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El arte de la guerra

Capítulo 7: El arte de la guerra.

   ''...La excelencia suprema consiste en romper la resistencia del enemigo sin luchar...''



Harry rodaba los ojos mientras tomaba una bonita daga ceremonial de plata; tenía algunas incrustaciones en piedra lunar que ayudaría mucho para el ritual debido a sus propiedades curativas, entonces se cortó la muñeca con ella, el corte horizontal no permitía que tanta sangre llenara la copa para el ritual pero ciertamente era más fácil de curar, aunque no es como si pudiera morir, por que demonios, ¿Qué parte del asunto de amo de la muerte no se entendía?

Pero en fin, Harry estaba fastidiado por la reprimenda que estaba recibiendo de Severus, quien malditamente no dejaba de decirle que secuestrar a señores oscuros y mantenerlos en el sótano de la casa no era una conversación apropiada para el té de la tarde. ¡Una tragedia! Pero sin embargo continuaron preparando cada ingrediente y runa en un círculo en el suelo del sótano para la resurrección del Señor Oscuro Voldemort.

Su madre los miraba desde un rincón oscuro del sótano, atenta a cualquier eventualidad, aunque sus dotes en pociones habían aumentado considerablemente en el tiempo que estudiaba con su madre en el espacio zero; como había llamado a ésa falla de la dimensión donde no había tiempo, aún no estaba al nivel de un maestro pocionista, por lo que necesitaría ayuda de Severus para ésa parte del ritual, él estaba mucho más versado en las runas, fue lo primero que le enseñó la Muerte y le gustaron tanto que la primera vez que fueron al espacio zero se quedaron un mes entero, tenía un talento especial para runas que venía de su ascendencia Peverell, por ello fue que Voldemort en su línea de tiempo anterior también había resucitado; por su don natural en Runas.


Miró el círculo hecho con sal y diferentes hierbas que servían no solo para sanar el alma sino también el cuerpo, maldijo su estupidez por haber entregado la piedra filosofal en su primer año, todo podría haber sido más fácil con ella, pero no, Dumbledore era un hijo de perra, pero uno muy inteligente, suspiró mientras dejaba lo último de sus ingredientes cerca suyo antes de acercarse a la puerta del sotano que daba a las escaleras que lo dirigían al primer piso.

—¿Qué estás haci...— Severus lo miró ir hacia la única salidad del lugar y posar la mano sobre la madera antes de que una niebla oscura saliera de su cuerpo y que unas protecciones incluso más fuertes que Hogwarts y Gringotts juntas se levantaran alrededor de la habitación.

—Mi tía y mi primo están en la biblioteca teniendo una clase con su tutor, si Tom se sale de control cuando despierte no pienso arriesgar a nadie, por eso mismo usarás ésto— dijo mientras giraba y se acercaba al hombre entregando el manto de invisibilidad al maestro de pociones.

—Maldita sea— comenzó a murmurar mientras encendía las velas para el ritual; estaban en puntos estratégicos del círculo rúnico en los colores blanco, gris y negro —No quería lidiar con Voldemort tan malditamente pronto, pero debe hacerse, al menos así me libraré de un problema o conseguiré un aliado— Harry seguía murmurando para sí mismo. Severus lo miraba casi incómodo por la perorata, pero se mantuvo en silencio observando al chico hacer lo suyo.

El rito fue bastante rapido, un poco parecido a aquél en el que se consiguió un cuerpo físico en su antigua línea del tiempo, pero con el agregado de que también recibiría su alma completa otra vez, con ayuda de su madre recuperó el alma perdida del diario y el que residía en su cicatriz, así que allí estaban, en ése oscuro sótano de la casa Black, con un montón de runas y velas en el piso, los horrocruxs que sobraban fueron puestos alrededor del círculo rúnico y justo en medio; yacía el homúnculo que alguna vez fue Voldemort, dormido gracias a una poción, sin embargo, cuando su alma regrese a su cuerpo despertaría por el dolor.

—Bien... es tiempo— murmuró, tierra de cementerio fue puesta alrededor de la criatura; como un suave catre sobre el que el homúnculo fue puesto, seguido de polvo del hueso del padre robado de su tumba; Harry no sabía muy bien cómo hacer el ritual, él era amo de la muerte, no creaba... destruía, pero no podía echarse atrás ahora. Un suspiro tembloroso salió de sus labios a pesar de que no lo necesitaba y tras la mirada de aliento que su madre le dio, continuó con mucha más determinación.

—Severus la sangre— murmuró y el pocionista aún con la capa puesta sobre sus hombros le entregó la copa que Harry había llenado de su propia sangre negruzca.

—Sangre conectada a ti, revivirás a la familia— susurró por lo bajo mientras el líquido iba cayendo sobre la tierra humeda y el polvo blanquecino de los huesos robados, lo último que Harry hizo fue echar una poción altamente oscura sobre cada uno de los horrocruxs y lo que quedaba sobre el homúnculo.

Lo que sucedió después fue confuso para Severus, solo vio a Harry siendo rodeado por un remolino de magia oscura, sus manos se unieron al círculo rúnico transfiriendo así su propia magia a Voldemort que poco a poco iba transformando su propio cuerpo.

La escena parecía sacada de una película de terror, de ésas que Harry había visto a escondidas de su tío, el hueso iba formándose y sobre él el músculo y el cartílago, los tendones se hacían visibles así como las venas y arterias principales antes de que todo ello fuese recubierto por piel.

La parte fácil había acabado, lo siguiente sería doloroso y Harry se preparó, con una mano aún conectada al círculo de runas; alzó la otra logrando convocar una burbuja protectora alrededor de Severus y comenzó.

—Es tiempo, madre— habló Harry y la mujer de palidez extrema y vestida de negro se acercó también, sin embargo sus manos fueron a las mejillas del nuevo rostro de Tom,  el rostro que debería haber tenido, y con la ternura de una madre, comenzó a acariciarlo mientras comenzaba a cantar un hechizo en alguna lengua muerta.

Los gritos comenzaron, a pesar de su estado de inconsciencia Tom continuaba gritando mientras uno por uno, los pedazos de su alma volvían a unirse tal y como lo había sido antes de mutilarse él mismo de aquella manera, los horrocruxs fueron absorbidos por su alma principal en el mismo orden en el que se hicieron, comenzando con el diario que, apesar de no contener más su alma, poseía vestigios de ella que ayudaron a conectar a la muerte con ese pedazo que había sido destruido y enviado al mundo espiritual. El único que quedaba era Harry, y su madre lo miró con sus cariñosos ojos blanquecinos mientras le ofrecía la mano y el sin siquiera dudarlo la tomaba.

La muerte unió la mano de Harry con la de Tom y su heredero sintió la presión en su cicatriz, con mucha delicadeza el diminuto pedazo del alma del Señor Oscuro salió de su frente, dejando atrás una sensación de dolor y pérdida y un rastro de sangre para que su cicatriz por fin sanara completamente. Y solo cuando el último vestigios de su alma se unió a Tom, el ahora hombre de aproximadamente cuarenta años abrió los ojos con grito de terror absoluto.

Respiraba pesadamente mientras sus ojos rojos iban cambiando hasta convertirse en un azul verdoso brillante, destellos del mismo verde que los ojos de Harry y del azul profundo de su padre muggle.

Tom se sentía mareado y no recordaba bien los últimos acontecimientos, seguía intentando recuperar el aliento y Harry supo en un nivel casi instintivo que la magia que lo rodeaba; oscura sí, no era dañina para él, se sentía salvaje y asustada y un latigazo de pena recorrió su ser.

—Pobre niño— murmuró con voz triste La Muerte —Tan asustado de mí cuando soy tu madre— Tom parecía incapaz de escuchar o ver a La muerte y sin embargo, parecía sentir las caricias del ente en él, relajándose poco a poco hasta volver a cerrar los ojos.


—Pobre Tom... a veces la muerte es más un consuelo que otra cosa— murmuró Harry mientras que, con algo de duda dejaba una caricia en los cabellos oscuros del antiguo Lord Voldemort.

—Soy el único que piensa que fue casi anticlimatico— la voz de Severus se oyó y Harry se giró a mirarlo mientras salía de la capa y comenzar a desaparecer los restos del ritual, el menor contuvo una sonrisa y con un ligero hechizo trasladó a Tom a la cama improvisada que había preparado y lo dejó allí descansando para comenzar a ayudar a Severus.


Diez minutos después, parecía un sótano mágico perfectamente normal y no uno en el que se realizaron la más volubles de las magias del alma y la oscuridad en busca de la resurrección del Señor Oscuro más poderoso de los últimos quinientos años, todo estaba tranquilo y tanto Severus como Harry se sentaron en cómodos sillones esperando a que el hombre ahora dormido despertara para comenzar a darle las pociones que necesitaría para recuperarse, después de todo su cuerpo aún no se veía del todo muy saludable.

—Debes pensar en el camino para él— susurró Harry a su madre, que yacía sentada en la cama de Tom, cuidando de él y de su alma recientemente restaurada —Piensa en la mejor posición para él en ésta guerra, una en él que pueda alcanzar sus objetivos y los míos, una en el que será feliz— los ojos verdes de Harry recorrieron el cuerpo de Tom como si fuese un artefacto raro y peligroso al que difícilmente se acercaría pero del que estaba igualmente intrigado.
—Solo Merlín sabe lo mucho que merece algo de felicidad— terminó de hablar, solo entonces se giró hacia Severus que permanecía en silencio apreciativo.

—Estás muy pensativo, Severus— murmuró Harry, su voz rica llenando el silencio, el maestro pocionista solo dejó escapar un largo suspiro.

—Debemos hacer planes, Melínoe, muchos planes, planes de contingencia y planes de contingencia para ellos— a Harry aún se le hacía extraño ver al hombre siendo tan expresivo, pero era estimulante, si compara su Severus de ésta línea temporal con aquél que murió para salvarlo y poner fin a la guerra, podría decir que comenzaba a entenderlo, los pequeños tics y micro expresiones del hombre decían mucho. Y ser capaz de saber la emoción detrás de los gestos de un hombre que había bailado alrededor de dos grandes Señores Oscuros durante más de quince años era simplemente brillante.

La bestia orgullosa dentro suyo se removía inquienta pero concienzudamente.

—¿Qué es lo que más aprecia Dumbledore? ¿De qué es de lo que más se jacta?— preguntó al aire Harry.

—Su poder— respondió con rapidez el hombre de negro y el menor sonrió.

—¿Poder? Albus ya no es un mago joven, la totalidad de su magia es similiar a la tuya y si te exiges incluso podrías superarlo— el pocionista apretó los labios y desvió la mirada, sin saber muy bien cómo tomar el elogio.

—Yo n-no...—  comenzó el hombre, sintiendo sus mejillas calientes para su absoluto horror.

—Es la realidad— interrumpió Harry, y Severus dio una fuerte inspiración.

—Me refería al poder político— el Maestro ignoró el suave ''oh'' sorprendido del chico para continuar —¿Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos? ¿Director de Hogwarts? ¿Jefe de Magos del Wizengamot? El hombre tiene mucho más autoridad que el propio Ministro y lo sabe, ha jugado bien sus cartas— entonces lo notó, la mirada verde de Harry pareció perderse en un lugar lejano y aunque no tuviese forma precisa de probarlo, podía ver las maquinaciones dentro de esa cabecita testaruda.


—Entiendo, lo que necesitamos son políticos— murmuró por lo bajo mientras se frotaba distraídamente el mentón con los dedos —Necesitamos un Aliado en la Cámara de Lores y alguien perfecto para que reemplazar a Dumbledore en la ICW ¿Cuántos escaños posee Albus?— preguntó nuevamente.


—Él no posee escaños propiamente suyos, sino de otras familias de Luz, pero aún así son muchos, lo suficiente como para liderar el tribunal, son ciento treinta y ocho— respondió el hombre de negro.

—Entonces el partido progresista de Dumbledore lidera solo por los escaños que fueron regalados al hombre, ¿Quién es el segundo con más escaños?— volvió a preguntar Harry.

—Es Lucius, sin embargo son suyos propios, posee ciento treinta asientos y lidera así el partido tradicionalista— un silencio inquieto llenó el ambiente.

—El partido independiente no contaría mucho como aliado si no tuviera los escaños que posee, casi cien, sin embargo, ellos parecen estar muy bien siendo neutrales por lo que es Dumbledore y sus seguidores los que podrán alterar las cosas en la Cámara de Lores, ahora, estoy seguro de que Albus utilizó mis asientos para ser Jefe Brujo y ya que oficialmente soy mayor de edad definitivamente pondré mis votos al partido tradicionalista, haga lo que haga, Dumbledore dejará de ser el pilar del Wizengamot— terminó con una pequeña sonrisa sádica —No importa lo mucho que luche para tener el control sobre mis asientos, podrá alegar que soy demasiado joven para utilizarlos, pero mi tía será quien los ejecute entonces, y ella sabe que nuestro lugar es con la facción tradicionalista—

—Bueno, éso nos ayuda con Dumbledore saliendo del Wizengamot, pero ¿La Confederación Internacional?— preguntó con curiosidad el hombre mayor. Ésta vez el rostro de Harry se oscureció y soltó un breve suspiro mirando hacia el Señor Oscuro.

—Tengo un plan que incluye a Tom para ello, pero si decide que no desea asociarse con nosotros, debemos pensar en otra cosa— y la mirada de Severus se volvió hacia el hombre inconsciente.

—Él tenía metas nobles— murmuró por lo bajo —Nos hablaba de brujas y magos abusados en el mundo muggle, de cómo quería cambiar el mundo para mejor, yo creí en él, a pesar de ser un poco cruel, creí en él porque me dio la oportunidad de pertenecer—

—Supongo que sabía cómo llegar a las personas—

—No era solo éso, yo me sentía abandonado, perdido y solo con un padre indiferente y abusivo durante el verano— confesó el hombre —Y créeme, nada esvtan seductor para los abandonados como alguien que realmente los quiere—

—Él no te quería— dijo Harry con el ceño fruncido y Severus negó con la cabeza.

—No me refiero a ése tipo de querer, él me quería a su lado, como parte de sus mortífagos, vio mi potencial y lo quiso, y cuando solo estás rodeado de personas que te humillan y abusan de ti, solo deseas pertenecer, buscas aceptación—


—Supongo que estoy familiarizado con esa sensación— Harry observó como La Muerte sonreía aún al lado del Señor Oscuro y los miraba con algo misterioso bailando tras sus blanquecinos ojos, como si supiera algo que él no. Frunció el ceño mientras se removía incómodo en su lugar.


—Cartaphilus— llamó Harry, y desde las sombras su fiel grimm se materializó y caminó hacia él, decidido a llevarse algunas caricias de su amo —Buen chico, necesito que vigiles a mi tía y su tutor, cuando veas que sus lecciones van a terminar vuelve, debo hablar con el hombre— acarició brevemente detrás de las orejas del can quien le dio un par de lamidas en la mano y procedió a desaparecer nuevamente.

—Nunca mencionaste el nombre de tu tutor en las cartas que compartíamos éste mes— murmuró con curiosidad Severus.

—No lo hice, porque yo no tengo uno, se podría decir que mi madre es como mi institutriz, pero son mi tía y mi primo quien tienen un tutor que se encarga de enseñarles todo lo que un mago sangre pura debe saber— Severus alzó una ceja y Harry soltó una risita fascinado por la curiosidad del hombre, durante el tiempo que compartían pudo notar la cantidad de emociones que guardaba bajo llave y simplemente no podía dejar de asombrarse —Su tutor es Lucius Malfoy— y definitivamente no se esperaba la carcajada que salió del hombre. Y la fascinación de Harry aumentó.


Porque ya no veía al malvado maestro de pociones de su antigua vida, no, seguía siendo sarcástico y todavía era cruel y despiado con una lengua viperina y comentarios viciosos cuando lo requería, pero también aprendió a apreciar su negro humor, y los comentarios crueles cuando no iban a él eran divertidos, pudo comprender mejor al hombre. En su antigua línea del tiempo ni siquiera estaba al tanto de que era el Maestro de Pociones más joven del último siglo, tampoco sabía de su maestría en Hechizos, el hombre frente a él era un erudito, era espinoso y un poco ermitaño, pero así también, era un alma amable y valiente, mucho más valiente que él mismo, el hombre sentado a su lado había vivido por él, y donde la muerte era el descanso eterno, la vida era un sufrimiento contínuo.

Él valoraba éso.

Severus Snape era un enigma, y Harry adoraba resolver los acertijos; cada emoción genuina que lograba vislumbrar en los oscuros ojos del hombre era una pequeña victoria, una pequeña pieza que encajaba en el gran rompecabezas que era el Maestro de Pociones, y esperaba algún día ver el paisaje completo.

Pero mientras, disfrutaría de los pequeños placeres de la vida, como la rica risa de Severus llenando el silencio, su rostro deformado en una sonrisa abierta y las pequeñas arrugas en las esquinas de sus ojos, era bello,  pero en el sentido etéreo, no había otra forma en la que pudiera describirlo, la belleza de Severus era una cosa muy poco definida si no te asegurabas de mirar con suficiencia, pero a la vez, era sublime; era casi majestuoso cuando veías al hombre de las máscaras quitarse una y revelar algo, y ¡Oh! Cómo revelaba.



La brillante mirada verde recorrió perezosamente al hombre de negro y tuvo la decencia de parecer avergonzado cuando notó los ojos casi burlones de su madre sobre ellos, con ésa inquietante manera de dar a entender que sabía más de lo que decía.


—Ni siquiera quiero pensar en cómo hiciste para que Lucius fuera tu tutor en política y costumbres, de todas las cosas— murmuró aún entre risas el mayor, Harry simplemente se encogió de hombros, la alegría del reciente momento compartido aún recorriéndolo.

—Fue obra de Fudge más que nada, necesitaba a uno de los peces grandes del Wizengamot para que mi tía aprendiera, ¿Y qué mejor que Lucius para ello?—

—Debo admitir que ésa es una idea magnífica— respondió, aún con la diversión brillando en sus oscuros ojos negros.

—Lo fue, sin embargo él solo ha dado clases a mi tía y primo en el último mes, y no me ha visto ni una sola vez, hoy planeo ofrecerle una tregua y una alianza entre casas, nuestros puntos de vista tienen mucho que ver con la Orden Oscura, así que ambos nos beneficiaríamos— el rostro del pocionista se veía ahora muy pensativo.

—¿Cuál crees que sea la reacción de Dumbledore?— preguntó, un tinte de nerviosismo se había filtrado y Severus hizo una mueca por lo preocupado que había sonado.

—Estará enfadado, sobre todo porque ya no podrá manejarme como él lo desea, y dado que Barty Crouch Jr. no estará nuevamente allí para poner mi nombre en el Cáliz de Fuego, probablemente él mismo ponga mi nombre para volverme uno de los participantes del Torneo de los Tres Magos— el rostro de Harry se veía pensativo, como si reflexionara sobre lo que sea que haría Dumbledore a continuación —Desde luego utilizaré éso solo para hundirlo más, posiblemente esté comprando varias acciones del Diario El Profeta para respaldarme en mi acusación hacia él, su nombre ya no evocará el mismo poder y respeto de antes cuando lo saque del Wizengamot y la ICW, así que sería más fácil sacarlo de Hogwarts al final—

—Pero podría intentar dañarte— acotó Severus.

—Soy el Maestro de la Muerte, Severus, soy inmortal, él se convirtió en algo menos que humano después de realizar su horrocrux y se volvió mi enemigo por muchas de sus fraudulentas acciones, voy a quitarle poco a poco aquello más aprecia; su poder y cuando ya esté sumido en la desesperación y la desesperanza, me apropiaré de su alma— la habitación se había vuelto fría y un silencio mortal se alzó sobre ellos, su madre lo miraba con el orgullo pintado en sus facciones mientras cuidaba del ahora tembloroso e inconsciente Tom; con un movimiento de manos, Harry conjuró una manta para el hombre dormido y éste dejó de temblar, y poco a poco comenzó a obligar a su magia a retroceder, sin siquiera notar la mirada de fascinación del Maestro de Pociones.


—De alguna manera, éso fue inspirador de la misma manera en la que fue aterrador— y todo el frío desapareció con la risa suave de Harry, suave como el viento soplando entre las grietas de los grandes árboles en los bosques, musical como las campanillas de las faes de las que oía hablar en antiquísimos cuentos de magia.

—Eres tan franco y honesto que llegas a ser terriblemente cruel y vicioso, Severus, y ni siquiera te das cuenta de lo valioso que eres solo por ello— Harry lo miró con cariñoso afecto al cual el pocionista no estaba para nada acostumbrado, siempre siendo objeto de maliciosos comentarios de sus congéneres inmediatos, no por nada se considera un maldito misántropo ermitaño, y aún así, una calidez traicionera se asentaba en su vientre cuando oía los elogios de éste... Dios metafísico ante él.


Miró a Harry nuevamente, se veía tranquilo mientras parecía hacer un repaso mental de algo que había leído en algún libro, sus labios se movían en un suave murmullo mientras observaba pensativo al cuerpo del Señor Oscuro inconsciente en la cama improvisada, no había ni un solo rastro de miedo y a pesar de sus... ¿Dieciocho? ¿Diecinueve años mentales? Se comportaba mucho más maduro, como si su alma fuera más vieja y cansada, y probablemente lo fuera; la guerra a menudo generaba ése tipo de cambios y aún así, no evitaba sorprenderse con cada interacción que tenía con el más joven.

—¿Qué harás después?— preguntó, tratando de apartar la conversación de él —Estás haciendo demasiadas cosas a la vez y no me has dicho mi siquiera la mitad— inclinó la cabeza hacia un lado, frunciendo el ceño ante lo exigente que había sonado —Tal vez podría ayudar— murmuró tratando de no imponerse demasiado. Harry le regaló una sonrisa brillante que fue tan cegadora que Severus casi cierra los ojos, se sentía como si no fuera digno de ella.

—Genial, justo iba a pedirte ayuda en algo, verás, puse a Barty en un coma mágico mientras lo dejaba descansar en una de las habitaciones de arriba, estoy haciendo todo lo posible para sanar las secuelas de su tiempo en Azkaban y las posibles consecuencias de pasar tanto tiempo bajo la maldición Imperiosa— luego su ceño se frunció y un sentimiento oscuro pasó por sus ojos —Sin embargo mis pociones son estándar, he leído algunos libros con un par de recetas que posiblemente ayudarán al hombre, pero son complicadas y mis dotes en pociones están aún lejos de parecerse a las tuyas—

—Envíame las instrucciones y yo prepararé las pociones, también me gustaría echar un vistazo a Barty para ver si se necesita hacer algun ajuste en sus demás pociones— Harry asintió con fuerza, sus ojos verdes brillando con fuerza.

—Severus, ¿Crees que podrías acompañarme a la reunión con Lucius?— preguntó un poco más tímido el chico, los labios del hombre mayor se crisparon en una ínfima sonrisa.

—Por supuesto mocoso—




























Su corto cabello rojo parecía brillar y su magia revoloteaba con fuerza a la par de su enojo, frente a Nimphadora, su madre estaba igual o más enojada que ella, sin embargo, su magia era tensa y fría alrededor suyo, igual de peligrosa que la de su hija, sino más. Ted estaba al otro lado de su nueva sala de estar bebiendo té, más incómodo de lo que nunca ha estado, ignorando la disputa entre madre e hija, era cosa de mujeres y definitivamente no estaría saltando en medio de una disputa de dos Black, aunque la menor renegara por completo de su nuevo apellido.

—No pienso tener ésta discusión nuevamente, Nimphadora— el ceño de la chica pareció fruncirse mucho más —Dentro de una semana iremos a la casa de Lord Black a presentarnos como se debe, suficiente tiempo tuviste para hacer tu pequeño berrinche—

—No es un berrinche mamá— gruñó con fuerza la joven mujer —¿Qué se cree éste señor? Venir como si nada a decirle a papá que tome su apellido y sobornarlos con dinero y ésta casa... Creí que eras mejor mamá — la menor hizo una mueca de asco, increíblemente disgustada. Andrómeda entrecerró los ojos de manera peligrosa antes de dar un tenso sorbo a su té.

—El dinero que recibimos fue mi dote, algo que me pertenece por derecho, y la casa fue un regalo del Señor de la Casa Black, como miembros de su casa es nuestro deber presentar el debido respeto a lo que representa—

—Y una mierda, yo no acepte su apellido de mortífago, de seguro y es solo un maldito mago oscuro y debería estar en Azkaban ¿Qué sigue después? ¿Lamerle el culo a quién tú sabes?— lo siguiente que pasó ninguno de los presentes lo vio venir. Y sin embargo, Ted debió haberlo esperado.

Como una especie de gato salvaje, Andrómeda se levantó con elegancia y rapidez hasta llegar a su hija y golpear su rostro con fuerza. Ted apretó su taza mientras cerraba los ojos con pesar y evitaba decir cualquier cosa, Nimphadora por otro lado veía a su madre con sorpresa y dolor brillando en sus ojos.

—Escucha muy bien Nimphadora, fueron los mortífagos quienes se llevaron a cada miembro de mi familia a ésa estúpida guerra entre Voldemort y Dumbledore, no permitiré que te involucres en ello, y si tengo que recurrir al maldito apellido de Mortífago que ahora tú también tienes, haré que se muevan todos los hilos necesario para que nunca más vuelvas a trabajar como auror o para el Ministerio, y créeme, lo haré— prometió con saña la mujer mayor, sus ojos marrones brillando peligrosamente mientras se alzaba sobre su hija con toda su altura. —¿Crees que mi apellido es de magos oscuros? ¡Sorpresa Nimphadora! Soy una maldita bruja oscura— la respiración de la mujer se oía acelerada y su rostro deformado en furia rápidamente perdió cualquier emoción. —No seas una hipócrita, hija, aquello que consideras oscuro, es lo que te hace especial ¿De dónde crees que vino tu don?—

—Has caso, Dora— dijo con seriedad su padre —Lord Black ha aceptado tu línea de trabajo, incluso se veía orgulloso de que lo lograras, sin embargo él no va a permitir que te conviertas en una marioneta de Albus Dumbledore— la chica se vio visiblemente indignada pero la mirada de seriedad absoluta de su siempre risueño padre la hizo detenerse apenas —Él no es quien piensas que es, Dora. Si tan solo fueras con nosotros y vieras lo que Lord Black nos enseñó, las pruebas que presentó... — el hombre negó con la cabeza con el ceño fruncido —Ésto no está a discusión Dora. Si quieres ser libre, o tan libre como lo puede ser una bruja de una casa noble, entonces nos escucharás—

—Las consecuencias serán graves si no lo haces— continuó Andrómeda —Puede que tú no hayas ido a firmar con tu sangre aquél pergamino de Gringotts, pero nosotros lo hicimos, y como somos tus padres; en consecuencia tú también aceptaste ser miembro de la familia Black. Iremos a ver al señor de nuestra casa y te alejarás de Dumbledore—

—¿¡Cómo pudiste hacerme ésto, mamá?! ¡Soy tu hija!— le gritó la mujer más joven, se veía devastada y ninguno de sus padres podía entender tal reacción tan exagerada, era como si casi le doliera físicamente ser apartada de su mentor.

Andrómeda y Ted compartieron una mirada alarmada por éso y observaron como su hija se marchaba de la habitación llorando con intensidad.

—Lo hacemos porque la familia es lo primero— murmuró al aire Andrómeda, luego se giró hacia su esposo con brusquedad, y se acercó rápidamente a él.

—Vamos a revisar las protecciones, tengo el presentimiento de que va a querer escapar— la mujer rápidamente lanzó un hechizo a la chimenea que bloqueó el sistema flú de allí; agradecía que solo la chimenea de la sala estuviera conectada,  y a paso rápido se encaminó hacia los límites de su propiedad, manipulando las salas y protecciones que allí había, nadie más que ellos podría entrar o salir de la casa, sin embargo, nada de éso impidió que una lechuza volara en dirección a cierto hombre de larga barba para informarle de las últimas y desgarradoras noticias.


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