# 48: ¿Cómo es que se acabó...?
"Mi existencia es un escándalo: Mi nombre tallado en primera plana de tu vida.
Porque nunca olvidaras el incendio que iniciaste."
¿Olvidaría esa conversación? Sí: Lo olvidaría como todo lo innecesario en su vida. Escuchando esa voz temerosa al otro lado de la línea. Revolviendo con su cuchara el café caliente sobre la mesa. Rodeada de documentos altamente importantes, su bolígrafo aguardando a continuar con su labor.
"—Te vez feliz..." Susurraría esa voz fantasmal.
Una vez la amo & atesoro en sus días.
¿Qué ansias de mi? Se cuestionaría con una sonrisa en su rostro con el reconocimiento. Su alma siendo consumida con el arrepentimiento. Todos vuelven arrastrándose. La neblina se disipo con todos sus temores. Creciendo a través de los años. Eterno castigo divino.
Volviendo de rodillas.
El fantasma ansia volver a reinar entre los vivos.
"—Suenas tan feliz en televisión... ¿Quién diría que la maldecida al final sería yo?"
¿Quién diría que la maldición rebotaría? Castigo divino. Saliendo ilesa de las llamas elevándose como muros. Manteniéndola a salvo de aquellas con una oportunidad desaprovechada. Escalando los muros. Subiendo a lo más alto. Su nombre volviendo a ser iluminado.
Triunfar & ser reconocida era mucho mejor que una venganza.
Condenados a oír su nombre constantemente. El mundo la aclamaba una de las corredoras más importantes. Teniendo su titulo de primera novata en obtener una copa pistón. Eso era todo lo que necesitaba con tal de triunfar. Sonriendo, sus esfuerzos fueron recompensados.
Las llamas crecían en un muro.
Manteniéndola a salvo de almas egoístas.
"—Tenías razón... (t/n); soy una cobarde... tome el dinero. El dinero cubierto de sangre & me quede sin nada. Abandonada a la suerte. Si hubiera sido fuerte te habría mantenido a salvo. Al final de todo... tú fuiste la más fuerte de todas. Mucho más inteligente. Mi condena será verte triunfando... realizando todos tus sueños, no ansió oír tu perdón cuando no lo merezco... no merezco ser perdonada."
Recibir esa llamada fue un cambio de rutina. Y esa llamada seguramente la habría destruido hace años atrás... ahora no. Era mucho más fuerte. Conocía su valor. No correría a los brazos de desconsiderados. De almas frías. Rotas. Egoístas. Los olvidaría como olvido el dolor.
Los dejaría en su pasado.
Intocable.
Porque amar no debería darle tanto dolor.
Sabía como salvar su alma. Escalando hasta lo más alto con tal de ser recibida con la luz de los focos. Iluminándola. El mundo aclamaría su nombre. Ya no era esa niña pequeña. El mundo de las carreras le enseño a sobrevivir entre tantas leyendas. Creando su identidad.
Y era adorada.
¿No amaba eso? Lo adoraba. Sonriendo cuando lucho con crear su sueño. Sin soltarlo. Haciéndolo crecer como un castillo de encanto. Teniendo la familia sin lazos de sangre fue su mayor inspiración para levantarse.
Sabía exactamente como defenderse.
Ya sabía como salvarse.
"—Mi eterna condena es ver tu nombre en todos los sitios a los que vaya... recordare siempre mi pecado."
Nada fue en vano: El mundo ilumino su nombre e hizo de su camino un recuerdo inolvidable. Los sueños nunca se apagan. Ella lo dejo en claro. Se desvaneció & cuando volvió al mapa su sonrisa atrajo la atención. Estaba bien. Ella brillaba más que nunca. Siguiendo esos sueños. Convirtiéndose en el más grande reto de los novatos.
Hasta ahora nadie sabía como derrotarla.
Y sabía como celebraban sus vacaciones. Pero cuando volviese... estarían acabados. Ella los rebasaría. Los aplastaría cual insectos. Haciéndoles morder el polvo. Una de las mejores corredoras que conocían. Teniendo la oportunidad de vivir al mismo tiempo que ella.
Temían el día de su regreso.
—¿Es eso así? — cuestiona con una corta burla de sus labios — Perfecto.
Nunca estaría defraudada de su contestación al terminar esa llamada. No iba a derrumbarse. Estaba en su momento más feliz. Nada le afectaba realmente. Siendo consciente de su beneficio con todo el esfuerzo. ¿Entonces que conseguía su madre al llamarla? Sabía como los humanos solo buscaban el perdón con tal de sentirse bien con ellos mismos. Pero muchos no lo decían en serio.
Solo un perdón vacío.
Bloqueando eternamente ese número.
Las quincenas volaron & recorrió los caminos más difíciles en su vida con tal de salir adelante. Con tal de realizar sus metas. Sosteniendo todo esa lucha en sus hombros. Sin inclinarse hacia los costados. Sosteniendo sus sueños conjunto a los de su esposo. No iba a dejarlos caer. ¿Pero si caian...? Sabía cuanto costaría levantarse. Pero lo haría sin importar cuanto se cansara ella. Después de todo... así eran las cosas. Se sostendrían mutuamente. Él estuvo dandole una mano en sus peores momentos, era su turno de mantenerlo estable.
Era su turno de mantener esperanzas.
Eso sucede cuando los años continúan transcurriendo: Nada es lo mismo. Sentándose al lado de su esposo con una manta sobre sus piernas. Casi acurrucada a su lado. Las bebidas calientes sobre la mesa. El proyector mostrando las carreras de Doc Hudson. Siendo tan brillante. Tantas ideas en sus carreras, magníficos fueron esos días que no vieron en persona... pero que aun podían utilizar para aprender.
—Hud era un maestro al dejar que otros corredores hicieran parte del trabajo.
Señala Smokey con su atención directa en el video.
Revivir esos días estaba resultando en una enseñanza bastante divertida.
—Siempre decía: Aférrate a ellos como dos enamorados durante el verano — la comparación atrae leves risas ante la sola idea de usar dicho truco. Efectivo en cuestión. Usado en momentos de dificultad para pasar al resto de corredores, sería simplemente una de las mejores estrategias.
—¡Yo le di esa frase!
Exclama uno de ellos con otra risa.
—¿Drafting? — inquiere McQueen elevando una ceja sin estar demasiado seguro de eso —. Jamás he tenido que hacerlo.
—Si, cuando eras rápido — aclara inmediatamente Smokey —. Ahora eres lento.
—Y viejo.
—Y raquítico.
—Y desvencijado — continúan añadiendo cosas a la lista.
Casi frunciendo su seño cuando escucha la risa de (t/n) a su costado. Había creído que a esas alturas estaría dormida, pero no... ella estaba escuchando cada pequeño insulto. Disfrutándolo. Y divirtiéndose, negando con su cabeza cuando levemente le hacia cosquillas en los costados.
—Okey, okey... ya entendi...
—Él nuevo tú tiene que cazar oportunidades que no imaginaste que existían.
Se sentaría con eso en mente: Todo esto era un reto... difícil de alcanzar. Pero también lo fue de ese modo al inicio de su carrera. Siendo el novato. Egocéntrico. ¿Qué debe de hacer con tal de resaltar? Haría de todo. Podía visualizarse a si mismo adentrándose a ese mundo. Su cabello rubio dorado brillando con el sol. La atención estaba sobre el nuevo corredor. Mirando hacia todas las direcciones.
Estaba rodeado de tantos.
Y él solo ansiaba verla a ella... ¿Qué fue de ella? Buscaría. Curioso. Su mente casi sin borrar el fatal accidente. No tuvo chances de contactarla. Estaba desvanecida. Acercándose a Dinoco cuando la oportunidad estaba entre sus manos. Era un extraño entre grandes. Un nadie.
—¿Eres el novato, no? — Tex Dinoco hablaría con una sonrisa en su rostro cuando extendía su mano. Presentándose con el novato que resaltaba. Su apariencia era llamativa. Viéndose atractivo. ¿Quién no se moriría por él? Pero su atención no estaba en nadie... solo una mujer obtuvo su atención.
Solo ella estaba en sus sueños.
Y su mirar caería en esas fotos... memoriales. Ella no estaba muerta. Pero... casi parecía que si.
—¿Conocías a (t/n)? — Tex habla nuevamente al ver la atención del muchacho en las fotos enmarcadas con tanto cuidado. Resaltando bajo estas fotos sus frases más memorables. Lo inspiradora que ella fue para tantos corredores —. Es una chica bastante dulce.
—La conoci... me dio un autógrafo — admite casi en un susurro asegurando ese papel en el interior de su bolsillo.
Su amuleto de buena suerte.
—Hubiera amado conversar con ella... ¿No sabe cuando se pasara por aquí? — pregunta con miles de esperanzas en su corazón. Teniendo esperanzas que a pesar de todo ella vea las carreras en incognito, pero la siguiente respuesta es todo menos a felicidad.
—Nadie ha sabido de ella desde mucho — admite Tex —. Se desvanecio... se recupero de su accidente. Pero quién sabe a donde pudo ir. Ella solo se desvaneció del mapa, muchacho... solo existe en nuestros recuerdos. Pero entre nos... aun aguardo la esperanza de que vuelva a este mundo.
—¿A donde pudo haberse ido...?
—Nadie lo sabe...
Inimaginable: Encontrarla ahi... ¿Quién iba a sospecharlo? Oculta del mundo con una apariencia cansada. Muerta en vida. Era la corredora tan dulce. Guardando su autógrafo. ¿Cómo fue que ella acabo así...? No era la misma. Después de ese accidente todo fue tan confuso, se desvanecio... sin dar información. Marchándose del mundo, creyendo que estaba muerta. Pero no, siempre estuvo ahí... haciendo una vida que no amaba del todo.
Su mirar cantaba solo una canción: ¿Cómo termino...?
Y si no era su deber darle una mano. La amaba. Todos esos insultos... todas esas discusiones los llevaron a ese presente. Recostándose a su lado. Luchando en mantener su sueño. Incluso si estaba a nada de acabarse. ¿Aceptaría ese final...? Dolería. Seguiría luchando hasta que el momento de acabar sucediera... soltaría la soga que rasgaba la piel de su mano.
Todo tenía un final.
El suyo estaba respirándole en la nuca.
¿Pero estaba bien renunciar...? Dolería eternamente. Quizá se perdería a si mismo... todo eso resonaba en sus pesadillas. Despertándose a mitad de la noche en soledad. Notando como (t/n) no estaba a su lado en la cama, aunque aun sentía el calor... debió haberse levantando recientemente, escuchando la luz del baño apagándose mientras ella volvía a la cama a sus brazos.
—¿(t/n)... tuviste una pesadilla? — pregunta casi sentándose en la cama con tal de mirarla adecuadamente, siempre preocupado de que esas pesadillas volviesen a ella. No estuvo presente esos meses... no perdería el tiempo, no la volvería a abandonar.
No teniendo oportunidades de estar presente para ella.
—¿Eh? No — contesta con una risa —. Solo quería ir al baño.
—Me asuste al no verte...
—No iré a ni una parte.
Sus existencias estaban atadas a las del otro: Sin marcharse. Observando cada entrenamiento en los días continuos. Sonriendo. Manteniendo esperanzas. Pero era inevitable... se sentía en el aire el final de una historia. El vidrio se estaba trizando. Estallaría si no se contenían las emociones, estallaría en cualquier segundo...
El final estaba cerca.
La sonrisa desvaneciéndose cuando observa su eterna lucha de sobrepasar a Cruz. Pero no puede... le costo conseguirlo. Solo para que ella acelerase aun más. Atravesando esa meta. Y la felicidad se esfuma de su rostro, sus ojos azules bañándose en la tristeza de un inesperado final... doliéndole en el alma el saber que simplemente no puede.
¿Cómo termino todo así...?
Casi todo transcurre en cámara lenta ante él. Escuchando a Cruz celebrar con todo su corazón su victoria. Bajando de su auto. Derrotado. Sin creer que no puede dar más de sí mismo... es su límite. Los recuerdos de la carrera fatal estuvieron ahí. Respirando cansadamente cuando siente la mano de (t/n) sobre su hombro, sabe que quiere derrumbarse a llorar porque algo falso ha muerto en su interior.
Ansiando solo acurrucarse en los brazos de su esposa & soltar su dolor.
—Perdón... no era mi intención — intenta decir Cruz con un tono de arrepentimiento cuando nota la expresión derrotada en McQueen. No creería nunca verlo de ese modo, ni a (t/n)... en como sus manos se sostienen, en como ella no dice nada para saber exactamente que él la necesita ahí.
Ella es lo único que le mantiene de pie.
Siendo todo tan realista.
Doliéndole en el alma.
—Ah — Mack rompe ese silencio tan incomodo de observar con el saber de tener que arribar a tiempo a esta carrera. Para la última oportunidad de su vida —. Jefe... es hora de irnos de aquí...
—Sí — asiente con un tono apagado.
El mundo es más... frío. Sintiendo su calor marcharse de su alma. Todo transcurre de manera tan irreal. Sosteniendo la mano de (t/n). Ella es lo único que tiene a su lado que se siente real. Está roto. Sintiendo como cada pieza de vidrio se triza incontrolablemente, conteniendo su propio malestar oculto de todos.
Pero esos ojos no le mienten a nadie.
—Yo... eh — habla casi entrecortadamente con el dolor en su corazón con la decepción —. Agradezco a todo el mundo por sus lecciones... nos vamos a Florida.
—Gracias, esperamos... volver en otra ocasión.
Con una leve sonrisa añade ella al encaminarse con él al interior. Indicándole a Mack el resto del labor de acomodar el vehículo de McQueen como el de ella. Sosteniendo la mano de su esposo al sentir su animo decaído. Sabe como en su mente deben estar resonando diferente clases de pensamientos deprimentes... no esta listo para esta carrera.
No esta listo para soltar esa última oportunidad.
Acariciándole el cabello al observarlo acurrucarse en sus brazos. Sosteniéndola cual ancla. Derramando su llanto lo más silencioso que puede. Estremeciéndose, siendo un niño pequeño asustado de perder todo por lo que trabajo... el sueño de su vida se resbalaba entre sus dedos.
¿Cómo es que se acabó...?
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Si no me piden matrimonio así entonces no quiero nada.
El otro día en mi casa me encontré un tomate con esa etiqueta... lo tomé como una señal para ponerme a escribir. Así que agradézcanle al tomate de mi regreso <3 La verdad es que he andado bastante liada... haciendo cosas que amo en realidad!
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