02
~*~
HeeSook
Meto la llave en la cerradura de la puerta del apartamento que JungKook y yo compartimos, me doy paso al interior y dejo mis llaves en la pequeña mesa del recibidor. Camino al interior de la sala notando la soledad absoluta, lo único que le da vida al apartamento a esta hora es la luz de la tarde entrando por las ventanas de cortinas corridas.
Voy a la habitación y me deshago de mis cosas, coloco el bolso sobre los pies de la cama y me voy directamente al baño para lavarme las manos y el rostro.
Hoy había sido un día tranquilo en la emisora, y el programa que doy en la tarde junto a mi compañera terminó hace unos treinta minutos cuando me vine de regreso a casa.
Mi trabajo en la emisora consiste en entrar en la mañana para trabajar con los productores y en la tarde empieza mi programa sobre datos e información de la mujer. Es decir nuestro programa se basa en las mujeres y los hombres que quieran conocer sobre nosotras.
Salgo del baño mientras me seco el rostro con una toalla, veo en la encimera debajo del televisor y sonrío con el folleto que allí permanece. Se trata del folleto de una sección de mi programa que trata sobre cómo sobrellevar con un embarazo.
Si bien es cierto que no soy la indicada para hablar del tema, mi compañera sí, ya que ella es madre de dos niños preciosos.
Tomo el folleto entre mis dedos y lo leo recordando el testimonio de muchas madres que nos llamaban para dar consejos a otras madres que estuviesen escuchando, datos que ellas mismas aprendieron y que tal vez le sirvieran a otras. Habían incluso unas que llamaban para preguntar cosas que mi compañera logró responder con madurez y sabiduría.
Dejo el folleto nuevamente en su sitio y me dirijo hacia la cama para recostarme un poco antes de irme a hacer otra cosa. Mi teléfono suena apenas toco el colchón y lo reviso para ver allí un mensaje de mi esposo.
Amor♡
¿Ya has llegado a casa?
—Sí amor, ya he llegado.
Amor♡
¿Has llegado bien?
—Sí, he llegado bien amor.
Amor♡
Que bueno, te amo.
—Yo también te amo.
Amor♡
Te veo en la noche ¿bien?
—Te espero.
Amor♡
Te amo, nena.
Me río un poco cuando se me ocurre una travesura, tecleo la respuesta y la envío sin esperar una respuesta porque sé que le molesta aún el apodo.
—Te amo, gorilon.
Me parece extraño que no reciba respuesta a pesar de que no la esperaba, pero no le doy importancia y suspendo el teléfono mientras lo dejo en mi abdomen, observo el techo y mis párpados comienzan a pesar.
『•••』
Un aroma varonil se siente muy fuerte, y cerca de mi se siente y oye una respiración pesada, me remuevo un poco despertando del sueño en el que seguramente caí cuando llegué, aún no abro mis ojos cuando siento besos en mi cuello y mandíbula, suelto un quejido por haberme despertado y abro los viendo una cabellera negra y una oreja con un pendiente que me hace sonreír al saber quien está besando mi cuello y hombro ahora mismo. Elevo mis manos a su cuello y luego lo rodeo con mis brazos.
— Gorilon ¿eh? — murmura con su voz ronca en mi oído y suelto una risita. Sus dientes muerden un poco mi cuello para después sentir como su mano derecha me sube la pierna a su cadera.
— Sabes que eres mi gorilon, no te quejes. — digo con mi voz pesada.
— Y por eso este gorilon ahora mismo te va a hacer el amor. — murmura nuevamente en mi oído para bajar a mi cuello volviendo a besarlo a su antojo.
Suelto una risita mientras mis brazos le rodean el cuello y mis piernas aprietan sus caderas. Deja de besar mi cuello y su rostro sobre el mío me detalla hasta que me besa lentamente, me remuevo bajo su miembro sintiendo como se despierta poco a poco, y cuando estamos a punto de ir al siguiente paso un teléfono suena incesante.
Soltamos un suspiro y yo me quejo cuando él se levanta para contestar el maldito teléfono. Comienza a hablar algo sobre la empresa y con un puchero lo veo irse de la habitación con rumbo a su pequeño despacho, seguramente.
Al principio le había prohibido a JungKook tener un despacho en la casa, ¿Por qué? Porque lo que menos quería es que estuviese atendiendo el trabajo en la casa, una de las cosas con las que tuvimos discusiones al principio de vivir juntos fue por eso, porque a veces se ponía a revisar documentos en cualquier parte del apartamento.
Cualquier amigo suyo le diría que lo controlo pero no es así. Si ya trabaja casi todo el día en la empresa de su padre ¿Por que trabajar en la casa también? Se supone que este es nuestro espacio, como pareja, merecemos tiempo para nuestra vida privada.
Al principio lo resolvimos pero después me molesté por verlo cada vez leyendo documentos en nuestra cama. Y cedí, le di mi permiso para que armara su despacho y así dejara nuestra habitación para nosotros.
Mis pensamientos se interrumpen cuando veo a JungKook entrando a la habitación mientras desabrocha los botones de su camisa. Camina hacia mi, que ya me había sentado en la cama, y me sonríe con galanería.
— ¿En qué estábamos? — pregunta con tono pícaro y lo miro con seriedad.
— En que te ibas a bañar. — me acuesto en la cama y con la colcha cubro mi cuerpo. Él ríe un poco y acaricia mi cabello con sus dedos en mi cuero cabelludo.
— Te has molestado... amor, no tengo culpa de que me llamen. — dice riendo suave y yo me hundo más en mi puesto.
— Pero sí de contestar estando en casa. — le contestó de mal humor y él suelta un quejido mientras intenta quitar la colcha de mi cuerpo.
— HeeSook, no te pongas malcriada... — logra quitar la colcha de mi cuerpo pero yo me doy la vuelta.— Ah... te pasas. — murmura levantándose.
Veo de reojo como se va al baño y en pocos segundos suena la regadera. Resoplo molesta por esta situación y me levanto para ir a la cocina, lamentando tener que cocinar la cena.
Comienzo a sacar lo que voy a preparar y empiezo a poner manos a la obra. Luego de varios minutos escucho la voz de JungKook llamarme desde la habitación.
— HeeSook, ven aquí por favor. — resoplo. Es que acaso no puede hacer nada solo, que flojo.
— Estoy ocupada con la cena. — respondo luego de unos segundos y después escucho sus pasos.
— ¿Qué preparas? — pregunta llegando a mi lado y no le miro cuando su barbilla se posa en mi hombro.
— Comida. — respondo seca y resopla una risita.
— Ah no sabia que era comida, juraba que era otra cosa. — responde jugando con mi paciencia.
Hasta que la pierdo y le doy un codazo en el abdomen para que se aleje, escucho su quejido y luego su risita detrás de mí para después sentir un beso sonoro en mi mejilla.
— Ahg~ si eres fastidioso. — me quejo— ¿no tienes una llamada que atender? — le pregunto con sarcasmo y escucho su quejido de fastidio.
Su cabeza en mi hombro nuevamente niega y luego siento sus manos acariciar mi cintura y luego mi abdomen. Sus labios besan mi hombro seguido de mi cuello y luego mi mejilla, todo mientras las yemas de sus dedos acarician mi piel.
— Vamos... quiero hacerte el amor hoy. — susurra y yo ruedo los ojos.
— ¿De cuando acá tu preguntas eso? — le digo con ironía y él aprieta sus dedos en mi cintura para exaltarme un poco por las cosquillas.
— Desde que te pusiste malcriada. — murmura en mi oído y no evito sonreír un poco.
— Estoy cocinando... échate para allá Puerco. — le empujo escuchando su risita pero no me suelta en ningún momento— JungKook... — me quejo, pero es tan insistente que me hace desesperar.
— No, además deja de decirme así que tu cedes a todo lo que este Puerco te dice... ¿Sabes por qué? — suelto una risita inevitablemente con lo que dijo— Porque te encanta tanto como a mi. — susurra en mi oído y mi risita se detiene cuando siento su mano entrar en mi zona íntima por dentro del pantalón.
— Kook. — murmuro cuando su dedo toca mi punto sensible— La cocina está encendida... — sigo susurrando a pesar de que su respiración pesada en mi oído me está tentando.
Veo su otra mano pasar delante de mi y apagar la estufa.
— Ya está apagada. — susurra en mi oído y sonrío ampliamente con sus locuras.
Su dedo suavemente masajea mi punto sensible y no evito cerrar los ojos y morder mi labio inferior con tan deliciosa sensación. Mi respiración comienza a sonar pesada cuando siento mis paredes íntimas contraerse con la respiración de él entrecortada en mi oído. Mi mano aprieta su muslo cuando siento que una ola de calor arrasa con mi cuerpo.
Comienzo a respirar agitada y JungKook saca su mano.
— Eres un sucio. — suelto en un jadeo y él muerde suavemente el lóbulo de mi oreja.
— Y tú una sucia... ¿Cómo te atreves a tener un orgasmo en la cocina? — pregunta con falso asombro y yo me doy la vuelta encarando su rostro satisfecho con lo que hizo.
— ¿Ah sí? — él asiente seguro, yo sonrío de lado y lo empujo un poco hasta que lo tengo recostado sobre la isla de la cocina. Ya allí recostados le doy un beso deseoso y apasionado que lo hace suspirar.
Con un chasquido nos separamos y comienzo a besar su cuello deseosa de más. Bajo lentamente hasta que estoy de rodillas en el piso de madera, lo observo desde este ángulo y veo su rostro excitado verme con deseo, sus labios entreabiertos me lo dicen.
Mis manos por si solas toman el borde de su pantalón de chándal y lo bajan junto con su ropa interior. Tomo su miembro que sale a mi encuentro y lo masajeo suave mientras veo los ojos de mi esposo expectante. Cuando mis labios rodean su longitud puedo verlo echar hacia atrás su cabeza con placer, siempre disfruta de estos tipos de encuentros que tenemos.
Mi boca se mueve haciendo succión de su erecto amigo, cada vez con más rapidez para verlo disfrutar del momento. Sus manos quietas sobre el mármol detrás de él solo aprietan cuando está llegando a su punto límite.
— HeeSook. — Dice mi nombre en un susurro mientras suelta gemidos bajos y agudos. Yo no me detengo a pesar de que me lo vuelve a suplicar— HeeSook para... Detente, amor. — sigue pidiendo pero no lo hago, quiero vengarme por lo de hace un momento.
Sigo haciendo succión hasta que lo siento en la garganta y me provoca una arcada, escucho sus gemidos bajos y descontrolados cuando me separo de él, pero de inmediato me acerca de nuevo con una mano mientras que con la otra sosteniendo su miembro lo introduce en mi boca nuevamente. Sigo la tarea con su mano ahora acariciando mi cabello, me separo un poco succionando la punta y mi lengua empieza a jugar con esta. Él gime mi nombre con tono bajito y luego siento como un líquido tibio llena mi boca y garganta.
Nunca se había corrido en mi boca porque pensaba que no me agradaba, aunque nunca lo habíamos intentado el prefería no hacerlo para evitarme incomodidades. Pero hoy hemos marcado un pendiente que teníamos, diciéndole de una manera graciosa, claro.
Me levanto limpiando mis labios con una servilleta que él me ha pasado, me sonríe ampliamente y yo la imito luego de limpiarme las manos.
— Ahora te has bautizado como un sucio también. — le digo en broma y él suelta una risita.
Cuando veo como se acomoda el pantalón salgo rápidamente al baño, llegando allí me quito la ropa e ingreso a la ducha con agua tibia.
Luego de refrescarme y cepillarme salgo a su encuentro, consiguiendo su persona en la habitación.
— Te bañaste pero tu y yo no hemos terminado. — dice con falso tono de confusión y yo comienzo a reír.
— Estás loco. — murmuro caminando hasta él aún con la toalla cubriendo mi cuerpo.
Al llegar hasta rodearle los hombros él quita mi toalla y me deja totalmente desnuda ante su mirada, sonríe de lado y se acerca para besarme.
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