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Hogwarts

Capítulo trece: Hogwarts.

"...Soltar cosas es aún más importante que añadirlas..."


Regresar a Hogwarts no se sintió tan como en casa como lo había sido alguna vez en el pasado, Harry supuso que tenía mucho que ver con que ahora tenía un verdadero hogar.

Durante el viaje en tren decidió buscar un compartimento vacío, sin embargo se encontró tomando asiento con Luna Lovegood; a quien no le había importado que lanzara un hechizo de bloqueo a la puerta siempre que compartiera un poco de sus conocimientos sobre magia olvidada, el cómo ella estaba al tanto de aquella información seguía siendo un misterio, pero en el pasado le había gustado Luna, y hasta ahora no había salido corriendo luego notar las pequeñas cosas que hacían a Harry diferente, como la palidez extrema, la frialdad en su piel o la falta de pulso, aunque intuía que probablemente pensara que era un vampiro.


Rió para sus adentros imaginando lo que Barnabas diría sobre aquél pensamiento, pero sin embargo, decidió educar a la rubia, quien como toda Ravenclaw le dio toda su atención a lo que impartía.

Fueron al menos dos horas de oratoria antes de que unos delicados golpes lo cortara a la mitad de una interesante teoría sobre como la magia de sangre combinada con runas y sanación oscura podrían curar una gran mayoría de las maldiciones generacionales que existían.

Con un movimiento de mano Harry reveló quien estaba detrás de la puerta y sonrió al ver de quien se trataba, bajó los hechizos de bloqueo y dejó que otro rubio se ingresara a su compartimiento. 


-Lord Black- saludó en un murmullo respetuoso, Draco, cerrando la puerta detrás suyo, tomó asiento frente a ambos y saludó con un asentimiento a la niña al lado del señor de su casa materna. 

-Draco- saludó Harry, un atisbo de alegría en su voz -Ha pasado un tiempo ¿Cómo está tu madre?- preguntó, logrando que el otro muchacho se relajara y que se sintiera un poco más cómodo. 

-Está bien, muy comprometida en cuidar de nuevo de la Tía Andrómeda ahora que se ha confirmado su embarazo... estoy seguro de que será un niño- dijo el rubio con convicción, a su lado, Luna inclino levemente la cabeza, mirando por algunos segundos al vacío. 



-La familia Black prosperará nuevamente... - la voz de Luna se oscureció en su tono antes de que su mirada nuevamente se perdiera en algún punto entre los asientos y las ventanas antes de decir -¿Lestranges?... Muerte- un frío intenso inundó el compartimiento; logrando sacar a Luna de su estado casi catatónico y estremeciendo al pobre Draco que casi pareció fundirse en las paredes del compartimiento. La altura de Harry pareció aumentar mientras abandonaba cualquier intención de normalidad; el amago de respiración se detuvo, el parpadeo y cualquier emoción en su rostro se detuvieron, solo quedó una figura pálida y de rostro cadavérico que los miraba con toda la atención que los enormes ojos negros podrían.

-¡Harry!- siseó Draco, el rostro del Maestro de la Muerte se giró hacia él, notando como se abrazaba a sí mismo y el vaho saliendo de sus labios debido a la baja temperatura.



El muchacho de cabellos negros hizo una mueca y asintió en su dirección, reunió toda su magia de nuevo, pero apariencia sobrenatural permaneció mientras se acercaba a una dolorosamente silenciosa Luna... la tomó de ambas mejillas ignorando el jadeo tembloroso y las lágrimas en sus enormes ojos de muñeca.


-No mires hacia donde puedas asustarte, pequeña Luna- habló en voz baja, sin embargo, en el silencio de sepulcro dentro del compartimiento se oía tan fuerte como una gota de lluvia y tan silencioso como un cañón -Aquí hay demasiado en juego como para dejar que algo tan vago como una profecía entre en juego- los largos dedos de Harry, que terminaban en garras apretaron su agarre al rostro de la pequeña tercer año antes de soltarla.



El sonido pareció volver a llenar sus oídos, la temperatura volvió a la normalidad, Harry se sentó nuevamente en aquella postura jorobada que le quitaba altura y sus ojos volvieron a ser brillantes y verdes, pero un poco más fríos y espeluznantes, y durante varios minutos nadie dijo nada, hasta que el golpeteo de la señora del carrito de dulces hizo saltar de sus huesos a ambos rubios.


Una vez la vieja mujer se marchó, el silencio incómodo se instaló mientras Draco abría un par de paletas de sangre, dio una fuerte inspiración antes de que su mirada vagara por el paisaje que mostraba la ventana.


-Huelo la traición- murmuró por lo bajo hacia Harry, logrando que el chico se pusiera tenso durante algunos segundos.


-¿Crees que será cercana?- preguntó el azabache, pero Draco negó con la cabeza antes de encogerse de hombros.


-No estoy seguro-


-Si lo es...- Luna interrumpió, aprentado su falda mientras miraba con determinación hacia Harry -Estaremos ahí para ti- agregó un poco insegura, pero la sonrisa suave de Harry aplacó un poco su temor.


-Siempre me gustaste mucho, Luna- agregó en tono misterioso el de ojos verdes, Draco la miró impasible pero con un asentimiento aprobó su presencia. 



El resto del viaje pasó sin incidentes, pero no era tan optimista como para creer que aquello continuaría así una vez pisara Hogwarts. Esperaba que al menos a su tía y su hermano le hubiera ido mejor en su visita... aunque hizo una mueca, aquel lugar infestado no era para todos.

























Petunia se estremeció, era al menos la doceaba vez que lo hizo desde que bajó de aquella pequeña embarcación, pero se dijo que era fuerte, le había prometido a su sobrino que haría ésto, también a Marvolo, la base de su pequeño ejército personal se cimentaría después de aquella reunión, y ella juró que lo haría, los dementores podrían ser una incomodidad, pero su determinación era más fuerte. 



-Lady Scáthach - Lestrange- se presentó ante el auror que estaba en la recepción de la deteriorada edificación mientras entregaba un par de documentos firmados por la misma Madame Bones -Estoy aquí para una reunión con mis sobrinos- agregó, señalando una parte específica de la documentación que el irritado mago se encontraba leyendo; aquella parte en donde decía que las visitas serían semanales hasta que pudieran ordenar toda la finca Lestrange y las visitas durarían dos horas debido a que ha pasado casi ocho años desde que el último Lord Lestrange había revisado aquella carpetas.


Con un profundo ceño fruncido el Auror guió a la mujer y su acompañante a la sala de reuniones, pidiendo que traigan al mayor de los hermanos para su primera reunión.




Petunia se sentó en la incómoda silla, a su lado, Marvolo también lo hizo y durante varios minutos esperaron, sus varitas debían ser entregadas antes de ingresar a la sala, y el hombre lo había hecho, sin embargo la realización de que Petunia no poseía varita había hecho que varios aurores que los revisaban se burlaran de ella... parecía que habían olvidado que no deberían de molestar a un Lestrange, pero sobre todo, uno no debía jugar con una mujer enojada.


El suave susurro de una maldición hecha de la misma magia estancada en las paredes de Azkaban invadió el cuerpo de uno de los guardias, el más burlón de ellos; era una magia corrupta, arrebatada de cada uno de los presos que murieron debido a la locura, la inanición o por sus propias manos, sin duda una magia ideal para lo que Petunia había hecho.




-Suerte encontrando otro Druida capaz de revertir la magia de Petunia- el rostro de Marvolo estaba serio, pero sin duda estaba divertido por la expresión de asombro y miedo en el auror.




Todos sabían del valor de los Druidas en la cultura mágica, todos sabían que la magia que usaban era mucho más difícil de quitar a menos que sea otro Druida quien lo haga, Druidas de los que ya había muy pocos en el país, quizás diez si uno estaba siendo muy optimista. 




-Mi señora yo me dis...- la mirada gélida de Petunia lo calló.





-Hay muy pocas cosas que podrán enojarme, señor Auror- murmuró con voz dura Petunia -Ciertamente poco me importa ser testigo de tu mente estrecha al burlarte de mi por no tener una varita, sé que soy más peligrosa con mi dedo meñique que tu con varita en mano...- dijo dando una mirada muy poco impresionada al hombre -Pero mi familia es sagrada, como me imagino que lo es para cada mago o bruja que se respete, entonces, no me importa si mis sobrinos son asesinos o torturaron a gente hace más de una década, te callarás y harás tu trabajo por que éso es para lo que te pagan, no para murmurar por la bajo como el pequeño cobarde que eres- la indignación cruzó durante un breve momento el rostro del mago sin nombre, antes de que apretara los labios y educara sus rasgos, el temor era mucho mayor, por lo que llevó a la mujer y su acompañante silencioso a esperar a sus familiares, esperando que la mujer le quitara lo que sea que se le había echado encima.



Cuando Rodolphus ingresó a la sala, se veía destruido, estaba sucio; el cabello era grasoso, las uñas largas, sucias y rotas, su mirada estaba perdida y un ojo parecía infectado, le faltaban algunos dientes cuando intentó balbucear algunas palabras y Petunia se estremeció con lo delgadas que se veían sus muñecas debajo del horrible uniforme demacrado y remendado de Azkaban. Petunia estaba furiosa, nadie merecía ser tratado de ésa forma, siendo prácticamente arrastrado por los aurores sin posibilidad de caminar por que estaba tan desnutrido que no podía caminar por su cuenta, pero también como una patética forma de intimidar a los prisioneros, pero ella no se dejó amedrantar por aquél sistema, y con todo el aplomo que poseía, dirigió una mirada digna de una arpía furiosa hacia el mago vestido de túnicas rojas, mientras tomaba entre sus brazos al prisionero medio desmayado.


-Pobre hombre- murmuró la mujer, mientras que con ayuda de Marvolo lo llevaba a sentarlo en una de las incómodas sillas -No mereces ser tratado así- continuó en voz baja, notando que por fin los guardias los dejaban a solas en la habitación, esperándolos fuera de la sala.


Con delicadeza, Petunia comenzó a limpiar el rostro de Rodolphus mientras el hombre intentaba no sin mucho esfuerzo, enfocar su mirada en la mujer. El prisionero intentaba como podía sostener las manos de Petunia, intentando no ensuciarla más en el proceso, se sentía profundamente avergonzado por su estado y por mostrarse así frente a una dama.



-Rodolphus- llamó Marvolo, apretando su antebrazo izquierdo, logrando activar brevemente su marca, provocando que el hombre se estremeciera y abriera enormemente los ojos.


-Mi señor- susurró con voz ronca y temblorosa.



-Silencio- murmura Petunia, con amables ojos azules completamente atentos al mago; y una vez está lo suficientemente conforme con la limpieza de su rostro, por fin se sienta al lado de Marvolo y frente Rodolphus.


-Tenemos mucho de que hablar, permíteme presentarme, soy Lady Scáthach, actualmente también Lady Lestrange y este es mi otro sobrino, Marvolo Peverell- ella sonrió, algo pícara mientras que a su lado, los ojos bicolores del Señor Oscuro brillaban divertidos.



-Mi señor- volvió a decir con asombro el otro mago, sus ojos brillando con lágrimas apenas reprimidas, y al lado de Petunia, Marvolo tomó de sus manos en un gesto de consuelo.



-He vuelto- respondió en voz igualmente baja.

La oleada de calidez que envolvió a Cadmus al ver la mirada de asombro y felicidad de Rodolphus ciertamente valió la pena, éste era uno de sus más leales, no lo dejaría en éste lugar, él y su hermano saldrían de Azkaban, como hombres libres o escapando, pero no los dejaría pudrirse aquí.

No lo haría. 




























Harry miró cariñosamente a sus testrals, incluso al punto de acercarse acariciarlos, Luna lo siguió poco después, una suave sonrisa en sus labios y su mirada por una vez enfocada en las criaturas, Draco solo inclinaba la cabeza confundido, un poco más alejado de ellos por el bien de las apariencias pues, no había pasado mucho antes que tanto Ronald como Hermione se acercaran con velocidad a él. 


-¡Harry!- medio gritó la chica castaña, logrando que el de ojos verdes hiciera una mueca debido a sus gritos.



-Compañero, te estuvimos buscando por todas partes en el tren- comenzó el pecoso.


-¡Sí! ¿Dónde diablos estabas?- volvió a hablar Hermione.


-¿Yo? Estuve disfrutando del viaje con ésta encantadora chica- comenzó Harry, atrayendo a la rubia a su lado -Ron, Hermione, les presento a mi nueva amiga, Luna Lovegood- las cejas de la castaña se alzaron hasta casi sus cabellos debido a lo dicho.


-¿Loony Lovegood?- la boca de la chica se abrió antes de que pudiera procesar lo que dijo y se estremeció al ver la mirada enojada de Harry.


-Estás siendo increíblemente grosera, Hermione- los ojos verdes parecían brillar en su furia justa.



-Yo... lo siento, Harry- murmuró la chica.


-No es a mí a quien debes pedir disculpas- el azabache entrecerró los ojos en dirección a la castaña de pelo tupido, Luna miraba todo el arrebato con leve curiosidad y Ron no parecía decidirse entre proteger a Hermione o enfrentarse a la ira de Harry.





Los ojos verdes notaron la tensión en la mandíbula de la bruja de Gryffindor, ella era demasiado orgullosa para pedir disculpas y lo sabía, pero Luna era especial para él, en ambas vidas lo eligió siendo solo Harry cuando, de hecho, sabía que era mucho más que solo un mago adolescente promedio, entonces, sus prioridades en cuanto a amistad estaba un poco sesgada porque no sabía si podía confiar o no en sus primeros amigos, por lo que ahora se aferraba con fuerza a Luna y Draco y, esperaba que en un futuro, también Neville se uniera a su pequeño grupo de cercanos.


-Vamos Luna- Harry lanzó a Hermione su mirada más decepcionada y se alegró de que al menos se moviera incómoda bajo ella.



Guió a la rubia a uno de los carruajes y se dejó llevar por el alivió en el breve paseo, todo el tiempo que duró se dedicó a hablar con Luna, que decidió que si Harry no quería hablar del evento anterior no lo obligaría, probablemente demasiado nervioso por la revelación de Draco en el compartimiento del tren, esperando el golpe venir de cualquier dirección.



La llegada al gran comedor pasó desapercibida, había llevado a Luna hasta su mesa con los demás Ravenclaws y le dijo que vendría para el postre, que le guardara un poco de pudín, se despidió con una pequeña sonrisa mientras volvía a su mesa, saludando a sus compañeros y sentándose al lado de Neville y justo frente a Ron y Hermione, pero sin embargo decidió mantener una conversación con el chico rubio, preguntando acerca de su verano y como le había ido, tuvo la suerte de que en su rango de visión también estuviera Draco, por lo que pudieron compartir algunas miradas significativas antes de que la selección de los primeros años comenzará.



El año apenas iniciaba y Harry ya se sentía cansado.
























La noticia acerca del Torneo de los Tres Magos emocionó a la muchedumbre dentro de Hogwarts, sin embargo lo que trajo una sonrisa al rostro de Harry fue la aparición de Alastor Moody; o más bien a Barty imitando al auror con multijugos. Estaba feliz de que su recuperación haya avanzado tanto, ciertamente aún no estaba en perfectas condiciones, pero ahora solo necesitaba unos meses más de poción de nutrientes para regresar su cuerpo a las condiciones que tenía antes de incluso ser dejado en Azkaban.



Marvolo ciertamente estaba encantado con los resultados, y aunque el dolor por la separación era molesto, no confiaba en nadie más para proteger a Harry (aunque no lo necesite), Barty por otro lado, aún trataba de acostumbrarse a ser el objeto de los afectos de su señor, y éso era otra cosa, ¿no?, Marvolo le había pedido que lo llamara por su nombre, aún no era tan descarado para hacerlo solo por su cuenta, pero con un poco de ayuda lograba hacerlo a veces.


En el mes y medio que estuvo consciente, Barty se había acercado a todos en la familia, pero sobre todo a Marvolo y Harry, quienes más pasaban tiempo con él, habían formulado planes sobre los planes para poder incluir al maestro de la muerte dentro del torneo, planes para poner en libertad a los hermanos Lestrange quienes, tal como el Señor Oscuro había dicho, habían sido inocentes... al menos de la tortura de los Longbotton's.

Y tenía una muy clara idea de como lograría un nuevo juicio para ellos, lograrían que se le otorgara la libertad póstumamente a Sirius, que, incluso con su muerte ayudaría, pero antes de ello, tendría que mandar una carta a Gringotts para ver cómo iba la compra de las acciones del profeta.


Sus amigos no le habían habían dirigido la palabra la noche del banquete de bienvenida, "enojados" por su actitud aquélla noche, a Harry podría importarle menos aquél pobre intento de manipulación, el estaba por encima de ello. De hecho, las miradas airadas en su dirección comenzaban a irritarlo por lo que pasó sus primeros días en Hogwarts dedicándose a conocer a sus compañeros de cuarto.




Sorprendentemente Neville se convirtió en un gran confidente (de secretos de poca importancia, pero secretos al fin y al cabo), junto con Luna pasaban el tiempo caminando por los jardines o poniéndose al día en la biblioteca, siempre le había gustado la enseñanza; el Ejército de Dumbledore solo cimentó ésa idea, Marlovo también era un buen maestro... al igual que Barty, La Muerte siempre había dicho que las almas más torturadas eran aquellas que elegían la enseñanza como su gran pasión. 



Y era divertido, pero también tenía algo de verdad.




Entonces, las primeras dos semanas de clases las había pasado con Neville y Luna, ocasionalmente cruzando breves miradas indiferentes con los antiguos miembros del famoso trío dorado, y unas cuantas más amables con Draco que, había mantenido su distancia en toda la guerra fría que se estaba desatando entre Harry y sus amigos, la fabrica de chismes de Hogwarts tenía una apuesta abierta de cuando toda la mierda se desataría.






Y para su absoluto horror, fue el mismo Draco quien había ganado la apuesta, pues él fue el único que apostó que probablemente la confrontación sería antes de una lección de pociones, y Harry lo odió por ello.





Estaba realmente cansado, los insultos susurrados cuando se cruzaban, las miradas airadas, las muecas cada vez que hablaba demasiado alto con Nev en la sala común o cuando dejaba ver a los maestros lo en serio que se estaba tomando sus estudios éste año, de a poco, y de forma tan imperceptible, se estaba haciendo de una reputación, Ron y Hermione estaban dificultando sus planes, y era increíblemente molesto pero no había otra opción más que ignorarlos, actuar de forma violenta no lo ayudaría a la larga, y aunque odiara el papel de víctima, tenía cierto encanto la historia del adolescente torturado y marginado, entonces, entre la molestia de ser boicoteado por sus antiguos mejores amigos, las constantes cartas con Marvolo hablando de la gran mejora de Rodolphus, y los gobblins hablando de lo difícil que es hacerse con las acciones del Profeta; pero que no se habían divertido tanto en años... sí, estaba un poco muy estresado.






Por éso había estado tan amargado cuando todo sucedió, tendía a ir por la yugular cuando lo molestaban demasiado, y Ron junto con Hermione lo habían probado en carne propia.

Aquella había sido una mañana tan tranquila, y realmente había tratado de ignorar la sensación de que algo sucedería, ignoró las miradas fulminantes de Ron y Hermione durante el desayuno y se llevó a Neville con él en la mesa de Ravenclaw a comer algo liviano antes de sus clases dobles pociones.




Veinte minutos antes de sus clases se despidieron en las puertas que daban al jardín pues Luna tenía Herbología, Neville y Harry bajaron a las mazmorra en dirección a pociones, era aquí cuando la cosa empezaba a complicarse, pues, esperando a que Severus abriera las puertas de sus laboratorios, los insultos apenas murmurados por Ron habían comenzado y, de verdad, no podía hallar dentro de sí sorpresa por la actitud del pelirrojo, pero lo ignoró, como lo había estado haciendo durante las últimas dos semanas.




Convenientemente, de nuevo, Hermione permaneció en silencio, no era la primera vez, siempre que hubo una pelea entre ellos, ella nunca tomaba un partido, aunque su infantil enamoramiento siempre la inclinaba hacia Ron, lo hizo en el pasado en su primera vida y lo hacía de nuevo en ésta, otra vez; la sorpresa ya era poco común al relacionarlo con éstos dos.

Pero Neville, que había crecido mucho en éstas semanas y comenzó a enojarse en nombre de Harry.

-¡Podrías simplemente cerrar la boca!- le gruñó el adorable Neville con enojo a Ron, quien de la pura sorpresa abrió la boca como un idiota... las risitas de los Slytherin podían escucharse de fondo, solo logrando avergonzar más al pelirrojo -En serio, es entendible que tengas una erección de fanático por Harry, pero chico, ésto es simplemente humillante- el gritito estrangulado de indignación de Ron fue simplemente delicioso, y Harry se lo hizo saber a Draco con una leve sonrisa, el rubio lo miraba divertido desde el otro lado del pasillo -Todas las noches te escuchamos en los dormitorios lloriquear como un perra sedienta de atención solo por que Harry no te digna ni con hora del día y es molesto- el ceño fruncido de Neville se hacía más y más  pronunciado y los estudiantes comenzaron a rodear al cuarteto de Gryffindors -Puedo entender como Harry no querría pasar más tiempo contigo, por que simplemente eres insoportable-



El silencioso reinó en el pasillo por unos tortuosos minutos, las serpientes parecían luchar contra sus impulsos de querer besar a Neville por al fin poner en su lugar a Ron y su disgusto por que el también era un león y Hermione, bueno, ella se veía simplemente furiosa.



-¡Harry es nuestro amigo!- empujó con fuerza a Ron detrás suyo mientras se enfrentaba a Nev, quien apenas si levantó una ceja en dirección de la niña -Hemos estado a su lado desde primer año y siempre hemos sido solo nosot...-



-¡Ah!- alzó la voz Harry -Estás equivocada- habló, disfrutando demasiado del caos que estaba provocando, tal vez debería hacerlo más a menudo -Déjame recordarte que yo no elegí a ninguno de ustedes como amigos- y ahora que lo pensaba mejor, lo que decía era cierto -Ron sólo se pegó a mí porque era famoso y tú sólo te acercaste a nosotros después de que me vi en la obligación de salvarte del troll cuando no pudiste controlar tu sentido de superioridad logrando que todas las demás niñas de once años se pongan en tu contra- Harry observó curioso como Hermione retrocedió como si alguien la hubiera golpeado -Además, es interesante como, cada vez que hago algo que particularmente no le gusta a ninguno de ustedes, deciden ignorarme o simplemente ponerse en mi contra- sus ojos verdes recorrieron con disimulo a sus compañeros de Gryffindor, notando como tentativamente algunos asentían con la cabeza -¿Recuerdas cuando en nuestro segundo año todo el castillo me odió por hablar parsel e incluso ustedes no podían ser capaces de estar a mi lado por miedo?- preguntó, varios de sus compañeros se estremecieron ante el recuerdo -O incluso éste año, cuando la primera noche te pedí que te disculparas con mi nueva amiga por ser una perra grosera, pero te creíste mejor que cualquiera y te negaste a hacerlo y desde entonces dejaste de hablarme... por que éso fue exactamente lo que pasó- los susurros comenzaron a aumentar mientras el rostro de Hermione se iba poniendo más y más rojo, al menos así fue hasta que las puertas del laboratorio se abrieron, y la alta figura oscura del maestro de pociones se alzó sobre ellos.


-¿Qué están esperando?- preguntó al ver como todos los niños se quedaron quietos, como si no pudiese verlos solo por que dejaron de moverse, algunos Gryffindors incluso dejaron de respirar  -¡Adentro!- gruñó el hombre, logrando que los adolescentes lograran ingresar al aula. 

-Te odio- murmuró por lo bajo Harry, mientras se cruzaba con Draco, el rubio solo reprimió sus risas y continuó su camino.




Un gran peso se levantó de los hombros de Harry, el constante acoso de Ron Hermione lo estaban volviendo loco y su
intento de ataque, frente a las serpientes nada menos, lo había llevado al límite, estaba cansado y enojado, no podían culparlo si todo se volvió demasiado cruel muy rápido, además, Neville lo había iniciado todo.

-Creo que has logrado enamorar a algunas de las Slytherin con aquella cantidad de sarcasmo y crueldad- murmuró Harry a su compañero de poción, la cantidad de aire que lleno los pulmones de Neville ciertamente logró asustarlo, además, la capacidad que tenía el chico para atragantarse con su propia saliva era algo muy impresionante.



Harry pasó el resto de su clase con una sonrisa burlona mientras que Neville lo miraba con los ojos entrecerrados.


Realmente, realmente le gustaba mucho Neville como su nuevo amigo.


















Octubre casi ya estaba llegando a su fin y la ruptura del trío dorado era irremediable, Harry aún hablaba con chicos de su año y casa, Neville sobre todo, e incluso con otros miembros de la familia Weasley; como los gemelos, y a veces cruzaba algunos saludos con Ginny, pero Ron y Hermione ni siquiera merecían tal dignidad, sus insultos por lo bajo hacía mucho que lo habían cansado y las respuestas pasivo - agresivas de la castaña de cabello tupido no estaban ayudando. Quizás el antiguo Harry hubiera perdonado toda la situación; lo había hecho en su antigua vida, pero ya no era el mismo, tampoco quería volver a serlo, había dejado que demasiadas personas le pasaran por encima, incluso sus tan bienintencionados amigos... ya no lo permitiría, por ello fue que no hizo ni siquiera el intento de ofrecer perdón o una tregua, por que en la situación él no había sido el culpable y no era quien actuó mal. 



Entonces simplemente pasó de ellos, tenía mucho trabajo que hacer, sobre todo con la compra de acciones del Profeta, hasta el momento tenía el 45% de las acciones, el resto se dividía en un 35% para el ministerio y unos 25% en acciones individuales a diferentes magos, el poder que tenía era suficiente, pero como Bjorn había dicho, era mejor tener tanto poder sobre los medios como uno podía, por ello seguía pidiendo a su gerente de cuentas que monitoreara algun cambio en las ventas de acciones. 


Hoy era el día en que cambiaría todo, en el mapa había estado viendo cada vez más a Ron yendo a la oficina de Dumbledore, así que éso significaba que el viejo estaba demasiado relajado como para intentar entrometerse en los asuntos de Harry, por lo que con  Cadmus idearon un plan para mantenerlo lo suficientemente alejado del hombre en la escuela, entonces, tal vez hayan aplicado una redirección de correo en el mago sin que siquiera lo sepa, cortesía de los elfos, una poción sedante de Severus y la idea de Cadmus; él solo había sido el ejecutor del hechizo.


Si varias cartas del Ministerio dirigidas a él durante la noche anterior se perdieran en el camino, bueno, aquello fue bienvenido, y solo por ello fue que la portada del Profeta de aquella mañana había sido una sorpresa.






"SIRIUS BLACK DECLARADO INOCENTE POR EL WIZENGAMOT "








Ah, el sonido de Dumbledore atragantado con el té de la mañana era simplemente magnífico, se aseguró de mirar fijamente al mago anciano para luego poder enviarle el recuerdo a su querido hermano, logró cruzar una pequeña mirada con Severus, notando la diversión del pocionista en sus brillantes ojos negros y casi se sintió sonreír... lo extrañaba.


Extrañaba poder cenar con el, a veces con su familia, otras veces a solas mientras hablaban de uno y mil temas interesantes. No podían hacer éso aquí, solo podrían estar a solas durante sus detenciones pero éso apenas y saciaba la comezón de querer su compañía. Sin embargo, no podía hacer mucho, al menos no hasta el inicio del torneo, cuando planeaba esconderse en la Cámara de los Secretos y tal vez secuestrar durante algunas horas al hombre.




Por el rabillo del ojo notó a Dumbledore desaparecer por la puerta de maestros, probablemente yendo en dirección a su oficina a tomar el flú, los maestros se veían conmocionados por las noticias del Profeta, pudo ver que Ron y Hermione no tenían ni idea de cómo actuar frente a la noticia de que el padrino de Harry había sido declarado un hombre inocente, Neville a su lado, quien ya había leído su propio periódico, simplemente le dio unas palmaditas en la espalda y lo felicitó por su padrino. 


Harry solo suspiró pero asintió hacia su mejor amigo, de alguna manera sentía que le falló a Sirius a pesar de que fue al revés, se preguntaba cómo reaccionaría el Wizengamot cuando Gringotts avisara que Lord Black de hecho, ya estaba muerto.






Podía imaginar el revuelo que causaría, sobre todo por que la noticia no saldría hasta después del anuncio de los campeones del torneo, entonces, por el momento solo sería la persecución infructuosa del Ministerio tratando de encontrar a Lord Black y traerlo de regreso al lugar donde pertenece. Harry apretó los labios al sentir cierta diversión, notando no por primera vez que se había convertido en un pequeño gremlin del caos cuando estaba aburrido, justo como lo era su madre. 


























Lejos de allí, más específicamente en dirección al mar del Norte, Petunia nuevamente iba de visita a la prisión de magos, era la octava vez que visitaba a Rodolphus y ésta vez llevaba una caja de almuerzo para compartirlo con el mago, la primera vez que se encontraron el pobre hombre se veía horrible, y algo profundo en el corazón de Petunia se conmovió, y se decidió por cuidar del mago tanto como se lo permitían en aquella isla infernal.





Entonces, había comenzado con cosas pequeñas, como comida y un pañuelo ofrecido cuando las manos estaban demasiado sucias para tomar los alimentos, ahora, tras la sorpresa inicial, el hombre, hambriento de cualquier tipo de tacto, se dejaba hacer por ella, cerrando los ojos y suspirando cuando las cálidas y suaves manos de Petunia terminaban su labor.




El corazón de la sacerdotisa se encogía cada vez que notaba los brillantes ojos azules del mago mirarla con tanto agradecimiento. Se prometió a sí misma que éste mago jamás volvería a sufrir si ella podía evitarlo ¿Qué si era un asesino? Ella también lo era ¿Qué era un terrorista? Literalmente estaba liderando un conspiración y sedición con su sobrino, Rodolphus Lestrange había sido torturado y humillado a tal punto de que había pagado con creces su deuda con la sociedad.


Cadmus observó con atención a su... no sabía muy bien cómo definir su relación con Petunia, pero definitivamente era familia, entonces la observó, conocía bien la expresión de determinación en su rostro, era la misma que vio incontables veces en el rostro de Harry. Reprimió su sonrisa mientras esperaban a que Rodolphus llegara, el auror que los había insultado la primera vez trata; de manera infructuosa, de hablar con la mujer con la esperanza de entrar a sus buenas gracias. Claramente ella lo ignoraba con crueldad en espera de su pariente lejano, que, en cuando llegó, lo envolvió en sus cálidos brazos, era el primer abrazo que el mayor del los hermanos Lestrange recibía en más de una década, y sí Rodolphus soltó algunas lágrimas, ninguno dijo nada, los brazos de Petunia solo se apretaron más alrededor del mago y lo guió hacia su asiento, tenían mucho de que hablar.




















Pequeña nota: bien, tenía éste capítulo desde hace dos días terminado; sin embargo, me he convertido en una procrastinadora desde que comenzaron las vacaciones en mi Universidad, pero se supone que lo he revisado ahora para corregircualquier error, y esperemos que haya funcionado.

El punto, a Metamorfosis le quedan 2 capítulos antes de terminar, y no les quiero mentir chicos, pero me obsesioné con Wednesday y ahora estoy escribiendo una fic de mi pareja de psicópatas favorita (Wednesday y Tyler), estoy muy emocionada por que es la primera fic "hetero" que hago en mucho tiempo, así que espero que vaya bien, pronto tendrán noticias de ello.

Ouroboros por otro lado, obtendrá una actualización cada vez que un capítulo de metamorfosis se suba, esperemos que la musa ataque pronto para ésa obra o las cosas por aquí se enfriarán un poquito, pero no lo dejaré sin terminar, no se preocupen. Solo quería comentarles comp sería la actividad por aquí y que esperae, pero me mantengo con esperanza de que todo avance muy rápido...

Arriba las esperanzas abuelita.

Tengan una gran noche buena 💚

Y feliz Navidad para aquellos que ya lo están celebrando.
 
No se olviden de darle amor a la fic 😁

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