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15

Jaewook salió de los calabozos viendo cómo Soo-hyuk estaba sentado en una de las bancas, sacándole filo a su cuchillo. Rodó los ojos y caminó en otra dirección para comenzar a trabajar, tal vez de paso, darle clases de defensa a Yeonjun y Beomgyu quienes igual quedaron un poco afectados por lo ocurrido con ese chico, Taehyun. 

Lee pensó en contarle quien fue él en su pasado, pero era cuento para otro día y dudaba si Jungkook, Jimin; Taehyung y Yoongi querrían que sus hijos supieran del pasado lleno de dolor que sembró en ellos por un tiempo.

—¿Acaso perdiste el olfato, Lee? ¿Se te olvida quién te enseñó a ser más hijo de perra? —preguntaba mientras sacaba filo al arma. ­­—¿Con qué volviste a las viejas andanzas, una Cobra?—dijo dejando de lado el cuchillo. Jaewook lo miró por encima de su hombro. —Min es un manipulador de mierda, te pedirá ayuda contra esa gente de RCMC, y luego, si te he visto, no me acuerdo.

—Soo-hyuk, aquí viven niños, el hijo de Yoongi no merece ver la mierda que era antes el mundo... Sí hay gente mala, pero erradicar con ellos es la solución de progresar y crecer, dejar todo de lado.

El hombre se carcajeó.

— Visité a Taehyun, ¿no? —Jaewook asintió ante la pregunta. —No se olvida de cómo éramos, sí que no actúes como justiciero y que cambiaste, porque la gente nunca lo verá así. Solo sigues siendo parte de las vidas pasadas de un grupo de gente ingenua que tuvo suerte con sobrevivir. Eso era, y nada más, Lee Jaewook.

—Seis años aquí y nunca fuiste capaz de cambiar.

—Yo me mantengo fiel a mis ideales.

—Déjame adivinar... planeas escaparte.

—Claro... Así que ni te moleste con echarme o acusarme con el hijito de mami que es Yoongi. —Aviso parándose de la banca. —Me voy de este pueblo infernal a ser quien siempre he sido y que han querido oprimir. 

Soo-hyuk caminó hacia los calabozos, dejando a Lee sorprendido, pero no decepcionado. En el fondo sabía que, tarde o temprano, él iba a reaccionar de ese modo, cansado de todo y harto, que solo hacía sentir que no era parte de Jirisan. Lee no se iba a interponer y, si se quería ir que lo hiciera, le daba igual. Soo-hyuk nunca fue alguien de quien encariñarse con llamar amigo, siempre fue individualista, narcisista y malo. Luego de todo, siempre será el líder intocable de las Cobras. Un grupo que murió con los años, todos y cada uno de ellos ya no existía.

Suspiró y se encaminó a seguir trabajando, a mantener la mente ocupada, por lo menos hasta que se fueran los tres de la comunidad. Mientras iba de camino, sintió unos pasos detrás de él, se voltea y ve a nada más que a Min Yeonjun, el chiquillo escurridizo y su... único amigo de verdad. Sonrió al verlo luego de un buen rato.

—¿Cómo te va el castigo? 

—Horrible, pero mañana me lo quitan. —Le respondió, pero ese no era el motivo por el cual estaba ahí con Lee. —¿Le puedo preguntar algo?

—Ya me estás preguntando. —Se burló. Yeonjun refunfuño molesto. —Bien, habla.

—¿Qué lo hizo cambiar? —La pregunta fue más que directa, dejando a Jaewook callado. —Digo, mi abuelo me conto de usted y me dijo que no fue alguien muy bueno y para nada agradable. Igual me dijo que Soo-hyuk... me quiso separar de appa Taehyung y de no ser por Yeri noona, yo sería una Cobra... —dijo cabizbajo.

Lee asintió.

Al parecer, no había más que prologar; si quería construir relaciones a base de confianza, tenía que dar su brazo a torce.

—Fui parte de eso, de que casi te roba. Disfrute ver a Taehyung desgarrarse la garganta gritando por ti cuando apenas eras un recién nacido. —Yeonjun arrugo la frente. —Pero cuando esa chica, Yeri, te salvo supe que era un grupo serio y unido. Sí, trate de hacer daño y vaya que disfrutaba hacerlo, nunca hubo motivo solo lo hacía, supongo que fue una especie de coraza que tuve que formar para sobrevivir. 

—Eso no es escusa para lo que le hiciste a mis padres... —murmuro.

—Claro que no. Fue aquí donde me di cuenta de muchas cosas, como, por ejemplo, que la vida siempre tenía cosas buenas por entregar, esperanza y segundas oportunidades. —Confeso y Min relajó el ceño. —Cuando supe que estabas vivo y que el mismo Min Yoongi, el chico joven que solo buscaba a su hermana y al que molí a golpes, era tu padre, supe que era el momento de cambiar el viraje y entender que somos simples personas, que buscan vivir de una vez algo bueno. —Hablaba con profundidad, esperando que Yeonjun comprendiera. 

—Si lo lograste entonces... —Murmuro.

—¿Tú crees?

—Sí, si no, mi papá no hubiera confiado en ti para encargarte de las cosas que han pasado. —Le dijo con sinceridad. —Espero que sigas así o tendré que sacar mis demonios contra ti.

Jaewook rio junto a Min. Lo miro de reojo y debía admitir que sí pensó que Yeonjun lograría nacer en ese mundo y momento distópico por el cual pasaba el grupo. Cuando vio a Taehyung por primera vez, con su vientre y mirada severa desafiando a todos, sobre todo a su grupo de amigo inicial, sabia que ese chico iba en serio. 

—Espero que sigas siendo así, Yeonjun...

—¿Así cómo? —frunció el ceño sin entender del todo.

—Solo siendo tú mismo. Eres importante y de seguro algo grande harás algún día. 

El menor sonrió agradecido por las palabras.

—¿Y…? ¿Qué pasó con Taehyun? 

—Se quedó. Resulta que no se fue esa noche, solo merodeo por Jirisan esperándome para decirme que realmente quería ayudarnos con los Corredores, solo que appa Yoongi es... complicado. —Explico, aun así, con una sonrisa en rostro. Saber que Kang se quedaría lo calmaba un poco, quería también saber más de esos infectados para ayudar en hogar y no quedarse de brazos cruzados fingiendo que nada pasaba. —¿Cómo fue que conociste a Taehyun?

—Lo encontramos en un callejón, en ese momento, solo. Sus padres aparecieron a la hora después con algunas provisiones y bueno, no fui amable. —Confeso. —Pero al oír que la madre de Taehyun haría todo por tenerlo a salvo, no me quedo más que llevarlos a nuestro refugio. Allí sirvieron bastante, peleaban los tres a la par y nos dejó sorprendido. Claro que toda esa calma desapareció cuando llego la RCMC, hijo de puta...

—¿Tan malos son como dijiste? —Yeonjun preguntó asustado.

—Yo me preocuparía más por ello que por los Corredores.

La conversación había acabado cuando un par de pasos se acercó a ellos por las espaldas. Jaewook giró su cabeza para ver de quién se trataba y resultaba ser Taehyung que estaba cruzado de brazos. Le sonrió como manera de saludo, pero el castaño lo ignoró por completo.

—Yeonjun a casa, por favor... —Le pidió.

Arrugó de mala manera su frente, mostrando disgusto ante la orden. Min no quería, pero debía de obedecer a su padre, que estaba ahí. No se veía muy contento, asumió que se debía tratar por estar conversando con Jaewook.

—Adiós, señor Lee, mañana entrenamos. —El hijo de Kim se levantó de malas ganas de la banca, dejando a Taehyung con mal sabor de boca.

Lee suspiró algo acongojado. Sabía que, según lo limitaban, hasta en ocasiones le seguían prohibiendo juntarse con él, más cuando era a solas, sin nadie a su alrededor. 

¿Seis años y aún no bastan para mostrar que dejó de ser el desgraciado de antes?

Río un poco al ver que el castaño miraba a su hijo.

—Verlo desde aquí no arreglará su mal humor. ¿Sabes eso?

El esposo de Min lo miro enseguida.

—Te seré claro, no me gusta verte cerca de mi hijo, Jaewook. Aunque te mueras como una buena persona aún no puedo olvidar el demonio que fuiste. —Le encaró. —Mantente al margen de la vida de Yeonjun. —Taehyung se dio la media vuelta dándole la espalda.

—Sobreprotegerlo, les pasará la cuenta, Tae. A ti y a Yoongi. 

Antes de poder responderle de regreso, Jaewook se había levantado para irse de allí y dejar que el padre arreglara las cosas por su cuenta con su hijo.

El castaño bufa molesto y olvidó las palabras de Jaewook para seguir al menor que iba a pasos rápidos caminando por el quisco de la comunidad. En donde se quedó sentado de brazos cruzados, con una clara amargura en su semblante. El castaño se acercó poco a poco, mientras que la tensión se hacía cada vez más grande. Al estar a su lado, se sentó e intentó conversar con calma.

­—¿Estamos bien, Yeonie? —El azabache respiro fuerte al oír ese aniñado apodo. —Yeonjun, ¿Qué pasa?

—¿Por qué debes ser asi, appa? —Le encaró. —No hizo nada, solo hablamos de lo que hice hace años, nada más.

—No es sano que esté con ese hombre, no fue bueno en su tiempo. —Explico.

—¡En su tiempo, lo dijiste! —Exclamo. —Era un bebé cuando apareció en sus vidas y por lo menos trata de arreglarlo. Ayuda a la abuela, al abuelo a appa Yoongi, incluso a los demás de Jirisan. 

—No es tan fácil, hijo.

Yeonjun hizo un mohín, apartando la mirada de su padre. A veces lo entendía, esa protección hacia él la podía entender por todo lo malo que pasaron, pero a estas alturas, en ocasiones lo cansaban. No podía salir de Jirisan, no poder hacer nada porque era como si se fuera a morir en cualquier minuto, todo eso lo agobiaba. No era de cristal, ha aprendido mucho y solo gracias a Lee Jaewook porque ni por Yoongi ni Taehyung ha podido pedirles que les enseñara a usar algún arma, porque lo miraba aterrado.

Quería aprender, quería crecer y hacer mucho más.

—Para ti nada es fácil, solo me ves como un bebé y será siempre así porque ni siquiera me dejas salir a dar una vuelta...

—¿Luego de que te escapaste tengo que dejar salir? —Lo confrontó. —No pasará, aparte que estás castigado.

—¡Con un maldito castigo no voy a aprender nada, appa! —gritó poniéndose de pie. —¡Me agobian, tú, appa Yoongi, la abuela...! ¡A todos! ¡No me voy a morir si piso un poco de césped, no me voy a morir si me caigo! —exclamó captando la atención de las pocas personas que paseaban cerca al quiosco. Una de ellas era Namjoon con Jungwon, que logró oír un poco de la discusión. —En vez como si fuera débil.

—¡Sé que no lo eres, hijo, pero por favor entiéndenos! —Le pidió levantándose de la banca de madera del quiosco.

—¡Agh! —Gruño apretando las manos. —¡¿Por qué soy yo el que los tiene que entender?! ¡¿Acaso ustedes no pueden entender a su hijo?! ¡¿Para qué me tuviste si ni siquiera eres capaz de ponerte un segundo en mi lugar?! —El corazón de Taehyung se apretó con fuerza. —¡Estoy seguro de que si hubiera nacido en el mundo que era antes, ni siquiera te importaría lo que hiciera!

—¡Yeonjun fue suficiente! ¡Ve a casa en este mismo instante! —Le gritó dolido al borde del llanto.

—¡No iré a la estúpida casa porque quiero encerrarme! 

El castaño se quedó atónito. No era capaz de ni siquiera moverse para ir detrás de su hijo, que caminaba enojado, dando largos pasos lejos de él. Se dejó caer en la banca y no le quedó más opción que largarse a llorar, pero era un llanto que le afloraba desde el fondo de su pecho.

¿Tan mal lo estaba haciendo?

No dio para más, así que Namjoon de la mano de su hijo se introdujo al quiosco para sentarse con Taehyung y darle compañía. El moreno lo único que hizo fue posar su mano en la espalda y darle pequeñas palmadas para consolarlo. Jungwon se paró en frente de Kim y lo abrazó del brazo, apoyando sus mejillas en este mismo. El castaño levantó la mirada con sus ojos más que hinchados por las lágrimas y la pena que lo consumían poco a poco.

—¿Por qué lloras, tío Tae? —preguntó el hijo de Kim.

—Está triste, porque Yeonjun le levantó la voz. —Explico.

—Yeonjun hyung es malo... —Abrazo de nuevo a Taehyung y este se quebró aún más.

Namjoon lo atrajo y lo abrazo como si fuera un hermano para él.

—Oye, ya... Respira. Aquí estoy, desahógate como quieras. —Le dijo sobando su hombro.

—L-Lo estoy haciendo fatal hyung. Yeonjun debe odiarme. —Explicó tratando de no llorar. —No debí alejarlo de Jaewook, solo lo hice enojar.

El peli negro suspiro un poco.

Jaewook no era santo de su devoción, pero por lo menos sus relaciones con Beomgyu, Yeonjun, Jungwon incluida la pequeña Ji-yool eran... sanas. Los divertía, le enseñaba cosas sobre la vida básica e incluso les inventaba historia a los menores. 

Pasado era pasado y allí debía de quedarse. Por si no pasaban estas cosas, en donde alejabas a los hijos de ti y ese dolor era incomparable. Solo deseaba hacer lo correcto en un futuro con Jungwon.

—¿Qué dices? —Le interrogó. —Te envidio, de hecho, eres mi ejemplo a seguir junto con Jungkook. Son lo mejores padres que conozco junto a Jimin y Yoongi.

—Si lo hiciera bien, Yeonjun no se sentiría agobiado. 

Rio un poco.

—Está en la etapa del adolescente incomprendido, donde todo puede ser el fin del mundo, pero... igual lo entiendo. —Confeso. Taehyung lo miró curioso. —Todos crecen, Yeonjun está creciendo muy bien, como un buen chico que es y será un buen hombre. Tú y Yoongi han hecho lo mejor por él y tarde o temprano lo verá, pero deben darle su espacio para seguir creciendo aún más. —Le dijo, tomándolo de los hombros. —Con Soobin era igual. Se enojaba y hacía pataletas y... lloraba junto con él porque yo no sabía cómo hacerlo, no tenía a mi madre, pero de esos errores aprendí y sé que aprenderás a soltarle un poco la mano, no porque quieras, porque sé que no. Sin embargo, le soltarás la mano para que siga su camino aun estando a su lado de una buena manera para que sepa que sus padres están aquí. —Le tocó el pecho en el lugar del corazón. —No siempre estaremos en cada paso, pero sí le daremos consejo de cómo darlos.

—Hyung... Y-Yo, me siento terrible por haberlo mandado a casa, pero Jaewook, no... no me convence aún. —Le dijo acariciando un poco el cabello.

—Si bueno... Él es un tema aparte, pero admito que lo intenta... Solo diré eso. —Comentó. —¿Recuerdas que... te dije que nadie nace sabiendo como ser padre?

Taehyung sintió un vuelco en su corazón, fue cuando estaba embarazado de Yeonjun aún y fue en la casa del pueblo de Daegu luego de la muerte de la tía de Sunwoo.

—Como olvidarlo. —Sonrió.

—Bueno, es un camino largo de aprendizaje y aprendemos junto a ellos.

El castaño asintió.

—Lo amo con mi vida, hyung.

—Ya lo sé, tú y Yoongi lo aman como no tienen ni idea ustedes mismos.

Kim suspiró y abrazó al moreno con fuerza. Siempre aparecía en los mejores momentos para aconsejarlo. Sabía qué decir en preciso instante y cómo hacerlo para levantarte el ánimo. Por un instante creyó que Namjoon cambiaría tras perder a Seokjin, al contrario, se volvió una persona sabia, ayudaba como siempre solo que le hacía falta esa chisa del doctor Kim a su lado criando a Jungwon juntos, pero al vida y el destino le arrebato una vez más lo que amaba dejándolo a la deriva con un hijo, aun así salió adelante luego del agujero profundo y oscuro que cayó debido a la depresión, costa levantarlo, pero todos lo hicieron y aquí estaba, aconsejando a su mejor amigo y hermano, Taehyung.

Porque para Namjoon Taehyung era como un hermano, al igual que Jungkook. Los conocía un día y sus vidas estaban destinadas a jamás separarse.

—Gracias hyung, por todo.

—No agradezcas, lo hago porque te quiero mucho, Taetae. Límpiate esas lágrimas y ve por tu hijo que te necesita más se lo cree él.

═══════ ● ════════

K

ang llego a la entrada principal de Jirisan, se cruzó con Do-il y Dong-chul quienes estaban en turno.

—Iré a dar una ronda. —Aviso caminando hacia el portón para que lo abrieran. Cuando se acercó, Do-il se interpuso en su camino, Kang rodó los ojos. —¿Ahora qué? ¿No puedo salir?

El hombre negó cruzando de brazos.

—Nadie va a salir sin compañía, eres un niño y vas solo. Olvídalo.

Ante de poder objetar y hacer que sus reclamos fueran oídos, Yeonjun apareció. Iba con su arco colgado en el hombro derecho, con ropa desabriga para el calor que hacía ese día y con unos jeans de estilo cargo. Caminó hacia Taehyun y este retrocedió un poco.

—¿Vas a salir? —preguntó manteniendo su expresión. Taehyun no le quedó más que asistir. De lo poco que conocía al padre, sabía que era un hombre serio y poco afable con él. —Bien, vamos, por otro lado. No te dejaré andar solo, además... quería despejarme un poco. 

Primera vez que saldría solo, sin Beomgyu esta vez. Yeonjun lo condujo al mismo lado donde se reunía con Jeon para saltar el muro. Los dos allí se ayudaron para pasar al otro lado, lanzando sus respectivas armas y luego caer de pie ellos mismo en el césped de fuera de Jirisan. Taehyun fue el último para asegurarse de que nadie los viera.

El rubio lo miró sorprendido, no se le esperó, menos de alguien como el que desconfiaba de cada paso o palabra que Taehyun se atrevía a decir. De todos modos, no los culpaba, fue una Cobra y la reputación no le dejaba la vara alta. Sin quejas, avanzaba detrás del chiquillo. 

Al salir se encontró con la calle que llevaba al pueblo, esta tenía varios árboles altos, frondosos que una u otra forma estorbaban la vista. Kang entro, por otro lado, así que no conocía esa entrada.

—¿Por qué me acompañas?

—Te lo dije, no te va a dejar andar solo por aquí y quiero salir de aquí un momento. —Explicó Yeonjun caminando hacia el bosque cerca de Jirisan. Paso por unos arbustos evitando las hojas o las ortigas que provocaban molesta picazón. —Además, ya vives aquí, ¿no? ¿O piensas irte?

—Ni idea, ya me cansé de correr y vivir escondiéndome de dos tipos que ni sé si siguen vivos —respondió caminando junto al hijo de Min y Kim.

Su conversación fue interrumpida por un ruido de alguien masticando un trozo viscoso de carne o de lo que fuera que comía. Min se agachó y se cubrió detrás de un arbusto robusto, tomo a Taehyun de los hombros y lo hizo agacharse. Miró un poco el entorno hasta que vio a un par de caminante devorándose un ciervo grande. Observando un poco más al par, uno de ellos sacaba trozos y trozos y se los comía con un hambre desesperada, mientras que el otro, daba mascadas pausadas y tiraba de lo que parecían los intestinos. Taehyun saco su navaja en caso de que se acercan. Yeonjun se quitó el arco del hombro levantándolo y apuntando.

—Entonces... ¿Ese es un Corredor?

—Sí, la primera vez que me tope uno fue cuando dos atacaron a mis padres luego de huir de los militares. —Contó a voz baja para evitar los ruidos. —Corren rápido, devoran la carne de donde sea, y mueren con un disparo en la cabeza, al igual que los muertos normales, si es que se puede decirle normales.

—Son iguales a los caminantes, solo que se nota que tiene más fuerza —dijo Yeonjun como parte de su análisis.

—De hecho, sí. Se te lanzan y te tumban, con los muertos puedes, aunque sea, empujarlo y lanzarte a clavarle el cuchillo en la cabeza, con esto no. Te distraes y no tienes un arma, eres presa fácil. —Continúo contando mientras empuñaba la navaja firme.

—¿Y por qué tus andas solo con eso? —preguntó el menor mirando su arma.

—Los ataco por atrás. Le agarro el cuello levantándose la cabeza para que sus dientes no me lleguen al brazo y luchando un poco le clavó el cuchillo. Pero dale de aquí, de seguro los mata.

Min suspiro profundo, alzo el arma, en al soltar el aire de los pulmones lanzó la flecha dejando que la punta saliera veloz hacia la cabeza del corredor, este se desplomó en el suelo, mientras que el otro, se levantó lento y comenzó a caminar hacia la dirección del disparo, Yeonjun lo mato igual.

—Bien, ahora a esperar que no haya más.

Los dos caminaron hacia el ciervo y esta tenía todo el estómago abierto, Yeonjun se cubrió la nariz y la boca por el nauseabundo olor que tenía, Taehyun hizo igual. El chico se agachó y entre los restos del ciervo vio rasguños en la piel. Kang lo apunto.

—Atacan primero, luego te muerden y cuando venía de camino unos se desvían por los animales, pero de seguro vendrán más.

—¿Qué tan seguro estás de eso? —pregunto el menor de los Min cargando una flecha al arco.

—Por la cantidad y la distancia, pero estuve pensando en un plan; bloquear el paso. Ustedes tienen un río de gran flujo a tres horas de aquí, podemos hacer que se aglomeren en el puente y que con el peso caían.

—Eso nos deja aislados. —Murmuro no estaba muy de acuerdo. —Y necesitamos preguntarle a mi padre y mi abuela, además del concejo.

—No, porque Jirisan conecta con su parque nacional, por ende, Suncheon, Daegu, Busan y todas las ciudades conectan con el parque, pueden tomar otro camino para ir por provisiones y yo, me los conozco, al menos la mayoría. —Explicaba con claridad. Min permanecía pensativo ante aquella idea.

—Pero...

Yeonjun se quedó callado enseguida cuando un corredor gruñido fuerte, haciéndose frente detrás del ciervo. Este lo saltó con velocidad y se lanzó contra este mismo. Taehyun tomó el rifle para usarlo de una vez, pero mientras trataba de apuntar, un caminante se lanzó sobre él, dejándolo inmóvil contra el suelo. Era una mujer, despeinada y con el cabello lleno de sangre, y esta yacía seca en sus mechones rubios ceniza. Su ropa era de ejecutiva. Le falta un tacón y la falda estaba rasgada, al igual que su blusa y llena con más sangre. Taehyun tomó el cuchillo y enterró el filo en el cráneo. La sangre comenzó a escurrir a la ropa del hombre. Kang le tendió la mano para ponerlo de pie.

—¡Yeonjun, resiste! —Vocifero.

—¡Tae ayúdame por favor! 

Taehyun corrió lo más rápido que pudo. El rubio tropezó con el cadáver del ciervo, cayendo de bruces al suelo cuando solo estaba a pocos metros del azabache. Grito de dolor y, cuando vio la zona afectada, tenía una rama de un árbol que clavaba en uno de los gemelos.

Min gritaba por ayuda y su arco y flecha estaban lejos que no lograba alcanzarlos para meterla en la cabeza del corredor. Miro a todos lados desesperado y atemorizado. Quería llorar. Entre que el corredor ganaba fuerza en cada lucha, abriendo la boca con tal de morderlo. Hasta que Min tomo una mala decisión.

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Jaewook esta dejando su pasado atrás dándose una nueva oportunidad de vivir y disfrutar lo poco que la comunidad le daba, solo que Soo-hyuk no había logrado cambiar en todos estos años.

Capítulo tenso entre padre e hijo con una discusión que dejó a Taehyung dudando bastante, pero por lo menos estaba Namjoon, dispuesto a oírlo y aconsejarle en lo que pusiese.

También, sabes algo más de los corredores que son seres muchos más rápidos y con un hambre voraz. ☠️

Pero se viene una de las partes más complicadas de Outlast Jirisan hasta ahora. Espero que les guste y nos leemos la próxima semana.

Gracias por leer.

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