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# 51 Final: Es nuestro pueblo

El silencio & la soledad le hacen cuestionarse... ¿Qué parte de él se quedo a mitad del camino? Teniendo tantas historias sin contar. Sosteniéndolas sobre sus manos temblorosas. Un eterno amor... un eco profundo de su alma atormentada. Quedaron solo sus palabras en el aire.

¿Qué parte de su destino prevaleció con ella?

Guardando sus memorias en los secretos eternos de un raro diciembre. Las risas. Su felicidad eterna. Encendiendo una vela en su día especial. Rememorando los días inolvidables... años atrás. Nunca lo olvidaría. Recogiendo las fotografías con el dolor de su alma. Acomodándolas sobre el mural de recuerdos... trazando sus dedos en las frases conmemorativas, ocasionalmente correr tras un sueño te llevaba a tus inicios.

Y ahí estaba sosteniendo su dolor con una respiración suave.

¿Qué diría... sobre esto? Ordenando su vestido en tonalidad negra cuando observaba el alrededor. Una sonrisa en su rostro triste. Tanto amor caía sobre esos muros. Sobre las enormes letras en plateado que les daba la bienvenida: Lombardi. Su esfuerzo estaba ahí. Una compañía de enorme importancia en el mundo de las carreras. Su esfuerzo la hizo avanzar hasta ese futuro, alistándose con una respiración temblorosa.

Debía retener esa emoción.

No iba a retroceder. Se mantendría firme... rememorando su discurso. Observando cada foto enmarcada como los caminos de su vida. Turbulentos. Desastrosos e incluso caóticos. Se desvió en más de un momento, enmarcado estaba el día de su accidente... las llamas. Un auto amado... el instante en que sus sueños se derrumbaron. ¿Quién se iba a imaginar que tras terminar el show nadie la esperaría? Siendo nada más que una niña. Siendo los instantes donde se acurrucaba en soledad tras su recuperación. Siendo tan radiante en las revistas... rememorada, siendo tan ingenua al olvidar lo que más importaba.

Desapareciendo.

Todos los instantes de su recuperación estaban ahí en ese muro de los eternos recuerdos: Esa chica tan risueña... sin llevar nada más en sus bolsillos que el aire del verano. Teniéndolo todo... con sus noches de lágrimas saladas. Desvaneciéndose, creando una telaraña de misterios con su desaparición. El mundo lo conocería absolutamente todo, cada minúsculo detalle... ¿Qué sabrían ellos de su dolor? Esa chica se levanto con la ayuda de miles.

Con el cabello alborotado: Sonreiría ante las dulces memorias... siendo tan feliz con sus sueños. Derrotando sus temores. Levantándose. Volviendo a ser esa chica risueña. Dulce, eligiendo adueñarse de un reino de sueños realizados. Y no iba a permitir que otros corrieran su misma suerte, estaría lista a extenderles una mano amistosa cuando la tormenta arribase para aquellos corredores con sueños en alto. Los ayudaría a realizar su sueño.

Los focos hechizándola.

La niña que una vez existió siendo una adulta maravillosa al dar media vuelta con una sonrisa en su rostro. Sabiendo exactamente su guion. Los zapatos de tacón resonarían en el suelo cuando las puertas eran abiertas. Dándole la bienvenida a todos para la inauguración de su empresa que patrocinaría a los nuevos corredores bajo el nombre: Lombardi.

El aire cálido del verano se adentraba con las nuevas metas en su vida.

Obteniéndolo todo & sintiéndose cálida con todo el amor obtenido al observar cada cámara obtener su sonrisa dulce. Los focos completamente en ella. Acomodando con cuidado su cabello. Sosteniendo las tijeras al momento de cortar el lazo, dandole a todos acceso a su compañía. Con la foto enorme de su amado Walt Lombardi: Sería recordado como el hombre que la inspiro. Siendo él el mayor responsable de darle su mayor sueño en el mundo de las carreras.

Guardándolo en su corazón.

Enseñándolo al mundo como el hombre amable que era.

Sus manos temblorosas enseñando los murales de cada día de su vida. Memorias. Dulces memorias de una vida hecha. De caminos recorridos. Señalando con la sonrisa en su rostro su recorrido extenso. Caminando alrededor con confianza en si misma. Observando a sus amigos & esposo viéndola con orgullo cuando presentaba al mundo su compañía que tanto esfuerzo tuvo que otorgarle. Manteniéndolo como un secreto, uno tan enorme que lo consideraron una locura... viendo como obtuvo ese enorme edificio con todo lo necesario para que sus corredores pudiesen derribar cada barrera.

Que pudiesen soñar tanto como ella.

Sin miedo a caer.

—De todos estos años — expresa con cariño cuando mira a todos sus amigos; extendiendo su mano derecha a la espera que su amado esposo el Rayo McQueen se una a ella. Observándolo lucir tan arreglado con su cabello rubio resplandeciendo cuando no tarda en pararse a su lado, enredando su brazo alrededor de su cintura mientras le permite continuar hablando sin interrumpirla en su momento especial —, he estado viviendo el mayor sueño de mi amado padre Walt Lombardi... ¿Quién me iba a decir que lograría tanto? Ver el sueño hecho realidad parecía una fantasía más. Pero lo conseguí, su sueño esta realizado, entonces... puedo vivir un sueño propio que era crear esta compañía en su honor, quiero que otros sientan esa inspiración sin temores a tropezarse porque somos humanos.

Sus manos caerían a sus lados con la sonrisa manteniéndose.

—Fueron extensos años de arduo esfuerzo... con esto — continuo al señalar todo su alrededor. Todos sus amigos, notando sus rostros orgullosos al estar ahí en silencio mirando todo su trabajo silencioso dar sus frutos. Observando los rostros de Sally, Franchesco, Mate, Flo, Ramón, El Sargento, Fillmore, Luigi, Guido, Holley, Lizzie, El Sheriff, Mack, Rojo, Cruz, todos ellos... viendo sus sonrisas de felicidad al estar presente en su vida en tales momentos —. Y con esto.

Finaliza su comunicado al mover sus manos sobre su vientre. Escuchando la celebración & sorpresa en todos los presentes con una inesperada noticia. ¿Quién iba a decir que su vida cambiaria para siempre desde comienzos tan pequeños? Pateando piedritas que se convertirían en grandes senderos rocosos. Llenos de oportunidades. Contenta de atravesar ese camino con la compañía de siempre.

Sería una buena madre.

Firmando el inicio de las nuevas esperanzas en una vida de ensueño. Sonriente. Devolviendo los dulces abrazos de celebraciones. Manteniendo tantos secretos. Soltándolos todos. ¿Pero en que momento transcurrió todo? Tan inesperado. Tan esperado al mismo tiempo que siquiera se había asustado... era el destino. Firmando su nuevo destino, durante los momentos más difíciles en la vida de su esposo. Su preocupación creciente. Levantándose a media noche con el malestar presente en su estomago.

Respirando e inhalando.

No tendría miedo. No... esto era inevitable al final de todo. Refrescando su rostro con una extraña emoción en si misma. No sería sencillo. Pero lidiaría con esto. Y no tardo en confesar la noticia cuanto antes a su amado esposo: Celebrando la victoria de Cruz & él. Estando lista cuando sostuvo sus manos. Casi temiendo la reacción... ¿Pero quién te prepara para sentir esos brazos rodeándote con tanta delicadeza? Sintiendo su emoción. En como sus manos se desviarían hacia su rostro, sosteniéndola con tanto amor en sus ojos azules cual océano.

Él la amaba & eso nunca cambiaría.

—Hemos recorrido un largo camino... ¿Qué va a detenernos? Estaré siempre aquí, amor.

Emocionado. Desde ese día no olvidaría como su mundo cambio... los sueños realizados. Sin retirarse de un mundo amado. Y al mismo momento se enteraba de los nuevos comienzos. Teniendo tanto amor en si con el anuncio tan importante de convertirse en padre. Teniendo nervios, sería difícil... pero sabía que en su corazón vivirá, cada lágrima le apenaría e intentaría protegerlo de todo mal en este mundo, lo abrazaría en las noches tormentosas.

Porque esa fusión era irrompible.

Estaba ahí esperándolo. 

Recorrería ese sendero desconocido a su lado. Sin soltar su mano. Preocupándose a menudo. Cada día alarmado marcando su número cuando se distanciaban. Escuchándola reír al otro lado de la linea. Los meses aun eran distantes... ¿Pero como no evitar alarmarse cuando ella estaba trabajando al entrenar a futuros corredores? Prometiéndose cada día que sería un buen padre. Que estaría presente para todo... aunque sabía que todos estaban esperando esa nueva vida, tan atentos, confiando eternamente en la compañía de Guido & Luigi.

Los entrenamientos serían duros.

Pero nadie mostraría una molestia cuando tenían esa maravillosa chance de crear su futuro. Los sueños creciendo. Entrando cada día con una sonrisa en su rostro. Observándolos a todos. Hablando con ellos, expresando que los extrañaría en el momento que no pudiese ir más hasta nuevos avisos.

¿Pero que respuesta obtuvo a cambio?

—Nos esforzaremos; no haremos que su padre se decepcione de usted.

Todos se esforzaban tanto con alcanzar sus sueños. Siendo una maravilla... siendo un mundo al cual ella tuvo dificultad de alcanzar. Se hizo su camino, claramente con mucho más esfuerzo, con más sacrificio... no iba a ser tan sencillo para una adolescente en sus entonces.

Un camino tan extenso... ¿A donde fueron todos esos años?

El dolor una vez tan conocido era tan distante.

Día tras día el cansancio crecía en su interior. Las respiraciones cansadas... extensas cuando se movía hacia el nuevo dormitorio. La colorida habitación con la cuna acomodada con los animalitos de felpa. Sonriente, con su mano posando sobre su vientre que solo continuaba creciendo, solo unos pocos meses más... estando casi lista, abriendo la ventana para que el viento refrescante entrase.

Se escaparía entre sus dedos.

Lo vería crecer... crear su vida. Sus sueños. Sus esperanzas... ese pequeño niño al nacer sería amado. Y temía al transcurso del tiempo. Disfrutaría cada segundo. Lo atesoraría. Porque tomaba esa nueva dirección con una sonrisa. Aún eran dos extraños, siendo algo tan nuevo para ella que su afecto solo crecía. ¿Qué estaba haciéndole? Al saber que toda su vida sería diferente, pero en su corazón solo sabía que sería una buena madre.

Era su promesa inquebrantable.

Pondría su vida antes de la de él... cargándolo cada día: Hasta el día en que estuviese preparado para saludarla.

Sentándose con una taza de té caliente en frente de ella. Donde un día se sentaría con preocupaciones... sonreiría cuando conversaba animadamente con su esposo además de la compañía de Cruz que expresaba sus experiencias del día a día. Entrenando con una nueva amiga que no esperaba tener. Esa corredora Verney, siendo... inesperado, esperando que su amabilidad fuese falsa. Pero estuvo errando, a comparación de Storm era verdaderamente agradable e incluso consiguió conocerla a un punto de llamarla su mejor amiga.

—¿Decidieron un nombre o aun no? — Cruz pregunta en un tono animado cuando termina de comer, reuniendo los platos para colocarlos sobre el fregadero de la cocina.

—Estuvo preguntándolo todo el día...

Exclama McQueen con cierta diversión en su voz cuando desordena su cabello cuando sabe que Cruz continuara insistiendo hasta obtener una verdadera respuesta. Ella estaba a la espera como todos los demás. Intranquilos incluso, él también lo estaba... aunque intentaba no demostrarlo a menudo, no ansiaba ocasionarle un desastre emocional a (t/n), quién en más de una ocasión se había sentado a llorar cuando pensaba en las cosas más diminutas.

Era difícil consolarla.

Difícil cuando verla llorando le dolia... solo era una parte más de cargar con una nueva vida. El desorden emocional. Pensando en cosas sin demasiada importancia. Se hubiera reído cuando ella lloro al ver como una mariposa no tenía una oportunidad extensa de vida. Pero otros días... ese llanto se tornaba horrible de ver cuando expresaba que extrañaba a Doc y a su padre biologico... sintiendo el miedo abrazándola, escuchándola cuestionarse siquiera si sería una buena madre o sería como su madre. Todas esas dudas sobre ella.

Rememorándole como ella al final de todo solo era esa chica tan dulce con un corazón enorme. Insegura ocasionalmente... que no importaba si tenía miedo. Tendría miedo con ella. Sin soltar su mano, estando a su lado durante todo el camino, atravesando los momentos de mayores dificultades.

Al final de todo estaban en ese camino juntos.

—¿No me pueden decir por qué aun no lo deciden o porque quieren hacerse los misteriosos? — vuelve a preguntar Cruz.

Mostrándose inquieta.

No iba a quedarse sin una respuesta cuando los miraba a ambos.

—Ya que insistes... su nombre será James — revela (t/n); sonriente cuando ve el rostro de Cruz escuchando por primera vez el nombre de la pequeña criatura que aun no nace, pero que es bastante amada desde ese entonces, sabiendo como incluso los fanáticos están esperando que el día arribe.

—¿Feliz?

—Completamente — contesta Cruz con una sonrisa —. ¿Era tan difícil decirlo o sería un secreto?

—Más o menos... 

Esos eran los instantes atesorados: La diversión resonando entre los tres. Un cálido adiós. Y una espera aun latente. Pero esos días de anhelo estaban arribando a su destino final. El conteo estaba Deteniendose. Siendo una de esos atardeces donde subió los escalones. Escuchando el silencio, casi cayendo a mitad de camino cuando la vería sentada en el suelo con una almohada sobre su espalda.

Siendo ese el instante del cambio.

Arrodillándose con su mano inmediatamente sosteniendo la de ella con cariño. Sabiendo exactamente su cansancio, el dolor en si misma cuando el momento estaba ahí. Era ahora. El día tan ansiado estaba ahí. Marcando con tanta prisa a sus conocidos. Sosteniendo su mano cuando descendían los escalones en camino al vehículo confiable de Mate que los llevaría hasta el hospital con el mayor cuidado posible. Teniendo todo listo, sintiendo su corazón latir con emoción como temor, sin saber como saldría todo.

Pero todas esas emociones arribaban a la calma: El silencio rodeando el llanto. Sosteniéndolo en sus brazos. Observándolo con el cariño de tenerlo finalmente ahí. Cuidándolo, enrollado en la manta antes de acomodarlo sobre los brazos de su madre, ambos sonriéndose mutuamente. Y casi sentía sus propias lágrimas de felicidad comenzar a caer con la emoción, era inevitable, pero eran lágrimas de felicidad.

Teniendo una familia con la mujer que más amaba en el mundo.

Su mano sosteniendo esa diminuta mano que no tardaría en enredarse en su dedo índice. Sonriendo, desviando su mirar hacia la cansada expresión de (t/n). Usando su otra mano para cepillar su cabello húmedo, en silencio sonriéndole cuando hizo un excelente trabajo. Y estaría ahí en su recuperación, dandole una mano durante todo el transcurso, en esas noches cuando ella estaba tan profundamente dormida se levantaría ante el llanto de su hijo James.

Sosteniéndolo en sus brazos en el intento de hacerlo dormir nuevamente.

Meciéndolo de un lado a otro.

Viéndolo crecer esos días. Notando como su cabello se hacia notar con los días... como al abrir sus ojos notaría el mismo tono azul de él. Dandole todo el cariño. Escuchándolo reír, esos días eran los más atesorados cuando salían a respirar el aire refrescante de las afueras con la compañía de sus amigos. Lo que una vez fue un pueblo casi abandonado, había cobrado tanta vida como felicidad.

Casi parecía ser ayer... cuando su mundo se sacudió con el caos de una calle destruida.

El verano que nunca olvidaría.

Una sonrisa de emoción en su mirar cuando sostenía al niño de tan solo un año en sus brazos. Protegiéndolo de todo daño, ese niño con sus ojos azulados observándolo todo con tanta curiosidad. El mundo que lo rodeaba era una maravilla cuando escuchaba el motor del auto acercándose sin sobresaltarse, ocasionalmente mirando sin entender a la niña que brincaba con tal de llamar su atención juguetonamente, siendo llamada por su madre Sally que se caería si no tenía cuidado, ganándose las risas del resto cuando miraban con ternura.

—¡A ganar cincuenta & uno!

Exclamaría Mate entusiasmado al asomarse con uno de sus tantos sombreros especiales mientras cargaba con su hija en brazos que estaba más curiosa en el sombrero que en el resto. Sus pequeñas manos intentando alcanzarlo, siendo solo retenida con Holley.

Una madre protectora con su pequeña niña.

—Gran número — se muestra de acuerdo Smokey al mantener su mirar atento al vehículo amarillo con el nuevo número resaltándolo conjunto al tono celeste tan representante de Dinoco —. Fue McQueen quien lo sugirió, sintió que a Hud le habría gustado.

—Claro que hizo eso — con una sonrisa mezclada en una corta risa contesta (t/n), observando orgullosa como su vehículo una vez marcado con su propio número fue cambiado a uno que le hacia honores a Doc. Sintiendo esa oleada tan cercana a la melancolía... viendo ese auto lo recordaría cada día en cada carrera, respirando con suavidad al sentir el brazo de Sally que la apoyaba con cariño —. Es muy clásico.

—¿Acaso alguien dijo... clásico?

Las miradas de todos se desvían hacia el tan famoso corredor McQueen asomando su cabeza de la ventanilla de su nuevo vehículo azul. Completamente mejorado. Un honor completo cuando el motor rugía, haciendo finalmente su acto de aparición entre ellos.

El fabuloso McQueen.

—Que sutil...

Exclama Cruz con cierta falsa burla cuando observa al hombre descendiendo de su nuevo vehículo. Un honorifico especial hacia el hombre que le enseño tantas cosas. Sabiendo que debía honrarlo... siendo su manera de resaltar, de no olvidar, encaminándose hacia (t/n), otorgándole un cariñoso beso para después saludar a su pequeño hijo que está contento de verlo, así como no tardar en reconocer al hombre que es su padre.

—Si voy a ser tu jefe de mecánicos lo voy a hacer con estilo.

—Seré honesta... amo esa mejora — la atención de (t/n) está completamente en el vehículo que solía ser rojo obtener un nuevo estilo. Sabiendo también que finalmente él hizo caso en hacerle unas mejores internas al auto, obteniendo una mejora en velocidad —. Doc lo amaría... ahora, veamos quien muerde el polvo.

—¿De qué lado estas?

—Del de Cruz — contesta con una corta risa ella antes de ser silenciada con un beso, sabiendo exactamente que esa sería la manera de él de un corto adiós cuando volvería a subirse al auto. Encendiendo el motor, dándole la señal a Luigi para comenzar esta carrera.

Una sonrisa de confianza en su rostro cuando estaba de vuelta & con una nueva meta en su vida. Conduciendo como siempre amaba conducir. Acelerando. Observando a traves de su espejo retrovisor a su esposa e hijo pequeño. No podía pedir más en esta vida, su vida cambio completamente desde que arribo a ese pueblo.

"Es nuestro pueblo."







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