
13
Beomgyu había llegado al muro oeste tras lo ocurrido en al reunión corrió a buscar a su mejor amigo en su lugar de siempre. El árbol por donde solía intentar huir o donde se juntaban por las mañanas para ir a las clases que hacia la única maestra de Jirisan.
—Yeonjun. ¡¿Quién es él?!
El azabache se dio la vuelta enseguida asustada de ver a su mejor amigo. Sin saber que responder se quedó mudo.
—Estaba escondido en el quiosco. No vayas a decirle a nadie.
—Es un intruso, sabes que debe ir con Jackson hyung o con Soo Hee noona.
—No, aún no diremos nada. Él sabe de los que corren, puede ayudarnos a saber cómo cuidarnos mejor —respondió Yeonjun.
El de cabellera rubia miro curioso al castaño, se notaba de lejos que no quería verlo, o que en cualquier momento iría corriendo donde quien fuera el encargado para acusarlo y hacer que lo corran a la calle. Beomgyu lo miro receloso.
—¿Cómo llegaste? —preguntó Jeon. —No, mejor aún... ¡¿Cómo te llamas?! Llegas aquí y ni siquiera sabemos tu nombre chico misterioso.
El rubio rodó los ojos, le extendió la mano para presentarse.
—Soy Kang Taehyun y vengo de Yeoksam-dong; y bueno, llegue caminando.
Dio un largo silbido impresionado.
—Sí que es diferente a los refugios de dónde vengo.
Cada parte que se veía con la poca luz lo dejaba asombrado. Jamás estuvo en un sitio lleno de verde y menos con grandes muros de metal que protegían a los que vivián dentro. Muchas preguntas azotaban su cabeza: ¿Cómo subsistían? ¿Cuántos eran en total? ¿Tienen agua, luz? Antes de saber, debía dar su brazo a torcer, por otro lado, tampoco pensaba quedarse por mucho.
—Bueno, Kang Taehyun, ¿cómo es que conoces a Yeonjun?
—Ah eso... —Removió sus cabellos. —Lo usé de carnada para huir.
Yeonjun lo miraron sorprendidos por la simpleza que hablaba de algo tan serio. La sorpresa se transformó en ira por parte de Beomgyu.
—¡Entonces fue tu culpa! ¡Por ti casi lo muerden! —acuso Beomgyu.
Chasqueo la lengua el menor.
—Era él o yo —respondió con desde y encogiéndose de hombre
Barrio con la mirada a Beomgyu, que era el que más le atacaba.
«Sí que era molesto ese chico.»
—¿Qué harás con él? —preguntó.
—Bueno... No sé, solo tiene que esperar a que pueda hablar con mi abuela. Él es testigo de lo que paso en el pueblo, quizás así la gente crea lo que dijimos. —Yeonjun apretó sus labios al ver como su amigo se mantenía en una postura reacia al respecto del chico forastero. —¿Beomgyu?
—Sí, no diré nada —bufo—, pero ¿dónde se va a quedar?
—En mi casa. Mis padres no creo que se den cuenta.
—Estás castigado y ya aseguraste cupo para otro castigo. —Hablaba algo hartado.
—Solo quiero ayudar, Gyu...
Beomgyu asintió.
Taehyun, el chico misterioso quedo sorprendido con la hospitalidad del hombre, no se la esperaba para nada, al fin y al cabo, era un desconocido que llego y se metió a su comunidad como un vil intruso.
—Ya vamos, nos van a ver.
Yeonjun asintió y comenzó a caminar a su casa junto a su "nuevo amigo", se despidió de Jeon quien emprendió camino a su hogar.
Cuando el rubio y el azabache entraron a la casa, guardaron silencio. Fue necesario cuando oyó un ruido de la cocina, no sabía si Yoongi o Taehyung estaban ahí y tampoco deseaba averiguarlo. Yeonjun cerró la puerta con cuidado y siseo al chico.
El nuevo miró todo encantado la casa; era enorme, cómoda y aroma a hogar. Living bien distribuido, con una librería en su esquina, mesa de centro y una televisión vieja, no se veían cables, por lo cual, no debía de funcionar. Los sofás se observaban bastante cómodos y tenía una manta de lana en el respaldo. Yeonjun lo dirigió a las escaleras alfombradas, haciendo que subieran juntos al cuarto del adolescente.
Al entrar al cuarto se sorprendió al ver que lucía como el de alguien de su edad, no podía creer que tras años pisaba una habitación acorde a adolescente. Vio un estante con libros y cómics, paredes pintadas de un tono azulado, medio petróleo, camarote ordenado y piso alfombrado. La ventana daba la vista a toda la calle de la comunidad. Yeonjun observaba en silencio como el chico miraba el cuarto que usaba con Jeon cuando visitaban a sus abuelos.
—Pareciera que... nunca tuviste tu propio cuarto —dijo Yeonjun sacando ropa limpia que ya no usaba del closet. Taehyun se hizo a un lado al ver que le extendía aquellas prendas.
—Adivinaste. Jamás tuve uno, solo vivía en lugares nauseabundos, corrales, establos... La vida no es color de rosas allí afuera.
Yeonjun asintió. La verdad se sentía mal por ello, ojalá hubiera tenido la suerte que él tuvo de encontrar una comunicación como Jirisan.
—Lamento haber arruino lo de la tienda, solo... solo quería ver.
—La curiosidad mató al gato. ¿Has oído esa frase? —Alzó una ceja. —Debes tener cuidado, los corredores son cosa seria... —Taehyun recibió la ropa.
—¿Corredores? ¿Son esas cosas que vimos?
—Obvio, corre-do-res. —Deletreo para que Yeonjun entendiera. —Corren como maniáticos, comen con más hambre y huelen todo. —Explico sentándose en la silla del escritorio.
—¿Y cómo es que existen? —Interrogó cerrando la puerta.
—No lo sé... Los vi por primera vez hace un año, fue cuando... cuando andaba en carretera. Uno llego corriendo y se lanzó contra mí. —Contó haciendo un poco de memoria. De paso se arremango la polera dejando ver una cicatriz de una quemadura. —Prendí fuego como ultima opción, no conté con que me llegarían llamas.
—Lamento eso...
Se quedó a solas con Taehyun, el chico se rascó la nuca pensando en que preguntar o que decir para romper aquella tensión. El rubio se quitó el morral y se sentó en la cama de abajo.
—Puedes descansar, estaré abajo y luego te subo algo de comer. C-Claro... si es que quieres.
—Por mi bien. Me gustaría lavarme...
—Eso es difícil, mis padres podrían verte... —Min busco entre los cajones algunas toallas húmedas. Le entrego el paquete a Taehyun. —No es una ducha, pero esperemos hasta mañana. Es lo que te puedo ofrecer ahora.
—G-Gracias, es mejor que nada.
Yeonjun sonrió y dejo al chico a solas en el cuarto.
Al parecer no era tan malo después de todo.
═══════ ● ════════
Era una nueva mañana en la comunidad de Jirisan. Y como era de costumbre, Yoongi y Jackson hacían pequeñas rondas matutinas juntos para entregar un breve reporte hablado a la nueva guardia del día de las respectivas torres que rodeaban el perímetro de Jirisan. Aun tenia un mal sabor de poca por lo ocurrido con Yeonjun, odiaba castigarlo, sin embargo, debían existir algún modo de poder enseñarle y hacer que su hijo comprendiera los peligros de fuera, en aparte Yoongi se culpaba, por haberlo privado de la libertad de descubrir por su cuenta.
Aun así, admita que le aterraba que algo le pasara a Yeonjun, solo pensarlo le partía el corazón.
Continuaron caminando hasta llegar a la zona principal de Jirisan en donde se ubicaba el quiosco. Allí Yoongi trato de relajarse, posteriormente miro de reojo a Jackson que tampoco ha estado bien estos días. Lo conocía y el era extremadamente bueno escondido lo que le pasaba y ser ese hombre militar rudo o militar de cuarta como Kim Soobin solía decir. Sonrió ante aquel breve recuerdo.
—Vaya día que fue ayer, ¿no crees? —suspiró Jackson sentándose en los taburetes que estaban junto a la encimera.
—¿Y cómo van las cosas en tu casa?
—Bien... Bien... —Bajo el tono. —La verdad no, estoy preocupado por Eunwoo -dijo cabizbajo.
—¿Es sobre el tratamiento? —preguntó con tristeza.
—S-Sí...
Al ver como Jackson se pasaba las manos por el rostro mostrando frustración, podía sentir como toda esa tristeza era transmitida, provocándole la misma presión en el pecho y deseos de llorar por Eunwoo. Wang comenzó a llorar en silencio mientras que Yoongi lo miraba, pues no solía hacerlo en frente de ella ni de nadie, y el hombre no ha botado ni una sola lágrima desde la muerte de Soobin y Seokjin. Era Jackson Wang el militar duro que sobrevivió en la primera línea de Seúl cuando el mundo ya no tenía fe ni esperanza. Pero últimamente aquella imagen se derrumbaba cuando la enfermedad de Eunwoo avanzaba y la deterioraba más y más.
El cáncer llegó cuando nadie del grupo se lo esperaba, fue sin un aviso previo.
Fue una tarde, en donde Eunwoo bajo el potente sol de hace dos veranos atrás, la hizo desfallecer sobre el sembrado de sandias y melones. Roy, quien iba haciendo sus paseos matutinos revisando casa por casa, el logro socorrerla y llevarla a la clínica para revisarla. Por las pocas máquinas para dar un diagnóstico certero, no permitió saber que era exactamente lo que pasaba. Hasta que llegó el momento en donde Eunwoo no comía nada contundente, solo comidas tipo papilla y sopas. Este año todo rastro de comida desapareció, pasando a ser sueros y suplementos que la mantenían con vida.
Finalmente, supieron que era un cáncer al estómago, este año paso a su última etapa que estaba quitándole vitalidad a Eunwoo.
—Es egoísta de mi parte obligarla a seguir viviendo, siento que... que la estoy matando lentamente.
—No, Jackson, no pienses así. Tú solo has hecho estos años mejores para ella, ha sido una mujer muy feliz. —Ánimo el azabache acercándose a él. —Desde que murió Jehyunk, pensábamos que no podría volver a casarse o permitirse ser feliz, y más todavía luego que Yeri muriera. Has sido un pilar para ella, Jackson.
Wang se secó las lágrimas y respiro hondo para levantarse de las escaleras. No podía flaquear, tenía que hacer que Eunwoo sonriera un poco más hasta que llegue la hora de decirle adiós.
—El día que ella se vaya... Siento que moriré con ella, Yoon...
—Muchas partes de nosotros han muerto con los que nos dejan... Pero piensa, seguimos aquí y esas partes regresan con el tiempo con ayuda de la memoria de ellos. Ve a Eunwoo como se recuperó luego de perder a su esposo y su hija... Sunwoo y tú la han cuidado como nadie pudo hacerlo por ella.
—Es una mujer increíble...
—Lo es, sí que lo es. —Admitió sin dudarlo. Yoongi le tenía cariño a la mujer, pues ella muchas veces velo por Yeonjun antes de nacer y luego de que Yeri lo salvara de los brazos de Soo-hyuk. Siendo parte importante del grupo. Una madre luchadora, decida y que cambio con los años. —Cada persona como ella esta con un hombre... diferente como tú, lo dicen las estadísticas. —Bromeo un poco para no hacerlo llorar.
—Nunca fallas con evitar que llore, parece que Yeonjun tiene razón que te queda mejor el sarcasmo que el humor. —Rieron juntos. —Gracias, amigo... Jamás pensé conocer a alguien como tú, eres bueno Min Yoongi.
—Lo mismo digo yo “militar de cuarta”. —Dio un par de palmadas en su espalda para animarlo.
Un calor agradable se instaló en su pecho al oír aquel apodo inventado por alguien como Soobin.
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El menor, con la puerta abierta del auto, se apoyó de este y del techo para vigilar por sus padres que no viniera nada. Por otro lado, la madre y el padre arreglaban los cables del vehículo para volver andar, llevaban días en ese auto y se negaba rotundamente a caminar con Taehyun por las calles llenas de muertos. El rubio movía sus ojos a todas partes de manera desesperada y asustada, la aparición de unos muertos era inminente haciendo que estuviera al tanto de esto.
Un viaje largo y lleno de peligros les esperaba luego de haber huido...
Taehyun miro hacia atrás y allí vio un grupo de muertos, al parecer esos dos solo caminaban lento y de lado a lado con los brazos balanceándose. El chico sintió cierta calma al ver que no era un corredor. De pronto, en abrir y cerrar de ojos, su entorno se volvió negro por completo, solo era el auto y sus padres sin parar de arreglar la zona de los cables. El ruido confundido trató de decirles a sus progenitores, pero ni uno escuchaba. Era extrañado, había un silencio sepulcral y el alrededor había cedido a un oscuro velo que venía acompañada de temor y una gran angustia que lo ahogaba de una manera frustrante.
Fue en ese momento, entre que regulaba su respiración, miro hacia los dos muertos y estos, sin previo aviso, se echaron a correr como gacelas hacia su padre y madre. Devorándolos y despellejándolos parte por parte para arrancar la piel y carne de los huesos.
Taehyun separo sus labios y dejo que un grito le rompiera las cuerdas vocales, como un desgarro... una herida que no sanaría nunca. Entre todo el ataque sintió como una mano se posaba en su hombro, al girar su cabeza aterrado, vio que la mano era podrida y huesuda. Otro grito salió de los más profundos de su garganta.
—Taehyun, despierta...
Cuando abrió los ojos se encontraba respirando acelerado cerca de la cara de Yeonjun. El azabache se alejó de golpe cuando sintió la respiración del rubio cerca de su cara. El chico se levantó de la cama y tomo de la cómoda una bolsa eremítica que tenía un sándwich, una manzana y una leche de fresa. El rubio aún seguía algo desconcertado.
—¿No tienes hambre?
—¿Cuánto dormí? —preguntó ignorando a Min, y luego se quedó mirando la iluminación de fuera.
—Toda la noche. Ten come. —Dejo en la cama la comida. —Mi padre está abajo, y mi abuelo igual así que dúchate. Te dejé ropa en el primer cajón. —Yeonjun le hablaba con bastante naturalidad, al parecer no tenía rencor por lo sucedido en la tienda.
Taehyun se levantó de la cama y miro como el chico abría la puerta para salir.
—¿Y tú? ¿A dónde vas?
—¿Por qué te interesaría saber a dónde voy?
El rubio se quedó callado. La verdad sonaba metiche de su parte.
—Sí, tiene razón, no me interesa. —Taehyun abrió la bolsa y comenzó a comer. —Gracias, por cierto.
El menor rodó los ojos y salió del cuarto, dejando solo a Taehyun. Tenía que ir antes de sus clases de matemática a ver a su padre que seguía en la clínica.
El rubio se mordió los labios pensando en el sueño, o más bien pesadilla. Hace tiempo que no la tenía, le preocupaba que apareciera en los momentos en los que hallaba algo de tranquilidad en su vida. Para Kang Taehyun, aquellos escenarios que su mente agotada le mostraba no eran más que señales, malos presentimientos que tenía al respecto de lo que vivía.
Si esa pesadilla apareciera era por algo y lo más seguro era porque no por mucho, podía seguir ocultándose de quien era en verdad, o de dónde venía exactamente. Su familia y pasado lo condenaba y ataba.
Taehyun miraba la manera de salir de esa comunidad.
Una comunidad que se notaba que había una especie de ley y democracia que regía en ella, le estaba yendo bien, pero la verdadera pregunta que resumía todo, era: ¿Cuándo tiempo sobrevivirían?
Si bien es cierto que estaban equipados y avanzaron de una manera que les permitió “evolucionar” de cierto modo, también era sabido que los peligros del exterior eran el doble que ellos, comenzando por las nuevas hordas de muertos que se estaban formando y la de los corredores, infectados que son una extraña especie de variante de los “caminantes” —como aquí le dicen— especie que corría a una velocidad aparecida a la de los humanos, con un hambre voraz y una fuerza casi descomunal, todo esto lo vio ese año...
La imagen de la carne ser desprendido de los huesos estaba clavado con fuego en su cabeza, que, en ocasiones, era la responsable de las pesadillas como en la mañana.
El rubio suspiro y trepo el árbol por donde mismo llego con el abuelo y el chico. Se afirmó su bolso y se afirmó del tronco y luego de las ramas gruesas del árbol. Su cometido estaba resultado, pero de no ser por una voz molesta que le hablo en el momento que estaba por cruzar el muro, ya estaría un poco más lejos.
—Sabía que te irías, apenas saliera el sol.
Taehyun se quedó inmóvil, miro hacia atrás y allí estaba el mismo chico castaño de anoche que lo veía como un gran enemigo.
—¿Eres así de molesto siempre? —preguntó Taehyun desde las alturas.
—Solo me preocupa tu repentina aparición y también, me da curiosidad como entraste. —Beomgyu estaba de brazos cruzados y seguía con su mochila colgando en sus espaldas. No se fue directo a clases porque su atención se fue al rubio que escapaba de la casa del señor Min.
—Bien, parece que tendremos una larga conversación, Beomgyu. —Taehyun se bajó de un salto del árbol y camino de manera firme hacia el castaño. —Primero; admito que los seguí. Oí el motor de los autos y solo caminé. Segundo; tienen puntos ciegos, agujeros en algunos muros y el árbol de por allá. -Señalo el árbol del muro oeste. —No es difícil entrar y salir es igual.
—Eres escurridizo, tal vez estas en un grupo de ladrones.
—¿Qué? —Taehyun sin poder creer lo que decía. —Eres intenso, pero ya da igual. Me largo.
—Tú ocultas algo...
—¡Bien! —Interrumpió. —Lo seguí hasta aquí porque... ¡Porque allí afuera corro peligro!
—Idiota... —Lo empujo. —¡Lo sabía! ¡Algo traía entre manos!
Taehyun iba a cambiar el empujón por un puñetazo en la cara del castaño, así que cerro la mano derecha y cuando tuvo la mano cerca de su rostro, alguien lo tomo del brazo y lo aparto del castaño. Miro para ver saber quién era, y era un hombre alto, de cabello castaño, de estatura promedio, mirada penetrante y contextura delgada. Beomgyu mejor que nadie sabía que a esa persona, era su padre, Jimin. Este estaba enojado y preocupado por Beomgyu al verlo en el medio de una disputa.
—¿Quién eres y que haces aquí afuera? —Taehyun forcejeo, pero el sujeto no parecía querer soltarlo. —¡Responde, niño!
—¡Llegué anoche! ¿Contento? —vocifero. —¡Suélteme!
—Beomgyu, ve a tus clases. Yo me encargo de esto.
—Papá, creo que es mejor dejarlo ir, dice que alguien lo sigue. ¿Y si los atrajo hasta aquí?
Jimin lo miró, se notaba que era alguien que ha pasado mucho tiempo afuera con los horrores que había. Le miro el morral y este se veía sucio, la ropa estaba limpia, así que alguien le dio hospedaje durante la noche. Park lo soltó alejándolo de Beomgyu.
—¿De dónde vienes? ¿En casa te quedaste?
—¿Usted es policía o cómo? ¡No pienso responderle! —Taehyun se apartó. —No debí venir...
—Claro que no debiste, pero ya que estás dentro, deberás responderle a alguien más.
Taehyun sintió un poco de miedo y desconfianza. El hombre, que era el padre del chico, saco un radio y lo encendió, una voz al otro lado se oyó diciendo que iría enseguida hacia donde estaba. El rubio iba a salir corriendo, pero el castaño lo regreso del brazo para dejarlo ahí y que no se moviera. Fue cuestión de minutos cuando ese solo pequeño alboroto capto la atención de una de las personas del concejo que rondaba cerca.
—¿Intruso?
—Llévalo con la señora Choo, Do-il. —Ordeno. El hombre y su hijo quedaron extrañados.
—Lo iba a llevar con So-hee.
—A donde sea, pero es un intruso y pídele al concejo que se reúna y sobre todo a los demás. A la gente no.
—Hablaré con Ja-hyun.
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Jimin había llegado a casa por la tarde, lo primero que hizo fue quitarse los zapatos y caminar hasta el sofá para lanzarse sobre este. Miro el techo y se quedo pensando si fue correcto exponer al jovencito que apareció ante sus ojos. Quizás sobre reacciono, pero se había acostumbrado a la paz y calma que existía en Jirisan, hace tanto que no tenia nuevos problemas, pero desde que Beomgyu salió las cosas se han complicado un poco más de lo normal.
Según le explico su padre, esta era la etapa donde el hijo pasa a la adolescencia, una de las más complejas para un padre primerizo como Jimin, que apenas aprendía todo con Beomgyu. Aprendió a conocer sus emociones cuándo las ocultaba gracias a que podía analizar mucho gracias a una simple morisqueta o un monosílabo que su hijo emitía. Todo se debe a los años de experiencia como padre.
Dejando de lado la dura crianza de un adolescente. Jimin continuo con la duda y el arrepentimiento, si lo pensaba bien, ese niño tenia la edad de Beomgyu y andaba solo.
¿Y sus padres?
Era inevitable pensar eso cuando apenas lo vio. Tan pequeño y solo merodeando por un mundo repleto de trágica muerte.
Entre sus agotadores pensamientos vio como la puerta era abierta dejando ver a Jungkook que se daba golpes en la zona de la nuca con su puño, demostrando que había dolor por permanecer de pie todo el día tras su turno de guardia en la torre principal. Jeon apenas se dirigió al living vio a Park recostado sobre el sofá de la casa y sonrió al verlo. Se acerco y le regalo un breve beso en los labios como saludo.
—¿Qué tal el día Minie? —preguntó sentándose a su lado.
—Intenso. ¿Y el tuyo? —Le miró.
—Agotador; pediré vacaciones. Me aburro estando en al torre, hoy me toco solo, mi compañero enfermo. —Suspiro. —¿Te parece si a la próxima me acompañas tu? —Propuso.
Jimin rio.
—Nuestro hijo se escapo de Jirisan con nada más y nada menso que con Lee Jaewook, así que necesita ojos encima de él y pensar su castigo. —Comentó. —No sabes lo que me preocupe ese niño. ¿Cómo se le ocurre hacerme eso? Pensé lo peor, Kook...
Jungkook le tomo la mano.
—Está creciendo, bebé, tarde o temprano lo volverá hacer para poder conocer más allá de un simple muro y debes aceptarlo. —Habló con algo de calma. Jungkook igualmente se había preocupado por su hijo y casi se le va el alma del cuerpo al saber que andaba con Jaewook, al ver que estaba bien se calmo mucho más y luego comprendió que su hijo estaba creciendo.
Ahora podía entender un poco más a su madre cuando le decía la típica frase cuando Jungkook llegaba a casa contando lo que hizo en el día o demostrando lo independiente que estaba comenzado a ser.
“¿En que momento creciste tanto pequeño Kook?”
Ella solía decirle eso cuando oía a su hijo con una sonrisa en sus labios.
—No quiero aceptarlo... —Le dijo con pena. —Apenas ayer estaba en mis brazos y ahora se escapa para matar caminantes. ¿Por que debió crecer? —Miro a su esposo.
—Por que así es la vida, Minie. Crecemos.
El azabache castaño seguía con un semblante serio.
—¿Paso algo más, Jimin? ¿Paso algo con Beomgyu? —preguntó más preocupado esta vez.
—No, es que... mierda... Vi a alguien que no es de Jirisan junto a Gyu. —Jungkook había puesto la típica mirada cuando se preocupaba. —Solo era un niño, como de la edad de Beomgyu, cálmate.
—¿Un chico como de la edad de Gyu? ¿No lo has visto antes en las clases de los chicos?
—Te juro que no lo he visto antes. ¿Y si es... un niño que viene de un grupo peligroso, Kook? —Le miro aterrado con ojos nerviosos.
—Bebé, relájate, solo es un niño que anda de intruso. De seguro es inofensivo. —Lo tomo de los hombros para sobarlos y calmarlo un poco. —No te ponga paranoico, veremos que dice. Le sacaremos toda la información que tenga.
—Jungkook, eso sonó horrible. ¿Qué le harán? —pregunto aterrado.
—¡Nada! ¡Solo preguntar! —Jungkook trato de relajarlo. —Ves, estás paranoico de nuevo.
—¡Lo sé! No quiero que Beomgyu me vea así, porque se pone igual o peor. —Se abrazó así mismo.
Jeon rio al oír eso.
—Jiminie, bebé, sé que han sido los días más horrendos de nuestras vidas; se nos escapa nuestro hijo, Yeonjun también y resulta que Jaewook andaba con ellos, descubre a este niño... —Le acarició el rostro. —Deberías tomarte unos días y luego retomar con calma.
—No puedo, menos ahora —respondió—, solo temo, Kook. Ese chico... Algo tiene que me da una mala sensación, te apuesto que si Taehyung y Yoongi hyung lo ven sienten lo mismo.
—Eso se llama instinto paternal, yo lo tengo... a veces me funciona —bromeo. Jimin trato de no reírse, pero era imposible. Adoraba que Jungkook lo calmara a su modo. —Esa vez que Beomgyu casi inunda el baño a los seis.
—Dijiste que había mucho silencio y que eso nunca es bueno. —Jimin rio al recordarlo.
—Paso después... -Jungkook miro el techo tratando de recordar.
—Después de que mamá muriera. —Jimin lo dijo con dolor en su pecho.
—Sí, después de eso. —Jungkook apretó los labios. Atrapo a Jimin entre sus brazos para reconfortarlo. —Mi consejo es que, pienses en los buenos momentos con ella cuando la menciones.
—Eso te lo dije aquella vez que fuimos a la comisaria juntos. ¿Te acuerdas?
—Como olvidarlo, desde ahí empecé a sentir cosas por ti, Park Jimin.
El castaño le regreso el beso atrapando sus labios con anhelo.
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Dos nuevas y trágicas noticias se abordan en este capítulo. Primero, el cáncer de Eunwoo y segundo, la muerte de la madre de Jimin y abuela de Beomgyu.
Así también, la llegada de Taehyun pone de los nervios a Jimin que desconfía del menor. Esperemos que Kang traiga algo interesante por decir...
Gracias por leer.
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