━━ DOCE: Rumbo a casa
T2: E12—— Rumbo a casa
❛ O la historia de Ursula de la Nación del Fuego . . . ❜
CAPÍTULO 12
Más tarde esa noche, Zuko estaba empacando sus cosas. Estaba más animado que de costumbre.
—¡Nos vamos a casa! Después de tres largos años, ¡es increíble! —seguía divagando.
La ignorancia es felicidad, supusieron los otros dos, que aún parecían no saber cómo asimilar toda esta situación. Ursula quería evaporarse y escapar, no quería volver. Y no sabía cómo iba a mirar a los ojos de Azula y Zuko y decirles que no quería ir a la Capital. Que quería quedarse lejos de allí.
Iroh, que estaba sumido en sus pensamientos, miró a Zuko: —Es increíble. Nunca he sabido que mi hermano se arrepintiera de nada—mencionó.
Ursula que estaba jugueteando con sus dedos miro hacia arriba. —Probablemente sea una trampa—murmuró y suspiró cansada.
Zuko miró a ambos con incredulidad. —¿No han escuchado a Azula? ¡Papá se ha dado cuenta de lo importante que es la familia para él! Se preocupa por mí.
Ursula volvió a suspirar pero se quedó callada. Iroh frunció el ceño y argumentó: —¡Yo me preocupo por ti! Si Ozai quiere que vuelvas... bueno, creo que puede que no sea por las razones que piensas.
Zuko parecía sentirse más frustrado por el desacuerdo y las dudas de Iroh sobre este tema. Su mandíbula se tensó y sus dedos se crisparon al cerrarlos en puños. —¡No sabes lo que siente mi padre por mí! Tú no sabes nada.
Iroh, sorprendido por su afirmación, vaciló en su expresión y explicó: —Zuko. Quería decir que en nuestra familia las cosas no son lo que parecen.
Ursula se levantó y se encaró con su hermano, harta de oír alabanzas hacia su padre, que había quemado literalmente a Zuko en nombre del "honor".
—Papá no te quiere. —Ursula gritó y lo señaló desde el otro lado de la habitación en señal de acusación. —¡Él no ama a nadie!
Zuko se volvió hacia ella, empezando a enfadarse aún más. —¿No has oído a Azula? Me quiere en casa.
Ursula se burló consternada de su rotunda afirmación. —¿Desde cuándo crees a nuestra hermana? ¿Qué pasó con eso de "Azula siempre miente" que te repetías a ti mismo por aquel entonces? La quiero, de verdad, pero no puedes negar que no es de fiar. No sobre esto.
Para colmo de males, aquello pareció darle en el clavo. Sus nudillos se pusieron blancos y de repente sin pensar en sus palabras soltó en represalia, —¡No tienes lugar para hablar del amor de padre! Azula puede haber sido su favorita, ¡pero él te amaba más que a nada! ¿Recuerdas cómo te llamaba? "Mi niña" o ¿era "mi dulce niña"? —Demasiado enfadado para pensar con detenimiento, apenas se dio cuenta de que había soltado aquello contra ella hasta que notó que su cara caía por su mirada avergonzada.
Silencio.
El rostro de Úrsula se arrugó en silenciosa miseria, sintiendo que los ojos le ardían por las lágrimas no derramadas. Ella se giró bruscamente para ocultar su expresión a su hermano y a su tío. No se molestó en volverse de nuevo hasta que oyó a su hermano marcharse unos instantes después.
—Ursula...—la suave voz de su tío cortó el pesado silencio.
Pero ella lo interrumpió con un movimiento de la mano. —No te molestes, tío—refunfuñó.
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Los cálidos rayos del sol despertaron a Úrsula de su sueño, haciéndola cubrir sus ojos ambarinos con las manos en un vano intento de seguir durmiendo. Sin embargo, pronto aceptó que no iba a volver a dormir y se dio la vuelta en la esterilla que compartía con Zuko desde que llegaron. Su hermano seguía dormido con la boca ligeramente abierta, pero incluso dormido no parecía menos preocupado que cuando estaba despierto. Eso la hizo sentirse menos enfadada con él.
Su cabello oscuro se extendía extrañamente sobre la tela, lo que suavizaba un poco los ángulos agudos de su rostro. Se alegró de que la cicatriz ya no la hiciera estremecerse como en el primer año del destierro de Zuko. Se veía casi como antes, reflexionó. Porque Zuko siempre había sido hermoso como su padre, pero ahora lo era de una manera más cruel.
Ursula miró la forma dormida de su tío y luego a su hermano. Lentamente, depositó un suave beso en su frente intacta y permaneció allí unos segundos hasta que él se revolvió, lo que la hizo apartarse de él. Él la miraba con ojos dorados soñolientos, adormecidos por el afecto que le profesaba. Y la culpa también.
—Lo siento—murmuró casi inaudiblemente.
Protege a Zuko, incluso si toma malas decisiones, incluso si te hace enojar.
Úrsula se mordió el labio, recordando las palabras de despedida de su madre. Ella miró a su hermano, la suave inclinación de su nariz y el oro fundido del interior de sus ojos y pensó en su madre con sus manos suaves, sus historias de fantasía y sus ojos dorados y tristes, pensó en su madre que abandonó a todos sus hijos y a la que aún echaba de menos más que respirar.
—Te perdono—susurró y esperó que fuera suficiente.
—Es que... —Zuko tragó saliva y garganta se contrajo. —No puedo separarme de ti.
Úrsula le sonrió con indulgencia. —No te separarás de mí, Zuko.
Continuó de todos modos. —Creo que me volvería loco—admitió en voz baja.
La sonrisa de Ursula desapareció y la dejó mirando a su hermano en un silencio pensativo.
Zuko parecía avergonzado ante el silencio de ella a su admisión, así que se inclinó hacia él, esperando que inconscientemente se apartara. Que la repugnara. Pero él sólo la observaba con curiosidad.
Cuando ella se acercó, sus ojos se abrieron un poco.
—Úrsula—susurró él. No estaba segura de si era una advertencia o no. Odiaba no saberlo.
A cada momento, ella esperaba que él se estremeciera o retrocediera mientras ella ponía una mano en su mejilla sin marcas y luego lo besaba.
Esto era ridículo. Besarle era profano. Le dio a Ursula la horrible satisfacción de romper una copa de cristal.
Fue rápido. Sólo la rápida presión de su boca seca contra los labios de él. Una breve sensación de suavidad, el calor de la respiración, y luego se apartó, con el corazón palpitando de miedo, con la expectativa de que él se disgustaría.
La parte furiosa y salvaje de ella se sentía tan cerca de la superficie que casi podía oler su pelaje cubierto de sangre. Quería lamer los arañazos que le había hecho.
Pero él no parecía alarmado. Él estaba estudiando su rostro, como si tratara de entender algo.
Al cabo de un momento, sus ojos se cerraron, las pestañas oscuras contra su mejilla, y él se inclinó hacia delante para volver a presionar su boca contra la de ella. Él fue más despacio y le acarició la mejilla con una mano. Una sensación de escalofrío recorrió su espina dorsal, un rubor subió a su piel.
Cuando retrocedió, no lucía su complicada sonrisa habitual. En lugar de eso, parecía como si alguien acabara de abofetearle. Úrsula se preguntó si un beso suyo era como recibir un arañazo en la mejilla.
¿Se había obligado a hacerlo? ¿Con tal de convencerla de acompañarlo?
—¿Estamos... bien?
La repentina pregunta hizo que Úrsula se sonrojara, un vaho rosado se extendió por sus mejillas.
—Sí—susurró con una pequeña sonrisa antes de cerrar los ojos y volver a dormir.
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Ursula caminaba detrás de Zuko mientras bajaban los escalones del camino realmente largo hacia una nave de la marina de fuego que sólo podía ser la de Azula. Vio la pequeña figura de su hermana en lo alto, mirándola con fríos ojos dorados. La silueta de Azula contra el telón de fondo de la nave exudaba un aire de dominio y control, proyectando una sombra intimidante sobre Ursula.
Se sobresaltó cuando una voz llamó su nombre y el de su hermano.
—¡Zuko, Ursula, esperen! No se vayan sin mí.
Inmediatamente reconoció que se trataba de Iroh, mientras Zuko y ella se detenían en seco y miraban hacia atrás, con los ojos desorbitados por la sorpresa. Efectivamente, Iroh bajaba corriendo las escaleras con sus propias pertenencias.
Zuko miró a Iroh mientras se ponía a su altura. Sonrió. —Has cambiado de opinión—balbuceó, sintiéndose feliz.
Ursula se lamió los labios y caminó detrás de su hermano con su Tío. Susurró en voz baja, sólo lo suficiente para que él la oyera: —¿También crees que Azula miente?
Iroh canturreó. —Tengo mis dudas, pero más dudas me produce el hecho de que mi hermano quiera que volvamos todos tan de repente.
Úrsula miró a Zuko, que estaba de espaldas a ellos unos pasos más adelante de donde caminaban y ni siquiera se había dado cuenta de que estaban intercambiando esta conversación.
—Bueno, conozco a Azula. —Se dio cuenta de que se estaban acercando a los muelles. —Está mintiendo descaradamente. Mamá siempre pensó que era molesto.
—¡Vamos! —Llamó Zuko desde el frente, que esperaba un poco más abajo en la escalinata y, sorprendentemente, esbozaba su propia sonrisa eufórica en dirección a ellos. Parecía como si su beso se hubiera olvidado. Ursula e Iroh aceleraron el paso hasta que lograron alcanzar al chico, que esta vez aminoró la marcha para no quedarse atrás.
Unos minutos después, se encontraban en un altar del muelle, una fila de soldados de la armada de la nación del fuego creaba un camino hacia el barco. Pasaron lentamente, Iroh los miró a cada uno con desconfianza, y se encontraron en el puente mirando a Azula.
—Hermano... tío... hermana—Ursula notó la amargura en su tono al mencionarla, y frunció la boca en señal de culpabilidad. Parecía que Azula no iba a perdonarla pronto. —Bienvenidos —saludó Azula en tono dulce e hizo una reverencia, y Zuko, Iroh y Ursula correspondieron el gesto y devolvieron la reverencia. —Me alegro mucho de que hayan decidido venir.
Ursula miró a su hermana con el ceño fruncido.
El capitán preguntó a Azula: —¿Estamos listos para partir, Princesa? —Los otros guardias de la marina se alinearon detrás del trío, bloqueando cualquier posibilidad de salir de esta.
—Ponga rumbo a casa, capitán. —Ordenó Azula, y el rostro de Zuko se relajó de repente al sentir que se le quitaba de encima una pesada carga que llevaba arrastrando tanto tiempo.
—A casa... —Dijo aturdidamente y procedieron a subir por la pasarela. Ursula enderezó la espalda y le siguió con Iroh a remolque; aunque, lo que ocurriera a continuación demostraba que no llegarían demasiado lejos:
—¡Ya has oído a la princesa! ¡Levantad las anclas! Vamos a llevar a los prisioneros a casa.
Úrsula emitió un agudo sonido de sorpresa y todos se detuvieron en seco. Al darse cuenta de su error, el capitán giró la cabeza asustado ante la aparente mirada enfurecida de Azula que ahora revelaba sus motivos ocultos
—Su alteza, yo... —tartamudeó el capitán.
La cara de Zuko pasó lentamente de la incredulidad a la rabia. En ese momento, se sintió como un tonto, ¡dejando que Azula le engañara de esa manera y haciéndole creer que su padre realmente había querido que volviera a casa! Apretó los dientes y sus puños se cerraron con fuerza hasta el punto de que la piel de sus nudillos amenazaba con desgarrarse.
Iroh aprovechó la aparente conmoción de todos a su favor: giró y tiró al agua, uno a uno, a todos los soldados que avanzaban hacia ellos. Siguiendo su ejemplo, Úrsula lanzó un látigo de fuego esmeralda contra los soldados, encantada por la cara de sorpresa de Azula al verse sorprendida por algo.
Zuko empujó al capitán al agua y gruñó a Azula: —¡Me has mentido!
Azula sonrió. —Como si nunca lo hubiera hecho antes. —Comentó, se giró e hizo señas a los dos soldados que tenía al lado para que se ocuparan de Zuko. Sin embargo, esto pareció avivar más la ira de Zuko. Los soldados lanzaron ráfagas de fuego contra Zuko, pero sintiendo que sus sentidos se nublaban y que toda precaución era lanzada al viento, los bloqueó con un grito enfurecido y cargó contra ellos. Saltó entre ellos y los fulminó con fuego propio, acabando efectivamente con ellos.
Casi de inmediato, aterrizó y se enfrentó a Azula, que seguía de espaldas a él. Creó dagas de fuego en ambas manos, pero la voz de Iroh le interrumpió de repente: —¡ZUKO, VAMOS! —Lo ignoró; ahora estaba decidido a ajustar cuentas con Azula.
Se lanzó contra Azula sin siquiera darse cuenta de que probablemente ella era lo suficientemente rápida como para esquivarlos todos, que fue exactamente lo que ocurrió; ella parecía demasiado buena para que él pudiera siquiera asestarle un solo golpe, al parecer, mientras él seguía asestándole golpes desde todos los ángulos.
Finalmente, ella lo empujó y se burló: —¡Sabes, padre culpa al tío de la derrota en el Polo Norte! ¡Y te considera un miserable fracasado por no haber capturado al Avatar! ¿Por qué te querría en casa, sólo para encerrarte donde ya no puedas avergonzarle?
Para enfurecerlo aún más, Zuko lanzó un rugido de rabia y volvió a atacarla con furia ciega. Sus ataques eran más violentos, menos calculados, pero Azula los esquivaba todos. Le arañó la frente con las uñas, dejándole tres marcas de garras, aunque Zuko no dejó que esto le disuadiera; siguió atacándola sin descanso.
Continuó así hasta que Azula le torció el brazo mientras Zuko intentaba apuñalarla con su daga de fuego. Mientras se encontraban en un punto muerto, de repente se enzarzaron en un concurso de miradas, Zuko contemplando su fría y serena expresión con absoluto odio.
En el momento en que ella sonrió de repente, los ojos de Zuko se abrieron de par en par al darse cuenta, pero ya era demasiado tarde.
Le disparó un rayo a la cara, pero dado que pudo zafarse por los pelos, sólo fue derribado hacia atrás y ligeramente despeinado. Zuko tropezó y aterrizó en el suelo, dejando escapar un gemido de incomodidad al darse cuenta de que su visión empezaba a nadar sobre él. Levantó la vista, con la vista mareada, aún así fue capaz de ver que Azula estaba cargando rayos a través de las yemas de sus dedos hasta unos metros delante de donde él yacía. Así que esto es todo, pensó mientras ella le apuntaba con el dedo y se preparaba para asestarle el golpe definitivo.
Justo cuando toda esperanza estaba perdida, Iroh se interpuso de repente y le agarró la mano mientras la otra apuntaba hacia fuera en otra dirección, redirigiendo el rayo hacia el cielo. Zuko estaba más o menos conmocionado por lo que Iroh era capaz de hacer, pero estaba demasiado desenfocado como para siquiera intentar levantarse por su cuenta mientras se desplomaba.
Ursula se dio cuenta de que Iroh estaba a punto de arrojar a su hermana menor de la nave, pero le puso la mano en el hombro para detenerlo.
—Yo me encargo—le dijo Ursula, mientras levantaba a Zuko.
Luego procedió a empujar a Azula contra la pared, con el brazo en la garganta.
—¿En serio, Azula? Esperaba que hubieras cambiado—exclamó Ursula.
—¡Suéltame! —insistió Azula, empujando contra ella sin mucha fuerza.
—¿Qué te pasa? —Exigió Ursula, al ver la rabia en los ojos dorados de Azula.
—Te fuiste—replicó su hermana con un filo en la voz.
Ursula apretó con más fuerza la pálida piel de Azula, con voz severa. —Tenía que irme.
—¡Ursula! —Zuko la llamó, haciéndola girarse brevemente. Azula sonrió con satisfacción, torciendo el brazo y lanzando a Úrsula contra el suelo de metal con su propio peso, creando un fuerte ruido sordo. Las miradas de Azula y Ursula se volvieron hacia sus parientes restantes.
—¡Vete! —Gritó Úrsula con la voz quebrada por el golpe anterior.
Zuko frunció el ceño profusamente pero se dejó arrastrar por su Tío.
Cuando sólo Azula, los guardias de Azula y Úrsula permanecieron en la nave, un tenso silencio llenó el aire. Úrsula se incorporó lentamente, limpiándose un hilillo de sangre de la comisura de los labios. Su hermana la miró fijamente y se acomodó un mechón suelto de pelo con un rápido movimiento.
—¿Y bien? —Azula ladeó la cabeza. —¿No vas a abrazar a tu hermana?
Ursula la miró boquiabierta, insegura de si se trataba de un truco. Sin embargo, cuando su hermana se limitó a arquear una ceja, Ursula cedió, inclinando la cabeza avergonzada. Se acercó cautelosamente a Azula y, en contra de su buen juicio, se encontró abrazando a su hermana. La tensión entre ellas pareció disiparse momentáneamente, sustituida por una extraña mezcla de alivio y resentimiento persistente. Azula, por un momento, dejó que la fachada de guerrera feroz se resquebrajara, revelando una vulnerabilidad que Ursula no había visto en años.
Sin embargo, desapareció antes de que pudiera comprenderlo.
—¡Guardias! —Azula la miró con un brillo malvado. —¡Tráiganle ropa nueva!
NOTA DE LA AUTORA
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¡Hola!
Espero que les haya gustado el capítulo.
La mayoría de la temporada 2 voy a mostrar y desarrollar la dinámica de Azula y Ursula, por lo cual era importante que Zuko y Ursula por fin se besaran porque no se van a ver en un rato.
No sean lectores fantasma 👻. Comenten que piensan 🙂
Hasta la próxima 🫡
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