32
El azabache estaba sentado en una de las sillas del pasillo en el tercer piso del hospital, había salido de ver a su padre un poco antes.
Se tomó el cabello y se lo peinó hacia atrás, luego, se apoyó sobre sus rodillas quedando pensativo. En aquel pasillo había pocas enfermas y uno que otro paciente, entre ellos una mujer embarazada de la mano de su pareja, o lo suponía. Por un instante se imaginó una escena así con Taehyung, como cuando estaba esperando a Yeonjun. Llegó a su vida tarde, pero logró ver lo que fue para Kim toda la etapa final del embarazo, lo que fue una verdadera transformación para él.
Pasados los días pensó en aquella propuesta del castaño, la de volver a intentar tener un bebé, pero solamente seguía pensando en el cómo. Era difícil, retomar algo así en su vida, muchas veces lo intentó antes con Hwan-Woong, con Taehyung y nada dio frutos, rindiéndose y quedándose con la vida que ya tenía y que por supuesto amaba.
Ahora las cosas estaban en un punto complicado, en un momento tenso del cual necesitaba salir, llevaba noches soñando que abría la puerta del departamento y veía a Yeonjun parado allí y este se lanzaba a abrazarlo con fuerza.
Cancelada la búsqueda, aquella posibilidad era lejana.
Pero era Min Yoongi y rendirse fácil no era opción. Pensó en algunas posibilidades más viables y poco peligrosas. Claro que intentar que sea menos complicadas era difícil, pues estaría prácticamente escapando de la isla y aquello pasaba, las puertas se cerrarían definitivamente para no solo él, sino para todos y no podía perjudicar a su gente, menos cuando Jimin esperaba aún bebé de Jungkook y sus familias, amigos vivían allí.
—¿Yoonie? —La voz de Taehyung lo regreso a la realidad. —¿En qué tanto piensas?
—Solo en papá y en... Yeonjun, otra vez.
Kim se sentó a su lado, le tomó la mano y apoyo en su hombro, acurrucándose junto a él.
—Estaremos bien, ya veremos que hacer. —Acaricio el dorso de la mano con sus dedos.
—¿No se te ha vuelto acercar ese idiota de Ji-hoon?
—No. Ni lo he visto. Por suerte Seo-Joon me cambio de piso a una oficina al lado de la suya.
—Eso es bueno, ahora seré un esposo mantenido.
Taehyung rio un poco.
—No me molestaría. —Le siguió el juego. —Lamento lo de tu padre, debe ser difícil ahora, más que nunca.
—Papá es testarudo, pero estará bien. Solo debe operarse y pondrá retomar su vida.
—Ya verás que sí.
El matrimonio se quedó así por un buen rato. Justo sin decir ni una sola palabra, solo unido en el silencio y ruido de las máquinas de monitoreos de signos vitales de fondo.
Kim alzó la mirada hacia Min. Y le besó la mejilla derecha.
—Perdóname por sacar en un momento así lo de tener un bebé. —Murmuró refiriéndose a la conversación de aquel día en la banca de la plaza.
—No pidas disculpas, de hecho, si me ilusione un poco. —Admitió el de tez pálida.
—¿En serio, Yoonie?
—Sí. Quiero volver a intentar tener un hijo contigo, Tae.
El castaño sonrió y le planto un tierno beso en sus belfos.
—Lo haremos poco a poco. Aún debemos buscar a nuestro hijo, sin importar nada.
—¿Aunque nos echen de aquí?
—Mientras este contigo y con Yeonjun, me pueden correr del lugar que sea. —Aseguro.
—Pero amor, este lugar, si no tuviera a esos idiotas, es perfecto para Yeonjun. Una escuela, salud, sitio para vivir. Ya no quiero seguir peleando con muertos. —Comento.
Taehyung le tomo el rostro entre sus manos, acariciando sus mejillas.
—Bueno, entonces, busquemos a Yeonjun y volvamos los tres aquí para ser felices como éramos en Jirisan.
—Lo haremos.
Ambos juntaron sus frentes, luego se besaron poco a poco hasta quedarse sin aire y dar paso a un abrazo de unión. Transmitiéndose todo el amor, cariño y apoyo que había en ambos corazones.
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Una semana después.
El reloj de la mesa de noche marcaba las tres con quince de la mañana. Min parpadeó un par de veces tratando de enfocar su vista en medio de la oscuridad abrazadora en la que estaba sumergido en su propia habitación sobre la cama desecha al lado de su esposo.
Miró de reojo a Taehyung y este estaba dándole la espalda. Tenía la sabana cubriendo de su cintura hacia abajo, dejando su torso descubierto, y dándole una vista más amplia de las mordidas y marcas violáceas que la nuca tenía. Ahora recordaba mejor.
Había pasado una semana bastante frenética en que Taehyung trabajaba y Min intentaba recuperar su trabajo, que por cierto no pudo por indicaciones de Noh, pero dio paso a otra noticia más sorprendente para él y fue que el sargento Kim le brindo una segunda oportunidad en las pruebas gracias a Seo Joon. Si Min no sería repetidor, pues iba a ser parte del equipo de seguridad junto a Jungkook, ya que vio en él alguien con espíritu de lucha y valentía para enfrentar a la gente como Choi.
Entre ello, cada noche Kim y Min paseaban por la playa pensando cómo llegar a Jirisan otra vez, en compañía de Jeon y Park, por supuesto. Había obstáculos, como el más importante de todo, y era el bloqueo o cierre de los pequeños puertos para zarpar hacia la costa.
Los intentos de ir por los menores no desaparecían, menos el de querer volver a intentar tener un hijo más. La doctora Lee los oyó con atención ante su petición y ella, feliz por ayudarlo, buscó todo lo disponible en el hospital hasta que llegó con una doctora bastante amable y que ayudó a algunas mujeres y algunos hombres en Oedo. A pesar de la escasez de recursos en cuanto al área del laboratorio, ella brindaba ayuda con una especie de fecundación in vitro con un tratamiento a base de fármacos para ver si las posibilidades aumentaban significativamente.
Ji-eun les dio estas opciones y la pareja dio el sí. No quedaba nada más que intentarlo.
Algunas noches se acostaban juntos y se miraban como adolescentes nerviosos antes de tener relaciones entre ambos, hasta que aquel silencio se rompía por un beso abrumador de Min que devoraba los labios de su esposo y con algunos toques sutiles en los puntos erógenos de Kim. Las noches, a veces, eran casi interminables entre los brazos del otro, disfrutando del calor abrumador, mutuo y el placer desbordante de cada movimiento, toque y beso.
Dicha noche, fue una más.
El azabache había despertado sin motivo alguno, solo abrió los ojos de golpe mirando el techo y luego a su pareja que estaba descansando profundamente. Yoongi llevó su mano hasta la espalda de Taehyung para acariciarla con parsimonia. Adoraba lo tersa que era y la silueta que se le veía gracias a la luz de la luna que se filtraba por su ventana.
Tratando de recobrar el sueño de no ser por el timbre del departamento que lo detuvo bruscamente de sus intentos por dormir. Un segundo toque, fue señal de reaccionar.
Min se sentó de golpe, y Kim, que había estado durmiendo, fue abriendo poco a poco su ojo todavía con campo visual. El otro aún seguía gustando bajo un parche. Una vez abierto, se dio cuenta de que Yoongi se veía con lo que encontraba regado en el suelo. En seguida se sentó en la cama sin descubrirse la zona baja de su cuerpo.
—¿Quién es a esta hora? —preguntó adormilado.
El de tez pálida ya estaba vestido con la parte de abajo del pijama. Luego tomo la camiseta negra de la misma prenda.
—No sé, yo iré, no te preocupes.
—Ten cuidado, Yoongi. —Advirtió. Él también quería ir, así que se vestiría enseguida.
El azabache salió del cuarto principal hacia la puerta del departamento. Al estar por abrirla, se detuvo de golpe, y por un segundo miró hacia la cocina. Retrocedió algunos pasos para dirigirse a ella a buscar entre los cajones algún cuchillo, encontrando así, uno de carne bastante grande.
Caminó con el arma detrás de la espalda hasta la puerta, abriéndola de a poco, dejando ver a una persona de estatura alta y ropa de uniformado del ejército. Sin poder ver bien, accedió a abrir por completo de un solo movimiento, viendo finalmente que se trataba de Tak In-hwan, el sargento mayor.
—¿Qué hace aquí? ¿Qué necesita a estas horas? —preguntó bajando la guardia y dejando ver cuchillo. Tak sonrió ladino al ver el arma.
—Hablar afuera no es seguro, ¿puedo pasar? —preguntó mirando hacia dentro.
Min poso su vista por encima del hombro de In-hwan viendo que nadie viniese para asegurarse. Por suerte el pasillo estaba oscuro, sin ni una sola alma. Confirmado que no había nadie más que él, lo dejo pasar haciéndose a un lado.
Tak agradeció y Yoongi cerró la puerta enseguida. Dejó el cuchillo en la cocina nuevamente y dándole el permiso de tomar asiento en una de las sillas del comedor.
—Lamento la hora, pero tenía que venir con urgencia. —Tak se sentó de inmediato para conversar.
—Bueno, ¿y a qué? —Tomo asiento en la otra silla. —Me pone ansioso este tipo de conversaciones, así que diga luego que le acompleja, sargento.
—Más bien a decir que me pasa, vengo con el fin de ofrecerte una propuesta, Min Yoongi.
El azabache arrugó su frente poco convencido.
¿Podía realmente confiar en él?
—¿Qué tipo de propuesta?
—Tengo entendido que buscas a tu hijo y Jungkook al suyo, bueno, tengo una oferta con respecto a ello. —Le dijo sin mucho más.
—Dime que tienes para ofrecerme.
—Noh me mando a deshabilitar los puertos, por ende, yo puedo volver a habilitarlos en la noche. —Admitió, dejando a Yoongi dudoso. —La seguridad es baja en la madrugada y el presidente con el resto del consejo se van a sus casas a dormir, así que no tienen idea de nada hasta el otro día. Tampoco contamos con cámaras; nadie que intervenga.
—¿Acaso quieres ayudarnos? —Le interrogó, pues fue lo que más entendió de todo.
Tak asintió. Ante la pregunta fue inevitable no sentirse algo nostálgico. Hace un año, bastante la verdad, tuvo una familia; una esposa, dos hijos, hermosos que amaba y adoraba. Aquel núcleo familiar lo protegió hasta que su cuerpo no dio más. La cicatriz en su rostro era evidencia de esa pérdida tan dolorosa.
El auto que uso para escapar de los corredores se volcó en la carretera. Fue el único el salir vivo tras la llegada de los corredores. Lo último que recuerda y ve en sus sueños, era la cara de su esposa con sangre, y con suspiros pedía ayuda y extendiendo la mano hacia él.
—Una vez fui padre... esposo. Aquellos títulos los perdí antes de llegar a la isla y creo que... me hubiera gustado que mis hijos estuvieran aquí, pero no con las injusticias que hay aquí dentro. —Tak se levantó de la silla.
—¿A qué tipo de injusticias se refiere? —preguntó un poco más serio tras oírlo hablar sobre un poco de él.
—Aquí pasan cosas, horrible, bajo tierra. Sé lo más importante, el resto lo desconozco. Pero, al ver como son ustedes, sé que pueden destapar esto. —Aseguró.
—¿Y me ayudarás a ir por Yeonjun y Beomgyu si ayudamos a destapar lo que hay aquí? —Se cruzó de brazos. —¿Qué ganas con esto?
—Nada, la verdad no quiero nada. —Admitió. —¿Acaso un padre no puede ayudar a otro a buscar a su hijo? —Min se quedó en silencio ante la interrogante. —Noh hace lo quiere con Han, yo solo sigo las reglas y así pasó desapercibido.
—Haz que confíe en ti, primero.
Todo eran palabras endulzada, pero Min necesitaba confiar antes de dar su brazo a torcer y aceptar la oferta de In-hwan sobre ir por Yeonjun y Beomgyu.
Tak al verlo un poco desconfiado, apretó los labios pesando si realmente decir, sin embargo, debía hacerlo, aunque si trabajo estuviera en juego, había más gente cercana a él involucrada.
—El doctor Lim no es un doctor común y corriente, el tipo es un demente, pero inteligente con cojones. —Confesó. Con ello pensaba comenzar a ganar un poco de confianza por parte de Yoongi. —Busca una cura dentro de la isla usando personas con enfermedades crónicas, modifica medicamentos; pastillas para hipertensión, para el corazón y para personas diabéticas. Se entregan en el hospital solo a esas personas, y adivina...
—¿Qué?
—Lim tiene el marcapasos de tu padre, listo para generar una falla cardíaca masiva en él. —Yoongi se tensó por completo. No podía permitir que algo le pasara a su padre, menos por culpa de gente como Noh y Han. —Cosas como esas, enferman aún más, luego de tenerlos en etapas complicadas de su patología, los aíslan en instalaciones debajo de la morgue del hospital y los usa para buscar alguna cura con ellos. Ver si son potenciales para serlo.
Min no podía creer lo que oía, no podía pedir pruebas. Su padre era una de ellas, sobre todo la repentina aparición si motivos ni escusas creíbles por parte de Seok-min y el otro doctor, ofreciéndose para hacer el procedimiento de Jae-ik. Con ello, estaba más convencido. Estaba algo nervioso, tenso, ante todo lo que acaba de escuchar.
—¿A la gente que se llevan... no vuelve nunca?
—No. —Le respondió. —Por lo que he visto, muchos denuncian sus desapariciones, pero ni han llegado a nada.
—No pueden jugar con la vida de las personas de ese modo... es cruel —murmuró.
—Ya lo sé. En su tiempo hubo alguien que... era la cura, pero se escapó. —Jugueteo con sus dedos y luego miró a Yoongi que lucía neutro. —Yo la liberé. —Confesó. —La saqué de aquí y la dejé que hiciera su vida. En la isla, mientras este Noh y Han en el mando, no hay vida, solo injusticias y muertes que ocultan debajo del tapete.
Yoongi se quedó pensativo por un momento. Era bastante información la cual procesar. No era menor la muerte de la los habitantes dentro de la isla, más cuando había familiares que sí denunciaban las desapariciones de ellas y ellos.
Ambos tipos usaban a las personas usando falsos diagnósticos o empeorando las condiciones de las personas para así hospitalizar y hacer lo que quieran con ellas. Los tres que han de saber de esto en primera persona, eran su hermana, Roy y Ji-eun. Ellos trabajaban dentro del hospital y tal vez ya se habrán dado cuenta de la maldad que se está llevando a cabo en Oedo.
Su padre peligraba, enormemente y debía evitarlo.
—No pueden operar a papá, menos con en ese enfermo encima. —Le dijo molesto.
—Me haré cargo con Seo Joon de que a tu padre le preparen otro marcapasos y que Roy o Ji-eun lleven a cabo el procedimiento con tu hermana como apoyo en el pabellón, pero tú, debes irte mañana a la misma a hora a la costa, habrá alguien esperándote allí. Ya pensé todo.
—Carajo... —Se peinó hacia atrás su cabello tratando de calmarse un poco. Su corazón saltaba acelerado tras escuchar todo lo que el sargento fue decirle a su departamento en plena madrugada.
Si esa era la oportunidad de ir por su hijo y por el de Jimin y Jungkook, no había nada más que pensar, menos debatir si ir o no. Tampoco hay tiempo para pensar en la consecuencia, Yoongi iría por su hijo sin importar nada, tal como le dijo Taehyung hace días.
—¿A cuánto llevo? —preguntó.
—Los que estimes convenientes.
El de tez pálida pensó bastante bien a quienes llevar mañana. Todo estaba siendo demasiado rápido que su cabeza apenas lograba organizarse de manera correcta, además de las indicaciones que Tak le dio.
Yeonjun podría estar o no en Jirisan, quizás en Seúl o Busan, no lo sabía, pero esa gente como el sargento al parecer sí estaba dispuesta brindar una mano. Tal como dijo, un padre ayudando a otro a darle la oportunidad de vivir a un chico que pudo haber sido uno de sus hijos.
—¿De verdad puedo confiar en ti?
Aquella pregunta fue clave para el sargento.
La mirada que Min le dedicó al Tak fue severa. Esperando a que su respuesta fue afirmativa, él estaba esperanzado en que todo fuera cierto, necesitaba una mano para llegar a su hijo y un hombre como él, con las facultades, podía hacerlo. Así como pensaba creerle y confiar ciegamente en In-hwan, podía hacerlo con Seo Joon que estaba permitiendo todo esto a las espaldas del concejo de la isla.
Antes de poder responderle, el sargento mayor vio que alguien aparecía de la habitación principal que estaba por el pasillo del departamento. Era el marido de Min que hacía una entrada algo tímida con un short y una camiseta larga hasta sus muslos y el cabello algo desordenado. Este estaba presente y, con los ojos más que despiertos, probablemente oyó absolutamente toda la conversación con Yoongi en ese momento. El castaño caminó hasta su esposo, tomándolo de las manos y mirándolo a los ojos, con una mierda suplicante.
—Solo hazlo, por favor... —Escuchó suplicar al chico con un parche en su ojo.
—Tae... ¿Y tú?
—Los estaré esperando, debo cubrir tu espalda desde aquí. —Le prometió.
Yoongi negó por un momento si debía ir tenía que ser con su esposo, era el hijo de ambos. Sabía mejor que nadie ha sufrido días con la ausencia de Yeonjun. Ver que cedía a quedarse le angustia a bastante, no podía dejarlo solo en esta isla, le aterraba que le hicieran algo parecido a lo que Wooshik se atrevió.
Sin embargo, Kim lo abrazo con fuerza dándole todos los ánimos que podía.
—Solo ve, estaré bien. Confío en ti que encontrarás a Yeonjun.
Min le tomó el rostro entre sus manos, acunando sus mejillas para finalmente depositar un beso en su frente. Después miró a Tak.
—Lo haré.
In-hwan respiró tranquilo y contento de oír la afirmación.
—Te estaré esperando con tu gente a la misma hora en el puerto de la costa sur. No tarden mucho.
—Así será. Gracias por esto.
—No hay de que, con permiso, debo irme.
El departamento fue abandonado por el sargento mayor, dejando al matrimonio con la esperanza flamante en sus pechos.
—¿Esta es la oportunidad? —Le miro Taehyung algo emocionado hasta el borde las lágrimas.
—Debe serlo, es la última que nos queda, Taehyung.
El castaño asintió.
—Ve por Yeonie, amor, y vuelvan sanos y salvos.
—Te prometo que volveremos.
═══════ ● ════════
Una nueva etapa está por comenzar en la vida de nuestro protagonista. Una nueva verdad llega a oídos de Yoongi y su padre es el siguiente objetivo.
Pero esta noticia trae una triste parte B, el despedirse en su momento de Taehyung, alejarse pata buscar a quien han esperado por mucho tiempo. El regreso de Yeonjun y Beomgyu.
Gracias por leer.
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