04
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Acaricio la espalda de HeeSook mientras ella acaricia mi torso, me pellizca de vez en cuando por el relato que le acabo de contar.
— Te dije que dejaras de ser malo con tus compañeros de trabajo. — deja un beso en mi pecho y yo la atraigo para besar su frente.
— Lo sé, pero sabes que está en mi sangre ser competitivo.
— ¿Competitivo? — pregunta con tono risueño— ¿quieres ser la secretaria de tu padre?
Ambos soltamos una carcajada y la subo sobre mi cuerpo para besar sus labios apasionadamente mientras acaricio sus muslos que ahora rodean mis caderas. Ambos estábamos desnudos por haber hecho el amor hace un momento.
Dejo en paz sus labios y me voy a su cuello para escuchar su risita que tanto me prende. Se levanta y se sienta sobre mi regazo, provocando que la sábana que la cubría caiga y deje ver su hermoso cuerpo. Mis manos inquietas acarician su cintura y luego voy a sus pechos, hipnotizado con su belleza.
— Eres tan hermosa, amor. — me regala una hermosa sonrisa y se acerca para darme un beso corto en los labios.
— Y tú tan pervertido. — susurra en mi oído. Y sonrío con mis ojos cerrados para morder mi labio inferior mientras masajeo su trasero.
— Pero te gusta. — susurro en su oído.
— Me encanta. — susurra devuelta.
Me encargo de dejarla debajo de mi nuevamente y le lleno de besos por todo el rostro y luego su cuello mientras escucho su risa.
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Me doy la vuelta en la cama algo adormilado, y observo a HeeSook aún dormida, está de espaldas a mi, por lo que me acerco y le rodeo el brazo con el mio mientras me apego a su cuerpo. Le doy un beso en la nuca y escucho su quejido.
Después de lo de anoche no nos queremos levantar.
— Levántate, dormilona. — susurro en su oído y ella se queja nuevamente— Tienes que ir a la emisora, te recuerdo que eres el pilar de allí y sin ti no son nada. — vuelvo a dejar otro beso en su cuello y escucho su risita.
— Claro que no, no seas bobo. — responde entre risas y mi brazo se afianza a ella.
— Ellos sin ti no son nada, ya te lo dije. — mis labios besan su mandíbula cuando mi rostro se acerca más al suyo— al igual que yo. — susurro nuevamente y su movimiento me hace separarme un poco cuando se da la vuelta para quedar frente a mí, mi mano acaricia su espalda y rozo mi nariz con la suya.
— ¿En verdad? — pregunta en un murmullo para luego darme un beso corto en los labios. Hago un sonido afirmativo mientras mis labios buscan los suyos nuevamente— Pues es recíproco, amor.
Su mano acaricia mi rostro y nuevamente me besa.
— Te amo, HeeSook. — susurro con mi voz ronca, acariciando su piel con delicadeza.
— Te amo, JungKook. — susurra en respuesta acariciando ahora mi cuello.
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Después de que mi esposa se haya ido a la emisora yo me encargo de hacer los quehaceres del hogar. Siempre nos dividíamos así: si ella llegaba temprano de la emisora los días de la semana se encargaba de los quehaceres, pero los fines de semana yo no trabajo por lo que esa actividad queda a mi cargo en esos días.
Estoy pasando la aspiradora por la alfombra de la sala cuando recibo una llamada en mi teléfono, era mi mejor amigo que desde hace corto tiempo no veo, contesto la llamada y coloco el teléfono en mi oreja.
— Jiminssi. — digo al contestar y escucho su pequeño quejido.
— Oye mamón ¿quieres tomar un trago? — me pregunta con su tono bajo y supongo que está concentrado en algún documento.
— ¿No crees que es muy temprano? — le contesto con una pregunta.
— No ahora, en la noche, idiota. — se ríe un poco y hago un sonido pensativo— es fin de semana, lo sé, pero si quieres puedes invitar a HeeSook.
— Bueno, eso está en que HeeSook quiera ir, pero hablaré con ella. — le prometo.
— HeeSook querrá, ya verás. — responde entre risitas y ruedo los ojos— además hace mucho tiempo que no nos reunimos los tres, te toca convencerla.
— Te aviso luego ¿bien?
— Bien, espero tu confirmación. — murmuro un sonido afirmativo y él prosigue a colgar.
Continúo con la actividad hogareña, y luego de terminar me siento en el sofá para nuevamente tomar mi teléfono y marcar a mi esposa.
Tres pitidos y el buzón. Observo la hora y me percato de que su programa ya ha empezado, por lo que ella apaga su teléfono.
Sonrío un poco y me levanto encendiendo el estéreo, sintonizo la emisora y escucho su hermosa voz hablar con su compañera sobre el tema que tocaba el día de hoy.
Hablan sobre la vida marital y los pasos que estas cumplen normalmente, también mencionan los puntos que seguirán, como por ejemplo: las discusiones, las repercusiones de estas, la falta del diálogo, las pocas horas de la privacidad... todos estos puntos que no deberíamos hacer ningún matrimonio.
Me quedo allí en el sillón escuchando todos los testimonios, opiniones, pequeñas risas y la música que colocaron en sus pausas.
HeeSook parecía divertirse mucho con su trabajo, y eso me alegra muchísimo, me llena de felicidad ver su felicidad.
Su compañera menciona algo que tiene que ver con la familia, ella dice que sus dos niños se llevan su mayor tiempo y a veces es difícil manejar la vida marital y paternal. HeeSook suelta una pequeña risa acompañando sus palabras: No puedo opinar al respecto, ya que no tengo hijos.
Sonrío porque sé que le da vergüenza los temas que la puedan hacer hablar cosas de su vida privada.
Su compañera suelta una pequeña risa para acompañar a su amiga y prosigue a hablar.
— Aunque les doy todo mi tiempo, ellos son mi vida. — menciona haciendo que HeeSook haga un sonido afirmativo.
— Tus niños son hermosos. — ella añade y su compañera suelta un pequeño grito.
— Lo sé, pero son TERRIBLES — destaca la última palabra mientras ambas ríen— cuando tengas los tuyos pensarás igual. — ríe de nuevo pero no se escucha la risa de mi esposa. Seguramente está avergonzada otra vez por tener que mencionar algo de su vida.
— Seguramente será así. — es lo único que dice con su tono bajo, inmediatamente cambia de tema y me da ternura su actitud avergonzada.
Le bajo un poco el volumen cuando empieza a sonar la música de las pausas.
Voy a la habitación y abro la puerta corrediza del pequeño balcón que poseemos en nuestro apartamento. Salgo a este y el viento golpea mi rostro, observo alrededor y voy hacia las sillas. Me siento allí y me quedo viendo los otros edificios de la zona. Lo bueno del apartamento es que el balcón tiene una gran vista y también tiene conexión con la sala y la habitación, así que abro la puerta de la misma y me dejo llevar por la música de la emisora.
Nuevamente rememoro todo y me siento feliz de tener lo que tengo ahora. HeeSook y yo estamos bien como estamos ahora, por los momentos es mejor quedarnos así. Sé que cualquier persona de hoy en día se casan, tienen hijos y luego se divorcian... no es lo que quiero para mi y HeeSook.
Yo quiero que estemos bien por mucho tiempo, y por ahora estamos bien, así que no hay nada más que podamos necesitar.
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Son las cinco de la tarde cuando el seguro de la puerta se escucha detrás de mí, había tomado una siesta en el balcón luego de relajarme demasiado con la música.
— ¿JungKook? — me llama con curiosidad cuando seguramente vio mi pierna estirada sobre la pequeña butaca— ¿Qué haces?
Su voz se escucha más cerca hasta que por fin sale al balcón y me ve totalmente relajado sobre la silla.
— Hola, hermosa. — levanto mi mano y tomo la suya con delicadeza para acariciarla con suavidad.
— ¿Estabas dormido? — pregunta con una sonrisa de burla por mi rostro adormilado.
— No. — respondo con una sonrisa y ella suelta una carcajada para alzar una pierna y rodear mi cuerpo hasta sentarse a horcajadas sobre mi regazo.
Abrazo su cintura y recibo su beso corto con mucho amor.
— ¿Te fue bien en el trabajo? — pregunto masajeando su cintura.
— Sí, pero mi compañera a veces me pone los pelos de punta con sus inquisidoras preguntas. — ríe un poco y alzo una ceja.
— Escuché el programa y te escuchabas avergonzada. — río un poco cuando rueda los ojos y afianzo mi agarre.
— Que vergüenza. — esconde su rostro en mi cuello y yo aprovecho de besar su mandíbula con cariño.
— Sabes que no debes sentirla. — le recuerdo con tono suave y ella asiente para luego volver a incorporar su rostro frente a mí.
— Después de terminar el programa a las cuatro fuimos por un café y me siguió hablando del tema. — sonríe sonrojada y me río suavemente.
— ¿Ah sí? —asiente— ¿y qué te dice?
— Me pregunta cosas... cosas de mujeres. — murmura dubitativa y sonrío con ternura por su tono.
— ¿Me quieres contar? — pregunto acercando mi nariz a la suya y le doy caricias.
Ella niega rápidamente dándome un corto beso para levantarse e ir al interior de la cocina, mientras yo me quedo viendo su trasero en movimiento con sus pasos ella saca el cartón de leche del refrigerador y toma un vaso para servir.
Sigo sonriendo con su actitud, parece una niña pequeña con vergüenza por todo. Ella nunca es así, tal vez lo que habló con su amiga en verdad tiene el poder de colocarla nerviosa y avergonzada.
Suspiro y entro al apartamento cerrando detrás de mí, voy hacia la barra y me siento en un taburete para comentarle lo que hablé con Jimin hace unas horas. Tal vez acepte ir.
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