
14
Definitivamente, cuidar niños pequeños no era un buen trabajo, y menos un hobby del cual pueda entretenerse, era un sufrimiento que Yeonjun debía soportar como penitencia por su falta. El azabache estaba que iba donde Taehyung o Yoongi y suplicar perdón para que le levantaran ese castigo y regresar su aburrida vida, estaba dispuesto a todo por no querer oír los gritos y discusiones aniñadas de su prima pequeña y Jungwon. Quienes eran un par terremotos andantes que hacían y deshacían.
Mientras pensaba en cómo librarse de los niños, un estruendo en la sala lo hizo sobresaltar de gran manera que llegó a pararse un brinco. Fue hasta la sala de la casa de su tía Suran y Hoseok, y allí vio cómo Ji-yool estaba en una silla montando, queriendo alcanzar un cuento que estaba en el último estante. De paso había botado al suelo unos cinco libres de medicina que eran de su madre. Yeonjun se tiró levemente los cabellos y refunfuñó.
—Me voy a volver loco... —Murmuró mirando con Jungwon. Estaba fascinado viendo la hazaña de su pequeña amiga. Luego regreso a la realidad y dar un breve regaño. —¡Oigan, están haciendo un desastre y lo tendré que limpiar yo después! —Exclamó recogiendo unos libros.
—Pero si es tu castigo, oppa... —Dijo la niña tomando el libro.
Min rodó los ojos. Esa niña era la peor y la cruel de la familia. Cara de ángel, pero era un demonio.
—Como digas pequeña diabla. —Yeonjun la tomó y la bajo de la silla.
Min no estaba del todo concentrado y con cero ganas de seguir con sus castigos, por un lado, porque era extremadamente aburrido y lo que le seguía a eso. Lavaba platos de la cafetería, regabas flores de la casa de la señora Hee Jin, ayudaba con las cosechas y cuidaba Ji-yool y Jungwon. Su arco estaba en casa en el cuarto de sus padres, Yoongi lo dejó allí para que Yeonjun comprendiera que su castigo era cosa seria. Además de esto, estaba la fatal noticia de que Taehyun, se había ido.
Yeonjun quedo boquiabierto cuando oyó a su abuelo que le explicaba que el chiquillo se había ido y aún no lo encontraba por ni un lado. Pensó que quizás podía ayudarlo a que Jirisan le creyera sobre los caminantes rápidos y buscar la manera de salvarse de ellos, ese muchacho que llego era clave para ello.
Ahora que se fue, todos esos planes se fueron por la borda, estaba desanimado, pensó que quizás podría ayudar un poco en algo para el bien de la comunidad, donde vivía, pero daba igual, algunos creerían en Taehyun y otro lo verían como un vándalo peligroso que se infiltró en su hogar. El azabache se sentó en las escaleras de la casa de su tía.
Justo en ese momento apareció Suran que andaba con una caja con cable entre los brazos. La mujer quita la vista de la puerta para retroceder tres pasos hacia atrás para ver que le pasaba a su sobrino, la chica frunció los labios al ver su semblante.
—¿Y a ti qué te tiene con la cara larga? —preguntó dejando la caja en el suelo. —No me digas... Ji-yool te saco de quicio.
—Necesitaré un psicólogo si sigo cuidando de ella. —Habló cansado.
—Pero si es adorable... —Bromeo. La misma Suran sabía que su hija era una niña revoltosa, pero con ni una mala intención. —Ya dime, ¿Qué te pone así?
—Nada... Bueno, solo estoy pensando en que hacer, quiero ayudar aquí.
—Podrías limpiar los paneles solares, recolectar lechugas o ayudar a las ancianas a hacer kimchi para la cafetería. —Enumero varias tareas y Yeonjun la miraba con disgusto. —¡Oye! Por algo se empieza, no me mires así, aparte es tu castigo.
—No me refería a eso, quiero ayudar a que se cuiden de los caminantes.
—¿De los que corren?
—Sí, de ellos y... y tenía la solución, pero ya no está.
La chica no entendía muy bien a dónde iba su sobrino con lo último que dijo, pero sí que quería ayudar a mucho más que recoger verduras o limpiar por aquí o por allá. Suran siempre ha apoyado a Yeonjun en algunos ámbitos en los que sus padres, o los de Beomgyu entendían, por ejemplo, el querer aprender a defenderse, usar su arco o tomar algún cuchillo para protegerse. Consideraba que esas cosas eran útiles, jamás debía fiarse de la falsa calma y mejor que nadie, lo sabía.
—Hae-soo me dijo iría a la armería a hacer inventario con Soo-hyuk. ¿Por qué no les ayudas? De paso, podrías preguntarle cómo se usa alguna pistola... —dijo en voz baja para que Jae-ik no la oyera.
—Appa Yoongi podrá el grito en el cielo si me ve con una y a ti te va a regañar.
—Yeonie, estoy a favor en muchas cosas, pero tenerte en una caja de cristal creyendo que te puedes romper, evita que aprendas a defenderte. Te he visto con el arco, eres bueno, sácale el provecho, cariño. —La chica le sacudió sus cabellos. —Quiero que seas el orgullo del apellido Min.
—Iré, pero primero pasaré por casa, appa Tae anda medio extraño, temo que aún esté molesto conmigo.
—Tranquilo, Hae-soo irá luego de su turno en la torre sur. —Explico. —Te quiero, Yeonie. Y gracias por cuidar de los diablillos. Nam vendrá después por Jungwon. —Besó su frente con cariño, despidiéndose de él.
—Y yo a ti. —Yeonjun se levantó animado, tomando su bolso con libros. —Cualquier cosa le diré a appa que fue idea tuya, tía.
—Ya sé lidiar con ese gruñón. —La chica tomo la caja mientras veía como Yeonjun se iba con una sonrisa en su rostro.
Adoraba a su sobrino y verle una sonrisa en su cara, le llenaba el corazón de alegría.
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Desde que llego a su casa ha estado pensando seriamente en todo. En su hijo más que nada, para despejarse un poco miró de reojo a Yoongi que miraba una hoja donde estaban todos los registrados de Jirisan, idea clara de Huening Kai que le ayudaba a mantener un conteo junto a Hye-Jin para la entrega de provisiones y mercadería a cada casa.
Aunque envidiaba su calma. Yoongi parecía tener casi todo bajo control y no había nada más atractivo en él, esa aura de seguridad, sabiduría y liderazgo a la hora de resolver problemas. Río bajo, sin embargo, cuando logró oírlo, provocó que este alzó la mirada y le sonrió.
—¿Qué tengo en la cara?
—Nada, solo que me gusta ver cómo estás tan concentrado y tranquilo. —Le dijo, descansando su rostro sobre sus brazos, recostándose sobre la mesa. —¿Te he dicho que te ves atractivo así?
Yoongi se quitó las gafas arreglando un poco su cabello oscuro. Kim se mordió los labios disimuladamente.
—No lo dices, pero eres bueno demostrándolo. —Dejo la hoja de lado, reclinándose un poco sobre la silla.
—¿En serio? —preguntó, suavizando su tono y colocándose de pie para luego caminar hacia Yoongi parándose frente a él, dejando a su marido a la altura de su estómago. Este último lo sujetó de la cadera, acercándolo a su cuerpo para acariciar su silueta por debajo de la ropa. Kim se sonrojó, aun así vio lo que estaba revisando el mayor y se apartó solo centímetros. —No quiero interrumpirte, Yoonie.
Aunque pensó que Min cedería, no fue del todo así. Yoongi lo atrajo con más fuerza, provocando que se tambaleara un poco y se afirmase de los hombros de su esposo. Ambos rieron de manera cómplice.
—Tengo mucho tiempo para revisar eso y tú te me escapas más seguido, Kim, pero ahora no lo vas a poder hacer. —Sonrió ladino.
Kim se sentó a horcajadas sobre el regazo de Min y este llevo sus manos a la cintura de su pareja para apegarlo más e intensificar el beso que se estaban dando con tanta hambre. El castaño metió la mano dentro del pantalón del mayor y este sonrió sorprendido al ver que el su esposo quería ir mucho más allá de solo besos y caricas inofensivas o juguetonas.
—No creo que esta silla nos aguante a los dos... —Le dijo con la voz llena de excitación. Kim sonrió y bajo la mirada al ver la erección que ocultaba la ropa interior de Yoongi.
—No importa. —Taehyung se apoyó en un poco en la mesa. —Que sea aquí.
Su cuerpo tembló por completo, suspiró pesado al ver cómo Kim relajaba sus piernas y comenzaba a tocar el borde del pantalón. Le dio una mirada intensa y se acomodó entre las piernas de él. Taehyung se aferró a su espalda con fuerza y separó sus piernas para que su marido pudiera acomodarse mucho mejor. Soltó un gemido cuando sitio solo la presión y la cercanía de su marido.
Hace semanas que no logran coincidir para lograr el cometido que ambos querían. Las ganas sobraban, bastante, pero el tiempo y la privacidad era un privilegio que habían perdido desde que se convirtieron en padres. No culpaban a nadie, ellos mismo se privaron mucho más de la intimidad.
Así como ahora, que justo en el preciso instante en que comenzaba a besarse con pasión y sin mesura, las inhesiones de ambos eran interrumpidas. Sin tardar mucho más, la puerta de la casa fue abierta. Taehyung se bajó de la mesa y se acomodó la ropa. Incluso él mismo podía decir que superó la velocidad de la luz al oír la puerta de su casa. Por el lado de Min, este se había recompuesto, colocándose las gafas y tomando el papel, fingiendo estar leyendo, y Kim sentándose a su lado tomando un vaso de agua que tenía servido.
El menor dejo su bolso colgado en la entrada de la casa y entro casi que corriendo a abrazar a Kim. El rubio sin dudarlo, igualmente lo estrecho en sus brazos.
—¡Llegue! —Anunciando.
—Hola, hijo, ¿qué tal tu día? —preguntó tapándose un poco el rostro. Con solo el tacto sabía que debería estar más rojo que un tomate.
—No me quejo, he tendido días peores —dijo cabizbajo.
Según se dejó caer, sentándose en la silla del comedor, contando que recogió varias lechugas, sacó maleza, mató algunos insectos, lo peor, cuidó de su prima y su amigo. Kim rio al oír lo último, sabía que aquella tarea era la última que podría hacer y, en casos especiales, pues su hijo era de carácter limitado, se enojaba y se estresaba con facilidad. Como alguien que conocía muy bien.
—Ya queda poco de castigo, pero...
—¿Van a ponerme horarios? —preguntó desganado interrumpiendo a su padre. —Lamento, si a veces quiero salir, prometo no hacerlo más, pero no me pongan horarios para llegar a casa, por favor. Y de la lista saquen cuidar de Ji-yool y Jungwon. —Rogó uniendo sus manos.
—En esta casa no vives como en una base militar, cálmate —dijo Yoongi dejando la hoja de lado. —Y lo último, tendrás que hacerlo, Suran está ocupada con el chico nuevo, y Hoseok pendiente de los cambios de turno de esta semana. —Explico. —Pero... hablaré con Kai y Sunwoo para que te tomes un descanso.
Yeonjun dejó ir el aire de sus pulmones más calmado. En eso, Yeonjun se percata de que las letras de la hoja que Yoongi tenía estaban al revés, aparentemente.
—¿Appa? —Llamó a Min, este lo miró por encima de la hoja a través de sus gafas ópticas. —¿Desde cuándo lees al revés? —comentó girando su cabeza un poco.
Taehyung le dio un pequeño golpe en la pierna, y este dio vuelta el papel de inmediato.
—Tengo la cabeza en otra parte, solo eso.
El menor rio.
—Si quieren estar solos, díganmelo, ya tengo quince, por ende no nací ayer. —Soltó de pronto atragantando a Taehyung, quien lo miró sorprendido. —Ya me enseñaron biología, así que, sé cómo se hacen los bebés y pueden darme un hermano o hermana... —Canturreó burlándose de sus padres.
—¡¿Desde cuándo te hacen biología a ti?! —Le dijo Min dejando las hojas de lado e interrumpiendo a su hijo.
Yeonjun ignoró la pregunta, comenzando a reírse escandalosamente.
La puerta fue tocada un par de veces con gran fuerza, interrumpiendo el ambiente que había en casa de Taehyung y Yoongi. El mayor se preguntó a quién podría ser a mediodía que lo buscaba a él o tal vez a Taehyung por algún asunto pendiente del concejo e incluso un amigo de Yeonjun.
Cuando el pelinegro fue a la puerta y la abrió, se dejó ver Do-il con So Hee. Ambos se notaban serios, así que Yoongi tomo la misma postura.
—¿Qué sucede?
—Necesitamos que vayan solo tú y Taehyung a una reunión con tu madre y los demás. Solo nosotros. —Comentó Do-il.
—Parece grave... —Pensó por el tono que utilizaba ante la petición.
—¿En cuánto rato más debemos ir? —El castaño había llegado detrás de Yoongi para oír justo que el concejo necesitaba de presencia en la reunión.
—Tenemos un intruso en Jirisan, Taehyung y el chico dice que conoce a tu hijo. —Explico Soo Hee de inmediato.
Yeonjun se quedó pálido al oír ello; si ese intruso era Taehyun, estaba en graves problemas por permitirlo entrar.
Yoongi retrocedido un poco y no le aparto la mirada a Yeonjun, al igual que Kim. Los dos esperaban una respuesta de su hijo.
—¿Hay algo que no has dicho, Yeonjun? —Yoongi cambió de tono de voz a uno más severo.
Bueno, Yeonjun en ese momento no era el chico con la mejor suerte del mundo y la sonrisa se le había borrado del rostro.
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Taehyun tenía la mirada penetrante de todos los que estaban en una mesa larga, sentados al lado de otro, pensando quizás lo peor de él, pero le daba igual, hace tiempo dejo de importarle lo que las personas pensaran sobre su persona. Paso por mucho, lo suficiente como para hacerlo un chico peligroso que representaba una amenaza; hizo lo que hizo solo por sobrevivir.
Lo que logro de ver de reojo, fue a Yeonjun que estaba en el umbral que daba a la sala en donde estaba. El chico lo observaba con desasosiego, movía sus manos de nervios y una pierna inquieta. Taehyun, sabía que haber dicho que lo conocía, lo había metido en problemas, pero ¿qué más podía hacer para que le creyeran? El muchacho era una garantía para asegurar seguir en esta comunidad, sin embargo, era consciente de que si lo mandaban a la calle debía asumir y seguir como lo ha hecho meses; sobrevivir con lo que tenía.
Una mujer de cabello lacio y oscuro se levantó de su silla, aclaró su garganta para comenzar hablar.
—Como puedes ver, la asistencia de hoy se debe a ti. Hace mucho que no vemos caras nuevas por aquí dentro de nuestros muros. —Comenzó hablar, proyectando su voz haciendo eco en la sala. Taehyun la miraba a los ojos. —Somos una comunidad justa, en su mayoría, buenas personas, pero no somos blandos. Y hoy no haremos excepciones, así que empecemos. —La mujer se sentó nuevamente cruzando sus manos. —¿Cómo te llamas?
Hubo un silencio prolongado en la sala donde se encontraba todo el concejo reunido, además de Suran, Jimin, Jungkook, Jackson y Namjoon. El rubio, que estaba acorralado por los ojos juzgadores de cada uno, aprovecho de analizar a cada uno y entre esas personas, destacó un hombre de cabello negro, corto, con tez pálida y que, en su cara, destacaba una cicatriz en la parte derecha de su rostro, era grotesca y sorprendente. Se preguntaba cuál era la historia detrás de aquella marca.
—¿Qué me harán? —preguntó apartando la mirada del hombre y regresando a ver a la mujer mayor. —Sí, quieren sacarme, háganlo. No voy a oponerme.
—Ese no es el punto. Ahora responde.
Taehyun rodó los ojos.
—Kang Taehyun —respondió a medio filo y con gran desagrado en su tono de voz.
—¿Tú y cuántos más hay allí afuera? —Intervino In-ju que se hallaba junto a Do-il.
—Solo soy yo, perdí a mis padres hace tres años a causa de los corredores. —Continúo contando con sinceridad. —Los corredores son los que Yeonjun vio en la tienda del pueblo.
El menor abrió sus ojos al oír su mención. El chico se asomó un poco más a la sala para oír mejor.
—¿Cómo diste con este lugar?
—¿Es una entrevista de trabajo o qué? —pregunto hastiado. —Si me quiere echar háganlo, no me interesa, siempre he andado solo. —Se levantó de la silla de inmediato y camino hasta la puerta, quedando cara a cara de Yeonjun. —Tú córrete... —Lo empujo.
—¡Oye! —Le llamó la atención Namjoon al ver su actitud. Kim caminó hasta él para regresarlo, pero el moreno se apartó enseguida cuando fue Jaewook quien intervino.
Taehyun se quedó pasmado viendo al hombre que claramente reconocía a la perfección.
—No es hora de tus numeritos rebeldes, Kang.
Los demás se quedaron atentos ante Lee.
Taehyun sacó de su cinturón un cuchillo camuflado con la hebilla de este, con filo pequeño suficiente para dejar débil a alguien. Con el arma amenazó a Jaewook del miedo que sintió en ese momento, pues no sabía cómo podían reaccionar.
—Baja eso ahora. —Sentenció Min. Taehyun se rehusó. —¡Te dije que lo bajes ahora!
—¡Ya basta! —Yeonjun intervino para defender a Kang de la ferocidad de su padre, sin embargo, sintió la palma de Taehyung tomarlo del hombro para detenerlo de cualquier acción que podría llegar hacer.
Por otro lado, Taehyun se sintió acorralado por la presencia de los otros.
—¡Les advierto que se alejen! —gritó empuñando el arma con fuerza hasta dejar que sus nudillos se tornaran blancos. —¡Tu igual, aléjate! —alzó la voz hacia Lee. Namjoon lo tomó del lo trazó y le arrebató la navaja. —Por tu culpa, y por la de ese tipo, perdimos todo... —Lo que pasó... ya sabes de quién fue culpa.
El de la cicatriz no le creía mucho al menor. Su manera de reaccionar ante él era bastante obvia. Algo ocultaba y debía sacarle la verdad ahora mismo.
—Empieza hablar mocoso. —Ordenó. —No tengo paciencia y menos con un chico que llego de la nada. Algo escondes y si tengo que dejarte toda la noche aquí para que hables, lo haré, porque mañana quiero que te largues. —Yoongi hablaba despiadado, sin temerle a lo que podían decir los demás de su actitud, la cual no veían de hace un buen tiempo.
Yeonjun respiraba agitado, jamás oyó a Min hablar de aquel modo, tan hostil y frívolo. Iba a intervenir para detenerlo, solo si no fuera por Namjoon que lo mantenía en su mismo lugar. ¿Por qué eran así con él? ¿Se debía a que era una Cobra?
El menor no comprendía del todo, quienes eran que hicieron y porque todos actuaban con bastante rencor. ¿Qué hicieron esos Cobras?
—¡No tengo nada que decirle a usted! —Señalo a Yoongi retándolo. —Y si van a juzgarme por conocer a ese hombre y haber sido Cobra, entonces yo lo haré por esa cicatriz que tiene en el ojo... No parece de una caída, ¿o sí?
Min comenzó a respirar pesado, acortando la distancia, miro a Kang con la cólera inyectada en sus ojos.
—Habla mocoso. —Ordeno, pero Taehyun permaneció firme.
Jackson, que está cerca de Jaewook y el menor, negó con la cabeza. Ya enfadado por la falta de respeto. Tomo a Taehyun de los hombros y lo puso en el centro de la habitación, exponiéndolo delante de todos los demás. Yeonjun lo miraba preocupado y queriendo ayudarlo, estaban actuando de manera menos sensata. Wang le hizo una seña a Namjoon y este mismo saco de detrás de la mesa el mismo morral de Taehyun que traía, el menor negó cuál vio que lo lanzaron a los brazos de Jackson. Este se paró en frente y le dio la vuelta ante los ojos de todos.
Dentro había comida de la casa de Yeonjun, un mapa, balas sueltas de pistola junto a su correspondiente arma y una foto arrugada. Finalmente, entre esas cosas había lo que todo conocía: la insignia bordada de las Cobras. Jackson tomó el bordado.
—Eres uno de los Cobras, así que habla. —También agarro el mapa y le mostró el círculo encerrado con negro. —¡Habla! ¿Aún quedan allí?
—¡Solo soy yo! —respondió a viva voz. —Soy el último que queda de ellos, o es lo que creo. —Dudo al final mirando a Jaewook. —Hace años, no lo recuerdo, con mis padres huimos, nos dimos cuenta de las cosas perversas que hacían solo por quedarse con campamentos o lo que vieran a su camino. Eran personas cegadas por rabia y rencor. —Hablaba desde sus recuerdos de aquellos años. —Yo tenía unos diez cuando mi padre y mi madre planearon la huida. —Taehyun comenzó a llorar en silencio al recordar lo vivido luego de escapar del grupo de las Cobras. Eran duros recuerdos. —Me encontraron hace un tiempo. Después escape.
—¿No, que no quedaban más de ustedes? —preguntó Jungkook cruzándose de brazos y mirando fríamente a Jaewook.
—Pensé que murió con sus padres. —Confeso. —Cuando huyeron dejaron al campamento atrás con varios problemas pisándonos nuestros talones. Fue un decision arriesgada y estúpida conociendo que no éramos los únicos “despiadadas” de allí.
—¿A que te refieres?
—Los perdimos a todos, pero no fue por nuestra culpa, fue por culpa de otro grupo, peor, más severo, asesino casi que... profesionales por decirlo de algún modo. Quemaron nuestro campamento, mataron sin medida y quedamos Soo-hyuk y yo huyendo de ellos.
—¿Quiénes son “ellos”? —preguntó Yoongi ahora.
—Son los de la “Republica Cívica Militar Coreana” o la “RCMC”, se hacían llamar “Cazadores”, pero es solo un nombre de pila para tapar lo que realmente son. —Explico ganándose las miradas de todos los presente incluidos los menores. —Mercenario, asesino, mafiosos, diles como quieras, pero... te aseguro no querrás toparte con ellos o con su líder.
El grupo quedo sin habla, los únicos que no comprendían eran los del concejo. La demás sabía que esas dos eran cosa seria, matarlos o deshacerse de ellos era una verdadera odisea para lograrlo. Jaewook y Soo-hyuk eran tan iguales que se apoyaban en sus más perversos planes.
—¿Cuántos llevas huyendo de ellos? —Yoongi miró a Kang.
—Desde aquella vez. —Le respondió. —Pero fue culpa de ellos, no supieron tomarle el peso a la situación por eso murieron todos. ¡Los abandonaron cuando más necesitábamos de ustedes! —Miro a Jaewook. —Fuiste un cobarde, siempre lo has sido, tú con tu amigo Soo-hyuk el líder de las Cobras. —Hablo dolido. —No valen nada. Esos militares siguen allí afuera y son más, cada día que pasaba eran más hasta que me sentí acorralado y llegué a ese pueblo donde te vi otra vez. —Jaewook oía con dolor al menor, este se notaba muy decepcionado. —Vine aquí porque los seguí, sabía que venían de una comunidad decente, o eso pensé... —Los miro con desprecio. —Están locos, querer protegerme no es delito.
—Pero eres un intruso con potencial a traer peligro. —La mujer hablo por fin nuevamente. —El pasado te condena y aún lo hace, si esos dos te buscan, harás que vengan hasta aquí... No quiero pensar lo peor.
—Sé lo que hago, no deje rastro y como dije llevo bastante sin topármelos.
—Tenemos que pensar en algo y prevenir de alguna manera que lleguen. —Comentó Jungkook.
—¿Y si no logramos hacerlo y llegan? ¿Qué vamos a hacer? —habló Suran algo preocupada.
—Matarlos. —Sentenció Yoongi, dejando a todos callados.
Yeonjun se quedó atónito al oír la simpleza con lo que decía su padre. Jamás lo oyó hablar de aquella manera. Menos pensó escucharlo, sentenciar una muerte.
—No te puede fiar de alguien como él, Yoon —dijo Jackson dejando caer las cosas frente a Taehyun. El chico tomo su morral para guardar sus cosas.
—Que se largue —habló Jimin. —No pondremos a Jirisan en riesgo por él.
El concejo se miró entre sí. Kang detuvo sus movimientos enseguida para mirar al hombre que lo atrapo huyendo. Río haciendo que todos lo mirasen.
—Ya me hubiera ido de no ser por ese niño, pero no los voy a juzgar por ser tan desconfiados, el mundo necesita gente así, desconfiada, que piense dos veces las cosas antes de actuar. —Taehyun recogió su navaja y colgó su morral. —Me largo de este pueblo del terror, sobrevivan como puedan a los corredores.
Yeonjun permanecía inquieto observando como Kang iba saliendo de la sala. Apretó su mandíbula, tensando todo su cuerpo. No podía permitir que se fuera sin decirles como poder protegerse mejor de aquellos corredores y, además, necesitaba saber más de aquellos Cobras e investigar de alguno porque fueron enemigos, cuál fue el inicio de todo ese confrontamiento.
—Oye, espera. —Yeonjun levanto la voz deteniendo a Taehyun. —No te vayas, tienes que quedarte, sabes más que nosotros como es allí fuera.
—Yeonjun, no... —murmuro Taehyung.
El azabache miró afligido a su padre, pero era lo más correcto. Pensaba en lo que esos dos hombres podían llegar hacerle a Taehyun y solo era un niño que creció en el mundo de fuera, lleno de muerte, soledad y desesperación, luchando por vivir cada dio que pasaba. Se ponía en su lugar y trataba de imaginarse a él mismo siendo como Kang, lucir duro por fuera, pero dentro estar roto y abandonado en el caos.
—Ni intentes convencerme, ya me gané el odio aquí.
Taehyun salió por la puerta de la casa haciendo que resonara llegando a los oídos de todos. El menor de los Min se quedó de pie mirando fijamente el espacio oscuro de la entrada de la casa de su abuela. Apretó sus manos haciéndolas puño.
—Habrá que tener que reforzar muros, poner vigilancia y hacer rondas fuera, por lo menos hasta estar seguros de que esos imbéciles no anden por aquí —dijo Jackson mirando a So Hee, quien era la encargada de la seguridad de Jirisan.
Min, luego de un bien tiempo, se tocó un poco la zona de la cicatriz que se encontraba en su cara, los recuerdos de aquel día clavaron su mente cuando ese chiquillo menciono su herida. Kim vio esto y trato de dedicarle una mirada tranquila para que no se sintiera por ellos, sabía que aquella marca era un recuerdo doloroso para ambos.
Suran vio que su sobrino seguía quieto mirando la puerta, se le acercó para preguntarle si estaba bien, pero Yeonjun se alejó, dándose la vuelta y mirando a todos los que seguían allí, más que nada al grupo de sus padres.
—¿Qué es lo que ustedes ocultan? —preguntó dejando a todos mudos. —¿Cómo pudieron ponerlo en riesgo? Debe tener mi edad... —Pensó tocándose la frente, pensando en ello. Solo era un niño después de todo, a un niño que la vida lo transformó en un adulto. —Puede haber sido yo...
La abuela del menor se le acercó para calmarlo.
—Yeonie, cariño, lo decidió por su cuenta...
Yeonjun se alejó y salió de la casa, dejando a toda la sala boquiabierta. Taehyung sintió una presión en su pecho, al igual que Yoongi.
Wang sabía que el pasado de a poco iba a ir saliendo a la luz, más cuando el menor creciera y siguiera sintiendo bastante curiosidad por todo lo que pasaba.
El pasado los condenaba a todos.
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La incorporación de Taehyun al grupo y a la comunidad ponen a todos con los nervios de punta debido a acontecimientos del pasado, es decir, que él y Lee se conocía.
También Yeonjun complica las circunstancias de sus deseos de volver a salir. ¿Acatará órdenes o se saldrá con la suya?
¿Quienes son realmente la RCMC? Por lo que se ve, al parecer son las complicados que los mismo Cobra.
Muchas gracias por leer.
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