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Capítulo Extenso.

═══════ ● ════════

Al día siguiente, el día abrió con toalla y claridad. Sin ni una sola nube, dejando que solo alumbrase a toda la isla de Oedo.

Ya era mediodía y Namjoon estaba sentado en una de las bancas fuera de la nueva escuela de Jungwon. Como era escuela primaria y estaba en semana de adaptación, su hijo solo iba hasta medio día, ya dentro de dos semanas más podría ir hasta un poco más, y esperaba que fuera así, el más emocionado en el menor y aquella idea le causa cierta gracia.

El moreno estaba bajo la sombra de un árbol, mirando todo su entorno. Casas, plazas, juegos infantiles y la escuela, por supuesto, estaba viviendo en la vida que alguna vez soñó con Seokjin tras tener a su hijo. Habían pensado vivir en un barrio agradable para que su hijo creciera sanamente; todo aquello lo estaba logrando, pero solo con Jungwon.

Sin Seokjin y sin Soobin.

Era difícil, aún lo era. Tras perder a Jin, las cosas se habían tornado complicadas. Sin necesitar un diagnóstico, Namjoon cayó en una severa depresión; no cuidaba de Jungwon, no quería verlo, menos cargo, y ni bailar cuando lo oía hablar. Se desesperaba y se tapaba los oídos intentando acallar aquellos lloriqueos, pero Taehyung y Jimin llegaron en una de esas noches. Primero Kim.

Este entró con pijama, sabía que algo andaba, así que ni siquiera se preocupó de marcarse, y bueno, digamos que su hijo nació con los pulmones más fuertes de Jirisan, así que su llanto se oía. Taehyung le enseñó muchísimo, debe a cómo tomarlo y cómo acallarlo, incluso supo que los hijos lloran solo porque quieren calor paternal.

Luego apareció Jimin, que le enseñó a preparar el biberón perfecto y cómo hacer que su hijo liberara los pequeños eructos. Aprendió todo desde cero sin Seokjin. Lo extrañaba, cada mañana, cada noche. A veces será como si lo podía ver con Jungwon en brazos, pero solo eran ilusiones de su roto corazón.

¡Papi!

La voz de Jungwon lo sacó de sus pensamientos y sonrió enormemente al ver al menor correr con su mochila en las espaldas. Se veía tierno y más cuando vio a la pequeña Ji-yool detrás de él. Suran a veces le encargaba ir por ella y no eran una molestia; de hecho, al menor de los Kim le gustaba pasar tiempo con su pequeña mejor amiga.

—¡Hey! —Lo alzó entre sus brazos para abrazarlo. —¿Qué tal tu día hijo? ¿Hiciste más amigos?

—No, tengo suficiente con Ji-yool.

—¡Dibujamos mucho y nos dieron merienda! —Contó la pequeña. De pronto los ojos de la pequeña hija de Suran brillaron. —¿Y papá Hobi...? Ah...

Esa mirada resplandeciente se apagó de repente al ver que Hoseok no iría no por ella. El corazón de Namjoon se apretó al ver el decaimiento de la hija de Hoseok. Dejó a su hijo en el suelo y este miró con pena a su amiga.

—¿Qué pasó, diablilla?

—A veces, creo que papi viene... pero mami dijo que no, porque se fue... ¿Sabes a dónde, tío Namjoon?

«Mierda...»

—Bueno, Ji-yool... —Se rascó la nuca pensando en qué demonios decir.

No podía ser frío y llegar y decirle a una pequeña que su padre murió de la manera más cruel. Antes de lograr formular una respuesta coherente, vio a Jaewook caminar a lo lejos. Apretó los labios e hizo un mohín al verlo.

Lee llegó con los tres que comenzaba caminar hacia dirección del departamento del Namjoon.

—Oye, Nam. —Le llamó sumándose a la caminata.

—Es el señor malo, papi... —Jungwon se aferró a la mano de Kim.

—Tranquilo, no hará nada, hijo.

—Aprendió bastante bien, ¿no crees?

Namjoon lo miro de reojo. Ignoró la broma por completo.

—¿Qué te trae por aquí, Jaewook? ¿Ya te echaron de tu trabajo que andas, así como si nada en la calle? —Le preguntó siguiendo su camino.

—Para tu mala suerte, aunque lo conservo, pero después de esto supongo que lo perderé. —Chasqueo la lengua. —Mierda, espero que todo valga la pena.

—Tu boca... —Regañó, señalando que los niños. —Y... ¿A qué te refieres con "después de esto"?

—En casa de Jungkook te dirán, vamos. Me mandaron a buscarte

—¿Dónde dejo a los niños?

—Obviamente, llévalos. ¿No querrás dejarlos por ahí? ¿O sí?

Namjoon rodó los ojos siguiendo los pasos de Jaewook hasta la vivienda de Jungkook y Jimin. Estaba curioso, incluso ansioso por saber qué pasaría, pues hace una semana que se enteró de que la búsqueda por los hijos de sus amigos se canceló por una confrontación entre Yoongi y una tal Ji-hoon, y si le pregunta si está a favor de la reacción de Min, obvio que sí. Repudiaba a tipos como Choi.

Lamentablemente, la consecuencia no fue agradable. Vio a Taehyung bastante mal, al igual que a Min, a Jungkook y Jimin. Deseaba hacer algo por ellos, de verdad que sí, pues consideraba a Jungkook y Taehyung más que amigos, casi hermanos pequeños, ya que los conocía al inicio del todo este desastre y los ha cuidado como mejor ha podido. Así como creo lazos con todos, Yoongi y Jimin, incluso.

El camino fue bastante corto entre las historias de Ji-yool y Jungwon sobre su día de escuela. Jamás pensó ver a su hijo en una institución cuando el mundo se convirtió en lo que se veía fuera de la isla. Aquello se representaba en solo felicidad, algo que con Jin soñaron para ese hijo que perdieron años atrás y ahora todo lo vivía Jungwon en otro lugar lejos de la muerte y esperaba mantenerlo de ese modo.

Al llegar, Jaewook tocó la madera de la puerta de manera peculiar, como dando una señal de que eran ellos y no otra gente.

Quien abrió la puerta fue el padre de Jimin. Este los hizo pasar rápidamente antes de que la gente del edificio los viera. Ya había entrado bastante gente en el último rato y no querían levantar sospechas.

Pasando al espacio de Jeon y Park, vieron que todo el grupo de Jirisan estaba presente, incluidos Huening Kai y Sunwoo sentados en la mesa. Solo falta Jae-ik, pero seguía en monitorización por sí estado debido a la arritmia diagnosticada.

—Llegamos. —Les anunció.

La hermana de Yoongi se acercó al par de pequeños que aún seguían con sus mochilas de la escuela.

—Vayan al cuarto de Minie y Kook, y esperen allí. Los adultos hablar cosas importantes. —Indicó Suran agarrando a la altura de los niños.

Ji-yool obedeció abrazando a su madre con gran cariño.

Namjoon y Jaewook se integraron a la sala de estar viendo que Roy y Ji-eun también. Asumieron que no les tocaba turno en el hospital, al igual que Suran. Y era mejor así poder saber qué estaba pasando realmente y por qué estaban todos presentes.

—Entonces, ¿nos pueden decir qué sucede? ¿Por qué estamos todos aquí? —preguntó Jaewook sentándose en el brazo del sofá junto a Taehyung.

—Es sobre Yeonjun y Beomgyu, y es... algo más.

Jungkook y Jimin ya sabían sobre ello, que por si cierto, fueron los segundo en saber todo lo que el sargento mayor había ofrecido en la madrugada a Yoongi.

—¿Qué con los chicos? —preguntó Kai más interesado.

—Anoche, el sargento mayor Tak fue a nuestro hogar a decirnos que nos ayudaría a buscar a los chicos. Daría paso a usar uno de los puertos y habría alguien esperando al otro lado, una vez lleguemos a la orilla. —Explicó Yoongi colocándose en el centro de la habitación. —Solo necesito compañía. Jungkook irá, por obvias razones, pero quiero saber quién de ustedes nos quiere acompañar.

—Yo. —Wang dijo enseguida.

—También voy, no esperen que me quede aquí, ¿o sí?

Todos miraron a Jaewook. Min le agradeció con una sola mirada. Al igual que Jungkook. Sabían que sus hijos veían un amigo en Lee.

—Yo igual me uno. —Habló Namjoon sin dudarlo.

—¿Qué sucederá con Jungwon? —Quiso saber Sunwoo.

—Puedo cuidarlo yo. —Ofreció Taehyung. —Minie y yo nos quedaremos esperándolos.

Park había aceptado poco convencido, pero ante la insistencia de su padre y su esposo, además por su embarazo, no podía correr ni un solo riesgo que fomentará una posible pérdida del bebé. Jungkook no podría aceptar eso.

—¿Estás seguro, Tae? —Le miró Namjoon. —Esto es importante para ti, Yeonjun...

—Lo pensé mucho, pero debe alguien quedarse a cubrir sus espaldas. —Le dijo sin más rodeos.

—Gracias, entonces.

Una vez acordado, el grupo pasó al siguiente tema que los convocaba a estar allí.

—¿Qué es lo otro que nos debes decir, Yoongi?

Insistió Jaewook algo curioso.

—Lo otro es algo más difícil y depende de ustedes tres. —Min miró a los tres funcionarios que ahora estaban en la salud cumpliendo un rol. Suran, Roy y Ji-eun. —Tak me contó que aquí usan a las personas con enfermedades crónicas, la enferman aún más con medicamentos que modifican. Ni me extrañaría que la enfermedad de papá haya empeorado con ellos.

Ja-hyun se llevó la mano a la boca, mostrando sorpresas ante ello.

—Lo sabía... —murmuro Suran. —Sabía que sigo raro había.

—¿Cómo Suran? —Interrogó su madre.

—Un día, en turno, una chica llegó con síntomas de tener la infección. —Todos se sorprendieron. —No la mordieron, ni nada, solo me enfoqué en leer su historial médico y tenía cuadro de asma diagnosticado.

—¿Qué hicieron con ella?

—La denominaron sujeto A. Se la llevaron y no supe más de ella. Estaba con la doctora Lee en ese momento.

—Actuaron muy extraño, hasta... nos dijeron que guardáramos silencio. —Agregó Ji-eun que estaba en una de las sillas del comedor sentada al lado de Sunwoo. —Nos amenazarán y nos corrieron de la sala de preparación donde la intentábamos estabilizar. —Terminó por agregar.

El grupo guardo silencio al oír todo. Al parecer los problemas los perseguían, hasta llegaban a creer que ellos traían el mal augurio a donde fueran, pero pesándolo bien, la maldad en la isla y las cosas que hacían por debajo, no era culpa de ellos del todo, sino más bien, se referían a que todo estallaba en el momento que ellos justamente llegaban a un lugar; el hospital, Ansan, la casa del padre de Yoongi y Jirisan.

Jackson se recostó sobre el sofá, mirando el techo pensativo.

—¿Acaso nunca viviremos en paz? —preguntó sin apartar la vista del blanco techo que los cubría a todos. —Todo es problema, o pasa algo, o matan a alguien... ¿Cuándo podremos estar tranquilos y vivir sin cosas, cómo está?

—Algún día... supongo... —murmuró Sunwoo apoyándose en el respaldo de la silla. ­—Pero hyung... ¿Qué pasará con tu padre?

—Tak y Seo Joon arreglarán todo para que ustedes tres puedan estar allí, y encargarán otro marcapasos para papá. —Informó a los doctores y a su hermana que se veía más tranquila. —No dejarán que ese loco de Lim, se acerque, porque él es el que hace todo con ellos.

—Bien, entonces está acordado. ¿Mañana a qué hora? —preguntó Lee a Min.

—A las tres de la tres madrugada, a lo más tardar, en el puerto de la costa sur. Necesitamos un vehículo. Sacaré uno del estacionamiento de la estación. Tomaré unas llaves hoy mismo. —comentó Jungkook.

—Entonces no tenemos nada más que hablar. Todo está cerrado y Tak nos dará armas y lo necesario para llegar hasta Jirisan. Es ahora o no tendremos otra oportunidad como esta, debemos aprovechar que tenemos a alguien importante de nuestro lado. —Les dijo Yoongi bastante convencido.

—¿El sargento mayor de nuestro lado? —Le miró Jackson.

—Sí, hablamos y... creo que podemos confiar en él. —Insistió el azabache.

—Confiemos en él entonces. Nos vemos en unas horas. —Concluyó Jungkook de ese modo la reunión en su apartamento.

Todos fueron saliendo de poco a poco para no levantar sospechas de por qué había tantas personas saliendo del departamento, así como entraron. De uno a uno, saliendo en intervalos de largos minutos, hasta que solo quedaron Jungkook, Jimin, Taehyung y Jimin.

El castaño miró a Park. Caminó hasta el que estaba prado en el balcón, mirando hacia el horizonte y se lograba ver algo de mar. Taehyung le tocó la espalda para llamar su atención. Cuando se miraron, el del parche en el ojo cerró el ventanal, dejándolos a solas conversando.

Era medio día y el sol se posaba en el balcón del departamento.

—¿Crees que... funciones todo esto? —preguntó Jimin sin apartar la vista del paisaje. Se apoyó en la baranda, abrazándose al mismo y sobando sus brazos, buscando confortarse.

—Debe de funcionar, Jimin.

—Espero que todos vuelvas bien, con los chicos y poder continuar viviendo. —Comento algo decaído. —No saber de Gyu es una tortura horrible —dijo con algunas lágrimas resbalando por la piel del rostro.

—Mejor que nadie te entiendo, Minie.

El chico se apoyó en su amigo, mirando juntos todo lo que la vista les brindaba. El castaño abrazó a Jimin para darle algo de calma y ánimos, sobre todo este plan que se llevaría a cabo en la madrugada. Estaba igual que su mejor amigo, con aquella duda: si volverían todos o alguien no lo lograría y eso le aterraba. Podía ser cualquiera, Namjoon, Jungkook, Jackson, Yoongi e incluso Jaewook, y aunque no pudiera creerlo, esperaba que ni él muriese en el intento de llegar a Yeonjun o Beomgyu y ni hablar de sus amigos cercanos. Si alguien no regresaba, su mundo acabaría por completo.

Para buscar cambiar el tema. Kim miró a Jimin y sus manos que se osaban sobre su plano vientre.

—Felicidades. —Soltó de pronto Taehyung. —Estoy feliz por ti y Kook.

—Perdón, por no decírtelo antes, estuvo con la cabeza por todos lados.

—No pidas perdón, de hecho, me llevo de sorpresa, creí que no volverían a tener otro bebé.

—Bueno, yo tampoco... —Sonrió. —Menos en este momento, pero Kook lo recibió bastante bien. —Miro hacia atrás y vio a Jungkook hablando con Yoongi, al menos tenían una especie de mapa sobre la mesa. De seguro hablaban de los puntos que ya revisaron antes de llegar a la isla. —¿Y tú con Yoongi hyung, como vas?

—Queremos volver a intentar tener otro hijo, pero ahora que se va, creo que lo dejaremos para más adelante, por lo menos tenemos para opciones aquí.

—Me alegro mucho, Tae.

—Primero quiero que Yeonie llegue y vea lo que hay aquí, las oportunidades de vivir mejor, claro... sin esos tipos como Noh o Han.

—Cambiaremos este lugar por nuestros hijos y por los de los demás.

Park se veía seguro de sus palabras. Ha de decirse que la mejor cualidad de ellos, de la gente de Jirisan, era que no se rendirán con tanta facilidad. Si debían generar un terremoto para arreglar las cosas y derrocar las injusticias que estaban por culpa de Seok-min lo harían.

Por ellos y por los que vendrán en el futuro.

═══════ ● ════════

El azabache se miró al espejo.

Vestía la ropa que solía usar hace años, cuando salía a explorar, o la que encontraba en sus años de supervivencia. Ya no traía esas camisas o jeans de casa que se ponían en Jirisan. Regresaron las botas negras tipo borceguí táctico, los pantalones cargo con varios bolsillos en los lados. En las partes de arriba, la típica cazadora bombera de color negro y debajo una camiseta blanca. El cabello no se lo corto mucho más, solo las puntas y finalmente, tomó la mochila que armó durante el día con algunas cosas de la casa, como comida, agua y una manta que Taehyung empacó para él en caso de dormirse en el camino.

Sonrió ante ese detalle. Siempre buscaba el modo de cuidarlo.

Pensando en su esposo, este apareció de la puerta del baño de la habitación. Estaba con su pijama, short y camisa de dormir. Caminó hasta él con pasos lentos y lo abrazó por la espalda a Yoongi hundiendo su rostro en la espalda ancha de este.

Min tomó sus manos y aferrándose a ellas. Lo menos que quería era irse de su lado, pero debía ir por su hijo y solo así el curso de la vida que tenía. La de la familia feliz, tranquila y monótona, pero estaban satisfechos con ello, hasta Yeonjun admitió que le gustaba esa vida, simple y sencilla.

—Por favor... —Taehyung sollozo. —Vuelvan a salvo.

El azabache se dio la media vuelta para abrazar mejor al menor. Este se aferró con fuerza a su marido con tal de guardar cada segundo de aquel apasionado abrazo que le estaba dando el castaño. El de tez pálida, le tomo el rostro y le aparto el mechón de cabello que tapaba su ojo, ahora usaba un parche de menor tamaño y el drenaje de la sangre y fluidos extraños habían disminuido gracias a las constantes curaciones que hacían entre Suran y Ji-eun cada mañana en el hospital.

—¿Sabes que eres el amor de mi vida? ¿Cierto?

—Sí, siempre me lo dices de algún modo.

Min sonrió y le beso la frente.

—Bueno, entonces, aunque nos separen kilómetros de océano y tierra, eso jamás cambiara. Solo iré por nuestro hijo y volveré a rehacer nuestra vida, quizás... con otro bebé. —Le toco el vientre plano a su novio con el sueño de volver a verlo algo crecido y con alguien creciendo en su interior. —Te debo eso, y más.

—No me debes nada, amor. Solo quiero tenerlos a mi lado, a las dos personas que adoro con mi vida. —Le acarició el rostro. —Te voy a extrañar cada día y cada noche, Yoonie. Pero saber que estaremos bajo el mismo cielo con las mismas estrellas, me da algo de calma.

El corazón de Min latió frenéticamente.

Antes de irse, recordó que en su cajón había guardado un par de radios que a Jungkook le pasó durante la tarde. Fue por ellos, sacándolos de la mesa de noche y caminó de regreso a su esposo, extendiendo uno para él y dejándose el que quedaba para sí mismo.

—Cada noche, te contactaré con esto. —Le dijo enseñándole el radio.

Él apartó, no era difícil de manejar, le enseñó allí mismo cómo usarlo, cómo conectar y usar las señales. Hasta hicieron una prueba, claro que se oía bastante bien, debido a la cercanía. Esperaba que la señal estuviera a su favor los días que estuvieran fuera, o quizás no serían días. Tampoco se hacía la idea de que regresaría, por ejemplo, la otra semana. Buscar era difícil, y lo vieron cuando aún seguían en Jirisan. Eran kilómetros por cubrir para allá, si es que, algo que les diera una pista de su hijo.

—¿Qué pasa si ya no te ha oído?

El de la cicatriz le tomo las manos presionando ambos radios entre ellas.

—Siempre estaré allí, no me rindo fácil y lo sabes. Mucho menos, moriré porque tengo que traer a mi hijo a casa y volver contigo, mi amor. —Yoongi lo beso profundizando el beso.

Ambos se abrazaron y besaron bajo la tenue luz de la lampara de la mesa de noche de Kim. Pasaron asi algunos minutos, besándose, uniéndose con los brazos del otro y solo entregando el adiós en el silencio, o más bien, un hasta pronto. Despedirse del otro era doloroso y sabían que volverían a verse. Aquel ambiente duro hasta que una luz parpadeante ilumino la ventana de su cuarto. Era Jackson y el resto que lo paso a recoger en el vehículo que Jeon se consiguió en la estación, según lo planeado.

Después de todo, vehículos, tenía y de sobra.

—Es hora. Tengo que irme.

—¡Te amo! —Levanto un poco la voz el menor al ver que se dirigía a la puerta para irse del cuarto. —Te amo mucho, Min Yoongi.

—Yo también te amo, Kim Taehyung.

═══════ ● ════════

El puerto estaba iluminado por unas linternas portátiles. Allis solo vieron a In-hwan y Kim.

—Tengo miedo.

Jackson, Yoongi, Jungkook y Namjoon miraron a Jaewook.

—¿Es una jodida broma? —Wang lo miro indignado. —Fuiste un Cobra, se supone que ellos no tienen miedo.

—"Fui", tú lo dijiste. En tiempo pasado, quizás esto no me hubiera aterrado, pero, mierda... ¿No les da miedo no volver?

—Vamos a volver, con Yeonjun y Beomgyu. Todos juntos, incluso contigo, lee. —Le dijo Namjoon.

—Eso espero...

Lee suspiro bajándose primero del auto. Los demás le siguieron el paso llegando junto al sargento mayor y u colega que portaba una de las linternas, las únicas que daban algo de luz en l puerto entre la oscuridad, la bruma marina que humedecía sus pieles y la brisa que mecías su cabello. Estaba muy oscuro, aun estaba las estrellas en el cielo, siendo las únicas testigos de lo que un par de padres harían por sus hijos.

—Bien, repasemos el plan. —Comento Jackson acomodándose el bolso.

—Iremos hasta la costa, nos estará esperando Chan-Young y Sang-wook.

—¿Iremos? —Jackson miro al sargento soprendido. —Creí que se quedaría a asegurarse que el señor Min reciba su tratamiento sin problemas.

—Seo-Joon me insistió en ir.

El sargento no dijo nada más. Dándole ahora una señal a su compañero quien bajo de las motocicletas un par de bolso mas grandes. Los lanzó al piso dejando ver que se trataban de las armas de los de Jirisan. La ballesta de Jungkook. La katana de Yoongi. El hacha de Namjoon y las pistolas, y el famosos rifle de Jackson.

El sargento Tak tomo un par de armas grandes. Pistolas, cuchillos pequeños que se guardó entre algunas ranuras de sus botas. Min no se quejó, tampoco dijo nada. He hecho tener a alguien como el, con toda esa experiencia lo tranquilizaba bastante. Al igual que al grupo de Min.

—¿Y ya? ¿No hay otra parte el plan? —pregunto Lee metiendo municiones a la mochila.

—No, el resto lo haremos en base a lo que conoces de su comunidad, es decir los perímetros y zonas cercanas. Lo demás lo haremos con un mapa que tiene Sang-wook de Seúl.

In-hwan se subió de los primeros al bote, era una de pesca con una cabina en el medio. Su color era blanco y azul por lo poco y nada que había de luz. Ni uno logro formular una pregunta, ya que el hombre llego y se subió a la embarcación dejándolos solos con Kim que sonrió al ver como su compañero y jefe del equipo entraba sin previo avis dejando a todos sin palabras.

—¿Dijo Seúl? —murmuro Jackson mirando a Namjoon. Este se encogió de hombros sin tener la menor idea.

—Si. Seúl es un punto importe en Corea tanto como para nosotros, como para la RCMC. —Explico Kim. —Por lo que logramos descubrir, es que tiene una base, pequeña ubicada allí con algunos soldados, no mucho, los suficientes como para detener grupos pequeños de personas.

—¿Y dónde demonios están esos idiotas? —dijo Lee ahora.

—Nadie sabe. —Le respondió Min. —No están en el mapa, tampoco son muy visibles. O es lo que entendí de la reunión. Supuestamente la isla también necesita de algunos puntos claves para redes de comunicaciones, así llegar con demás comunidades, pero la gente de Bogum, pelea esos puntos.

—Exacto.

—Nos vamos a meter a la boca del lobo... —susurro Jaewook. — En fin, solo se vive una vez.

Min, Jeon, Wang y Kim se quedaron viendo como Jaewook era el segundo en subirse sin esperar a que alguien le diera la orden. El solo se acomodo dejando su bolso dentro de la cabina de capitán con tal de resguardarlas de la humedad del clima. Jungkook suspiro y solo miro hacia la infinidad de océano que los rodeaba. Sin más vueltas que darle fue el tercero en subirse junto a Jackson, después siguió Namjoon teniendo cuidado de no tambalear. Solo quedaba Yoongi, pero este se quedo mirando hacia la dirección donde se ubicaba el pueblo de Ganghwa.

—¿Qué pasa? ¿Estas dudando ahora, Min? —Le pregunto el sargento Kim.

—No, solo... me duele dejar a Taehyung. —Le respondió cabizbajo.

—Cuidare de ellos, de tu familia y amigos. Ve, tu hijo espera, ¿no?

Min asintió con firmeza y se dio la media vuelta para unirse a la embarcación. Todos iban sentados en la zona de la broa del bote de pesca. Tak se despidió de su amigo con una señal y este apago el faro para regresar a la comunidad a fingir que anda paso y poner en marcha el otro plan que se ejecutaría en la isla. Aun había cosas por hacer, destapar el meollo del asunto con los enfermos y sacar de una a Han con Noh.

Desde la lejanía les deseaba un buen viaje y, a pesar de no conocerlos del todo bien, esperaba que regresaran todos sanos y salvo con una misión cumplida bajo sus brazos.

—Siempre estaré allí, no me rindo fácil y lo sabes. Mucho menos, moriré porque tengo que traer a mi hijo a casa y volver contigo, mi amor. —Yoongi lo beso profundizando el beso.

Ambos se abrazaron y besaron bajo la tenue luz de la lámpara de la mesa de noche de Kim. Pasaron así algunos minutos, besándose, uniéndose con los brazos del otro y solo entregando el adiós en el silencio, o más bien, un hasta pronto. Despedirse del otro era doloroso y sabían que volverían a verse. Aquel ambiente duró hasta que una luz parpadeante iluminó la ventana de su cuarto. Era Jackson y el resto que lo pasó a recoger en el vehículo que Jeon se consiguió en la estación, según lo planeado.

Después de todo, vehículos, tenía y de sobra.

—Es hora. Tengo que irme.

—¡Te amo! —Levanto un poco la voz el menor al ver que se dirigía a la puerta para irse del cuarto. —Te amo mucho, Min Yoongi.

—Yo también te amo, Kim Taehyung.

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El puerto estaba iluminado por unas linternas portátiles. Allí solo vieron a In-hwan y Kim.

—Tengo miedo.

Jackson, Yoongi, Jungkook y Namjoon miraron a Jaewook.

—¿Es una jodida broma? —Wang lo miro indignado. —Fuiste una Cobra, se supone que ellos no tienen miedo.

—"Fui", tú lo dijiste. En tiempo pasado, quizás esto no me hubiera aterrado, pero, mierda... ¿No les da miedo no volver?

—Vamos a volver, con Yeonjun y Beomgyu. Todos juntos, incluso contigo, lee. —Le dijo Namjoon.

—Eso espero...

Lee suspiró bajándose primero del auto. Los demás le siguieron el paso llegando junto al sargento mayor y un colega que portaba una de las linternas, las únicas que daban algo de luz en el puerto entre la oscuridad, la bruma marina que humedecía sus pieles y la brisa que mecía su cabello. Estaba muy oscuro, aún estaban las estrellas en el cielo, siendo las únicas testigos de lo que un par de padres harían por sus hijos.

—Bien, repasemos el plan. —Comento Jackson acomodándose el bolso.

—Iremos hasta la costa, nos estará esperando Chan-Young y Sang-wook.

—¿Iremos? —Jackson miró al sargento sorprendido. —Creí que se quedaría a asegurarse que el señor Min reciba su tratamiento sin problemas.

—Seo-Joon me insistió en ir.

El sargento no dijo nada más. Dándole ahora una señal a su compañero, quien bajó de las motocicletas un par de bolsillos más grandes. Los lanzó al piso, dejando ver que se trataban de las armas de los de Jirisan. La ballesta de Jungkook. La katana de Yoongi. El hacha de Namjoon y las pistolas, y el famoso rifle de Jackson.

El sargento Tak tomó un par de armas grandes. Pistolas, cuchillos pequeños que se guardaron entre algunas ranuras de sus botas. Min no se quejó, tampoco dijo nada. He hecho tener a alguien como él, y con toda esa experiencia lo tranquilizaba bastante. Al igual que al grupo de Min.

—¿Y ya? ¿No hay otra parte el plan? —pregunto Lee metiendo municiones a la mochila.

—No, el resto lo haremos con base en lo que conoces de su comunidad, es decir, los perímetros y zonas cercanas. Lo demás lo haremos con un mapa que tiene Sang-wook de Seúl.

In-hwan se subió de los primeros al bote, era una de pesca con una cabina en el medio. Su color era blanco y azul, por lo poco y nada que había de luz. Ni un logro formular una pregunta, ya que el hombre llegó y se subió a la embarcación, dejándolos solos con Kim, que sonrió al ver cómo su compañero y jefe del equipo entraba sin previo aviso, dejando a todos sin palabras.

—¿Dijo Seúl? —murmuro Jackson mirando a Namjoon. Este se encogió de hombros sin tener la menor idea.

—Sí. Seúl es un punto importante, Corea, tanto como para nosotros, como para la RCMC. —Explicó Kim. —Por lo que logramos descubrir, es que tiene una base, pequeña, ubicada allí, con algunos soldados, no mucho, los suficientes como para detener grupos pequeños de personas.

—¿Y dónde demonios están esos idiotas? —dijo Lee ahora.

—Supuestamente en Jeju. —Le respondió Min. —Pero no tampoco es muy visible ir si no estamos seguros. O es lo que entendí de la reunión. Supuestamente, la isla también necesita de algunos puntos claves para redes de comunicaciones, así llegar con demás comunidades, pero la gente de Bogum, pelea esos puntos.

—Exacto.

—Nos vamos a meter a la boca del lobo... —susurró Jaewook. — En fin, solo se vive una vez.

Min, Jeon, Wang y Kim se quedaron viendo cómo Jaewook era el segundo en subirse sin esperar a que alguien le diera la orden. Él solo se acomodó, dejando su bolso dentro de la cabina de capitán con tal de resguardarlas de la humedad del clima. Jungkook suspiró y solo miró hacia la infinidad del océano que los rodeaba. Sin más vueltas que darle, fue el tercero en subirse junto a Jackson, después siguió Namjoon teniendo cuidado de no tambalear. Solo quedaba Yoongi, pero este se quedó mirando hacia la dirección donde se ubicaba el pueblo de Oedo.

—¿Qué pasa? ¿Está sudando ahora, Min? —Le pregunto el sargento Kim.

—No, solo... me duele dejar a Taehyung. —Le respondió cabizbajo.

—Cuidaré de ellos, de tu familia y amigos. Ve, tu hijo espera, ¿no?

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El viaje comienza en busca de las dos personas más importantes de este grupo.

¿Será un viaje con o sin retorno?

Gracias por leer, la próxima semana comienza la nueva etapa de esta historia.

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