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Primeras impresiones de la verdad

Capítulo 6: Primeras impresiones de la verdad.

'...Aunque camine por el valle de la sombra de la muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu bastón me consuelan...'




Harry miraba con sus brillantes ojos verdes llenos de inocencia fingida al bastardo presumido sentado frente a él en la muy concurrida heladería del callejón Diagon, frente a ellos descansaban dos grandes copas llenas del delicioso postre frío y una burbuja de silencio los rodeaba. Todo era bastante discreto para que pudieran hablar de manera tranquila, claro, todo ello era cierto si eras capaz de ignorar el fotógrafo al otro lado de la calle que los vigilaba a través de las ventanas de cristal y a cierto escarabajo verde en las cercanías.

Se dijo a sí mismo que tal vez debería comprar acciones del Diario El Profeta; discretamente, por supuesto, tener poder sobre los medios de comunicación le daría una gran ventaja contra Dumbledore, y el plus de ser jefe de Rita Skeeter ciertamente se oía delicioso, sin embargo, dejó ello como un pensamiento para otra ocasión, ahora tenía que lograr vender si imagen al bastardo pretencioso que tenía enfrente.

—Gracias por aceptar mi invitación Señor, sé que usted es un hombre muy ocupado— halagó un poco el ego del hombre que se sonrojó; de un rojo brillante y repugnante mientras hacía un gesto grosero con las manos y reía.

—Descuida muchacho, ciertamente tu carta me intrigó, y dado que ambos somos figuras tan queridas en nuestro mundo, estoy seguro de que hubo una muy buena razón para éste encuentro casi trascendental— intentó sonar misterioso, pero lamentablemente había fallado de manera miserable.

—De hecho, lo hay. Sin embargo antes quería extender nuevamente mi gratitud por el suceso del verano anterior, me temo que la familia de mi tío político es intolerante a la magia— vio la expresión de sorpresa del hombre y se obligó a mostrar un rostro avergonzado y triste.

—No lo sabía, chico. ¿No me digas que has vuelto a escapar?— preguntó mirándolo por encima de sus gafas. Y Harry dio un pequeño salto de sorpresa mientras negaba rápidamente con la cabeza.

—No, no, no, no. He aprendido de mis errores. Pero hubo un incidente durante el anterior periodo escolar en Hogwarts y otro al comienzo del verano. Señor, usted es muy amable, ha sido tan bueno conmigo y... no puedo permitir que hagan tal cosa en su contra— esta vez permitió que un tinte de seriedad oscureciera sus rasgos.


—Muchacho estás comenzando a inquitarme— dijo mortalmente pálido el Ministro Fudge. Harry demostró sus grandes dotes de actor cuando comenzó a inquietarse y jugar nerviosamente con sus dedos sobre la mesa.

—Señor, el director Dumbledore ha estado desacreditando al Ministerio desde el año anterior, culpándolo no solo de los ataques de dementores que hubo en la escuela, sino que intentó ponerme en su contra, a usted, que me salvó de una posible expulsión— Harry comenzó revolver su cabello en un gesto frustrado para darle más énfasis a su nerviosismo —El comentaba en las comidas que Sirius Black escapó de Azkaban por culpa de la ineficiencia del actual Ministro, también dijo que usted lo obligó a que los dementores se quedaran en la escuela, no es que lo dijera a toda la escuela, pero aquellos que estaban lo suficientemente cerca de la mesa de maestros lo escuchaba, algunos lo creían, otros tenían dudas, muchos alumnos sufrieron los efectos de las criaturas incluyéndome a mí, me temo que me vi obligado a aprender el encantamiento patronus debido a lo mucho que me afectaban, escuchaba el grito de mi madre... sabe, su último grito aquella noche— murmuró con tristeza, durante al menos unos pesados segundos quedaron en silencio, Cornelius se veía positivamente verde ante tal revelación, pero Harry parpadeó con rapidez para deshacerse de sus lágrimas de cocodrilo —Incluso trató de que yo pensara igual, pero señor, usted me ayudó tanto y éste verano me enteré de cosas, cosas que hizo Dumbledore— lo último lo dijo en un oscuro tono. Alertando al hombre frente a él.

—Muchacho... ¿De qué te enteraste?— preguntó con fuerza Cornelius, mortalmente pálido. Harry fingió un sonoro suspiró mientras su mirada se oscurecía.
—Verá señor, todo el mundo sabe que mi madre fue una gran bruja, pero muy pocos conocen a su hermana, en un principio todos; incluyéndome, habíamos creído que ella era una simple muggle o incluso una squib— se tomó su tiempo para observar al Ministro, se veía confindido y no tenía idea a qué venía todo éso — Los primeros días del verano descubrí que mi tía podía hacer pequeños rituales caseros, fue una gran revelación por lo que pedí que me acompañe a Gringotts, se estaba quedando sin suministros y yo quería retirar algo de dinero extra, pero... en un comienzo no lo tomé como algo raro, sabe, pero el Director Dumbledore siempre tuvo mi llave de gringotts— su voz comenzó a hacerse cada vez más baja hasta convertirse en un susurro —Yo no sabía, señor...— su voz se oía desesperada, sus ojos verdes mostraban pánico y durante un tormentoso segundo, Cornelius quedó en blanco, pasmado ante lo dicho por el muchacho frente a él.

—Ninguna otra persona puede tener tu llave, chico. Ni siquiera tu guardián mágico— Harry apenas y se detuvo para hacer una mueca, odiaba que lo llamaran chico. Pero tenía que darle la razón al hombre, absolutamente nadie debería haber tenido su llave.

—Ahora lo sé, los duendes me lo explicaron después de hacerme a mí y a mi tía una prueba de herencia y es ahí donde descubrí un montón de cosas, señor— su tono de voz ahora fue firme y serio —Al parecer Dumbledore durante años le ocultó a mi tía que era una druida— los enormes ojos del mago mayor se abrieron graciosamente ante la sorpresa y su bombín color violeta cayó sobre la mesa —Mi tía, descendiente directa de la línea de la gran druida Scáthach, tomó su lugar como jefa del clan y tomó bajo su manto también la línea Lestrange a la cual pertenece, luego de éso notamos que no podíamos tener acceso al testamento de mis padres, tanto mi tía y yo queríamos saber la última voluntad de ellos...— su voz volvió a convertirse en un susurro. Se estaba arriesgando al no decir toda la verdad, pero mientras no diga una mentira estará bien. Severus le había dicho que la mejor forma de manipular a alguien era diciendo verdades a medias, y Harry sabía muy bien cómo hacer éso.

—Descubrimos que el testamento fue sellado por el Director Dumbledore en su cargo de Jefe Brujo, y mi tía es bastante fuerte de carácter por lo que pidió una total auditoría en todas mis bovedas, mi tía Petunia es desconfiada por naturaleza y éso la llevó muy lejos en el mundo muggle, pero nuevamente nos encontramos con retrasos debido a que Dumbledore, como mi guardián mágico estipuló que hasta la mayoría de edad no podría acceder ni a mi Señorío ni a mis demás bóvedas familiares— Cornelius tenía el ceño fruncido para ése momento y viendo ésto como una buena señal, Harry presentó los documentos que avalaba dicha resolución por Dumbledore.

—Mi tía me permitió enmanciparme, dado que ella y mi primo son mis únicos parientes de sangre ella es absolutamente mi guardián, tanto en el mundo muggle como en el mágico, Dumbledore no puede ir contra ella a menos que quiera ser demandado por robo de línea— ésto último lo dijo con tanta seriedad que incluso Cornelius se estremeció ante la mirada verde —Cuando recibí mi herencia, tomé los señoríos de la familia Potter, Peverell y Black— ante éso último se vio muy contrariado —Yo no sabía que Sirius Black era mi padrino y me dejó como su único heredero ¿Para qué matar a mis padres? No lo entiendo— terminó, sus ojos llorosos se veían aterradores para Cornelius, el Ministro no podría permitirse ser visto haciendo llorar al chico que vivió, definitivamente éso sería mala publicidad, sin embargo, para su propia tranquilidad, el chico logró calmarse.

—Señor, mi tía y yo estamos buscando un par de maestros y tutores, deseamos aprender lo que cualquier mago y bruja sangre pura sabe y una vez comience el periodo en el Wizengamot tanto mi tía como yo tomaremos nuestros asientos, deseamos ser parte activa de la política de nuestro gobierno y no queremos que ningún otro mago pase por la desagradable situación en la que estamos... al punto que voy es— se inclinó levemente hacia adelante y conectó su mirada con la del Ministro —Usted me agrada señor, por lo que no veo problema en una alianza, estoy seguro de que será un buen y leal amigo, comprenderá que suelo recompensar la amabilidad dirigidas a mí y a mi familia—ésta vez le regaló una sonrisa depredadora —Cornelius Fudge siendo apoyado por cinco grandes casas sangre puras y aliado con tres druidas, se escucha ominoso y prominente, ¿No?— su expresión se suavizo a algo más dulce pero aún así oscuro y Harry observó cómo el hombre se desvanecía en sueños contaminados de ambición y de codicia.

La muerte sonreía mientras observaba a su hijo planear cuidadosamente mientras agregaba una soga al cuello del Ministro con la aprobación del tonto hombre. Esperaba que ésta vez sus dos niños pudieran cumplir su destino y salvar su mundo.



















Guardó el anillo en una pequeña caja de madera con un montón de hechizos protectores, en su poder poseía el anillo de Sorvolo Gaunt, la copa de Helga Hufflepuff, la diadema de Rowena Ravenclaw; que había ido a buscar la noche anterior tras depedirse de Severus y con ayuda de Dobby, quien lo apareció directamente en la sala que viene y va. Solo quedaba un Horrocrux del Señor Oscuro y luego solo quedaba encontrar al hombre y a Bartemius Crouch Jr.

Realmente odiaría tener que deshacerse de Tom, su madre parecía especialmente protectora con todos los descendientes de los tres hermanos y más aún con Tom y con él, cuyo destino fue manipulado desde prácticamente el nacimiento. No quería ver de nuevo la expresión de tristeza, solo por éso haría todo en sus manos para traer al verdadero Tom de vuelta.

—Kreacher— llamó Harry una vez se encontró en la habitación del caldero chorreante, su tía y primo estaban leyendo sus libros de primer año y ya habían terminado Hogwarts una historia, la cual habían leído juntos. El viejo y feo elfo apareció poco después de ser llamado, mirando con ojos entrecerrados hacia él.

—Mi nombre es Harrison, soy el nuevo señor de la finca Black— se presentó con un asentimiento cortés al elfo que empezó a jugar con una de las puntas de la tela que usaba como ropa.

—¿Que puede hacer Kreacher por el nuevo amo?—preguntó se manera muy reticente la criatura al ver que Harry se imponía con toda su magia, solo la oscuridad que parecía rodearlo impidió que Kreacher lo insultara.

—Tengo entendido que tu antiguo amo, Regulus te dejó una joya para destruirla— y los ojos del elfo comenzaron a llenarse de lágrimas.

—El buen amo Regulus, él le dejó el guardapelo del Señor del amo. ¡Debía destruirlo!— gritó lo último mientras se golpeaba la cabeza con un mueble hasta que Harry lo detuvo con fuerza y el elfo pareció desinflarse con la última orden.

—El pobre Kreacher, por más que intentaba nunca pudo realizar el último pedido del buen amo Regulus— y comenzó a llorar en silencio, aunque pequeños gemidos bajos se podían escuchar a veces, Harry lo miró con cierta lástima antes de suspirar.

—Kreacher, yo puedo destruir ése medallón— observó cómo el elfo lo miraba esperanzado —Si me lo traes, lo guardaré para destruirlo en la próxima celebración, el solsticio de verano es una perfecta ocasión, a cambio... te dejaré tomar tres objetos de tu maestro Regulus, serán tus tesoros y si continúas siendo un buen elfo, recibirá más, sé que querías mucho al joven Black— terminó, y hubo otro estallido de llantos por parte de la criatura antes de desaparecer y regresar con el guardapelo, así como sus nuevos tres tesoros para mostrarselos a Harry; los cuales eran una bufanda de Slytherin, un marco con una foto de Regulus y Walburga probablemente en su graduación de Hogwarts y un bonito par de gemelos de plata y zafiros en forma de can. Harry recibió con amabilidad el horrocrux y agradeció solo para volver hacia su baúl y tomar un pequeño saco con un par de galeones.

—Tomará ésto y comprará suficiente tela para hacerse tres pares de túnicas con la cresta Black del lado izquierdo y la Peverell y Potter del derecho en hilos de plata ¿Eres bueno en la costura? ¿O debería mandarlo a hacer en algún lado?— preguntó.

—Kreacher puede, maestro Harrison—

—Bien, con lo que sobre compre suficiente comestibles, probablemente mañana por la noche ya estemos instalados en Grimmauld Place— un asentimiento de la criatura y ésta desapareció.

Harry se dejó caer en el diván con un suspiro murmurando acerca de lo excitables que eran los elfos domésticos. Su tía le regaló una sonrisita amable desde detrás de  su libro intentando levantarle el animo cuando una nueva carta llegó en un búho del Ministerio a través de la ventana. Bodhmall miró con curiosidad mientras abría la misiva de su nuevo aliado, el buen Cornelius y no pudo sino sonreír presuntuoso ante las nuevas noticias.

—Familia, me complace informar que nuestro posible nuevo tutor de leyes mágicas ha aceptado reunirse con nosotros dentro de tres días— su tía levantó una ceja esperando un nombre pero Harry se negó a revelar nada, solo había una persona lo suficientemente viciosa, astuta y cruel como para enseñarle sobre el Ministerio y su papel dentro del Wizengamot.

Sí... solo había una persona que se le venía a la mente. Tendría que recordar recompensar muy bien a Fudge.





Cuando sus pertenencias estuvieron debidamente instaladas en la antigua casa Black y diciéndole a Kreacher estaría de vuelta para el almuerzo, Harry dejó a su tía en compañía de un sorpresivamente amable retrato de Walburga; que tras oír la ascendencia y los poderes de Petunia, había dejado de gritar acerca de sangre sucias y traidores a la sangre, el joven marchó en dirección a Gringotts donde, tras explicar el motivo de su visita siguió a un gobblin hacia la oficina del regente de la casa Black, una vez llegaron, el duende frente a él dio unos suaves toques en la puerta antes de entrar, lo escuchó hablar con Bersek en idioma gobblin antes de asentir y abrir un poco más la puerta para que el mago ingresara.

—Lord Harrison Potter, señor de la finca Black— lo anunció el duende que lo había guiado y Harry ingresó a la oficina.

Frente a él se encontraban dos personas que conocía, sin embargo, apenas había cruzado palabras con ellos.en su anterior línea de tiempo, dio un asentimiento primero al gobblin, pues estaban en sus dominios y luego al par de esposos antes de tomar asiento.

Una vez allí, un servicio de té apareció y Harry se ofreció como anfitrión, sirviendo a Bersek, y a los esposos una taza de té antes de sí mismo y procedió a mirar en silencio a la pareja durante unos minutos.

—Te pareces mucho a Bellatrix— fue lo primero que dijo Harry, inclinando un poco la cabeza hacia la izquierda —Pero tus ojos son más claros, y tu nariz y labios son parecidos a los de Narcissa más que a los de tu hermana mayor— la mujer de largos cabellos castaños y fría mirada marrón permaneció en silencio, una sangre pura desde la raiz de los cabellos hasta la punta de los pies, entonces se giró hacia el hombre.

—Edward Tonks— lo llamó y hombrecito rubio casi dio un salto en su asiento antes de dar un breve asentimiento en su dirección —¿A qué te dedicas?—

—Soy abogado— respondió confundido, sus ojos azules pasaban de Harry a su esposa casi con pánico. No entendía muy bien para qué habían sido convocados aunque su esposa parecía tener una ligera sospecha,y aún así, no le había comentado nada.

—¿En el mundo muggle o en el mágico?— volvió a preguntar Harry, ésta vez más curioso, sus profundos ojos verdes jamás se alejaron del hombre, como un depredador cuya presa está en la mira.

—En ambos, de hecho— contestó, al ver la mirada intrigada de Harry procedió a explicarlo mejor —Nos especializamos en casos de mestizos o nacidos muggles que tengan problemas con la ley tanto mágica como muggle— Harry de vio pensativo y solo pronunció un suave ''Hmm''.

—¿Es un trabajo estable? ¿Puedes con éso mantener una casa para Andrómeda? ¿Para tu hija? ¿Todo ello sin recortes de gastos? ¿Una vida cómoda?— el hombre comenzó a ponerse de un brillante rojo y el rostro de Andrómeda se desfiguró en una mueca de desprecio tan parecida a la de Narcisa que casi quiso reír, definitivamente eran hermanas.

—Usted no tiene ningún...— con voz agitada la mujer iba a comenzar a reclamarlo por lo que Harry levantó una mano y la miró con fuerza, Andrómeda cerró la boca con fuerza y se puso aún más rígida en su asiento.

—¡Silencio, mujer! Estoy hablando con tu esposo. Algo que definitivamente no hizo tu padre optando por dejar que tu madre hiciese lo que se le apetecía— la boca de Andrómeda pareció olvidar todo su entrenamiento sangre pura y se abrió sin su consentimiento de manera poco decorosa, pero solo fueron unos segundos antes de volver a su férreo control y apretar los puños a su costado, entonces Harry se giró hacia el hombre —Su respuesta, señor Tonks—

—Tal vez nunca le di a mi Drómeda cada una de las joyas y vestidos de telas preciosas que se merecía, tal vez no le di a mi Dora los útiles de mejor calidad cuando asistió a Hogwarts, pero jamás pasaron hambre a mi lado, jamás les falto un techo, abrigo, nunca dejaría que éso les sucediera, yo me desvivo por mi familia, y haría lo que fuera por ellas— terminó el rubio, durante al menos treinta segundos Harry permaneció con el rostro inexpresivo, evaluando al hombre frente a él mientras que con cada segundo que pasaba se ponía más y más nervioso e inquieto antes de sonreírle a ambos.

—Algo que cualquier hombre haría— reconoció —Bienvenido a la familia Black, Edward Tonks— dirigió su mano hacia el hombre recibiendo un apretón de manos algo confundido. Fue entonces que se giró hacia el duende a cargo de la finca Black, una sonrisa perezosa bailando en sus labios.

—Bersek, comienza agregando de nuevo a Andrómeda, su esposo e hija al árbol familiar, así como transferir una de las casas de irlanda a nombre de ellos, la dote que estaba prevista para el casamiento de Andrómeda también irá a una cuenta conjunta de ambos, ¿No tendrás problema en adoptar el nombre de tu esposa, Edward?— preguntó Harry, notando la mirada confundida del hombre y la muy esperanzada de Andrómeda. Sí, ella amaba a su esposo y volvería a tomar la misma decisión incluso después de tantos años, pero para cualquier bruja y mago honrado, la familia siempre era lo primero y había sido un dolor casi físico ser borrada del tapiz y deshonrada por su madre y padre.

—Mi señor... yo— el chico le sonrió tranquilo y asintió hacia ambos.

—La casa Black solo me tiene a mí en estos momentos, deseo que nuevamente seamos la antigua finca llena de herederos que fue, por éso, me gustaría que tu esposo tome tu apellido y tu hija también, y si ella llega a casarse con alguien de alguna casa inferior, que su esposo también tome nuestro apellido, solo busco lo mejor para la familia, y lo mejor es que permanecer unidos, aún más en éstos tiempos— la mujer de giró a ver a su esposo con la esperanza escrita en su rostro y Ted solo la miró incrédulo antes de suspirar y asentir, no le importaba su apellido mientras su esposa fuera feliz.

—De acuerdo, sin embargo no acepto su dinero, señor— dijo el hombre, tenía cierto orgullo y no lo perdería por nada, podía soportar mansamente tener el apellido de su mujer, pero no sería un vividor y un mantenido, para éso había estudiado y ahora trabajaba, nada lo haría cambiar de opinión.

—Tonterías— desestimó Harry con uan movimiento de manos —La dote es algo que todo hombre recibe por su esposa, no hay opción en ello, y dado lo miserable que ha sido el padre de nuestra bella constelación, la casa es mi regalo de bodas tardío para ustedes— dijo.

Ted, viendo que no podría ir en contra de los deseos de su nuevo y por lo visto, caprichoso Lord simplemente suspiró y miró a su esposa con los labios apretados y ella solo le sonrió.

—Muy bien, ya que no tenemos más desacuerdos, podríamos hablar de su hija— dijo ésta vez más serio —Bersek no olvides abrir la bóveda de fideicomiso de la joven mujer, será algo atrasado pero no le privaremos de algo que cada niño mágico debe tener— ante el asentimiento del duende, Harry se giró nuevamente al par de esposos.

—Estoy al tanto de que ella es un aprendiz de auror—

—Auror Jr— respondió Ted —El invierno anterior fue promovida— dijo con bastante orgullo. Harry le sonrió asintiendo.

—Un auror Jr.— murmuró pensativamente, sus ojos verdes en algún lugar más allá de la oficina antes de enfocarse de nuevo en la pareja — No me molesta el trabajo que tomó, es inusual para una jovencita de sociedad, pero creo que las mujeres poseen una fuerza mucho mayor que la de los hombres en muchos aspectos, sé que le irá bien en su carrera, lo único que me preocupa será encontrar un posible candidato a esposo que la deje continuar con su trabajo— murmuró y Andrómeda, que nunca estuvo de acuerdo en que su hija fuera un auror asintió también.

—Nunca me gustó que fuese por ésa línea de trabajo, sin embargo creo que tal vez podríamos poner estipulaciones en un contrato, que la dejen trabajar hasta cierta edad antes de retirarse o realizar trabajo de oficina— un pensativo Harry asintió de acuerdo.

—También podríamos ver que se retire en caso de un embarazo, los niños mágicos son preciosos y no podremos dejar que por alguna razón pierda un posible nuevo heredero— Andrómeda estaba completamente de acuerdo, siendo una mujer sangre pura y criada bajo ciertas normas, no podría estar más que de acuerdo en lo dicho por el nuevo señor de la casa. Ted por otro lado, estaba ciertamente incómodo, él era un hijo de muggles y entendía que su educación antes de Howarts difería en muchas cosas, a veces quizás hasta lo molestaba, pero ahora era parte de la casa Black y si había algo que había escuchado durante años por parte de su esposa era que el honor y la sangre era lo primero en su familia.

—Ahora... veo que nos entendemos, sin embargo, hay una cosa que tendré que dejar muy en claro— la seriedad en la voz del joven muchacho era increíble y debido a que la temperatura bajó varios grados debido al estallido de magia del nuevo señor de la Finca Black, se tomaron muy enserio lo que su jefe de casa pidió —Albus Dumbledore es mi enemigo— el jadeo de Ted fue bastante sonoro pero ninguno hizo caso, la mujer mayor se veía confundida y cautelosa —Ése hombre ha hecho daña suficiente a la familia, dejó encarcelado a Sirius durante doce años en Azkaban siendo él un inocente, fue en contra del Heredero de la Casa Black, y cometió incontables fechorías en mí contra, así que no permitiré que mi casa se asocie con su grupo de vigilantes y mucho menos que Nimphadora ¿Quedó claro?— vio los asentimientos del par de esposos, pero ni siquiera éso logró calmarlo por completo.

—Nuestra querida Nimphadora es demasiado cercana a Alastor Moody y a Kingsley Shacklebolt, y ellos a su vez lo son a Dumbledore— escupió el apellido del hombre con todo el odio que sentía provocando un escalofrío en los presentes, no se suponía que un niño de catorce años tuviera tanto odio por un hombre tan alabado como lo era el director —Dentro de cinco días, cuando estén instalados en su nuevo hogar, iré a visitarlos, espero que tengan a su hija con ustedes y un pensadero, les mostraré quién es realmente Albus Dumbledore— tras éso, discutieron algunos detalles más antes de que Bersek entregara su nueva llave a los esposos y las escrituras de su nueva casa, los elfos del lugar ya habían sido alertados para que el lugar fuera habitable y tras la firma de unos documentos, Edward pasó a ser un Black.

—Solo me queda darles la bienvenida a la familia nuevamente, déjenme decirles que los Black volverán a su antigua gloria y Andrómeda... muy pronto podrás volver a hablar con tus hermanas, te lo prometo— había algo profundo y nostálgico en los llorosos ojos de la mujer, pero Harry no podía decidir si era por tristezas pasadas o por la promesa de un futuro con sus hermanas cerca.

Esperaba ver qué haría Dumbledore al ver como la perdida familia Black se aliara con los Malfoy y los Lestrange, reprimió una carcajada mientras veía a la pareja irse, el viejo director ni siquiera sabía lo que lo golpearía.

—Bueno, Bersek— se giró ésta vez hacia el gobblin que mirada complacido los documentos frente a él, nuevos magos en su banco siempre significaba mayor circulación de oro —Björn me dijo que tendría un par de maestros y tutores para mí, ¿Te ha hablado de algo de éso?—

—En efecto, señor. Aquí tengo una lista de posibles candidatos, los primeros en la lista serían más adecuados, sin embargo, todos son buenos— Harry tomó el pergamino escudriñando los nombre allí escritos, si las cejas del mago se alzaron hasta el inicio de su cabello de la sorpresa, el gobblin no dijo nada, sin embargo la sonrisa depredadora de Lord Black era de temer.

—Creo que ya elegí a dos, Bersek. Jamás creí que sería instruido por Muriel Prewett, pero tengo entendido que es muy estricta y buena en lo que hace— el asentimiento del duende fue toda contestación que recibio y Harry sonrió ante la oportunidad de una nueva aliada, tener a una de las más influyentes del lado de la luz del Wizengamot definitivamente sería un golpe para Dumbledore—Ahora, para la capacitación y enseñanzas de mi tía en cuanto a sus dones de druida, supongo que el Sr. Lovegood es una buena opción, pero necesito que haga el contrato más absurdamente cerrado que pueda formular, no quiero que pueda decir ni una sola palabra de lo que aprenda en mi casa a ningún alma o retrato, el hombre es demasiado abierto y amable para su propio bien, no deseo que ninguno de mis secretos sea revelado— con un último asentimiento y una despedida rápida, Harry se retiró, otro duende lo llevó a la entrada del banco y si no fuera por que s e había puesto la capucha, se habría delatado frente a Molly Weasley, frunció el ceño, pero no dijo nada, no quería hacer conclusiones apresuradas, pero la llave en sus manos había sido marginalmente conocida para él.




Suspiró cuando vio la mirada triste de su madre en medio del callejón Diagon, bueno, parecía ser que su tiempo de descanso había terminado, ¡Y ni siquiera había comenzado realmente!
Desapareció en un chasquido mientras un gran ángel de la muerte reemolazaba su anterior escenario, Little Hangleton era sombrío desde el cementerio, pero debía hacer ésto, se lo prometió a su madre.




Solo esperaba no tener que matar al Señor Oscuro... otra vez.





Cuando Severus Snape escuchó el sonido típico de una llamada flú en su chimenea, no esperó ver el rostro de Harry Potter, era peligroso en el mejor de los casos y fatal si es que el director se enteraba, por lo que rápidamente hizo un gesto al chico e ingresó a las llamas verdes apareciendo en una sombría pero agradable sala de estar.

—Bienvenido a Grimmauld Place.número doce, hogar de la ancestral y noble casa de los Black— el chico hizo una reverencia absurda y la sonrisita descarada en sus labios delataba su sarcástico sentido del humor. Severus estuvo tentado a rodar los ojos pero solo dio un asentimiento.

—Lord Black— lo saludó y Harry hizo una pequeña mueca mientras lo invitaba a sentarse y un servicio de té aparecía.

—Llámame Harry. Después de todo somos aliados, Severus— y el pocionista resopló.

—Nunca te di permiso de utilizar mi nombre— atacó, sin embargo, una media sonrisa apareció en sus labios al ver la mirada avergonzada del chico frente a él —Pero ya que insistes en llamarme así, planeo hacer lo mismo, Melínoe—

Severus no había pretendido que su voz sonara de manera tan coqueta, pretendía avergonzar al chico y lo había hecho, pues sus mejillas rosadas eran indicio de ello, sin embargo no había previsto que la vergüenza también lo invadiera.

—Nadie me ha llamado así, supongo que puedes hacerlo, después de todo es mi segundo nombre— la sonrisa del chico era cálida —Sin embargo mis gracias sociales llegaron hasta aquí— murmuró otras dar un sorbo de su té —Tengo a Voldemort en mi sótano, ¿Me ayudas a conseguirle un cuerpo?—

Harry creía que la reacción del hombre frente a él era exagerada, el pocionista en cambio, sabía que escupir aquel desafortunadamente delicioso té de jazmín era perfectamente razonable, nadie, jamás, pasa de un tema a otro de manera tan abrupta y más aún cuando trataba del señor oscuro. Miró al sonriente muchachito frente a él y se masajeó las sienes. Ése mocoso sería su perdición.

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