Sucumbiendo a la oscuridad
Capítulo 5: Sucumbiendo a la oscuridad.
''...Desde que el Titán te dio fuego y te salvó de la amenaza de las bestias, te alejaste de los bosques y te estableciste donde sea que arda el fuego, ahora donde sea que la electricidad chispee... y te olvidas de las bestias que en la oscuridad están y que deberías temer...''
El silencio era incómodo y tenso, Petunia permanecía sentada en una de las dos camas que tenía la habitación que habían alquilado en el caldero chorreante, mientras que a su lado Bodhmall la consolaba de manera silenciosa. Parecía dividirse entre la pena de su madre y el enojo que sentía por su padre, pero nadie podía realmente culparlo, lo único bueno era que su primo pudo sacarlo de aquél horrible ambiente antes de que se convirtiera en una persona horrible.
Harry por otro lado, suspiró mientras se sentaba en el diván que se encontraba pegado a una ventana mágica que mostraba el callejón diagón, podía ver un montón de gente circular por el lugar a pesar de que ya era bastante tarde. Su mente iba a millas por segundo mientras diferentes planesby conceptos se superponían para lograr las tareas que había pedido su madre de la forma más limpia y rápida posible.
-Hedwig debería estar por llegar- murmuró a la nada Harry -Una vez lo haga estaré enviando un par de cartas, una sería al Ministro de Magia actual y otra a Severus Snape- notó de reojo el cuerpo de su tía tensarse -Él es prácticamente mi único aliado en éstos momentos aparte de ustedes, pero antes...- miró a la figura oscura de su madre que asentía con una sonrisa suave en su rostro, desde hacía unos minutos que observaba con tranquilidad a los humanos en la habitación-Hay algo de debo confesarles-
Durante lo que quedó de la tarde, Harry les contó su historia, desde las primeras impresiones que tuvo del mundo mágico hasta las palabras exactas de Hagrid cuando le había preguntado al semigigante qué pasó con sus padres; todo ello lo cuestionó cuando solo tenía unos tiernos once años, les contó todo lo que sabía del Señor Tenebroso hasta ése entonces, lo cual era prácticamente nada; solo que él había decidido buscarlo para asesinarlo y que él sobrevivió a la maldición asesina, que fue el único que sobrevivió a ella en toda la historia. Y así fue como comenzó, le contó su primer año, todo con lujo de detalles, desde qué era la piedra filosofal, quién la creó, Quirrell y el espejo Oesed y lo peligroso que era, su segundo año; con Ginny secuestrada, el diario de Tom Roddle y el basilisco, con medidas exactas de la criatura, las consecuencias si llegabas a cruzar miradas con ella, y para ése punto Petunia ya se veía visiblemente pálida y Bodhmall horrorizado. Harry sintió una especie de calorcito ante la evidente preocupación de sus familiares, eso era nuevo, sin embargo el sentimiento era bienvenido.
-¿Y se supone que ésa es la mejor escuela de magia?- preguntó indignado su primo, recordando las palabras que había dicho Hagrid a un pequeño e inocente Harry, el maestro de la muerte le regaló una sonrisa resignada.
-Se pone peor con los años, créeme- murmuró, su tercer años supuso que fue tranquilo, mencionó, solo se había caído de su escoba desde una altura posiblemente mortal... otra vez, y solo se había enfrentado a peligrosas y mortales criaturas mágicas con las cuales parecía tener un especial vínculo... otra vez, o al menos así había sido hasta que se enteró de su padrino prófugo, muertos que estaban vivos, hombres lobos, hipogrifos que iban a morir, giratiempos...
-¿Se puede viajar en el tiempo?- interrumpió de nuevo Bodhmall.
-Con giratiempos, sí. Pero sólo por unas horas- ante el asentimiento de sus familiares terminó lo que quedaba de su tercer año y entonces soltó un suspiro y con algo de duda levantó la varita hacia el cielo.
-Yo, Harrison Melínoe Morte Potter, juro por mi magia que todo lo que diré ahora es la verdad y nada más que la verdad- un resplandor plateado con leves destellos verdes salió de su varita -Lo que acaban de ver es un juramento mágico si incumplo lo que he prometido, mi magia se extiguirá- el ''técnicamente'' se escuchó provenir de su madre y se obligó a mostrar un rostro serio, la situación lo ameritaba.
Observó a su tía llevarse la mano a la boca asutada y su primo estaba mucho más pálido que cuando describió al basilisco -Déjenme hablarles de mi cuarto año en Hogwarts- murmuró, ahora ya sin mirar a ninguno a los ojos, sin embargo los rostros confusos de sus parientes no duraron mucho cuando comenzó a relatar.
El mundial de Quiddicht, la marca tenebrosa lanzada al cielo por un mortífago, sus sueños con el homúnculo de Voldemort que explicó que en realidad eran visiones debido a una conexión metal que tenía con el hombre, luego procedió a explicar a grandes rasgos el torneo de los tres magos; cómo inició,porqué dejó de realizarse, y cómo ése año Hogwarts iba a ser sede del primer torneo de magos después de varios años, les dijo como pensó que sería un año tranquilo dado que los participantes serían de séptimo año.
-Te eligieron, ¿No es así?- la voz de Petunia llegó a sus oídos y Harry suspiró mientras asentía.
-El cáliz de fuego escupió mi nombre tras ya haber elegido a los tres campeones- respondió, toda la postura del muchacho gritaba resignación, les habló del Dragón, de la gente del agua, del laberinto, le describió a su familia detalladamente la resurrección de Voldemort, la muerte de cedric, la maldición cruciatus, y luego de escapar cómo Barty trató de asesinarlo (¿Cuantos profesores habían tratado de matarlo?) Y como nuevamente lo habían enviado a prived drive.
-No estás mintiendo- murmuró Petunia -Realmente no lo haces pero aún así me cuesta creerlo- lo miró con ojos tristes, pero Harry le sonrió tranquilo.
-No te preocupes, cuando termine de contarte toda mi vida entenderás, pero antes de decirte el cómo, debes saber el por qué- y Petunia asintió, hubo un momento de silencio en el que el Grimm salió de las sombras de una de las esquinas de la habitación y trotó hasta llegar a su amo, acomodándose en las piernas de éste, recibiendo pequeñas caricias tras las orejas -El quinto... bueno, ése fue el peor, había iniciado de la peor forma posible, ni siquiera había comenzado Hogwarts y ya habían tratado de matarme- se burló con amargura.
El incidente con los dementores fue contado y un escalofrío recorrió a Bodhmall cuando supo que fue atacado por las criaturas, les contó acerca del juicio que se dio por defenderse, las constantes mentiras que el diario El Profeta publicaba, sus amigos que decidieron ignorarlo por órdenes de Dumbledore; aquello se había ganado un ceño fruncido por parte de Petunia, no solo su hijo fue atacado por criaturas mágicas y no recibió ayuda, sino que también lo habían abandonado sin noticias después del alzamiento de Voldemort, para luego secuestrarlo y llevarlo a un juicio que no debería haberse hecho. Luego vino una detallada declaración de quién era Dolores Umbridge y todo lo que hizo durante ése año en el colegio, desde volverse suma inquisidora hasta los castigos que aplicaba, fue impresionante ver a su tía levantarse con fuerza de su lugar en la cama para acercarse a él y buscar cualquier signo de carne maltratada en su mano tras confesarle el uso que ésa mujer le daba a la pluma negra.
-Las cicatrices no están ahí- murmuró Harry y su tía comprendió, porque puede que la piel estuviera libre de imperfecciones ahora, pero las secuelas que dejó en su mente ser ignorado por su jefa de casa y cualquier adulto ante la tortura que estaba recibiendo... ésa no desaparecería jamás.
-En ése entonces las visiones de Voldemort eran cada vez más frecuentes, por lo que Dumbledore le pidio a Severus Snape que me enseñe Oclumancia- la explicación sobre qué era la oclumancia y porqué dada la fuerte discordia entre ambos, tanto el profesor como él, fue un determinante para el fracaso le siguió, habló sobre el Señor Weasley atacado por Nagini, habló sobre la visión de Sirius siendo asesinado y de como él, imprudente como nadie más, escapó del colegio en su rescate, habló sobre el departamento de misterios, sobre la profecía, Dumbledore batallando contra Voldemort y el Ministro de Magia dándose cuenta, muy tarde ya del resurgimiento del Señor Tenebroso.
-¿Es por una profecía? ¿Fue por éso que todas ésas desgracias te persiguen?- Petunia admitió que era muy diferente escuchar de la boca de su sobrino todo lo que le sucedía que a través de la sub directora; desde que su sobrino ingresó a Hogwarts hasta solo la semana anterior, ella había recibido cartas de una tal Minerva McGonagall, diciéndole los inconvenientes que su sobrino había tenido en el colegio, desde luego que una parada de tres días en la enfermería era muy diferente a caer de una escoba voladora por culpa de dementores y romperse todo lo que podía para luego solo quedarse ése tiempo en la enfermería en lo que sus huesos volvían a crecer, le había contado ésto a Harry y pudo notar la decepción llenar sus ojos, ésta Minerva McGonagall había sido una aliada cercana todo éste tiempo, pero la resignación en el rostro de su sobrino hablaba de incontables traiciones y decepciones.
-Sirius murió en mi quinto año en Hogwarts, y fue absolutamente mi culpa- susurró, algunos minutos de silencio pasaron y el Grimm comenzó a gemir con tristeza al ver a su nuevo amo de la misma manera, Harry se acomodó mejor en el diván y dejó que el gran can subiera junto a él para abrazarlo.
-Todo comenzó a decaer desde mi sexto año- las historias de él siendo llevado a una busqueda del tesoro con los ojos vendados a manos de Dumbledore, de él aprendiendo de un libro de pociones de un príncipe, él siguiendo al hijo de un mortífago... obsesionándose con ello, de la posterior muerte de Dumbledore, de Snape revelándose como el príncipe mestizo, de los mortífagos tomando Hogwarts, de él escapando... Hedwig había llegado para el fin del relato de su sexto año, la lechuza se veía indignada con su dueño por no estar en su vivienda pero viendo que estaba a salvo y tras darle algunos picotazos de regaño, comenzó a dejar pequeño pellizcos cariños en su oreja para luego mirar detenidamente al Grimm en la habitación, éste también lo miraba, sus ojos verdes brillantes y su larga cola moviéndose con alegría, aún sin estar segura de si era o no una criatura peligrosa para su amo, la lechuza continuó observándolo con ojos amarillos sospechosos sin dejarse amedrentar por los pequeños ruiditos lastimeros que lanzaba en su dirección, provocando el rastro de una sonrisa en Harry, había extrañado tanto a su lechuza que estaba seguro que lograría en cualquier momento, Hedwig era tan importante para él, su primer vínculo al mundo mágico después de su varita.
Pero entonces el rostro del muchacho se cerró completamente y una máscara pétrea se alzó sobre sus facciones, les habló acerca de la busqueda de los horrocruxs, les dijo qué eran los Horrocrux y quién fue el primero en hacerlo; Herpo el Loco, quien había hecho uno solo y aún así su cordura sufrió daños, entonces también confesó a su tía porqué hacer más de uno estaba absolutamente mal.
-Al hacer un Horrocrux, la mitad de tu alma queda en el objeto y la otra mitad en tu cuerpo terrenal- miró de forma seria a ambos -Si después de hacer un Horrocrux, decides volver a hacer otro, entonces ésa mitad que poseía tu cuerpo vuelve a dividirse por la mitad, es decir que solo tendrá el 25% del alma en el cuerpo... pues Voldemort hizo siete horrocrux, él pensó que sería buena idea ir más allá, el número siete tiene un gran valor en nuestro mundo, quería tener seis horrocrux más el pedazo de su alma en su cuerpo, pero el no contó con que en la noche en la que iba a asesinarme, yo sobreviviría, y no solo éso, lo poco de su alma, tan inestable como estaba, volvió a dividirse sin su permiso, tengo menos del un por cierto de su alma aquí- señaló su cicatriz, envió un pulso de magia y el alma algo tentativa se lo devolvió, provocando una suave sonrisa en su rostro a pesar del horror que demostraban sus parientes por el relato.
-Fue por éso que uno por uno, mis amigos y yo fuimos destruyéndolos, hasta que solo quedó su serpiente y él...- entonces les habló de la muerte de Severus y todo lo que le revelaron sus memorias.
-Nunca encontré a un hombre tan valiente como él- susurró casi con reverencia, su mirada perdida en un lugar lejano -Donde yo peleaba por sobrevivir... él, el actuó como espía, murió a manos de Voldemort, lo hizo todo por protegerme, por proteger lo único que dejó en éste mundo su única amiga- una sombra oscura de algo cruzó por sus ojos verdes antes de que parpadeara y les hablara ahora de las Reliquias de la muerte, la piedra de la resurrección, el manto de invisibilidad y la varita mayor, les contó como el Señor Oscuro mató a su maestro porque pensó que la varita de Sauco le pertenecía al hombre, pero en realidad, la varita era suya.
-Cuando él me llamó al bosque para entregarme, yo estaba preparado para morir, por lo que tomé la piedra para llamar a los espíritus de mis seres queridos, pero solo habían llegado Sirius y Remus- fue ahí cuando todo pareció encajar y los ojos llorosos de Petunia se abrieron en asombro.
-Ahí lo descubriste, ¿No es así? Que ellos estaban vivos cuando tu estabas entregando la vida por todos ellos- Harry asintió, cansado de todo y de todos.
-Aunque la mayoría no piense en ella como un ser sensible e inteligente, la muerte lo es- confiesa el chico, entonces le cuenta sobre como recibió la maldición asesina, otra vez, de cómo llegó a una especie de limbo y habló con la muerte, les contó de los planes de Dumbledore, de su horrocrux y de cómo volvería a la vida una vez terminara la guerra para declararse nuevamente héroe de la luz. Les habló de las moiras y de cómo les robaron, les habló de él, como amo y heredero de la muerte y cómo tras ello, decidió volver en el tiempo para evitar más muertes de inocentes.
-Por eso es que sabías que fueron tus abuelos quienes murieron esa noche- Harry asintió.
-Entonces... ¿Ella te regaló ése Grimm?- preguntó curioso Bodhmall, estaba absolutamente aterrorizado, pero su curiosidad era mayor, Harry soltó una risita al verlo estremecerse de un momento a otro -¿Qué fue éso?- preguntó con algo de miedo por la respuesta, la sonrisa de Harry se hizo mucho más amplia.
-Mi madre saludando- Bodhmall hizo un chillido bastante agudo antes de saltar de su lugar en la cama y ocultarse en los brazos de su madre, el de ojos verdes se echó a reír sin poder evitarlo.
-Tranquilos- intentó calmarlos al ver q ambos muy pálidos -Ella cree en ustedes, por ello me dijo que podría contarles todo, explicarles... ustedes son mi única familia aparte de ella, no quiero que comencemos con mentiras- el rostro de Petunia se suavizó y tanto ella como su hijo se acercaron al muchacho al diván para sentarse cada uno al lado del mago.
-Nos honra que piense de ésa manera, sobre todo al escuchar lo malos que fuimos en tu anterior vida... pero éso quedó atrás, ahora seremos una verdadera familia y no habrá mentiras entre nosotros, ni una sola, lo prometo- para sorpresa de todos una luz pálida rodeó a Petunia quien parpadeaba sorprendida al sentir una calidez extraña recorrer su cuerpo.
-¿Qué fue éso?-preguntó extrañada, Harry miró durante algunos segundo un rincón vacío de la habitación solo para después sonreír con verdadera alegría.
-Mamá dice que hiciste un juramento mágico, tía. Que al ser una druida puedes usar la magia del ambiente, la tierra te presta su magia por lo que podrás hacer magia elemental... ¡podrás hacer magia, tía!- dijo Harry emocionado, los ojos de la mujer picaban pero se negó a llorar, solo abrazó a los dos chicos con fuerza. Tal vez en el pasado su mayor anhelo había sido poder hacer magia, pero ahora... ahora todo su mundo giraba alrededor de los dos pequeños que tenía entre sus brazos, movería cielo y tierra para protegerlos.
-Éso es increíble mamá- susurró maravillado Bodhmall, y Harry intentó rodear con sus brazos a ambos.
- Tú también podrás, primo... por éso estoy tan ansioso de conseguir un maestro Druida para ustedes, les enseñará a controlar la magia y podrán protegerse- una sonrisa suave se instaló en los labios de Bodhmall, le gustaba éso de aprender, quería proteger a su madre... y también a su primo, fue él quien los incluyó en su pequeña familia, él haría todo y daría todo de sí para protegerlos, una luz dorada los rodeó a los tres, pero intuyeron lo que pasó, así que solo continuaron así durante unos minutos más, hasta que el Grimm se sintió celoso y también saltó sobre ellos.
-Bien, creo que tal vez debería hablarles de mis planes un poco- murmuró Harry una vez todos volvieron a acomodarse -Pero antes, tengo dos cartas que escribir- y con un movimiento de manos convocó un poco de pergamino, pluma y tinta.
Durante algunos momentos solo pudo escucharse el sonido de la pluma rasgando el pergamino, la mujer mayor y su hijo aprovecharon para jugar con el gigante perro de la muerte. Tras éso, decidieron pedir un almuerzo/cena tardío dado que no habían comido mucho desde el desayuno y vieron marchar a Hedwig con la primera carta.
-Lo primero que tenía planeado hacer era recolectar todos los pedazos del alma de Tom, él también es heredero de la línea Peverell, descendiente de Cadmus Peverell y dueño legítimo de la piedra de la resurrección, sin embargo, Muerte lamenta profundamente su destino, Tom estaba destinado a ser un Señor de la Oscuridad, elegido por Hécate para equilibrar la magia en nuestro mundo- había pesar en la voz de Harry, él no creía que hubiese posibilidad de que Tom cambie, pero incluso él sabía que su futuro hubiese sido brillante de no ser por Dumbledore.
-¿Tomara mucho tiempo?- preguntó Petunia -¿Cómo volverás a unir su alma?-
-Es proceso difícil. Pero con ayuda de mamá podré, solo debo buscarlos, me tomará alrededor de dos o tres días hacerlo y una vez los tenga, debo buscar al Señor Oscuro también- la mujer se vio dudosa, pero asintió.
-Una vez tenga su alma completa... No nos atacará ¿No es así?- fue el turno de Harry de ponerse esquivo, desvió la mirada y apretó los labios con fuerza.
-No hay forma de saberlo, Muerte cree que estará bien, que recuperará su cordura y que debería darle una oportunidad y lo acepto, acepto lo que me dice pero, ustedes son mi familia y mi mayor preocupación es protegerlos, por éso, si intenta algo, me defenderé y luego atacaré- aquello se lo decía tanto a su tía como a Muerte que, escondida entre las sombras de la habitación, lo veía con tristeza pero ella asintió de igual manera.
-Muy bien, te ayudaremos en todo lo que podamos- Harry le sonrió con alivió.
-Lo siguiente en lo que trabajaré es en manchar el buen nombre de Dumbledore y quitarlo de sus cargos, primero como Jefe Supremo de Magos en el Wizengamot, seguido de su puesto en la Confederación Internacional de Magos, con el torneo de los tres magos iniciando también con las clases sería fácil, así que tenemos todo el verano para que deje de ser el Jefe Brujo del Wizengamot, como Director de Hogwarts... bueno, tengo algunas ideas pero, será difícil, aunque removido de sus otros puestos será definitivamente no lo será tanto- un momento se vio pensativo -Creo que una carta a Miss Skeeter está en orden, sin embargo, deseo compartir mis planes con alguien antes, preferiblemente una mentalidad Slytherin, así que tendremos una visita ésta noche- y Petunia sabía exactamente de quién hablaba.
Hedwig había llegado poco después con una respuesta del Ministro Fudge, en la carta; bastante breve, el hombre decía que se encontraría con él en Florean Fortescue al día siguiente a las nueve de la mañana para discutir las dudas que tenía.
Harry sonrió de manera depredadora mientras acariciaba un poco a Hedwig.
-Bien hecho, hermosa. Quédate a descansar, enviaré ésta otra nota con un elfo o un patronus- soltó una risita cuando el ave lo miró indignada -Tranquila, muchacha. Tiene que llegar a Hogwarts, debo verme con Severus ésta noche, es urgente, así que no te enojes- la sorbonó con un poco del almuerzo, lo que logró que la lechuza a regañadientes lo perdonara.
-Bien, éste es el plan de ahora, enviaré una carta a Severus que solo él podrá abrir, le explicaré que necesito verlo, también lo amenazaré para que venga solo...- una silencio se extendió sobre la habitación -Él es importante para mis planes- se negó a decir que era para él, tantos años de ser protegido por el hombre solo para verlo morir en sus brazos... bueno, había hecho mella en él. Y quería proteger al hombre. Merlín sabía que sí y era lo suficientemente valiente oara admitirlo para sí mismo.
-Entendemos Harry, nosotros apenas y conocemos cómo funcionan las cosas aquí, pero créeme, siempre te apoyaremos- el pecho de Harry se sintió cálido y les regaló una hermosa sonrisa, no era la mas grande, pero era suave y preociosa por su rareza.
Harry nunca había sonreído cuando vivían en Privet Prive, era tan extraño para Petunia y Bodhmall verlo así, pero no lo cambiarían por nada del mundo.
-Yo... gracias, creo que le enviaré un Patronus, el elfo que deseaba usar es uno libre y no quisiera atarlo a mí sabiendo lo feliz que es sin un maestro- ante los asentimientos de sus parientes, hizo un suave movimiento de varita mientras esperaba que el enorme ciervo apareciera nuevamente, sin embargo, un Thestral fue quien apareció, inclinándose hacía Harry recibiendo las caricias del mago.
-Necesito que envíes un mensaje a alguien, asegúrese de que esté solo cuando lo reciba- Ante el pequeño movimiento de cabeza de la criatura, el chico procedió a decir un breve pero conciso mensaje para Severus Snape.
El resto de la tarde, tanto Harry como Petunia y Bodhmall comenzaron a leer los grimorios familiares que habían pedido a los duendes en el banco, el crepúsculo estaba en su esplandor; con su resplandor naranja y rojizo colándose por una de las ventanas hechizadas cuando dos toques seguros y fuertes sonaron el puerta.
Un suspiro tembloroso soltó Harry a medida que se levantaba del diván y se acercaba a abrir la puerta. Dio una profunda respiración antes de abrir con fuerza, y allí parado frente a él; con su negro cabello que caía como una cortina oscura sobre su rostro, con sus ojos negros como una noche sin estrellas y con su rostro serio estaba Severus, el hombre que había arriesgado su vida para protegerlo durante años y años, el hombre más absolutamente valiente y abnegado que había conocido jamás.
Estaba vivo.
Y el choque de las emociones de ver a éste hombre, respirando pausadamente, tan solo a unos centímetros de él fue casi tan fuerte como si el expreso de Hogwarts intentara pasarle encima, y para cuando se dio cuenta, guesas lágrimas caían por sus mejillas y el hombre vestido de negro había abierto solo un poco los ojos antes de escuchar la voz quebrada de Harry diciendo:
-Severus- y el muchacho se acercó al hombre con agilidad y rapidez antes de envolver sus brazos alrededor de su cintura, sintió al maestro de pociones tensarse bajo su agarre y fue éso lo que lo hizo recordar que éste Severu no tenía ni idea de lo que pasaba.
-Señor Potter- el mayor lo llamó con su característico arrastre de voz.
-Mis disculpas, profesor, por favor pase- con la sospecha pintada en toda la cara el maestro pocionista ingresó a la oscura habitación, solo para notar a dos invitados más. Abrió enormemente los ojos solo cuando pudo identificar aquel cabello rubio y esos ojos azules que en su infancia siempre lo miraban con desprecio.
-¿Petunia?- frunció el ceño mientras se dirigía al único sillón disponible.
-Severus- lo saludó la mujer con seriedad y un asentimiento de cabeza -Permíteme presentar a mi hijo, Bodhmall Orcus Scáthach Lestrange- ninguno tomó en cuenta la expresión de sorpresa del hombre, el muchachito rubio solo asintió en su dirección de forma educada.
-Un placer, señor- murmuró, y el silencio en la habitación se hizo tenso, Harry volvió a sentarse en el diván frente a la ventana, Severus estaba en el sillón, de manera paralela a su estudiante y Petunia sostenía a su hijo a su costado mientras se hallaban sentados en la cama, en medio de ambos magos.
-¿Podría alguien explicarme por qué estoy aquí? Ésto definitivamente no es como el verano anterior- dijo, recordando como Harry había escapado de casa cuando el imbécil de Black también lo hizo de Azkaban -¿Qué hago aquí? ¿Porqué recibí un patronus bastante impresionante amenazándome si revelaba cualquier cosa a Dumbledore? Siendo prácticamente obligado a venir ya que cierto mocoso incluyó un voto del que no debería tener ni idea- gruñó hacia Harry con una expresión de pura irritación, pero el chico estaba en silencio, mirando por la ventana cómo el paisaje oscuro comenzaba a teñir la ciudad creando sombras donde antes no había. En algún punto el Grimm había salido de las sombras para acomodarse en el diván a un lado de su amo, la figura de Snape se tensó aún más si éso era posible y miró con ojos sospechosos a Harry.
-Entenderás una vez que te muestre- dijo Harry, luego despachó a la oscura criatura canina, e invitó al pocionista a tomar asiento -Una vez baje mis escudos podrás verlo todo- murmuró en tono misterioso y con la sorpresa aún presente en sus facciones se acercó de manera lenta al muchachito, Harry no debería tener escudos mentales y por el amor a Merlín, no debería siquiera pensar en bajarlos, ningún mago confiaba lo suficientemente en otro para bajarlos de buena gana, frunció l ceño mientras observaba a su alrededor como si realmente no entendiera lo que sucedía y solo ahí pareció notar la tensión de Petunia y su hijo, así como la de Harry. ¿Qué demonios había ocurrido para actuaran de ésa manera? ¿Y cómo sabía Harry de su voto? ¿De la legeremancia?
Miró al chico sentado a su lado, sus ojos verdes se veían tristes y resignados, se veía casi derrotado, se acercó un poco más y entonces Harry lo tomó de las mejillas y unió sus frentes, un suspiro tembloroso salió de los labios del menor pero pareció tomar una decisión, por lo que, aún sin alejar sus manos de la calidez de las mejillas del hombre mayor conectó su mirada con los pozos oscuros de Severus.
-Legeremens- susurró el hombre y, con una delicadeza nunca antes vista por Harry, ingresó en la mente del chico, observando su palacio de la mente, recorriendo los largos pasillos demasiado parecidos a los de Hogwarts hasta que llegó una impresionante pintura, su marco era viejo y de bronce manchado, el lienzo parecía gastado y roto en algunas esquinas, pero no mostraba nada.
-Es aquí- escuchó el susurro de la voz de Harry y los largos dedos del pocionista tocaron el marco de la pintura y como si se tratara en un vídeo en x2 toda su vida comenzó revelarse e incluso a pesar de verse desconcertado por la dura infancia que tuvo no se apartó de la pintura que mostraba los recuerdos del menor.
Y entonces los recuerdos de su cuarto año comenzaron, y Severus se veía confundido pero continuó, vio el regreso del señor tenebroso, vio la muerte de Sirius Black, la de Dumbledore, la recolección de Horrocruxs de Harry con sus dos amigos, vio la batalla de Hogwarts... vio su muerte, sus últimas palabras a Harry, y en los recuerdos que el chico le mostró, vio la resignación.
Lo vio llamar a los espíritus de sus mas queridos justo antes de morir y solo vio a Lupin y Black, se estremeció al ver a la muerte como un ente corpóreo y lo hizo aún más cuando la realidad golpeó en la cara de manera brutal, Lily seguía viva, junto con el cerdo de James Potter, habían abandonado a su hijo para vivir felices alejados del peligro y el sentimiento de traición subía como bilis por su garganta, sin darse cuenta lágrimas comenzaron a caer por su rostro y la rabia inundaba todo su sistema queriendo la más viciosa de las venganzas.
Y entonces vio Harry marchar hacia el señor oscuro y morir, lo vio en ése limbo de impoluto blanco y escuchó su charla con la muerte, escuchó todo lo que hicieron James y Lily y cómo sacrificaron a los padres de ésta para vivir; ellos eran encantadores y amables, los había conocido en su infancia y le dolía en el pecho la forma en la que fueron engañados para morir, observó también todo lo que había hecho Dumbledore, utilizando magia mucho más oscura de la que jamás había utilizado el Señor Tenebroso solo para que Harry pudiera nacer, pudo ver la unión de Harry con la muerte y lo que ésta le había pedido recuperar para las moiras.
Lo vio despertar gritando en suelo de su habitación casi cinco años antes de su última batalla en Hogwarts.
Cuando Severus se alejó de Harry lo hizo con la respiración temblorosa y con las mejillas manchadas de lágrimas, sus oscuros ojos oscuros se veían desconcertados pero aún así tan profundamente traicionados, la máscara del hombre yacía descolocada filtrando parte de la tristeza desolada que sentía, su rostro contraído en horror y culpa, mechones de su largo cabello negro pegados a los rastros húmedos que habían dejado las lágrimas, tan cerca como se encontraban se veía mucho peor, la negrura de su iris resaltaba las venas irritadas en el blanco de sus ojos.
-¿Qué?- preguntó débilmente, la confusión notable en su tono de voz ronco por su llanto. Había tantas emociones dentro suyo y él había pasado tantos años guardándolas bajo llave que ahora simplemente no sabía cómo reaccionar.
-Ella no sabe querer como para que la ames. Es de las que quitan... tu mereces alguien mejor, necesitas alguien que sepa dar- murmuró Harry en respuesta. Los ojos oscuros se abrieron de par en par debido al pánico, se alejó con fuerza de Harry mientras nuevas lágrimas comenzaban a caer por su rostro sin permiso. Y él no era exactamente una persona de llorar, pero demonios, no podía controlar sus emociones. El menor apretó los labios mientras volvía a tomar a Severus, aunque ésta vez de los brazos -Mis disculpas, no quería revelar tus sentimientos- y entonces vio el miedo en los ojos de su maestro y su pecho se apretó, pudo sentir algo terrible arañando su pecho ante la vista y solo por un instante deseó no haberse perdido en la inmensidad de sus ojos negros.
-Dulce Severus- murmuró con pesar -No eres un cobarde por abandonar tus ideales por amor, éso solo demuestra lo fuerte que eres, dejar una parte tan importante de ti para proteger a un extraño- la mano de Harry subió a las mejillas húmedas del hombre, y ambos sabían a lo que se referían, el pocionista había vendido su alma a Dumbledore para proteger lo último que quedaba de su amada Lily, había rechazado su núcleo oscuro por permanecer al lado de Dumbledore y protegerlo -Te libero de tu voto, Severus, ya no necesitas cuidarme- y el maestro pocionista cayó sobre sus rodillas.
Y el cerebro abrumado de Harry tardó varios minutos en procesar lo que estaba sucediendo, pero cuando lo hizo, sintió que la criatura que arañaba su pecho se marchitaba y moría. Y no sabía qué hacer con al hombre arrodillado frente a él, que negaba con fuerza mientras apretaba en puños las ropas del muchacho.
-¡Tonto muchacho! Acabas de romper el único lazo que evitaba que te hiciera daño- medio gritaba el mayor tras sentir que el hilo del voto que rodeaba su núcleo mágico se rompía, y había tanto dolor allí, tanto dolor en la pérdida; tanto dolor en los gritos lastimeros que daba, por que Severus realmente creía que podría hacerle daño si el voto no estaba allí, y aquello sorprendió y entristeció en partes iguales a Harry.
Ése hombre estaba tan alejado del odioso maestro de pociones que Harry había conocido durante tantos años que apenas se parecía a la misma persona, no era ése maestro amargado que solo demostraba ira y furia en cantidades abismales, no lo conocía en absoluto, se dijo a sí mismo y lo único que sabía era que en su antigua línea de tiempo había muerto con la esperanza de que él pudiera vivir.
Fue por ésa razón que no se sintió extraño en lo absoluto cuando Harry se inclinó hacia adelante y envolvió sus brazos alrededor de él. Se sintió bien...
Se sintió como estar en casa.
Severus se quedó quieto, su respiración atacasda en su garganta ante el cálido abrazo de Harry. Su mente pareció quedarse en blanco, y el pantano de pensamientos llenos de dolor se desvaneció ante la sensación del joven abrazándolo. Sabía que debía retroceder, que éste hombre de entre todas las personas nunca debería querer consolarlo, tocarlo.
Sin embargo parecía que no podía obligar a irse, del mismo modo que había estado demasiado débil para detener a Harry antes en sus roces, incluso cuando había visto un dolor compartido en sus ojos verdes.
Sin su permiso, sus brazos se levantaron para deslizarse cuidadosamente sobre los hombros de Harry, tirando de él con más fuerza. Tomando todo el consuelo de éste increíble hombre frente a él.
Estuvieron sentados así durante mucho tiempo, sin decir nada, pero sin la necesidad de hacerlo; en algún momento Petunia había bajado al bar con Bodhmall para darles un momento a solas, las manos de Harry, aún pequeñas y casi infantiles, acariciaban con ternura sus cabellos negros ahora revueltos. Harry eventualmente lo soltó el tiempo suficiente para ponerlo de pie y llevarlo suavemente hasta la cama, donde con cuidado lo hizo sentarse, Severus se veía completamente devastado y Harry lo acompañó en silencio.
-No entiendo...- murmuró con voz ronca el hombre mayor -Es... Es...-
-Es horrible, lo sé. Pero Dumbledore no es el primer hombre hambriento de poder y tampoco será el último- la voz de Harry se oía plana.
-No estoy muy seguro de qué hacer ahora- continuó hablando en voz baja y Harry le sonrió suave, la comprensión brillando dolorosamente en sus ojos verdes.
-Nadie te jugaría por tomar todas tus cosas e irte. Solo Merlín sabe todo lo que has sacrificado por un pueblo que no te merece-
-No puedo abandonarte con dos poderosos y desquiciados magos yendo tras tu cabeza- dijo con los dientes apretados el pocionista.
-Ya no tienes un voto para protegerme, Severus, puedo eliminar la marca, toma el apellido de tu madre y ve a recorrer el mundo, hay infinidad de pociones y hechizos que descubrirás allí afuera, no te cierres a un camino al que te obligaron, soy más que poderoso para defenderme-
-Es ahí donde te equivocas, Harry- pronunció su nombre algo extrañado pues nunca lo había usado -No estoy siendo obligado, estoy decidiendo que quiero protegerte-
-Entonces permíteme hacerlo contigo también- murmuró Harry, sabiendo muy bien que el terco hombre no cambiaría de opinión -Permíteme ser tu igual y protegerte también-
Un tenso silencio se alzó en la habitación. Severus no había respondido, habían cambiado tantas cosas en solo unas horas, Dumbledore siendo un posible señor oscuro incluso peor que Voldemort en su mayor momento de locura, Lily y el cerdo de Potter vivos, él siendo sacrificado incluso de una peor manera la que Harry se había autosacrificado, maldito mocoso suicida. Solo un peón, una pieza reemplazable en el tablero de un desconocido juego bélico de dos... no, de tres Señores Oscuros, éso es lo que era, ésa era la cruel realidad del hombre
-Ninguno de mis maestros me vio como su igual- dijo con los labios apretados el mayor mientras tercamente miraba el piso.
-¿Éso es lo que quieres Severus? ¿Un maestro?- preguntó Harry, liberando parte de su magia como Amo de la Muerte, y entonces observó, con cierta fascinación la reacción del pocionista; Severus se estremeció de manera violenta mientras sus ojos oscuros brillaban con un sentimiento que nunca antes había visto en el hombre, pero era tan ardiente que movió todos sus cimientos, pero fue el sonrojo en sus pálidas mejillas lo que provocó que algo casi animal se removiera inquieto dentro suyo -Has tenido sufientes magos que se creyeron poderosos controlando tu vida. Dime Severus ¿Cuándo fue la última vez que relizaste magia valiosa?- una mano pequeña subió a la mejilla del mayor y Harry dejó que su magia recorriera cada célula del cuerpo del hombre provocando otro temblor en él, por que Harry no hablaba de magia luminosa u oscura, él hablaba de magia poderosa y valiosa, de magia preciosa -Yo solo te quiero como tú mismo, a mi lado, acompáñame en lugar de seguirme y te daré cualquier cosa que desees- El maestro pocionista pareció atragantarse con su propia saliva y pareció ver a Harry bajo una luz muy diferente y se recordó a sí mismo; no por primera vez, que aunque pareciera ser solo un chico de catorce años, no lo era.
-Ésa es una oferta que no deberías hacerle a un Slytherin- Harry le sonrió entonces, todo dientes puntiagudos y una sensación de peligro recorriendo toda la habitación a través de la magia oscura del joven mago, porque por alguna razón, Harry sentía que no podría negarle nada al hombr que tenía frente a él; un hombre privado hasta de sus propias convicciones.
Y Harry no podía apartar la mirada.
''...pídeme tesoros y te entregaré un dragón, pide conocimiento y te entregaré poder... pide venganza y te traeré la sangre de los tiradores, pídeme que me quedé y te entregaré mi amor...''
La revelación que traía tal pensamiento fue tan arrolladora, que Harry no pudo sino responder únicamente:
-Dije exactamente lo que quería decir, Severus- y un escalofrío recorrió todo el cuerpo del hombre que tembló de manera evidente, las pupilas de Harry se dilataron y la bestia que sintió rasgando en su interior antes lo volvió a hacer, con mucha más insistencia.
-¿Qué deseas de mí, Harry?- volvió a preguntar Severus y el menor sonrió.
-Solo tu maravillosa mente de mi lado- murmuró mientras se levantaba y buscaba pergamino y pluma de un pequeño escritorio en un rincón oscuro de la habitación -La traición no solo te rompe el corazón, Severus- continúa Harry, hizo una rápida nota en el pergamino y un silbido bajo y oscuro salió de sus labios, entregó la nota al Grimm que nuevamente salió de las sombras, provocando que el mayor saltara de la impresión -Sino que también te oscurece el alma. Nunca olvidarás el dolor como una niebla que permanece para siempre en lo más profundo de tu mente- el can desapareció en las sombras apenas recibió la misiva de su amo y Harry convocó algo de té para ambos, la conversación que tendrían ahora sería mucho más larga, se dijo.
Cuando Harry se acercó al mayor para entregarle una taza de té; lo miró fijamente a los ojos, sentado como se encontraba Severus y él de pie parado frente a él, removió su interior en algo primitivo, había tanto dolor en ésos ojos oscuros y era tan hermoso a la vez que provocó un vértigo desconocido que le hizo temblar las rodillas, si su corazón aún latiera suponía que se encontraría acelerado por la adrenalina pura que le causaba éste imponente y poderoso hombre a su merced, el sentimiento era casi prohibido para él... pecaminoso.
-Sé el villano que estás destinado a ser- susurró con voz ronca mientras se acercaba un paso más; invadiendo el espacio personal del hombre y obligándolo a levantar la cabeza en una posición incómoda para continuar con sus miradas conectadas -Deja de esperar que una experiencia traumática te corrompa- dio un paso más y sonrió al sentir el mentón del hombre rozar por encima de su esternón, su mano rápidamente se enredó en el oscuro y sedoso cabello del pocionista con más fuerza de la que estaba dispuesto a admitir, y sin embargo, la respiración temblorosa que Severus le regaló fue incluso mucho más revelador y, dejando una delicada caricia con la otra mano en las mejillas del hombre, pronunció las pabras que aún no sabía, pero los condenaría a ambos -Sucumbe a la oscuridad por tu propia cuenta-
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