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# 41: Thunder Hollow

Esta la clase de vida & sus malas elecciones: Ella lo sabe. Observando como su esposo toma una decisión alocada. ¿Qué tiene de bueno Thunder Hollow? Ella sabe de malas decisiones. Sabe cómo eternamente será perseguida con su vida... rebelde, esas carreras ilegales... ese dinero que no se conseguía de una buena forma. Pero nunca más volvió a eso, aunque ahora... esto se sentía casi tan similar en cierto modo, cruzándose de brazos con una mirada de negación a su esposo que esperaba otra respuesta. 

Comiendo un trozo de chocolate cuando lo observaba con un suspiro cansado. Fue un día de bastante entrenamiento. Y diría que eso era más que suficiente... aunque tampoco lo retendría. Se quedaría ahí sentada escuchando música o incluso durmiendo, no ansiaba mostrarse ahi con tantas personas entusiasmadas, no, ocasionaría más de un problema... no necesitaba un problema ahora mismo. 

—¿Quieres saber una cosa...? Cuídate de los paparazis: Ellos son tu verdadero problema — indica (t/n) cuando enreda sus manos en el cabello de su esposo que se mantiene sentado a su lado, escuchándola atentamente, asintiendo en silencio —. Ellos son de lo peor... si te pillan en este sitio, armaran un escándalo... uno que nunca soltaran, créeme, no me equivoco en esto, no te retendré... solo ten cuidado, lo que menos necesitas ahora es ser criticado...  

—Tendré cuidado — asiente con un tono suave cuando se acerca con tal de robar un beso corto —. Tomare eso para la buena suerte. 

—Por supuesto que ibas a hacer eso... suerte. 

—Te amo — Rayo contesta con una enorme sonrisa en su rostro cuando se marcha. Dejándola ahí con una sonrisa en su rostro. Deseándole suerte en silencio, acomodándose en el sofá para continuar comiendo otro chocolate cuando sentía la necesidad de una buena cena cuando se saltaron el almuerzo, suspirando cuando sentía que las horas irían transcurriendo lento, acomodándose para dormir al terminar de comer el chocolate.

Cerrando sus parpados.

Sin saber nada de lo sucedido afuera... de como el hermoso auto rojo estaba cubierto en lodo, exceptuando el parabrisas. Ocultándose a sí mismo con una gorra sobre su cabeza, manteniéndose... oculto del resto, sabiendo que era peligroso, (t/n) se lo advirtió... así que si nada resultaba ya conocía la siguiente conversación. Y ahi estaba atrapado... con Cruz de todas las personas posibles inclusive, esto no era como lo esperaba... era un desastre, los corredores conduciendo alocadamente por doquier.

Sin oportunidades de huir.

Estaban encerrados. Y una parte de sí mismo se mostró agradecido que (t/n) estuviera a salvo... ¿Quizá viéndolo? No, sabía que no... después del día cansador en la playa sabía que debía estar dormida profundamente con los audífonos en sus oídos, olvidándose del resto del mundo, durmiendo pacíficamente. Y así lo estaría él de no haber tenido ese terrible plan... teniendo que lidiar con esto, error tras error... así era su vida actualmente, aceptando que simplemente debía salir de ese embrollo por su cuenta. 

Nadie lo rescataría. 

Estaba esperando una carrera normal... no ser acechado cual venado en zona de casería. Viendo como sus contrincantes únicamente querrían ocasionar abolladuras en ambos vehículos, comenzando a conducir alocadamente con el resto de los conductores persiguiéndolos, casi podía oír los gritos de Cruz desde el interior de su vehículo, esquivando las llantas voladoras como el resto de los objetos que volaban con las explosiones especiales para esa curiosa carrera. Casi frenando al ver a Cruz estacionándose tras unas llantas, inmediatamente apresurándose a su lado, intentando hablarle desde una pequeña abertura de la ventanilla. 

Sin deseos de mostrarse a sí mismo a pesar de estar oculto. 

—¿¡Qué estás haciendo!? — exclama inmediatamente —. ¡No dejes de moverte! 

—¡Yo no debería estar aquí, ah! 

Un grito de terror brota de su boca al ver un auto volando en la dirección de ambos, obedeciendo las ordenes de McQueen en acelerar para esquivar un accidente más que seguro, sintiendo cada latido acelerado en su corazón. 

¿Cómo es que pudo llegar a esto? 

—¿¡Ahora que hago!? — exclama una vez más desde el interior de su auto —. ¡No tengo tracción! 

—¡Gira a la derecha a iras a la izquierda! 

—¡Eso no tiene sentido...! 

—¡Derecha e iras a la izquierda!

Frunciendo su ceño intentaba obedecer a las normas del conductor... escuchando los sonoros gritos de verdadero terror de los conductores que eran mandados a volar con sus autos, era una pista caótica que continuaría recordando hasta en sus peores pesadillas si es que conseguía librarse de todo esto. 

Todos chocando contra los otros a propósito.

Sabía cómo debía salir de esa... ¿Pero atascada en el lodo? Pero aun... ¿Con esa conductora del autobus teniéndola en la mira? No, esta era su peor pesadilla cuando siquiera podía hallar una manera de salir. Completamente atascada, temiendo por su vida. 

—¡Abróchense bien amigos, es hora de... fracturar! 

Su ritmo cardiaco aumentaba con la evidente amenaza de la ruda conductora del autobus lista para destrozarla. El sudor rodando desde su frente, sus manos temblando considerablemente, observando a la mujer dar un pequeño espectaculo, las matriculas del resto de sus victimas meciendose a cada lado del enorme vehiculo que tenía su aspecto amenazador. 

Temblando.

Ni mucho menos se sentía calmada con el otro conductor observándola desde el auto volteado, como si eso no fuese nada raro en su vida. 

—Corre — diría él hombre inmediatamente, él estaba a salvo... Cruz no, ella estaba en la mira. Sería otra víctima. Una indefensa cuando nunca se había enfrentado a esta clase de cosas en su vida. Siempre fue una instructora... no se subía a su vehículo a menudo, conducía como una persona normal... era corriente, nunca fue una corredora... no era grande como las personas que admiraba. 

Se aferro con fuerza al volante con el inesperado choque en su parachoques, calmándose cuando reconocía que solo era McQueen rescatándola de este desastre, dando de su parte para que ambos evitaran el horrible choque, notando  a la conductora perdiendo el equilibrio del bus escolar. 

Pero eso no era suficiente. 

No derrotarían a una hábil conductora con ese truco, ahora tenía a otra victima en la mira. Y ese era nadie más que McQueen. Acorralado en el lodo con una pieza metálica atrapada en la rueda trasera del auto, luchando con escabullirse de la conductora que se acercaba con todo. Esto no era para nada... lo que él quería hacer en su día. Pero estaba sorprendido, viendo el metal volando con el montón de ruedas que cayeron sobre el parabrisas de ella, efectivamente perdiendo el control. 

Disparada hacia su propio cartel. 

—¡Damas & Caballeros, tenemos un ganador: Pancha Veredas! 

¿Ganadora? Pensaría Cruz ante sí misma con bastante sorpresa. Su rostro llenándose de una sonrisa que siquiera podía darse cuenta de que estaba conduciendo directamente hacia McQueen, esquivándolo a él con el otro conductor del tanque de agua, salvándose... creando un desastre, cubriendo su boca con ambas manos cuando toda la cantidad de agua prácticamente dejo reluciente el vehículo rojo.

Quitándole su camuflaje.

Escuchando a la multitud soltar un sonido ahogado de sorpresa. Dándose cuenta él mismo... del embrollo en el cual esta. Ya no importa si cubre su rostro o cabello, el auto es la prueba definitiva... todas las miradas están en él. 

Y desde ahi escucharía la voz de (t/n) en su mente: Te lo dije. 

—¡Es el Rayo McQueen! 

Exclamaría un solo hombre con la suficiente capacidad de hablar entre la sorpresa de un invitado especial. Acomodando el enorme cartel de Thunder Hollow a su espalda mientras veía las cámaras enfocándolo, ocultándose desde el interior del vehículo, completamente avergonzado por ser descubierto.

Nunca soltarían ese momento.

Prevalecería eternamente... el escándalo del momento. Eso sería. Estaría en todas partes la horrible noticia. ¿Qué tan desesperado estaba por una nueva oportunidad? Sintiendo que arribaba a los puntos más altos de los abismos con tal de aferrarse a su sueño, siquiera notando que la soga atada a sus sueños comenzaba a cortar la piel. 

Dañándolo internamente.

Cual veneno que pasaba desapercibido. 

Conduciría con lentitud. Fuera del sitio, sin dar una sola entrevista... guardando su vehículo en el sitio correspondiente. Sabiendo exactamente que una vez se viera con (t/n), sería criticado... respirando profundamente cuando todos subían al mejor escondite de las cámaras. ¿Qué más deseaba en esos momentos que ocultarse del mundo...? 

Solo ansiaba ocultarse en los brazos de ella. 

¿Que se hacía con la furia acumulada en tu interior? No ansiaba desquitarse con nadie... tampoco ansiaba hablar. No con ese dolor... los pensamientos negativos se acumulaban cual tormenta incesante, su paraguas estaba destrozado con el viento, desprotegido, sentándose al lado de (t/n), siquiera escuchándola cuando lo llamo. 

Estaba completamente desesperado... 

—Bueno... el trofeo está lindo — Cruz dice cuando se aclara la garganta con un tono de voz nervioso al enfrentarse al rostro malhumorado del hombre rubio, ansiando sacar un tema de conversación que calmase el crudo ambiente —. ¿No lo crees...? Claro, yo sé que tienes millones de trofeos, así que entiendes de eso... sigo sin creer que gane. Es muy reluciente, jamás había visto uno de cerca y se ve que costó mucho dinero, creo que el metal es de verdad... 

—¡Basta! — estalla inesperadamente McQueen ocasionando la sorpresa de (t/n), que solo deseaba ayudar... sin siquiera saber que decir. Verlo en ese estado, no importaba lo que dijera... a veces el silencio estaba bien hasta que necesitara un punto de pare —. ¡Deja de hablar! ¿Okey, Cruz? ¡No sabes nada, tú todavía no lo entiendes! 

—Oye... solo trato de...

—¿¡Tienes idea de que pasa si pierdo la carrera!? — exclama él irritadamente sin darle oportunidad a Cruz de responder —. ¡Cada paso de este viaje fue para hacerme mejor que Jackson Storm! ¡Mejor! ¡Primero no hice nada durante una semana en el simulador! ¡Luego perdí un día completo contigo en Fireball Beach! ¡Y luego desperdicie esta noche huyendo de Miss Fractura! ¡Sigo en la misma velocidad que tenía hace un mes, no he logrado mejorar porque estoy muy ocupado cuidando de mi entrenadora! Es mi última oportunidad Cruz, solo una, punto, finito, si pierdo ya nunca podré ir a otra carrera. 

Las miradas son incomodas: El momento es tenso... con un suspiro suave de cansancio la mano de (t/n) cae desde el hombro de su esposo hacia su propio regazo, simplemente sin poder tener una palabra en una discusión con palabras que duelen.

Puede verlo en el mirar de Cruz. 

—¡Si tu fueras corredora... entenderías a que me refiero, pero no lo eres! 

—Ya oí suficiente — (t/n) exclama con una mirada irritada cuando se mueve desde su asiento hasta el lado del trofeo roto. Tomándolo en sus propias manos con cuidado cuando lo acomoda sobre la mesa frente a todos —. Ya basta... ¿Me oíste?

—(t/n)... 

Intenta buscar una manera de comprender que sucede o porque el cambio en su reacción. Teniendo tanta furia en el momento que su corazón late aceleradamente, porque cuando se calme... verá exactamente que sus palabras no fueron nada amables. 

Pero el malhumor no se esfuma sencillamente. Notando el dolor en Cruz que no tarda en ordenarle al conductor a detenerse, el viento colándose en el interior. Observándola descender, tomando una decisión... (t/n) le da una mirada a McQueen, eligiendo ir detrás de Cruz, sin tardar en posar una de sus manos en el hombro de la mujer que la observa casi con sorpresa. 

¿Que esperaría...? Quizá que se marchase... como todos hacían en la vida. 

Notando en su mirar un mundo lleno de comprensión.

—¡Pregúntame... si mi sueño siempre fue convertirme en entrenadora! ¡Pregúntame... si salía de madrugada a conducir lo más rápido posible antes de clases! ¡Pregúntame... si ahorraba cada moneda para entradas a las carreras cuando iban a la ciudad! ¡Pregúntame si en verdad lo hice para convertirme en entrenadora después, a ver! 

—¿Lo hiciste...? 

—¡NO! — Cruz exclama con malhumor con la respuesta poco clara de McQueen que ahora habla con mucha más calma al verla enfurecida —. Quería volverme una corredora famosa... para ser igual que ustedes. Yo los veía en televisión... volando en el aire y yo veía que ustedes no... temían, sueña en pequeño Cruz... es lo que mi familia siempre decía, sueña en pequeño o no lo hagas... solo querían protegerme. ¡Pero era la mejor corredora de ahi! Y yo les haría ver que si podía... 

—¿Luego que paso...? 

La suavidad brota de ambos al ansiar saber toda una historia misteriosa de sueños rotos e imposibles. Escuchándola hablar, expresando sus verdaderos deseos... la vida que no pudo obtener. 

No era la afortunada.  

—Cuando entré a mi primera carrera... lo entendí todo...

—¿Qué?

—Que no era mi lugar... los otros eran tan distintos a mí, ellos eran más grandes y fuertes... y con tanta... confianza y cuando todos aceleraron... lo vi, entendí que jamás iba a correr... así que me fui, una oportunidad unica... y la deje ir...

Las mentes soñadoras no conocen de un final eterno: Escuchando su dolor. Tomando su elección de ordenar el desastre. Las mentes calmadas contienen horribles tormentas, pero no imposibles de controlar. Sonriéndole a su esposo cuando esto será una despedida momentánea, no la retendría... sabiendo mejor que nadie que solucionaría un problema creado por él. Asintiendo, esperando que estuviera bien... tomando ese pequeño momento para calmar su mente estresada. 

La tormenta arrastrándolo... observando como sus caminos se separaban. Viendo a (t/n) subir al vehículo de Cruz, tomando el volante... conduciendo en la dirección contraria. Esta noche no debía de terminar de esa manera... las cosas pudieron ser mucho mejor, tuvo que haber controlado su malhumor... centrando su mirar en el trofeo roto sobre la mesa. 

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