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07

~*~

JungKook

— ¿Te dijo eso la muy descarada? — asiento mientras mastico el bocado del desayuno y ella resopla— Zorra — murmura y yo me ahogo con el bocado. Muy pocas son las veces que HeeSook es grosera estando sobria, así que siempre que lo hace me sorprende.

— Amor. — alargo en un reproche y ella me ve mientras se encoge de hombros— Sabes que mi corazón es tuyo. — me acerco y le doy un beso en la mejilla.

Menos mal que HeeSook y yo tenemos una confianza muy estable, por eso le he contado de una vez sobre lo que pasó la noche anterior.

— Estoy tranquila sabiendo como eres, pero no confío en que trabaje cerca de ti. — dice mientras ve el plato.

Yo sonrío y tomo su barbilla con mis dedos para darle un beso algo largo. Al separarnos muerdo su labio inferior y la veo con picardía.

— Jamás te traicionaría, mujer... te amo. — murmuro picando sus labios con otro beso.

— Confío en ti, pero no en ella, ya te dije. — me sonríe leve y hago un puchero que ella besa.

Suelto luego un suspiro incorporándome en mi asiento y la miro.

— No puedo hacer nada, mi padre la adora... muy raro de él, es la única secretaria que le ha durado más tiempo. — comento de mala gana.

— Mientras no cedas creo que está bien ¿verdad? — asiento más que seguro y ella sonríe suave.

●●●

Me dirijo hacia mi oficina cuando en el pasillo mientras reviso mi teléfono soy interceptado por Hyori. Suspiro de mala gana y guardo mi teléfono en mi bolsillo, la veo mostrándole mi molestia con que esté cerca de mi.

— Buenos días, JungKook. — me sonríe con esa típica sonrisa empalagosa que cualquier hombre vería seductora... pero yo no.

— Buenos días. — paso a un lado de ella y me detiene del brazo.— Suéltame, voy tarde a mi trabajo. — le digo molesto y ella me ve confundida.

— ¿Por qué estás molesto? — pregunta con tono confundido, pero no voy a caer en esa falsedad de su rostro.

— ¿Sabes qué pasa, Hyori? — me acerco a ella amenazante aprovechando que no hay nadie cerca.— que te dije de buena manera que no me vieras como algo más que un compañero laboral, pero no entendiste y ahora finges encontrarme por casualidad... fui educado contigo, pero no quiero que te me acerques ¿bien?

Entonces tan terca como siempre sus manos toman mi cuello para intentar besarme. La detengo antes de que suceda, la empujo de sus hombros de una forma algo brusca y ella me ve con sus ojos bien abiertos.

— Oye pero no es necesario que seas grosero conmigo...

— ¿Grosero contigo? — ofendido la veo de mala manera— te lo dije de buena manera y sigues buscándome... esto que acabas de hacer es lo último que te soporto.

— Solo fue un beso, tampoco es que te esté acosando y...

— Por poco y lo haces... así que detente. — cuando quiere hablar de nuevo yo prosigo— soy un hombre casado ¿bien? Tengo una esposa maravillosa a la cual amo demasiado... y no quiero arruinar eso ¿entiendes?

Me doy la vuelta y sigo caminando hasta llegar a mi oficina y cerrar de un portazo.

— Maldición con esta mujer... — gruño molesto cuando lanzo el maletín al sofá.

Le dije a mi secretaria que no dejara pasar a nadie, que no estoy para nadie... lo menos que quiero es que venga aquí también. Varias horas pasan así hasta que escucho la puerta ser abierta y con mis lentes aun puestos observo hacia ésta.

— Hola amor. — murmura la mujer más hermosa de mi mundo mientras se acerca a mi escritorio dejando lo que trae en la mesa de centro. Amplío mi gran sonrisa al verla y salgo de mi encierro para tomar su cintura y besar sus labios.

— ¿Qué haces aquí, nena? — murmuro coqueto y ella me sonríe de forma maliciosa.

— Vine a traerte almuerzo. — me contesta con una sonrisa y la veo extrañado— ahora seré yo quien te traiga comida y no esa zorra. — susurra en mis labios y no evito soltar una carcajada. La abrazo fuertemente y beso su mejilla recibiendo sus brazos rodearme.

— Eres lo más hermoso y valioso que tengo ¿lo sabes, verdad? — ella me sigue sonriendo y me roba un beso— Tengo hambre. — susurro en sus labios mientras la veo con lascivia.

— ¿Quieres comer el postre primero? — pregunta en un susurro en mi oído. Muerdo mi labio inferior con deseo y mi mano impacta su trasero para luego apretarlo.

— Sabes la respuesta. — susurro en respuesta.

Ríe un poco antes de separarse de mi.

— Hoy no puedo... — me dice con tono lastimero— me he terminado las anticonceptivas ayer. — chasqueo la lengua fastidiado y ella ríe por mi rostro.

— Pero hoy quiero comerte... — susurro esta vez en su oído mientras la tengo acorralada en el escritorio.

— Y yo a ti. — susurra en respuesta mientras sus dedos acarician mi mejilla— pero hoy no se puede... estamos en huelga.

Me río nuevamente y doy un beso corto a sus labios.

Me acompaña en el sofá mientras estoy almorzando, ella ya había comido por lo que solamente me acaricia el cabello de la nuca mientras devoro lo que preparó para mi.

— Está delicioso. — menciono guardando los cubiertos y cerrando el envase tupperware.

— Me alegro que hayas comido. — menciona y la veo con una sonrisa.

— Gracias por traerme comida. — le digo suavemente y ella se acerca para besar mi mejilla y luego acariciar mi cabello.

— Te amo. — murmura dando un beso esta vez en mis labios.

— Te amo. — murmuro yo devuelta y picando sus labios una vez más.

●●●

En la noche no espero mucho para entrar a la habitación, hoy salí a las ocho y media porque mi padre salió temprano, así que invité a Jimin a por unos tragos para conversar un rato.

— Está loca, JungKook. — opina empinando el codo para tomar de su cerveza. Le he terminado de contar lo que está pasando con Hyori y exactamente piensa lo mismo que yo.

— Lo sé... lo peor es que mi padre la adora y las esperanzas de que la despida pronto ahora son pocas. — tomo de mi cerveza también mientras tenemos los codos recostados de la barra.

— ¿Y que piensas hacer? — pregunta mirándome.

— No tengo idea... pero estoy seguro de una cosa, y es que no quiero problemas de esos en mi matrimonio. — aclaro y el asiente entendiendo— HeeSook es mi vida entera, no la dañaría con algo tan bajo como una infidelidad...

●●●

Abro la puerta con dificultad, estoy muy mareado y traté de enfocar el panel para marcar la contraseña. Al entrar cierro detrás de mí y la puerta emite un sonido de click que da el aviso de estar bloqueada.

Me sostengo un poco de la pared y camino con dificultad hasta llegar a la sala.

— Ay... ya llegué. — digo con sorpresa al ver la sala con la iluminación tenue. Seguro HeeSook está dormida ya.

Me había quedado más de la cuenta al tomar con Jimin, no medí mis tragos cuando le conté lo que pasaba con Hyori y lo que HeeSook ya sabía... era una maldita molestia esa chica y no se cómo decirle a mi padre. Lo malo es que no soy un hijo de puta con las mujeres, y me da lastima hacerle eso a Hyori sabiendo que tiene un trabajo estable... pero me va a dar dolores de cabeza si sigue allí.

— Maldita sea. — mascullo por lo bajo cuando me siento en el sofá y me quito el saco para luego aflojar y quitar mi corbata. Lanzó todo lejos y luego me desabrocho unos botones de la camisa. Al desabrochar los gemelos de las mangas me acuesto a lo largo del sofá.

— ¿JungKook? — encienden la luz de la sala y hago una queja colocando mi brazo en los ojos. Escucho pasos y luego una sombra tapar la luz que da en mi rostro.— ¿Estás borracho? — escucho su voz muy cerca y luego su queja— apestas... ¿Por qué estás llegando borracho?

— Te amo. — murmuro y ella suspira.

— ¿Ahora qué pasó? — su tono cansado me hace entender que ella ya captó todo.

— Quiso besarme... — murmuro y rápidamente continúo— pero yo no la dejé, eh... yo le dije que me dejara en paz, que tengo una esposa maravillosa... pero me estará dando dolor de cabeza todo el tiempo, lo sé... — susurro.

— Y te emborrachaste... — ella continúa y yo levanto mi índice para cortar su habla.

— Fui con Jimin y me pasé... regresaría temprano pero estaba delicioso el vodka ¿eh? — la veo esta vez y noto sus brazos cruzados.

— ¿Él te trajo? — pregunta suave y yo hago un puchero asintiendo— Bien eh... ven, te llevo al baño para que te duches. — coloca una mano en mi hombro y la otra toma la mía para ayudarme a levantarme.

Mi rostro impacta su cuello y mi nariz siente su aroma tan divino.

— Hueles rico. — susurro en su oído y ella ríe un poco.

— Siempre dices eso cuando estás ebrio. — comenta.

— En serio, nena hueles delicioso... — murmuro intentando buscar sus labios pero ella me esquiva.

— JungKook, vamos a la habitación para quitarte la ropa y meterte a la ducha. — sonríe levemente y miro sus ojos.

— Quiero hacerte el amor. — susurro otra vez y ella me ve con rostro irónico.

— Estás borracho, apestas y no puedes ni levantarte solo. — me destaca y yo frunzo los labios molesto.

— Borracho lo hago más rico y lo sabes... — comento con tono pícaro— y no apesto, siempre huelo rico... ¿y quien dijo que tengo que levantarme para hacerte mía, HeeSook? — murmuro cerca de sus labios cuando ya estoy levantado— quiero tenerte en mis brazos hoy, amor. — susurro y atrapo con mis dientes su labio inferior.

— Deja de hablar tanto y mejor vete a bañar. — me sonríe ampliamente y yo sonrío bobo con lo hermosa que se ve.

— No me voy a bañar hasta que la borrachera se me quite haciéndote el amor. — me niego colocando mis brazos en jarra mientras me tambaleó levemente.

Ella no me responde, en cambio me toma del brazo y me guía a la habitación. Al llegar allí termina de desabrochar mi camisa y la quita dejando desnudo mi torso, mis tatuajes ya con color quedan a la vista de ella y los acaricia con sus dedos. Mi erección ya está lista para ser calmada pero no veo que ella quiera ayudarme por estar ebrio.

Sus manos desabrochan mi cinturón y pantalón dándome un leve ramito de esperanza, pero ella me mira sin intenciones.

— Siéntate, amor. — hago un puchero obedeciendo y ella baja mi pantalón. Nota mi erección a través de mi bóxer y me ve con su irónica mirada— ¿Cómo vas a arreglar esto, travieso? — de pronto su tono sexy aparece.

— ¿Yo? Eso tienes que arreglarlo tu. — respondo en el mismo tono. Ella sonríe de lado y sus dedos toman el elástico del bóxer para quitarlo.

Mi miembro sale a su encuentro y me sorprende que la tome masajeando suave la piel del mismo. Relamo mis labios ladrando mi cabeza, nos miramos una vez más antes de darme un piquito y bajar su boca a mi erección necesitada de ella.

Hace un gran trabajo y acaricio su cabello en respuesta cuando utiliza la lengua en la punta. Mi esposa es una maravilla.

Desesperado tomo su rostro y la atraigo a mis labios para fundirnos en un beso con todas las letras. La tumbo debajo de mi y mi mano masajea uno de sus pechos con necesidad, pareciendo haberla excitado tanto que ella misma se quita su camisa. Mi boca ataca su pezón y mi lengua juega con la punta para escucharla gemir.

Estoy ciego de placer y alcohol, y lo único que quiero es tenerla rodeando mi miembro con su húmeda intimidad.

Bajo su short junto a sus pantis mientras dejo besos en su abdomen. Al lanzar lejos las prendas levanto sus piernas y las abro para llevar mi boca a su intimidad. Escucho sus gemidos y siento sus manos acariciar mi cabello cada vez que succiono su clítoris y mi lengua recorre su entrada. Le doy leves estocadas con mi lengua y luego beso su abdomen para besar el pecho que no ha recibido mi atención.

Subo a su boca y cuando quiero alinear mi miembro en su entrada ella me detiene con sus manos en mis hombros.

— ¿Qué pasa? — pregunto y ella me ve con pesadez.

— Me terminé las píldoras, Kook... — murmura y suspiro desganado.

— Cierto... — suelto un gruñido— Maldición...

Mi deseo puede conmigo, quiero tenerla.

— ¿Otro día? — me dice y la miro sin ganas.

— Espera, creo que tengo un condón guardado por aquí. — comento recordando.

— Hace tiempo no los usas... ¿Quieres hacerlo? — pregunta sosteniéndose de los codos sobre la cama cuando me levanto para buscar el preservativo.

— Más son mis ganas de estar contigo. — le digo con mi voz ronca y reviso uno de mis Jeans que ya no uso, encontrando el preservativo.

Le muestro el envoltorio entre mis dedos y ella sonríe.

— Todo está a tu favor siempre. — suelto una risita, y aún tambaleándome un poco vuelvo a ella.

Lo destapo cubriendo mi miembro con el látex y alineo nuestras intimidades para luego hundirme en ella. Me pego a su cuerpo y la beso de forma salvaje mientras embisto el suyo con fuerza. Tengo tanto deseo que no sé si soporte mucho sin venirme.

Mi respiración agitada ahora se la dejo escuchar cuando jadeo en su oído, mis brazos abrazan su cabeza mientras empezamos a sudar. Ella gime agudo en mi oído y yo suelto gruñidos en el suyo. Beso su cuello de forma húmeda y luego paso mi lengua desde la base hasta su oreja.

— Te amo. — susurro besando su mandíbula y sintiendo aún el mareo de la embriaguez. Ella acaricia mi espalda y besa mi hombro para después besar mi cuello.

— Te amo. — susurra también.

Sigo dando estocadas pero no recordaba lo incómodo que es usar preservativo cuando lo hacemos de forma salvaje y apasionada, ya perdí la costumbre, no es lo mismo cuando nos sentimos por completo sin barreras. Suelto gemidos en su oído y en medio de la misma embriaguez que nos trajo a esto, aumento la velocidad escuchando sus gemidos entrecortados por el placer que le causa, estimulando mucho más mi cuerpo cuando no mido mi fuerza y siento dentro de nuestros centros unidos un desgarre, bajo la velocidad mientras frunzo el ceño y la veo sonreír, por lo que me da la confirmación de que ella esta bien.

Pide más en mi oído y sin pensar en nada me vuelvo a mover en su interior.

Su humedad hace todo aún más delicioso, por lo que no tardo mucho en moverme más rápido mientras siento mi abdomen bajo tensarse. Suelto un gruñido en su oído mientras la aprieto fuerte y me vacío en su interior sintiendo que llego al paraíso más hermoso junto a la mujer de mi vida.

Nuestras respiraciones aceleradas y un gran abrazo nos une luego. Le beso los labios esta vez con mucho amor y luego nos separamos con un chasquido.

— Preciosa... y mía. — susurro viendo su sonrisa.

Como amo a esta mujer, Dios...

Salgo de ella bajando la mirada, mis ojos se abren de más y cuando ella se levanta un poco, no dejo que vea el preservativo. Simplemente lo quito cuando ella no se percata y camino al baño con una sonrisa pícara que le brindo cuando me voy.

Me meto a la ducha luego de tirar el condón y suspiro aliviado, he quedado exhausto y lo que quiero es dormir. Pero lo que acaba de pasar me ha bajado la sangre de la cabeza, hay que hacer algo.

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