03
~*~
JungKook
Entro hoy a la oficina más feliz que de costumbre, y no es para menos, anoche HeeSook y yo tuvimos una noche fantástica.
Camino saludando a mis compañeros de oficina y luego entro a la mía, tomo los documentos que debo tomar y camino a la oficina de mi padre, llegando allí me doy cuenta que nuevamente tiene secretaria nueva, así que con cortesía hago una reverencia que ella imita con una sonrisa. Al parecer acaba de llegar ya que saca sus cosas de una caja.
— Buenos días ¿Eres la nueva secretaria del presidente? — pregunto aunque ya sé la respuesta.
— Buenos días, sí, acabo de llegar. — asiento con una sonrisa y camino a la puerta— oh, el señor Jeon me pidió que no dejara entrar a nadie. — me dice apenada y quizás asustada por algún regaño de mi padre.
Yo sólo le sonrío con algo de burla y entro a la oficina con ella detrás de mí.
— Señor, no puede entrar... — se interrumpe cuando ya estoy dentro de la oficina y mi padre nos mira con su teléfono en la oreja.
— JungKook, buenos días. — dice el mayor detrás del escritorio mientras cuelga el teléfono.
— Buenos días, aquí te traje los documentos que me pediste anoche. — coloco los documentos sobre el escritorio y él hace un gesto feliz y agradecido.
— Señor, disculpe, él pasó aunque le dije que no entrara y...
— Oh no se preocupe señorita Song, es mi hijo. Puede pasar cuando quiera. — la miro con una sonrisa amable pero a la vez victoriosa. Ella en cambio abre la boca quizás asustada.
— Oh disculpe, señor Jeon... no sabía que...
— Oh tranquila Hyori, esta bien, pero ya lo conoces para la próxima. — frunzo el ceño con el nombre. Me suena familiar.
— Sí señor. — dice con tono bajito mientras hace una reverencia para retirarse.
Sí, lo sé, soy malvado por hacerle eso en su primer día de trabajo, pero es que la maldad corre por mis venas cuando se trata de compañeros nuevos.
Bien, debo dejar las bromas atrás, porque sé que la advertencia de HeeSook va en serio cuando dice que me va a cortar el miembro si sigo siendo una mala persona.
Luego de hablar con mi padre camino nuevamente a la oficina, pero me detengo en el escritorio de la señorita Song.
— Discúlpeme señorita Song por hacerle eso hace un momento, sé que la pude meter en problemas así que me disculpo con usted. — hago una reverencia corta y ella sonríe un poco.
— No se preocupe, señor Jeon. — me responde tranquila y asiento suave.
— Puede decirme JungKook, seremos compañeros de trabajo así que bienvenida al equipo. — le digo con amabilidad y ella asiente.
— Muchas gracias. — responde cálida.
— Suerte. — me doy la vuelta y sigo mi camino a la oficina.
Al llegar allí saco mi teléfono y abro la bandeja de mensajes. Tecleo un mensaje a HeeSook preguntando cómo está y lo dejo en el escritorio para esperar su respuesta.
Mi Hermosa♡
Estoy bien amor, acabo de llegar a la emisora y ya estamos en marcha para los programas de hoy. ¿Cómo estás tú?
— Estoy bien ahora que sé que tu estás bien, amor... te amo, que tengas un día maravilloso.
Recibo su respuesta casi de inmediato.
Mi Hermosa♡
Gracias cariño, igualmente para ti, cuídate bien y come por favor... Te amo.
Sonrío con su respuesta y me alegro que ella esté cumpliendo su sueño de trabajar en una emisora tan popular. Yo por mi parte no he hecho uso de mi carrera, puesto que me apresuré en pedirle matrimonio antes de que alguien me la robara... Ok bueno no así, pero si tenía unas tremendas ganas de tenerla conmigo, y sabía que si nos casábamos sería así.
Es por eso que tomé la propuesta de mi padre para trabajar con él y así prepararme económicamente para la vida que quería.
Luego de un tiempo me fui a una joyería y estuve varias horas intentando escoger la sortija correcta para mi chica, y al conseguirla supe que con la propuesta todo cambiaría para nosotros.
Logré que dijera que sí e inmediatamente nos pusimos en marcha con los preparativos.
Al casarnos nos fuimos a vivir juntos a un apartamento que encajaba bien con nosotros, por lo que nuestra vida marital comenzó.
Con una sonrisa boba en mi rostro continúo mi trabajo y tomo la pluma para firmar algunos documentos.
●●●
Todo el día en la empresa estuvo tranquilo, estuve firmando papeles que debían ser entregados a mi padre, luego de eso me fui a almorzar con él a un restaurante cercano, después regresamos al edificio y nos pusimos en marcha con el trabajo nuevamente.
Estoy recogiendo mis cosas para guardarlas en un pequeño bolso que acostumbro traer al trabajo, allí guardo el cargador de mi teléfono, algunos documentos para releer en la casa aunque a HeeSook le moleste, y unas galletas de chocolate que le llevo a ella, ya que le encantan esas galletas.
Salgo tranquilamente de la oficina y me dirijo hacia los elevadores para llegar al estacionamiento y dirigirme a mi casa de una vez por todas. Me siento cansado y lo único que quiero es llegar a mi casa y acostarme junto a mi esposa.
Ya en el auto acomodo las cosas en el asiento trasero y comienzo prendiendo el auto para ponerme en marcha hacia la autopista. Al pasar frente al edificio donde trabajo veo a la secretaria de mi padre parada en la acera mientras ve la hora con desespero, parece apurada. Detengo el auto y bajo el vidrio de la ventana del copiloto.
— ¿Está bien? — le pregunto con formalidad y ella levanta el rostro rápidamente sorprendida.
— Oh sí, estoy esperando mi uber pero se está tardando un poco. — me lo dice de manera tranquila pero un poco apenada.
— ¿Cuánto llevas esperando? — pregunto con extrañeza por eso, normalmente los uber no se tardan aquí.
— Bueno tiene quince minutos retrasado. — responde mirando los alrededores para ver si se acerca el susodicho.
— Sabe, creo que ocurrió algún accidente y por eso el retraso, no es normal que eso pase aquí. — asiente lentamente sabiendo que estoy en lo correcto.
— Sí... — murmura aún mirando a los alrededores.
— ¿Sí quiere puedo darle un aventón? ¿Dónde vive? — pregunto esperando su respuesta, pero su mirada rápida mientras niega con una sonrisa avergonzada me dice que se va a negar.
— No se preocupe, señor Jeon, ya voy a llamar a la agencia del uber para que me de respuesta y me envíen otro. — me dice despreocupada y yo le sonrío amable.
— No es molestia para mi darle un aventón luego de lo que le hice hoy. — comento con vergüenza y ella sigue negando.
— No, señor Jeon... tranquilo de verdad. — la vergüenza se nota en su rostro y niego.
— Ande suba, se le ve apresurada. — le comento entre risitas y ella sonríe.
— La verdad es que sí... tengo una compañera de piso que es muy cascarrabias con la hora y por ahora no tengo mi llave. — comenta con su tono agitado.
— Entonces no se niegue y suba. — le repito con amabilidad y parece hacer un debate mental hasta que suelta un bufido y su mano en la manija de la puerta de mi auto lo abre y se da paso al asiento copiloto.
— En verdad, que pena con usted, señor Jeon... — repite nuevamente y pongo en marcha el auto.
— Tranquila, además me sentía aún culpable por lo que le hice. — ella ríe un poco y asiente.
Luego de preguntarle donde vive, ella me indica una zona un poco alejada, al estar cerca de su hogar decido sacarme la duda.
— Hyori ¿nos conocemos de antes? Es que... siento que ya te he visto. — pregunto con duda mientras veo la carretera. Escucho su risita baja y la miro solo un momento antes de volver la vista al frente.
— Pensé que no me reconocerias, JungKook. — frunzo el ceño con su tono risueño y prosigue.— Bueno, en realidad no nos conocemos del todo, pero nos presentaron en una fiesta hace unos años atrás, y si no me equivoco era en tu casa.
Tomo aire profundamente y entrecierro los ojos.
— Me disculpo, Hyori, pero años atrás iba a muchas fiestas. — suelto una risita avergonzado y ella asiente entendiendo.
— No te preocupes, no esperaba que me reconocieras o recordaras. — sonríe amplio pero prosigue.— bueno fue una vez que tu mejor amigo estuvo subiendo a las mesas de la casa para bailar... lo bajé y lo llevé contigo.
Suelto una risa amplia al recordar ese día. Claro, el día en que estaba ignorando a HeeSook... que horribles momentos para mi.
Pero ahora que caigo en cuenta Hyori y yo estuvimos coqueteando un buen rato mientras bailábamos esa noche. Que vergüenza.
— Ya recuerdo... sí... Jimin estaba borrachísimo. — comento avergonzado y ella asiente.
— Ah, es aquí. — me apunta la siguiente calle y asiento mientras voy bajando la velocidad. Me detengo frente a un edificio muy bonito y ella quita su cinturón.— JungKook en verdad mil gracias, estoy a cinco minutos de que mi compañera me deje fuera... así que... gracias, y de nuevo disculpa, es muy tarde y no me gusta quitarle el tiempo a alguien.
— Tranquila Hyori, ya estamos en paz supongo. — me río un poco y ella asiente.
— Buenas noches. — sonríe y abre la puerta.
— Buenas noches... hasta mañana. — deseo y ella cierra la puerta que aún tiene la ventana abierta.
— Hasta mañana, gracias por el aventón y por salvar mi vida hoy. — nos reímos y luego se despide con su mano.
Doy la vuelta y me dirijo ahora a mi casa, tardo algunos minutos más por haberme desviado y llego al edificio para entrar al estacionamiento. Cuando estoy cerrando el auto mi teléfono comienza a sonar en mi bolsillo, lo saco y lo coloco en mi oreja guardando las llaves del auto en mi otro bolsillo.
— Hola nena. — murmuro con una sonrisa.
— Amor ¿ya vienes? La cena esta servida y ya esta casi fría. — me dice suave del otro lado de la línea y sonrío más amplio.
— Estoy por subir, acabo de aparcar... espérame como tu ya sabes. — murmuro ronco y ella ríe haciéndome sonreír más.
— Estás loco. — dice entre risitas y asiento aunque no me vea cuando entro al elevador.
— Pero como te gusta este loco ¿no? — vuelve a reír por mi tono de Busan, la ciudad donde nací y viví mis primeros años.
— Apresúrate y deja de ser pervertido. — me reprocha entre risas.
— Bien, te amo.
— Me lo demuestras en unos minutos. — cuelga y muerdo mi labio inferior con ello.
Empiezo a aflojar un poco mi corbata cuando las puertas se abren en mi piso, sabiendo que en pocos minutos me voy a comer los labios de mi preciosa esposa, y mientras camino hacia la puerta pienso en todo lo que podemos hacer luego de cenar.
Abro la puerta y me encuentro con la mejor vista que puedo tener... y temo que no voy a comer la cena al ver la diosa que esta parada frente a mi.
Cierro la puerta detrás de mí y camino lentamente hacia ella mientras dejo caer mis cosas al piso. La miro de arriba a abajo deleitándome con su cuerpo adornado con un hermoso conjunto de lencería rojo. Dios, es que le queda asombroso el color rojo.
— Amor... — susurro embobado al llegar a ella y tomar su cintura con mi mano deseosa.— Te ves hermosa. — susurró sonriendo y acercándome a sus labios.— Estás bellísima. — beso sus labios apasionadamente lento y mis manos en su cintura bajan a sus caderas, sintiendo el encaje de la fina tela que cubre su intimidad.
— Vayamos a la habitación, después comemos. — susurra sonriente y asiento más que contento.
La beso nuevamente y sin despegarme de sus labios la guío hacia la habitación.
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