocupación que ponía en Jae-ik. Desde que salió de hospital hace ya un mes. Choo decidió invitarlo a vivir con ella con el fin de mantenerlo bajo vigilancia para que se tomara sus medicinas y por supuesto que la gente del presidente de Noh no anduviera como cuervos encima de él.
Pasado unos minutos oyó la campana que indicaba fin de la jornada laboral. Ja-hyun dejó todo; delantal, guantes y botas en los vestidores del agropecuario de la isla. Al salir decidió ir por algunas frutas y verduras para la cena, esa noche invito a Taehyung a comer pues le preocupaba que pasara solo todo el tiempo más trabajando cerca de ese muchacho que le acerca con dobles intenciones.
Al cabo de una hora llego a su nuevo hogar, saludando a algunas personas que la veían todos días. Ella sonrió y les deseo un muy buen día.
Cuando entro su espacio personal, vio que Jae-ik estaba con compañía y era Jungwon, Ji-yool y Taehyung. El hombre conversaba con ellos mientras que su mirada cayó sobre Kim que estaba mirando a la ventana con bastante tristeza.
Lamentaba tanto esa pena que atormentaba a su yerno. Verlo mal, sin su hijo y esposo era horrible. Kim cada día se apagaba más, perdiendo toda esencia y rastro de vitalidad en su rostro. Su ojo afectado por el ataque de Bogum había "sanado" y tras unas exhaustivas pruebas determinaron que perdió la visión total de aquel ojo. El castaño se había rendido con intentar ver, solo usaba lentillas del mismo color de su ojo que tapaban ese grisáceo opaco y apagado de su mirada.
—¡Llegue! —Anuncio la mujer.
Ji-yool corrió y la abrazo. Jungwon igual el saludo bastante feliz de ver a la señora Choo.
—Mami saldrá temprano de su trabajo, abuela.
—Me alegro linda... —Le acarició su mejilla. —¿Por qué no preparan con el abuelo Jae-ik la cena de hoy?
—¡Sí! —Alzaron la voz los dos pequeños.
Min asintió sin rechistar, ya que ella quería hablar con Taehyung hace días y nunca se topaba con él porque iba a la oficina a trabajar con Seo-Joon hasta tarde. Además, que el grupo buscaba la manera de desenmascarar el mandato de Seok-min y Seung-hyuk. Y ha sido un proceso increíblemente largo, cada que estaban cerca algo pasaba, y las pruebas desaparecían o la gente cada vez creía en las palabras autoritarias de Noh, claro que las familias de los afectados vivían bajo las sombras todo para no perder lo que tenían en la isla.
Llevando a Seo-Joon estar pendiente y trabajar el doble, lo que llevaba a Taehyung estar ahí a su lado cubriéndose mutuamente para seguir hurgando sin permiso.
—¿Cómo has estado? —preguntó tomando asiento en el sofá al lado de Kim.
—Como hace un mes, mal. —Le respondió cabizbajo.
La mujer se acercó y lo abrazó sin avisarle. El castaño recibió el afecto.
—No te tienes que guardar todo, puedes venir cuando desees; a comer, dormir, pasar el rato... lo que Yoongi menos querría es dejarte solo en ese departamento, ahogándose en tristeza, Tae.
Kim comenzó a sollozar aferrándose a su suegra.
—Me hacen tanta falta... —Rompió en llanto.
—Ya creo que sí. Te entiendo perfectamente. —Le apoyo. Luego se separaron momentáneamente. —Cuando... Yoongi y Suran se separaron de mi yo no valía nada sola. No quería seguir, pero vi una foto de ellos de niño y dije que no. Sabía que debía levantarme y continuar hasta encuentra a mis hijos y mira... llegaron con mi ex esposo, un nieto y un yerno. —Rio. Taehyung seguía decaído. —Sé que ni saber de Yoongi ni de Yeonjun es horrible, créeme que sí.
—¿Usted cree que están vivos? —Le preguntó. Ja-hyun se quedó en silencio. —Ha sido un mes desde que se fueron y no sé...
—Ten fe, lo último que debes pensar es en aquello. —Le tomó el rostro. —Yeonjun es igual a Yoongi, ambos son testarudos y no se dan por vencidos. Yeonie paso los tres días de la mordidas y regreso fuerte, enfrentó a Bogum y no tuvo miedo. —Taehyung asintió. —Y Yoongi también lo hizo. ¿Crees que den su brazo a torcer en este mundo roto?
—N-No...
—Por qué ni lo harán. Respira, Taehyung... Ten fe en que ellos andan buscando la mentalidad de regresar y juntos.
Kim asintió repetidas veces se abrazó nuevamente a su suegra, afianzándose a su cuerpo que le entregaba una calidez familiar. Ja-hyun por año ha sido una figura materna para él, lo oía, le daba consejos y lo acompañaba en este complejo proceso de espera que lo mataba lentamente. Le dolía mucho, pero tenía familia aún por la cual seguir en pie.
Al cabo de unos minutos Jae-ik fue abrir la puerta y venían entrando Suran, Ji-eun, Roy, Jimin, Eun Seok y lo demás sobrevivientes de Jirisan; Hye-jin con los dos niños que salvo de la comunidad; Taehyun el amigo de Yeonjun y Beomgyu, Huening Kai y Sunwoo habían entrado a viva voz. De pronto el lugar de inundó de felicidad y alegría.
Jimin llegó con Taehyung para abrazarlo y contarle todo sobre su embarazo incluso le invito a tocarle el vientre levemente elevado. Eun Seok dijo que estaba agradecido por ser parte de este proceso y Kim estaba feliz oyéndolos.
La presencia de todos se debía a que Jae-ik los invito, lo había planeado antes de salir de la hospitalización para levantar aquellos ánimos que andaban por el suelo. Eun-seok se acercó para ayudarlo a cocinar y el resto organizaba la mesa a gusto dejando que los menores cenaron primero dejando el espacio para después a los adultos.
La velada pasó entre anécdotas, risas y sobre como estuvo su día. Todos animados a pesar de que tenían que ayudar a una nueva comunidad que ahora era su hogar.
Entre medio hubo un gesto por parte de Kai y Sunwoo, y fue dejar sillas vacías en representación de los que no estaban, incluyendo a los fallecidos. La nostalgia se apoderó de la mesa por un instante pidiendo que no perdieran la fe de que regresarían sanos y salvos con menores. Aún quedaba tiempo pues querían derrocar a Seok-min como lo hacía la verdadera gente que quería progreso y unión con las nuevas generaciones.
La maldad no descansaba y ellos podían ponerle fin con ayuda de los que trabajaban en el área médica.
—Por nosotros. —Levantó Hye-jin su vaso con agua. —Porque no nos hemos rendido y porque no lo haremos nunca, ese es el sello de la gente de Jirisan. Y por lo que volverán sí o sí, aunque él destino se imponga.
Ja-hyun orgullosa de ello levantó su vaso y todos chocaron entre sí. Había una dicho que a Ja-hyun le gustaba oír y era: La fe mueve montañas.
Deseaba que fuera así, con su corazón lo anhelaba por su familia y por los que vendrán.
Las horas pasaron marcando ya en el reloj las diez de la noche. La mayoría se marchó, dejando a Taehyung con la familia de Yoongi y Jungwon en el hogar de la señora Choo. Le había ofrecido quedarse, pero al ver que Suran, Ji-yool, Jungwon y Jae-ik estaba quedándose no quería ser una molestia.
—Insisto. Puedes quedarte en sofá, Taehyung.
—Muchas gracias de verdad, pero... con lo de hoy quede muy feliz, lo dijo en serio, señora Choo.
—Suegra. —Insistió. —Dime suegra, basta de formalidades. —Sonrió.
—Gracias por todo, suegra... me hacía mucha falta.
Ambos se abrazaron.
—Te iré a ver al trabajo mañana a la hora de colación hay una cafetería que vende muy bueno pasteles. —Se quedó pensativo. —Jamás creí que volvería a decir algo así...
—Yoongi dijo algo parecido un día.
Los dos rieron.
—Buenas noches, Taehyung descansa y no dudes en avisarme lo que necesites.
—Lo haré.
Taehyung camino hacia fuera de la vivienda, dejando que la madre de su esposo cerrará la puerta bajo llave. Kim se quedó mirando el ambiente.
Ya era de noche, y la brisa era húmeda y fría. No tenía suéter ni nada que lo cubriera hacia arriba, solo quedaba abrazarse a sí mismo y volver por su cuenta. No andaba ni un alma a esas horas, poca gente que entraba a su hogar y cerraba las puertas con llave.
El castaño camino por el centro del pueblo hacia su hogar. Por el clima, sabía que quedaba poco para entrar a verano, por calor húmedo que de las hojas, esa ventisca y el frío mezclado con una agradable calidez. El tiempo significaba que ya han pasado años desde que el país —y probablemente el mundo— cambió radicalmente a esta vida distópico llena de muertos vivientes que camina carne. Sonaba de película, de aquella que vio de ocio en su buena juventud.
El tiempo pasó rápido, y se percató con el crecimiento de su hijo. A veces soñaba con que volvía a ese verano caluroso cuando Yeonjun llego a su vida en las circunstancias menos pensadas. Conocía lo que era el verdadero amor, la amistad y un grupo que lo apoyaba hasta hoy. Todos vivían adaptándose al tiempo que, trascurrido, aquí en la isla vivían días tras días con normalidad generando esa sensación de cotidianidad y ordinariez en la vida humana que alguna vez tuvieron.
La ausencia de Yoongi era algo complicado de llevar junto con la de su hijo, mejor dicho, la de todos sus amigos por ello encontró algo de refugio en sí trabajo como secretario de Seo-Joon. Él estaba siendo comprensivo y lo agradecía.
Bajo las luces de los faroles de la calle vio una silueta familiar. Dio un par de pasos y se dio cuenta que se percataba de su jefe.
—¿Taehyung? —Se le acercó confundido. —¿Qué haces a estas horas por aquí afuera?
—Vengo de cenar de la casa de mi suegra. —Contó. —¿Y usted?
—A casa, acabe tarde hoy.
—Perdón por dejarte la carga hoy, pero es que...
—No me des explicaciones, te entiendo y no te voy a recriminar absolutamente nada, Taehyung. —Le sonrió.
—Gracias, bueno... debí ir mañana trabajamos.
Ambos rieron.
—Sí, pero, mañana es día libre, así que déjame hacerte una pequeña invitación. —Ofreció, y se dio cuenta del castaño no comprendía el punto. —Yo decidí que sea nuestro día libre, así que vamos por unas copas.
—¿Acaso hay un bar en este pueblo?
—Por supuesto, es un buen bar a mi padre le gustaba ir luego de trabajar. —Comentó. —Si no quiere lo entenderé.
Taehyung lo pensó bastante hasta que miró la cara ilusionada de su jefe. No podía rechazarlo, ha sido muy bueno con él y ya grata compañía en el último tiempo, así que acepto sin dudarlo.
—Te aceptaré esa copa de vino.
Seo-Joon sonrió ampliamente mostrando su felicidad ante la aceptación.
El camino era diferente, un poco estrecho, pero luego de andar dio paso a unos bar bastante parecidos a los de las ciudades del país. Había gente, poco, riendo y disfrutando de un bue trago. Años que Taehyung no veía algo como ello.
Seo Joon y Taehyung pasaron, un joven los vio y le invito a acercarse a la mesa junto a un pequeño escenario con micrófono e instrumentos. Kim estaba fascinado entre ellos vio un saxofón. Tomo asiento mientras que su jefe pedía un vino tinto.
El ambiente era animado, alegre y sin preocupaciones. Quizás eso le hacía falta. Sin darse cuenta por apreciar su entorno, unos minutos solamente, su copa ya tenía vino servido.
—Espero que no te incomode esta invitación.
—No, has sido buen jefe conmigo, mínimo debo aceptar las cenas de trabajo —Bromeo.
—Perfecto, entonces... ¿Salud?
Kim asintió.
Ambos chocaron sus copas tintineando en su mesa y dando un largo sorbo hasta que la del chico castaño quedó vacía de un solo trago. Park se sorprendido y carcajeó.
—Hace tiempo que no tomaba vino, esta increíble. ¿Acaso lo añejan ustedes? —pregunto dejando que Seo Joon el diera más.
—Por supuesto joven, tenemos las mejores botellas añejadas en barriles de roble.
—¡Dios, que eres mentiroso! —Carcajeó.
—Lo robamos un viñedo antes de llegar a Oedo. —Admitió. —Pero tenemos un hombre que sabe de vino y provee a unos kilómetros al sur de la isla.
Así se presentaron más historias que compartir dando paso a la segunda botella, pero de vino blanco para probar variedad. A medida que trascurría la velada, algunas personas se animaron a tocar en el pequeño escenario algo de jazz dejando a Taehyung fascinado y emocionado por el ritmo que tanto había olvidado.
Seo-Joon no dejaba de ver la sonrisa de Taehyung. Irradiaba luz, felicidad y por fin, luego de tiempo lo veía relajado. Siempre quiso conocerlo más allá que el esposo de Min Yoongi, pues recuerda que era feliz al lado de aquel hombre, pero desde que se dio a la fuga, según el presidente, Kim no ha sido capaz de sonreír. Sólo lloraba en los baños por él y su hijo Yeonjun. Era teste ver como una ser como Kim se viniera abajo días tras días, y el, sin la solución
O eso pensó hasta ahora que lo llevo al bar en donde conocía finalmente a Kim Taehyung, y en donde se dio cuenta que, su corazón se disparaba como loco cada que la mirada de Kim se posaba sobre él y le regalaba un poco de su radiante sonrisa.
Seo-Joon y Taehyung disfrutaron del vino y la buena compañía.
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La búsqueda por los menores no cesa, sin embargo se han presentado complicaciones y demoras que les están jugando en contra el tiempo. Los días avanzan y el deseo por hayarlos vivos aún crece.
En Oedo las cosas se mantienen "normales" con Taehyung cayendo poco a poco en la tristeza de no tener ni a su esposo e hijo a su lado, pero está Seo-Joon, tratando de apoyarlo sin mezclar sus emociones por la pareja de Yoongi.
Gracias por leer.
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