
𝒗𝒊𝒊. who is percy?
ovii. ¿quién es percy?
𖥻 capítulo siete !
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❪ 🌊 ❫ Dione observó el objeto en manos de Annabeth con curiosidad. Tomó el prisma entre sus manos. Lo analizó cuidadosamente, emocionada. Después de unos minutos, se lo dio a su amiga nuevamente.
Se encontraban aún en el trailer que los llevaría a Los Ángeles, el que estaba repleto de animales. Habían pasado ahí toda la noche y hace un par de minutos todos se despertaron gracias a una pesadilla que el rubio tuvo. Y ahora Dione, Annabeth y Percy estaban sentados en un taburete.
El prisma que Annabeth sostenía iba a hacer que pudieran comunicarse con el campamento. Pero tenían que hablar con la diosa Iris antes de poder hacerlo.
Dione se acomodó en su asiento junto a Percy, relamiendo sus labios.
Grover dejó caer una pieza del tejado del tráiler, y salió por el orificio para observar el exterior. Regresó su mirada a sus amigos luego de ojear un par de veces a su alrededor.
──Ya casi llegamos.── anunció
Mientras, los ruidos de los animales invadian los oídos de los niños.
Annabeth asintió. Siguió girando el prisma hasta que finalmente logró que funcionara.
──¡Ya! Tengo señal.── eso hizo que sus amigos prestaran más atención al arcoiris que se formó frente a ellos.
Dione miró a Percy, notando como él observaba el arcoiris bastante perdido. Golpeó su hombro y señaló la pantalla, para que finalmente prestara atención.
──Lanza la moneda.── Annabeth le gritó al verlo quieto. Él asintió y tiró el dracma en dirección al holograma.
──Jamás supe cómo se usaba esta cosa.── Dione hizo una mueca.
──Esto siempre va a ser extraño.── dijo Percy. Arrugó la nariz, confundido.
──Si quieres atención de los dioses, hay que pagar.── y entonces Annabeth comenzó a recitar una plegaria para la diosa Iris, con la esperanza de que ella aceptara.
Al parecer la diosa aceptó. A los segundos Annabeth logró pedir que les mostrara el campamento, la oficina de Quirón más específicamente.
──¿Luke?── Percy pregunta al ver a su amigo parado de espalda en la oficina del centauro.
──¡Percy!── soltó con asombro, volteándose a los chicos. ──¿Están bien?
Luke se veía bastante borroso. El prisma no era igual a un celular, así que Dione batalló para lograr saber que estaba haciendo.
──Sí, estamos bien.── respondió Annabeth. ──¿Dónde está Quirón?
──Tratando de mantener en pie el campamento.── informa con un tono de preocupación. Dione compartió miradas con su amiga. ──Todos creen que habrá guerra y las cabañas están tomando bandos.
Se miraron entre ellos, confundidos.
──Por favor díganme que tienen buenas noticias.── Luke les pidió. Dione hizo una mueca, no tenían exactamente las mejores noticias.
──Tenemos noticias, sí. Pero... Define la palabra buenas.── Dione dijo.
Percy la miró con una sonrisa y luego negó con la cabeza.
──Sabemos quién robó el rayo.── soltó Percy.
La mirada de Luke se llenó de preocupación, apartándose ligeramente del holograma. Su postura y actitud inquietaron a Dione.
──¿Cómo lo saben?── su tono de voz se notaba diferente. Dione frunció el ceño ante el notable nerviosismo.
Annabeth comenzó a explicar:
──Nos cruzamos con Hades y Grover lo hizo hablar. Y se dio cuenta de que Ares sabía quién era el ladrón del rayo, pero lo estaba encubriendo.
──Y la única persona a la que Ares cubriría es...
──Su hija favorita. Clarisse es la ladrona del rayo.── Luke completó las palabras de Dione.
Los chicos asintieron.
──Quirón tiene que arrestarla, para saber lo que sabe.── Percy declaró. ──Hay algo más que solo el rayo.
Annabeth lo miró mal.
──No pregunten cómo lo se, confíen en mí.── aclaró Percy.
──De acuerdo, yo me encargo.─ Luke asintió lentamente. ──Así que ¿Ares? ¿Cómo estuvo eso?── cambió el tema, haciendo que Annabeth y Percy compartieran miradas.
──Bueno, comparado con la quimera el lunes y medusa el domingo, pudo haber estado peor.──Percy hizo una mueca.
Annabeth negó.
──Eso fue el sábado.── corrigió.
──¿No fue el domingo?── pregunta con confusión.
──Ningún monstruo ese día.── aclaró, regresando la mirada hacia la pantalla donde Luke estaba. ──El lunes moriste en el río.
──Claro. Entonces, Medusa el sábado.── asiente el rubio. Annabeth le dio la razón.
──Oigan.── Luke llamó su atención. ──¿Qué se traen?
Ambos miraron con confusión a su amigo.
──¿Qué?
──¿Desde cuándo tienen problemas de pareja?── pregunta.
Aunque era claramente una broma, Dione no pudo evitar mirar a ambos chicos. ¿Había algo ahí que, hasta ahora, no había notado entre ellos?
La sala se quedó en silencio, a lo que Dione apartó la mirada, relamiendo sus labios algo desanimada.
Dione agachó la cabeza y se acercó a la pantalla.
──Adiós, Luke.
──Cuídate, en serio. No hagas tonterías, niña.── advirtió con un tono serio. Dione simplemente sonrió y asintió con la cabeza. ──Te quiero.
──No me obligues a decirlo, sabes que también lo hago.── y con eso se despidió definitivamente de su amigo y caminó hasta Grover.
Después del comentario de Luke, sintió que el ambiente había cambiado y ahora se sentía algo sobrante en la conversación.
Mientras se sentaba junto a una avestruz, podía escuchar a Annabeth y Percy hablando aún. Involuntariamente, blanqueó los ojos.
Grover llamó a los chicos tras descubrir algo y los reunió en el centro.
──Okey, tengo noticias.
Dione se levantó de su lugar y caminó hacia ellos, notando que Percy seguía junto a la morena.
¿Por qué ahora cada mínima cosa le parecía un detalle tan importante por un simple comentario en broma?
──Los hombres que manejan este camión no son buenas personas.── afirmó Grover. Los chicos lo miraban con atención. ──Son traficantes.
Annabeth se cruzó de brazos.
──Podemos ayudar a los animales a escapar solo si eso no pone en riesgo la misión.
──¡Annabeth!── la regañó Dione, odiaba la crueldad animal y cualquier cosa relacionada a eso.
──Ellos ya tienen su plan para escapar.── les aclaró. ──Y nosotros también. Muchos de ellos son muy listos. Solo les faltaba una cosa, pulgares.── Dione no pudo evitar soltar una risa.
──Y cuando las jaulas se abran ¿Ya tienen un plan?── preguntó Annabeth.
──¡Sí! Es algo elegante...── Grover afirma con emoción. ──Quiero decir, son como artistas.
Poco tiempo después, al llegar, los tres niños se dieron cuenta de que el elegante plan que los animales tenían, era exhibirse por la ciudad y la carretera.
Y ahora todo era un caos a su alrededor.
El cuarteto estaba parado frente al espectáculo, mirando como los conductores se quejaban al ver a los animales.
──Se ve peligroso.── menciona Percy junto a Grover. De inmediato el sátiro niega.
──Eh, no. Van a estar bien.── responde, señalando hacia los animales. ──Les puse un santuario de sátiro para que llegaran a salvo a la naturaleza.
Percy lo interrumpió.
──Me refería a los humanos.
Tanto Grover como Dione se desanimaron.
──Ellos... Buenos seguramente...── Grover se quedó en silencio. ──Si, bueno, no sé. Pero los animales están bien.
──Vámonos antes de que venga la policía.── ordenó Annabeth, mirando a sus amigos.
Percy se volteó hacia Annabeth.
──¿Cómo sabremos cuál es el hotel Loto?
Annabeth dudó, pero su mirada se quedó pasmada en un lugar un tanto lejano a ellos.
──Imagino que es el que tiene la enorme flor de loto.
Dione miró la figura con el ceño fruncido.
──Lo acabes de ver, Annie.
──Lo sé, lo sé.── rió Annabeth, acercándose a su amiga para golpear su hombro juguetonamente.
Los niños caminaron hasta llegar al hotel Loto, donde encontraron su decoración con un par de luces moradas, azules y rosas. Todo el mundo jugaba, apostaba y se divertía.
──Se que deberíamos estar salvando al mundo...── habló Percy. ──Pero ¿Sería poco profesional si nos divertimos un poco?
Percy comenzó a caminar dentro del lugar, pero Annabeth lo detuvo enseguida.
──Hay que encontrar a Hermes. Hacemos que nos de un transporte para llegar a los ángeles y un plan para entrar al Inframundo. Diez segundos después, nos iremos de aquí.
Percy le dio una mala mirada.
──Era una broma.
Grover los calló después de observar cuidadosamente el lugar.
──Tu mamá te contó todas las historias ¿Te leyó la odisea?
──La historieta.
Los tres niños voltearon a verlo con confusión, frunciendo las cejas al oírlo. Se volteó hacia todos encogiéndose de hombros.
──Sí cuenta.
Grover negó con la cabeza.
──Odiseo llega a una playa. Los sujetos olvidaron de dónde vinieron, olvidaron todo lo que era importante, por qué-
──Comieron las flores de loto.── completó la historia. Miraron con curiosidad a la gran flor que se presentaba al ingresar en el hotel.
──Si entramos ahí y luego olvidamos todo, sería malo por muchas razones.── Grover se notaba angustiado.
──Vamos, quiero olvidar todo.── bromeó Dione, tratando de ingresar al lugar y siendo detenida por el rubio, quien tomó su brazo y la regresó al lugar.
──No.
──Bien.── bufó con molestia. ──Pero si Hermes está ahí ¿qué otra opción tenemos?
──Solo entremos y no coman nada.── todos dirigieron su mirada hacia Grover, quien se veía indignado.
Grover corrió para seguir a sus amigos, quienes caminaban dentro del casino.
──¿Porqué me miran a mi?
El lugar estaba repleto de gente. Era gigante y muy colorido. Jamás podrían aburrirse ahí.
──Este lugar es mucho más grande de lo que se ve.── Grover menciona, asombrado y observando a su alrededor con sorpresa.
──Esto es extraordinario.── Dione habló. ──Aunque es la primera vez que veo un hotel, es el mejor que existe.
Estaba tan concentrada mirando el lugar que ni siquiera notó cuando un niño pasó corriendo frente a ella, estuvieron a punto de chocar.
──¡Lo siento!── gritó. Ella alcanzó a notar que el niño era bastante pálido y tenía un cabello totalmente negro. Parecía un poco menor a ella.
Continuó siguiendo a su grupo, aún sin poder creer la infinidad de cosas que tenía el casino ahí dentro. Todo el mundo reía, parecía ser un lugar divertido.
──¿Cómo vamos a encontrar a Hermes en este lugar?── preguntó Grover.
──Separémonos.── Annabeth habló, parándose en su lugar.
──Creí que ya no lo haríamos.── Percy dijo, mirando a sus amigos con una mueca. ──Y ustedes ya lo vieron antes, yo no.
──Entonces ve con Dione, así no estarás solo y podremos hacerlo más fácil.── Annabeth ofreció, señalando a la nombrada.
──Nunca he visto a Hermes.── se apresuró en negar. Grover y Annie arrugaron los nariz. Ellos creían que si lo había hecho por su cercanía con Luke.
──Bien. Grover ve por ahí a buscarlo.── señaló hacia el lado contrario del hotel. ──Y Dione y yo iremos con Percy. Nos vemos aquí en veinte minutos, no importa que pase.
Él asintió.
──¿Qué le digo si lo encuentro primero?
──Nada.── contestó Annabeth. ──Nos encontramos aquí y me llevas con él.
Grover la miró con confusión, pero asintió.
──Sí, claro.
Dione miró a Percy y luego a Annabeth, escaneó a ambos y luego negó con la cabeza.
──No quiero ser un mal trío ¿Saben?── señaló a ambos chicos. ──Mejor ire con Grover.
No les dio tiempo para responder. Se volteó hacia el moreno y lo siguió por el camino. Hasta que a lo lejos, Grover logró mirar a un viejo amigo de su tío Ferdinand.
Alzó su mano para saludarle, pero el sátiro fingió no ver nada. Grover se giró hacia su amiga.
──Espérame aquí ¿Si? Vuelvo pronto
Ella asintió, viendo como el sátiro corría detrás del hombre. Se quedó en su lugar, observando a su alrededor con curiosidad. Cinco minutos pasaron, Grover no llegó. Diez minutos, seguía sin ir.
Dione terminó por rendirse. Escaneó a su alrededor en busca de algo que hacer. A lo lejos vio un videojuego de motocicletas. Se acercó al juego. Cuando se sentó, un chico un tanto mayor a ella se sentó en la moto junto a ella. Le miró de reojo sin decir nada mientras el prendía su máquina sin problema.
──¿Cómo se juega esto?── preguntó para si misma, curioseando la máquina sin encontrar nada.
──¿Tienes dinero?── el chico pelinegro preguntó. Ella negó con la cabeza y él sacó un par de monedas de su bolsillo. ──Las pones aquí y luego te subes en la motocicleta.
Ella sonrió.
──Claro, lo suponía.
──No sales mucho, ¿Cierto?── sonrió.
──¿Es muy obvio?── preguntó la castaña, algo avergonzada y con una sonrisa tímida.
──No. Tranquila.── volvió a sonreírle, acercándose a la máquina de Dione.
Él apretó un par de botones por ella y el videojuego comenzó, la voz de un hombre dio indicaciones para que pudiera ganar la especie de carrera en la que competiría.
Habían pasado al menos quince minutos desde que Dione estaba jugando con aquel chico, que se presentó como Jack después de que ella lo hiciera, y en esos pocos minutos, Dione perdió todas las carreras.
La chica apretó su agarre en la máquina, tratando de finalmente poder ganar. Se movió con agilidad sobre la motocicleta, girando y acelerando en busca de la victoria. Estaba a tan solo unos metros de la línea de meta, pero en el último momento, Jack tomó la delantera y la atravesó, ganando de nuevo.
La chica cerró sus ojos con fuerza, volteó a verlo con indignación y sorpresa.
──¿Cómo eres tan bueno? Dios, me siento humillada.
──Quédate y te enseño.── ofreció él, con una sonrisa en el rostro.
Dione dudó por unos segundos. Estaba a punto de decir que si, pero fue interrumpida.
──¡Dione!── la llamó una voz conocida. ──¿Qué haces aquí? Tenemos que ir a buscar a Percy, se quedó con Hermes.
En ese momento, Dione recordó que no sabía porqué estaba ahí. No recordaba cómo había llegado al lugar. Dione se quedó viendo con confusión a la chica, y entrecerró sus ojos. Recordaba a Annabeth, pero no recordaba al chico mencionado.
──¿Quién es Percy?
Annabeth intentó responder, extrañada por el tono de voz tan distante que Dione usó. ¿Cómo no recordaba quien era Percy?
──¿Dione?── un rubio ojiazul llegó al lugar y se colocó junto a la castaña. Trató de acercarse más pero ella retrocedió.
──Él es Percy.── Annabeth señaló al chico junto Dione. ──Deja de fingir demencia, Dione.
──¿Y yo lo conozco o algo similar?── pregunta con extrañeza, viendo como el rubio a su lado la miraba con confusión.
──¿Quién es este?── el desconocido señaló a Jack sentado a un lado de Dione. Él soltó una risa nasal antes de mirarlo.
──Jack.── contestó, mirando fijamente al chico. ──¿Tú quién eres?
──Soy un... amigo de Dione.
El pelinegro escaneo a Percy con la mirada, soltando una risa corta al verlo. Percy estaba por acercarse a él, pero Annabeth habló, deteniendolo.
──Suficientemente, vámonos.── tomó la mano de su amiga y se la llevó. Percy las siguió.
Llegaron hasta el vestíbulo del lugar, recordando algo gracias a que Percy volvió a tomar la palabra.
──Tenemos un gran problema.── habló una vez se colocó junto a ambas chicas. ──Sé qué parece que llevamos aquí como veinte minutos, pero ya es jueves. Llevamos días aquí. El tiempo se vuelve diferente, más rápido. Cada segundo aquí, son minutos afuera.
Annabeth miró con incredulidad.
──Hermes nos mantuvo en esa mesa todo el tiempo, sabiendo que el tiempo de la misión se acortaba.
Entonces algo hizo click en la cabeza de Dione. Recordó un par de cosas.
──¡Cierto! Estamos aquí por una misión, pero ¿Qué venía yo a hacer aquí?
──Tú vas a ¿abrirnos? las puertas del Inframundo.── Percy contestó, algo emocionado de que finalmente estuviera recordando algunas cosas.
──Bueno, por lo menos robé sus llaves.── mencionó Annabeth.
──Exacto, espera ¿Qué?
Annabeth alzó un par de llaves en sus manos.
──Me hice invisible y las tome.── aclaró.
──¿Las tomaste de su bolsillo?── Dione cuestionó con confusión. Su amiga asintió.
──Sí, pero ahora tenemos que encontrar su auto y nos llevará a dónde queremos ir.── habló, bajo la atenta mirada de ambos chicos. ──Todavía hay tiempo de terminar la misión antes del solsticio si nos apuramos.
──Hermes me dijo otra cosa.── menciona Percy, recordando algo. ──La razón por la que no sentimos que el tiempo pasa es por la fruta de loto.
──No comimos la fruta.
──La dispersan en el aire.── informa el ojiazul, a lo que Dione asiente. ──Te hace olvidar.
──¡Por eso olvide todo!
Annabeth y Percy asintieron con una mueca, no era algo que les gradara.
──¡Si! Pero nosotros también olvidamos algo, Hermes dijo que debíamos hacer algo antes de irnos.── Percy recordó.
──Grover.── habló Annabeth, dirigiendo su mirada a las escaleras eléctricas detrás de los chicos.
Ambos niños lo notaron, pues se dieron la vuelta para mirar en dirección a la vista de Annabeth. Lograron ver a un hombre.
──Me acuerdo de Grover.── el rubio dijo. ──Vaya, envejeció mucho ¿No? ¿Cuánto ha pasado?
Annabeth rodó los ojos y se acercó al hombre.
──¡Oye!
Los chicos la siguieron. El hombre paró y miró a la morena con confusión.
──Buscamos a un amigo, un sátiro ¿Lo has visto?── preguntó, poniéndole frente al hombre de cuernos.
Él los escaneó, preparándose a si mismo para correr. Retrocedió suavemente.
Percy le preguntó de nuevo.
──¿Dónde está?── y entonces el señor empezó a correr lejos de ellos. ──¡Espera!
Ambas chicas comenzaron a correr detrás de Percy, siguiendo al hombre que había huido hace unos segundos.
El rubio lo derribó al suelo tras perseguirlo un rato, y cuando finalmente cayó, le preguntó dónde estaba el sátiro.
Y después de que respondiera, ellos se encontraban caminando en el segundo piso, en busca de Grover. Tras caminar por un par de segundos, lo encontraron jugando un videojuego de realidad virtual, por lo que tenía puestos un par de lentes para eso.
──¿Grover?── pregunta Percy, acercándose al sátiro y volteandolo. ──Grover.
Ya cansado de que no los escuchara, Percy se subió en la plataforma y le quitó los lentes. Grover le reclamó, aún confundido y mirando hacia todos lados.
──¡Estaba cerca!── exclamó, mirando con enojo a los tres chicos parados frente a él.
El rubio suspiró. ──Ya sé, odio cuando alguien me hace eso. Y no puedo creer que yo diga esto pero ya hay que irnos.
Grover los miró confundido y asintió.
──Por supuesto. ¿A dónde vamos?
Percy y Dione lo miraron bastante confundidos, y entonces el chico entendió lo que estaba pasando.
──Uno más a la lista.
──No sabes quiénes somos ¿O si, Grover?── pregunta, mirando al moreno.
──Sí... No, no sé ¿Nos conocemos?── extendió su mano para presentarse. Al igual que Dione, había olvidado muchas cosas.
El rubio estrechó su mano.
──Percy. Annabeth y Dione, somos tus mejores amigos.── presentó al grupo.
──¿En serio?── dijo el moreno, con emoción en su tono de voz.
──Cielos, Grover.── Percy dijo con estrés. ──Estamos en una misión y no podemos hacerla sin ti, queda muy poco tiempo y tenemos que irnos, ahora.
──¿Una misión?── pregunta entusiasmado, quitándose el traje que llevaba puesto. ──Eso suena divertido, pero ¿Eso es peligroso?
Sin saber aún bien por qué estaban ahí, Dione compartió miradas con Annabeth y fruncieron el ceño.
──No es que me vaya a ir, solo pregunto.── aclaró, bajando de la plataforma. ──Y además, perdón, pero ¿tú te llamas...?
Annie bufó con molestia y se quedó callada. Entre los tres arrastraron a Grover hasta el estacionamiento, mientras él hacía preguntas referentes a su amistad.
──¿Cómo nos conocimos?── le preguntó a Dione.
Ella sonrió, negando con la cabeza ante la intensidad del chico.
──Bueno, estoy en el campamento y tú también, así que...
No había olvidado todo, solamente las últimas semanas de su vida, gracias a que no estaba totalmente sola. Recordaba bien a Grover.
──¿Y les agrado? ¿En serio?── preguntó con incredulidad, a lo que ella se paró en secó y volteó a verlo.
Sujeto los hombros del chico. ──Nos agradas mucho, Grover.
Percy interrumpió, observando con cuidado el estacionamiento.
──¿Qué tipo de auto cree que tenga el dios de los viajeros?
──Oigan. Tengo que decir que hasta ahora, esta misión ha sido fascinante.── soltó el moreno con emoción. ──Espero que encontremos el auto.
Annabeth lo miró confundida.
──Encontrar el auto no es la misión.
El sátiro la miró con sorpresa.
──¿Hay más?
Annie suspiró, tratando de calmarse. Apartó la mirada, ignorando al moreno e intentando relajarse.
──Te explicamos en el camino, tenemos prisa.── dice el ojiazul, mientras Annabeth y Dione se adelantaron en el camino.
Las chicas notaron como ellos se paraban por un segundo, así que voltearon a verlos. Percy trataba de tranquilizar a Grover. Era demasiado amable con él a pesar de que él ni lo recordara.
Dione observó la comodidad que Percy le daba a Grover, haciéndola sonreír.
──No recuerdo quien es, pero...── dijo Dione, pestañeando varias veces con una gran sonrisa hacia Percy.
No lo recordaba, pero la segunda primera impresión que tuvo de él era suficiente para decir que Percy era de los buenos.
Supo que la conversación era sobre el dios Pan. Fue lo último que escuchó antes de seguir a Annabeth en busca del automóvil.
──¡Chicos! ¡Lo encontramos!── gritó Dione, llamando la atención de Percy y Grover.
Cuando Percy y Grover se acercaron, tuvieron una gran decepción al ver que el auto del dios griego era, de hecho, un taxi.
──¿Hermes tiene un taxi?── Percy pregunta con incredulidad.
──Y nos dejó una nota.── Annabeth menciona, sacando una carta que estaba en el parabrisas del auto.
──¿Segura que es para nosotros?
La morena alzó la carta en respuesta. La dedicación decía "Para los niños tontos".
──Que lindo.── dice con Annabeth, sarcástica.
Abrió el sobre, balbuceando sobre lo obvio que era que Hermes sabría que le robó.
──Puerta trasera al Inframundo, palabra mágica, mapa en la guantera.── comenzó a leer. Se notaba que Hermes no se había lo tomado muy en serio cuando escribió aquello.
──Y dice que seremos viajeros en el camino y el auto nos llevará a dónde queramos.── Dione continuó leyendo después de acercarse a la chica para ver mejor la carta.
El ojiazul pensó durante unos segundos.
──Así que alguien debe conducirlo hasta la calle.
Y gracias a eso, todos miraron a Grover. Después de todo él era el mayor del cuarteto. Él los miró confundido.
──Todavia no estoy cien por ciento seguro de lo que hacemos aquí, así que eso me descarta.── contesta, negando con la cabeza.
──Sí. Bueno, yo maté al minotauro en mi primer intento ¿No? No creo que sea difícil.── y con eso Percy alzó las llaves en sus manos. Las sacudió con una sonrisa.
Todos subieron al auto, con Dione colocándose en el asiento del copiloto y Grover junto a Annabeth tomaron lugar en los asientos traseros. Percy conducía.
──Mi culpa, perdón.── dijo Percy después de haber golpeado una de las columnas con el auto.
Todos le dieron una mirada de miedo, mientras Dione se sostenía de la guantera para no golpearse.
──¿Cómo se va en reversa?── preguntó, tocando varios botones antes de encontrar el correcto. Nuevamente golpeó las paredes, solo que ahora eran las de atrás.
──Lo intentaría pero aún no sé a dónde vamos ni quién eres.── Dione dijo, con una mueca de terror en su rostro.
──No me lo recuerdes.── contestó el rubio con amargura al recordar que la hija de Hades seguía sin saber quién era.
──Tranquilo, lo haces bien.
──¿Y si mejor apuntas en medio?── soltó la morena con sarcasmo, estaba bastante exaltada por la situación.
El chico la miró mal e intentó ir en línea recta de nuevo. Esta vez lo logró. Finalmente estaba manejando hacia la salida.
──Si quieres intentarlo, hazlo.── avanzó hasta que un auto negro pasó frente a ellos, apretando el claxon al casi chocar.
──Por Zeus, voy a morir en un auto con un extraño.── Dione cerró sus ojos, apretando su agarre en el auto.
──¡Ese tipo ni siquiera frenó!── exclamó el rubio, mirando mal en dirección a dónde se fue el auto. ──Lo lamento, Didi.
Un escalofrío la recorrió. Ese apodo le resultaba familiar. ¿Siempre la llamaba así o solo estaba confundida?
──Solo avanza hasta llegar a la calle ¿Si?── pidió ella, acomodándose mejor en su asiento y tranquilizándose a si misma.
El chico parecía lograrlo después de varios intentos. Trató de hacerlo lo mejor que pudo.
Dione se volteó hacia él.
──Tranquilo, está bien. Tú puedes.
Ambos se dedicaron una sonrisa. Percy pudo lograrlo por completo. El auto dejó de rechinar y comenzó a ir con normalidad.
Hasta que, cuando estaban llegando a la salida, Percy chocó contra la pared, haciendo que un sonido agudo invadiera los oídos de los chicos.
Trató de desviarlo, saliendo a la calle después de golpear varias cosas y destrozar por completo el auto de Hermes.
Dione sonrió aliviada, o al menos así estaba hasta que notó como un camión venía en dirección a ellos. Los iba a atropellar.
Cerró los ojos con fuerza, pero en ese instante la luz que provenía del tráiler, desapareció. Abrió los ojos con cautela. Ahora estaban en una playa, a oscuras. La única luz era la del auto.
Percy miró a Dione, escaneando a la castaña en busca de alguna herida o algún indicio de que se hubiera lastimado. No encontró nada y suspó, aliviado.
──¿Dónde estamos?── pregunta Percy, tratando de regular su respiración.
──En Santa Mónica, duh. Aquí te encontrarás a tu padre── después de decir aquellas palabras, sus ojos se abrieron con sorpresa. Percy se giró hacia ella con una sonrisa. ──Ni yo sé cómo recuerdo eso.
──Apaga las luces.── ordenó Annabeth.
Percy hizo lo indicado, dejando al grupo a oscuras.
Cuando salieron del coche tuvieron que abrir con fuerza las puertas debido a las abolladuras de los golpes.
Al salir, Dione pudo sentir su cuerpo balancearse de un lado a otro. Se había mareado notoriamente. Sintió un par de brazos ayudarla a estabilizarse, alzó la mirada y notó al rubio con un rostro de preocupación.
──Deberías ir a clases de conducción.── bromeó.
Percy le sonrió, sosteniéndola con fuerza.
El frío invadió a los adolescentes, tanto que tuvieron que buscar calor en sus brazos, abrazándose a si mismos.
Percy vio que Dione temblaba, por lo que se quitó la chaqueta y la colocó sobre su cuerpo.
──Gracias.
Sintió una especie de electricidad recorrer su cuerpo, y con eso una sensación de cercanía hacia el chico. Los recuerdos finalmente comenzaban a presentarse.
Grover los detuvo:
──Chicos... Ustedes son, mis mejores amigos.── los chicos lo miraron con confusión. ──Es extraño que hayamos olvidado más cosas que ustedes, yo y...
──Dione.── aclaró.
──Sí. Pero, me pregunto porqué olvidamos más...── continuó Grover.
──No estábamos solos.── Annabeth le aclaró. ──Es fácil olvidar lo importante cuando estás solo. Eso les pasó.
Todos la miraron, y luego regresaron a ver hacia el mar. Dione no pudo evitar agachar la cabeza, preguntándose por qué estaba sola si era una misión en equipo.
El sonido de las olas golpeando hizo a Dione sonreír. Jamás había salido del campamento y ahora sentía que absolutamente todo lo nuevo era una maravilla. Disfrutaba cada pequeño detalle. Incluso muriendo de frío, le gustaba la brisa que golpeaba su rostro.
──Creo que debo ir a encontrarme con mi papá.── dijo Percy, ahora mirándolos.
──Estaremos aquí cuando salgas.── Grover aseguró, a lo que el rubio sonrió.
──¿Qué...? ¿Qué le digo?── preguntó, mirando hacia el océano con una mueca.
──Lo sabrás.── lo animó Annabeth.
Él asintió, caminando hacia Dione. Ella estaba perdida en sus pensamientos hasta que sintió una figura parar frente a ella, alzó la mirada y le dio una sonrisa al rubio.
Inesperadamente, se acercó y enrolló sus brazos alrededor de ella, escondiendo la cabeza en el hueco del cuello de Dione. Ella correspondió aquel abrazo, acercando al rubio a ella.
Percy se separó un poco para mirar los ojos de Dione. Le sonrió con nostalgia y dijo:
──No sabes cuánto lamento haberte dejado sola hoy.
Y con eso se alejo de sus amigos con una mueca. Se adentró al mar y desapareció entre el oleaje.
──¿Qué fue eso?── pregunta Grover una vez el rubio desaparece de su vista. Ella simplemente se encogió de hombros con una sonrisa.
──No sé, solo que ahora recuerdo un poquito más.── hizo una seña con su dedo índice y pulgar.
author's note !
[ Editado ]
Holaa, ¿cómo están?
La primera vez que escribí esto, tenía el mismo sentimiento de Dione cuando le sembró la duda de Annabeth y Percy, y corregirlo m recordó esas épocas 😪😪
MIS PAPIS ESTÁN DIVORCIADOS 💔💔
Hay cositas que me gustan de corregir la obra, y entre esas está que puedo desarrollar mejor su relación, por q antes apresure mucho las cosas y dejó de gustarme, basta. Ahora los pequeños detalles IMPORTAN. Y son necesarios para su romance jeje. 🫦
¿Qué opinamos de Jack? Ustedes no lo saben, pero va a ser muy importante para la trama más adelante 🤭
No se olviden de él...
Por cierto, ¿Cómo se lo imaginan? Tengo algunos faceclaims pensados, pero me gustaría ver sus ideas!
Sobre el tema del alzheimer temporal de Didi, mi plan es k ella vaya recordando cositas gracias a las muestras de afecto de Percy, roguemos para que resulte como kiero 🙏🏻
No olviden votar y comentar sus opiniones, espero les haya gustado <3
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