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01

『~*~』

Un año más tarde

Aún recuerdo ese hermoso día como si fuese minutos atrás, como si fuese hace solo minutos que ambos dijimos Sí frente al altar de la iglesia. También cuando llegamos a la recepción y fuimos recibidos con gritos y aplausos por parte de familiares y amigos.

Y la noche de bodas... dios esa noche no dormimos, esa noche entera la hice disfrutar como nunca antes.

Abro la puerta del apartamento y dejo las llaves en la mesa de entrada, camino al interior de la casa mientras aflojo mi corbata, camino a la cocina sintiendo un delicioso aroma, y al llegar allí me encuentro con mi esposa frente a la estufa mientras mueve el cucharón dentro de la olla.

Sin hacer ruido para interrumpir sus movimientos de baile randoms, me siento en un taburete de la isla y observo con una sonrisa el como mueve sus caderas al son de una música desconocida para mi. En un giro que iba a hacer se detiene de improvisto y coloca una mano en su pecho por la impresión de verme aquí, dejándome ver sus dos anillos en su dedo. Miro sus ojos mostrándole mi sonrisa embobada y ella sonríe con alivio al ver que soy yo.

— Casi me matas del susto, Kook. — suspira y yo la imito.

— Que sea por un orgasmo, no del susto. — Listolo que quería lograr ya lo hice, HeeSook comienza a reír suavemente por lo recién dicho y yo me quedo solo observándola.

— Nunca te cansas de hacer bromas subliminales. — dice riendo aún y yo me encojo de hombros.

— Y tú nunca te cansas de escucharlas. — me levanto del taburete y rodeo la isla de la cocina para llegar a ella— por eso te casaste conmigo. — murmuro tomando su cintura.

— Es posible, señor Jeon... — sus brazos se posan en mis hombros y sonríe mirando mis ojos y luego mis labios que tienen un piercing hecho meses atrás.

— ¿La señora Jeon tiene dudas? — pregunto con ofensa y ella ríe un poco.

— Jamás. — susurra acercándose a mis labios hasta que nos damos un beso lento y apasionado.

Al separarnos doy un beso a su nariz.

— ¿Qué tal tu día? — pregunto acariciando su cintura con mis pulgares.

— Mmm~ bien — sonríe— llegué en la tarde y limpie un poco la casa, luego me puse a ver un programa y... te extrañé todo el día.

Sonrío ampliamente y le robo un beso de pico.

— Ya estoy aquí, me tienes para ti solita. — acaricio su nariz con la mía y vuelvo a robarle unos cuantos besos mientras ella ríe.

— ¿Tienes hambre? — me pregunta con tono suave y asiento mordiendo mi labio inferior.

— Mucha. — susurro, atrapo su labio inferior con mis dientes y ella suelta un pequeño quejido que me afecta la zona baja.

— Puerco... que si tienes hambre de comida. — me dice en broma y ríe luego para hacerme sonreír.

— También. — murmuro dando otro beso corto a sus labios, repartiendo estos por todo su rostro.

— Pues déjame termino con la cena, mientras ve a bañarte y cambiarte de ropa. — sonrío amplio y ruedo los ojos. Desde que vivimos juntos HeeSook es muy atenta conmigo con las comidas, puesto que hubo un tiempo antes de que nos casaramos, en donde no comía muy bien al vivir solo.

— Sí, señora. — le hago un saludo militar y ella ríe para pegarme en el brazo con suavidad, me da la vuelta y me saca a empujones de la cocina.

Camino a la habitación y me quito la corbata para lanzarla lejos tanto ésta como todas las prendas que visto. Camino al baño y abro la llave para luego de un rato meterme bajo el agua tibia.

Mientras me baño hago un recuento de lo que ha pasado.

Ha pasado ya casi dos años desde que nos casamos, ha pasado tantas cosas en estos años que es difícil decir una por una.

Bueno hace ya casi tres años desde que nos graduamos, casi dos desde que nos casamos, y ahora tenemos una vida tranquila. Nuestro matrimonio es muy sano y hacemos lo que sea para no dejar morir estos sentimientos, es por eso que cada sábado salimos a citas como en nuestra juventud, y todos los días tenemos una hora exacta para conversar sobre nuestro día a día, además cada viernes hablamos sobre temas que nos molestan, esto tiene excepciones cuando alguno la está pasando mal en algún otro día... sí, se podría decir que estamos muy bien.

HeeSook, como había comentado es muy atenta en su papel de esposa, no tanto en los quehaceres como suele pensar la mayoría, sino sentimentalmente, ella siempre me escucha y sabe cuando algo no está bien en mí, por lo que cuando nota que estoy distante me da mi espacio y después me pregunta lo que me pasa. Sí, ella es una gran esposa.

Nuestra vida sexual bueno... ¿qué puedo decir?... siempre tengo hambre y ella siempre está apetecible, con eso digo todo.

Suelto una risita con el pensamiento y sigo enjuagando mi cabello del shampoo.

Con todo lo demás estamos bien.

Salgo del baño y comienzo a secar mi cabello frente al espejo, está algo largo y debo cortarlo un poco. Miro mi reflejo y mi lengua juega con el piercing de mi labio mientras observo el de la ceja.

Al salir del baño me coloco una ropa cómoda y sigo secando mi cabello con una toalla.

— JungKook, ven. — HeeSook me llama y cuando la veo está recostada del marco de la puerta.

Me acerco a ella con una sonrisa y le doy un beso en los labios.

— Te amo.

Ella sonríe.

— Te amo.

Yo sonrío.

Caminamos por el pasillo y mi brazo le rodea los hombros cuando ella me abraza la cintura con uno.

— Siéntate, ya te sirvo. — tomo asiento en la mesa y los platos que ya están puestos esperan por lo que haya preparado.

Deja sobre el centro de la mesa un bol con ensalada y luego coloca una olla sobre su base para no dañar el mantel. Luego de unos segundos ya estamos comiendo lo que había preparado, y no me quejo para nada, mi madre le había enseñado a hacer mis platillos favoritos y cada vez me consciente con alguno. Los prepara muy bien a decir verdad.

— ¿Y qué te ha dicho Jimin? — me pregunta ella con curiosidad, puesto que luego de empezar a trabajar, Jimin y yo no teníamos mucho tiempo para reunirnos. Hoy me reuní con él luego de varios meses.

— Pues que extraña nuestra juventud, que desearía regresar a ser el mujeriego que era. — comento riéndome. Ella abre los ojos asombrada con lo dicho.

— La mudanza de mi prima le afectó mucho... — le asiento, sin comentarle a detalles que mi mejor amigo estuvo más de hora y media llorando desconsoladamente en la barra del bar.

— Demasiado, nunca lo había visto así. — añado y ella suspira.

— Pensé que lo de ellos era una relación meramente sexual y consensuada. — asiento estando de acuerdo, ya que yo pensaba lo mismo.

— Al parecer había más allí que solo sexo ocasional... — comento y ella hace un asentimiento— ¿Acaso eso te suena familiar? — levanta la mirada y me mira con obviedad. Ella sabe que así fuimos nosotros.

— Pero no terminamos igual. — me cubre la mano con la de ella y luego me acaricia el brazo. La miro con una sonrisita y rectifica— espero que no...

Suelto una risita mientras mastico el bocado en mi boca y luego me acerco a ella para robarle un beso corto.

— No terminaremos así. — aseguro y ella me devuelve la sonrisa.

Seguimos comiendo y de pronto siento que hay mucho silencio, normalmente no hay silencio en nuestra mesa, siempre se escuchan parloteos sin sentido de ambos y nuestras risas, pero parece que hoy HeeSook no tiene mucho para contar y está concentrada en su comida.

Luego de comer le ayudo a lavar los platos mientras ella acomoda la mesa y luego se va a la sala, sentándose frente al televisor para buscar algún buen programa que veamos hasta que nos de sueño.

Me acerco a ella lentamente y poso mis manos en el espaldar del sofá negro de cuero, mi rostro está a un lado del suyo y aprovecho la oportunidad para darle un beso en la mejilla.

— ¿Todo bien por aquí? — murmuro en su oído mientras mi nariz acaricia su piel para luego oler su delicioso aroma.

— Mmm~ — deja caer su cabeza al respaldo y hace un pequeño puchero— Todo bien... sólo que desde que llegué del trabajo me puse sentimental al recordar todo lo que hemos vivido en tan poco tiempo. — sube sus piernas al sofá y eleva las rodillas, con sus ojos cerrados sonríe un poco y yo le dejo un beso en los labios que la hace sonreír aún más.

— Ha sido mucho en tan poco tiempo ¿no? — ella asiente— ¿segura que es sólo eso?

— Sí, amor... es sólo eso. — susurra lo último y suelta un suspiro. Sonrío y salto para sentarme a su lado.

— Ven aquí. — murmuro tomando sus brazos para colocarla sobre mi pecho, le doy un beso en su frente y ella me ve desde su posición.

— Sabes que te amo ¿verdad? — me dice mientras le acaricio su mano con suavidad, jugando con su anillo de bodas y compromiso.

— Lo sé, así como tu sabes que te amo. — amplía su sonrisa y aleja su mano de mi toque para tomar mi cuello y besarme los labios.

El beso es largo, con movimientos suaves y apasionados, son de esos besos que te dicen todo en su toque, y los nuestros dicen todo lo que nuestros corazones sienten.

Y aun me sorprende lo fuerte que late mi corazón cuando compartimos estos momentos.

La amo. Amo a mi esposa, y estoy totalmente seguro de que hice una gran elección al casarme con ella.

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