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# 47: Estarás en mi corazón

"—Nadie vendrá a enseñarte el camino: Hazlo, solo hazlo." La mano se siente a sus espaldas cuando toma una respiración. Saliendo de casa con una meta sobre su cabeza. Correrá ese camino. Lo recorrerá hasta el final de su vida. Hasta convertirse en un adulto. Hasta alcanzar la cima.

Orgullosa un día estará.

Y ese día es el ahora: Sentada en las afueras con su mirar en el cielo estrellado. Nunca nadie estuvo sosteniendola... se derrumbo constantemente. Lucho sus batallas. Fue fuerte. Fue abrazada cuando creía estar sola. Y esa mano soltó su espalda cuando estaba lista. Le enseñaron la ruta. Trazo su camino.

Su ruta fue hecha.

Su vida.

Se derrumbo & escucho esa voz amada en el interior: Recordándole su esencia. Quién era ella... se había olvidado hacia tantos años atrás. Recuperándose. Volviendo a amar. Tomando el volante. Y estaban orgullosos de ella. Lo sabía, lo supo cuando dejo de sentir esas manos sobre su espalda. Puedes detenerte. Dirían ellos, porque cumplió con sus metas y era el momento de tomar una nueva meta.

Todo estaba listo.

El mayor secreto de su vida estaba trazándose con cuidado: ¿Quién sabía de esto? Nadie. Solo ella. Solo ella era conocedora sus futuros proyectos. Tomaría el sitio correspondiente. Sería su momento de enseñarle a otros. Convertiría a los jovenes en increíbles corredores, creando una nueva marca en el mundo de las carreras con el apellido de su padre.

Todos lo conocerían.

Cumpliría su mayor promesa en la vida.

Nadie estaría tan contento de un adiós. Nadie estaría contento con verla marcharse cuando aún ansiaban continuar en ese rumbo de la vida. Pero... había cosas que su corazón ansiaba. Había otras pasiones. No se detendría ni dejaría ir esa maravillosa oportunidad por la cual se estuvo esforzando desde su regreso al mundo de las carreras, su nombre no sería olvidado. Sería recordaba.

Quedaría en la memoria.

¿Qué tan maravillosa era la vida? Observándola en silencio sentada con las cartas en sus brazos. El rastro de llanto aun presente en su rostro sereno. Respirando. Todo con suavidad como una rutina en su vida. Calmándose a si misma, con el cabello meciéndose con una suave ventisca nocturna que solo le otorgaba una sonrisa al rostro de Smokey.

Valiente.

Fuerte... todo eso era ella.

Se requiere mucha valentía con tal de salir de las sombras. Avanzando. Incluso con mucha ayuda de otros, es una tarea de valientes levantarte con el dolor interno. Un corazón nunca olvida. Y Doc Hudson fue amado... intensamente. Nunca sería olvidado. Su vida no fue un cuento de hadas. Ni tuvo un final de carreras digno... sin embargo, fue premiado con el cariño más honesto, uno que no muchos obtienen. Ese dulce recuerdo que sostenía (t/n) en sus brazos, Smokey estaba contento de saber cuanto amor recibió Hud.

Fue apreciado infinitamente sin pedir nada a cambio.

Las estrellas brillando en lo alto del cielo cuando sostenía todas esas cartas sobre ella.

Su historia.

—Cuanto lo extrañas... ¿No?

El silencio es roto con su habla. Obteniendo la atención de ella. Un asentimiento. Ni más ni menos. Ella esta escuchándolo mientras mantiene su mirar en las estrellas del cielo. Ocupándose de secar sus lágrimas saladas con el dorso de su mano, aunque su rostro mantiene un tono colorado debido al llanto que consumió su ser. No pudo controlar las emociones, extrañaría durante toda su vida a ese hombre maravilloso... él sostuvo sus manos cuando creía estar sola.

Y la soltó cuando supo que ella estaba lista de enfrentarse al mundo una vez más.

Él estaría ahí con tal de mantenerla a salvo: Y él estaría eternamente en su corazón.

—¿Quién iba a decir que ese cascarrabias encontraría una familia? Nunca lo hubiera esperado, no de él... aunque ahora que los conozco en persona lo comprendo todo. Entiendo sus motivos — reiría con suavidad Smokey —, fueron su mayor orgullo... llamándote siempre su pequeña niña divertida.

—Fue un cascarrabias hasta el final — con una risa respondería (t/n); rememorando esos momentos más memorables cuando Doc debía lidiar con cosas que lo sacaban de sus casillas. Pero también le regalo momentos de risas, siempre fue divertido verlo molesto por cosas que no podía controlar —. No hubiera sido él sin esa parte de su personalidad... era su mayor encanto.

—Pero le diste mucha felicidad a ese cascarrabias, niña... nunca creí verlo tan feliz. Y esas fotos expresan mucho más que cualquier palabra — sonríe Smokey —, quizá el nunca se caso... pero encontró una familia en ustedes, fuiste su hija... la luz en su vida.

Una lágrima solitaria descendería de su rostro hasta el suelo con su sonrisa aun presente cuando recordaba todos esos momentos inolvidables. Nada volvería a ser de la misma manera. Todo cambiaba. Continuaba con su curso, a veces amaba los momentos de calma donde se podía sentar a contemplar su pasado. Las risas. Los momentos tristes, nada era en vano, tomo el rumbo de su vida.

Y encontró personas maravillosas.

Creo su historia.

Nada continuaba de la misma manera: Todo tenía un final. Continuaría avanzando en sus nuevas metas. Sintiendo como otros acababan detrás. Observándola marcharse. Era un rumbo difícil de alcanzar. Fue difícil. Sobre todo para ella en solitario... fue complicado, pero sentía que su decisión era la más correcta de todo cuando estaba entusiasmada con el futuro, completamente entusiasmada sobre su nueva meta.

Ya no era una niña desorientada.

Sabía hacia donde iba.

La ruta estaba trazada.

Un ambiente melancólico se mantiene alrededor cuando desvía su mirar del cielo estrellado hacia su esposo; Quién abandona el taller de recuerdos con una expresión que comprende. Todos en silencio, sabiendo que sentían tantas cosas en esos momentos, los recuerdos más felices dolían en el alma cuando alguien faltaba en esa foto... sin palabras correctas que usar cuando observaba a Smokey.

Siendo él la voz de la razón.

—Hud vio algo en ti hijo que tú todavía no alcanzas a ver... ¿Listo para encontrarlo?

—Si, señor.

La sonrisa vuelve a su rostro al escucharlo hablar con seriedad. Las metas en alto. Levantándose de su asiento con tal de continuar los entrenamientos. Tomando asiento en las bancas con una sonrisa en su rostro, la noche cae sobre todos ellos, sintiendo el cansancio sobre sus hombros.

Manteniéndose consiente cuando su esposo sube a su vehículo.

¿Debería dar una opinión...? Incluso si es una opinión no deseada: Pero lo sabe. La victoria solo la obtendría con mejoras en su vehículo. O comprando uno más adecuado. Moderno. Debía adecuarse a la modernidad de los competidores. ¿De lo contrarío... como lograría triunfar? Observándolo correr alrededor de la pista con un cronometro, los nuevos competidores tenían mucho a su favor.

La velocidad estaba a su favor.

No era solamente Storm sino otros corredores. Incluso esa nueva corredora... escucho solo cosas de ella desde las noticias. Era veloz. Su vehículo siendo de la misma marca que la de Storm. ¿Cómo derrotas a dos corredores iguales de veloces? Compitiendo con el otro. Rivales. Tenían potencial... inigualable, estaba consciente que debía ser mucho más positiva, pero también era consciente que debía de ser realista.

Las dudas en su mente bailaban.

Necesitaba más velocidad o mejores estrategias.

¿Qué otras opciones había? Este era su futuro: Mejores corredores. La tecnología continuaba evolucionando & esos vehículos continuarían siendo mejores con cada nuevo día. Ella extendió sus días en el mundo de las carreras ante el hecho de las mejores. De un mejor auto de carreras. Solo ese fue el modo de continuar adelante, mezclando su estrategia conjunto a la velocidad. Pero McQueen ansiaba salir adelante solamente con estrategias.

—¡Con eso, ya basta! — exclama Smokey con ver a McQueen frenando entre todo el polvo levantado —. Ven aquí.

El motor se apagaba con un descanso al salir de su auto: Solo debía continuar entrenando tan duro como pudiese... ese era su forma de ver las cosas. Encaminándose hacia Smokey con una corta mirada hacia (t/n), sonriendo de vuelta cuando la veía sonriéndole.

—Lesión uno: Eres viejo, acéptalo.

—Se lo dije también — añade Cruz con diversión en su voz.

—De seguro ya no oye bien.

—¡Dijo que eres y que ya no...!

—Ya oí...

McQueen dice con su mirada molesta con la repetición de palabras poco divertidas.

Pone sus ojos en blanco cuando escucha el resonar de la risa de (t/n) desde las gradas de madera. Dirigiendo su mirar a ella mientras niega con su cabeza. Considerando que el chiste no fue lo bastante divertido, aunque en el fondo esta contento de ver como su humor pudo cambiar.

Considerando... la cantidad de lágrimas que derramo.

Había sido un tiempo desde que la vio tan... decaída emocionalmente.

—Nunca serás más veloz que Storm... pero serás más listo que él.

—¿Okey... entonces que hago?

—Oí que fuiste a un derbi de demolición.

—Si, fue terrible... casi no me...

—¿Seguro? Tu auto no tiene un solo rasguño — la señalación de tal información lo mantiene curioso cuando mira hacia atrás al vehículo estacionado. Y efectivamente ni una sola marca o abolladura esta presente —. Es curioso lo que hace un corredor cuando no esta pensando en exceso.

Y es cierto: Lo sabe. Realmente lo sabe. Su auto estuvo reluciente. Sin nada de abolladuras como otros corredores. Salió ileso de ello. Y asiente con su cabeza. Estacionando su vehículo cuando están listos a despedirse de esa noche eterna. Recostándose en esa cama con su mirar en el techo, escuchando la suave respiración de (t/n), dormida profundamente, son casi similares esas noches... procurando que duerma bien.

Que descanse sin un solo disturbio de pesadillas.

El nuevo amanecer tendrá más sorpresas.

¿Y esta listo a enfrentarse a ello? No. Pero debe alistarse mentalmente. Respirando profundamente mientras cierra sus parpados. Cayendo en un sueño sin sueños. Descansando su mente lo mejor que podría hacerlo, realmente cansado, exhausto con todos los sucesos. Quiere estar listo para todo.

Pero incluso él... no lo está.

Debe esforzarse más.

El nuevo amanecer es bienvenido con nuevas esperanzas. Pero... ¿En donde está (t/n)? Se cuestiona cuando nota el lado vacío a su lado. Normalmente ella no se marcharía sin despertarlo. A menos que realmente fuese de tanta importancia que no quisiera molestarlo, sentándose para comenzar a vestirse con más de un bostezo, era un nuevo día con nuevas metas que sobrepasar.

Preparándose un café como aprendió hace unos años a elaborarlo.

¿Qué sorpresas tendría este día? Siguiendo la fuente de voces: Notando a todos reunidos alrededor del vehículo de carreras de (t/n), quién esta afuera de este dandole las indicaciones... ¿A Cruz? La escena lo mantenía confundido cuando todo parecía tan surrealista. Creía que (t/n) estaría ayudándole ese día, pero seguramente ella tenía otros planes en su mente llena de sorpresas.

—¿De que me perdí...?

Cuestiona estático con el café en sus manos.

Sin entender nada.

—Preparando tu competencia — con una sonrisa mostrándose en su rostro (t/n) se mueve, dandole la bienvenida con esa sonrisa astuta. Definitivamente ella estuvo tomando las riendas esa mañana —. Cruz esta de acuerdo con esto.

—¿Y tú... no serás mi competencia? — vuelve a cuestionar el sin entender nada.

—Quisiera, aunque debo ocuparme de ciertos asuntos.

Lo silencia con sus últimas palabras con un guiño de su ojo.

¿Pero que asuntos? Él no tenía una sola idea de que sucedería o que estaba a punto de suceder. No se sentía nervioso, aunque si un poco inquieto con las dudas sobre el futuro. Asintiendo con su cabeza, no discutiría con ella sobre el asunto en esos momentos, seguramente lo sabría en cualquier momento.

—Si quieres vencer a Storm, necesitas que alguien lo represente... como si fuera tu sparring.

—Ah, no me gusta la idea... no, señorita (t/n)... usted debería... ¡Yo no corro, soy entrenadora!

—Hoy no — habla (t/n) con una risita mientras pasa su brazo alrededor de los hombros de Cruz —, no quiero que mi vehículo se quede detrás. Puede dar mucho más de lo que crees, tu solo inténtalo.

Inténtalo: Su rostro se ilumina con escucharla decir eso.

¿Estaba soñando...? Era una realidad. Estaba viva para oír eso. Levantando sus esperanzas. Los sueños rotos reconstruyéndose con esas frases tan alentadoras en su corazón. Y si hubiera podido derramaría sus lágrimas porque esto no sucedía todos los días.

Nunca fue la afortunada.

Hasta ahora.

—¡Aha, te haré llorar McQueen! — exclama Cruz con una ola de confianza rodeándola —. ¡Arrastra tu trasero artrítico y corre y así voy a poder mandarte al desguazadero contra tu voluntad! ¿Les gusto...?

—Servirá — exclama McQueen sin contener su sorpresa por todos esos comentarios provenientes de Cruz.

—Muy convincente...

—Si, eso está bien...

—¿Oyeron lo que dijo...?

—Ese es el espíritu.

La sonrisa crece en el rostro de Cruz cuando la observa mirándola de tal manera: La manera en que... deseo tantos años. Esos sueños absurdos. Ensoñaciones. Fantasías. Todo eso era real en ese punto, su corredora favorita estaba deseándole lo mejor e incluso nunca olvidaría ese amanecer, siendo recibida con (t/n), sería un día inolvidable.

La inseguridad en su interior estaba siendo barrida.

Su sueño aún tenía esperanza.

Y (t/n) creía en ella.

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